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Llamada, ¿Quien?

Narrador omnisciente:

Si Mina era sincera en un principio había creído firmemente que el estar en el mismo espacio y metro cuadrado que en el que estaba Sana sería incomodo ya que se habían besado luego de su rompimiento a causa de haber ido tras sus brazos por culpa de esa paliza que recibió a manos de dos individuos en particular, y a pesar que sabia que en ese tiempo no tenía ningún tipo de sentimiento por Nayeon y que realmente no tenía el por qué dar explicaciones, la verdad de las cosas que ahora mismo se sentía fatal al recordar sus labios tocando los ajenos ante el sentimiento de familiaridad que brotó de lo más interno de su lastimado corazón, pero las cosas salieron bastante bien a su parecer; Sana se mantuvo conversando con Wonho y Seungwan respecto a la universidad y como mejoró mentalmente ante la muerte de Felix, mientras que Mina en silencio recibía torpemente la cuchara embarrada de helado por parte de Yuna. 

En un principio Wonho no había estado de acuerdo con que su hija durmiera con su hermana menor, porque conocía a la perfección al piojito que había criado, así que realmente no quería que Mina pasara una mala noche, y como no, Seungwan estaba por las mismas, como madre se aferraba a la idea de tener a su pollito bajo sus alas, y a pesar que sabia que se trataba de la hermana de su novio, el pensamiento de inseguridad seguía estando presente, pero el pequeño diablito hizo de las suyas para estar ahora debajo de las sábanas de la castaña con Coco entre sus brazos durmiendo con bastante tranquilidad. La japonesa se recostó al lado de la infante haciendo todo lo posible para que su cuerpo no estuviese adherido con el ajeno porque pensaba que podría aplastarla. A media noche, para ser mas preciso a las cuatro y media de la madrugada Yuna despertó comenzando a llorar ante la oscuridad que envolvía la habitación, y Mina no iba mentir en como se había sentido, ya que hizo un gran esfuerzo para fingir que podía ver estirando a tientas uno de sus brazos logrando atrapar la pequeña lampara que descansaba sobre la mesita de noche en forma de adorno.

La japonesa rapidamente envolvió sus brazos sobre el tembloroso cuerpo de la pequeña sintiendo como esta se aferraba a sus antebrazos para luego esconder su rostro humedo por el llanto en su esternón.

—E~Está muy oscuro—susurró Yuna a la vez que Mina presionaba su mentón sobre su coronilla escuchando atentamente su agitada respiración acompañada por los gimoteos por parte de Coco quien solo miraba confundido la interacciones ajenas—t~tengo miedo.

—Esta bien el tener miedo—aclaró Mina mientras que su palma se deslizaba por la espalda de su sobrina sintiendo como la pequeña hundía sus pequeños dedos sobre la piel expuesta de su antebrazo—pero nadie te hará daño... ni siquiera la oscuridad—era un poco metafórico la forma en que se estaba expresando, ya que ella mejor que nadie sabía el pavor que daba el no poder ver nada, el tener que fiarse de sus demás sentidos para hacerse una idea de lo que estaba pasando a su alrededor, y no se iba a engañar, la mente era el enemigo mundial, y como su naturaleza en sí podría causar los peores traumas, ella entendía a la perfección el llanto en Yuna—pero nadie te hará daño. 

—¿Cómo estas tan segura?—comentó la contraria con un deje de admiración por la forma en que Mina soltó sus palabras demostrando una valentía y seguridad que la hizo sentirse verdaderamente a salvo en sus cálidos brazos.

—Porque nosotros daríamos la vida por ti—respondió a la vez que acomodaba tanto a la pequeña como ella misma sobre el colchón mientras que, con su mano libre empuñaba a tientas las mantas para estirarlas posando estas sobre el torso ajeno, permitiendo que Yuna se acomodara mejor usando su brazo como almohada presionando sus deditos descalzos sobre la pierna doblada de Mina—no le temas a la oscuridad... la oscuridad debería temerte—aclaró sintiendo una pequeña mano presionando su mejilla rosando con sus minúsculas yemas por debajo de sus párpados cerrados—duerme Yuna, yo velaré tus sueños.

