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Ironía

Narrador omnisciente:

— No—respondió Mina de forma tajante girándose sobre sus talones para caminar en dirección de la salida escuchando el fuerte jadeo de sorpresa por parte de la tal Nayeon y como los característicos sonidos de los pasos de Changbin resonaban indicando que se estaba acercando a ella.

Mina continuó caminando negándose rotundamente a la estúpida idea de participar; no tenía sentido para ella el aceptar el trato de esa tal Nayeon cuando su profesor solo le pidió que lo explicara. La joven con bastante facilidad abandonó el gimnasio, manteniendo su bastón firmemente agarrado entre sus dedos-ella estaba completamente dispuesta en pagarle a alguien para que le leyera el libro si era necesario, pero no iba participar, se negaba por completo a esa posibilidad-. La castaña bufó irritada al sentir como alguien tomaba de su brazo, con suavidad la hizo girarse causando que, por instinto ella lo golpeara con el borde su bastón en una de sus piernas.

—¡Auch!—se quejó la rasposa voz de Changbin provocando que ella simplemente sonrió satisfecha de lograr alejar su tacto de su brazo, sin siquiera dudarlo volvió a girarse dispuesta en seguir con su recorrido, pero el chico era bastante insistente al querer nuevamente detenerla—mierda... Mina, es tu oportunidad—admitió el muchacho sobándose su muslo lastimado a la vez que seguía sosteniendo con su mano el brazo de la muchacha—quizás te diviertas.

—No, prefiero pagar para que me lo lean—admitió ella elevando su brazo para liberarse del agarre del joven.

El pelinegro suspiró enderezándose rápidamente para seguirle el paso, la chica continuó caminando con una completa calma mordiendo el interior de su mejilla al sentir que, esta vez era el cuerpo completo de su amigo quien había atrapado su anatomía impidiendo que continuase con sus pasos.

—Por favor... te vas a distraer, te haré bien el poder intentarlo—suplicaba el muchacho sintiendo como la contraria intentaba soltarse de su agarre—¡Haré tu tarea de ecología si lo intentas!—uy, esa oferta si le interesó a la castaña quien, rápidamente dejó de luchar para prestarle atención a sus palabras—toda tu tarea...

—¿Por qué insistes tanto en que acepte esa estupidez?—cuestionó la castaña completamente confundida. Sin dudarlo se giró en el momento que el deportista dejó de sostenerla desde su cintura; a pesar que ella no podía verlo, sabía perfectamente que en esos instante estaba mordiendo su labio inferior y mirando cualquier punto del pasillo que no fuese su rostro—habla, Changbin.

—Quiero que salgas de tu burbuja, y que la gente conozca a la verdadera Myoui Mina—admitió el muchacho encogiéndose de hombros sintiéndose abrumado de sentir como, de forma torpe la muchacha lo abrazaba golpeando su bastón por accidente contra su cabeza.

Mina realmente no quería participar, ni siquiera le interesaba el hecho de que la gente la conociera en realidad, pero la forma en que el muchacho lo dijo, como se notaba con el simple sonido de su voz lo preocupado que estaba por la soledad que ella comenzaba a experimentar y acoger como su nueva personalidad, le hicieron entender que, a pesar que no le hiciese ningún tipo de gracia el tener que exponerse a una vergüenza monumental, lo haría solo para que él estuviese más tranquilo.

—Lo haré, pero debes hacer mi tarea—le aclaró palmando con dificultad su mejilla para luego simplemente alejarse—toda mi tarea, Chang—agregó remarcando la palabra "toda". El pelinegro en cambio solo rió moviendo su cabeza en señal de aceptación—iré a firmar mi sentencia de muerte—canturreo con sarcasmo caminando en dirección del gimnasio escuchando atentamente como el coreano simplemente aplaudía emocionado siguiéndole el paso—si me sacan de quicio, ¿Puedo golpearlos accidentalmente hablando?—cuestionó abriendo la puerta a la vez que escuchaba como respuesta la fuerte carcajada de su acompañante.

—¡Vaya, pero si has vuelto!—aquella irritante rasposa voz masculina comenzaba ser el sonido más desagradable para ella. Como era costumbre Mina simplemente fingió una suave sonrisa caminando en dirección de las voces escuchando atentamente como los zapatos de alguien ajeno a ella caminaba hacía su dirección—no durarás ni un día, en esto—vaya sorpresa para la castaña, si se trataba del mismo idiota que le había dado la bienvenida.

La castaña mantuvo sus comisuras elevadas a la vez que movía su bastón dispuesta en estampar la punta metálica de esta contra alguna extremidad del contrario, solo para escucharlo llorar de dolor.

—Un paso atrás Taehyung, Mina aún no sabe manejar bien su bastón puede golpearte por accidente—avisó Changbin caminando en dirección de su amiga colocándose justo a su lado mientras que intentaba no reír al ver aquella expresión de desagrado que el mencionado formó al escucharlo—buen chico—comentó divertido al observar como el mencionado daba un paso hacía atrás permitiendo que, ahora Nayeon apareciera en su campo de visión—ella ha cambiado de parecer.

La coreana se cruzó de brazos alzando una de sus cejas a la vez que mantenía sus ojos fijos en la forma en que Mina inclinaba su cabeza entreabriendo sus labios para deslizar aquella peculiar, pero fina lengua entre sus cerezos, fue un movimiento atractivo para las orbes de la pelinegra quien no pudo evitar el pensar lo peligroso que sería el tenerla a solas. Rápidamente Nayeon sacudió su cabeza al sentir como Siwon pasaba su brazo por sobre sus hombros logrando que nuevamente estuviese en la realidad. La castaña mientras tanto suspiró aburrida por el prolongado silencio que se mantuvo en el ambiente, sin mucho interés apoyó su palma sobre su bastón inclinando su torso para posar su mentón sobre su dorso, permitiendo que el bastón sostuviera todo su peso.

—¿Y bien?—cuestionó Changbin incómodo por la forma en que Nayeon se le había quedado viendo a su amiga. Rápidamente la coreana parpadeo alejando el brazo del alto moreno para acercarse a la japonesa examinándola en silencio—¿Nayeon?—preguntó confundido notando como la mencionada alzaba su palma en señal de que guardara silencio, sin siquiera dudarlo la chica rompió el espacio personal de la castaña presionando su palma sobre la quijada de la extranjera.

—Te golpearé...—aclaró Mina alejando de golpe el tacto de la chica, escuchando como esta simplemente reía por sus palabras—si vuelves a tocarme—finalizó la frase. Sin siquiera dudarlo volvió a enderezarse dando un paso hacía atrás con intenciones de tener nuevamente su espacio personal.

La pelinegra también retrocedió al ver su reacción.

—Qué agresiva... me gusta—lo último lo murmuró más para sí misma que para el resto, sin dudarlo giró sobre sus talones—bien, por mientras toma asiento, te presentaré a los chicos... Siwon ven ayúdame—avisó caminando hacía la zona donde estaban las sillas siendo seguida por Siwon y Taehyung. Changbin tragó saliva tomando con suavidad el brazo de la japonesa para ayudarle a dirigirla hacia la zona donde estaban los demás—...—se quedó en silencio al ver como Ailee se levantaba de su asiento acercándose a la castaña.

—Soy Ailee... si quieres puedes tocar mi rostro—habló con suavidad causando que Mina diera un paso hacía atrás abrumada por sus repentinas palabras—vamos, no seas tímida, así te podrás hacerte una idea de como soy—ella estaba empeñada de lograr que la castaña la tocara, pero la extranjera sólo dio un paso hacía atrás negándose rotundamente a tocarla.

—Solo soy ciega hace un año y medio... reconozco algunas caras, sé quién eres—respondió rápidamente la castaña girando su rostro asustada de escuchar como el sonido de varios pasos se acercaban hacía su dirección. 

Aterrada y completamente angustiada por el repentino tacto de unas manos ajenas envueltas en su cintura causaron que ella empuñara su bastón siendo consciente que no dudaría usarlo con tal de estar a salvo.

—Soy yo—susurró Changbin causando que, de forma instintiva ella se relajó sintiéndose completamente segura por su cercanía. Rápidamente el chico dio un paso hacía atrás observando como los integrantes del club no tardaban en acercarse curiosos y animados por el simple hecho de ser reconocidos por Mina—chicos un paso hacía atrás, la están asustando.

—Sé que Ailee tenía el cabello morado y que era casi de mi estatura... y Siwon es moreno, alto y no tiene mucho labio superior—murmuró escondiendo sus manos en el interior de sus bolsillos delanteros sintiendo como el borde de su bastón tocaba sus costillas—si me dicen sus nombres podré identificarlos—se sentía intimidada por no saber con exactitud donde estaban los demás, insegura de sí misma agachó su rostro siendo un impulso involuntario por ocultar su vergüenza.

—Jinyoung—soltó el chico de cabello negro que se había estado manteniendo en todo momento detrás de Nayeon casi indiferente a la presencia de la castaña—¿Te suena ese nombre?

—Sé quién eres—respondió Mina girando su rostro en dirección del sonido posando su mirada inerte fija en el cuerpo del más alto causando que este se removió incómodo al ver como ella arreglaba sus lentes en señal de burla; ella lo conocía a la perfección, se creía el chico más atractivo del año junto con Kim Seokjin, recordaba perfectamente a ambos muchachos porque eran los blancos favoritos de Felix para molestar—...—se quedó en silencio los primeros segundos abrumada del solo recuerdo de su mejor amigo riendo ante las travesuras que ejercían logrando estar en detención—¿A~Alguien más está en esta habitación?

Y así continuaron presentándose cada uno de los integrantes del club de teatro. Nayeon se había quedado en silencio con sus brazos cruzados observando como Mina reconocía a la mitad de sus amigos a excepción de ella, logrando que aquella inexplicable frustración aumentara. La castaña suspiró al saber que, tendría que convivir con un par de idiotas más- a parte de Taehyung y Jinyoung-, la muchacha relamió sus labios tomando asiento sobre el borde del escenario sintiéndose ligeramente aliviada de saber que, por lo menos estarían Ailee, y Sungjae para aminorar el tiempo en que estaría conviviendo con ellos.

Para la suerte de la castaña, Nayeon- al parecer la líder del club- le dio la oportunidad de salir del gimnasio como un pequeño receso, Mina sabia que estaba mal en el momento que, de ir a su siguiente clase simplemente se quedó afuera sentada en el césped con su espalda apoyada contra el tronco de un árbol. La joven tenía tantas ganas de escuchar música, de poder distraerse de alguna forma, pero era consciente que quedaría completamente expuesta al no poder escuchar ni ver, así que solo suspiró cruzándose de brazos agradeciendo mentalmente el estar sola,-no es que Changbin no le agradara-, solo que a veces necesitaba estar lejos de todo.

Era abrumador y angustiante el pestañear y no ver nada; la primera vez que despertó luego del accidente y se dio cuenta que no podía ver más allá de la oscuridad pensó firmemente que había muerto, luego cuando escuchó la voz de su madre, y la manera agradable en que una voz masculina le pedía que lo mirara descartó la idea de estar muerta para dejarle el paso a las pesadillas. Estoy en una pesadilla, pensó tragando aquel inexistente nudo que siempre se alojaba en su garganta queriendo quedarse de por vida en esa zona. La japonesa entreabrió sus labios intentando respirar con normalidad, pero estaba asustada, constantemente tenía el pensamientos de que no mejoraría- el doctor se lo dijo-, era muy difícil que fuese capaz de ver otra vez.

La japonesa se tensó por completo en el instante que sintió como alguien se sentaba a su lado, en un principio creyó que se trataba de Changbin, pero ese olor a frutilla mezclado por el suave tacto de una yema contra su mejilla le indicaron que no era el muchachito que siempre la buscaba con intenciones de alegrar su día hasta que terminaba por hostigarla. Asustada Mina se intentó levantar tropezando de manera inmediata contra la raíz sobresaliente del árbol causando que su cuerpo cayera de lleno contra su bastón sintiendo como quedaba sin aliente por la presión del objeto contra su abdomen.

—¡Oh Dios!—esa voz femenina que comenzaba lentamente irritarla hizo acto de aparición mientras que sus manos tocaban los brazos de la aun aterrada castaña —perdóname Mina pensé que me habías oído—Nayeon se escuchaba arrepentida sintiendo el inminente rechazo por parte de la japonesa—déjame ayudarte.

—Puedo sola—gruñó la mencionada alejando su brazo del tacto de la contraria—que sea putamente ciega no me hace inútil—y descargaba su frustración con la coreana al darse cuenta que ni siquiera era capaz de ponerse de pie porque realmente no sabía donde apoyarse para volver a tener un buen equilibrio—joder—exclamó golpeando sus palmas contra el césped tomando casi a tientas su bastón para lanzarlo lejos de su cuerpo—¡Maldita mierda!—soltó para luego simplemente quedarse quieta con sus palmas puestas sobre sus muslos dándose cuenta que, posiblemente sus lentes de sol se habían hecho trizas por culpa de su caída—...—tomó grandes bocanadas de aires mientras que la coreana simplemente había caminado hacía la zona donde cayó el bastón tomándolo entre sus manos con intenciones de querer devolvérselo—esto es una real mierda—murmuró dejando que su trasero tocara el césped.

—Lamento el que hayas caído—murmuró Nayeon avergonzada dejando el bastón al lado del joven que se abrazaba las piernas como un pequeño niño aterrado por la lluvia nocturna—¿Estás bien?

—Fantástico—respondió la japonesa con sarcasmo manteniendo sus párpados cerrados, negándose rotundamente el abrirlos—¿Mis lentes quedaron hecho mierda, no?—cuestionó un poco más calmada escuchando como la chica se acercaba a ella, quizás demasiado cerca, ya que no tuvo de otra que echarse para atrás queriendo tener un poco de espacio personal.

—No...—mintió Nayeon al notar como al objeto que tenía entre sus dedos le faltaba una de las patas y el cristal oscuro. Rápidamente buscó en su bolso sus lentes de sol—solo tienen un poco de césped, pero están bien—comentó estirando su mano para dejar sus lentes favoritos sobre los muslos de la castaña—¿En serio no quieres que te ayude?—cuestionó con suavidad sintiendo como su estómago se revolvía por completo ante la dulce sonrisa que Mina le brindó de manera inconsciente al colocarse sus lentes.

—Por favor—ni siquiera respondió a su pregunta, solo soltó esa frase avergonzada de estar pidiendo ayuda en alguien que no fuese Changbin. La castaña tragó saliva sintiendo como la contraria envolvía sus palmas alrededor de su cintura levantando su cuerpo sin ningún tipo de esfuerzo—gracias—murmuró sintiendo el calor en sus mejillas al sentir como la chica amablemente le entregaba su bastón—lamento que hubiese ten...

—Esta bien, estabas molesta, todos hemos estado molestos alguna vez en la vida—respondió Nayeon con calma manteniendo sus palmas aun envueltas sobre la cintura de la contraria incapaz de soltarla ante el temor de que se volviera a caer—¿Y eso que Changbin no ha estado contigo?—cuestionó cambiando el tema dando un paso hacía atrás perdiendo con casi totalidad su contacto sobre el cuerpo ajeno.

—No es mi niñero, supongo que tenía cosas que hacer—era inevitable para la japonesa el no responder cortante o borde cuando alguien se le acercaba y era amable con ella. Esa actitud era su mecanismo de defensa para no salir lastimada, siempre le había funcionado a excepción de Changbin.

Nayeon mordió su labio inferior manteniendo sus ojos fijos en los lunares de la contraria, por instinto comenzó a contar en su mente perdiéndose en ellos. Se avergonzó de manera descomunal al percatarse que, recién ahora había pensado en lo bien que se le veían esas pequeñas manchas en su piel, y nunca, de verdad, nunca había visto atractivo los lunares o pecas, pero en Mina extrañamente se le veían fantástico. La coreana sacudió su cabeza sintiendo sus mejillas arder ante la vergüenza, para su suerte-o desgracia- Mina solo dio un paso hacía atrás queriendo huir de ese incómodo silencio así que ella solo reaccionó presionando su palma contra su cintura ayudándola a caminar por el césped verificando que no hubiese alguna piedra o hueco que la hiciese tropezar.

—¿Te molesta que me quede contigo un rato?—cuestionó la pelinegra observando como la castaña estaba vez se sentaba sobre las pequeñas bancas que daban hacía la zona del campo de fútbol.

—Me da igual lo que hagas... estamos en un país libre—respondió Mina encogiéndose de hombros apoyando su bastón entre sus piernas para presionar su palma en el borde de este. En silencio dejó caer su mentón sobre su dorso manteniendo sus párpados aun cerrados sabiendo perfectamente que la oscuridad se mantendría independiente si parpadeaba o no.

—¿Siempre te comportas como una idiota o hoy es tu día especial?—preguntó Nayeon elevando su pierna para dejarla sobre su otro muslo quedando en una posición cómoda para ver a la castaña. Mina al escuchar sus palabras no pudo evitar el sonreír girando su rostro quedando de frente a la contraria.

La coreana se puso nerviosa por la forma en que la castaña se le había quedado viendo-obviamente ella era consciente que no le veía de forma literal- pero era inevitable para ella el no pensar que sus ojos estaban fijos en su persona. Como en la fiesta, pensó sintiendo su piel erizarse ante el recuerdo de aquella fiesta en que Momo tanto le molestó encontrándose con la japonesa, su amiga le había insistido bastante a que asistiera, pero ella se negaba por completo, porque le daba miedo estar en un lugar sin conocer a nadie. Nayeon relamió sus labios ante el vivido recuerdo de ella bailando con Momo, realmente lo había pasado bien, y todo mejoró cuando esos profundos ojos castaño se posaron en su baile; tan malditamente provocativa, pensó la coreana posando esta vez su mirada en la silenciosa castaña, y no pudo evitar borrar aquella sonrisa traviesa que dibujó su rostro.

Nayeon había preguntado por ella cuando se alejó de esa barra improvisada, y Momo tan despreocupada le respondió con ese característico tono; "Es la idiota de Myoui" y ni siquiera fue capaz de decirle el nombre completo-la coreana solo sabía su apellido hasta el día siguiente-. La joven se sintió fatal a la mañana siguiente- la rescaba le había golpeado durado- a tientas buscó a su amiga, hasta que la vió consolando a un chico de cabello negro-en un principio ella no quería acercarse-pero de todas formas lo hizo escuchando como el desconocido sollozaba soltando un suave "tuvieron un accidente, Felix murió y Mina esta en coma". Nayeon jamás pensó que la aquella bonita chica que le observó bailar era la misma que estaba en una cama completamente intubada, la misma que ahora solo fingía el observar debajo de sus lentes.

—Hoy es mi día especial—respondió la japonesa con burla volviendo a girar su rostro al escuchar el grito de los chicos entrenando; sintiéndose repentinamente cohibida por el prolongado silencio de la contraria—¿Y tú?—cuestionó sin tomarse la molestia de fingir el verle—¿Me hablas por qué eres una buena persona o hoy es tu día especial? —preguntó de forma juguetona siendo consciente que estaba en un terreno desconocido, pero aun así se arriesgaba.

La coreana parpadeó sorprendida de escuchar como ella le devolvía su irónica pregunta con otra aun mejor. La chica no tardó nada realmente en sonreír mordiendo su labio inferior siendo completamente incapaz de quitarle los ojos de encima.

—Hoy es mi día especial—replicó sus palabras escuchando por primera la dulce forma en que la joven reía.

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