
Pruebame
Narrador omnisciente:
Mina era capaz sentir como el sudor se escurría entre sus dedos, podía sentir la fuerza en que su corazón no dejaba de latir en el interior de su caja torácica emocionado por el simple hecho de tener tan cerca a la coreana. La castaña tragó saliva deslizando sus manos por sobre sus pantalones en un vano intento por detener la vergonzosa sudoración que cubría gran parte de su piel, en silencio escuchó los pasos de Nayeon acercándose hacia donde ella estaba, podía ver por el rabillo de sus ojos como la chica estrujaba el pobre ramo de flores para luego dejarlo en la mesa de centro, se veía insegura, y tensa, o esa impresión estaba dando su lenguaje corporal. Mina apretó los labios hundiendo sus dedos sobre sus muslos, atentamente observó como la pelinegra se armaba de valor tomando asiento a su lado, así que giró su rostro viendo por debajo de los lentes de sol el rostro de su acompañante; su corazón dio un brusco salto en el interior de su pecho, fue con tanta fuerza y emoción que se asustó del simple hecho de pensar en la posibilidad de que la pelinegra lo hubiese escuchado, porque no sabría realmente como explicar la sensación que abrumaba su organismo. Incómoda tragó saliva moviendo sus falanges por sobre su ropa intentando de esa manera poder distraer sus pensamientos que constantemente le alertaban de lo cerca que estaba la coreana, me va escuchar, y le asustaba esa posibilidad, vamos contrólate, le ordenaba a su órgano latente que se tranquilizara, pero este al parecer no tenía ningún ánimo de acatar sus órdenes. Nayeon en cambio, solo suspiró manteniendo ligeramente cohibida ante la sensación de sentirse observada.
La japonesa relamió sus labios observando cada detalle en el rostro de su acompañante, tenía un recuerdo fugaz de la chica en la fiesta, pero podía reconocer esos ojos en cualquier parte, estaba segura de eso porque jamás en su corta vida había visto unos orbes tan penetrantes e intimidantes, aunque a la vez suaves y apacibles, así que supo de inmediato que la chica sería difícil de olvidar. Atentamente admiró como la coreana tomaba uno que otro mechón de su largo y ondulado cabello negro para dejarlo detrás de su oreja, sus manos temblaban y por la forma en que mantenía los ojos en el suelo le indicaba a la japonesa que no se sentía a gusto a su lado. Mina carraspeó acomodándose en el sofá, sus ojos no podían alejarse del rostro de la coreana, tenía que asegurarse en memorizar sus facciones; desde su nariz perfilada hasta sus labios gruesos, tenía que retener su imagen hasta verla frescamente en sus pensamientos antes de irse a dormir. Mina suspiró echando su espalda hacia atrás, sin mucho interés se cruzó de brazos manteniendo su atención en lo que estaba haciendo acompañante, Nayeon tragó saliva mientras que sus manos se deslizaban por sus pantalones, así que la castaña sonrió tratando de relajar un poco a la chica, aunque rapidamente bajó las comisuras manteniendo una expresión seria al notar que eso solo empeoró el comportamiento incómodo por parte de la pelinegra.
Mina volvió a suspirar llevando su palma contra su nuca, solo disculpate con ella, se ordenó deslizando sus dedos por su piel en un vano intentando por calmar los nervios que la atacaban, para luego solo bajar la mano volviendo a posarla sobre su brazo.
—Lo siento—Mina rompió el silencio de la habitación provocando que Nayeon simplemente girara su rostro dejando sus cejas ligeramente elevadas ante la sorpresa que le había causado el simple hecho de escuchar la sinceridad brotando por los labios de su acompañante, adorable, pensó la castaña al notar lo expresiva que podía llegar ser su bonito rostro—no estaba preparada para estar cerca de nadie—confesó deseando que la coreana comprendiera su decisión a la hora de negar las visitas, pero una parte de ella sabía que simplemente Nayeon no podría llegar a entenderlo, porque ni ella podía entender sus razones de esos momentos, simplemente lo pensó y lo hizo sin preocuparse como estarían los demás a la hora de saber que ella los había rechazado.
—Pero si estabas lista para que Yunho te visitara, ¿Verdad?—murmuró Nayeon demostrando sin temor su descontento en la decisión de su acompañante. Mina chasqueó su lengua contra su paladar mientras que movía su cabeza de arriba y hacia abajo, aceptando su camuflado reproche—¿Por qué él?—susurró afligida; sentía celos por la preferencia de la japonesa hacia su hermano menor, y sabía que estaba mal porque se trataba de su bebé, pero no podía evitar el sentirse desplazada por cada vez que el nombre de su hermano salía a flote, porque era inevitable el notar como la expresión en la castaña cambiaba al oír el nombre del chico.
