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Cap.3: ¿Tú qué sabes de mí?


Kim Taehyung.

Me levanté de la mesa para darles un poco más de privacidad a la pareja y fui tras Hana.

Al parecer todos sabían del compromiso. Todos menos yo.–dijo hablando sola.

Reí al ver su cara. Se ve  tierna cuando se enfada.

No. No eres la única que no lo sabía. Yo tampoco.–dije.

¿Ah sí? Porque no parecías sorprendido.–dijo burlonamente.

Lo que pasó entre tú y yo la noche anterior...–comencé.

Ya he olvidado todo. ¿Entre tú y yo? No recuerdo nada.–dijo de manera sobreactuada.

Observé el vaso con jugo que tenía en su mano, le había puesto una pajilla, se veía algo tierno.

¿Tú ya lo olvidaste? Porque yo no. Esa fue una de las mejores noches que he tenido.–dije mirándola directamente a los ojos.

Me le acerqué lo suficiente como para estar respirando el mismo aire. Ella no parecía ni nerviosa ni sorprendida. Se veía como si me estuviera retando porque me miraba desafiante y en ningún momento rompió el contacto ocular.

Cuando estaba a punto de besarla me separé y tomé del jugo.

Ella me miró atónita. Ante su mirada comencé a reír y metí la mano en mi bolsillo para sacar la usb.

¿Qué te causa tanta gracia? ¿El jugo tiene hechada alguna sustancia alucinógena? Conozco ya ese tipo de jueguitos. No me hacen sentir tímida si eso es lo que esperabas.–fue su respuesta.

Saqué la usb y se la mostré. Creo que esto es tuyo.–le reté.

«Vamos a ver si de verdad sientes timidez o no»

Hey! ¿Qué haces tú con eso? Dame acá. Trató de cogerla, pero su intento resultó fallido.

Entonces resopló y se quitó un poco de pelo que le molestaba de la cara. Luego llevó ambas manos a la cintura.

Con que quieres jugar conmigo. Eh?!–exclamó.

Yo tú, no tendría es tipo de imágenes comprometedoras ahí.–dije.

¿Qué? ¿Las vistes?–preguntó cerrando los puños con fuerza mientras fruncía el entrecejo.

Sí. Cada una de ellas.–le aseguré.

¡Eres un pervertido!–sus mejillas se tornaron color carmín de la rabia que sentía en estos momentos. No la conocía bien, pero estaba cien por ciento seguro que el color escarlata en su cara no era de timidez.

Cerré los ojos y apreté con fuerza la mandíbula mientras esperaba el golpe venir. Pero al no sentir nada abrí un ojo para cerciorarme, y luego el otro.

¿No me vas a abofetear?–pregunté asombrado.

¿Qué resolvería con eso? Después de todo ya te deleitaste bastante con mi cuerpo.–preguntó en respuesta.

Bailas bien.–le dije bajando la voz un poco y tratándola de calmar un poco.

¡Gracias!–dijo y se sonrojó.

«Así que son las cosas pequeñas las que  hacen sentir tímida a esta belleza.»
Esta vez sí se trataba de un sonrojo tímido.

Aquí tienes tu usb. Me aseguré de borrar todas esas imágenes XXX de ellas.–dije mientras lanzaba,el pequeño objeto  al aire y lo volvía a agarrar.

¿Qué? ¿Estás loco? ¡Eran para una revista!–gritó tan alto que casi rompe mi tímpano. Tuve que llevar un dedo a mi oído para asegurarme de no haber perdido mi capacidad auditiva.

Eres muy bonita. No creo que necesites exhibir tu cuerpo para llamar la atención. Pequeña, sé de sobra que dentro de ti hay un vacío que va en busca de consuelo.–dije jugando con un mechón de su cabello ondeado.

Cállate y vete. ¿Tú qué sabes de mí?–dijo y me empujó con su hombro para apartarme de su camino.

Nos vemos en la mesa.–le dije.

Yoon Hana.

«Este chico es raro.»

«Pero de todas formas le agradezco que halla hecho eso. Borrar las imágenes.»

Cuando llegué a la mesa le entregué un papelito a Taehyung y me senté dejando jugo para todos en ella.

Luego vimos una película muy aburrida, hasta el punto de quedar completamente dormida sobre los pies de papá.

Kim Taehyung.

Abrí con cuidado el papelito que me había dado Hana y lo leí.

Gracias por todo. De veras.”


Hana se quedó dormida sobre los pies de su padre. Se veía muy adorable aquella imagen padre-hija. Incluso, debo admitir que por un instante sentí cierta envidia.

