Cap.27: ¡Chicas contra chicos!
Cap.27: ¡Chicas contra chicos!
Nota.
Este cap. también va dedicado a sabjimin. Muchísimas gracias por tu apoyo. De verdad. Tenemos que conocernos en la discorea.
Aigoo! ¡Mi niña! No tienes ni la más remota idea de cuánto te extrañé.–mi mamá me abrazó tan fuerte, que creí que me asfixiaría.
Oh! Joven Taehyung. ¿Cómo has estado?– preguntó.
Tae abrió los ojos y la boca como platos.
Lo conozco bastante bien. De seguro se estaría preguntando cómo era que mi madre se había acordado de él. Ni siquiera yo sé. O sea. Solo lo vio una vez.
Muy bien madre.–dijo Tae al final e hizo una reverencia de 90 grados.
Aigoo! No seas tan exagerado muchacho.–mi madre palmeó su espalda mientras sonreía.
Tae volvió a su postura inicial y la miró a los ojos correspondiendo con una sonrisa tan linda que quise morder sus mejillas por ser tan tierno.
Oh! Perdón por mi despiste. Deben de tener sed. Voy a la cocina a buscarles algo de refresco y unas galletas que recién horneé.
No. Ma. No tienes que preocuparte. Estamos bien.–dije.
¿Pero qué dices pequeña? Espera un momento. Enseguida vuelvo.–dijo y en cuestión de segundos se perdió en la cocina.
Miré a Tae, quien se encontraba sentado en el sofá frente a mí. Tenía los codos apoyados sobre sus rodillas y se mordía las uñas.
Yah! No tienes que estar tan nervioso. Mamá no te va a comer.–me senté a su lado y tomé su mano.
Cuando dijiste cita. No pensé que te referías a esto.–dijo.
¿Por qué? ¿Estás decepcionado?–enarqué una ceja.
No. No es eso. Es que no sé. Si lo hubiera sabido hubiera venido...no sé...quizás, más preparado. Hubiera traído algo de comer. Ya sabes, la primera impresión es lo que cuenta.–bufó y luego pasó su mano libre por su cabello para alisarlo.
Amor. Mamá no se preocupa por esas cosas. Ella debe de estar muy feliz por el solo hecho de que vinimos a verle.–besé su mejilla. –Anda. Anímate, no estés tan nervioso. Solo sé tan carismático como eres y lo demás va a salir bien.
¿Crees que soy carismático?–se carcajeó.
Sí. Claro que lo eres. Y también el ser más tierno que puede existir en este planeta.–acaricié su cabello y Tae sonrió.
Este me dio un beso fugaz en los labios.–Gracias Hana por estar siempre a mi lado.
Gracias a ti también.–sonreí.
¿Por qué?–preguntó.
Por ser tan comprensivo conmigo, por apoyarme en los momentos más feos, por ayudar a que levante mi autoestima, por ser tan cariñoso conmigo, por ser tan buena persona, por el simple hecho de existir. Gracias por darme razones para amar.–estoy cien por ciento segura que me sonrojé al sentir la mirada de Tae sobre mí después de haber dicho esas palabras tan...tan cursis, pero necesarias para expresar todo lo que siento hacia su persona.
Hubo un silencio incómodo por unos minutos y golpeé su hombro.
Deja de mirarme así. Me haces sentir un bicho raro.–protesté y tapé mi rostro con ambas manos.
Sentí la calidez de sus manos sobre las mías, las apartó de mi cara.
Eres preciosa cuando te pones así toda colorada.–dijo acariciando con sus pulgares mis mejillas.–No escondas tu rostro de mí.
Lo miré a los ojos y sonreí.–Yo también doy gracias a Dios todos los días por haberte creado. Te quiero mucho Yoon Hana.–nos abrazamos.
Minutos después llegó mamá.
