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Mind Brand

Welcome to the Mind Fucked

La música estaba en lo alto.

Tus oídos vibrarían a causa del volumen de la música electrónica que sacudía el lugar. Los borrachos gritaban, los jóvenes se divertían, las prostitutas cobraban a ingenuos y los drogadictos sucumbían a sus adicciones. Una discoteca llena de pecados es lo que puedo presenciar, ¿Y ustedes?

Bueno, no importa. Lo que pasa en las Vegas se queda en las Vegas.

Lo curioso es que esa discoteca tenía hasta servicio de Motel. Quince habitaciones en la planta alta y un pasillo oscuro lleno de buenos escondites para los traviesos exhibicionistas. El sueño de cualquier adolescente desenfrenado.

Y hablando de habitaciones, en una de ella se podía escuchar con claridad una risa juguetona seguida de un disparo opacado por la música de la disco.

-Lástima que fueras tan feo como asqueroso, nos hubiésemos divertido por más tiempo, cariño – La larga cabellera negra hondea al ritmo de la helada brisa de la noche. Un escape de gracia.

Mientras yace tendido en medio de la habitación el cuerpo sin vida de un hombre de, aproximadamente, unos cuarenta años. Muy viejo para el joven asesino.

-¿Ya identificaron al sujeto? – Pregunto una mujer rubia, de aproximadamente unos 40 años. Su nombre, Catherine Willows, criminalista.

-Según su identificación, se llamaba Jesús Ernesto Ramírez, aunque según el cantinero, todos le decían Soos. – Respondió un afroamericano, acababa de entrar por la puerta con una identificación, posiblemente abandonada, de la víctima.

-¿Debía algo a este lugar? – Uno de sus compañeros miró a la rubia confundido.

-¿Crees que lo mataron por dinero? – Preguntó un hombre caucásico de cabellos negros. Su nombre, Nick Stokes.

-Por el modo en que le dispararon, es lo más probable. – Opinó la criminalista Sidle mostrando el punto de entrada ubicado en la cien – Lo ejecutaron.

-Interroguen a todos los del bar, averigüen quien entró con... – Pausó por un momento antes de desviar la mirada y continuar – Nuestro amigo, Soos. – Finalizó Jim, antes de voltear para retirarse.

-Creo que no será necesario. – Opinó Grissom llamando la atención de todos – Ya descubrí quien es la asesina. – Afirmó mostrando ante todos una servilleta del suelo, posiblemente del bar, con una carita muerta pintada.

Va uno. Faltan tres.

Te crees tan hombre solo por acostarte con una jovencita. Me das asco.

Una patrulla iba de camino a una residencia en un vecindario para ricos. Habían llamado al 911 informando sobre el descubrimiento del cadáver de una joven de veinte años con dos posibles disparos en el torso.

-Los cadáveres deben de caernos del cielo – Opinó el criminalista, Greg Sanders, venia de un caso de intento de robo a una tienda.

-Debe ser eso, acabo de venir de una discoteca. – Dijo Warrick justo cuando cruzó la cinta policiaca.

-¿Había chicas lindas?

-No lo sé, solo pude conocer al cadáver. – Argumentó ante la broma de su compañero antes de agacharse a su lado. – Buen tipo según el cantinero.

-¡Ja! – Expresó Sanders antes de regresarse a la víctima.

La escena parecía estar limpia, solo se encontraban los casquillos y el cadáver. Como un montaje bien elaborado.

-Nuestra amiga rubia lleva muerta una hora. – Sentenció el asistente médico luego de extraer el termómetro del hígado de la joven.

Eso último dejó pensando a Brown – ¿Qué hora es? – Preguntó, tenía una muy clara sospecha de que algo estaba mal aquí.

-Son las tres de la tarde. – Respondió Phillips.

-¿Y a qué hora se hizo la llamada al 911? – Volvió a preguntar. Warrick sentía que algo no estaba bien aquí, se sentía en la necesidad de corroborar sus sospechas.

-Según el oficial... – Tomó el informe del oficial junto a él sorprendiéndose por un segundo de lo que decía en el papel – A las dos cuarenta de la tarde.

-¿Cómo alguien puede informar de un asesinato antes de que ocurra? – Preguntó irónico Brown antes de revisar por sí mismo el documento.

-Quizás el asesino fue quien dio la alerta. – Teorizó Phillips.

En ese momento uno de los oficiales que vigilaban las calles notó entre los matorrales que estaban cerca de la escena una nota cubierta de, lo que se sospechaba por el oficial, era sangre.

-¡Señores! – Medio alzó la voz captando la atención de los criminalistas – Creo que deberían revisar esto. – Sugirió señalando el pedazo de papel frente a él.

-Déjame ver eso. – Pidió acercándose el de cabellos medio rebeldes a la posición del oficial. El uniformado se había retirado del lugar dejando paso a Sanders de tomar el papel ensangrentado encontrándose en el mismo un dibujo ya conocido por el departamento – Bueno, ya descubrimos quien lo hizo, – Fue entonces que mostró el papel a los presentes – solo que no es hombre.

...

En los aposentos del joven castaño se podía escuchar con claridad una de las canciones de Three Days Grace, I am Machine del albúm Human, una de las favoritas del ignoto. ¿Razón? No debe de haberla.

-Solo quedan dos más. – Seguida de sus palabras se pudo notar como lanzaba con precisión un dardo hacia una foto dando justo en la cara de la chica que salía en ella, justamente la víctima antes encontrada en un vecindario millonario. Su nombre, Pacífica Noroeste.

En la cocina se podía presenciar una cabellera rubia contoneándose al ritmo de la música Grunge que sonaba en los parlantes de la computadora del castaño en la sala. Dicho rubio estaba preparando el almuerzo, esto por ser su turno, mientras tarareaba la canción que estaba resonando por la residencia en ese momento. El de piel morena no era mucho de escuchar ese tipo de música escandalosa, como solía llamarla a veces, dentro de la casa por el escándalo que hacían los vecinos a causa de como retumbaba en eco por las paredes. Aunque, para ambos inquilinos, era más divertido ver la cara molesta de las personas que solían venir a quejarse a su puerta, queja que suelen colocar en la trituradora.

-¿Quisieras algo más junto con las milanesas? – Preguntó el amante del castaño levantando la voz tratando de escucharse sobre la música de los parlantes.

-Yogurt – Dijo de manera rápida la mata de cabello castaño que estaba cómodamente sentado en el sofá dejando inconforme al de ojo ámbar.

-Eso lo puedes comer después – Argumento asomándose por el umbral siendo tremendamente ignorado por el contrario – ¿Siquiera me puedes hacer caso por un seg...? – Fue rápidamente interrumpido por un dardo que fue lanzado a su dirección por el castaño siendo rápidamente esquivado por el ojo ámbar.

-Dije que quería yogurt. – Sentenció el homicida con una sonrisa arrogante, elogiándose a sí mismo en silencio por su buena puntería.

-Tampoco tienes que asesinarme, corazón. – Dijo la descarada voz antes de desaparecer por el umbral regresándose a la concina.

Una ligera risa llena de hostilidad fue lo que recibió por sobre el ruido de la música de los parlantes.

Aun debían deshacerse de dos cucarachas más.

Las chicas de hoy en día, solo piensan en prostituirse. Son una plaga.

Al día siguiente se encontró otro cuerpo a trece calles de donde estaba el primero. Chico joven, ropa negra, piel pálida, pircings en la cara, cabello oscuro largo, a cualquiera se le ocurriría que el chico era alguien emo, o que era de esos adolescentes que se quejaban de todo como si fuera su trabajo.

Este chico era todo menos eso.

-¿Por qué Robbie Valentino? – Preguntó la gélida voz del rubio al volante, los juegos de su amante lo estaban poniendo de malas últimamente.

¡Es decir, ¿Que le pasaba a Mason por la cabeza, maldición?!

El rubio sabía que el de menor estatura era capaz de defenderse solo, pero por favor, ¿Era tanto pedir que se cuidara más a la hora de hacer su 'trabajo'?, que deje de andar matando a plena luz del día por lo menos, Dios.

-¿Esa basura? – Preguntó el ya antes mencionado con un tono monótono. Hablar de la vida de sus víctimas era aburrido, en todo el sentido de la palabra. – Ese chico era un asco de persona.

-¿Podrías ser más específico? – Volvió a articular el rubio al volante.

-¿Conoces a esas personas que sufren de problemas mentales? – El rubio asintió – Bueno, ese chico se creía de esos que sufren de depresión.

-¿Y eso es malo porque...?

-El muy estúpido se la pasaba en las redes todo el día gritando al mundo lo muy deprimido que estaba, que su vida era miserable desde que su novia lo dejó, que la vida con sus padres era injusta. Bla, bla, bla. – Exclamó irritado el ignoto ante lo que hacía su víctima antes de terminar apuñalado cerca de su casa.

En la mente del joven castaño, las acciones realizadas por su víctima eran un acto de hipocresía que solo las niñas de 13 años cometerían en internet.

Algo irritante y poco realista, casi tan irreal como los Reality Show's que su tío solía ver cuando vivían bajo el mismo techo. Es decir, la vida del chico ni siquiera era tan mala, se la vivía lleno de lujos a causa del negocio funerario de sus padres, los cuales le daban el amor que solo unos padres amorosos podían darle a su hijo, y lo de su novia ni siquiera era algo verídico, es más, se decía incluso que él era el que había terminado la relación.

¿La razón? Fama quizás.

Un personaje muy triste, sinceramente.

¡Este chico ni siquiera conoce lo que es la verdadera depresión!

-¿Y solo por eso lo asesinaste? – Cuestionó el rubio en un mínimo acto de cordura.

-El chico emo había colocado en sus redes 'Me voy a suicidar ya que nadie me quiere. Todos son unos malagradecidos.' – Relató haciendo una mala imitación de la voz del pelo oscuro logrando darle un poco de gracia a su acompañante. – Prácticamente le hice un favor, si él no se volaba los sesos yo personalmente se los iba a volar.

-Vaya, que cruel eres. – Comentó Bill con una voz cantarina. A veces esas situaciones llegaban a divertirle.

-Cruel es bueno. – Una carcajada resonó de manera gutural ante el comentario del homicida.

El castaño sabía lo mucho que le divertía esa clase de chistes.

-Dios. No sabes lo mucho que te amo. – Exclamó el ojo ámbar tras calmarse de la escandalosa risa que había soltado.

El castaño lo tomó del mentón haciendo que lo mirara, ignorando por un segundo que estaban en medio de la carretera – Yo también te amo, Bill. – Susurró el castaño antes de dejar un casto beso en los labios de su amante.

Al alejarse el uno del otro el de hebras rubias giro el auto dirigiéndose a una zona aislada, adentrándose entonces en un callejón de ese lugar. El castaño en el asiento trasero sabía que significaba eso.

El de piel morena saltó del asiento del conductor hasta la parte trasera asechando al castaño para dejarlo apresado entre el asiento y su cuerpo.

-Me puse tus favoritos. – Comentó el asesino levantándose la falda con volados, que formaba parte del vestido, dejando a la vista unas bragas negras con detalles en dorado.

Como una bestia el rubio atacó la entrepierna de su pareja logrando hacerlo perder el control, este solo podía gritar.

-¡Bill!

Te quejas de la vida como si no supieras nada. No solo tú estás sufriendo, ¿Sabes?

De entre los tres cadáveres que habían llegado a la morgue había uno al cual habían terminado de hacerle la autopsia, entre sus pertenencias estaba un traje hecho a medida color blanco con corbata, un reloj de oro, obviamente caro, y la billetera, dicho accesorio aún conservaba el fajo de billetes que el presunto hombre rico portaba durante el homicidio.

-Hombre entre veinte y treinta años, piel blanca al igual que el cabello, probablemente teñido, – En toda la sala solo se podía escuchar la voz del doctor a cargo de la autopsia, el doctor Al Robbins, quien catalogaba lo que se podía ver a simple vista del cadáver en una grabadora. – no hay heridas de defensa visibles ni hematomas de ningún tipo. La causa de muerte: Se asfixio con su propia sangre, tres de las balas que se recuperaron de la escena atravesaron ambos pulmones, dos de las balas atravesaron el pulmón izquierdo, la sangre se filtró en los pulmones causando su inminente deceso. – Finalizó deteniendo la grabación y enfocando su vista en su compañero con vida presente.

-Era bastante obvio. – Opinó el agente Grissom tras que su amigo terminara su relato.

-Claramente sí.

-Mi pregunta aquí es, ¿Por qué nuestra asesina se esmeró en 'fallar' los tiros? – Se preguntó retorica ante la diferencia de ejecución.

Las primeras dos víctimas habían sido ejecutadas con un disparo en la cabeza, preciso y calculado, la tercera víctima fue apuñalada con paciencia, sin mostrar ira o desesperación, mientras que a esta última se le tomó el tiempo para dispararle de manera que su muerte fuera lenta y agonizante.

Quien conoce a la 'ignota' sabe de antemano por qué el cambio tan repentino en el estilo de ejecución.

En el departamento ya se sospechaba de un posible imitador que tan solo quería culpar a 'Miss Jackson' de la muerte de la última víctima, Gideon Gleeful, en base a esa teoría tuvieron que contactarse con cada una de las ex novias del peliblanco, cosa que desesperó mucho a los detectives en un principio.

Tenían que investigar justamente el pasado de un mujeriego.

Aunque de la larga lista de chicas que ha cortejado Gleeful todos estos años, solo hubo un nombre que llamó la atención de todos en el departamento.

Mason Pines.

-Un cordero entre un rebaño de ovejas. – Dijo Nick ante su descubrimiento.

Me tocaste, me reñiste y me enredaste en tus mentiras. Jamás voy a perdonártelo.

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Con esto se nota mi fanatismo por CSI :p, help me :''v

Esta mierda se va a prender muy pronto señores >:D

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