—¿Y si el monstruo te lastima?—susurró asustada de que su valiente princesa terminara por salir herida a manos de aquel monstruo imaginario que esperaba en el interior del closet a que ella se quedara dormida. 

—Lo golpearé con la lámpara—aclaró escuchando su suave risilla que intentaba amortiguar con la presión de sus palmas sobre su boca—estaré bien, ningún monstruo puede conmigo, así que duerme—pidió presionando con bastante dificultad su palma doblada sobre el suave cabello de la menor acariciando esa zona en un vano intento por relajarla.

Y así lo hizo, la niña volvió a los brazos de morfeo mientras que Coco descansaba en la orilla de la cama velando su propio sueño manteniéndose recostado bajo su espalda con una de sus piernas estirada y el hocico entreabierto dejando en evidencia su lengua deslizada hacia un lado, lastima que Mina no fuese capaz de ver esa cómica imagen. Por si se lo estaban preguntando, Mina cumplió con su palabra, la chica pasó la noche despierta escuchando la suave respiración de Yuna acompañada por los impulsivos gruñidos atontados por parte de su mascota; la japonesa se mantuvo distraída en sus propios pensamientos y realmente se sorprendió bastante de comprender como las cosas nuevamente habían cambiado, aunque el verdadero sentimiento era pánico, porque estaba entendiendo que solo bastaba un segundo para su vida diera un giro completo. 

A la mañana siguiente Mina se levantó cuando escuchó el sonido de los pájaros, aquellos eran su reloj natural; siempre cantaban a la misma hora. La castaña caminó hacia su escritorio presionando sus dedos sobre las prendas que su madre le había dejado la noche anterior, con cuidado las tomó para luego simplemente abandonar la habitación sin antes haberse asegurado mediante el tacto que Yuna estuviese en medio del colchón con una que otra almohada que descansaba en ambos bordes de la cama siendo estas sus barreras protectoras-lo que menos necesitaba era tener a Yuna con un hematoma en su cabeza producto de alguna caída-. En silencio la japonesa caminó por el pasillo dejando su bastón en la entrada de la puerta de su recamara manteniendo aun la mentira de que podía ver, porque realmente le daba miedo que su sobrina despertara y se diera cuenta que no la había sanado, aunque bueno, si era sincera, no sabía hasta que punto podría sostener la mentira, pero haría todo lo posible para mantenerla.

Se bañó con rapidez intentando que sus pensamientos no la volvieran a atrapar, con calma se sostuvo en la pequeña barra de metal que estaba en el interior de la ducha siendo este su único medio de protección ante una posible resbalada. 

Media hora después se encontraba en la cocina desayunando lo que su madre amablemente le había preparado, en silencio terminó de oír la nota de voz por parte de Changbin, y a pesar que una parte de ella sentía frustración porque él faltaría clase, realmente no podía evitar el pensar que se alegraba de saber que estaría sola; a veces, solo a veces, Changbin podría hostigarla demasiado, pero lo quería, realmente lo hacía. La japonesa masticó con calma mientras que su madre preguntaba constantemente como había pasado la noche, por una razón que aun no tenía muy clara, no quería confesar que Yuna había llorado, quizás se debía a que le daba temor que su hermano se enterara y que por ese motivo no pudiera volver a compartir otra noche con la pequeña, y quizás esa fue razón que la llevó a guardar silencio terminando por degustar lo que tenía en el interior de su boca, esperanzada de que su progenitora dejara el tema hasta ahí. 

Unos pasos llamaron la atención de la japonesa, en silencio tomó la servilleta que descansaba sobre su muslo presionándola sobre sus labios a la vez que los fuertes jadeos de Coco llenaban la habitación, llegó, pensó girando su rostro mientras que instintivamente sus dedos los presionaba sobre sus lentes-a veces se le olvidaba que los llevaba puesto-. Una somnolienta Yuna caminó hacia el asiento desocupado que estaba al lado de la castaña ignorando casi por completo la presencia de Sachiko que seguía ocupada en la cocina manteniendo toda su atención en lo que estaba preparando, aun sin saber muy bien donde estaba se inclinó presionando su mejilla sobre el brazo ajeno sintiéndose rápidamente cómoda por el calor que emanaba la más alta. Mina realmente agradecía de que Yuna no se sintiera incomoda con su presencia, y a pesar que nunca se llevó bien con los niños-nunca sabía que hacer-, con ella en particular se había acoplado bien, de la misma forma en que lo hizo con Yunho, aunque bueno, eran casos particularmente distintos; su pequeño amigo estaba próximo hacer un adulto hecho y derecho con el pensamiento y razonamiento de un niño, y Yuna era una pequeña infante que aun le quedaba mucho por vivir, pero ambos tenían un corazón puro. 

—¿Cómo dormiste piojo?—cuestionó Mina posando sus dedos sobre la cabellera de la mencionada sintiendo como esta restregaba su mejilla sobre su brazo actuando como un pequeño gatito en busca de cariño.

—Bien... me protegiste del monstruo—y sonaba realmente emocionada por lo que había hecho Mina, y como no, la joven japonesa se daría el crédito mientras que Sachiko solo había guardado silencio mirando con su corazón estrujado la interacción de su hija con su nieta. 

A pesar que estaba mal, Sachiko no pudo evitar el cuestionarse si las cosas hubiesen sido distintos para su hija ante la compañía de Wonho, quizás Felix estaría con vida, y no le hacía bien el pensar en otra posibilidad ajena a la realidad, pero el fantasear era parte de la mente humana. Felix siempre le agradó, y hasta había pensando que Mina terminaría compartiendo su vida con él, se los imaginó casados, formando una familia como otro par de adolescentes, pero las cosas jamás salían como lo tenía planeado. El teléfono de la adulta sonó provocando que ella rápidamente lo llevara contra su pecho huyendo de la cocina mientras que su hija seguía estando distraída con Yuna. 

—Te dije que no me volvieras a llamar—susurró la mujer manteniéndose escondida en el pasillo deseando que Mina no fuese capaz de oír la conversación que estaba teniendo a través de su teléfono—no tienes ningún derecho de llamar.

¿Es cierto que volvió?—y como no, él quería saber si el chico había regresado, y por el silencio que le brindó Sachiko le confirmó lo que había visto cuando deambulada por las calles de Seúl—¿Por qué no me lo dijiste?.

—¿En serio me lo estas preguntando?—cuestionó la mujer molesta—¿Te recuerdo maldito idiota que por tu culpa él se fue?—y quería golpear a su ex esposo, lo odiaba con su vida, lo odiaba por todo el daño que hizo en su familia sin siquiera pensar en su hija, lo odiaba por lo que la obligó a hacer; nunca estuvo presente, la única imagen que tiene Mina de él son sus gritos y su ira, ¿Por qué le diría a alguien como él que su hijo volvió? no iba a exponer a su bebé, ni mucho menos a su hijo con su familia—Akira... no te acerques a mis hijos, te lo advierto.

A pesar que su risa le había erizado la piel, la mayor se mantuvo fuerte. 

—A mi no me amenaces—aclaró el mayor mientras que su respiración chocaba con el parlante del teléfono de la mujer—sin mi, ustedes no son nadie... no lo olvides—y sin agregar mayores palabras cortó la llamada.

Sachiko dejó caer su teléfono llevando sus dos temblosas manos contra sus labios intentando que su llanto no quedara expuesto mientras que sus piernas la obligaban a retroceder hasta que su espalda tocó la pared. La mujer tomó grandes bocanadas de aires haciendo un gran esfuerzo para mantener la cordura, pero su ex esposo la intimidaba, porque los recuerdos eran crueles y le recordaban constantemente lo que él hizo, lo que les hizo, y ante su falta de remordimiento, ella sabía que lo volvería hacer, una y otra vez hasta destruir lo único estable que tenía en su vida.

El sonido de la puerta de la entrada la paralizó pensando que él había llegado.

—¿Mamá? vengo a buscar a Yuna—la voz de Wonho la hizo respirar otra vez. 

