— Antes de ti, yo no conocía el amor.... — Tarareaba la castaña, consentrada en su trabajo.

— Por cada estrella, una decepción... — Tarareo la azabache, no hace mucho había descubierto los gustos musicales de su amiga, y no le decepcionaban.

Se encontraban trabajando en la clase de matemáticas, unas cuentas complejas, clásico.
Escribían en sus cuadernos tranquilamente, sentadas una al lado de la otra.

— ¿Quisieras venir a comer a mi casa después de clases? Me gustaría presentarte a mi madre y a Kai. — Jennie poso sus ojos en Jisoo mientras hablaba, con su sonrisa gomosa.

— Me encantaría, sí no causo molestias claro... — Jisoo sonrió a pesar de sentirse un poco insegura.

— A mi madre le encantará y apuesto a que le fascinas a Kai. — Sonríe en grande.— Ya no puedo esperar a que sea la hora de salida...

Todo aquel lindo momento fue roto por una rubia, quien había aprovechado que el profesor Lee había salido, sonreía lo más maliciosa posible, se acercó con aires de superioridad y se colocó frente a su mesa, tomo una de las plumas de la castaña y la rompió justo encima del cuaderno de la azabache, manchando el cuaderno de la tinta azul y riendo se dirigió a la chica.

— Ops, parece que tendrás que hacerlo de nuevo, bebé llorona.— Sonríe de forma arrogante.

Jisoo quedó en silencio con la cabeza gacha, observando el desastre en su cuaderno por la tinta, no se atrevió a decir nada y solo aguanto las lágrimas.

— ¿Qué? ¿Ya vas a llorar? Me lo imaginaba, ¿Vas a ir a llorar en los brazos de tu noviecita? — Rosé pronunció cada palabra con un tono de rabia.

Jennie, roja por el enojo, se levantó de su asiento y vio a la rubia sin miedo.

— ¡Déjala en paz! — Jennie estaba más que enojada, miró a la rubia con frialdad.

— ¿O qué? ¿Que hará una encimosa como tú? — Se burló la rubia,viendo a la castaña con superioridad.

Jennie estaba realmente enojada, no era realmente normal verla de esa forma, roja de rabia y con los puños apretados, Jennie solía ser calmada y amable.

Todos estaban observando, curiosos por saber que pasaría, la castaña era la primera en actuar de esa manera frente a la rubia.

— ¡Vas a darle tus cuentas! ¡Ahora! — Gritó la furiosa castaña.

— ¿O qué, perra? — Rosé la vió con arrogancia, sonrió sabiendo que aquello pondría furiosa a Jennie.

Jennie se dejó por la furia, arrancó la hoja manchada de tinta de Jisoo con cuidado para no mancharse o tirar la tinta, y cegada del enojo arrojó la hoja al pecho de Rosé, manchando la camiseta blanca escolar de la rubia con la tinta azul.

Jennie la vió con superioridad y fue directamente al asiento de Rosé, tomó el cuaderno y revisó las cuentas de éste antes de arrancar la hoja y regresar a su asiento junto a Jisoo.

— Toma, Chu. — Jennie le entrego la hoja con las cuentas a la chica atónita, para luego dirigirse a la furiosa y indignada rubia.— Tú, ya vete, tu presencia rancia nos va a amargar.

Rosé se había quedado sin palabras, estaba furiosa y atónita, eso no era una reacción a la que estaba acostumbrada.

Llegó el profesor a lo que la rubia no pudo decir nada y se fue a su asiento, estaba furiosa claramente.

Sin embargo el profesor Lee la vió y no pareció contento.

— Park, no sea sucia, ¿Cómo se le ocurre tener su camiseta escolar así? — Habló firmemente, los alumnos soltaron una risita. — No puede estar así en mi clase, sí no tiene otra para cambiarse o su sudadera escolar para cubrirse entonces váyase de mi clase.

Los alumnos rieron más antes de ser silenciados por el profesor.
Rosé, ahora sintiendo un profundo rencor hacia Jennie, se levantó de su asiento y salió del salon con fuertes pisadas y casi azotando la puerta.

Todo lo restante del día escolar, Rosé se la paso viendo con rencor a Jennie, mientras que Jennie se la paso hablando con Jisoo, siendo este uno de los mejores días de la azabache.

A la salida de la escuela, Rosé camino a casa, furiosa y rencorosa, pensando en las palabras de su mejor amiga cuando se encontraron en el receso.

«La verdad, quedaste re-humillada por Jennie» Dijo Lisa mientras palmeaba la espalda de Rosé. «Te dejo como una estúpida»

De solo pensar en ello hacia que la sangre de Rosé hirviera, solo podía pensar en vengarse de Jennie, solo podía pensar en ello, aunque a su vez algo en su interior parecía satisfecho y celoso de ver la sonrisa de su azabache durante el día. Celoso por saber que la sonrisa era por ser defendida y satisfecho por saber que la azabache estaba bien.

Eso no podía evitar que Rosé se sintiera temerosa, el miedo llenaba su alma, sabiendo que no hizo algo para dejarle en claro a Jisoo que debía alejarse de Jennie, al contrario, había quedado humillada y sabía lo que le sucedería.

Al llegar a casa, solo pudo respirar profundo y pensar en cosas positivas, intentar que su mente se alejara de los pensamientos negativos.

— ¡ESTÚPIDA NIÑA INÚTIL! — Grito el señor Park, ya con el cinturón en mano, viendo con furia a Rosé.— ¡NI SIQUIERA ESO PUEDES HACER! ¡DESHONRAS EL APELLIDO PARK!

El señor Park tomo a su hija por el cabello, tirando de ella al suelo, el golpe al caer fue tan duro que la nariz de Rosé sangro y no se atrevió a levantarse.

— ¡ESTUPIDA... INÚTIL... ASQUEROSA... NIÑA... IDIOTA! — Cada palabra del hombre era acompañado por un azote con su cinturón en la espalda de Rosé.— ¡NO... SABES... HACER... NADA... BIEN!

Otro azote, no solo en la espalda de la rubia, algunos en el tracero, brazos y piernas de Rosé, quien solo podía llorar ante el dolor ocasionado.

El brutal castigo que tenía por el simple hecho de no hacerle daño a la chica que amaba.

Rosé se sentía atrapada, no había salida para ella.