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ㅜㅜ✘❝AGUANTAR❞✘ㅠㅠ

La brisa helada choca contra ella mientras caminaba por la calle oscura y desolada, todo tan sombrío y tétrico, su pelo azabache se azotaba con el viento, se abrazaba a sí misma por el frío que hacía, aún así estaba tranquila.

No había recibido más que unos pocos insultos por parte de la rubia ese día en la escuela, eso era algo bueno, no hubo golpes, eso la hizo sentir más tranquila, por algo decidió quedarse en la biblioteca escolar, la cual cerraba hasta la noche.

Había estrellas brillantes en el cielo, el sonido de grillos y algunas luces de casas encendidas, era un barrio muy solitario, era el único lugar disponible, fue lo único que sus padres pudieron conseguir, no deseaba llegar a casa.

No, claro que no lo deseaba, tenía tanto miedo de ir a casa, su madre la recibía con un abrazo y la misma frase de siempre: «Ve a tu habitacion»

Eso solo si tenía suerte, pues si su madre trabajaba horas extra, era su padre la que la recibía, como siempre borracho, recibiendo a su hija con insultos e incluso golpes.

Jisoo solo tenía la opción de aguantar, desde sus cortos cinco años, había descubierto a su padre golpeando a su madre, desde ese día supo que su vida sería tormentosa, que no habría picnic en familia, no habría momentos felices con su padre, pues desde que el hombre supo que su hija se dio cuenta, comenzó a tratarla como una mujer más, apesar de que tenía tan solo ocho años, no todo apestaba, tenía a su madre, su madre la protegía y cuidaba de las garras de ese hombre, cuando era sábado y su madre descansaba, hallaba la forma de hacerle galletas, calientitas y con chispas de chocolate.

Los únicos momentos felices de su vida, era cuando su madre le preparaba esas galletas especiales con una leche caliente y le contaba alguna historia para dormir, o cuando su madre tenía el día de descanso para jugar con ella, o una vez que creció, su madre utilizaba su día libre para preparar las galletas y hablar cuando era joven.

Lamentablemente apenas era lunes, faltaba mucho para el sábado, siguió en su camino a casa, con nada más que una cosa en mente, aguantar un poco más, tenía diecisiete, casi terminaba la preparatoria, le faltaba tan poco para poder cumplir diesiocho y poder salir de ese infierno.

No sólo el de el hogar, si no también el de la escuela, ya casi tres años con aquella rubia llamada Rosé, su tormento, no había día en que la rubia le dijera lo insignificante y estúpida que era, los golpes habían empezado al entrar al último año de preparatoria.

La rubia siempre le decía insultos que ella misma creía, «Idiota» «Inservible» «Fea» «Gorda» «Insignificante», Rosé se encargaba de recordarle todo eso a la azabache, quien solo se quedaba callada y cabizbaja, Rosé le daba cachetadas y puñetazos, ¿Y que hacía Jisoo? Nada.

¿Que podría hacer alguien tan débil como ella? Nada.

Cada palabra que Rosé le decía, Jisoo lo creía.

Se sentía gorda, sentía que engordaba cada que dormía, la comida le daba asco y cada que se miraba el espejo solo podía notar como su estómago parecía más grande.

Se sentía fea, odiaba la forma de su nariz, odiaba que sus labios fueran pequeños, odiaba sus ojos almendrados, odiaba el color de su pelo y la forma lacia que tenía, odiaba su tono de piel, la cual era tan sensible al sol que se bronceaba y odiaba su cuerpo.

Se sentía Idiota, se sentía tan idiota de no poder hacer nada para defenderse, se sentía tan idiota por sus notas que eran cada vez más bajas, se sentía idiota por no poder sacar una mejor calificación.

Se sentía inservible, inservible por no poder hacer nada, no poder defender a su madre de su padre machista, no poder defenderse ante los golpes de Rosé, no poder ayudar a su madre a salir del infierno que era su hogar, se sentía inservible para todos.

Se sentía insignificante, no era nadie, no era nada, a nadie le importaba su presencia, solo a su madre, era totalmente insignificante incluso para su padre, no significaba nada para la sociedad.

Mientras caminaba por la calle, no pudo evitar que sus lágrimas salieran de sus ojos almendrados, pero no soltó sonido, se mantuvo en silencio.

Limpio sus lágrimas al estar en el patio de su casa, se paró frente a la puerta y solo pudo rezar a Dios para que al entrar se encontrará con su madre.

Al abrir la puerta de su casa, escucho gritos, suspiro, sus padres peleaban de nuevo, sentía tanta impotencia al no poder hacer nada para defender a su madre, ya lo había intentado y termino golpeada y a su madre le había hido peor, de forma silenciosa subió las escaleras a su habitacion, sin poder hacer nada más que aguantar.

Solo aguantar un poco más.

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