Llora por mi
Narrador omnisciente:
Cuando Changbin ingresó en la habitación de la japonesa no dudó en dejar el aparato tecnológico sobre la mesita de noche observando en un completo silencio como la castaña giraba sobre el colchón abrazando con suavidad el delgado cuerpo del perro que continuaba descansando. El coreano apretó sus labios cruzándose de brazos, manteniendo una postura relajada, sus orbes se deslizaron por las facciones de la delgada muchacha notando con mayor determinación las marcas en la piel de su mejor amiga. La culpa lo atacó, duramente los recuerdos lo atormentaron, si no hubiese sido egoísta, pensó el pelinegro mordiendo el interior de su mejilla ante la frustración que le emanó al ver el vídeo y el comprender que Mina debió con sus propios medios el volver a su casa y curarse por su cuenta. Avergonzado no dudó en abandonar el lugar caminando por el corto pasillo en dirección de la cocina, él era consciente que nada iba a ser lo suficiente bueno como para compensar sus errores, pero si podía ayudar a Mina al mantenerse en cama, él no dudaría en hacerlo.
Tarareando una suave canción infantil el coreano ingresó en el lugar, como de costumbre tomó una de los delantales que colgaban en la pared-cuando sus padres no estaban él debía cuidar de su hermano menor-. Le gustaba mucho cocinar, el problema que no era muy bueno en ello. El pelinegro sacó de la nevera todo lo que iba a necesitar, con cuidado depositó los huevos sobre el mármol acompañado de la harina y la leche, no era un experto en el tema de la cocina, pero podía alardear de lo bien que le quedaban los panqueques. Changbin sonrió recordando la primera vez que le cocinó a Mina.
Flashback.
El pelinegro dejó sobre la mesa el plato con una docena de panqueques provocando que, el delicioso aroma desprendiendo de estos llamase la atención de Felix y Mina quienes estaban en la habitación principal jugando en la consola de la chica. El coreano dejó una botella de miel y de chocolate siendo consciente que Felix le gustaba bastantes ambos sabores. Changbin tomó asiento observando en silencio como la castaña era la primera en aparecer observando el plato para luego caminar hacía cocina, el rubio en cambio solo atinó a tomar asiento siendo inconsciente que lo estaba haciendo al lado del pelinegro, avergonzado sacó un pedazo tomando ambos potes para comenzar a derramar su contenido sobre los esponjosos panqueques.
—¿Qué haces?—cuestionó Changbin en el momento que observó como Mina ingresaba nuevamente con el envase de Ketchup entre sus manos—Mina...—e hizo un esfuerzo por no reírse del extraño y obsesivo gusto que la chica poseía por la salsa de tomate—no seas asquerosa.
—A ver... ¿Te lo comerás tu?—preguntó de golpe la castaña tomando asiento para estirar una de sus extremidades tomando un de los tantos panqueques para luego simplemente derramar el ketchup sobre este mirando con fascinación como la esponjosa tortilla se perdía por el color rojizo de la salsa de tomate—te pierdes de lo bueno.
Fin del Flashback.
La sonrisa que en el algún momento había estado firmemente puesta en las facciones del coreano rápidamente se esfumó; sin importar el tiempo que hubiese sucedido, seguía siendo difícil el pensar que Felix ya no estaba entre ellos. Changbin suspiró observando lo que tenía avanzado esperando ser rellenado sobre el plato, dejó lo que utilizó en el lavaplatos, en silencio posó sus ojos en el refrigerador, ¿Querrá echarle? cuestionó caminando hacía este para abrirlo y sacar el envase prácticamente lleno el ketchup.
Caminó con calma hacía la habitación de la japonesa con las cosas firmemente puesta sobre su torso y palma. El pelinegro se sorprendió de escuchar a Mina conversando, se oía calmada, prácticamente serena, todo lo contrario a lo que él recordaba a como estaba después de un ataque de ansiedad. El coreano se adentró en la habitación mirando atentamente como la castaña apoyaba su espalda contra el respaldo de su cama arreglando con calma las gafas sobre el puente de su delgada nariz, el perro con nombre Coco estaba recostado a su lado con su hocico adherido en su muslo mirando atentamente como el pelinegro estaba de pie en el marco de la puerta. Changbin sonrió en el instante que vio la sorpresa reflejada en las facciones de la castaña.