Perdón por demorar tanto. Me tomó un poco preparar el batido, porque luego de haberles dicho que tenía refresco, me di cuenta que no.–sonrió y por un leve momento vi la cara de Min Yoongi reflejada en ella. La sonrisa de ellos dos es la misma.
Ahora sí Hana. Preséntame al chico. Por lo visto y oído no es un simple amigo.–dijo mirándonos con picardía.
¿Nos oíste?–la miré con asombro.
De verdad lo siento por ser tan fisgona. Es que no pude evitar quedarme parada al ver tanto cariño entre ustedes.–dijo.
Tae me lanzó una mirada. ¿Era decepción lo que veía en sus ojos?
Ummm...Mamá él es...–fui interrumpida.
Mi nombre es Kim Taehyung.–dijo todo serio. Su mandíbula estaba tan apretada que sus dientes rechinaban.
Tae...–musité e intenté agarrar su mano pero el la apartó como si el contacto con mi piel le quemara.
O...Umm...Tomen algo. No estuve tanto tiempo en la cocina por nada.–dijo mamá.
Tae...¿Por qué estás así? ¿Hice algo malo?–pregunté en un susurro, pero se inclinó hacia adelante para agarrar el vaso con batido que se encontraba en la otomana, dejándome por incorregible.
Mentiría si no dijera que su acción me dolió.
«¿Por qué de repente se comporta tan frío, tan distante conmigo?»
En un ambiente de incomodidad estábamos todos hasta que la puerta se abrió dejando oír risas y voces.
Miré en dirección a las voces y vi a Gongchan, a Suga y una chica muy bonita a su lado.
Gongchan conectó su mirada con la mía y comenzó a chillar de felicidad.
Hana noona kimbap!!!!–corrió hacia mí y se sentó en mi regazo.
Noona kimbap. No sabes cuánto te extrañé.–comenzó a besar mis mejillas y luego me abrazó tan fuerte que creí que me ahogaría.
Definitivamente, no sé te va a quitar la costumbre de decirme noona kimbap pequeña sabandija.–pellizqué su naricita de gato, igual a la de mi hermano.
Me gusta decirte así. Me recuerda al día en que te conocí.–dijo.
Pequeño Gongchan. ¿Tú no piensas saludar a tu madre y a tu cuñado?–mi madre puso sus manos en jarra y lo miró fingiendo enojo.
¡Mamá! ¿Cómo estás?–gritó y corrió a abrazarla.
Oh! Ya veo que llegaron temprano.–dijo Suga oppa y me miró con mala cara. De seguro porque no cumplí con mi promesa de avisarle antes de venir.
Sí oppa.–sabía que con tan solo decirle eso, su rostro enojado se ablandaría.
Ash!–relajó la postura de sus hombros–. Siempre te sales con la tuya. –suspiró y fue directo a saludar a Taehyung.
Hey bro! ¿Y esa cara de pocos amigos a qué se debe?–preguntó Suga oppa.
No es nada.–respondió Tae y lo saludó, de esa forma que utilizan los amigos en América. Darse la mano y chocar los hombros.
Tae, Hana, ella es Sabrina mi novia.–dijo sin dejar de sostener su mano con firmeza.
Omo! Oppa! Tienes muy buen gusto. Mi cuñada es preciosa.–grité con emoción y me levanté rápido del sofá para irla a saludar.
Hola. Mucho gusto. Mi nombre es Yoon Hana. –dije.–Y mi nombre es Kim Taehyung.–se presentó después de mí y me miró a los ojos, con esa típica mirada de “tenemos que hablar”.
Él es mi novio. Ya que él no lo dice, yo lo digo.–le reté con la mirada.
Es un placer conocerlos a ambos.–dijo Sabri con timidez, estaba toda sonrojada.
Señor Anpanman!–gritó Gongchan y abrazó las piernas de Tae.
Tae sonrió y lo miró desde arriba con ternura. Luego se agachó para cargarlo.
