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Se acabó

Creo que con este capítulo me he pasado sdjskdls, pero de esa forma estuvo pensado, así que lo lamento de antemano. 

Narrador omnisciente.

Mina jadeó en el momento que se percató de la forma en que su padre se había puesto de pie para comenzar a caminar hacia su dirección, el desgraciado se estaba tomando su tiempo, en silencio saboreaba el miedo que tanto Yunho como ella desprendían de sus cuerpos. Si era sincera, no tenía realmente una idea del tiempo que llevaba encerrada en ese oscuro lugar junto al coreano y los otros dos idiotas que veían atentamente como ella trataba inútilmente de liberarse del agarre que ellos mismo dejaron puesto en sus manos, pero sabía que más de una hora debía llevar encerrada en ese oscuro lugar porque ya no se podía ver los pequeños rayos solares ingresando por las ventanas rotas del alto de las paredes, así que definitivamente ya era de noche. La castaña mordió su labio inferior mientras que su cuerpo por impulso comenzaba a moverse en dirección de Yunho tratando de ocultar su anatomía. Su corazón comenzó a galopar con fuerza en el interior de su caja torácica al escuchar como él, completamente asustado sollozaba por lo bajo, papá lo lastimó, y odiaba el hecho de llamar papá al monstruo que hirió a su pequeño amigo, odiaba el saber que tenía la sangre del violador del muchacho, pero lo que más detestaba era el ser consciente de que no podía cambiar las cosas, y que ahora ella tendría que vivir con el pensamiento de que su padre había sido el encargado de joder la vida de Yunho. 

La japonesa como pudo movió sus manos amarradas hasta tocar el brazo del castaño, velozmente él guardó silencio, aturdido y completamente temerosos alzó la mirada notando como en la oscuridad el hombre malo se acercaba, arrastraba los pies mientras que una de sus delgadas manos se encargaba de mecer el arma que había llevado en todo momento consigo, por impulso Yunho se inclinó, sus manos, amarradas contra su pecho trataron de buscar a tientas el cuerpo de Mina, pero no podía tocarla, solo era capaz de moverse por centímetros, la circulación ni siquiera estaba viajando por sus extremidades, pero realmente no le importaba, el miedo por pensar que iban a lastimar a Mina era mucho más fuerte que el saber que podría morir. El castaño jadeó, a la vez que sus piernas habían logrado soltarse con éxito del firme amarre que le habían puesto minutos atrás, rapidamente trató de colocarse de pie mientras que los otros dos idiotas estaban distraídos viendo como su nuevo jefe se acercaba a la japonesa, pero como era de esperarse, no era tan fuerte, y las películas que había visto con Nayeon definitivamente no tenía nada relacionado con la realidad, porque en el momento que trató de colocarse de pie usando simplemente la fuerza de sus piernas y muslos comprendió que no habían sido suficiente para poder elevarse; estrepitosamente había tocado el suelo con la espalda. 

Mina se giró, el sonido del golpe que Yunho se dio alertó al padre del difunto Park Jinyoung junto a su hijo menor así que ambos trotaron en dirección del coreano. Por impulsó la muchacha comenzó a moverse, trató de colocarse sobre el castaño mientras que sentía como los dos nuevos invitados sostenían sus brazos y hombros tratando de alejarla del cuerpo del adolescente. Los insultos y los golpes no tardaron en llegar, la fuerte palma del padre de Jinyoung dio de lleno contra las facciones de la japonesa así que la muchacha simplemente cerró los párpados tratando de no pensar en la punzada de dolor que se extendía por el contorno de sus facciones.

—¡N~No la toque!—ordenó Yunho mientras que se removía bajo el cuerpo de Mina sin comprender que la japonesa trataba de protegerlo, y quizás, con un poco de suerte él podría llegar a soltarse antes de que la sacaran de su cuerpo. 

Pero Yunho era especial, así que realmente no podía ver la gravedad del asunto. 

