75. Tú y yo.
Las mentiras tienen fecha de caducidad y JungKook lo sabe muy bien. Aunque pudo haber "arreglado" las cosas con TaeHyung tras su discusión, no fue completamente sincero con él. Volvió a recurrir a la mentira, como era su costumbre. Todavía sentía cierta incomodidad por lo que las cosas que reclamó, pero no volvería el asunto más grande de lo que realmente se merecía.
Allí de nuevo se encontraba aquella sensación extraña en su pecho.
Quería verlo a él.
Su deseo era simple: encontrarse con JiMin y disfrutar de un tiempo juntos sin interrupciones, dejando atrás todos sus dilemas para reírse sin preocupaciones. Había pasado bastante tiempo desde su última vez a solas en algún lugar, y hoy ansiaba la cálida compañía de JiMin más que nunca.
El timbre anunció el final de las clases del día, y JungKook agradeció ser el más joven del grupo, ya que no compartía clases con sus amigos cercanos. Un simple mensaje en el chat grupal sería suficiente para informar que hoy no se iría a casa con ellos, evitando así tener que responder a numerosas preguntas.
“Chicos, no me esperen porque me quedaré un rato después de clases. El entrenador me pidió que me quedara ya que quería hablar conmigo.”
Sin esperar respuesta, se levantó de su asiento y se dirigió hacia el salón de JiMin. Al llegar, notó que ya no había muchos estudiantes saliendo y se asomó por la esquina de la puerta para observar el interior. Descubrió que, además de JiMin, TaeHyung estaba recogiendo sus cosas, pero parecía a punto de irse, moviéndose hacia la salida. JungKook se escondió rápidamente detrás de una columna, un punto ciego desde la puerta, evitando ser visto. No quería que lo descubrieran de ninguna manera, ya había tenido suficientes problemas antes como para buscar otro conflicto con su amigo.
Observó la figura alta de Kim saliendo y antes de perderse en el pasillo notó que miraba su teléfono, seguramente estaría por leer el mensaje que había dejado en el chat.
Salió de su escondite en cuanto estuvo fuera de su vista y entró al salón, que quedaba con pocas personas adentro. JiMin levantó la cabeza al acercarse a su lado, sus ojos se ampliaron en sorpresa al verlo allí, y se notaba la intención de decir algo, aunque las palabras no salieron de inmediato. JungKook sonrió, percibiendo esos pequeños detalles en el rostro que tanto había extrañado ver de cerca. Se deleitó en ello; JiMin siempre lucía guapo y lindo, sin importar la hora o el día.
Quiso abrazarlo tanto pero era consciente que sería un gesto muy raro de su parte.
—Hey, Jiminie Hyung.
—Koo, ¿Por qué estás aquí? —el apodo sonó tan encantador viniendo de él que casi se sintió avergonzado, pero se centró más en la pregunta. Sabía que no lo dijo con mala intención, pero no estaría de más bromear un poco con él.
—Ouch, no tenía idea de que mi presencia te resultara tan molesta. Lo siento. —golpea suavemente el hombro del mayor con el puño, interpretando un falso drama con un puchero y unos ojos de cachorro incluidos.
JiMin sacudió la cabeza suavemente, capturando con sus gentiles dedos la mano con la que lo había tocado. El agarre fue suave, sin aplicar demasiada fuerza, provocando una sensación graciosa en su estómago.
—No es así, solo me tomaste por sorpresa. Pensé que te irías enseguida con tus amigos a casa.
Se vio obligado a contener su sonrisa tonta al ver la expresión entrañable en el rostro de Park. Se sintió un poco mal por jugar con él, olvidando que a menudo tomaba las cosas de manera literal.
—Lo sé, Hyung. Solo bromeaba contigo. —soltó una risa—. Además yo sé que amas mi compañía.
Intentó aligerar el ambiente con una broma para hacerle reír, pero no esperó que JiMin asentiría con firmeza, apretando ligeramente su muñeca. Fue la primera vez que JungKook se quedó sin palabras frente a alguien, sintiendo como la vergüenza lo invadía con el rostro ardiendo.
JiMin sonrió con una mirada suave en sus ojos al verlo, pero prefirió ignorar el cambio. No quería ilusionarse con algo que posiblemente el otro no sentía.
—Suelta lo que tienes en mente, JungKook. —expresó, soltando su muñeca y dejando una ausencia de calor. Él reprimió el gesto de descontento que quiso mostrar.
—Solo quería pasar tiempo contigo, la última vez que nos vimos fue el día del partido. —dijo con una sonrisa tímida, guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta—. A menos que ya tengas algún plan para hoy… lo cual no sería ningún problema, puedo i-
—Pasemos tiempo juntos, no tengo ningún plan hoy. —lo interrumpió mirándole con diversión—. T-también te he extrañado, Koo.