Mina suspiró a la vez que giraba su rostro mirando la televisión apagada, se cuestionó en silencio el por qué tenía esa preferencia por el muchacho, ¿Por qué él? y lo sabía, por mucho que se lo preguntara tenía en claro el hecho del por qué lo hizo, por qué lo eligió a él, porque es como Felix, y sí, era como él.
—Porque me entiende—confesó sintiendo los ojos de la pelinegra fijos en su perfil—él me entiende mejor que nadie—y sabía perfectamente que sus palabras podrían herir a la muchacha, pero necesitaba ser sincera con ella. Valiente giró su rostro encontrándose con las orbes de la coreana notando lo afligida que se veía, ¿Siempre te hice sentir de esa forma? Se cuestionó deseando saber si esa expresión constantemente estuvo adornada en su rostro por cada vez que ella decía algo que podría llegar a lastimar sus frágiles sentimientos, pero si era sincera, jamás había sido su intención el herir a la joven—así que me aferré a él...—admitió jugueteando con el borde de su camiseta—fue cálido—no estaba mintiendo, Yunho emanaba una calidad que la hacía sentirse extrañamente segura, y a salvo, a pesar que sabía que si llegaba a suceder algo ella lo iba a defender antes de que él tuviera tiempo de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo—realmente me siento cálida y feliz a su lado.
La coreana tragó saliva mientras que sus ojos se aguaban ligeramente ante la agresiva sinceridad por parte de la más delgada, porque lo estaba malinterpretando.
—¿L~Lo hiciste por lo que sucedió entre nosotras?—cuestionó haciendo todo lo posible para que su voz no se quebrara, estaba asustada, no, esa no sería la palabra que utilizaría para lo que estaba sintiendo, más bien, se sentía aterrorizada de la simple idea de pensar en la posibilidad de que Mina se hubiese olvidado de ella y que sintiera cosas por su hermano, sería catastrófico para su corazón, porque sabía que no iba a luchar si esa era la razón por la que ella estaba siendo tan sincera respecto a lo que Yunho le hacía sentir, jamás le haría eso a su hermano por mucho que amara a la joven que estaba junto a ella. A punto de llorar, se tragó el nudo de la garganta manteniendo sus ojos fijos en las facciones tranquilas de la japonesa—¿Te enamoraste de él? ¿E~Eso me estas tratando de decir?
Mina elevó sus cejas en el momento que la escuchó demostrando lo sorprendida que estaba ante esa inesperada conclusión que había llegado la coreana. La castaña se quedó en silencio durante los primeros segundos intentando comprender el por qué había llegado a deducir eso, y cuando comprendió que se debía por la manera en que se expresó de Yunho simplemente sonrió divertida de notar que la coreana estaba celosa de su propio hermano, por Dios coneja, pensó mientras que la veía en silencio divirtiéndose de la desesperación en sus ojos.
—¿Qué?—cuestionó la japonesa mientras que comenzaba a carcajearse con la suficiente fuerza para hacer sonrojar a su acompañante, avergonzada la pelinegra giró su torso tomando lo primero que encontró. El cojín con fuerza se estrelló contra el torso de la castaña, pero en vez de causarle algún tipo de dolor a Mina, está simplemente continuó riendo demostrando que se estaba burlando sin ningún tipo de piedad de la conclusión que había llegado su joven acompañante.
—Deja de reirte—ordenó la pelinegra con su rostro completamente iluminada por la vergüenza mientras que tomaba nuevamente el cojín dispuesta en golpear a la castaña, pero esta vez Mina fue más rápida demostrando sus excelentes reflejos, la japonesa tomó la muñeca de la coreana y la empujó contra el asiento del sofá obligando que su cuerpo se inclinara para estar sobre la coreana—¿C~Cómo supiste que haría eso?—cuestionó intentando comprender como lo había hecho con su discapacidad visual, mientras que sentía la fuerza en que su corazón latía ante la cercanía del cuerpo ajeno con el suyo.
La castaña sonrió demostrando lo egocéntrica que podía ser, a pesar que esa apareciera simplemente era una fachada para ocultar sus inseguridades. Sus lentes se deslizaron, pero solo un poco, así que se relajó de aun mantener sus ojos ocultos.
—Que puedo decirte, soy asombrosa—respondió Mina con suavidad sosteniendo aun entre sus dedos la delgada muñeca de la pelinegra, mantuvo su sonrisa mientras que veía la expresión de sorpresa por parte de su acompañante—...—guardó silencio en el momento que notó la poca distancia que tenía entre su cuerpo y el ajeno, y por la forma en que su anatomía estaba reaccionando por la simple cercanía de la muchacha la hizo sentirse avergonzada, así que sus mejillas se acaloraron y eso Nayeon lo notó así que sonrió alegre de saber que podía causar cosas en la castaña—¿Recuerdas que te dije que teníamos que hablar?—cuestionó manteniendo un tono bajo como si tuviese miedo de que alguien más fuese capaz de escuchar lo que tenía que decir.
—Pensé que eso estábamos haciendo—comentó Nayeon manteniendo el mismo tono de voz provocando que Mina se incorporaba del cuerpo de la pelinegra, para poder elevar su mano libre presionando sus dedos contra los cabellos sueltos que caían sobre el atractivo rostro de la coreana.
—Quería hablar de lo que está pasando entre nosotras—confesó Mina con suavidad mientras que veía la inseguridad en el rostro de la pelinegra—...—tomó grandes bocanadas de aire manteniendo sus ojos fijos en las facciones de la coreana—terminaste la obra—comentó con ese ligero tono de obviedad en su voz logrando que Nayeon simplemente juntara las cejas demostrando lo confundida que estaba por esas repentinas palabras, porque no lograba comprender el por qué eso era tema de conversación—...—se rió agachando su cabeza, para luego simplemente alzar su mentón volviendo a encontrarse con sus ojos—te dije que te conquistaría cuando la obra terminara... y hoy terminó.
—Oh.
Mina avergonzada se volvió a reir intentando aligerar el ambiente.
—Sí, oh—respondió la castaña sintiendo como el sudor se envolvía entre sus dedos que sostenían la muñeca de la coreana, así que la soltó deseando que su acompañante no hubiese notado el contraste de sudor con su piel, pero para su sorpresa, fue turno de Nayeon de tomar su mano demostrando que la forma en que su cuerpo había reaccionado por los nervios no le importaba, que solo quería sentir su agradable calor—...—volvió a guardar silencio armándose de valor para estirar su mano libre tomando el rostro de la coreana, sus dedos tocaron su quijada y parte de su mofletes mientras que sus ojos seguían viendo cada detalle de sus facciones—eres hermosa.
—N~No lo sabe...
—Sí lo sé—respondió Mina de forma tajante provocando que Nayeon solo juntara sus cejas confundida—...—respiró con fuerza, es ahora o nunca, pensó sabiendo que no podía seguir aplazando lo inevitable—me fascina el lunar en tu ceja—y soltó la bomba sin saber cómo iba a reaccionar la coreana. La pelinegra al comprender lo que estaba diciendo simplemente atinó a soltar su mano llevando sus dos extremidades contra su ceja tocando en la zona donde estaba su pequeño lunar camuflado como si se estuviese asegurando de que lo que estaba ocurriendo era real y no parte de su cruel imaginación—¿Por qué no me dijiste que ya nos habíamos visto?
Nayeon entreabrió sus labios sin saber qué responder, así que Mina aprovechó la oportunidad para inclinarse acorralando a la pobre coreana contra el asiento largo del sofá y su cuerpo. Pudo sentir como los lentes se deslizaban por el puente de su nariz al estar sobre la anatomía de su acompañante, pero para su suerte estos no se cayeron, así que podía seguir ocultando sus orbes bajo ese oscuro objeto.
—¿Puedes ver?—cuestionó sin saber qué más decir observando como la japonesa elevaba una de sus manos manteniendo la otra apoyada contra el borde del asiento del sofá, con fuerza tomó los lentes y los lanzó lejos de su cuerpo, permitiendo que sus orbes por fin estuviesen haciendo un contacto directo—t~tu...
—Yo puedo verte—aclaró Mina con suavidad mientras que sentía como su cabello castaño se deslizaba por ambos lados de su rostro, pero no le importó, estaba más centrada en el hecho de que la coreana la estaba observando como si fuese un bicho raro—¿Changbin te pidió que no lo hicieras?—preguntó deseando creer que la chica no tenía nada que ver con la decisión que habían tomado sus amigos para verlas juntas.
—No quería que tuvieras recuerdos de esa noche—admitió como si fuese una especie de robots, su voz salió monótona y suave, pero aun así la expresión de perplejidad seguía envuelta en sus facciones—tenía miedo de que te alejaras de mi cuando recordaras lo que ocurrió—y el corazón de Mina se sintió cálido y avergonzado de comprender que la coreana solo había estado asustada de pensar en la posibilidad de que ella se hubiese alejado, solo trataba de cuidarme y lo entendió, así que ahora estaba molesta consigo misma por el simple hecho de saber que se había comportado como una idiota al marcharse en medio de su obra—realmente no quería ser un recuerdo constante de tu accidente.
Mina suspiró a la vez que tomaba la decisión de erguir nuevamente su cuerpo para aliviar la presión de sus palmas al soportar todo su cuerpo. En silencio se sentó sobre una de sus propias piernas observando como Nayeon presionaba sus codos contra el asiento del sofá, la pelinegra preocupada miró a la delgada muchacha que estaba frente suyo intentando asegurarse de cómo se había tomado sus palabras. La japonesa relamió sus labios presionando sus palmas sobre su muslo mientras que volvía a enfocar sus ojos en la coreana.
—Te amo—y salió natural, brotó de sus labios con una suavidad que solo desconcertó a la coreana quién realmente había esperado cualquier cosa menos eso, lo está disfrutando, pensó Nayeon frustrada por la manera en que su cuerpo reaccionaba por cada palabra que Mina soltaba sin siquiera avisarle—y lo lamento—agregó sabiendo que no debió marcharse, era importante para ella, y simplemente la abandonó, eso no estaba bien—es que te vi en la obra, y me fui antes de tiempo—aclaró para que la chica comprendiera el por qué se estaba disculpando.
—¿Fuiste?—cuestionó sorprendida.
—Claro, era importante para ti—admitió Mina mientras que veía como la inseguridad en los ojos de Nayeon le indicaban que ella se estaba cuestionando cuanto había visto de la presentación—si te lo estás preguntando, sí, vi el beso—confesó sabiendo que el guardarselo no la ayudaría para superar sus destructivos pensamientos. La coreana amplió los párpados mientras que entreabría sus labios dispuesta en dar una excusa—...—la fuerza con que tragó saliva lastimó su tráquea, pero no importaba, sus pensamientos se llenaron de la forma en que Taehyung había besado a la coreana, y estaba molesta, pero no dejaría que nadie notara eso—yo lo hubiese hecho mejor—aclaró encogiéndose de hombros demostrando que no le había causado nada el ver como ella besaba a alguien más, aunque claro, los celos estuvieron presente, pero eso Nayeon no tenía por qué ser consciente.
—¿No te molestó?—preguntó la coreana confundida mientras que veía como Mina se volvía inclinar subiéndose sobre sus muslos para dejarla nuevamente atrapada entre su cuerpo y el sofá, si era sincera no pudo evitar el hacer ese movimiento, su cuerpo actuaba por impulso, y su deseo por estar apegada a la joven y que nadie más volviera a tocarla como Taehyung lo había hecho la obligó a actuar bajo sus instintos más primitivos—¿Q~Qué haces?—susurró aterrada sintiendo como su corazón latía con fuerza mientras que la japonesa solo estiraba sus manos presionando sus palmas a cada lado del rostro de la coreana quedando peligrosamente cerca de sus facciones.
—Nunca dije que no me había molestado—admitió la japonesa a la vez que flexionaba sus brazos sintiendo como su respiración se mezclaba con la más joven. En silencio miró las facciones de su acompañante, podía notar el miedo rebosando a través de sus ojos y como su cálida respiración chocaba constantemente contra sus húmedos labios—¿Usó la lengua, verdad?—preguntó sabiendo que había visto como el chico había abierto la boca, ese desgraciado, y odiaba a Taehyung tanto que si lo veía teniendo un accidente no lo ayudaría, no sería capaz de interferir, y era consciente que eso estaba mal. Nayeon se sonrojó, su rostro se iluminó de ese conocido tono carmesí mientras que su piel brillaba ante la sudoración, así que supo de inmediato que el chico lo había hecho—...—chasqueó su lengua contra su paladar a la vez que se incorporaba, pero esta vez envolvió su palma contra la nuca de la coreana obligándola a sentarse bien con ella aun sobre su cuerpo—tendremos que hacer algo al respecto.
—¿Tienes alguna idea?—y Nayeon había comprendido lo que le estaba pasando a la japonesa, está celosa, pensó mirando las facciones tensas de su acompañante, así que simplemente siguió la corriente deseando que la castaña terminara de juntar sus labios; era una tortura tenerla tan cerca y no poder inclinarse ante la fuerza en que le estaban sosteniendo el cuello.
—Tengo un par—murmuró Mina mientras que se inclinaba presionando sus labios sobre los de la coreana, su cuerpo se tensó sintiendo los dedos de Nayeon aferrándose contra sus costillas para luego descender hasta los huesos de sus caderas, emocionada entreabrió sus labios mientras que se inclinaba escuchando como su acompañante jadeaba ante la fuerza en que su espalda nuevamente había chocado contra el asiento del sofá. Rápidamente soltó sus labios observando preocupada las facciones de la chica para asegurarse de no haberla lastimado—l~lo siento—se disculpó al oír como la adolescente había jadeado ante el golpe en sus omóplatos y la zona baja de su espalda.
—Cállate, y sigue—ordenó Nayeon mientras que metía sus manos bajo la camiseta de la japonesa. Mina se rió con suavidad en el instante que notó la desesperación en su tono de voz, así que simplemente atacó su orden volviendo a inclinarse para juntar sus labios sobre los húmedos de su acompañante, con calma entreabrió su boca obligando a Nayeon a que también lo hiciera, podía sentir su caliente lengua tocando la tímida de su acompañante, junto con la forma en que la chica había hundido sus cortas uñas sobre su espalda—...—Nayeon jadeó tirando del labio inferior de la más delgada al sentir como Mina trataba de acomodarse entre sus piernas—q~quítate la camiseta—ordenó con la voz ahogada ante la excitación mientras que sentía como Mina bajaba una de sus manos tomando su muslo para poder abrirse paso—maldición Myoui, es momento de que te desnudes.
—¿Q~Quieres hacerlo aquí?—cuestionó la japonesa mientras que sentía como el aliento quedaba atrapado en su garganta ante la forma en que Nayeon había envuelto la pierna que anteriormente había tocado contra su cadera, presionando su talón contra sus nalgas cubiertas aún por sus pantalones.
—Aquí, en el suelo, en la pared, en el baño, la cocina, no me importa el maldito lugar, solo dejame tocarte—gruñó Nayeon provocando que la japonesa simplemente se sonrojara ante su descaro. Mina respiró de manera irregular mientras que trataba de levantarse sintiendo las calientes palmas de su acompañante tocando su torso para ayudarla a quitarse la prenda que tanto le molestaba—te amo—jadeó al sentir ahora el torso desnudo de la japonesa sobre su abdomen cubierto por sus propias prendas. Mina presionó su boca nuevamente sobre la de su acompañante a la vez que llevaba su mano contra la camiseta de la joven agradeciendo el hecho de que esté usando una prenda con botones—Dios...—jadeó Nayeon inclinó su cabeza hacia atrás mientras que Mina presionaba sus hinchados y húmedos labios sobre su cuello permitiendo que sus dedos continuaran desabotonando la prenda.
—Maldición—gruñó Mina al notar que los botones no cedían, pero no iba a ser una bruta al arrancarlos, así que se echó hacia atrás observando con la respiración agitada y los ojos nublados por la excitación la parte que aún le faltaba. La castaña sonrió con los labios hinchazón y el pecho subiendo y bajando con fuerza en el momento que notó la adorable ropa interior que cubría la parte superior del torso de la coreana—bonito conjunto—comentó sintiendo como Nayeon desesperada le ayudaba a quitarse la prenda jalando los últimos botones sin importar que estos hubiesen quedado arrancados de su prenda—que salvaje—murmuró observando como la chica se inclinaba presionando su palma contra la nuca de la japonesa para tirar de ella nuevamente en otro desesperado beso que la dejó sin aliento.
Sus pieles calientes se tocaban entre sí por cada movimiento que Mina realizaba con sus caderas, los labios hinchados e irritados se movían con fuerza sobre la boca ajena mientras que las palmas de Nayeon se deslizaban sin ningún tipo de pudor por la espalda expuesta de su acompañante intentando quitarle los sostenes. Mina presionó sus palmas a cada lado del asiento del sofá queriendo sostener el peso de su cuerpo, la mandíbula comenzaba a dolerle, pero no dejaba de mover su boca intentando ganar la batalla, sintiendo como esta vez las manos traviesas de la coreana se deslizaban de su espalda hasta la zona baja metiendo sus dedos por el interior de sus pantalones logrando tocar con las yemas el comienzo de su redondo trasero.
Mina contuvo el aliento en el momento que escuchó el desgarro de su prenda, sorprendida soltó los labios de la coreana para poder agachar su mirada notando como su sostén se deslizaba de sus brazos sin ningún tipo de inconveniente.
—¿Lo acabas de romper?—cuestionó sorprendida mientras que alzaba la mirada notando como Nayeon no dejaba de mirar sus senos, la chica rapidamente al notar que su acompañante le miraba no dudó en encogerse de hombros demostrando inocencia—bien, hagámoslo rudo—y con fuerza se volvió a inclinar presionando sus labios sobre la emocionada coreana mientras que una de sus manos se iba directo al sostén de patitos que cubría el pecho de la joven, con fuerza tomó el medio de las copas y las bajó escuchando como Nayeon gruñía sobre su boca ante la violencia del roce de la tela contra sus sensibles pezones.
