Waking The Demon
La ira albergaba mis más profundos pensamientos, los colores que solo podía ver eran de un hermoso rojo, objetos, personas; todos de un rojo tan ardiente y brillante que me hacen pensar de que podía ser capaz. Me sentía libre y a la vez encerrado.
Era un pájaro lleno de heridas en mitad de la nada sintiéndose libre, queriendo ser libre sin poder si quiera volar.
Los rasguños, la sangre, los gritos, el sonido de mis pies al correr, me sentía sobre piedras filosas, estaba tan cerca de todo y tan lejos de nada. Sentía la sensación tan espesa de la sangre correr por entre mis dedos. El deseo rojo seguía en mi mente mientras los brazos del tipo que sujetaba se desprendían de su torso como si estuviera quebrando un mondadientes.
Eran tan débiles que llegaban a darme lástima.
Mis pies dolían contra el estrés de mis pecados que arremetían contra mis tendones evitándome el paso por entre los demonios que intentaba traspasar para poder sentir esa paz interior que tanto quería.
Mi error fue seguirlos a todos durante esos cuatro meses.
Mi error fue desear la libertad tanto como ellos.
Mi error fue haber dejado viva a esa enfermera a la cual intenté ahorcar con mis propias manos.
Solo podía ver todo rojo.
Ya no quería llorar más, deseaba tanto verlos sufrir a todos que pensé por un momento que sería imposible escuchar algo razonable. La cordura ya no existía. Solo podía ver los cuerpos y las llamas alumbrando los oscuros pasillos.
La energía de la planta ya no era funcional, los generadores se habían gastado hace mucho.
Decir que éramos unos idiotas sin cerebro nos llevó a demostrar lo contrario.
¿Éramos libres? No del todo.
Las puertas estaban bloqueadas mientras los cristales eran destrozados y convertidos en trisas, los golpes, la sangre, el caos, ya nada existía, solo podíamos ver la salida, nuestro pase a una nueva vida. Todo era tan hermoso, la oscuridad ya no importaba. Debíamos irnos.
Ya tan solo faltaba deshacernos de los puercos que albergaban nuestro sufrimiento.
Deshacernos de los creadores de este maldito infierno.
Ya nada puede detener el dolor que abarca en mis venas.
Caminaba por las casi desoladas calles de un vecindario que parecía un desierto con el tremendo silencio que había. Dios, hasta esto me da miedo.
Mis pies duelen al pisar el asfalto, tanto correr y saltar sobre vidrios y piedras me dejaron las plantas de los pies con más cayos que una bailarina combinada con un video jugador compulsivo, y aun con todo esto sigo moviéndome, sino soy masoquista no sé qué podría ser. Aunque, pensándolo bien, creo que podría caminar mejor y sin tanto dolor sino tuviera al inconsciente novio de Waylon sobre mis hombros.
-Se puede saber ¿Porque pensaste que traer a tu novio con nosotros era buena idea? – Dije mirando a mi compañero que tomaba del otro brazo a su amor platónico.
-No pensaba dejarlo desangrarse en medio del pasillo, debía hacer algo.
-¿No era mejor dejarlo ahí y que los policías se encargaran de él?
-¿Y arriesgare a que lo alejen de mí? Ni en sueños.
Después de eso guarde silencio asumiendo que, obviamente, no cambiaría de opinión. Además ya estábamos demasiado lejos como para devolverlo a las instalaciones.
Aunque, ahora que recuerdo...
-¿Dónde carajos se supone que estamos, Waylon?
-Eso te iba a preguntar.
Me detuve a la par del cabellos de arena dejándonos caer como peso muerto en el asfalto, por su puesto sin terminar matando al pobre enfermero que traíamos en contra de su voluntad, aunque nunca lo escuché quejarse sinceramente.
-Vamos a morir.
-Deja de quejarte, nenita. – No puedo creer que me vine con Waylon.
Bien por mí pude venir con...
-No hay que comer.
-...
Nos vamos a morir. Definitivamente.
-Tienes razón, demonios. – Eso me mando por haberme saltado las clases de cocina del asilo – Sugiero comernos a tu novio.
-No seas ridículo. – Desde mi 'cómoda' posición en el suelo observé como el femenino de mi compañero se colocaba de pie en medio de la calle – Ayúdame a buscar una casa con luz.
-Eso será difícil, todas tienen las cuentas de luz pagadas.
-No estúpido, una con las luces encendidas.
-Yo veo una acercándose. – Señalé al frente lo que parecía una camioneta a punto de atropellarnos.
Pensé que moriría comiendo dinamita, no siendo atropellado como un animal.
-¡Alto! – Escuché el chirrido de las llantas del vehículo luego de que Waylon les gritara – Necesitamos ayuda. – A ya entendí...
-¿Qué sucede?
-Señor, ¿Nos podría ayudar, por favor? – Vi a un anciano salir del asiento del copiloto mirándome como si estuviera muerto.
Un muerto no parpadea según tengo entendido.
-¿Qué les pasó? ¿Quiénes son ellos?
-Es mi amigo y mi novio, están heridos. – Volteo a verme, honestamente no podía moverme, me dolían las piernas – Mi compañero tiene los pies sangrando y mi pareja esta inconsciente.