La simple confesión hizo que su corazón latiera con emoción y el sonrojo se intensificara en su rostro. Al encontrarse con los ojos de JiMin, notó que no era el único con una reacción a esas palabras. El mayor tenía un leve rubor en sus mejillas y apartó la mirada por unos instantes. Ser testigo de eso solo empeoró sus sentimientos.
Cuando se sentía perdido sin saber cómo actuar, optaba por lo que sabía que le funcionaba mejor. Las bromas.
—¿Quién dijo que yo te extrañé, JiMinie hyung?
Pensó que se sorprendería, pero en cambio recibió una leve curva en los labios y un paso más cerca de él. Se mantuvo inmóvil, sin estar seguro de qué esperar exactamente.
—Lo que dijiste antes fue una forma de decir «te extraño» con otras palabras, pero tiene el mismo efecto ¿Sabes? —se encogió de hombros.
El sorprendido terminó siendo él. Una risita escapó, encontrando la situación un tanto surrealista. JiMin había dado justo en el blanco, sí lo había extrañado.
—Chico astuto. —rió entre dientes, guiñando un ojo y dándole la victoria por esta vez. Casi como un coqueto, pero era peligroso pensar así con este chico que no era suyo.
Se quedaron callados al no tener más que debatir, compartiendo miradas cómplices.
No debería estar teniendo estos momentos con el enamorado de su mejor amigo, pero que lo disculparan, porque estar con JiMin era tan gratificante y dejaba una sensación cálida en su pecho. Y no estaba dispuesto a renunciar a eso.
—¿Qué plan tienes en mente? —JiMin fue quien rompió el ambiente.
—Si te soy sincero no tengo un plan estructurado pero dejemos que el destino decida, JiMinie. —asintió entusiasmado, apretando las correas de su mochila.
—¿El destino? ¿En serio, Koo? —él se rió, levantando una ceja.
—Sí, ¿qué tiene?
—Nada, nada.
—Entonces, vámonos. —sin esperar más, agarró la mano de JiMin y lo arrastró hacia la puerta del salón. Fue un impulso de euforia, pero no tenía la intención de soltarlo ahora que lo tenía. Al principio, Park reaccionó sorprendido, pero no rompió el contacto. Esa reacción lo hizo sonreír ampliamente.
Corrían por el pasillo principal que los llevaba hacia la salida de la escuela, atrayendo miradas curiosas de los estudiantes que aún merodeaban por allí. No era algo común ver al impecable presidente estudiantil corriendo de la mano de un jugador del equipo de baloncesto. A pesar de las miradas a su alrededor, se decidieron por ignorar a los demás y centrarse solo el uno en el otro.
JungKook no podía parar de sonreír mientras lo veía.
—¡JungKook, baja un poco el ritmo, no podemos correr en los pasillos! —el mayor le reprochó con la respiración entrecortada, luchando por mantener el paso, ya que prácticamente lo estaba arrastrando.
—Me encanta romper las reglas, pensé que eso ya lo sabías. —bromeó, sacándole la lengua—. Además, las clases terminaron, así que ya no tienes que mantener la fachada de presidente estudiantil perfecto. Solo sé JiMin, ¿de acuerdo?
Él pareció pensar en sus palabras hasta que algo decisivo se reflejó en sus ojos cuando lo miró, JungKook sintió como su mano fue apretada con más fuerza.
—Tienes razón.
No estaba seguro si su corazón acelerado y el repentino desliz en sus pasos se debió a la carrera que estaban teniendo o a la radiante sonrisa que iluminó el rostro de JiMin.
Joder, realmente estaba perdido por este chico.
(...)
Cuando dijo que no tenía nada planeado no estaba mintiendo. Después de salir de la escuela, caminaron unos minutos sin decidir a dónde ir hasta que JungKook sugirió la idea de comprar helado en la plaza, y JiMin estuvo de acuerdo. Así que se dirigieron hacia un destino que, esta vez, tenían claro.
Lo llevó a su heladería favorita de toda la plaza, porque según él, en ese lugar vendían los mejores helados del mundo. Park se rió de su emoción al mencionar aquello y dijo que tendría que comprobar eso por sí mismo, lo que tomó como un desafío personal.
Él pidió la mezcla de helado que mejor encajara con su estado de ánimo actual; chocolate y trozos de galleta. JiMin por otro lado, pidió frutos rojos.
Se sentaron en una de las mesas con sombrilla afuera del local, el sol de la tarde aún era visible.
—¿Y qué opinas? —preguntó una vez que vio a JiMin probar su helado.
—Supongo que tenías razón, son muy buenos. —asintió.
JungKook puso una sonrisa grande, había tomado una buena decisión en traerlo a este lugar como su primera parada.