Por un momento pensé que no me ibas a saludar porque ya no te acordabas de mí.–respondió Tae y le regaló una de sus tantas sonrisas rectangulares.
Es que si no saludaba a mamá y a Hana primero, ninguna iba a querer darme galletas horneadas y batido. Lo siento mucho.–hizo un puchero y Tae, Suga y Sabrina comenzaron a reír.
Mamá y yo hicimos un puchero de disgusto y pusimos nuestros brazos en jarra a la misma vez.
Eres un interesado pequeño Gongchan.–le reprochó mamá y luego relajó sus facciones con una sonrisa.
Ya verás Gongchannie. Me la voy a descobrar cuando quieras que te compre algodón de azúcar.–dije sin un ápice de gracia en mi cara y me crucé de brazos.
Me sacó la lengua.–Señor Anpanman me los puede comprar. ¿Cierto Señor Anpanman?–miró a Tae con un brillo especial en sus ojos.
Tae asintió. No sé si para cabrearme o porque él es el cabreado. Solo sé que su actitud me estaba comenzando a mosquear.
Sabrina y yo vamos a subir a cambiarnos.–dijo Suga oppa entre risas debido a lo dicho por el travieso Gongchan anteriormente.
Gongchan. Ven conmigo. Te voy a dar algo especial que preparé para ti.–dijo mamá.
¿Se come?–preguntó Gongchan levantando una ceja.
Sí.–suspiró mamá.
Yupiiiii!!!! –gritó y Tae lo devolvió al piso. Nada más sus pies tocaron el suelo comenzó a correr hacia mamá para darle la mano.
Narradora
Todos en el lugar se habían dado cuenta de que el ambiente entre la pareja estaba caldeado. Por eso todos decidieron dejarlos solos.
Hana no pudo esperar a que todos se fueran, arrastró a Taehyung hasta el patio trasero de la casa.
¿Se puede saber que coño pasa contigo?–preguntó la chica. Estaba toda roja y no era de vergüenza. Era porque la actitud repelente de su novio había conseguido que a ella se le fuera la olla. Y más, cuando no entendía el por qué. Su madre no había dicho nada malo, ella tampoco. Así que...¿Por qué razón el estaría así?
¿En serio no sabes Yoon Hana?–preguntó dolido y se mordió su labio inferior para evitar que este tiritara.
No. No sé. Si no hablas, nunca voy a saber. De repente estabas con un muy buen humor y todo nervioso por interactuar más con mamá y de repente te pones todo cortante y evitas a toda costa cualquier contacto conmigo.–la chica no pudo evitarlo, tenía que soltar su enojo.
¿Tú nunca le hablaste a tu madre de mí? ¿Ni siquiera en el tiempo que estuviste aquí?–preguntó el castaño. Al final había soltado esa espina que tenía atracada en la garganta.
Tae...–la chica lo miró con dolor. Al final había entendido el motivo de tanto enojo en Taehyung.–¿En qué tiempo lo iba a hacer?–bajó más la voz, tanto, que parecía un susurro.
Creí que tú pensabas más en mí.–se lamentó el castaño.
No es eso Taehyung. Todo el tiempo mi mente estuvo ocupada en hacer todo correctamente por mamá, todos los días hablamos de mi infancia, del por qué de las cosas malas que habían pasado en mi vida y en la suya. Mi cerebro estaba congestionado con tantas cosas...que...que.– la voz de la chica se entrecortó. –No me dejes por esto Tae por favor. Yo de verdad lo siento.–se apresuró a decir ya que se soltó de la mano que ella le sujetaba.
No. Hana. Yo no te voy a dejar por esto. Es solo que me puse mal. No sé que me pasa. Pensé que sentías vergüenza al hablar de mí con tu mamá, creí que no me querías, por eso no le habías comentado de mí, o que cuando hablaste con ella, ella te preguntó y tú le respondiste que éramos solo amigos. Soy un tonto. Lo siento Hana, por tratarte así.
No pasa nada Tae. Entiendo la razón de tu enojo. Tienes todo el derecho a estarlo. Yo soy la culpable por no haberte presentado desde un principio, cuando entramos a la casa. Perdóname Tae.–dijo la peli-negra y una lágrima rodó por la mejilla de Tae.
Ella pasó sus brazos por el cuello del chico y él la apegó más a su cuerpo tomándola por la cintura.
Puso una mano en la mejilla de la chica y ladeó la cabeza para besar esos labios que siempre lo hacían sentirse como en casa.
Él beso de ambos tenía ese gusto a sal tan exquisito de las lágrimas de reconciliación. Por un momento tuvieron temor a perderse el uno al otro, pero encontraron, como siempre, el camino de vuelta a casa, al amor, en otras palabras.
Min Suga
¿Qué sucede amor? ¿Por qué estás tan pensativa?–levanté su barbilla con el dedo índice.
No es nada. Es solo que estoy nerviosa.–me miró a los ojos.
¿Por qué estás nerviosa?–ladeé la cabeza e hice el puchero tierno que a ella le encanta que le haga cuando se siente así.
Sonrió al verme.–No sé. Me da nervios salir con la cuñada y su novio. ¿Qué pasa si digo algo incorrecto y ellos se burlan?–preguntó y no pude evitar reír. Sus motivos para preocuparse eran tan tiernos.
Pues entonces yo les propino un buen puntapié a cada uno. Sabes que soy capaz de hacerlo por ti.–acaricié su mejilla.
Es que no sé qué decir. Cómo iniciar una conversación y si...–la calle con un beso y cuando despegué mis labios de los suyos y la miré a los ojos, los tenía abiertos como un pescado en tarima.
Dos años de noviazgo y nunca has dejado de tener la misma reacción ante mis besos. ¡Aigoo, tan linda! ¡Mi novia es tan linda!–pellizqué su naricita y acaricié su cabello.
Es que...Es que...–volví a besarla.–Tranquila, todo va a estar bien. Hana y Tae son las personas más cool que conocerás en tu vida. Hazme caso.–soltó un largo suspiro.–Está bien.
Tomé sus manos.–Anda, vamos a cambiarnos.–le dije.
No Min Yoongi. Te conozco bastante bien. Sé cuáles son tus verdaderas intenciones. Si entramos al baño juntos, esto no va a acabar bien. Hana y Tae nos esperan.–dijo. –Tan preocupada como siempre.–sonreí pícaro y ella no pudo evitar asustarse. Después de todo, es un tierno gatito asustadizo.
¿Qué planeas Min Yoongi?–chocó contra la mesita de noche hasta quedar sentada sobre ella.
Me detuve a escasos centímetros de sus labios y la miré. No hizo nada por evitarme, así que proseguí a besar esos labios tan sexys, que estaban abiertos por la sorpresa.
Oh Por Dios! Amor! Sabes tan exquisito. Tus labios...–gruñí contra ellos cuando rozó con la yema de sus dedos mis pectorales.
Bajé la cremallera de su vestido mientras nos besábamos y comencé a besar desde su cuello hasta su hombro. En el proceso le iba dando pequeños mordiscos y lametones mientras sentía que su respiración comenzaba a agitarse tanto como la mía.
Agarró los cortos mechones d pelo detrás de mi nuca cuando adentré mi mano dentro de sus panties.
Oh! Min! No...No podemos ahora. Han... Ahg!–jadeó cuando empecé a acariciar su zona sensible.
Por el momento olvida las preocupaciones preciosa, y déjate llevar.–susurré contra su oído y sonreí.
Estos meses que no te he visto han sido una eternidad. No pude evitar que cosas como estas se me comenzaran a pasar por mi cabeza desde que te vi entrar en mi habitación.–esta vez me separé, dejando a medias lo que comencé.