—¿En serio hiciste panqueques?—cuestionó Mina con suavidad en el momento que sintió su fuerte aroma adrentandose en sus fosas nasales sintiéndose feliz de probar nuevamente aquello.
—Con Ketchup, tus favoritos—respondió el coreano caminando hacía la muchacha tomando rapidamente asiento en la parte libre de este mirando atentamente como Mina sonreía lo suficiente para que sus encías quedaran en exhibición—pensé que te gustaría...—murmuró observando como la japonesa asentía nuevamente con su cabeza estirando sus manos en señal de quererlo—provecho.
Changbin cruzó una de sus piernas para apoyar con mayor comodidad su codo en aquella zona, su mejilla rapidamente estuvo adherida a su palma mirando con fascinación como Mina tomaba con un poco de dificultad el envase untando su contenido sobre el panqueque. Él la amaba, no de esa forma romántica y carnal que todos esperaban que sintiese, más bien como algo fraternal, amaba todo de Mina, desde su fuerte carácter ante la forma dulce en que se comportaba cuando algo le gustaba, adoraba ver los pequeños detalles de la chica cuando algo le sorprendía, y como sus encías hacían acto de presencia cuando sonreía con sinceridad. Luego del partido se sintió fatal, el no ver a Mina como de costumbre lo puso de mal humor, y el hecho de saber que podría solucionarlo con bastante facilidad, pero que su ego no se lo permitía solo empeoraba ese sentimiento, pero ahí estaba ahora, mirando a la japonesa como esta comía lo que él preparó ajena al hecho que, el domingo había discutido con ella-solo fue un día, pero se sintió una completa miseria-. El coreano sonrió en el momento que se percató como ella inflaba sus mejillas con el contenido que recién había devorado.
—Mi madre te echa de menos—Changbin rompió el cómodo silencio que les envolvía causando que ella dejara el medio panqueque sobre el plato para masticar con mayor calma.
Luego del accidente Mina se negó rotundamente a recibir visitas- a menos que fuera Changbin-, repelió a los padres del muchacho porque sentía que la lastima los obligaba a verla, así que llevaba un año y un par de meses que ellos no habían visto físicamente a la muchacha. El hermano de menor Changbin, Jeongin había quedado devastado con el hecho de que no volvería a ver a la chica, tenía solo cinco años cuando fue el accidente, cinco años donde solo había conocido a Mina y Felix como los amigos más cercano de su hermano. En el momento que el pequeño había comprendido que Tía Mina no volvería a visitarlo y Tío Felix ya no estaría más en su mundo el niño solo lloró siendo sus padres los únicos capaz de poder calmarlo.
El conductor causante del accidente jamás pensó que su irresponsabilidad iba destruir tantas familias.
—Sabes que no puedo visitarlos—comentó la castaña encogiéndose de hombros intentando verse despreocupada a pesar que estuviese completamente quebrada por dentro.
Changbin al escucharla solo suspiró, a pesar de los días, de los meses que habían transcurridos ella seguía empecinada en no dar su brazo a torcer.
—Puedes hacerlo, solo que no quieres—replicó el coreano notando como ella apretaba sus labios molesta por sus palabras—dices odiar la lastima de las personas, pero yo creo que te da miedo—estaba probando terreno olvidando por completo el hecho de que, horas atrás ella había tenido una crisis—te da miedo que la gente cambie su forma de verte, pero mis padres te amaban, y no hacen diferencia.
—Cállate—gruñó Mina dejando el plato sobre la cama manteniendo su rostro agachado siendo incapaz de poder alzarlo, ante lo abrumada que estaba por la manera en que Changbin le atacaba con su sinceridad—no me interesa, no quiero que me vean.
