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Tengo un gran problema: me mantengo dando círculos sin siquiera detenerme a respirar, al rededor de una sola persona.
No es tan difícil de entender. Estoy tan perdido como hormigas desorientadas, tan confundido como un niño y tan enojado conmigo mismo.
Mi gran problema en esta vida trae consigo más explicaciones. Quiero regresar con alguien que me abandonó. Quiero regresar con él, para tenerlo siempre a mi lado.
Quiero poseer eso que fue mío, eso que amo y que amaré. Necesito saber con toda seguridad que entre mis manos jamás se volverá a ir, desconocer mis propios sentidos y adueñarme del amor que dejé de poseer cuando una serie de palabras y situaciones se avecinaron encima mío.
Quiero seguir amándolo.
Pero también quiero romperle el corazón.
No. Realmente... Realmente quiero destrozarlo, deshacerlo y ver lágrimas caer por ese rostro precioso que me hace sentir incómodo con solo verlo; pues, de otra manera... ¿tendría una razón para perdonarle? Si me hizo tanto daño, si me hizo temblar en mi propio lugar de miedo al abandono, de dolor, si yo grité y desgarré mi alma para pedirle que no se fuera, y después rogarle que regresara, ¿cómo podría perdonarlo? ¿Cómo podría hacerlo sin devolverle el daño antes?
Lo peor de todo es que soy tan egoísta como él, porque pondré antes mi felicidad por sobre las demás.
«Felicidad», es cómico que yo llame a mi felicidad el hecho de vengarme lentamente de alguien.
—¿Entonces qué vamos a hacer hoy?
—Hay una fiesta, vamos —respondo tranquilamente—. YoonGi me invitó.
Pero si lo le llamo a él "idiota", yo debería buscar una palabra más fuerte para llamarme a mí mismo, pues me mantengo a su lado, incluso cuando me digo constantemente que no debo hacerlo.
El pelinegro, quien se encuentra recargado en el barandal, me mira confundido. Aquella expresión, que es fácil de interpretar debido a la intensa luz blanca del lugar, me causa un sentimiento de revuelo en el estómago. JungKook no hace más que mirarme con sus ojos negros y redondos..., preciosos. Yo hago lo mismo, en espera de una respuesta u otra propuesta, aunque sé que no querrá proponer absolutamente nada.
Él y yo pasamos tiempo juntos últimamente; más tiempo del que me gustaría. Mi cabeza siempre me repite que está mal, pero entre más lo pienso e intento alejarme para evitar problemas, llego a la conclusión que lo que tenga que pasar pasará.
Es la excusa que uso cuando sé que estoy evitando ir por el camino correcto —aunque, ¿qué es esa mierda de todas maneras—. De vez en cuando, mi mente se guía por los sentimientos que mi corazón desprende; ahí, yo dejo de pensar con empatía.
Sinceramente, ya no me importa mucho el ser egoísta o no con lo que quiero.
Cuando el problema comenzó, siempre estaba culpándome por comportarme como un estúpido emocional... Ya no más.
Después de unos cuantos meses, aprendes a vivir con esta personalidad existente en ti, quien automáticamente comienza a asechar tu propio bienestar y lo coloca sobre un pedestal.
He perdido todo sentido de respeto y educación. Quiero que me lo den, pero me desinteresa tanto brindarlo.
—YoonGi no me agrada.
—¿Y? —cuestiono incrédulo—. Si no quieres ir, entonces no vayas.
— Siempre tan a la defensiva, ¿no? ¿Tienes algún problema?
No sé por qué sigue haciendo preguntas estúpidas cuando el "problema" es más obvio que cualquier otra cosa.
JungKook... Creo que a Jeon JungKook le gusta jugar continuamente con esa clase de cosas. Hace preguntas idiotas, propuestas aburridas y también es igual de sentimental que yo. Posee muchas estrategias específicas para hacerme sentir como un villano, cuando claramente yo no soy el villano de la película.
Suele culparme de su dolor —pero más creo que es un exagerado—, cuando tiene la oportunidad, y si está borracho, la boca jamás se le cierra. Adora aprovechar cada momento para recalcarme cuánto me ama, y al instante siguiente, me dice que me odia. Es un estúpido...
