o n l y
Rosé no puede contenerse.
Aprieta de nuevo sus labios apenas siente la mano de la pelinegra alrededor de la extensión, apretando un poco cada que subía y bajaba, las venas algo marcadas que rozaban contra la palma debido a la articulación, el líquido preseminal visible en la punta. Lisa dudosa de lo que haría.
Justo en ese momento no se reconocía a sí misma, se sentía rara, pero con un debate mental de lo que ansiaba por hacer.
─¿Te gusta?
Roseanne asintió todavía con los labios apretados, sosteniendo con fuerza lo poco que sostenía de la sábana entre sus manos, casi jadeando por el roce de los labios de Manoban contra su glande.
─¿Y si hago... esto?
Apenas succionaba sin verla, la parte de arriba, Rosé simplemente se tensó más, no emitiendo ningún sonido hasta ahora. Solo que echó la cabeza hacia atrás respirando de manera pesada, la lengua de la menor rozando de nuevo esa parte, volviendo a meter el miembro en su boca para lamerlo, luego sacarlo, respirar un poco, quitándose los lentes mientras Rosé los toma y con solo estirar un poco su brazo, lo puso encima de la mesita de noche, de repente jadeando, y Lisa se detuvo para verla preocupada.
─¿Te hice daño?
Negó, más sonrojada que antes.
─¿Quieres que siga...? ─la voz de Lisa sonó ronca, claro que al pronunciar esas palabras sus labios nuevamente rozaron contra la glande, después suspirando al ver a la agitada rubia asentir con sus mejillas ardiendo, sus labios entreabiertos y un poco resecos. ─Bien.
Una pequeña sonrisa, y volvió a meterlo en su boca, ya estaba lo suficientemente lubricado por lo que Lisa en parte comenzaba a masturbarle con la mano, al no ser una experta total tuvo cuidado con las distintas succiones, no quería hacerle daño sin querer a su linda novia, sin embargo la escuchaba quejarse en el momento que sus dientes rozaban la piel caliente y humedecida sin querer.
Lisa se estremece en el instante que la punta roza parte de su garganta, provocándole una arcada, igual no tomó aquello tan en cuenta por lo que volvía a sacarlo, echando un vistazo lento a la contraria.
Rosé seguía respirando agitada, pero luego se sorprendió cuando Lisa gateaba hacia ella, quitándose la ropa del torso, quedando con solo el brasier puesto.
─¿Quieres que te quite la camisa?
Sus rostros estaban bastante cerca, podían sentir la respiración agitada de la otra, Lisa contemplando mucho mejor aquel tono rosa en las mejillas de Rosé, la manera en que le ve normal, pero se veía intimidante. No tanto como la pelinegra que Rosé en cambio tenía frente a ella, la que veía sus mejillas con una mirada neutra mientras bajaba la vista hacia sus labios, eso la hizo excitarse más.
Por lo que Lisa volvió a ver el miembro erecto, lo tomó un momento en su mano que subía y bajaba por toda la longitud de forma lenta, escuchando el gemido bastante agudo que la de hebras castañas soltaba, tapando su boca, tímida.
─¿Te da pena gemir frente a mí, eh...?
Ladeó un poco la cabeza y Rosé solo se dispuso a asentir aun tapando su boca con ambas manos, sin verla.
─Entonces, ¿Me dejarás quitarte la camisa? ─ya no permitió que Park siguiera tapando sus labios así que la besó, sorprendida al sentir unas manos tomar sus mejillas besándole mucho mejor de lo que ella ya había hecho, Lisa permitiendo que la lengua de Rosé se enroscara con la suya, abrió un poco los ojos en el momento del beso y se atisbó de reojo a sí misma en el espejo, incluyendo a la chica que le estaba más que besando necesitada.
Sus besos que llegaron hasta su cuello pero luego sentía el como besaba una de sus mejillas, acercando sus manos a su camisa.
─¿Eso es lo que quieres?
─Sí. ─Manoban dijo y le ordenó a que se recostara, subiendo la camisa mientras la quita por completo, fue un poco doloroso para Rosé el sentir el roce del pantalón que seguía llevando puesto la menor rozar contra su erección apenas se sentaba en sus caderas, cuidadosa.
Sus manos acariciaron tranquila parte de la cintura de la mayor y también su abdomen bajo, que estaba caliente, luego, subió las manos directo hacia los senos vestidos de Park, se veían demasiado bien, aun así bajó su rostro hasta ellos, la lengua de Lisa que pasó por entre la superficie de aquel busto suave y la piel pálida.
─L-Lalisa...
Es la primera vez que le llama por su nombre completo, así que ella en cambio no dijo nada, desabrochando a su vez el brasier, lo muy menos que esperaba Rosé era ahora verla apoyar los brazos a cada lado con sus penetrantes ojos solo fijos en los suyos.
Rosé rompiendo aquel contacto visual bajando la mirada, casi carraspeando, lo más rojas que se pusieron sus mejillas con tan solo atisbar los senos de la pelinegra desnudos frente a ella, lo suficientemente cerca de su rostro como para lamerlos de una buena vez.
Pero se calmó, porque Lisa volvía a sentarse bien sobre sus caderas desabrochando el botón de su pantalón rojo, tomando entre sus manos el miembro de la rubia.
─¿Quieres que te la chupe de nuevo?
Rió, Roseanne sonrojándose más y negando.
─¡No!
─¿En serio?
Movió ambas manos de tal forma que hacía a Park tensarse más, mirando hacia el espejo, la tailandesa lamió sus propio labios al ver ese cuello marcado.
Al final, terminó acostándose a su lado besando una de sus mejillas, Rosé pensó en si eso era todo y ya no harían más nada, de todas formas se sobresaltó apenas la escuchaba hablar, apoyando su espalda en el respaldar de la cama.
─Es tu turno.
Rosé no entendió a lo que se refería por lo que se sentó de la misma forma en la cama, frunciendo el ceño.
─Que devuelvas la mamada, ardillita.
Lisa puso una mano detrás de su nuca y la acercó hacia ella, amaba bastante el como algunos mechones de la chica caían por sus ojos, sus labios entreabiertos y húmedos.
Luego de aquello, Lisa sintió nervios, las manos de Rosé en la parte de arriba de su pantalón bajándolo por completo hasta sus tobillos, lanzándolo a alguna parte de la habitación. También bajó de la misma forma las bragas de la pelinegra siendo la única que estaba completamente desnuda en ese momento, una sonrisa que tenía internamente Rosé al verla tan tímida ahora.
─Solo hazlo. ─asintió, acomodando su cabeza entre las piernas, sus manos apoyadas en los muslos de la más baja y jadeó frente a esa humedad. ─Luego de esto te montaré fuerte, que llorar será lo primero que harás, Roseanne.
Tomó de los cabellos de la rubia, acercándola más a su centro humedo, Rosé se tomó el tiempo de suspirar y luego besar antes el vientre de la chica, lamiendo parte de su abdomen, luego los muslos, succionando, clavando sus dientes con fuerza en uno para después lamer como antes. Lisa con sus ojos cerrados, sonrojada, y los labios fruncidos.
Eso se sintió demasiado bien.
Luego de aquel inicio, Rosé empezó con la "mamada". Riendo internamente por la palabra, pero lista para cumplir con el deber.
Brindando lamidas algo torpes a la feminidad de Lisa, quien medio sonrió porque sintió cosquillas; atenta apenas la percibía tocar su clítoris con la punta de su lengua, decidió empujar más su rostro para sentir mejor fricción, claro, sin asfixiarla. Los dedos largos de la rubia rozando contra los pliegues, y cubrir todo el coño de Lisa con su boca, succionando.
Manoban arqueando un poco la espalda, clavando sus uñas en el cuero cabelludo de la mayor, porque rayos, aquello fue repentino.
Casi un pequeño gritito se escapaba de los labios de la menor apenas Rosé hundía sus dedos dentro de ella, los movió al principio con miedo por temor a lastimarle, pero luego aceleró todos sus movimientos, y Lisa podía sentirlos entrando y saliendo rápido, provocando grandes estragos en la pelinegra mientras la lengua de Park presionaba contra el clítoris hinchado.
En aquél instante Lisa sentía que el tiempo pasaba rápido y que por los latidos muy rápidos de su corazón, la forma en la que su cuerpo se estremece en ese instante, indicando que ya iba a ser víctima de un primer orgasmo, más rápido que otros. Apretando las piernas y prensado la cabeza de Rosé entre sus piernas. Luego corriéndose en la boca de la rubia pegada a su coño, con sus dientes mordiendo aquel punto G de la tailandesa, quedándose allí luego del orgasmo que había provocado.
La contraria gimiendo, cuando veía a la australiana inclinarse hacia ella mientras Lisa limpia de sus labios y siente parte del endurecido miembro frotarse contra sus pliegues, un solo movimiento y Rosé ya estaría dentro de ella.
Jadeó.
─Quiero meterlo.
Park prácticamente rogó.
─Pues entonces ponte en mi posición, ahora.
No supo el como tuvo la fuerza de sonreírle después del intenso orgasmo, apretando esa cintura, y besando sus labios.
Ya para cuando estaba encima de Rosé y las dos, desnudas por completo.
Rozó parte de la punta hinchada contra sus pliegues, metiéndolo de una vez, Roseanne gimiendo tomando con fuerza la cintura de la pelicorta, mordiéndose el labio; Lisa apoyando sus manos en los senos de la chica tomando equilibrio, todavía era difícil acostumbrarse a su tamaño.
─Oh, Rosie... ─se inclinó para besarla, empezando a moverse. ─Es demasiado grande, ¿pero te gusta como mis paredes lo succionan?
Susurró cerca de ese bello rostro y se excitó más al verla cerrar los ojos en el momento que la embiste moviéndose de arriba hacia abajo, o cuando le besa la mandíbula bajando los besos hacia el cuello, clavículas; aun con las manos apoyadas en su pecho, montándola.
La verdad es difícil aguantar el como la polla de la rubia crece más dentro de ella, demasiado dura, las venas marcadas y lo muy húmeda, pero tanto, así como resbaladiza que está; haciendo el trabajo más fácil tal vez para Lisa cada que subía y bajaba sus caderas, por supuesto que no se esperaba la manera firme en la que Park sostenía su cintura recientemente, embistiéndola brusca.
A este punto, tenía sus manos apoyadas en los hombros anchos de Rosé recibiendo sus fuertes estocadas; Rosé hipnotizada quizás por los movimientos de los senos de Lisa en cada articulación, estrujando uno con la mano diestra desocupada.
Lisa era más bien la que parecía estar llorando de placer.
Esas embestidas eran demasiado.
Pero tomó control sobre ello, y envolvió sus manos en aquel cuello; Roseanne jadeando, viéndola aun, esta vez la manera en que Lisa se movía era más fuerte y rápida.
Sus ojos oscuros observando a la rubia, satisfecha al escucharla gemir, fruncir las cejas y apretar las muñecas de la pelinegra, quien aun con sus manos apretaba el cuello de su "pequeña" novia.
La forma en que se levantaba y bajaba sus caderas, con fuerza, haciéndola casi gritar y lloriquear; luego permitiendo nuevamente a Rosé para que le embistiera, rodeando con sus brazos la espalda de Lisa, el chasquido de sus bocas al separarse luego de un beso brusco y húmedo.
voteeeen uwu.
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