—Esta bien, les diré que no puedes—murmuró el muchacho notando como la chica llevaba sus rodillas contra su pecho. El coreano giró su rostro en el momento que sintió su teléfono vibrar sobre el escritorio, sin dudarlo se puso de pie acercándose hacía aquella zona para tomar el aparato—es Han... tengo que ir a entrenar—no había dicho textualmente que iría, solo dijo que tenía que ir, pero Mina era consciente que él era demasiado perfecto como para no asistir—¿Estarás bien si te dejo sola un par de horas?—cuestionó el muchacho quitándose su camiseta de dormir para comenzar a vestirse con lo que había utilizado la noche anterior.
—Siempre lo estoy—respondió la castaña alejando el plato del colchón para posarlo sobre la mesa—gracias por el desayuno—murmuró girando sobre la cama para darle la espalda sintiendo como Coco no tardaba en saltar sobre ella acurrucándose entre sus brazos y pechos.
Cuando Changbin terminó de vestirse no dudó en acercarse, con suavidad presionó su palma sobre su brazo desnudo acompañada de la ligera inclinación para tocar con sus labios la mejilla de la chica. Mina no dijo nada al respecto ante ese suave "No tardaré" ella simplemente se quedó ahí, quieta pensando firmemente que, cuando él abandonara su hogar los monstruos no tardarían en volver a salir bajo su cama y que esta vez iban a lograr destrozarla, porque ella era débil, lo suficientemente frágil como para poder luchar contra ellos y salir victoriosa de ese suceso.
Mina escuchó la puerta principal siendo cerrada de golpe, con temor contrajo sus músculos apoyando sus rodillas contra su pecho, se quedó ahí, inmóvil con su fuerte respiración haciendo ecos en la desolada habitación, ¿Siempre fue así de helada? se cuestionó ante el frío que caló hasta sus huesos. Aquella sensación comenzaba ser insoportable, pero cuando Coco se acurrucó entre sus clavículas tuvo la oportunidad de poder aferrarse a ese calor que le hacía sentirse viva.
De repente su teléfono sonó, impidiendo que los pensamientos autodestructivos acabaran de una buena vez con su existencia. Agradecida la muchacha se reincorporó estirando su mano para tocar el borde de la mesita de noche, sus dedos se deslizaron por el borde del plato que anteriormente había utilizado hasta llegar a tocar con las simples yemas su teléfono. Rápidamente lo sostuvo llevándolo hacía su pecho, permitiendo que, los mensajes que no había escuchado con anterior llenaron los espacios vacíos de su silenciosa habitación, logrando que su fuerte respiración fuese apocada por el sonido de la dulce voz de Nayeon.
—He llegado... sigo emocionada por lo que pasó, digo, nos besamos, ¿Sabes? fue wow, fue fantástico, y~yo, ¿Lo hice bien? quiero creer que sí porque sería vergonzoso que no te hubiese gustado... ay estoy divagando perdón, a veces no puedo evitarlo.
Mina rió entre dientes recordando como Yunho también solía ser así, tan parecidos, pensó la chica enternecida que, hasta las costumbres fuesen idénticas entre ambos muchachos. Automáticamente se reprodujo el siguiente audio.
—Supongo que debes estar ocupada o durmiendo, debería dejarte descansar, pero no puedo dormir, sigo tan emocionada que no tengo la menor idea de que puedo hacer para calmar mi corazón, ¡Hazte responsable!... ¿Quién tiene que hacerse responsable?—la curiosa voz de Yunho se hizo presente en medio del audio provocando que Mina simplemente alzara una de sus cejas curiosa—¿Con quién hablas? déjame ver... no, vete de aquí mocoso, ¡Pero Nayeon, déjame ver!—y discutían ajenos al hecho de que el audio seguía grabando—¿Mina? oh... ¡Hola Mina! o sea, h~hola Mina que no conozco para nada, que nombre más raro no te parece, ¿Nayeon por qué me miras así? ¡Vete de aquí Yunho! Ya,ya, me voy, adiós Mina que no conozco.... mierda, sigue grabando, perdón Mina.