La japonesa volvió a cerrar sus párpados en el instante que sintió el fuerte puñetazo dando de lleno contra su labio inferior. Ella gimoteó completamente adolorida mientras que sentía como la sangre comenzaba a descender por el mentón, por impulso trató de inclinarse para detener de esa forma el sangrado, pero sabía perfectamente que si se movía podrían sacarla con facilidad del cuerpo de Yunho, así que se quedó quieta permitiendo que la sangre esta vez se deslizara hacia los lados, acariciando sus mejillas y perdiéndose en el comienzo de su cabello castaño. No tenía muchas opciones, ella lo sabía, así que actuó sin pensar realmente en las consecuencias de sus actos, con rapidez se giró, las manos del adulto y de su hijo tocaban su cuerpo, el chico presionó sus palmas contra sus tobillos y tiró de ella, pero él no era tan fuerte como para moverla, y su padre al parecer estúpido porque si lo hubiese pensado bien, entre los dos, sí que la hubiesen podido arrastrar. Adolorida la castaña presionó su frente contra la mejilla de su asustado coreano sintiendo como él simplemente jadeaba y suplicaba que no la lastimaran más.

Lo pensó bien, durante el tiempo en que estuvo encerrada escuchando la pesada respiración de Yunho hasta ver el arma que su padre tenía en su poder. Si era sincera no estaba muy segura de que quería el hombre, ¿Qué tenía ella para ofrecerle? realmente no lo sabía, pero se notaba con bastante facilidad que deseaba verla sufrir, así que permitiría que eso ocurriera con tal de mantener a Yunho a salvo, él me matará, afirmó mientras que de fondo escuchaba los jadeos por parte de la familia Park y los pasos calmados de su padre acercándose lentamente hacia su dirección, de todas formas debí morir ese día, y lo sabía, así que realmente ya no le importaba el seguir luchando. Sintió la pierna de Yunho envolviendose contra su muslo, él trataba de aferrarse a su cuerpo, demostrando de esa manera que quería cuidar de ella, esta no es su pelea, pensó mientras que sentía como su propio sudor se mezclaba con la humeda piel del adolescente, vivirás, haré que vivas, se lo había puesto como meta, y lo conseguiría a pesar que el lograrlo significara perder su vida; en estos momentos lo que menos importaba era ella. 

—Te daré una oportunidad—murmuró mientras que movía su cabeza acercándose lo más que podía hacia su oreja para que solo él fuese capaz de oírla—cuando te diga corre, lo harás—ordenó escuchando como los secuaces de su padre gruñían ante la frustración—¿Lo prometes?—cuestionó sintiendo como los dedos casi agarrotados de Yunho tocaban el borde de su camiseta, le dio un pequeño tirón, pero fue más que suficiente para comprender que él estaba aceptando sus palabras—te quiero Yunho. 

Habló con una completa sinceridad, porque realmente no sabía si ese momento sería el último que tendría con él, así que esperaba que las cosas salieran bien, o por lo menos bien para Yunho. Mina tragó saliva sintiendo como los trabajadores de su padre terminar por tomar sus pies para luego tirar de ella, por mero instinto gritó deseando que alguien en ese recóndito lugar la escuchara mientras que sus piernas con violencia se movían en un vano intento por liberarse; no quería llorar, no quería mostrarse vulnerable, pero era capaz de sentir la fuerza en que su espalda hacía fricción con su ropa elevada y el suelo de concreto irritando de esa manera su piel lastimada. Sí, dolía, dolía tanto que estaba pensando seriamente en dejar de luchar, pero no lo haría, por mucho que su cuerpo le exigiera descanso. Los rasmillones los tenía asegurado, pero no le importaba su piel lastimada, solo quería asegurarse de que Yunho tendría posibilidades de escapar. Mina abrió sus párpados notando como el adulto soltaba su pie para ir donde Yunho así que había dejado toda la carga a su hijo, sin pensarlo dos veces elevó sus pies juntos y con toda la fuerza que poseía encestó las suelas de sus zapatos contra el rostro del menor del grupo observando con la poca iluminación del lugar como el adolescente aturdido por el golpe terminaba desplomado con la sangre goteando de sus fosas nasales sobre el frío concreto. 

—¡Yunho de pie!—ordenó mientras que pateaba el tobillo del adulto notando como él caía de rodillas contra el concreto. Asustada giró su rostro observando como el castaño acataba su orden colocándose de pie, sin hacer más movimiento. Yunho simplemente la observó como si estuviese esperando que ella también se levantara—¡CORRE! ¡POR LO QUE MÁS QUIERAS, SOLO CORRE!—gritó hasta sentir que la garganta se desgarraba. Asustado Yunho comenzó a correr mientras que Akira completamente calmado giraba sobre sus propios talones con sus ojos fijos en la espalda del coreano. En silencio, el hombre elevó la mano que estaba sosteniendo el arma y sin siquiera importarle el oír cómo su hija se arrastraba en el suelo apuntó el cañón en dirección del muchacho que corría con todas sus fuerzas—¡N~No!—y con rapidez logró colocarse de pie empujando el brazo de su padre para oír como el disparo se detonaba contra el suelo.

