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01


Capítulo I:
Primera Lágrima

Hyunjin abrió la puerta y asomó la cabeza por el marco buscando a su pequeño novio. No lo halló en primera estancia, pero siguió en su búsqueda por el departamento escandalosamente brillante.

Recorrió la sala de estar y fue a las habitaciones. Nada. Limitándose a formar una mueca se dirigió a la cocina y ahí estaba la adoración de sus ojos.

Revolvía algo dentro de la olla mientras tarareaba esa canción que le gustaba tanto últimamente.

Su cuerpo se balanceaba de un lado a otro suavemente, distraído. Se acercó hasta él con una sonrisa surcando su boca. Después de un largo viaje siempre era bueno verlo, tenerlo cerca y amarlo.

Rodeando la isla, tiró de sus dedos que picaron por tocar su sedosa piel blanca. Las ganas de besarlo estaban asfixiándolo, con dos pasos llegó hasta su objetivo. Él gritó, sorprendido por la presencia invasora.

—Joder, Hyun... me has dado un susto de muerte —gruñó con la mano en el corazón. Hyunjin se dio el beneficio de sonreír entre dientes antes de bajar hasta su radiante rostro y besar su boca.

–Hola a ti también, bebé –canturreó dando picos, el ceño fruncido desapareció siendo sustituido por una mueca.

Jisung volvió a girarse para cerciorarse de que las piezas de tocinos no se quemaran y su omelette francés estaba listo.

—Sabes, es de mala educación entrar sin tocar. Siempre te he dicho que lo hagas —se quejó, pero escondió una pequeña sonrisa tímida

Habían pasado poco más de dos semanas desde que no se veían. Hyunjin era una persona muy ocupada y él lo sabía. Que lo viniera a visitar de improvisto le gustó tanto que su corazón se derretía por ese simple gesto. Dios, se estaba volviendo un imbécil enamorado

Al fin estaba cayendo, luego de tres años de noviazgo podía mostrarse débil ante los detalles lindos.

Idiota. Jisung Pensó sirviendo el desayuno. Mientras comían, Hyunjin comentó lo mucho que le agradaba su comida. El sonrojo que tanto detestaba calentaba sus mejillas.

Me estoy volviendo patético.

Lo observó por unos segundos, se veía cansado. Esas bolsas negras bajos sus sonrientes ojos le incomodaban tanto como le preocupaban. Su cabello castaño caía en olas hacia abajo, rozando sus pestañas. Él le sonrió, provocando que su corazón se derritiera.

—¿No has estado durmiendo bien? —preguntó. Hyunjin elevó los ojos de su plato hasta su rostro—. Deberías descansar, yo tomaré una ducha.

Hyunjin entrelazó su mano libre con la suya. —¿Tienes que trabajar?

Sacudió la cabeza.
—Es mí día libre.

Tenía un pequeño restaurante a pocas calles de su departamento, fue allí donde se conocieron. Una pequeña sonrisa nostálgica separa sus labios.

Hyunjin le robó un beso y acarició su cabello rubio como siempre hacia.

—Entonces nos vemos en la habitación, amor.

Jisung sonrió al salir del cuarto de baño, con una toalla sobre sus hombros y usándola para secar su cabello. Rodó los ojos divertido al observar a Hyunjin esperando por él.

—Dije que descansaras.

Él le extendió las manos a modo de invitación. Se acercó y sintió como las grandes y cálidas manos cubrieron su desnuda cadera.

—De repente, no me siento tan cansado. —Hyunjin lo obligó a arrodillarse entre el espacio que creó sus piernas.

—¿Quieres ver una película? ¿Jugar un videojuego? —Él sacudió la cabeza. —¿Qué quieres hacer?

Sabía lo que Hyunjin quería, pero escucharlo de su boca era mucho más excitante.

—Quiero follarte. —La nariz de Hyunjin se hundió en su cabello húmedo y acarició su piel hasta la unión del cuello y el hombro, descansó un beso allí que erizó su piel. —¿Me permites?

Tres años de relación y él seguía preguntándoselo.

—Sabes que si —murmuró sentándose por completo sobre su regazo.

La toalla blanca se desprendió y reveló su cuerpo desnudo. Silbó al sentir la polla resguardada por el pantalón jogging gris.

Hyunjin subió la mano que descansaba en su espalda baja, cepilló su espalda hasta enterrar sus dedos en su cabello y tirar de él hacia abajo. Su boca conectó con la suya, un beso profundo y delicioso, su lengua fue asaltada por la de Jisung. Sus ojos se entreabrieron y admiraron al hermoso hombre desnudo sentado en su regazo.

Las manos de Hyunjin masajearon sus nalgas arrancándole un pequeño gemido, sus brazos se cerraron alrededor de él,  besó su mejilla antes de apartarse y salir del regazo de Hyunjin para deshacerse de la camisa holgada roja.

Despacio, con mucha paciencia, Jisung bajó por el cuello, pecho y abdomen besando y lamiendo cada trazo de piel, sus  dedos detallaban los músculos magros de sus antebrazos.

Sus ojos se cerraron y sonrió simpáticamente antes de tirar de los pantalones abajo y encontrarse con la goteante polla rebotando hasta descansar sobre el duro abdomen. Hyunjin acarició su cabello con un suspiro, anhelante.

Relamiéndose los labios, tomó el pene y besó la cabeza bulbosa. Con su lengua surcando, delineo cada vena y detalle de la hermosa polla, jadeó de emoción. Siempre intentaba tomar un poco más de lo que podía.

Con una sonrisa un poco arrogante, bloqueó sus ojos en los de Jisung. Cogió su barbilla y presionó el dedo pulgar justo en el pequeño hueco que formaba su labio inferior con la barbilla, provocando que Baek abriera la boca y él empujara su polla amablemente dentro.

—Ve despacio —animó. Un tierno rubor se expandió por las mejillas de Jisung.

Abriendo la boca suavemente, saboreó la polla, solo el glande. Trató de explorar sus límites. No creía llegar lejos desde la última vez, pero él valía el esfuerzo.

Concentrándose, apretó los ojos castaños y fue hacia adelante expandiendo la boca y ahuecando las mejillas, su lengua presionó el eje de Hyunjin. Él gimió y fue como oír las campanas del Edén. Con más osadía, comenzó a subir y bajar por su pene, saboreando la piel salada y almizclada.

La mano en su cabeza ayudaban a mantener un ritmo constante, rápido con cortos cabeceos, luego despacio y tomándolo por casi completo, en su interior saltó de la alegría al lograrlo. La punta de la polla chocando contra la parte trasera de su garganta. Momentáneas veces lo sacó para tomar una bocanada de aire, masturbó la dura carne antes de volver a  absorberlo.

Hyunjin jadeaba y gruñía, moviendo sus caderas contra su apretada boca roja e hinchada. Ver a Jisung chupar su polla era un sueño húmedo hecho realidad por cada vez que lo hacían, tan sucio como sonaba le gustaba ver a su pequeño novio aparentar ser un inexperto cuando era todo lo contrario. Lo sabía por la manera en la que abrazaba sus caderas y enterraba el rostro con su pene entero ahogándolo.

—Síiii... —gimió Hyunjin. Su respiración se volvió entrecortada. Pronto acabaría y no tenía planeado hacerlo con una mamada por más placentera que fuera, quería tener el hermoso culo de Jisung.

–¿Qué jodidos...?

—Sobre tus manos y rodillas, por favor –ordenó suavemente. Jisung frunció el ceñ, pero acató la orden, colocándose en medio de la cama mirando por sobre su hombro a Hyunjin.

Sus manos pasearon por la esbelta espalda. Acarició y besó la pálida piel, rebuscó el tubo de lubricante bajo la almohada con ansiedad, y con la otra un preservativo. El látex resguardó su polla deslizándose hasta el final.

Sus dedos se deslizaron dentro de Jisung. Él jadeó y sacudió las caderas, provocándolo. Hyunjin golpeó una de sus nalgas provocando un saltito. Tres dedos se deslizaban dentro y fuera, dilatándolo para su polla.

—Compórtate —bromeó Hyunjin.

Rodó los ojos por la habitación, impaciente. –¿Puedes solo meterlo?

—Déjame cuidarte, chefcito.

Jisung iba a quejarse por el sobrenombre ridículo que Hyunjin había adoptado para él, pero un silbido escapó de sus dientes apretados cuando el imbécil se empujó y entró tal como lo pidió.

—Dios, Hyun, eres un idiota —bramó. Su vientre se aplanó por el placer-dolor que estaba experimentando, su mejilla se hundió contra el colchón y su boca se abrió, pero ningún sonido salió. Hyunjin enredó sus dedos en el cabello rubio y tiró.

—Mi dulce Jisung —susurró escurriendo su húmeda lengua dentro de su oído. Las acarameladas palabras recorrieron su cuerpo, concentrándose en el sur, justo en su polla dura y chorreante. Sus manos se aferraron a las sabanas con cada empuje, sus caderas fueron hacia atrás encontrándose con cada empalada.

Hyunjin se clavaba profundamente dentro de su culo, robándole gritos y gemidos sucios. Mordió sus labios mientras él mordía la parte trasera del cuello dejando una hermosa marca rojiza.

Sus ojos bajaron hasta el lugar donde su cuerpo se unía con el de Jisung, su polla desapareciendo dentro de ese apretado culo al que amaba. Plantando el pie en la cama, empujó en el sedoso canal, disfrutando de sus gemidos.

—¡Más rápido! —gritó Jisung.

Hyunjin lo giró y abrió sus piernas hasta el límite. Jisung lo ayudó cuando abrazó la parte trasera de sus rodillas, abriéndose para él.

Masajeó los muslos, con una sonrisa maliciosa, extendió el lindo agujero ansioso con los pulgares y entró lentamente, gozando plenamente de aquel gimoteo brotando de su novio y amando la manera en la que su pene se resbalaba hasta perderse por completo.

Jisung recibió a Hyunjin con un apasionado beso, rasgando la piel de su espalda con sus uñas, su cuerpo rebotaba hacia arriba con cada embestida. Un gruñido vibró de la garganta de Hyunjin, su mano rodeó la llorosa polla de Jisung y la masturbó.

Exclamó en medio del éxtasis. Sus ojos castaños se apretaron y de sus labios escaparon el nombre de Hyunjin un centenar de veces. Su mandíbula se comprimió por el explosivo placer.

Se corrió sobre su abdomen y en el de Hyunjin. Él dejó libre su boca y bajó hasta sus pezones, mordiéndolos y estirando de ellos enfocándose en su egoísta placer por correrse.

Cuando sintió que el orgasmo se construía y explotaría su carga, salió de Jisung y se deshizo del condón. Masturbó su polla, sus bolas se apretaron contra su cuerpo, y terminó corriéndose sobre el pecho y parte del rostro de Jisung, que abrió la boca tratando de saborear al hombre que amaba.

Hyunjin sintió que tendría un ataque al corazón mientras observaba como Jisung atrajo la cremosa esencia hasta sus labios, chupando su dedo, juguetón. Con el pecho subiendo y bajando, sonrió cansado, pero contento.

—Ni siquiera sé por qué me sorprendo. —Besó suavemente su boca, probándose en el proceso. Él se encogió de hombros con una mirada inocente.

—Nos conocemos perfectamente.

Cierto.

Después de tres largas semanas junto a Jisung, Hyunjin sabía que debía volver a ese infierno. Admirándolo dormir una última vez, se levantó, vistió y preparó el desayuno para su novio. Escribió una nota y se marchó.

"Come bien, recuerda contestar mis mensajes y llamadas. No te sobrecargues con el trabajo y duerme las ocho horas siempre, nos vemos en dos semanas.

Te ama, Hyunjin."

Luego de una cuatro horas conduciendo llegó a la residencia, la mucama abrió la puerta de su camioneta e hizo una venía en señal de respeto hacia Hyunjin. Sonriéndole, entregó sus llaves y resopló.

Odiaba este lugar.

Quería estar con Jisung, pero esta es su realidad. Una que apestaba.

Y detestaba tener que pasar por esto una y otra vez. Lo estaba enfermando.

Abriendo la puerta principal, la volvió a cerrar y pegó la frente contra la madera. Se dio el valor de aparentar lo que no era, apretando los dientes se giró y se encontró con ella y esa sonrisa feliz.

—Bienvenido a casa, cariño.

—Hola, Sana —saludó formalmente.

Ella estaba parada en medio de las escaleras, los brazos cruzados y una expresión de desagrado.

Su vestido broderie color blanco inmaculado la hacía ver como un Ángel junto con su cabello castaño y ondulado, que llegaba a su pequeña cintura. Ella desenredó sus brazos y caminó hasta él, sus tacones resonaron por la vacía casona.

Sana envolvió sus delicados brazos en su cuello y tiraron de él para un beso largo y profundo que Hyunjin tuvo que aceptar.

—¿Es esa la manera corecta de saludar a tú esposa? Vamos, no seas tan amargado. —Sana le dio otro beso antes de separarse.

—Sí, cariño.

Jisung no debía saber de su otra vida o lo perdería para siempre.

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