Mina no pudo evitar el comenzar a reír, pensando seriamente que, el estar presente entre la interacciones entre los hermanos Im debía ser una completa joya. El siguiente audios se reprodujo provocando que la castaña tuviese que dejar de reír para prestarle por completa atención.
—Buenas días Minari... ¿Irás a clases? ¿Necesitas que te lleve? no me molestaría hacerlo, ¿Quien irá con nosotros?—y nuevamente la voz metiche de Yunho opacó por completo a Nayeon—Iré con Mina, ¿Te molesta? así de paso se conocen, ¿M~Mina? ¿Esa Mina que para nada conozco? Este... me encantaría conocerla, demás debe ser simpática y amable con gusto muy buenos con los animales, pero lastimosamente justooo ahora tengo que ir con Mingi a hacer un trabajo—la castaña quería matarlo, su nerviosismo era demasiado notorio hasta para ella—¿Trabajo? tu no trabajas, ¡Pero ahora sí, Adiós!... eso fue extraño, bueno, ¿Irás Minari?.
Mina maldijo a su adentros al escuchar la hora en que se había enviado ese mensaje, fue hace prácticamente una hora atrás, pensó la castaña oyendo como otro audio se reproducía.
—Supongo que no irás... bueno, hoy tengo que practicar con los chicos, así que no podré visitarte... quizás mañana pueda verte.
No se escuchaba feliz provocando que la culpa en Mina emanara en lo más profundo de su alma. Rápidamente la chica se puso de pie dejando su teléfono sobre la cama, hasta ella misma se sorprendió al darse cuenta que estaba dispuesta en llegar de alguna forma al instituto solo con tal de escuchar a la coreana feliz. Salió de su habitación caminando hacía el pequeño baño que tenía en el pasillo, con basten facilidad se adentró despojándose de su ropa, se sintió torpe al olvidar cual llave daba la caliente sintiendo como el agua prácticamente congelada le daba la bienvenida empapando por completo su cuerpo.
Al terminar volvió a su habitación donde se puso lo primero que encontró, con calma volvió al baño donde terminó por asearse peinando a duras penas su mojado cabello. Por algún extraño motivo estaba emocionada, con teléfono en mano y mochila tras su espalda salió de su hogar escuchando atentamente como dos voces masculinas se acercaban hacia su dirección, su cuerpo se paralizó pensando que le iban a saltar, pero ese conocido tono le hizo sentirse más calmada.
—¡Minari!—y Yunho le llamó emocionado alejándose del pelinaranjo para trotar hacia la castaña. Cuando quedó frente a ella no dudó en tomar de su brazo ayudándola a bajar los peldaños—¿Como te sientes?—Mina había esperado una bomba de información por parte del muchacho, se había preparado para eso, pero jamás pensó que él solo le preguntaría como estaba.
—Genial, ¿Y tu?—preguntó la castaña comenzando a caminar hacía la salida de su casa con ayuda del más alto.
—Bien—respondió Yunho mirando por un par de segundos a Mingi que estaba de brazos cruzados observando las interacciones con la muchacha—¿Recuerdas que te nombre a Mingi? bueno él esta aquí—comentó posando sus ojos nuevamente en Mina viendo como ella sonreía hacía la dirección equivocada provocando que él riera con suavidad tomando su mentón para indicarle donde estaba el pelinaranjo—debemos practicar mejor eso—comentó.
Ambos muchachos se saludaron provocando que Yunho aplaudiera contento por la simple interacción.
—No quiero sonar grosera, ¿Pero que hacen aquí?—cuestionó Mina escuchando como la puerta de un vehículo sonaba, se sorprendió gratamente de sentir como Yunho con suavidad le ayudaba a entrenar en la parte trasera del vehículo tomando asiento justo a su lado: él la cuidaba como si fuese de cristal.
—Yunho se le declaró a una chica—comentó Mingi mientras encendía el vehículo de su hermano mayor—y él necesitaba una respuesta femenina... pero como es un impaciente me obligó a saltarme las clases para que respondieras su duda—agregó como si ya estuviese acostumbrado a ese tipo de arrebatos por parte de su mejor amigo.
Mina giró su rostro en dirección de Yunho, estaba sorprendida, no lo iba a negar, jamás pensó que Yunho fuese la clase de chico que se declararía, aunque bueno, con lo sincero y sin filtro que era, no debió dudar que sería capaz de hacerlo.
—¿Y que te dijo?—cuestionó la muchacha interesada por la respuesta oyendo a la perfección como el muchacho simplemente suspiraba.
—Se rió de mi... y me dijo "Eres gay, jamás saldría con un gay"—murmuró apenado a la vez que se cruzaba de brazos haciendo un gran esfuerzo por no llorar—no soy gay... o sea, nunca me ha gustado un chico, tampoco he besado a nadie—confesó sintiendo sus mejillas calientes ante su comentario—¿Debería besarme con alguien? porque si es así, ¡Mingi detén el auto debo comprobarlo!—y el había comenzado a divagar provocando que el mencionado jadeara sorprendido por esa repentina orden—o quizás debo besar una chica para saber si soy heterosexual—comentó girando su rostro en dirección de la japonesa notando como ella estaba serena prestandole una completa atención—¿Mina nos besamos?
—Creo que estas divagando—murmuró Mina avergonzada por la repentina pregunta del más alto deseando que el conocido impulso que el muchacho tenía para decir las cosas sin medir sus consecuencias no desearan en hacer acto de aparición para abalanzarse contra su anatomía.
—Tienes razón—respondió Yunho recostando su espalda contra el respaldo del asiento mirando como Mingi mantenía sus mejillas envueltas de un fuerte tono carmesí—pero no soy gay—reafirmó el muchacho—mi madre dice que no quiere más desviados en la familia, le basta con Nayeon—comentó con suavidad siendo inconsciente del peso de sus palabras.
Mina tragó saliva sin saber que debía responder, ella sabía que, si decía algo fuera de lugar podría desencadenar un coreano parlanchín.
—Lo sabrás con el tiempo—murmuró la castaña pensando muy bien en sus palabras sintiéndose prácticamente intimidada por la forma en que Yunho le estaba viendo; no lo podía observar pero podía sentir sus ojos taladrando su cabeza—¿Alguna vez haz estado nervioso?—preguntó de repente escuchando el suave "sí " brotando de los labios del menor—bueno... cuando alguien te gusta ese sentimiento de nerviosismo se triplica... tus manos sudan, tu corazón late con fuerza, y piensas firmemente que estas soñando.
Yunho la miró inclinándose en su dirección con sus labios ligeramente entreabiertos, el escucharla le había aterrado, pero a la vez le fascinaba, porque ella se veía como si estuviese pasando por ese procedimiento.
—¿Eso sientes por Nayeon?—cuestionó el castaño sintiendo como sus comisuras se elevaban ante la forma en que Mina había enrojecido llevando sus dos manos hacía su rostro para asentir de esa forma con su cabeza en señal de aceptación—eso es lindo—murmuró apoyando sus dos palmas contra sus muslos intentando limpiar la sudoración de sus manos—papá dice que aceptará al futuro novio o novia de sus hijos cuando vea que nosotros entramos por la puerta sonriendo como si la vida fuera bella... yo no lo entiendo, pero ayer Nayeon entró de esa forma, así que papá quiere conocerte... —admitió soltando información más de la que cuenta. Cuando se percató de aquel hecho no pudo evitar entreabrir sus labios estirando su torso para presionar esta vez sus palmas sobre sus hombros—rebobina Mina, rebobina, se supone que eso no debías saberlo, ay dios mio... ya la cague—comentó alejándose de la mencionada para llevar sus dos palmas contra su cabeza.
Mina mordió el interior de su mejilla escuchando los lamentos de Yunho acompañados por el sonido del auto deteniéndose. Rápidamente ella estiró su mano tocando con las yemas de sus dedos su brazo desnudo logrando que el sonido de su voz por fin dejase de sonar en el interior del vehículo.
—Yunho, recuerda que ella no sabe que nos conocemos—le aclaró logrando que el mencionado alejara sus palmas de su rostro para verle con sorpresa—así que esta conversación jamás existió.
—Pero si acabamos de hablarlo—comentó el muchacho confundido causando que Mingi simplemente suspirara.
—Ella se refiere que, como para Nayeon ustedes no se conocen, la información que le acabas de dar ella no podrá utilizarlo, así que se toma como que jamás existió—volvió aclarar, aunque esta vez lo hizo el pelinaranja logrando que Yunho estuviese más tranquilo.
Luego de esa conversación Mina se despidió de ambos muchachos dirigiéndose hacía el amplio edificio, con calma y bastón en mano la chica se adentró escuchando como, el bullicio de los estudiantes golpeaban con agresividad sus tímpanos logrando aturdirla los primeros segundos, ella con dificultad intentó no prestarles atención continuando con su camino, aunque no sabía muy bien a donde ir porque realmente no tenía ni la menor idea de donde podría estar Nayeon. "No puedo creer que Siwon y Nayeon estén juntos" dos voces femeninas pasaron por el lado de la japonesa causando que esta se tambaleara confundida. Velozmente se sintió abrumada, ¿Nayeon que? se cuestionó intentando comprender que estaba sucediendo a su alrededor, "... Quien diría que Julieta cambió a su Romeo" y la gente se estaba burlando. Al parecer Nayeon hizo algo que estaba en boca de todos, y eso la asustaba, "Hablo en serio, se besaron en el campus" y una chica en particular soltó más información olvidando por completo el hecho de que Mina estaba en medio del pasillo, causando que su hombro diera de lleno con el ajeno, aquella desconocida ni siquiera se tomó el tiempo de disculparse, simplemente ignoró a la japonesa como si no fuese la gran cosa.
Mina entreabrió sus labios tomando una gran bocanada de oxigeno, velozmente comenzó a caminar con bastante rapidez hacía la salida queriendo tener un poco de aire fresco-repentinamente se había sentido ahogada-. Taehyung estaba apoyado en uno de los casillero mirando con diversión como la castaña intentaba huir, en silencio el muchacho estiró su palma chocando los cincos con las seis personas que le ayudaron a hacer ese estúpido plan para centrar más a Nayeon en la obra.
La japonesa salió llevando sus dos palmas contra su rodilla sintiendo como su bastón se incrustaba en su muslo derecho.
—¿Mina?—y la persona que menos quería escuchar, estaba frente a ella sonando completamente preocupada—¡Viniste!—comentó emocionada dando un paso en dirección de la japonesa queriendo liberar las ganas que tenía de volver a presionar su boca con la ajena.
—M~Me tengo que ir—murmuró la mencionada reincorporándose, sintiendo el pánico corriendo por sus venas —adiós Nayeon.
La coreana rapidamente tomó de su brazo izquierdo impidiendo que ella huyera.
—¿Qué sucede?—cuestionó confundida, mirando con pavor como la japonesa con fuerza rehuía de su tacto—M~Minari.
—¿Qué pretendías Im?—preguntó Mina con agresividad causando que la mencionada diera un paso hacía atrás—me ilusionas, para luego jugarle al heterosexual, ¿Es eso?—cuestionó provocando que la pelinegra simplemente frunciera el ceño sin entender que estaba sucediendo—no soy un juguete Im, si quieres divertirte jugando a la lesbiana búscate a otra idiota, pero yo paso de ti.
Y si más se marchó sin saber a donde iba en realidad, mientras que Nayeon se quedó ahí, de pie, con la mirada de los alumnos curiosos puesta en su espalda. La pelinegra soltó un pequeño hipo ante su silencioso llanto llevando rápidamente su palma contra sus mejillas intentando limpiar sus lágrimas, pero no podía dejar de llorar por Mina así que simplemente las dejó estar, que continuaran con su descenso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro