El comienzo de la pesadilla.
Narrador omnisciente.
El ultimo semestre que Mina tenía antes de graduarse; La castaña se encontraba sentada al final del aula observando el pizarrón y como su profesor de literatura ya se estaba tomando la cabeza frustrado por el poco respeto que le estaban dando, ella en lo personal no sentía un favoritismo por joder en clases, por muy irónico que sonase le gustaba aprender a pesar de que tuviese esa actitud prepotente. Mina suspiró apoyando su espalda contra el respaldo de su asiento, sus ojos se deslizaron hacía lo que estaba haciendo su fiel compañero, el idiota de Felix le gustaba joder al capitán de baloncesto lanzando pequeñas bolas de papel inofensivas contra el cabello arreglado del muchacho. Seo Changbin a pesar de que tenía una actitud intimidante, era un chico muy dulce a decir verdad, ella en lo personal solía conversar con él cuando Felix no andaba cerca porque su mejor amigo solía comportarse como un idiota.
Mina se cruzo de brazos manteniendo sus ojos fijos en la forma en que una de las pequeñas bolas inofensivas caían sobre la nuca de Dong Youngbae, la castaña rapidamente tomó de la camiseta de Felix tirando de este para que su cuerpo quedara sobre la mesa siendo consciente que sus estupideces los habían metido en un grave problema, el rubio jadeó confundido mientras que ella simplemente sonreía en dirección del irritante musculoso que no había tardado nada en ponerse de pie lanzando un perfecto puñetazo contra su quijada. La japonesa sintió la sangre acumulándose en el interior de su boca mientras que Felix no tardaba en defenderla uniéndose Changbin en el combate cuerpo a cuerpo, el profesor gritó exigiendo que la pelea se detuviese a la vez que ella se había quedado en su puesto aun paralizada por la magnitud del golpe.
Como era de esperarse los cuatro terminaron en detención, Youngbae condicional mientras que el trío simplemente tuvieron una sanción; por el bien de todos, el musculoso muchacho fue dejado en una habitación diferente a dónde estaba Mina y Felix. El pelinegro suspiró tomando asiento al lado de la japonesa mientras que esta sostenía una bolsa de hielo contra su mentón, el chico se veía preocupado mientras que Felix simplemente se quejaba comentando a viva voz que mataría a Youngbae por lastimarla.
—¿Puedes callarte? esto es tu culpa—le aclaró Changbin en dirección del irritado pelirubio. Rápidamente Felix entreabrió sus labios ofendido colocándose de pie dispuesto en golpearlo—¿Qué? ¿A caso tendrás los huevos suficientes para negarlo?... idiota—gruñó observando como el muchacho se acercaba empuñando con fuerza el cuello de su camiseta.
Mina alzó una de sus cejas al ver como ambos chicos apoyaban sus frentes mirándose con irritación, sus pechos subían y bajaban a la vez que sus respiraciones no tardaban en mezclarse. Rápidamente la joven bufó rodando sus ojos mientras que el dolor del golpe se extendía por la mitad de su rostro. Frustrada por el repentino silencio entre ambos chicos, ella dejó la bolsa de hielo sobre la mesa apoyando sus codos en aquella madera; iba hacer una maldad, pero Felix se lo debía así que no importaba realmente si se enojaba con ella.
—Si se van a besar, por favor que sea en otro lado—pidió la japonesa cuando los vio así de junto, como era de esperarse el suave tartamudeo de Felix y el sonrojo en el capitán los delató. Ambos chicos se alejaron haciendo muecas de asco, pero a pesar que estuviesen intentando demostrar repulsión por su ironía, no podían evitar el sentirse avergonzados por esa posibilidad—...—si pudiera reír sin sentir dolor, posiblemente se hubiese carcajeado en esos momentos, pero como no podía simplemente los observó—Changbin...—lo llamó notando como el mencionado giraba su rostro para prestarle atención—¿Es cierto que Park hará una fiesta esta noche?
—Si, como final de temporada quiere hacer algo a lo grande—confesó el chico, y Mina creía en sus palabras, Park Jimin era su mejor amigo, así que no tendría sentido que le hubiese mentido a él—por cierto, estas invitada... obviamente tu perro también—aclaró burlándose de Felix sintiendo como el mencionado no tardaba en golpear su hombro—joder Mina, comprale un bozal—sus intenciones eran joder al muchacho, y vaya que lo estaba logrando.