Todavía no se recuperaban nuestras respiraciones erráticas. Sabri me miraba con duda, sus pupilas estaban dilatadas, sus mejillas rojas como el tomate, y sus labios hinchados, del mismo color que sus cachetes. Se veía tan...deseable así toda agitada. Pero supe contenerme.
Terminé de bajar su vestido y me puse a buscar algo de ropa en mi closet. Aún conservaba su ropa.
Déjame vestirte.–le dije y la ayudé a ponerse en pie.
Corrí su cabello hacia un lado y rocé levemente con la punta de mi nariz y los labios una parte de su espalda. Noté como su piel se erizaba.
Tomé un vestido color salmón, el mismo vestido con el que la vi por primera vez. Simplemente me encanta como se ve en él.
Alza los brazos.–dije y los acaricié.
La ayudé a ponerse el vestido y luego besé su mejilla.–Esto no se va a quedar así.–Se puso rígida y solté una corta carcajada.
Agarré mi ropa y fui para el baño.
Cuando salí ella ya estaba maquillada.
Oppa! ¿Me puedes ayudar a peinarme?–hizo aegyo.
Oh! No! Eso sí que no. Sabes que no me gusta. Ni con esa carita de filtro de snapchat lo vas a lograr.–dije.
Oh Vamos oppa! No seas así. Hazlo por mí aunque sea solo una vez. No te vas a morir porque lo intentes.–replicó otra vez. Se veía tan tierna que tuve que hacer un gran esfuerzo para no decirle que sí, pero al cabo de unos minutos terminé cediendo. Obvio. ¿Qué clase de novio sería capaz de resistirse a los encantos desbordantes de su novia?
Su pelo tan cedoso rozaba la punta de mis dedos y me gustaba la sensación.
Pero debo admitir que soy un poco torpe con eso de las diademas. Aún no sé cómo es que las chicas se las arreglan para hacer tan rápido que estas cosas den tantas vueltas al cabello.
Después de todo el trabajo que pasé para hacer una simple coleta, el resultado no fue tan malo. Algunos que otros mechones de pelo salidos, pero todo en orden. A Sabrina parecía gustarle,pufff pero qué digo, encantarle mi obra maestra. Sonreí tan radiante como si fuera el día de su graduación.
Y bien tórtolos. ¿Ya arreglaron sus problemas?–pregunté al bajar el último escalón.
Hana sonrió y yo le devolví la sonrisa. Eso definitivamente era un sí.
Y bien...¿A dónde quieren mis hermosas damas?–pregunté y las abracé.
A un viaje en bote.–dijeron a la misma vez. Como si se hubieran puesto de acuerdo para hacerlo. Ambas se miraron y se sonrieron. Cuando las personitas más preciadas que tengo sonríen, me hacen sentir feliz también.
Pues...Que sea lo que quieren mas ladys.–dijo Tae y robó a Hana de entre mis brazos.
***
Narradora
¡Punto para nosotras!–gritaron las dos chicas.
Yah! ¿No creen que están siendo un poco injustas?–preguntó el del pelo grisáceo subiendo al bote.
Yah! Eso no se vale. Obvio que si hablan de maquillaje y esas cosas de peinados, no las vamos a entender. ¡Somos chicos!–bufó el castaño, quien estaba todo calado por el agua.
Eso no tiene nada que ver.–la peli-negra sacó la lengua a su novio Tae. Acéptalo, eres un mal perdedor.
Okey. Hasta ahora Suga hyung y yo hemos sido blandos con ustedes porque son mujeres, pero ahora se las verán con nosotros. No se la pondremos fácil.–las retó el castaño.
No creo que sea tan difícil. ¿Verdad Sabri?–preguntó Hana a su cuñada, a lo que ella respondió moviendo la cabeza de arriba hacia abajo un par de veces.
Las parejas que pasaban alrededor de ellos en los cisnes gigantes, los miraban como si fueran de otro planeta. Mientras las parejas se dedicaban a romancear, estos chicos se divertían jugando, lanzándose al agua para coger alguna que otra piedra del fondo del lago, ese era el castigo si perdían.