Sin embargo, está conmigo, siempre está ahí. Siempre.
—¿Qué problema puedo tener? Qué molesto eres, en serio.
—Deja de hablarme en ese tono —pide—. Eres un poco imposible.
A pesar de que pasamos tiempo juntos, supongo que queda claro que no nos llevamos tan bien. "Bien", dentro de lo que es conocido como mundialmente como "llevarse bien".
La mayor parte del tiempo discutimos por cosas que no tienen ningún sentido, y ni siquiera deberían ser importantes. Yo soy el que causa el problema, o casi siempre lo soy.
Es que no puedo evitar hablarle con tanto odio cuando es lo único que poseo dentro mío; estiy repleto de odio y decepción.
JungKook es muy diferente a mí en algunos sentidos, por ejemplo tiene más paciencia que yo.
Eso es obvio.
De otra manera, ¿cómo podría soportarme?
—¿Cómo te estoy hablando? No es como si tuviera que usar palabras para un niño.
—El tono, TaeHyung. El problema es tu tono. Parece que quieres arrancarme la cabeza, cuando solo te estoy dando mi opinión.
—A nadie le importa tu opinión.
—Entonces no me pidas ir —regresa, acomodando su suéter tranquilamente y después pasa la mano por su cabello—. Ve tú, ve con YoonGi y listo, problema resuelto, ¿no crees?
A veces quiero entender a JungKook... Solo, solo, solo aveces. Por otro lado, a veces, como en este momento, solo lo ignoro.
Probablemente es fácil darse cuenta de lo mala persona que soy. Y sí, lo dije una vez y lo diré las veces en las que sea necesario: soy egoísta.
Soy egoísta porque, de otra manera, cualquiera hará tu corazón más pequeño de lo que ya es, llorarás por pequeñas situaciones estúpidas y lentamente te hundirás en los demás. El egoísmo te protege de ser lastimado, pues en vez de permitir que los demás te dañen, tu dañarás a los demás.
Yo sé que sueno como ese que se cree un héroe mientras asesina a la población en el inicio del fin del mundo... Sin embargo, es diferente. Puedo jurar que es mil veces distinto a eso.
—¿Y yo soy el imposible?
Lo he irritado lo suficiente como para que me mire con irritación.
—Jódete, TaeHyung.
—¿Entonces no vas a ir conmigo?
—No.
—Que aburrido eres.
—Sabes que no soporto esa clase de estupideces —menciona serio—. Eso sí es molesto.
JungKook es un chico de piel porcelana y brillosa, de ojos grandes y bonitos que captan tu atención y te dejan embobado; con cabello negro y lacio, que cae partido a la mitad por su cabeza, dejando ver su rostro afilado, en el cual se acentúa su mandíbula marcada. Tiene labios rojos, carnosos y bonitos.
Aunque parece que te estoy describiendo un rostro diminuto, precioso, aniñado, y aunque Jeon es incluso menor que yo, lo cierto es que es totalmente lo contrario. JungKook es alto, más alto que yo, un poco fornido y con una expresión dura cuando se lo propone.
Perfecto. Jeon JungKook es, de cierta forma, perfecto. Es un poco difícil para mí admitirlo; mas, es la verdad.
Tampoco es como si se lo dijera constantemente, ni lo haré. Es que es necesario mencionarlo vagamente cuando quiero dar su exacta imagen.
Eso sí, tiene algún que otro defecto... como todos. Bueno, vomo la mayor parte de la población, incluyéndome. JungKook es realmente amable con todos, es sincero y sonríe con amabilidad, es lindo por dentro y por fuera...
Excepto con una persona: Min YoonGi.
Y hay una razón detrás de eso.
—Pues yo sí voy a ir.
—Nadie te detiene —dice con seriedad—. Ya sabes, en esas cosas no me meto.
—Dices eso pero también hablas mal de YoonGi.
—¿Y qué quieres? ¿Que le de palmadas en la espalda o algo así?
Bien, desde que tengo un solo propósito en mi vida, me he dedicado a vagar de persona en persona. No estoy completamente seguro que esa sea la descripción correcta; lo dejaremos así por el momento. Quizá es una estupidez, y es que hasta yo comprendo que solo utilizo a quien deseo porque mi corazón se siente herido, pero no lo puedo evitar.
Para cumplir con mi propósito, llegué a la conclusión que la única manera de traerlo de nuevo hacia mí, es causando celos. Y no solo celos. Tienen que ser celos de los que duelan hasta el fondo de tu estómago, los celos que arden en el esófago y te presionan el pecho. Los celos que no solo te molestan, sino que te hacen husmear y actuar por impulso.
JungKook lo sabe... Sabe qué es lo que estoy haciendo. Y sé que lo sabe porque, una vez cuando nos vimos en un estado de perdición, me lo dijo. Literalmente, sin rodeos y con enojo me habló con palabras fuertes; dijo: Sé lo que estás haciendo, pero no te va a funcionar.
Es extraño que, a pesar de eso, seguimos corriendo detrás del otro pensando que algún día va a funcionar. Pero yo sé que no lo hará. ¿Qué importa si deseo unas cuántas estúpidas cosas? ¿Y qué si él es la persona correcta? No lo sé. A este punto, veo casi imposible que él y yo alguna vez estemos juntos.
Es por eso que odia a YoonGi con toda su alma, porque sabe que es parte del juego de los celos. Es parte de la eterna persecución, y el truco del dolor en el corazón, cuando la presión en pecho funciona inversamente.
Odia que esté a su lado, que lo abrace y lo quiera, odia cuando lo menciono entre las conversaciones, que vaya a visitarlo a su casa y que, cuando me quiere a su lado, yo tenga que decirle que estoy ocupado, y mentirle sobre estar con YoonGi.
JungKook está celoso, tanto que me causa gracia.
De cierta manera, también me siento mal por él, pero no lo suficiente para dejar de hacerlo.
—Ven conmigo, anda —le digo, pasando una mano por su cuello—. Solo por un rato.
—Ya te dije que no. Es difícil que me hagas cambiar de opinión, lo sabes. No quiero salir contigo hoy.
—Antes jamás me decías que no.
—Pero ahora sí. ¿A dónde quieres llegar? Me conoces lo bastante bien como para saber que no daré el brazo a torcer.
Sin miedo, me acerco a él, plantando un beso sonoro en su mejilla. Aquella mejilla perfecta que suele dejar ver el estado de ánimo de JungKook, cuando se tiñe de un carmesí luminoso. No obstante, creo que JungKook está muy incómodo conmigo, pues se mantiene serio, sin reacción alguna, con sus cejas hacia abajo y la mirada endurecida en algún punto fijo del horizonte.
JungKook me enoja, me frustra. No comprendo bien cómo lo hace, o por qué me sigue interesando lo que piensa y quiere, por más que pretendo no hacerle caso. El punto aquí es que logra captar mi atención.
Es que él es así, siempre ha sido así. Necesita tanta atención como yo, necesita tanto cariño como yo, y se siente tan destrozado como yo. No sé cómo tenemos tantas similitudes, cuando somos tan diferentes.
—¿Ni un rato?
—No, TaeHyung. Ni un rato.
En un intento desesperado de conseguir mis objetivos y cumplirlos con satisfacción, beso sus labios. Los rojizos labios se topan con los míos en un beso inocente, que tiene la intención de volverse más intenso, más no lo logra. JungKook se encuentra inquieto delante mío, y después de unos pocos segundos, al separarme de él distingo perfectamente un aire más enojado que el de hace poco segundos atrás.
Aunque en sus ojos hay un brillo que me permite saber que he conseguido lo que quiero.
—¿Y bien?
—Eres un idiota —me dice enojado. Ha accedido de mala gana a mi propuesta, como siempre.
¿Ya me presenté? Supongo que no. Mi nombre es TaeHyung, y tengo un solo propósito en esta vida: regresar con mi ex novio, pero no sin antes verlo llorar por mí.
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