✞✘∴❝GOLPES❞∵✘✞
De nuevo a la escuela, Jisoo se despidió de su madre con un abrazo, sonrió y se aseguró de hacerle saber que estaría bien, claramente mentía.
De camino a la escuela, todo fue igual, un silencio abrumador, pero prefería el silencio que insultos, camino en silencio por las calles, escuchando como siempre a hombres pervertidos que le gritaban cosas como: « ¿Cuanto por ese culo, muñeca?» o «Que lindas piernas, te doy lo que quieras por una noche»
Si supieran el asco que le daba escucharlo, claramente aquello no la halagaba, su estómago se revolvía y se obligaba a caminar más rápido y ignorar aquellos comentarios.
Una vez en la escuela, corrió directamente a su salón con la esperanza de no encontrarse con Rosé.
Como todos los días, Jisoo rezo a Dios silenciosamente, rogándole no encontrarse con Rosé, rogándole que su padre ya no les hiciera daño.
Y como siempre, aquello no se cumplía.
Jisoo dejo de creer en Dios, ¿De que servía rezar si el nunca hacía nada por ella? ¿De que servía la fé si Dios nunca estuvo ahí para ella? Y si realmente existe, ¿Entonces porque hizo que viviera ese tipo de vida?
Vió a Rosé recargada en una pared del pasillo, su corazón latió rápido y perdió el aire, intento evitarla, caminando lo más rápido posible, esperando que no notará su presencia o que no tuviera ganas de hacer algo hoy.
Como siempre y para desgracia de Jisoo, sintió como una mano tomaba su brazo y la risa espantosa de la rubia.
— Hola, idiota. ¿No pensabas saludarme hoy? — Rosé hizo uso de su fuerza, tirándola al suelo.— ¿Crees que te libras de mí, inútil? Ni siquiera puedes defenderte. Ni siquiera lo intentas. Débil.
Jisoo pudo sentir el ardor en su mejilla cuando Rosé la abofeteó, el como Rosé tomo su cabello con fuerza para que la mirara a los ojos.
Sintió como sus ojos se inundaban de lágrimas humillantes.
— ¿Tan rápido llorarás, bebé llorón? Eres una inútil de mierda.— Rosé no tuvo ni una pizca de empatía, le dio otra bofetada.— Te golpeare hasta que me cansé. ¡Llorá bebé! ¡Eso es lo único que sabes hacer!
Las lágrimas humillantes bajaron por sus mejillas, sus ojos cristalizados por ellas, mientras Rosé comenzaba a darle patadas en todos lados, Jisoo solo pudo hacerse ovillo en el suelo en un intento de no salir tan lastimada, solo Sollozó mientras Rosé la golpeaba sin parar.
Sollozó mientras sentia como Rosé pateaba todo lo que miraba, sus costillas, su estómago, sus piernas, todo, sin excepción.
Sollozó tras Sollozó.
Golpe tras golpe.
Hasta que todo se puso negro para Jisoo, hasta que su cuerpo se puso tan débil que terminó borrando.
Solo así Rosé se dio cuenta que habían sido demasiados golpes, sus ojos se abrieron en horror al ver mucha sangre saliendo de la nariz de la azabache, solo aquella vista hizo que el corazón de Rosé sintiera un pequeño atisbo de culpa.
Aún así Rosé no supo cómo reaccionar, hizo lo primero que pensó para no ser denunciada con el director, sabía que la azabache no diría nada, pero sabía que era notable que los golpes de la azabache eran hechos por alguien.
Rosé tomo en sus brazos el cuerpo inerte de la azabache, cargando su cuerpo con cuidado, camino por los pasillos hasta encontrar el salón que siempre está vacío, dejo a la azabache en uno de los asientos para luego darse la vuelta.
— Lo siento... — Murmuró Rosé, saliendo del salón y dejando ahí a Jisoo.
Rosé no supo que hacer, solo salió corriendo de la escuela, camino hasta llegar a un parque, sacó un cigarro de su bolsillo y lo encendió con su encendedor, se puso a fumar de él, sintiendo como sus músculos se relajaban.
— Está vez me pasé de golpes... — Rosé suspiro y volvió a dar una gran calada a su cigarro.
Aunque Rosé sentía un poco de culpa, aún así no pensó en parar, Rosé no hiba parar con sus maltratos aunque sabía que debía.
La rubia suspiro de nuevo, apagando su cigarro y tirándolo por alguna parte, se dio la vuelta y se dispuso a irse del parque.
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