Horas después Mina se encontraba con tranquilidad deslizando sus dedos por las hojas del libro que Dahyun le había regalado-a pesar que la chica se había negado aceptar su dinero, seguía teniendo la intención de devolverlo-para su suerte el día había sido bastante tranquilo, en ninguno momento se encontró con Nayeon ni con ninguno de los chicos que componían la obra de teatro así que se sentía agradecía, porque estaba de buen humor, y no quería que nada, ni nadie, estropeara su día. Mina no entendía muy bien a Romeo y Julieta, a pesar que estaba haciendo un gran esfuerzo por comprender sus decisiones, no entendía como el peso de la decisión de sus familias eran más fuertes que sus propios sentimientos, aunque bueno, debía confesar que el hecho de la época en la que se basó tenía mucha relación, y se sorprendió, realmente no pudo ocultar su sorpresa cuando se dio cuenta que, a pesar que Julieta estaba comprometida igual se casó con Romeo, amor verdadero, pensó sintiendo su pecho cálido ante esa conclusión, pero los amores verdaderos nunca perduran, y eso era una lastima, pero la vida en si era así, injusta y cruel. 

A pesar que Nayeon era consciente de la decisión que había tomado, porque creía estúpidamente que de esa forma podría concentrarse en su trabajo, realmente no lo estaba consiguiendo. ¿Por qué se ve tan bien? y no podía despegar sus ojos de Mina quien se encontraba en el patio con su espalda adherida contra el tronco del árbol-el mismo que había presenciado su primer encuentro, donde las cosas surgieron para ambas-. ¿Por qué no puedo olvidarte? odiaba que siguiera pensando en la castaña, que su mente se redujera por completo en la forma en que la chica sonreía, porque le parecía hermoso: todo en Mina le parecía perfecto. 

—Nayeon.

La mencionada giró su rostro despegando sus ojos de la ventana para ver como Taehyung simplemente se había cruzado de brazos dejando en evidencia lo molesto que estaba. En silencio la coreana se alejó de sus vistas para acercarse al mas alto notando como este le seguía el paso volviendo a subir al escenario. El coreano comenzó a relatar parte de su dialogo mientras que Nayeon se había quedado quieta mirando la pared manteniendo su cabeza completamente ocupada en la forma en que Mina había cambiado las paginas, tan suave y delicada, pensó. 

—¡Nayeon, por favor, presta atención!—y Taehyung alzó la voz golpeando con su palma abierta la pared logrando que la chica diera un brinco producto del susto—...—los demás actores se quedaron en silencio sentados en sus respectivos asientos mientras que veían las interacciones del coreano y la pelinegra—¿Puedes seguir con el dialogo? o sino te cambiamos—la estaba amenazado porque sabía que de esa forma la muchacha funcionaría como él quería. Nayeon asintió con su cabeza tomando un mechón de su propio cabello para dejarlo detrás de su oreja.

Y así comenzó nuevamente la actuación; Taehyung se recostó en el suelo fingiendo haber muerto después de beber la copa con veneno, y Nayeon apareciendo nuevamente en escena-ella se había dado cuenta que el muchacho había cambiado ligeramente el dialogo cuando la besó en el ultimo ensayo, parte que aquello realmente no debió ocurrir-. La pelinegra fingió tener un vestido así que empuñó en el aire las telas de esa supuesta prenda mientras que corría fingiendo tener lágrimas en sus ojos al ver a su esposo en el suelo con la copa de vino acostada al lado de su mano derecha. Fray Lorenzo protagonizado por Sungjae-no había tantos estudiantes que les gustará el teatro así que el chico tenía dos personajes-entraba en escena presionando su palma sobre el brazo de la coreana intentando detenerla.

Oigo ruido. Deja tú pronto ese foco de infección, ese lecho de fingida muerte. La suprema voluntad de Dios ha venido a desbaratar mis planes—habló Sungjae mientras que Nayeon trataba de zafarse de su agarre continuando con sus falsas lágrimas que caían por sus mejillas—Sígueme. Tu esposo yace muerto a tu lado, y Paris muerto también—mantuvo la compostura a pesar que por el rabillo del ojo había visto como Siwon fingía morir tirándose al suelo mientras que los demás espectadores llevando sus dedos a sus labios intentando no reír por su actuación—Sígueme a un devoto convento nada más me digas, porque la gente se acerca. Sígueme Julieta, que no podemos detenernos aquí.

La coreana sacudió su cabeza en negación para luego darle un empujón provocando que él simplemente huyera de la habitación volviendo a dejar a la muchacha a solas con el peligris. 