Asustada Mina sostuvo con sus manos amarradas el brazo de su progenitor observando como Yunho momentáneamente había encogido sus hombros como una tortuga expuesta, para luego continuar corriendo hasta abrirse paso por la puerta principal. Lo lograste, pensó mientras que las lágrimas con suavidad caían por sus mejillas, no te detengas, Yunho, por favor no te detengas, y ella hubiese pagado todo el dinero del mundo con tal de que su amigo hubiese escuchado sus palabras. 

—¡Eres una perra!—exclamó Akira mientras que se giraba golpeando con el borde de su arma contra la mejilla de la adolescente. Furioso observó como Mina caía de rodillas contra el suelo llevando sus manos atadas contra sus facciones, el dolor era insoportable, sus facciones no dejaban de punzar y el sabor metálico de la sangre caliente se mantenía constantemente en el interior de su boca—...—tomó grandes bocanadas de aire llevando su mano libre contra su cintura—¡Park! ¡Levanta al bastardo de hijo que tienes y obligalo a ir tras ese marica!—ordenó observando cómo el hombre simplemente se acercaba a su hijo escuchando cómo el muchacho lloraba adolorido por el golpe que recibió.

—¡Esa puta le ha roto la nariz!—exclamó el hombre completamente furioso mientras que sostenía los hombros de sus pequeño hijo tratando de ver si esa nariz dislocada tenía alguna solución—acaba con ella, yo llevaré a mi hijo al hospital—fue su momento de ordenar observando por sobre su hombro como Akira se colocaba de rodillas gurando el arma detrás de él—sino lo haces tú, lo haré yo—amenazó manteniendo sus ojos en al forma en que Akira había envuelto cinta adhesiva en la boca de Mina sin importarle sus quejas de dolor y la fuerza en que él giraba el plástico cubriendo tanto su pelo como su rostro—¡AKIRA!

El mencionado miró con calma el rostro aterrado de su hija.

—Papá tiene que arreglar un par de cosas—susurró cambiando por completo aquella actitud violenta que adoptó durante todo el transcurso de esa macabra pesadilla. Con calma presionó su mano sobre la mejilla lastimada de la castaña—cuando termine, solo seremos tu y yo—le avisó esbozando una sonrisa que solo provocó el pánico en la más baja. 

Akira le dio un par de palmas a su mejilla notando como ella se encogía en su sitio del simple miedo que le causaba el sentir su tacto, alegre de haber conseguido su verdadero miedo decidió colocarse de pie, con la misma calma que estuvo adoptando durante todo el tiempo de secuestro se acercó donde su compañero para ver que tanto había hecho Mina con el rostro del pequeño bastardo; si el era sincero, realmente no creía que su hija hubiese hecho gran daño en el muchacho, así que creía firmemente que simplemente el chico no era capaz de tener los huevos donde correspondía, pero él lo arreglaría. Se detuvo frente al delgado cuerpo que seguía en el suelo junto con su padre que lo arropaba como si fuese un niño pequeño, una parte de él no podía culpar a Park, fue él quién le arrebató al mayor de sus hijos, en esos momentos el bastardito era lo único que le quedaba, pero no sentía pena por él, en realidad, ni siquiera sentía pena por su propia sangre, así que en esos momento el jovencito solo estaba siendo un estorbo en su plan. En silencio Akira observó su pálido rostro notando la forma en que la sangre se había apoderado de gran parte de sus facciones, se rió con suavidad, solo para enfurecer al mayor, aunque claro, también lo había hecho porque le causó gracia el comprender que su hija tenía más fuerza de la que demostraba poseer. Su acompañante furioso posó sus ojos en su rostro sereno, si no fuese porque realmente estaba endeudado con él, lo hubiese matado sin siquiera dudarlo, pero no era tonto, en el momento que hiciera un movimiento en falso el hombre le metería una bala en la cabeza. Akira chasqueó su lengua contra su paladar, de la misma forma en que su hija lo hacía cuando algo no le gustaba, Mina sintió repulsión al oírlo, porque no pudo evitar el sentir que era idéntica a él, con cuidado el adulto se colocó de cuclillas frente el muchacho notando como la sangre continuaba deslizándose por su nariz desfigurada.

—Si que te pegó con ganas—comentó ligeramente divertido de notar el sufrimiento en el chico—¿Tienes un pañuelo?—cuestionó mirando por un par de segundos al señor Park notando como él se rebuscaba los bolsillos en busca de lo que le había pedido. Mina aprovechó el hecho de que estaba su padre distraído para comenzar a moverse, su espalda quemaba y los dedos de sus manos y pies ya ni siquiera lo estaba sintiendo ante la fuerza en que le habían amarrado, pero aun así continuó moviéndose, como un pequeño gusano en tierra seca—yo que tu me quedaría quieta—comentó demostrando que a pesar que veía con indiferencia al adolescente llorón seguía prestando atención a lo que su hija estaba realizando—...—guardó silencio para ver sobre su hombro como la castaña se quedaba quieta con el pecho subiendo y bajando con fuerza—no me hagas dispararte una pierna.

El señor Park miró con ira como Mina simplemente relamía sus labios posando sus ojos en el techo del lugar, él la quería muerta, por romperle la nariz a su hijo y por provocar la muerte de su hijo mayor, la odiaba como jamás en su vida había odiado a alguien, así que iba a provechar que Akira le brindara el cuidado necesario a su pequeño niño para quitarle el arma y matarla, si, eso haré, pensó mientras que sus ojos impulsivamente se iban en dirección del arma que seguía en el cinturón del adulto para luego centrarse en la castaña. 

—¿Qué vas hacer?—cuestionó el señor Park al notar como Akira envolvía el pañuelo en su palma asegurándose de que estuviese firme en su extremidad. Por impulso estiró su mano deteniendo la mano envuelta por el pañuelo que iba directamente al rostro de su pequeño; no le había gustado la forma en que su acompañante estaba mirando a su hijo—¿Qué mierda vas hacer?—preguntó completamente molesto mientras que veía como el adulto en vez de verse frustrado por su actuar simplemente suspiró girando su rostro para verlo a los ojos, permitiendo que él viera la mirada maligna que cargaba en el tono oscuro de sus orbes. 

—Arreglaré la nariz de pinocho antes de que se le caiga—respondió el contrario mientras que mantenía aún su sonrisa divertida, logrando que el señor Park simplemente apretara la mandíbula sosteniendo con más fuerza el brazo del más alto—en el hospital harán pregunta, y yo se que eres pésimo actuando bajo presión—agregó a la vez que, de un fuerte movimiento se alejaba de su tacto demostrando de esa manera que usara la cabeza, porque sino, realmente se molestaría y nadie quería ver a Akira molesto—ahora, si me permites tengo que seguir—admitió notando como el adulto posaba sus manos esta vez contra los hombros de su hijo—muchacho...—se inclinó posando sus ojos en la mirada aterrada del adolescente—esto te dolerá, en realidad te dolerá muchísimo, así que tienes dos opciones llorar como marica o desmayarte.

Mina comenzó a arrastrarse de nuevo en el momento que notó como su padre se terminaba de inclinar presionando su palma sobre la nariz del coreano que rapidamente comenzó a retorcerse de dolor, pero ella sabía que él no tendría piedad, y si la volvía a atrapar huyendo se encargaría de arreglar más de una nariz rota y eso no estaba en sus planes. La japonesa apretó los labios aturdida por la forma en que el chico gritaba, era ensordecedor la manera en que él trataba de aliviar el dolor, o quizás simplemente para ella era insoportable porque sus sentidos eran más agudos que la de una persona normal, no lo tenía muy en claro, y no se detendría a buscar una respuesta. Mina fue cuidadosa, se arrastraba con un completo sigilo, y lo llevaba bien, en realidad, mejor de lo que hubiese esperado, ahí está la puerta, falta poco, se animó notando como el metal de las puertas cada vez se encontraban más cerca de ella animandola a que continuara, pero no había pensando realmente en el hecho de que estaba amarrada, de pies y manos, no podría correr para buscar ayuda y su padre no estaría por mucho más tiempo distraído así que la encontraría, tarde o temprano lo haría. Esto es una mierda, pensó pero aun así no se había quedado quieta, su intento por querer huir era más fuerte que el pensar con claridad. 

