capítulo 15: no tan inocente
Uma no pudo evitar la sonrisa burlona que se instauró en su rostro cuando entró a la cocina esa mañana.
Harry estaba dormido sobre la pequeña mesa que había al centro y Dorotea, la adorable chica a la que habían secuestrado el día anterior, estaba dando saltitos por la cocina preparando Zeus sabe qué, pero olía fenomenal.
—¡Feliz no cumpleaños! —exclamó la chica del cabello de colores, notando a la morena— ¡El desayuno está casi listo!
La hija de Úrsula alzó ambas cejas con sorpresa, dirigiéndose a la mesa y tomando asiento frente a su segundo al mando, dándole una patada para que despertara.
Escuchó a Tea soltar una risita ante la acción y la reacción que tuvo en el pirata, que dió un saltito en su lugar antes de mirar a su alrededor confundido y, cuando ya estaba más o menos al tanto de la situación, girarse a ella con una expresión molesta.
—La patada no era necesaria —murmuró, moviendo su cabello fuera de su frente con una mano.
—¿Qué está sucediendo? —le preguntó bruscamente la morena, en voz baja para que Tea no la oyera— ¿Por qué la prisionera está haciendo el desayuno?
—Tu dijiste que debíamos liberarla y no hacerle nada hasta que vinieran por ella —le recordó el ojiceleste, tras un bostezo— Así que la dejé hacer lo que se le diera la gana y, al parecer, eso incluye alimentarnos.
Harry siguió a la Hightopp con la mirada, una sonrisa ladeada en su rostro.
Uma lo miró, aguantando las ganas de patearlo otra vez bajo la mesa, ganas que se vieron olvidadas cuando un plato de galletas y otro con pan apareció frente a ella.
—Provecho —les sonrió a ambos Tea, una humeante galleta en su mano— Encontré azúcar esta mañana —explicó, reconociendo la confusión en el rostro de Harry— Con azúcar, harina y agua puedes hacer galletitas, aunque no lo creas —añadió, tomando asiento junto a él.
—Vaya —susurró Uma, más para sí misma que los demás en la habitación, tomando cautelosa un trozo de pan y llevándoselo a la boca tras inspeccionarlo detenidamente— Wow.
Tea vió, sonriendo alegre, como los dos piratas comían como si no hubiese un mañana y, eventualmente, Gil aparecía también y comía con ellos.
Ella comía su galleta y movía los pies, que no alcanzaban a tocar el suelo del todo, mientras cantaba una canción en su cabeza.
—¿Puedo llevarle una galleta a Benny? —preguntó, los tres miembros de la tripulación girando para mirarla.
Harry rodó los ojos— Benny puede esperar a que vengan por él para comer —le respondió, soltando un bufido cuando la chica formó un puchero— No pongas esa cara.
—Ben está bien —le aseguró Uma— lo ví antes de venir aquí.
Tea asintió, aunque poco convencida. Pero, cuando nadie la miraba, tomó una galleta y la envolvió en una servilleta, guardándola en uno de los bolsillos de la camisa enorme de Harry.
El ojiceleste lo notó y rodó los ojos de nuevo, decidiendo ignorarlo. Se puso de pie y le ofreció una mano— Debes cambiarte. Ya casi es mediodía.
La hija del Sombrerero tomó su mano sin dudarlo demasiado, dejando que el chico la guiara devuelta a su habitación y le entregara su mochilita para que se cambiase.
—Cuando termines ve arriba, tus amiguitos deben estar por llegar —le dijo Harry, girando camino a la puerta pero deteniéndose por un momento, volviendo a mirarla— Esto... —Tea lo miró y el pirata, que hasta entonces había ignorado las cosquillas en su estómago, casi se atragantó intentando formular una frase— Anoche...
—Me besaste —le dijo ella, dando un paso hacia él con una pequeña sonrisa que, para el pirata, era prueba absoluta de que la chica estaba disfrutando verlo así de ofuscado— Y yo te dejé —añadió, plantándose frente a él— Y lo haría de nuevo.
Harry dejó que una sonrisa acudiera a sus labios cuando llegó a una conclusión que lo emocionaba bastante, y es que la chica frente a él podía parecer y actuar todo lo inocente que quisiera, pero la noche anterior y ese mismo instante le demostraban que en realidad no lo era y eso, además de ponerlo tantito, lo hacía interesarse aún más, más de lo que ya estaba luego de oír sus historias.
Se inclinó con lentitud, su mano tomando la cintura de la Hightopp al mismo tiempo en que apoyaba su frente en la de ella— ¿Si?
—Sí.
—Tus amigos me odian.
—Mis amigos no están aquí.
El pirata soltó una carcajada, realmente maravillado con esta actitud que, estaba seguro, la muchacha no mostraba a menudo. La miró, analizando la sonrisita que llevaba en el rostro, la forma en que sus labios se levantaban un poco más del lado derecho y sus ojos llevaban cierto brillo al que le faltaba inocencia.