¡Esposo Mio! Mas, ¿Qué veo?—cuestionó arrodillándose mientras que veía atentamente la copa—con veneno ha apresurado su muerte... ¡Cruel! no me dejó ni una gota que beber—siguió relatando mientras que los chicos compañeros de teatros se inclinaban viendo con fascinación la interacción de la pelinegra con el silencioso peligris—pero besaré tus labios que quizá contienen algún resabio del veneno... Él me matará y salvará—y a pesar que la idea de besar a Taehyung no le gustaba para nada, actuación era actuación, así que se inclinó tomando su cabello para que los demás vieran la unión de sus labios sobre los ajenos. Con la misma velocidad que presionó sus cerezos se alejó—aún siento el calor de sus labios.

Siwon se levantó de la zona donde se había recostado fingiendo su muerte para comenzar a pisar con fuerza el suelo fingiendo que estaba por aproximarse a la escena. rápidamente la pelinegra giró su rostro hacia ambas dirección fingiendo buscar con la mirada al susodicho que estaba por ingresar.

Siento pasos—comentó a la vez que tomaba el puñal de, Romeo que descansaba sobre el cinturón del chico—¡Dulce hierro, descansa en mi corazón, mientras yo muero!—y sin más que agregar fingió el apuñalarse para luego simplemente soltar el puñal cayendo sobre el pecho de Taehyung.

Y así que quedaron por un par de segundos siendo el final del teatro, a pesar que Nayeon había querido que tuviera el final real del libro, su profesor de teatro lo simplificó a su muerte. Los chicos velozmente se levantaron comenzando a aplaudir mientras que la coreana se levantaba del torso de su acompañante observando la sonrisa que tenía Taehyung, el imbécil lo disfrutó, y eso era lo que más odiaba que el chico realmente estuviese disfrutando el momento. La muchacha bajó del escenario asintiendo con su cabeza en forma de agradecimiento por las palabras por parte de sus compañeros, mientras que Taehyung alardeaba de que el día del estreno les saldría espectacular, y que la gente no dejaría de comentar sobre la obra, pero a ella no le importaba, había perdido el interés de actuar a su lado. 

Nayeon abandonó su zona de ensayo sosteniendo en uno de sus hombros su bolso mientras que caminaba hacia la salida; ese día en particular, Jeongyeon y Jihyo vendrían por ella así que estaba emocionada porque hace bastante tiempo que no las veía. 

—Nayeon—la chica a pesar que había oído la voz de Jinyoung lo ignoró continuando con su caminar. En silencio la chica presionó su palma contra la puerta abriendo esta para encontrarse rapidamente con sus amigas que la esperaban en el auto de Jihyo—Nay...—el chico calló sus palabras cuando se percató que la mencionada había caminado hacia otras dos mujeres, perdiste tu oportunidad, pensó sintiéndose molesto consigo mismo por no haber conseguido tener una charla con la muchacha—no te librarás de mi—murmuró observando atentamente como la pelinegra se dirigía donde las mujeres.

La coreana saludó tanto a Jeongyeon como Jihyo para luego mirar hacia aquella chica de cabello rosa que pasó cerca suyo. No, en realidad ella no le llamó la atención, lo que si le llamó la atención fue ver que Mina iba con ella, ¿Qué? y estaba tan sorprendida que solo se quedó quieta ignorando por completo a sus amigas mientras que sus ojos seguían fijos en la forma en que la desconocida posaba uno de sus brazos por los hombros de la japonesa para luego tomarse el atrevimiento de presionar sus labios sobre la mejilla derecha de Mina logrando sonrojarla, ¿Qué? repitió en su mente intentando procesar las imágenes.

—¿Esa no es Mina?—cuestionó Jihyo a la vez que presionaba sus dedos sobre las costillas de Nayeon tratando de llamar su atención, pero la chica solo la ignoraba.

—Te robaron la conquista—se burló Jeongyeon mientras que sus ojos seguian estando fijos en la forma en que la desconocida ayudaba a sentar a Mina en el auto para luego simplemente rodear este—es bonita.

—Cállate Yoo—gruñó Nayeon mientras que caminaba hacia el auto de su amiga adentrándose en la parte detrás de este. La mencionada giró su rostro observando a Jihyo notando como la chica se encogía de hombros. 

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