—¡Mina que te quedes quieta!—ordenó su padre mientras que ejercía toda la fuerza de su cuerpo contra el rostro del coreano sintiendo como el chico comenzaba a golpear sus brazos queriendo que le soltase. Akira le estaba terminando de pulverizar la nariz y parte de su rostro—¡Joder, que no puedas acatar una puta orden!—bramó a la vez que soltaba el rostro del adolescente llevando sus manos envueltas por la sangre hacia su espalda para tomar el arma—lo siento Park... espera—rapidamente se contradijo posando sus ojos en el hombre notando como él le veía con odio mientras que sus manos trataban inútilmente de hacer sentir mejor a su sollozante hijo—realmente no lo siento—y con bastante facilidad elevó el cañón apuntando directamente el cráneo del adulto. 

El disparo obligó que la japonesa se quedara quieta, prácticamente se quedó congelada en su sitio intentando comprender que su padre había jercicio un disparo. Por un segundo pensó que su padre le había disparado, así que trató de buscar con la simple mirada algún rastro de sangre en su cuerpo, pero a parte de la camiseta manchada por la sangre de su boca y la sangre ya seca de Jinyoung, lo demás se encontraba como siempre así que la bala no había llegado a su anatomía, o no estuvo destinada a ella. Rápidamente Mina giró su rostro observando como el cuerpo del señor Park lentamente comenzaba a caer hasta quedar posado sobre el torso de su hijo, el adolescente gritó, con tantas fuerzas que la castaña tuvo que llevarse las manos a la cabeza para cubrirse los oídos, pero fue inútil, primero porque no alcanzaba las orejas, y segundo porque su grito podría perfectamente traspasar sus manos. El niño gritó suplicando que alejaran a su padre de su cuerpo, pero Akira simplemente se puso de pie sin antes haberse limpiado las manos con la camiseta del nuevo cuerpo sin vida que estaba frente a él.

—Esto es tu culpa Mina—aclaró Akira mientras que volvía a elevar su arma—primero Felix, luego  Jinyoung y ahora Park... —comentó a la vez que sacudía su cabeza en negación—tú también estarás en su lista—avisó posando sus ojos en el adolescente luego de ver que él a pesar de su dolor lograba mover el cuerpo de su padre—mira Mina, por favor mira lo que has hecho—pidió girando nuevamente su rostro para ver cómo su hija simplemente estaba mirando hacia otra dirección—sino miras te amarraré contra el poste de allá—apunta con su arma en dirección del largo fierro que se mantenía en medio de la habitación—e iré por tu sobrina, ¿Cómo era que se llamaba?—cuestionó notando como Mina comenzaba a moverse hasta lograr el poder verlo—en realidad no me importa, la traeré y le volaré los sesos frente a ti, ¿Quieres eso hija?—preguntó notando como la castaña sacudía su cabeza en negación—entonces mira. 

Por el bien de su sobrina, Mina tomó la decisión de ver lo que estaba por suceder, aunque claro, era consciente que realmente no podría hacerlo y no quería que su padre viera como ella giraba el rostro asqueada por la manera en que lo mataría, así que se enfocó en el concreto ignorando con bastante dificultad el hecho de que habían dos cuerpos obstruyendo su campo de visión. Esto no es tu culpa, se ordenó sabiendo que si no comenzaba a pensarlo ahora, en un tiempo más estaría mentalmente jodida y ya había pasado por muchas cosas como para agregar esto a su larga lista. Entonces sucedió, el disparo hizo ecos en su cabeza, mientras que el sonido de algo reventándose en el interior de la habitación no abandonaba sus oídos, quiso vomitar y a la vez llorar, sentía las emociones emanando de su cuerpo como si fuese sudor mientras que su padre simplemente volvía a chasquear su lengua contra su paladar, deja de hacer ese maldito sonido, pensó irritada de oír como él ejercía el mismo sonido que ella, el oírlo la hacía sentirse como si fuese él, y no quería ser como Akira, por el amor a Jesucristo, realmente no quería ser como su padre. 

Akira presionó el borde de su zapato sobre la cabeza del adolescente notando que este no mostraba ningún tipo de señal de que estuviese con vida.

—Por si acaso—aclaró elevando nuevamente el arma para disparar nuevamente contra la cara del adolescente notando que había desfigurado su rostro—lastima, tendrán que velarte a cajón cerrado—y se estaba burlando de él, lo acababa de asesinar y de mostrar remordimiento simplemente se reía de la situación. Mina sabía que estaba con un completo lunático—¡Bien!—alzó la voz a la vez que se giraba notando como su hija simplemente se quedaba quieta—vamos a divertirnos—comentó a la vez que comenzaba a caminar en dirección de la castaña notando que esta vez ella no trataba de huir—¿Tan rápido te rindes?—cuestionó notando como la muchacha alzaba la mirada permitiendo que las lágrimas se deslizaran por sus mejillas hasta pasar por la cinta que aún cubría sus labios.