La castaña mantuvo la presión de su boca con la ajena mientras que elevaba la misma que tiró de las copas para tomar las pequeñas tiras de tela y deslizarla de los hombros de la joven, logrando tener una vista perfecta de sus pálidos y formados senos. Soltó su boca para comenzar a descender por el rostro de la agitada coreana, su lengua quedó expuesta, tan fina y humeda comenzó a deslizarse por sobre su caliente piel, saboreando su cuello y parte de sus esternón. Mina se quedó quieta, respiró con fuerza entre los valles de los senos de su acompañante sintiendo como Nayeon hundía sus dedos contra sus delgados hombros agitada y excitada ante el contraste de frío y calor sobre su torso.
—M~Mina por favor—jadeó Nayeon en tono de suplica mientras que sus piernas con fuerza se presionaba contra los muslos y caderas de la mencionada buscando con cierta desesperación que ella tocara más allá de las prendas que aun cubría la parte baja de su cuerpo.
La japonesa asintió con su cabeza a la vez que presionaba sus rodillas contra el sofá dejando sus calientes palmas descansar sobre el abdomen de la coreana. Nayeon siguió tocando lo poco que podía de su cuerpo, hasta que al final simplemente dejó descansar sus dedos sobre el cuero cabelludo de la japonesa logrando arrebatarle uno que otro jadeo producido por la fuerza en que empuñó sus largos cabellos. Mina tomó una buena bocanada de aire volviendo a presionar su boca sobre la piel caliente de la joven mientras que sus dedos comenzaban a deslizarse hasta llegar a tocar el borde de sus pantalones.
—¿Quieres rudo?—cuestionó Mina con la voz ahogada ante lo sofocada que estaba. Rápidamente alzó la mirada junto a su espalda enderezando la misma—¿Eh?—indagó envolviendo sus dedos contra el borde de los pantalones, sus ojos seguían enfocados en la coreana; Nayeon mantenía su cabello revuelto y las mejillas completamente sonrojadas, tomaba con tantas fuerzas cada bocanada de aire que se podía ver las marcas de sus clavículas y como en medio de su cuello y clavículas se podía ver el hueco hundido por culpa de retener el oxígeno. Nayeon estaba hecha un completo desastre, pero Mina lo estaba disfrutando—no te oigo—murmuró tirando con fuerza de la prenda notando como la coreana se movió un par de centímetros contra sus muslos junto con el suave vaivén producido por sus senos, una simple maravilla.
—D~Deja de jugar—ordenó Nayeon mientras que estiraba su manos presionando sus dedos contra las manos de su acompañante—o te quitaré el control—aclaró logrando que Mina alzara una de sus cejas, sorprendida y divertida por esa emanza.
—Quiero ver que lo intent...
Su voz murió ante la fuerza en que Nayeon se había logrado levantar empujandola de los hombros para ser ella quien estaba sentada sobre la japonesa. Mina tragó saliva intentando acomodarse en el sofá con la chica sobre su regazo, como pudo se las arregló para bajar sus piernas apoyando su espalda contra el respaldo del asiento, en silencio observó como la coreana descansaba sus palmas sobre el borde del asiento dándole una imagen espectacular de su torso expuesto, para luego simplemente inclinarse succionando su labio inferior antes de atacar por completo su lastimada boca, pero Mina ya había perdido el poco control que logró obtener, así que solo llevó sus palmas contra las piernas de la joven hundiendo sus dedos sobre sus muslos para luego subir hasta su trasero, agarró sus nalgas con fuerza, para luego simplemente liberar el agarre logrando oír como la chica jadeaba sobre su boca demostrando que le gustaba de esa forma.
De repente tocaron el timbre de la puerta principal obligando a la japonesa a dejar de toquetear el cuerpo que tenía sobre el suyo, por impulso trató de levantarse, pero Nayeon con fuerza la agarró de los hombros presionando sus labios esta vez contra el cuello de la joven.
