Break
Solo debes romper y destruir todo a tu paso.
Se había arriesgado, y él mismo lo sabe, pero ya estaba previsto desde antes lamentablemente.
-¿No crees que deberías detenerte, Mason? – Preguntó el rubio.
Ya habian pasado unos días, casi una semana, desde que encontraron el cadáver de Gideon tirado en media acera, durante ese tiempo no hubo señales ni respuestas, supusieron entonces dos cosas: O los policías esperaban un milagro, o solo no encontraban la conexión aún. La respuesta no importaba de todas formas, de igual forma, sabiendo la conexión o no, ellos vendrían por él, ya sea por sospecha o por alguna corazonada.
Es decir, él estaba, lamentablemente, en la larga lista de conquistas del Gleeful. Cosa de la que no se enorgullecía, obviamente.
Pero a pesar de todo, ¿Por qué tomar el riesgo?
La respuesta era simple: Dipper ya estaba harto.
¡Sí! Harto. Cansado. Como lo prefieran, el punto es que estaba hasta el borde.
Siempre en las mañanas, tardes y noches tenía que estar respirando el mismo aire que esas asquerosas personas, tenía que mirarlas todos los jodidos días y, peor aún, tenía que soportarlas todos los días en los mismos lugares que solía rondar. Y pensar que el tal Soos le parecía una buena persona. Maldita sea.
No malinterpreten, el castaño no se creía alguna clase de justiciero o algo así, hasta cabe mencionar que el odio que sentía hacia ellos no era tanto que digamos, pero imagínense solo un momento el hecho de tener que andar por la misma acera, todos los días, con la misma alimaña, todos los días.
Y peor aún, siendo estas alimañas personas importantes en tú vida.
El castaño sinceramente ya no aguantaba más, aunque en el fondo les hizo un tremendo favor.
-Sabes que odio ese nombre. – Apenas y dijo en voz susurrante. Ni la mirada le pudo devolver. – Tu pregunta es muy curiosa, ¿Sabes? – Opinó aun sin girar la vista. No parecía estar en su mejor momento.
Ambos amantes estaban en el último piso del edificio, siendo más específicos, estaban en la azotea, ambos agarrados del barandal observando el paisaje nocturno.
-¿A sí? – El rubio giró la cabeza hacia el castaño, quien asintió en respuesta – ¿Por qué lo es?
-Por qué, al momento de pedir ir de la mano conmigo, supe que seriamos imparables. – Dijo con voz melodiosa, esta vez mirando la mata de cabello rubio – ¿Por qué ha de parar ahora? – Preguntó curioso.
-¿Tú no lo sentiste? – El tono de seriedad indicaba una mata de confusión e intriga.
¿De verdad el castaño no caía en cuenta de lo que pasaba?
-Por supuesto que lo sentí. – Afirmó el castaño.
-¿Y porque no te detienes? – Volvió a preguntar el ojo ámbar.
El de ojos avellana lo meditó un poco. ¿Realmente su amante no estaba al tanto de sus razones? ¿O solo no era lo suficientemente claro? De hecho, ¿Era, incluso necesario, llevarse la culpa de todo lo anterior?
-No puedo creer que no lo entiendas. – Exclamó iracundo el de baja estatura hacia su opuesto, quien confuso lo miraba. – No quiero irme... – Dijo, sin poder completar la oración, con una expresión de suma tristeza; sollozante; temeroso. Incapaz de aceptar la realidad.
No pudo continuar, aun cuando intentaba repetir lo mismo una y otra vez. Los espacios en blanco no eran congruentes, se volvía una adivinanza imposible para el de piel canela.
Fue cuando en ese momento, aun a sabiendas de la desesperación que sentiría su contraparte, tomó la decisión de dar a la luz esa irremediable verdad que lo tuvo mantuvo despierto por días.
-Pero... No hay nada aquí.
Ante eso el castaño pensó en decir algo. ¿Por qué no lo dijo?
No dejes ni un pilar en pie, porque estos siempre serán los más difíciles de reconstruir.
Una explosión, seguida de una capa de humo ardiente, se divisa a lo lejos dejando al borde de la confusión a los oficiales; los incendios en zonas cercanas a los departamentos de policías se estaban haciendo frecuentes con un lapso de un incendio cada dos noches, siempre frente al mismo se encontraba la 'asesina' en serie que mantenía despierto al departamento. Lo curioso era que admiraba el fuego como si no le tomara importancia su vida, no parecía importarle que la atraparan, solo se quedaba ahí hasta que las sirenas de los oficiales se escucharan a tan solo siete metros de su posición, luego de eso huía de la escena en una motocicleta que convenientemente estaba a una cuadra de la escena.
Incógnitas que dejaban a los detectives creyendo que la 'asesina' estaba jugando con ellos. Parecía decir en voz alta: Atrápenme, si pueden.
Pera 'ella' no pedía que la atraparan, pedía que la liberaran.
-¿No te estas precipitando? – Preguntó la voz distante que sonaba por el teléfono de su oído.
-Quiero ver de nuevo ese mundo dentro de mi cabeza. – Respondió con una voz desinteresada. Parecía estar molesto, pero en realidad la frustración lo estaba dejando sin juicio.
Aunque, claramente el castaño ya había perdido el sentido de vivir hace mucho.
-¿Si sabes que esta no es la manera, verdad? – Volvió a preguntar su amante, esta vez con un deje de preocupación.