Hana! Despierta. Papá no puede cargarte. Está muy viejo.–dijo el señor Yoon acariciando su cabello.

Hana! –alzó un poco más la voz cuando vio que ella no respondía.

Hey! Chica malvada. ¡Despierta! ¿Qué está mal contigo?– la comenzó a abofetear pero Hana seguía sin reaccionar.

Ya me comenzaba a asustar y estaba listo para presionar los números del teclado de mi teléfono.
Justo cuando estaba por llamar a emergencias, Hana se dio vuelta hacia el otro lado y comenzó a roncar como cerdita.

Ah! Esta niña me va a matar de un susto algún día.–suspiró aliviado.

¡Vaya que tiene el sueño profundo!–exclamó mi madre.

Aigoo! Pero como pesa mi hija. Vamos papá te intentará llevar en su espalda.–dijo el señor Yoon.
«Como si Hana lo pudiera oír»

Taehyung! Ayuda al señor Yoon a cargarla para llevarla a su habitación.

¿Yo?–pregunté haciendo señas a mi madre.

¿Y quién más? ¿Yo?–respondió de la misma manera.

De acuerdo.–dije.

Tanto mi madre como el señor Yoon me ayudaron a subirla a mi espalda.

El señor Yoon me guió escaleras arriba hasta su habitación. Una vez estuvimos ahí, él destendió la cama y me ayudó a acostar a su hija en ella. Luego de esto bajó y me dejó ahí.

Su cuarto era totalmente como el de una adolescente , pero no concordaba con su personalidad.

La tapé con su edredón de ositos y pegué una nota en su frente. Tal y como ella lo había hecho conmigo.

“¡Lindo edredón! Hey! Mira a ver si comes menos, eres muy pesada. Casi pierdo mi columna vertebral por tu culpa. Mañana tendré que pasar el día entizado con parches para el dolor.”
                                                Firma:  Taehyung.

Yoon Hana.

A la mañana siguiente me desperté, como de costumbre,  desaliñada, con el maquillaje corrido y pálida.

Me levanté de la cama y entré al baño para lavarme y cuando me miré al espejo me asusté.

¡Parezco una muñeca diabólica!–exclamé.

¿Pero que diablos es esto?–grité y despegué la nota en mi frente.

“¡Lindo edredón! Hey! Mira a ver si comes menos, eres muy pesada. Casi pierdo mi columna vertebral por tu culpa. Mañana tendré que pasar el día entizado con parches para el dolor.”
                                                Firma:  Taehyung.

¡Este chico!¿Cómo es que me pude quedar dormida ayer?–refunfuñé y seguí con lo mío.

Cuando estuve lista bajé y noté que padre ya no estaba en casa, entonces fui a la cocina y me preparé el desayuno.

***
Hey! Hana, por aquí.–gritó Hara y corrí hacia ella.

¿Ya viste las calificaciones del último examen?–preguntó.

No. ¿Ya están?–pregunté sorprendida.

Sí. Míralas tú misma. –dijo un poco  nerviosa.

¿Qué? ¿Soy la segunda?–grité alarmada, pues siempre había sido la primera.

¿Me puedes explicar quién es la persona que quedó en primer lugar?–le pregunté a Hara.

Emmm...Este...¿Recuerdas al chico de los hoyuelos?–preguntó mientras jugaba con sus dedos.

¿Quién?–dije un poco alterada.

El...el de los bóxers rojos.–dijo temerosa.

«Sí. Sé que doy miedo cuando me enfado, y más si se trata de esto. Lo siento Hara»

¡Hola! Nos volvemos a ver.–dijo una voz varonil haciendo que me voltease.

¿Tú...tú estás en este colegio?¿Desde cuándo?–pregunté un poco estresada aún.

Sí. Llegué hace unos días.–dijo sobándose el cabello y esbozando una hermosa sonrisa, la cual hacía relucir sus hoyuelos.

Debido a tus hoyuelos te perdonaré por haber tomado el puesto número uno en el colegio.–dije.

Él sonrió ante mi comentario y saludó a Hara con un beso en los labios.

Ustedes...Ustedes.¿Desde cuándo?–dije emocionada apuntándoles con el dedo pero una llamada me interrumpió.

¿Hola?Ah! Sí.–respondí.

Ahora vuelvo.–les indiqué a ambos.

Cuando estuve en un lugar más seguro para hablar comencé.

Bien. Puede hablar.–le dije a la persona del otro lado de la línea.

¿Qué? ¿Dónde? Gracias por la información.–dije.

***
Salí corriendo por el largo pasillo.

Hey! Hana! ¿A dónde vas con tanta prisa?–preguntó Hara.