—N~Ni se te ocurra abrir—aclaró Nayeon presionando su húmeda boca sobre el cuello de su acompañante, con agresividad mordisqueó y lamió su piel escuchado como la pobre jadeaba ante lo bien que se sentía. Mina movió sus piernas, su centro palpitaba y el corazón le latía como loco, y por un segundo simplemente olvidó que alguien tocaba llevando sus manos contra el pantalón de la coreana tomando el borde de la misma para tirar de la prenda escuchando como era el turno de su acompañante de gimotear ante la fricción de su ropa contra su entrepierna. Nuevamente tocaron la puerta, esta vez la golpeaban con fuerza, cortando involuntariamente la tensión de la ambiente—no te atrevas a dejarme así—ordenó cuando sintió como Mina trataba de empujarla—te cortaré las manos si me dejas de esta forma, Myoui.
—¿Cómo te lo haré más tarde si me las cortas?—cuestionó la japonesa sintiendo como Nayeon mordió su hombro para luego hundir sus dedos sobre sus senos—N~Nayeon...
—No vayas—suplicó mientras que besaba los delgados hombros de la joven dejando una visible humedad sobre su pálida piel—deja que se canse, y sigamos—pidió sintiendo los dedos de la japonesa deslizándose por su espalda ejerciendo la suficiente presión para mantener sus pechos unidos.
Mina cedió, quién sea que esté tocando se terminará por cansar, pensó mientras que se inclinaba presionando sus labios sobre los de la coreana sintiendo como la chica hundía esta vez sus dedos sobre su cuero cabelludo.
—¡Mina se que estas ahí dentro!—y la voz de su padre la paralizó. La japonesa velozmente empujó a Nayeon sintiendo como su labio inferior terminaba lastimado ante la fuerza en que se habían estado besando.
Aterrada la castaña llevó sus dedos contra sus labios notando la sangre envuelta en sus yemas, rapidamente sus ojos se encontraron con los de la coreana notando como la chica ya estaba en el suelo con su trasero y espalda adoloridos ante la fuerza del empujón.
—E~Es mi padre... él no debería estar aquí—murmuró la japonesa mientras que se colocaba de pie tomando su camiseta para pasarla por su cabeza—Nayeon necesito que te escondas—suplicó a la vez que tiraba de la prenda dejando su torso nuevamente cubierto por la misma. La coreana se levantó con ayuda de la japonesa demostrando lo confundida que estaba por la forma en que Mina estaba intentando arreglar el sofá sin antes haberle entregado su camiseta con los dos botones faltantes—vamos, cariño, tienes que esconderte.
—¿T~Tu padre?—cuestionó apuntando en dirección de la puerta que no deja de sonar ante la fuerza de los golpes.
—Sí, mi padre—respondió Mina tomando su propio sostén para luego dejarlo en las manos de Nayeon—vamos, quédate en mi antigua habitación—asustada tomó la mano de la joven para luego, con fuerza tirar de ella en dirección de las escaleras, comenzó a empujarla al notar que ella no estaba moviendo sus piernas—cariño, él no puede verte—admitió completamente desesperada notando como Nayeon solo la veía por sobre su hombros aún lo suficientemente perpleja y confundida como para poder entender lo que estaba ocurriendo.
—¿Te avergüenzo?
—No—respondió Mina con rapidez mientras que la ayudaba a subir los últimos escalones—si sabe de tu existencia no dudará en lastimarte para conseguir las cosas—admitió mientras que llegaban al segundo piso, rapidamente tomó su mano y tiró de ella hasta su antigua habitación—quédate aquí Nayeon—pidió presionando sus palmas contra sus hombros—es la única forma de que pueda protegerte.
—¿Protegerme de que?—cuestionó la coreana sin entender lo que estaba ocurriendo.
—De él—murmuró la castaña a la vez que daba un paso hacia atrás—no salgas, por nada del mundo Nayeon—ordenó notando la inseguridad en sus ojos—no importa lo que escuches, no salgas de esta habitación, ¿Te ha quedado claro?—y por el tono de su voz la coreana comprendió que estaba hablando en serio. Sin poder responder ante el nudo en la garganta la muchacha simplemente atinó a mover su cabeza en afirmación—bien, te amo—velozmente se inclinó presionando sus labios sobre los de la chica notando como parte de su sangre quedaba mezclada sobre los cerezos de la pelinegra.
Velozmente Mina salió de la habitación corriendo por el pequeño pasillo, para luego simplemente bajar las escaleras. Antes de abrir la puerta se aseguró de que todo estuviese normal en el salón principal para luego revisarse a sí misma. Vamos, tu puedes, se animó a la vez que estiraba su mano tomando el borde del pomo; estaba asustada, sus manos temblaban como gelatinas, pero no tenía temor por lo que podría llegar a ocurrirle, sólo tenía por lo que podría pasar a la chica escondida en su habitación.
Cuando Mina abrió la puerta pudo notar a su padre parado con un hombre que jamás había visto y dos chicos, uno de no más de dieciséis o diecisiete años y otro de máximo veinte, quizás menos. La japonesa dio un paso hacia atrás al notar como su padre se había acercado.
—¿Por qué tardaste tanto?—cuestionó el hombre de manera tosca mientras que se quitaba la chaqueta dejándola colgada en el perchero. Los tres desconocidos ingresaron, pero Mina no había podido dejar de mirar al más alto del grupo, te conozco, afirmó en sus pensamientos reconociendo el perfil y los labios del muchacho, Jinyoung... Park Jinyoung, y el reconocer al muchacho no la hizo sentirse tranquila—veo que la operación fue todo un éxito—comentó fingiendo que no le molestaba el silencio por parte de su hija—deberías agradecerme.
—¿Agradecerte?—cuestionó Mina mientras que continuaba retrocediendo demostrando lo intranquila que se sentía—¿Por qué debería agradecerte? solo causas desgracias—el veneno con lo que soltó sus palabras solo hizo sonreír a su padre.
—Es el mal de los Myoui—comentó a la vez que remangaba su camiseta blanca hasta los codos, demostrando con esa simple acción que el rumbo de la conversación no le preocupada ni siquiera un poco—Wonho embarazó a una puta, tu acabaste con la vida de tu mejor amigo y tu madre se casó conmigo, ¿Ves? solo desgracias—respondió el hombre junto con la suave carcajada que brotó de sus labios, Mina apretó los dientes junto con los puños al oír que Jinyoung y los otros dos desconocidos también se reían de ella—pero bueno... no creo que quieras escuchar las hazañas que hemos hecho, ¿Verdad cielito?
—¿No deberías estar en la cárcel?
—El dinero y los contactos mueven muchas cosas—canturreó el adulto mientras que daba otro paso en dirección de la castaña—¿Los reconoces?—cuestionó apuntando detrás de él obligando a la japonesa a mirar los rostros de los chicos.
—Solo a Jinyoung—admitió notando como el chico rodaba los ojos.
—El otro es su hermano menor, y su padre—aclaró Akira mientras que estiraba su mano indicando con esa simple acción a que el adulto se acercara—él es mi camarada—admitió presionando su palma sobre el hombro del desconocido—y me enteré que mi pobre hija fallada había golpeado a uno de sus hijos.
—Eso no es cierto—replicó Mina sabiendo perfectamente que jamás había puesto un dedo encima a uno de esos idiotas, o no por lo menos que recordara.
—Te metiste en una pelea que no te correspondía—bramó el menor del grupo provocando que la japonesa se centrara en él, ¿Cuando? se cuestionó queriendo recordar en que momento había hecho eso—el retrasado Im era mío—así que tu eres el bastardito, pensó Mna sintiendo su sangre hervir al reconocer a uno de los bravucones de Yunho.
La japonesa dejó de mirarlo para centrarse en el padre del chico.
—Sí, le di una paliza—admitió notando la ira en su rostro—¿Se siente orgulloso?—cuestionó observando cómo daba un paso hacia su dirección demostrando que no tenía miedo a la hora de tener que lastimarla si se veía en la necesidad—¿Qué? le enseñará a sus hijos que aparte de meterse con gente que no sabe defenderse, también pueden golpear chicas, ¿Eso hará señor Park?—cuestionó sintiendo la fuerza de la bofetada dando directo en su mejilla mientras que Akira solo suspiraba. Mina gruñó sintiendo su rostro caliente, pero en vez de quejarse simplemente sonrió saboreando la sangre en el interior de su boca—que hombre, ¿No quiere darme otro? quizás le salen pelotas si continua—se estaba burlando de él sintiendo como esta vez fue Jinyoung quien la golpeaba en la boca de su estómago—...—guardó silencio cayendo de rodillas al suelo.
—Ay Minari... todo lo que has vivido, y aún así no eres capaz de cerrar la boca—comentó Akira mientras que se inclinaba tomando el mentón de la joven—te ganaste un amigo poderoso—admitió dándole pequeñas palmadas a su mejilla—...—se quedó en silencio mirándola fijamente notando lo parecidos que eran, tanto en carácter como en los ojos—vamos, daremos una vuelta—avisó tomando esta vez su brazo.
Mina era consciente que si trataba de defenderse, usarían la fuerza, y eso no sería muy inteligente de su parte si tenía en mente escapar cuando tuviera la oportunidad, así que solo se dejó arrastrar por las fuertes manos de su padre. Para su suerte, Jinyoung fue el último en salir, cerrando la puerta detrás de él, así que por lo menos sabía que Nayeon estaba a salvo.
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