-No exageres, no estoy tan herido.
-Tus pies parecen mutantes y sinceramente pareciera que te estuvieran saliendo tumores con granos reventando, un alíen viviría ahí en mi opinión.
-¿Y qué hay de ti? Pareciera que a tu pierna le va a salir un cráter con ese agujero que tienes.
-Muy bien, no se alteren. – De la parte del piloto salió otro sujeto muy parecido al primero, no se veía de buen humor. – Stan, ayúdame a subirlos a la parte trasera, hay que llevarlos a un hospital.
Uno de los ancianos junto con Waylon cargaron a Eddie a la parte trasera mientras yo bien cómodo miraba todo desde el piso, en eso vi al otro sujeto acercarse a mí muy tranquilo a mi parecer. Apenas estuvo lo suficientemente cerca me senté como pude y eleve los brazos hacia él.
-¿Me cargas? – Dije con una sonrisa.
Porque sí, a mí me gusta que me carguen, es divertido.
Apenas lo hizo, lo cual le tomó como dos horas en mi opinión, me dejó en los asientos de atrás junto a Waylon y su novio que no sabe que es su novio.
En cuanto estuvimos todos dentro del auto nos llevaron de inmediato a lo que pensé yo era el camino a un hospital o centro de atención médica de esas que las filas son largas y que llegan a medio centro, sinceramente no deseaba ver a ningún tipo de doctor en mi vida, pero mis pies me estaban matando y dudaba el poder soportar más tiempo la pérdida de sangre.
-Ten. – Miré al frente encontrándome con una toalla mojada – Es para tus pies, evitara que se desangren.
-Y de paso no ensucian mi auto.
-Stanley.
Mientras ellos tenían su mini-discusión yo me ocupaba de no gritar al sentir el agua bajo mis pobres pies, estaba que lloraba del puto dolor. Esperaba que ese hospital no estuviera tan lejos.
-No les importa si los atendemos en nuestra casa ¿Cierto? – Preguntó el que yo supuse era Stanley.
-Claro, no hay problema. – Vi a Waylon un tanto incrédulo, digo, no es la primera vez que lo veo siendo educado, es solo que ¿Desde cuándo Waylon estuvo planeando esto?
Créanme o no, este chico con problemas de genero siempre se toma su tiempo para pensar sus respuestas, cuando hace eso de responder a la ligera es porque tiene todo fríamente calculado, aunque no debería sorprenderme, esto de haber escapado del asilo obviamente no hubiese sido el plan perfecto si Waylon no hacía de las suyas, es que ¿Cómo pensaban que escaparíamos de ese infierno? ¿Golpeándonos? Era obvio que no iba a funcionar si el femenino de aquí no cooperaba. A veces me asusta.
Falta tan poco para el fin de los tiempos.
Un joven de largos cabellos azules se acaba de levantar a causa del incesante sonido de su teléfono, aun con el sueño reflejado en sus ojos es capaz de tomar su celular contestando la llamada.
-¿Quién es? – Bosteza el joven de piel pálida restregándose el ojo izquierdo.
-Hola Will. – No fue la voz del otro lado la que logró despertar por completo al joven, sino la forma de su habla tan siniestra e inusual.
-... Dipper, ¿Sucede algo?
-No exactamente. – 'Algo debe estar mal' Pensó el peli azul.
-¿Hay algo que quieras contarme?
El viento helado. El completo silencio. Los constantes susurros en la habitación, no dejaban nada bueno en que pensar. Will confiaba en su mejor amigo, él sabía que no había hecho nada malo, que nada malo le pasaría tan solo se confiaba en el hecho de que nada sucedería si todo salía como Mason quería.
Will sabía todo lo que el castaño había hecho ese último año, y eso era lo que le aterraba al joven de ojos zafiro.
Él sabía más de lo que debía.
-He encontrado lo que estuve buscando por más de once años.
Exaltado, confundido. Mira al frente en un acto de razonamiento y dice:- Me alegro por ti, – Dice de manera neutral - ¿Podría saber que es esa cosa que has estado buscando?
-No es un que, es un quién. – Después de eso solo pudo escuchar el tono del teléfono.
El piel pálida no razona lo último dicho por el castaño y solo vuelve a tratar de dormir. La curiosidad no parece afectarle y es porque él sabe de qué habla su amigo, él sabe lo que sucede, y él sabe que se lamentara después por culpa de su voto de silencio.
Mientras en la casa de los Pines, el joven de castaños cabellos ve con alegría a su acompañante, un joven de rubios cabellos que duerme tranquilamente luego de todo ese tiempo en cautiverio.
-Por fin te tengo, Alicia.
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Eso último quedó muy DipBill, debo corregirlo e-e
Muchos se estarán preguntando el porqué de mi desaparición, pues hay tres simples razones para eso.
1. Se me fue el internet y estaré ocupada revisando mis notificaciones de hace tres días y medio.
2. Se me murió mi mascota, si quieren saber los detalles vayan a mi Blog, ahí pueden enterarse.
3. Problemas familiares. Es todo lo que voy a decir: v
Ahora si me disculpan me iré de aquí lentamente sin tramar nada fuera de lo común.
Bye~♥
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