Lo siento amiga. Ahora no tengo tiempo para hablar de eso. Cuando regrese te cuento. Lo prometo. ¡Diviértanse juntos!–les dije y me despedí.

Tomé un taxi lo más rápido que pude para llegar al lugar que me había indicado el señor Siwon en la llamada telefónica.

En el camino me quedé profundamente dormida, pues el trayecto era demasiado largo.

¡Señorita! Hemos llegado. –La voz del taxista me despertó.

¡Son 20000 won!–exigió extendiendo la mano.

¿Qué? ¿Me ve la cara de idiota?–pregunté insultada.

Mire el panel donde está la tarifa. Eso es lo que indica.–dijo.

Pues mire que debe estar descompuesto. –riposté.

Pues mire que no. Hemos salido de Seúl, y si no me paga, me veré obligado a llevarla conmigo a la estación de policías.–amenazó.

De acuerdo.–dije dándome por vencida.

Pagué con todo el dinero que llevaba conmigo, era exactamente la cantidad que pedía el taxista.

Genial! ¡Lo que me faltaba!–murmuré una maldición.

Estaba sola, sin dinero y sin cobertura en el teléfono. ¿Esto podría irme peor?– al preguntarme esto se oyó el rugido de un gran trueno, seguido por una intensa lluvia.

Me refugié bajo un pequeño techo que divisé a pocos metros de mí. Estando ahí vi a un niño llorando bajo la lluvia y algo en mi corazón se conmovió.

Enseguida corrí hacia él.

¡Hola amiguito! ¿Qué te sucede? ¿Por qué lloras?–le pregunté acariciando su cabello despeinado.

Mi nombre es Gongchan y perdí a mi mamá.–dijo en un sollozo escurriendo su nariz.–esto me hizo sentir una punzada en el corazón. Pues sé lo duro que es eso.

Ven conmigo. Te voy a acompañar hasta que encuentres a tu mamá.–le dije para carmarlo.

No. Mi mamá me dijo que no le hiciera caso a ningún extraño.–dijo.

Aigoo! ¡Niño inteligente! Yo no te voy a hacer daño. Solo vamos a guarecernos bajo ese tejado que ves ahí.–dije señalando hacia el lugar.

Bueno. Si es así.–levantó sus hombros, ladeó la cabeza e hizo una mueca muy tierna.

Saqué un trozo de kimbap que era lo único que llevaba conmigo y empecé a comerlo.
De repente sentí la vista del niño sobre la comida.

¿Quieres un poco? –no respondió y solo se quedó mirando fijamente el trozo de kimbap, se lamió los labios y tragó saliva. Tenía hambre pero no me lo iba a decir.

Adivino...Tu madre también te dijo que no aceptaras comida de extraños.–dije sonriendo.

No. Ella no dijo eso.–me contradijo rápidamente y comenzó a jugar  con sus manos, pues estaba mintiendo.

Le di el kimbap y comenzó a devorarlo con rapidez.

Aigoo! Mocoso. Come despacio que la comida no se te va a ir corriendo.–le dije.

Miré a sus pies, los cuales movía tiernamente, que como estaba sentado en un muro, le colgaban.–sonreí al verlo y despeine su cabellera aún más de lo que ya estaba.

Omo! Mi querido Gongchan. ¡Ahí estás!–gritó de alivio una mujer que comenzó a correr hacia él, empapada por la lluvia. Abrió  sus brazos para que el niño saltara sobre ella.

¡Mamá!–gritó el niño, eufórico. La sonrisa en el rostro del niño al encontrar a su madre era la más linda que hubiera visto antes.

A medida que la mujer se acercaba empecé a notar algo familiar en su cara. Su rostro era el mismo que había visto en las fotos que había escondido papá.

«¡Esa...Esa es mamá!»– pensé y abrí la órbita de mis ojos bien grande.

¡Mi niño!–exclamaba mientras lo acariciaba y besaba como si fuera su tesoro más preciado.

Gracias joven por cuidar de mi niño.–me sostuvo las manos y mis ojos se cristalizaron con lágrimas que comenzaron a desbordarse.

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Annyeonghaseyo!!! ¿Les gustó?

Pronto voy a estar publicando mi próximo Fic que escribí ya hace un tiempo pero se me borró y con las pocas copias que me quedaban estoy atando cabos y perfeccionándolo. Antes se llamaba Ciudad Bangtan pero ahora se llama FATE. Es sobre Jungkook & Sophie. Espero que les guste. Seguiré escribiendo. Himnera!!!!!!
Fighting!
#BangtanKissitosParaTodos.

Ahora Annyeong!!!♥♥♥♥♥
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