capítulo 20: realización
El viaje estuvo lleno de risas, conversaciones y roces que mantuvieron una atmósfera alegre, íntima y tranquila
Dorotea se permitió olvidar por un par de horas lo que estaba ocurriendo, ignorarlo, mas no distanciarse de ello. Había una vocesita en lo más profundo de su mente que se lo recordaba, y la mantenía en tierra firme para que, llegado el momento, lo enfrentara
O quizá no era una voz en su cabeza, sino más bien la del pirata en el asiento del copiloto que, por una razón que desconocía, le ayudaba a mantener la cordura, o lo poquito que le quedaba de ella.
Ahora, con tan sólo unos kilómetros para llegar, podía sentir su mano sobre su muslo, donde había estado gran parte del viaje.
Ella manejaba y él dormía, pero su mano permanecía allí, como si no pudiese estar tranquilo sin mantener el contacto de alguna manera
Se detuvo frente al enorme árbol que daba paso a su hogar; sus ramas estaban oscuras, podridas, las hojas cayendo como si el otoño se hubiese adelantado.
Sintió a Harry moverse en su asiento y se giró a verlo, encontrándose con sus ojos claros llenos de cansancio.
—¿Ya llegamos? —le preguntó con la voz ronca, pasándose una mano por el cabello—.
—Ya casi —respondió, volviendo la vista al árbol y soltando un suspiro— Debemos.. Ya sabes, atravesar el agujero, como el conejo.
—Ah —Harry se enderezó y miró el árbol también, arrugando la nariz al notar su pútrido estado— No se ve nada bien.
Dorotea asintió, tomando una bocanada de aire; el pirata notó su ansiedad y tomó su mano libre, su pulgar acariciando su piel con suavidad.
—Estoy listo cuando lo estés —le dijo, dándole un apretón—.
La hija del Sombrerero sonrió levemente y aceleró. Harry se elevó en su asiento por un momento cuando el auto comenzó a caer, pero pronto cayó en una nueva pista que no hacía más que girar a su alrededor, mareandolo como la marea desde su barco nunca había logrado hacerlo.
Agradeció a los dioses de los siete mares por lo rápido que atravesaron el túnel, pero su momento de alegría fue corto, pues el País de las Maravillas no se veía como lo había imaginado.
Miró a Tea de reojo, viéndola apretar los puños alrededor del volante, acelerando un poco, como si no quisiera pasar más tiempo del necesario viendo el estado en que se encontraba su reino.
Y podía entenderlo; incluso él se veía afectado al ver el cielo oscuro, el ambiente lleno de ceniza y la flora moribunda a su alrededor.
—¿Ahora a dónde? —le preguntó, queriendo, o más bien, necesitando, romper el silencio—.
—Al castillo.
✴✴✴
Ben se levantó más temprano esa mañana, pues había prometido a Gil y Harry que iría por ellos para guiarlos a sus clases.
Se encontró con Mal, quien ya había ido por Uma, y juntos se dirigieron a los dormitorios de los chicos, tocando la puerta al llegar al de los recién llegados.
—¡Hola! —los recibió un muy despierto y emocionado Gil, haciéndolos sonreír— ¿Si podemos desayunar primero, verdad?
Ben rió— Pues, si Harry está listo también y partimos ya, no veo porqué no.
Gil los miró confundido— Harry no está aquí.
—¿Cómo que no está aquí? —se adelantó Uma, cruzándose de brazos—.
El hijo de Gastón les indicó con el dedo que esperaran un momento y entró a la habitación, cerrando la puerta tras él. Lo escucharon mover algunas cosas, abriendo otra vez y mirándolos con una pequeña y satisfecha sonrisa.
—Nope. No está, no durmió aquí anoche —les dijo, comenzando a seguirlos apresurado cuando los otros tres comenzaron a irse— ¿Vamos a desayunar?
—No, Gil —negó Uma, rodando los ojos— Tenemos que encontrar a ese estúpido pirata.
—¿Dónde estaría?
—¿No crees que esté planeando algo, verdad? —le preguntó Mal a la pirata, sospechosa— ¿Verdad? —insistió, esta vez más alto—.
—Claro que no —bufó la morena en respuesta— Sabe lo importante que es esta oportunidad para todos. Es bruto, pero no lo echaría a perder.
Los cuatro estaban a punto de desaparecer por las escaleras cuando una voz masculina los interrumpió— ¿Por qué tanta prisa? ¿Van tarde a alguna parte?
Alistair se rió de su propia broma, mas su sonrisa se esfumó cuando vio las expresiones preocupadas de Ben, Mal y Uma —Gil aún sonreía porque, bueno, es Gil—.
—Creo que perdimos a Harry —le respondió Ben, intentando sonar relajado— ¿Tu no lo has visto, de casualidad?
Alistair contuvo un bufido al escuchar el nombre del pirata, negando con la cabeza— Pues no. ¿Intentaron buscarlo con... Con Tea? —sugirió, incluso cuando la idea era una que no le gustaba en absoluto—.
—¿Cómo no pensé en eso? —exclamó Mal, comenzando a bajar las escaleras con los demás tras ella, incluido el hijo de Alicia—.
Alistair se adelantó y caminó junto a Mal; ambos tenían las manos echas puños a los costados, molestos ante la idea de que la dulce Dorotea hubiese pasado la noche con el pirata.
El hijo de Alicia tocó la puerta, intentando mantener la calma cuando nadie respondió. Tocó una segunda vez, y luego una tercera, consiguiendo que por fin la puerta fuese abierta.
—¿Por qué intentas derribar mi puerta? —le gruñó Lonnie al chico, mirando a todos con profundo desagrado—.
—¿Están Tea y el pirata dentro? —le respondió con otra pregunta Alis, cruzándose de brazos—.
La hija de Mulan alzó una ceja— Pues no, pensé que Tea estaría contigo, no es raro que se vaya a dormir a tu habitación.
—No hace eso hace... hace bastante —explicó él, e iba a añadir algo más cuando Ben se puso a su lado—.
—Espera, Lonnie, ¿Dorotea no pasó la noche aquí?
La pelinegra negó con la cabeza, y Uma y Mal comenzaron a maldecir por lo bajo, haciéndola preocuparse.
—No me digas que perdimos a Tea —le pidió al Rey, pero el castaño, para su desgracia, se limitó a asentir— Mierda.
—Mierda —coincidió Alistair— Y más mierda, debe estar con ese sucio pirata.
—¡Hey! —Uma se movió al frente y no dudó en empujar al chico, haciéndolo estrellarse con la pared del pasillo— No hables así de mi segundo al mando. ¿Entendido?
—Okay, okay, chicos —los interrumpió Ben, poniéndose entre ambos para separarlos despacio— No hay que pelear, ¿bien? Tenemos que buscar a Dorotea y Harry.
Gil soltó una risita, logrando que todos se giraran a verlo, confundidos— ¿No sería gracioso que ambos se hubiesen escapado al País de las Maravillas? Quizá estén tomando el té ahora mismo.
Los demás abrieron los ojos en realización, la respuesta a toda la situación llegando a ellos al mismo tiempo.
Tea había huido a ayudar a sus padres y Harry, como el loquito —y caballero— que era, la había acompañado.
Aunque ninguno creía que estuviesen tomando el té.
✴✴✴
Espero que les gustara ♡ no olviden comentar.
Besos ♡
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