-Di lo que quieras, pero lamentablemente para ti ya no me importa. – La voz monótona volvió a sonar en respuesta a la realidad.
Realmente ya no tenía caso.
-Supongo que no puedo decir nada al respecto. – Dijo el de hebras rubias antes de suspirar. Ya era inevitable después de todo – Pero aun así debes saber que no puedes ir solo.
-Pero no me iré solo, – Ese tono cautivador volvió a su voz justo cuando Bill termino de hablar – tú vienes conmigo. No es como si me pudiera deshacer de ti. – Finalizó para, seguidamente, cortar la llamada soltando el cerillo que sostenía en sus delicadas manos, provocando que el local se incendiara por completo.
Las patrullas no tardarían en llegar.
Y aun así el castaño, ahora pelinegro, no se movía.
Tras salir de sus pensamientos el homicida camino de manera tranquila, sin siquiera acelerar, con dirección a la carretera que estaba al cruzar la esquina donde su motocicleta estaba aparcada. Como siempre no llevaba prisa, aunque sabía que no lo atraparían, él deseaba que sí.
Los policías llegaron a la escena junto con los bomberos, y mientras estos apagaban el incendio, uno de los oficiales, quienes cerraban la vía, divisó a lo lejos la figura de nuestra 'asesina', quien, como dije anteriormente, no iba con prisa. El oficial vio la oportunidad y trató de alcanzarla con otro oficial detrás de él, teniendo ambos una separación de más o menos unos 9 metros. Ambos trotaron tratando de alcanzarla por lo menos, y antes de siquiera llegar a tocarla, la misma asesina los volteo a ver al rostro, por decirlo de alguna manera.
El oficial, temeroso, entró en pánico sacando de manera precipita su arma sin detenerse a siquiera pensar con claridad sobre como tenía puestas las cosas. El arma tenía el seguro puesto.
Era un novato, sin duda.
El hombre, de no menos de 30 años, intentó dispararle, y como era de esperarse, nada pasó, la 'asesina' ante esto actuó rápido y le arrebato el arma al oficial quitándole el seguro de paso. Sin pestañear el arma fue dispara dos veces, una bala impactó en la cara del policía delante de él, la otra en la pierna del oficial unos metros atrás.
Con arma en mano la homicida retomó su caminata hacia su vehículo de dos ruedas sin acelerar el paso anterior. Iba de manera constante.
Los oficiales que estaban a una larga distancia de la escena se alarmaron y tomaron medidas drásticas, varios corrieron en dirección a donde se oyeron los disparos, observando como la sospechosa escapa pavoneándose por la desolada carretera, aun cuando le disparaban no parecía que las balas le rozaran, era como si una fuerza del más haya la estuviera protegiendo, como si un ente inmortal se burlara de la incompetencia de los uniformados al intentar detenerla en su galante caminar.
Montada en moto huyó de la escena, como siempre hace, dejando en manos de los detectives un pequeño regalo entre amigos, su máscara, con rastros de ADN en ella.
La máscara tenía rastros de saliva. ¿Por qué Mason dejó su máscara en la escena? No tenemos idea.
Apenas los oficiales lo notaron decidieron dar aviso sobre el hallazgo, uno de ellos se regresó hacia la escena mientras algunos evitaban que la evidencia fuera contaminada, por otro lado, los demás uniformados, que no estaban ni cerca de la máscara, se encontraban monitoreando el lugar en busca de más evidencia. Nada sin contar la máscara.
Los criminalistas al llegar no creyeron lo que veían, era como si la asesina se hubiera dejado caer ante ellos en bandeja de plata, todos tenían diferentes teorías sobre este extraño hallazgo, pero solo uno de ellos no lograba encontrar piezas que encajaran en su hipótesis.
Grissom no estaba tan seguro de que ese fuera su día de suerte.
Mi mente depende de la destrucción de la tuya.
-Dime que encontraste a quien le pertenece el ADN – Preguntó Stokes una vez que llegó al laboratorio.
-Lamentablemente no lo pude encontrar en CODIS, pero lo que si te puedo decir es que estuvieron buscando en el lugar incorrecto. – Esto último dejó bastante confundido al criminalista. – Tu asesina es XY. – Mencionó extendiéndole los resultados.
Stokes no podía creerlo. Buscaban a un hombre.
-¿Estamos buscando a un hombre disfrazado de mujer? – Preguntó confundido el mayor entre todos los de la sala.
-Según las pruebas, nuestro asesino ha estado ocultándose tras una falda. – Volvió a mencionar el de tez negra antes de que su amigo, Nick, pudiera repetirlo.
-Hay que admitirlo, ninguno lo hubiera sospechado. – Opinó Sidles ante lo revelado.
-El único sospechoso que tenemos es Mason Pines – Señalo Catherine, mostrando su poco asombro ante la pista dada. – Es la única conexión que tenemos.
-Pues es todo lo que hay. – Mencionó Grissom levantándose de su asiento ante la mirada atenta de los demás – Catherine, quiero que tú y Brass vayan a su residencia, interróguenlo, Nick y Warrick investiguen todo lo que puedan sobre el paradero de Mason durante los homicidios e incendios más recientes, si no encuentran nada, expandan la búsqueda, Sara, ve si puedes averiguar más sobre nuestro sospechoso. – Finalizó dejando que todos se retiraran de la sala dejando pensativo al veterano.
Esto no sería un final de película.
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:D
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