Charlaron sobre cualquier tema que se les ocurriera, teniendo una conversación de ida y vuelta en la que no solo JungKook hablaba. Fue gratificante notar que JiMin se sentía lo suficientemente cómodo para compartir más de lo habitual con él, hasta hacía bromas de vez en cuando. Duraron así hasta que sus helados llegaron a la mitad y el mayor propuso que siguieran caminando por la plaza, Koo no se opuso.
Se rió cuando se dio cuenta que JiMin tenía una mancha de helado rosa en su nariz y que al parecer no era consciente de eso.
—Hey, Hyung. Tienes algo en tu nariz. —señaló con su dedo la zona.
Hizo una mueca cruzando los ojos para intentar ver su nariz, provocando que JungKook no pudiera contener la risa. Justo cuando intentaba limpiarse, le impidió hacerlo, generando una mirada confusa por parte del mayor.
—Déjame arreglarlo por ti, JiMinie.
En realidad, tomó un poco de su helado con el dedo y lo esparció juguetonamente en la mejilla del otro, soltando una risa traviesa.
JiMin lo miró entre medio indignado y sorprendido, con un ligero puchero en sus labios que le hizo pensar que se veía adorable así.
—Perdón, quería jugar contigo. —se encogió de hombros, riéndose.
Su ceño fruncido duró tan solo unos segundos porque él se terminó riendo a la par suya, mientras negaba con la cabeza.
—¿Ah, sí? Déjame devolverte el favor, Googie.
Fue en cuestión de segundos, Park replicó lo mismo que había hecho antes y una mancha fría terminó en la punta de su nariz.
Ni siquiera le molestó, la expresión feliz y tranquila de JiMin lo hizo imposible. Además él empezó con ese tipo de juego.
—Supongo que ahora estamos a mano. —JungKook dijo dándole un pequeño empujón al contrario con su hombro.
JiMin asintió con la sonrisa todavía presente.
A modo de disculpa, se aproximó para eliminar los restos de helado del rostro del mayor con la servilleta que guardaba. Fue un contacto suave con su piel, intentando aplacar los latidos al estar tan cerca. Podía sentir la mirada de JiMin sobre él, pero evitó corresponderla, concentrándose en su tarea de limpieza.
Sin embargo, se llevó una sorpresa cuando JiMin pasó una servilleta por su nariz, y fue en ese momento cuando finalmente cruzaron miradas.
Se dejó llevar en silencio, sin pronunciar palabra alguna, permitiendo que JiMin lo limpiara. No se apartó incluso después de que él mismo terminara con él. La mirada intensa del otro era abrumadora, por lo que cerró los ojos, disfrutando en silencio de las delicadas caricias no intencionadas que dejaba al deslizar la servilleta por su piel. En medio de la calle actuaban como tontos, pero con JiMin a su lado, eso no le importaba.
Cuando abrió los ojos se encontró con la sonrisa de JiMin, una que correspondió al instante.
Ambos optaron por no mencionar nada sobre la escena anterior, evitando crear un ambiente incómodo en un momento en el que ambos se sentían tan bien.
Su siguiente parada fue el parque, el sol se anticipaba para esconderse y los colores anaranjados en el cielo eran perfectos para pasar un poco más de tiempo al aire libre. Dado que era un día de semana, el parque estaba bastante tranquilo, con poco ruido y poca gente. Se sentaron bajo la sombra de un frondoso árbol, disfrutando de la suave brisa que acariciaba sus cabellos.
JungKook acomodó sus piernas encogidas contra su pecho, apoyando los brazos cruzados sobre las rodillas en una posición cómoda. No pudo evitar dirigir su mirada hacia el chico a su lado, quien llevaba unos minutos en silencio. La luz del atardecer realzaba de manera encantadora los rasgos atractivos de su rostro, haciendo que el color de sus ojos se volviera más claro.
Suspiró casi sin aliento ante esa vista.
Ojalá supieras cuanto me gustas, JiMin.
—Gracias por aceptar venir conmigo, hyung. Me divertí mucho contigo hoy. —comenzó un tanto tímido. Expresar sentimientos con palabras no era su fuerte, por eso prefería demostrarlos a través de acciones.
—Gracias a ti por pensar en mí para pasar el rato, Koo… también me divertí mucho. —le devolvió la mirada con una suave sonrisa que imitó.
El viento sopló con más fuerza, desordenando sus cabellos largos, amenazando con cubrir su rostro hasta que la mano de JiMin intervino, apartándolos delicadamente y colocándolos detrás de su oreja. Soltó una risita tenue, con las mejillas sonrojadas, percibiendo la mirada cálida de JiMin. La calidez en esa mirada despertó en él un deseo frustrado de tener a ese chico maravilloso a su lado como algo más que un amigo.
¿Y si YoonGi tenía razón?
¿Tal vez JiMin podría sentir algo?
De pronto, la distancia entre ellos se redujo, sus hombros se rozaban y la punta de sus zapatos tocaba los muslos de JiMin. Tragó saliva, sin estar seguro de lo que estaba haciendo, pero dejó que sus emociones tomaran el control. Aunque sintió que su teléfono vibraba en el bolsillo de la chaqueta, lo ignoró por completo, consciente de que seguramente era uno de sus hyungs preguntando por él.
En ese momento, JiMin era lo único que capturaba su atención. El resto del mundo parecía desvanecerse, y el bullicio de las personas en el parque se convirtió en un murmullo de fondo.
¿Qué haces?
¿Qué haces?
No podía dejar de preguntarse a sí mismo.
No podía besar a JiMin. Eso sería como una traición a su amigo.
Pero en ese instante, tenía tantas ganas de mandar a la mierda todo eso.
—No quiero que el día termine… —se atrevió a expresar en un susurro, su voz apenas audible pero el mayor escuchó por la proximidad entre ambos.
—Yo tampoco, Koo. —respondió JiMin, dejando caer su mano sobre la muñeca de JungKook, aferrándose con suavidad.
Este no era un comportamiento normal para ser amigos, ¿verdad?
¿O solo era él que estaba entendiendo todo mal?
A solo unos centímetros de distancia, JungKook se cuestionaba si el hecho de que JiMin no se alejara tenía algún significado. Las ganas de besarlo aumentaron al prestar atención por un momento a esos labios gruesos que se veían tentadores.
Se acercó aún más y apoyó sus manos en las mejillas de JiMin, algunos dedos se entrelazaron en sus oscuros cabellos. La acción repentina dejó a JiMin en alerta, permaneciendo quieto sin decir nada, solo esperando lo que JungKook quisiera hacer. El corazón de JungKook latía con intensidad, como si quisiera escapar de su pecho hacia su hyung.
Estuvo a punto de dar el paso, pero en el último momento, el miedo superó sus impulsos. No estaba dispuesto a arriesgar el bonito vínculo que estaba construyendo con Park por un simple capricho suyo. Así que, en lugar de eso, sus labios encontraron suavemente la mejilla de JiMin, un contacto ligero que provocó mariposas en su estómago. No fue el único afectado, ya que percibió cómo la respiración del otro se entrecortó y su pecho se agitó.
Inhaló el agradable perfume de JiMin antes de apartarse, retirando las manos de su rostro. Se reconfortó al notar que no era el único sonrojado; el encuentro de sus ojos con los de JiMin fue un espectáculo digno de admirar. Park lucía una media sonrisa nerviosa.
—¿Y-y eso por qué fue? —su voz salió en un tartamudeo y no pudo evitar sonreírle con cariño.
JungKook se encogió de hombros.
—Una forma de agradecimiento, JiMinie Hyung. —rió, tratando de enmarcar su propio nerviosismo—. Los chicos también se pueden dar besos en la mejilla, ¿sabes?
JiMin parecía sumido en su propio debate interno sobre lo que acababa de suceder, pero finalmente asintió lentamente a sus palabras con los ojos mirando a otra parte del parque.
Dio un ligero golpe con la punta de su zapato en la pierna de JiMin para captar su atención. Una vez que lo logró, negó con la cabeza, sonriéndole queriendo transmitirle que no debería darle muchas vueltas a lo sucedido.
—Estemos un rato más aquí y luego cada quien va a casa, ¿te parece bien?
El sol ya se había escondido hace tiempo, por lo que el cielo ahora era oscuro.
—Me parece bien, Koo.
JungKook aceptó su respuesta antes de acomodarse nuevamente a su lado, esta vez dejando caer su cabeza en el hombro contrario. Tomó el hecho de que JiMin no se alejara ni dijera nada como una señal positiva, hoy se mostró más afectuoso de lo usual, la presencia de JiMin a su lado parecía sacar naturalmente esa faceta de sí mismo, sin ningún esfuerzo.
No sabía si eso era algo bueno o malo.
Sintió el roce breve de su cabello siendo acariciado, y casi de manera automática, una sonrisa se asomó en su rostro ante esa pequeña muestra de afecto. Era consciente de que para JiMin el contacto físico podía ser más complicado, pero notar que estaba tomando la iniciativa le permitió ser un poco egoísta por un rato y disfrutar plenamente de esa atención.
Quizás, si hubiera alzado la cabeza, habría notado la sonrisa en el rostro de JiMin, quien anhelaba tocarlo un poco más, pero la timidez lo detuvo.
Aquí la ración de Jikook que el pueblo pedía, ya era necesario.
El capítulo quedó más largo de lo que esperaba pero lo disfruté ahshjskq, denle amor <3
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