capítulo 3: pizza de bienvenida
♡ ♡ ♡
Dorotea estaba bastante confundida, por decir lo menos. Sí, amaba la felicidad ajena; ver sonrisas en los rostros de las personas a quienes quería significaba el mundo para ella, pero, aún así, había algo que no calzaba en la situación actual.
Conocía al príncipe Ben no hace mucho, un par de años, quizá, cuando la situación con su tía en el país de las Maravillas se había calmado y ella por fin pudo asistir a la escuela en Auradon. ¿Unos tres años? ¡Sí, tres años! Definitivamente.
Pero volviendo al punto: no lo conocía de toda la vida, pero sentía que así era. Ben era como un hermano mayor. La cuidaba, se preocupaba de que estuviese bien y le hacía compañía cada vez que podía. Le regalaba vestidos y moños e incluso le había permitido medir su cabeza para hacerle un sombrero. Ben era, en resumen, una persona hermosa. A sus ojos, al menos.
Entonces se preguntarán ¿qué podía estar tan mal, como para confundir a la dulce Tea?
La respuesta es simple: Ben acababa de invitar a salir a Mal frente a toda la escuela, incluso cuando aún estaba saliendo con Audrey.
Y no la mal entiendan, a Tea no podría entusiasmarle más que Ben encontrara el amor, independiente de con quién.
El problema estaba en el cómo. Su Ben, el Ben al que siempre había admirado y querido, jamás de los jamaces habría humillado de esa manera a alguien ni aunque fuese su peor enemigo, y Ben no tenía enemigos.
El Ben que conocía habría tenido una larga charla con Audrey, quizá luego de una deliciosa cena. Le explicaría que sus sentimientos habían cambiado, que los momentos que habían vivido juntos estarían siempre en su corazón pero que, por el bien emocional de ambos, debían terminar.
Pero lo que había hecho el príncipe la había dejado cuestionándose todo lo que creía conocer sobre su amigo.
Y sobre su nueva amiga Mal, por supuesto.
Si algo le habían enseñado los días encerrada en el castillo de su tía era que no debía confiar en nadie —que no fuera su padre, claro— porque cualquiera podía herirte, cualquiera podía jugar con tus temores y explotarlos hasta arruinarte.
¡Pero! Eso no importaba en ese mismo instante, porque debía ir a felicitar a Ben por la victoria del equipo, incluso cuando cubrió sus ojos por más de la mitad del juego por el nivel de golpes que se habían repartido.
No le gustaba la violencia, nope.
De la mano de Alis se acercó al grupito que se había formado alrededor del príncipe, los chicos del equipo abriéndole el paso para que se lanzara de forma sorpresa sobre la espalda del castaño, que la sujetó de las piernas para que no cayera.
—¡Hola a todos! ¡Gran juego! ¡Vi solo la mitad pero escuché todos los aplausos! —exclamó, saludando con la mano que no estaba utilizando para sujetarse a la espalda de Ben— ¿Hay pizza de la victoria? Se me antoja pizza, y más si es de la victoria.
Alis soltó una risita junto a los demás, todos acostumbrados ya a este tipo de actitud por parte de la chica.
Y es que en Auradon habían tres tipos de personas: aquellas que no soportaban a Tea, aquellas a quienes les era completamente indiferente y aquellas que la adoraban.
Sorprendentemente los chicos del equipo de Tourney entraban en la última categoría; habiendo pasado ya demasiado tiempo con la hiperactiva joven como para que les fuera indiferente su existencia, habiendo convivido con ella lo suficiente como para quererla.
Además del hecho evidente de que el príncipe Ben no permitiría que nada ni nadie malo se le acercara a la pequeña sombrerera.
—Hoy hay pizza muy especial, Tea —le respondió Ben, cargándola todo el camino por los jardines, Alis a su lado izquierdo, al derecho dos chicos que reconoció como los nuevos— pizza de bienvenida.
—¡Esa pizza es aún mejor que la de la victoria! —sonrió, su mentón sobre la cabeza de Ben— ¡Gracias, nuevos! —exclamó, mirando a Jay y Carlos, que sonrieron confundidos.
—Soy Alistair, ella es Dorotea —presentó Alis, estrechando la mano del moreno y el peliblanco, que asintieron— discúlpenla, la comida la emociona.
—¡Soy Tea! Me gusta tu cabello —le dijo a Carlos, aprovechando la altura que ir a la espalda de Ben le proporcionaba para tomar un mechón del cabello del chico entre sus dedos— Y tú gorra —dijo, dirogiéndose esta vez a Jay, ambos intentando procesar todo a la misma velocidad en que dejaba la boca de la curiosa chica.
—Llegamos. Hora de bajar —anunció Ben, deteniéndose frente a la entrada de la pizzería que frecuentaban.
Dorotea resopló, no quería bajarse, pero debía hacerlo si quería su pizza de la victoria y bienvenida.
Cuando sus pies tocaron el suelo decidió colgarse del brazo de Carlos y enseñarle todo el lugar, permitiéndole sentarse a su lado, Alis, evidentemente, al otro para asegurarse de que su amiga no espantara a los nuevos.
—Vegetariana para la sombrerera —sonrió la mujer que los atendía. Ya conocía al grupo y lo que ordenaban, así que siempre que había un partido se aseguraba de que la comida ya estuviese en el proceso de hacerse antes de que el equipo llegase.
—¡Gracias! —sonrió Tea, comenzando a comer inmediatamente.
Mientras comía sus oídos estaban atentos a todas las conversaciones a su alrededor, su naturaleza curiosa no permitiéndole concentrase solo en su comida. Sus ojos viajaban por los rostros de todos en el equipo hasta que se posaron en Ben, que apenas había comido y ahora hablaba sobre Mal y lo emocionado que estaba por ir con ella a la coronación.
—¿Y cuándo pasó eso? —no pudo evitar preguntar, su voz llena de genuina curiosidad— ¿Y Audrey?
Dorotea no conocía mucho a la hija de Aurora, principalmente porque la morena estaba entre el grupo de gente que no le prestaba demasiada atención, incluso cuando usaba moños enormes en el cabello, pero eso no la detendría de sentir lastima por ella que, tras años de relación, había sido dejada así.
Ben sonrió radiante— Fue instantáneo. La vi y fue como abrir los ojos por primera vez —respondió, soltando un suspiro después— Es perfecta. Mal es perfecta.
Por el rabillo de ojo Tea notó las miradas que compartían Jay y Carlos, mas no les prestó demasiada atención. Le sonrió a Ben, su felicidad contagiosa— Ben y Mal. Suena lindo —dijo, satisfecha con eso por el momento, incluso cuando el príncipe había fallado en responder su segunda pregunta.
Continuó comiendo su pizza, sonriendo y uniéndose a distintas conversaciones de vez en cuando; hablando con Carlos sobre Chico, con Alis sobre su próxima pijamada, con Jay sobre la posibilidad de hacerle un sombrero y con los chicos sobre el próximo partido.
A Tea le gustaba la pizza de la victoria/bienvenida.
Era una razón para que su sonrisa no fuese forzada.
♡ ♡ ♡
Editado y re publicado, espero que les gustara.
Besos,
Connie.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro