33.
Cesaron los golpes, pero aún no olvidaban el terrible sobrenombre de "Bebé llorón" que le habían colocado.
A pesar de que habían parado, sus ojitos seguían hinchados y tenía bolsas debajo de ellos.
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Cesaron los golpes, pero aún no olvidaban el terrible sobrenombre de "Bebé llorón" que le habían colocado.
A pesar de que habían parado, sus ojitos seguían hinchados y tenía bolsas debajo de ellos.
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