❣✿✨❝AMIGA❞✨✿❣
Abrió sus ojos, viendo al techo blanco, suspiro, se levantó de la cama y fue directamente a mojarse el rostro, teniendo mucho cuidado, tenía la nariz rota y ya había hido al doctor ayer, por milagro su padre había dejado que su madre gastará dinero en ella.
No dudó que aquello era obra de Dios, prometió no volver a desconfiar de él y no perder la fé.
Se miro en el espejo, observó su cuerpo y se sintió asqueada de ella misma, se sentía tan mal, sentía que su peso era mucho, fue a una cosa extraña para pesar que tenía su madre. Treinta kilogramos... Demasiado para una chica que mide metro sesenta...
Decidió darse una ducha y cambiarse, se colocó su uniforme escolar, usando las medias más largas que tenía, unos zapatos cómodos y una muy grande sudadera. Preparada para la escuela después de haber faltado ayer por ese accidente...
Su cuerpo estaba lleno de hematomas y simplemente las estaba tapando, se maquilló para tapar el moretón en su rostro.
Bajo a la cocina y sonrió para su madre, solo para que está no estuviera preocupada, después de todo solo había sido un pequeño accidente en las escaleras...
Negó con la cabeza cuando su madre le pidió que se sentase a comer, diciéndole que no tenía hambre y que comería en la escuela... Otra mentira piadosa.
Salió de casa, caminando más lento está vez, sus ánimos cada vez más a bajo, su cuerpo dolía como si un tractor le hubiese pasado encima, llegó a la escuela y se preparó mentalmente para otro día duro con Rosé.
Camino por los pasillos de forma lenta, no se molestó ni siquiera en ver al frente, solo camino para llegar al salón, no se molestó en evitar a las personas, sorprendentemente no se encontró con Rosé.
Entro al salón y se sentó hasta el final, ignorando todas las malas miradas, unas de desprecio, otras de burla y alguna que otra de perversión.
La profesora llegó al salón y solo así Jisoo levantó la cabeza, observó a su al rededor y noto que no había llegado Rosé, su corazón latió más tranquilo y su respiración se tranquilizó, hoy no habría golpes, no habría maltratos...
Entonces escucho como tocaban la puerta, Jisoo rezo en silencio para que no fuese Rosé, la puerta se abrió dejando entrar a una linda chica de cabellos castaños y sonrisa gomosa, la profesora dijo algunas palabras a las cuales Jisoo no presento atención.
Esa chica se llamaba Jennie y era nueva, la profesora le dijo a Jennie que se sentará dónde quisiese.
Los ojos de Jisoo se abrieron con horror al notar que se acercaba a su asiento, se encogió, temiendo más burlas, Jennie era nueva sí, pero eso no impedía que Jisoo sintiera miedo.
— Hola, ¿Como te llamas? — Jennie sonríe de forma cálida, algo que Jisoo no resivia hace tiempo.
Sus ojos brillaron con alegría y sorpresa, timidez también, sintió un nudo en la garganta, las ganas de llorar la invadieron de nuevo, nadie nunca le hablaba con buenas intenciones.
— Hola, M-Me llamo Jisoo, K-Kim Jisoo. — Un sonrojo adorno sus mejillas, avergonzada de haber tartamudeado. Jennie ríe suavemente.
— Mucho gusto Jisoo. — Jennie sonrió en grande, la azabache no pudo evitar sonreír también.— Como sabrás soy nueva, así que... ¿Quisieras que seamos amigas?
Sintió que lloraría, pero se contuvo, sentía una felicidad que nunca había sentido, alguien la había tomado en cuenta.
— Y-Yo... S-Si, me encantaría.— Jisoo sonríe en grande, sintiéndose nerviosa, su primera amiga en años, esperaba que está fuera verdadera.
Jennie sonríe de nuevo y comienza a platicarle sobre su vida en Nueva Zelanda, mientras hacían aquel ejercicio, Jennie también hizo que Jisoo hablara y dejará ese lado tímido.
Por primera vez Jisoo se sintió feliz de haber hido a la escuela, ahora tenía una amiga.
Una amiga de verdad.
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