Mina gimoteó con los labios apretados en el momento que su padre había tomado de su brazo sosteniendo con tantas fuerzas que ella sabía que sus dedos quedarían marcados alrededor de su pálida piel por una corta temporada. Akira como si nada comenzó a caminar notando como la chica daba pequeños brincos tratando de seguirle el paso.

—Te preguntarás el por qué los he matado—comentó mientras que continuaba su camino escuchando simplemente los saltitos de su hija—bueno... verás, ellos me contrataron—aclaró manteniendo una sonrisa divertida—su hijo menor... ni siquiera recuerdo su nombre, pero lo llamaremos pequeño bastardo—avisó a la vez que presionaba su palma contra la puerta de metal—bueno, el pequeño bastardo tenía problemas con Yunho, y el mayor el que mataste, ¿Cómo se llama?—cuestionó a pesar que se sabía el nombre del chico, solo quería ver la reaccionó de su hija así que posó sus ojos momentáneamente en Mina notando como ella simplemente trataba de no caerse de cara—él, quería con una tal Nayeon—y eso si que a Mina le importó—fue un gran descubrimiento el saber que Yunho y Nayeon eran hermanos—admitió sintiendo como su hija comenzaba a moverse—y por tu reacción supondré que ya sé el por qué él quería vengarse tanto de ella... ¿Le bajaste a la chica, no?—preguntó de manera burlona—típico de Myoui—sonrió con orgullo—pero bueno, la cosa es que tenía que hacer que Yunho se suicidara y que mejor motivo que violarlo...—comentó encogiéndose de hombros—ya no importa realmente si lo sabes o no, así que te lo diré; el plan era que el chico acabaría con su vida y ella iría tras los brazos del otro idiota.

Mina comenzó a moverse con fuerza, trató de liberarse de su tacto pero eso solo empeoró. Akira con fuerza hundió sus dedos contra su piel así que ella trató inútilmente de gritar pero su voz era opacada por la cinta adhesiva que seguía firmemente puesta sobre su piel y cabello; ni siquiera quería pensar en cómo se lo sacaría, porque estaba segura de que lo pasaría mal.

—Tranquila—comentó el hombre con suavidad mientras que arrastraba a la muchacha contra el auto que aún mantenía el cuerpo del adolescente—tu amigo a parte de demostrar que se le da bien el sexo, me demostró que no se iba a rendir tan fácilmente, así que tiene su mérito—admitió a la vez que apoyaba a la castaña contra el borde del vehículo para poder ver si el cuerpo de Jinyoung seguía estando en la parte trasera—hey, nuestro amigo nos está saludando—comentó mientras que elevaba su mano dejándola posada sobre el hombro de Mina, con fuerza tiró de ella, obligando a la pobre que viera el rostro desfigurado de su ahora ex compañero—por lo que veo él tampoco podrá ser velado con el cajón abierto—aclaró divertido sintiendo como su hija lograba zafarse de su agarre—tranquila, que aun no llegamos a la mejor parte. 

Pero Mina ya no quería oirlo más, solo deseaba marcharse o que la asesinara, una de las dos, pero lo quería ahora. La japonesa fue obligada a tomar asiento en el copiloto, el olor a sangre seca y el cuerpo de Jinyoung comenzando a descomponerse le causaba náuseas. La adolescente miró las opciones que tenía, y se dio cuenta que realmente no tenía ninguna; él va a ganar pensó mientras que veía como Akira tomaba asiento a su lado a la vez que dejaba su arma posada en su propio muslo demostrando quien tenía el control de la situación. El adulto elevó el arma para poder sacar el cargador, nuevamente chasqueó su lengua contra su paladar para luego simplemente sacudió su cabeza en negación.

—Solo queda una bala—avisó, pero a pesar que trataba de mostrarse sereno Mina había notado su descontento—tendremos que jugar a la ruleta rusa—comentó. Lentamente comenzó a sonreir mientras que la castaña giraba su rostro para ver la posibilidad de huir, pero su padre se aseguró de colocar el pestillo—pero primero, quiero oírte—aclaró dejando el arma del otro lado del asiento, con facilidad sacó desde uno de los bolsillo de su chaqueta una navaja para luego acercarse a la asustada japonesa—yo que tu me quedo quieto, no querrás que por accidente corte tu rostro—avisó mientras que volvía a inclinarse deslizando la afilada hoja sobre la cinta, estaba tan filosa que con un solo movimiento logró cortar la cinta sin antes asegurarse el pasarse para cortar un poco de quijada de la castaña escuchando como ella jadeaba adoralida—oopsi.