—¿Estamos locos por hacer esto? —le preguntó entonces, su mano libre ahora en su mejilla— No me conoces en absoluto.
—Pensé que habíamos establecido esa parte, estamos locos —soltó con una risita ella, deslizando sus brazos por el cuello del pirata, acercándose más a él— Y te contaré un secretito —dijo, bajando la voz— Con saber eso me basta.
Así, a diferencia de la noche anterior, Tea fue quien dió el primer paso y, poniéndose de puntitas, juntó sus labios con los del Hook.
♡ ♡ ♡
Ben gruñó cuando sintió el garfio de Harry en su espalda, obligándolo a dar un paso más en la plancha del barco.
Tea estaba al otro lado, medio escondida tras Gil, que escuchaba atentamente la discusión entre su capitana y la ex villana hija de Maléfica.
El hijo de la Bella y la Bestia había notado a su amiga de coloridos cabellos actuando diferente, se movía de una forma más tranquila en lugar de a saltitos y no movía las manos nerviosa a sus costados. Era la forma en que se comportaba tras haber fumado yerba, cuando estaba tan relajada tanto mental como físicamente que su subconsciente no utilizaba ese comportamiento infantil de siempre como método de defensa.
Y es que eso es lo que era. Es decir, sí, Tea estaba un tanto loquita y no se comportaba en nada según las normas sociales preestablecidas, pero eso no significaba que su forma de ser la mayoría del tiempo fuesen normales en ella.
El castaño recordaba a la Dorotea de las primeras semanas en Auradon. Era una niña eternamente asustada y tan tímida que incluso mirarla a los ojos era un problema, pero sus propios traumas y demonios la fueron transformando, lentamente, en la Tea Hightopp que todos conocían.
La terapeuta lo llamaba disociación, un método que el cerebro de la chica utilizaba para protegerla de ciertas memorias, recuerdos y vivencias que la habían y podían continuar perturbando, haciendo que su mente actuase de manera distinta a la del resto, manteniéndola en su lugar feliz constantemente.
En palabras más simples, Tea vivía en un estado constante de desconexión. No procesaba ni vivía su día a día como lo haría una persona normal, pues su mente construía un manto con el que decoraba la realidad y la hacía más agradable y segura emocionalmente para ella.
Y era como si el manto desapareciese solo cuando ella se sentía realmente a salvo en un lugar o con alguien. Como cuando fumaba, o en ocasiones cuando estaba con él o Alistair.
Pero ahora estaba allí, detrás de Gil tras haber regresado a cubierta con Harry, y lucía más pacífica de lo que había lucido en mucho tiempo, incluso con las voces fuertes y la discusión que la hija de Úrsula y Mal habían tenido hace unos momentos, incluso con la tripulación y los VKs peleando con espadas por todo el barco.
—¡Tea! —el grito de Jay llegó a los oídos de la chica, haciendo que una pequeña sonrisa acudiera a su rostro.
—¡Jay-Jay! —gritó, lanzándose a los brazos del moreno, que la cargó hasta donde los demás se encontraban en el momento exacto en que Carlos comenzó a lanzar bombas que, al explotar, llenaban el ambiente de polvos de colores.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó Mal, acercándose a ella y analizándola con la mirada, cerciorándose de que estaba a salvo.
—¿Qué llevas puesto? —quiso saber Evie, notando que la chica no llevaba el atuendo que ella le había preparado antes de dejar Auradon.
La Hightopp llevaba una camisa blanca demasiado grande para ella, con varios botones sin abrochar que provocaban que la prenda cayera ligeramente y dejaste sus hombros expuestos. De su cintura colgaba una falda rosa que llegaba hasta sobre sus rodillas y sus medias blancas con encaje del mismo color unían todo armoniosamente, acabando por los botines negros que Evie sí había escogido.
—¡Eso no importa ahora! —les chilló Lonnie, tomando la mano de Tea para arrastrarla con ellos— Alistair espera en la limo y si no llegamos con Tea viva nos mata a todos.
Los VKs asintieron y, lanzando una última bomba, corrieron por un túnel que iba desde el barco a otro lado de la isla, Tea mirando una última vez atrás, aunque sin poder distinguir nada por todos los colores que aún envolvían el ambiente.
—¡Bye bye! —gritó, apresurándose junto a sus amigos a salir de allí, su mochilita sobre su hombro.
♡ ♡ ♡
Hola! Lamento muchísimo la larga espera, pero había perdido la inspiración para esta historia y prefería no escribir por un tiempo a entregarles algo malo y con lo que no me sintiera satisfecha.
Also, el trastorno psicólogico mencionado es poco conocido, pero yo lo sufro, aunque en un nivel bastante menor al normal, así que los invito a investigar o leer al respecto si les llamó la atención!
Besos,
Connie.
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