Los chicos comenzaron a hacer preguntas de carros, futbolistas, basquetbolistas,
a las chicas. Como era obvio, no supieron responder todas y perdieron. Jugar al respondón en un lago no era muy romántico que digamos, pero ellos la pasaban bien.
El castigo de las chicas fue remar hasta la orilla. Claro que no las iban a mandar a tirarse al agua porque: 1) Las chicas no lo iban a hacer. 2) Ellas no quieren juego con el cabello. 3) Por miedo a que se ahogaran.
Wah! Esto es genial. La sensación del viento en el rostro.–suspiró Tae y con aires de grandeza se estiró a todo lo largo de la embarcación, subiendo los pies sobre el regazo de Hana.
Quítalos.–protestó Hana.
No quiero.–Tae sonrió de lado con los ojos cerrados.
Ya bajalos. No soy tu maldita cama.–maldijo la chica.
Suga disfrutaba viendo la escena de su hermana enfadada con su novio, hacía un rato decía que eran malos perdedores y ahora es ella la que se pone toda histérica. Le daba lástima con Sabri, que parecía estarse esforzando mucho para mover los remos, que son mas pesados que ella, pero las reglas son las reglas. Él no podía hacer nada, Tae tampoco. Ellos habían cumplido ya su castigo, ahora era el turno de ambas.
Min Yoongi
Fighting chicas! ¡Ustedes pueden hacerlo!–grité divertido e hice vítores para ellas. Woo !– me siguió Tae con los aplausos.
Sabrina me miró e hizo un puchero de disgusto. Sus mejillas ardían, de rabia seguro, y se veía linda. Nunca antes la vi en esa faceta.
De seguro estaban tan enfadadas, no solo por perder contra nosotros, sino porque nosotros hablábamos tranquilamente y comíamos algunos snacks mientras ellas se esforzaban al máximo por mover los remos.
Hana parecía querer hacerle un hueco con la mirada a Tae porque el no dejaba de fastidiarla.
A mitad del camino decidimos echarles una mano a las chicas y llegamos con más rapidez a la orilla.
Wah! Ese viaje en bote estuvo genial.Chicas, deberían participar en las olimpiadas de deporte del año que viene.–dijo Tae.
Hana lo miró mal y Sabri y yo comenzamos a reír.
Yoon Hana
Habla por ti. ¿Por qué no participas tú en las olimpiadas de natación que hacen en marte?–fruncí el ceño y me crucé de brazos.
Porque mis padres están en contra de mi sueño. En mi lista de prioridades, en el parlamento #5 se encuentra ese deseo, participar en las olimpiadas de marte.–genial. Me había seguido la rima. No era fácil hacerlo enfadar y eso me enojaba más. Me ponía más competitiva.
A yap! En mi lista de cosas por hacer se encuentra, conocer a un unicornio que canté igual que Justin Bieber en la primera opción, la segunda es...–Ya calla. No quiero oír más idioteces por vuestra parte.–gruñó Suga oppa mirándonos con cara de asco. Por un momento me olvidé de que él y su novia estaban presentes.
Wah! Miren. ¡Moto cross!– exclamó Taehyung, era como si hubiera visto a Katty Perry o a Louis Vuitton frente a él, la emoción era la misma.
¿Quieren intentarlo?–preguntó Tae.
¿Por qué no?–respondió Sabrina.–Parece ser divertido.–añadió.
A mí esas cosas me dan mareo. No quiero montar.–protestó Suga oppa haciendo muecas raras.
Oh Vamos oppa! Yo manejo.–Sabri comenzó a hacer voz de niñita y aegyo para mi hermano. Enseguida Suga oppa contestó “sí” con una cara de tonto épica, debería haberlo filmado para luego publicarlo en las redes sociales y burlarme de él.
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