—¿P~Por qué simplemente no me matas?—cuestionó Mina notando como su padre apretaba los labios disgustado por su pregunta—ocupa esa bala para mi, vamos, solo hazlo.

—¿Ni siquiera me vas a preguntar por qué te odio tanto?—preguntó Akira observando cómo su hija simplemente sollozaba con suavidad—me das lastima—aclaró sin importarle si lograba lastimar sus sentimientos—desde que naciste fuiste un maldito estorbo, todo el mundo tenía que estar pendiente de ti... era desesperante—gruñó mientras que volvía a tomar el arma—tan malditamente débil que solo tenía que tomarte y estamparte contra la pared, pero la zorra de tu madre siempre tenía que estar cerca de ti—sonaba furioso, pero Mina no lo podía entender, era un bebé, pensó, obviamente necesitaba atención, el ver que él estaba celoso de un recién nacido le confirmaba que hace bastante tiempo que había perdido la cordura—logré que esa  mujer te odiara, pero luego de tu estúpido accidente donde debiste morir, ella volvió a quererte, yo le dije que te abandonara, pero no... Sachiko siempre tenía que joder todo.

—¿En serio me estás diciendo que hiciste todo esto por celos?—cuestionó Mina mientras que tragaba saliva al sentir como él, furiosos se inclinaba presionando el arma contra su garganta, justo debajo de su mentón—eres un cobarde—murmuró ya resignada a que él la mataría, pero el hombre simplemente estaba quieto observando con ira como ella se mantenía tranquila—tuviste muchas oportunidades y no fuiste capaz de hacerlo...—aclaró sabiendo perfectamente que le pudo a ver disparo o arrollado sin ningún tipo de problema, pero no, él prefirió llegar hasta estas instancias— tú me das lastima.

—Cállate.

—Disparame.

Akira se quedó quieto, en silencio observó las facciones de su hija intentando ver algún rastro de miedo, pero ella se mantenía tan tranquila que eso la hacía molestarse aún más de lo que ya en sí estaba. Estuvo tentado en jalar el gatillo solo para ver como la sangre caliente de la castaña salpicaba hacia todas las direcciones, pero el oír las sirenas desde lejos lo distrajo así que giró su rostro observando por la ventana trasera la polvareda que se había formado ante la velocidad en que los autos de policías se acercaban hacia él.

—Cariño, tenemos visitas así que tendremos que apresurar la reunión familiar—comentó ejerciendo más presión con el arma en el cuello de la castaña—podría volarte los sesos—murmuró mientras que las sirenas cada vez se incrementaban más, demostrando que estaban a minutos de llegar y arrestarlo—pero el hacerlo conllevaría que olvidaras las muertes que dejaste atrás—comentó de manera pensativa sintiendo como Mina llevaba sus manos contra sus muñecas animándolo a que presionara de una buena vez el bendito gatillo—vive con esto.

Para la sorpresa de Mina su padre contrajo los brazos llevando el arma contra su boca, y antes de que ella hubiese tenido tiempo de siquiera reaccionar él se había disparado. La japonesa se quedó quieta, aturdida observó la sangre esparcida por la mitad del vehiculo mientras que sus manos temblorosas seguian estando suspendidas en el aire, ¿Qué acaba de pasar? se cuestionó intentando comprender el hecho de que acababa de ser testigo de otra muerte más, ¿Qué sucedió? su cerebro no era capaz de asimilar lo ocurrido, de manera defensiva se bloqueó así que ella realmente no estaba siendo consciente de sus acciones. Ni siquiera escuchó la forma en que los vehículos de policías se habían detenido cerca suyo, ni mucho menos a los hombres que abrieron la puerta del copiloto y que la tomaron para sacarla de la nueva escena del crimen, ella simplemente se sentía que estaba flotando, uno de los desconocidos la tomó en brazos y la llevó en dirección de la ambulancia, pero ella no quería ir a la ambulancia, quería... realmente no sabía lo que quería. 

—¡Mina!—y el mundo regresó a la normalidad al escuchar el grito de Yunho. asustada la japonesa se zafó del agarre de los policulas cayendo al suelo, para su suerte los adultos le habían cortado la cinta de sus manos y pies, ¿Cuando? no tenía la menor idea, pero lo habían hecho así que se puso de pie y corrió donde el castaño que había bajado de una de las patrullas—¡Mina he traído ayuda!—avisó apuntando en dirección del vehículo, pero a Mina realmente no le importaba la ayuda, ella estaba más interesada por saber si él estaba bien o no. 

Él lo había hecho, Mina estaba tan orgullosa de él. Asustada la castaña chocó contra su anatomía y lo abrazó con todas sus fuerzas sin importarle que el cuerpo le doliera, Yunho como no, velozmente respondió al brazo mientras que Nayeon simplemente se había puesto a su lado observando horrorizada el estado en que se encontraba la castaña para luego simplemente estirar su mano preocupada de que la japonesa no aceptara su contacto, pero Mina al sentir su pálida palma buscando su extremidad no dudó en entrelazar sus dedos comenzando a sollozar sobre el hombro de Yunho mientras que Nayeon se inclinaba presionando su frente contra el delgado hombro de la japonesa susurrando una y otra vez lo mucho que la amaba.

—Yunho y Nayeon te cuidan... Yunho prometió que te cuidaría, lo ha cumplido, Yunho está feliz—comentó el adolescente mientras que le daba pequeñas palmadas a la delgada espalda de la japonesa—tu hermano también está aquí y tu mami igual—avisó notando como ambos mencionados simplemente estaban a un par de centímetros tratando de darle espacio a la castaña a pesar de que se morían por abrazarla—también está tu amigo que me mira mal... ahora mismo me esta mirando mal—aclaró posando sus ojos en Changbin notando como el coreano simplemente se había cruzado de brazos intentando verse intimidante pero hasta Yunho había visto que lloraba en silencio. 

Mina al oír que Wonho estaba presente no dudó en despegarse del cuerpo de Yunho para girarse, por impulso soltó la mano de Nayeon y corrió donde el mayor de la familia presionando sus palmas contra los hombros del musculoso muchacho solo para asegurarse de que él comprendiera el peligro que corría su hija al estar lejo de él, sin ser consciente de que el peligro ya no estaba con vida.

—¿D~Dónde está Yuna?—cuestionó desesperada mientras que sus ojos completamente desorbitados veían con pánico como Wonho posaba sus palmas contra sus mejillas acunando su rostro para tratar de calarma—¿D~Dónde está? Akira va a lastimarla, él me dijo que lo haría, ¿D~Dónde está Wonho? tenemos que protegerla, vamos, vamos Wonh...

—Calma—susurró el japonés mientras que veía como su madre se acercaba envolviendo sus manos en la cintura de Mina para detener cualquier movimiento por su parte—Yuna está con su mamá, y Akira está muerto... no volverá hacerte daño, a nadie más—aclaró notando como Mina fruncía el ceño como si hubiese olvidado el hecho de que estuvo presente cuando su padre había decidido quitarse la vida—se acabó Mina, la pesadilla terminó.

—¿S~Se acabó?—susurró la castaña a la vez que giraba su rostro posando sus ojos en Changbin para luego centrarse en Yunho y Nayeon—¿Nadie más los va a lastimar?—cuestionó intentando asegurarse de que nadie tocaría a sus amigos.

—Ellos están a salvos—aclaró su madre mientras que trataba de retener las lágrimas—realmente se terminó.

—Sí—Changbin a la vez que comenzaba a caminar hacia su dirección, aún asustado por lo que había sucedido presionó su palma contra la cabeza de la castaña—ya no lloramos por ti—comentó divertido mientras que aprovechaba la ocasión para revolver su cabello castaño—ya no quedan más lágrimas para derramar.

—¿Se acabó?—repitió Mina intentando comprender que realmente se había terminado su sufrimiento.

—Sí Minari—respondió Nayeon a la vez que tomaba la mano de su hermano para acercarse al pequeño grupo que se había formado—se acabó, ahora podemos ser felices—comentó llevando su mano libre para limpiarse las lágrimas mientras que Mina simplemente la veía.

Mina creía en ella. 

Mina quería ser feliz. 

Mina iba a hacer feliz. 

Fin. 

Holiwis.

Lamento muchisimo la demora, se me mezcló la falta de inspiración y la universidad, pero ya he terminado con esta historia (aunque me falta el epilogo). Sinceramente, espero que le hubiese gustado, sino, pues lo siento mucho sjkldslkjd pero na'que hacerle, son cosas que pasan, tengo mejores historias que pueden revisar si esta les dejó con un mal sabor de boca

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