—¿Así imbécil? te daré motivos...—Felix estaba molesto, rapidamente el chico intentó nuevamente acercarse al pelinegro, pero Mina se interpuso, levantándose de su sitio para apoyar su palma contra sus pectorales—Minari... solo será una vez—susurró referente a la paliza que estaba insinuando que le daría, pero la chica simplemente sacudió su cabeza con suavidad sintiendo las punzadas en su labio lastimado—te salvaste Seo—le aclaró notando la forma en que el mencionado había sonreído, burlándose al ver que sus intenciones no fueron capaces de llevarse a acabo.
Los tres muchachos estuvieron en detención desde las dos de la tarde hasta las seis, en ese prologando tiempo se dedicaron a conversar o molestarse entre sí hasta que Mina terminaba por silenciarlo. De vez en cuando, y en serio, de muy de vez en cuando, algún profesor se acercaba al aula para cerciorarse de que estuviesen en el interior. Ahora, los tres estaban caminando hacía la salida, Felix jugueteaba con las llaves de su vehículo, Changbin iba a su lado ignorando por completo su presencia a la vez que escribía en su teléfono, mientras que Mina arreglaba su chaqueta ante el frío que la azotaba.
Felix a regañadientes dejó al capitán en su hogar, en un principio se había negado rotundamente a permitir que él tocase su vehículo, pero Mina fue lo suficientemente convincente para lograr que Changbin estuviese acompañándolos. El rubio estacionó su vehículo frente el hogar de Mina, el muchacho rapidamente tomó su mano impidiendo que ella tuviese oportunidad de poder salir.
—¿Segura que no quieres usar la ropa que tienes en mi casa?—cuestionó preocupado, siendo más que consciente de las innumerables discusiones que los padres de la chica solían tener en su presencia logrando lastimar la autoestima de la joven—a mi madre no le molestará.
—Estaré bien—admitió Mina estirando su mano para acariciar la mejilla del muchacho—gracias por preocuparte.
—Somos amigos... venía incluido en el pack de descuento—comentó con burla permitiendo que ella saliera de su vehículo—en una hora más te pasaré a buscar—le aclaró observando como la castaña cerraba la puerta asintiendo con su cabeza—¡Llegaré puntual!—le aclaró escuchándola reír.
Mina cerró la puerta de su hogar con suma delicadeza, como era de esperarse la gruesa voz de su padre hizo ecos en el lugar indicando que, nuevamente sus padres estaban discutiendo. La castaña llevó sus palmas hacía sus oídos odiando por completo la forma en que ambos expresaban su opinión del otro, siendo tan ofensivas y destructiva que la muchacha no podía evitar cuestionarse por qué razón seguían estando juntos; ¿Cual era el fin de estar con alguien si solo estarían discutiendo? ella en lo personal no lo podía comprender. Mina suspiró caminando por el pequeño pasillo que daba en dirección de las escaleras, puso todo de ella para no llamar la atención de sus padres que continuaban manteniendo una acalorada discusión en el interior de la cocina. Para su alivio, logró llegar a su habitación, lugar donde se solía refugiar la mayoría del tiempo en que no estaba con Felix o Changbin, fue astuta en cerrar la puerta con pestillo; la ultima vez que no lo hizo su madre ingresó y la culpó de la discusión que había tenido minutos atrás con su marido.
La japonesa se desvistió, sin ningún tipo de preocupación caminó desnuda por el interior del lugar agradeciendo mentalmente por el regalo que su padre le había hecho años atrás; había logrado convencer a su progenitor de que construyera un baño en el interior de su habitación, solo para ella, y ahora más que nunca se felicitaba así misma por no tener que salir y toparse con la presencia de alguno de los dos adultos. Ella se detuvo por un par de segundos observando la fotografía familiar, estiró su mano derecha para tomar la imagen sintiendo como sus ojos se aguaban al notar la presencia de su hermano mayor.
—Wonho...—sollozó ante el recuerdo del muchacho.
Hace más de cuatro años que no lo veía. Cuando él cumplió veinte años, sus padres lo expulsaron de su hogar al enterarse de que había dejado embarazada a una chica dos años menor que él. Wonho había estado aterrado, la noche anterior lloró como un bebé suplicándole que no permitiese que sus padre lo echaran, y ella, con solo catorce años no fue capaz de impedirlo, se asustó, y dejó solo al único ser que demostraba amarla. Desde ese día en que no supo más de su hermano mayor, ni siquiera de su sobrino o sobrina, por mas que lo había buscado en las redes sociales, preguntado a sus amigos más cercano nadie sabia muy bien sobre el paradero del mayor, ni siquiera sus padres tenían una idea de donde podría estar su hijo, y aunque no lo dijeran a viva voz, se les notaba en la mirada lo arrepentidos que estaban por darle la espalda.
Mina suspiró dejando la fotografía donde estaba, sin más interrupciones ella se adentró en su baño observando su delgado cuerpo en el espejo, le gustaba lo que veía, a excepción del evidente moretón que envolvía su mentón y labio inferior; se veía y se sentía jodidamente doloroso.
Luego de una hora la japonesa estaba lista para la fiesta, rapidamente volvió a ingresar en su baño retocando los últimos detalles en su rostro; ella no era muy fan del maquillaje, pero de todas formas maquilló la zona del golpe y sus párpados, ese día en particular llevaba unos pantalones grises ajustados y una camiseta blanca, aquella prenda le quedaba ligeramente grande, así que solía meterla en la zona de su abdomen para que se viese un poco su figura femenina. Salió del pequeño lugar tomando entre sus dedos la gorra oscura de su hermano mayor- ella no podía salir sin esa prenda puesta o guardada en su bolso-. Con el mismo cuidado en que ingresó a su hogar intentó salir de este, se sintió aliviada de ver como su padre estaba durmiendo sobre el sofá mientras que la figura de su madre se encontraba en la cocina, estuvo tentada en avisarles a donde iba, pero luego recordó que solo se ganaría una rotunda negación, así que simplemente huyó.
Felix cumplió con su palabra, el chico le estaba esperando fuera de su hogar. Rápidamente se adentró en el bonito deportivo notando como el rubio se había vestido.
—Uy... ¿Vas a conquistar a alguien en particular?—cuestionó Mina con diversión observando como el se sonrojaba sacudiendo su cabeza en negación—haré como que te creo—la segunda cosa favorita en su vida a parte de la gorra de su hermano, era el molestar a su mejor amigo.
—Solo me voy a divertir—le aclaró aunque no sonaba muy seguro de si mismo—ya si encuentro la afortunada para pasar tiempo de calidad conmigo, no es mi problema—agregó causando la risa de la castaña—¿Tomarás?—eso era una buena pregunta; Mina podría ser "una chica mala" pero detestaba el alcohol tanto como odiaba escuchar a sus padres discutir. Rápidamente y como era de esperarse ella sacudió su cabeza en negación—¿Serás la chófer asignado?—cuestionó con burla deteniéndose justo al frente del amplio lugar donde la música retumbaba.
Mina guardó silencio para luego simplemente sonreír saliendo del vehículo de su mejor amigo. Ambos chicos tenían un extraño código cuando iban de fiesta; como siempre, tienen que llegar juntos y se perdían rumbo a los desconocido, pasadas un par de horas uno de los dos buscará al otro, si hay problemas ambos estarán juntos para solucionarlo, y nadie más que ella o el muchacho tendrá el derecho de manejar, porque confiaban solo entre ellos. Felix hizo un movimiento con su cabeza indicándole que se iba ir por su lado, Mina no le dijo nada al respecto, simplemente siguió su camino adentrándose en el lugar, la música retumbó con fuerza sobre los tímpanos de la japonesa, el olor a marihuana, cigarro y alcohol se impregnó en su ropa logrando que arrugara el puente de su nariz cuestionandose fríamente el por qué estaba ahí si no se sentía cómoda.
La muchacha tomó asiento sobre una especie de barra improvisada, se quedó en silencio moviendo su cabeza mientras que, Yoo Jeongyeon le entregaba un vaso de agua, Mina le sonrió, en particular no hablaba con nadie en ese tipo de fiestas, pero por muy irónico que fuese, la gente aun así sabia de su existencia y eran amable con ella, a pesar de que ella no fuese la clase de persona con la que se podría socializar. Mina bebió del contenido de su vaso a la vez que escuchaba los silbidos de la multitud, la chica giró su rostro para ver sobre su hombro la mujer más bella que había logrado observar en su miserable vida; una chica de cabello negro con un adorable flequillo que lastimaba su visión, bailaba muy apegada al cuerpo de Hirai Momo, la bailarina estrella del instituto Hills, los ojos de la castaña estuvieron fijos en la desconocida, se sentía cautivada por la manera en que bailaba como si no le importara el hecho de estar siendo tan explicita en publico. La pelinegra sonrió causando que Mina perdiera el aliento al notar sus adorables dientes de conejos, ¿Cómo podía ser tan sexy y adorable a la vez? cuestionó la muchacha en sus pensamientos sintiendo como babeaba por la desconocida.
La desconocida se avergonzó al percatarse que la gente le veía, sus ojos por un par de segundos se toparon con los de la japonesa causando que sus mejillas se iluminaran de un tierno carmesí. Mina sonrió al lograr intimidarla girando su rostro para ver con sorpresa como Felix y Changbin se besaban en una de las esquinas del lugar, no pudo evitar volver a sonreír siendo consciente que aquello tarde o temprano iba a suceder, así que se sentía feliz por ellos.
Las horas pasaron, la música fuerte y el olor a sustancias estupefacientes emanaban en el interior de aquella amplia habitación. Mina no volvió a ver a la desconocida ni mucho menos a Momo, así que supuso que la bailarina se había llevado el premio gordo. Mina frunció su ceño confundida al ver a Felix besando a una chica, supo de inmediato que su amigo se había metido en serios problemas cuando observó un poco más allá como Changbin veía al rubio devorando los labios de la desconocida; prácticamente la estaba empotrando a la pelirosa contra la pared sin importarle el hecho de que alguien más pudiese estar viendo aquel espectáculo, rapidamente la japonesa se puso de pie caminando en dirección del muchacho con intenciones de acabar de una vez por todas con esa situación.
—¡Nos vamos!—aclaró tomando con fuerza el brazo del rubio mientras que este se quejaba intentando soltarse de su agarre—quéjate todo lo que tu quieras, no voy a soltarte—le aclaró caminando con él hacía la salida mientras que escuchaba como Felix se quejaba e intentaba soltarse—se que estas ebrio, y que eso te hace cometer estupidez, pero por la mierda Felix, ¿Justo ahora tenias que sacar tu lado ninfómano?—cuestionó.
—¡D~Déjame!... Agh, quiero volver—lloriqueaba como un niño pequeño pataleando con tal de soltarse—los odio... a todos, a él por jugar conmigo y a mi por jugar con él—divagaba mientras que Mina lo dejaba en la parte del copiloto intentando colocarle el cinturón de seguridad—n~no... no quiero—se quejó lo suficiente para hacer que la muchacha lo dejará sin la protección.
—Duerme—le ordenó la joven mientras que se colocaba su cinturón de seguridad comenzando a manejar con todas las precauciones correspondientes—Changbin te vio Felix—admitió observando de reojo como el chico comenzaba a sollozar asintiendo con su cabeza—¿Por qué le hiciste eso?—cuestionó confundida siendo más que consciente que mucha información no iba a sacar de una persona ebria.
—No soy gay—Felix imitó la voz de Changbin mientras que movía sus manos inclinándose hacía la puerta para presionar su cabeza sobre la ventana—soy capitán... ¿Sabes como me verán cuando se enteren que me gustas?—lo imitaba muy bien a decir verdad, pero era notorio como intentaba no sollozar por el no tan evidente rechazo del deportista—... m~me fui antes de que continuara—confesó causando que Mina frunciera su ceño.
—Espera... ¿Me estas diciendo que no lo dejaste terminar?—cuestionó ella completamente confundida llevando una de su mano a la frente intentando armarse de paciencia—eres un imbécil, Lee.
Felix iba a responder cuando los faroles de un vehículo a alta velocidad se les cruzó, Mina intentó esquivarlo, pero este se impactó con violencia contra la zona del copiloto causando que su vehículo se desestabilizara por completo. La castaña intentó gritar sintiendo como su cabeza se sacudía al igual que todo su cuerpo, mientras que el cuerpo del rubio había quedado prácticamente adherido contra el suyo por culpa del golpe. Lo ultimo que Mina supo fue que el deportivo de su mejor amigo había comenzando a rodar por el asfalto.
Mina escuchó voces a la lejanía mezclándose con el sonido de un aparato. La chica intentó tragar saliva, pero sentía algo en su garganta, por instinto se intentó mover gimoteando con dificultad ante el dolor que se propagaba por todo su cuerpo.
—¿Mina?—esa era la voz de su madre—oh Dios... Akira, llama el doctor, a despertado—y era evidente su preocupación, pero la castaña no podía moverse sin sentir que todo su cuerpo se contraía del dolor—tranquila cariño, tranquila, no te muevas—suplicó a la vez que la mencionada podía escuchar como alguien ingresaba a la habitación.
—Señora Myoui, déjeme revisarla—pidió una voz desconocida. Mina gruñó al sentir los dedos fríos de alguien tocando su mejilla y sus párpados, ella intentó mover su cabeza confundida por sus acciones—¿Mina me escuchas bien?—cuestionó el hombre tomando la mano derecha de la chica—ejerce presión para si, y déjala quieta para no, ¿Bien?—preguntó sintiendo como ella apretaba su mano—genial... escuchas bien—sonaba emocionado mientras el llanto de su madre lo acompañaba—tuviste un accidente automovilístico, te estoy revisando para asegurarme que todo este bien—le aclaró—ahora... ¿Puedes pestañear?—fue una pregunta extraña para la japonesa quien, no dudó en mover sus pestañas—te hemos intubado para que puedas respirar, te lo sacaré ahora, es posible que sientas malestar y picazón.
¿Malestar y picazón? Mina se sentía en el infierno mismo. La chica jadeó cuando el tubo abandonó su garganta, con dificultad relamió sus labios sintiendo la resequedad en estos. Rápidamente alguien muy amable le dio de beber sintiendo como su garganta se refrescaba.
—¿Mina, puedes describirme?—cuestionó el hombre causando que la mencionada girara su rostro en dirección del sonido; ella hizo un esfuerzo para poder verlo, pero no veía nada más que oscuridad—bien, no lo intentes más, lo haz hecho perfecto—comentó, pero la castaña comenzó a entrar en desesperación agitando su cabeza mientras que llevaba sus palmas hacía su rostro tocando sus párpados—No... Mina te estás lastimado, ¡Enfermeras, 0,25 mg de Neuroval!—y Mina enfureció ante la desesperación sintiendo como unas manos desconocidas se aferraban contra su brazo derecho impidiendo que fuese capaz de moverse.
Al final, la japonesa terminó completamente dormida mientras que sus padres conversaban con el doctor fuera de la habitación.
—Como temíamos, tuvo una lesión ocular—admitió el doctor observando como Sachiko rompía en llanto mientras su esposo la abrazaba—no les puedo dar un diagnostico certero, tendremos que esperar como vaya evolucionando ella con los tratamientos... si todo va bien, podríamos entrar a operarla para recuperar un porcentaje de su vista logrando que tenga una calidad de vida más aceptable para ella misma—le aclaró sin saber que más hacer por la muchacha en cuestión y la desesperación evidente de sus padres—la enfermera les explicará como tienen que llevar desde ahora la vida de Mina... También le asignaremos un psicólogo para que ella pueda manejar el hecho de su ceguera y la perdida del chico que iba con ella en el momento del accidente.
Akira y Sachiko asintieron con sus cabeza susurrando un audible gracias.
Felix había muerto con el primer impacto del vehículo contra su deportivo, Mina en cambio se salvó gracias a su cinturón de seguridad. Las noticias informaron el hecho en cuestión, los padres de la japonesa al ver que se trataba de su hija no tardaron en correr al hospital sintiendo como la culpa les consumía al ver el estado critico en que la chica había quedado; luchó durante meses por mantenerse con vida a pesar que los doctores no habían tenido esperanzas por su recuperación. Referente al accidente, Mina iba bien conduciendo, un ebrio se les cruzó y por eso perdieron el control del vehículo, por muy irónica que fuese la vida en esos momentos, la castaña terminó ciega y su mejor amigo muerto, mientras que el causante de sus nuevas pesadillas terminó completamente ileso, pero cumpliendo una condena de cuarenta y cinco años.
Pero a pesar de que el hombre iba estar por mucho tiempo en la cárcel, y que posiblemente iba morir en ese horrible lugar, nada se comparaba con la vida perdida de Felix, y la ceguera de la castaña.
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