Lucas.

Domingo, 14 de Febrero de 2016.

El alma se me cayó al suelo, y me quede paralizado. Pero, parpadee un par de veces para volver a la realidad antes de sacar mi celular de mis bolsillos para detener la llamada. Sin embargo, me quede pálido y ahogué un grito cuando una enorme sombra se mostró frente a mi, del otro lado del arbusto.

El corazón me dio un vuelco.

Tyson estaba mirándome con aquellos ojos fríos y verdes.

- Tú- Susurró con una voz espeluznante-.

El celular se resbaló de mis dedos y cayó en un golpe seco al suelo, y antes de que pudiera apenas reaccionar ahogué un grito cuando él salió corriendo a paso fuerte para rodear el arbusto y llegar hacia mi.

«¿Qué estás haciendo? Maldita sea. ¡Corre!» oí a la voz gritarme, y sentí que los bellos de mi piel se erizaron. Mis respiración se aceleró aún más, y rompí a llorar en pánico. Pero, cuando menos me lo espere, me levanté bruscamente del suelo con el cuerpo temblando como una hoja, y salí corriendo con todas mis fuerzas por el bosque.

Y entonces, cuando crucé los cuatro primeros árboles que estaban frente a mi, ahogué un grito cuando sentí un fuerte golpe en mi espina dorsal que me derribó al suelo, y me sacó el aire.

- ¿Por qué huyes de mi?- Escuché aquella fría y siniestra voz detrás de mi-. ¿Qué no me amas?

Me quede mudo, y solo trate de recomponerme y de recuperar el aire que él me había sacado por aquel fuerte golpe. Solté un sollozo, y trate de levantarme del suelo para darle cara, pero, lo único que termine haciendo fue gatear hasta un árbol que estaba frente a mi para recostar mi espalda de el para no seguir dándole la espalda a aquel asesino.

- ¿Qué ahora eres sordo?- Dijo con un tono más fuerte cuando mis ojos se encontraron con los suyos, y yo me estremecí de miedo-.

Él se encontraba parado frente a mi con aquel cuerpo fornido completamente desnudo y ensangrentado. Sus ojos estaban completamente apagados de dulzura, en ellos solo se mostraba una locura enfermiza y escalofriante. 

- ¿Me seguiste hasta aquí?- Soltó con una espeluznante risa que me heló la sangre-. Que obsesivo es eso de tu parte, Lucas.

No contesté, y solo me pegué más contra el árbol cuando él dio un paso más frente a mi. Y aunque tenía por primera vez, su pene frente a mis ojos, para admirar, lo único que podía ver eran su fríos y obscuros ojos. Sentía que si dejaba de mirarlos... él iba a matarme. Iba a hacerlo sin dudar. Oh Dios.

- ¿Por qué no me respondes?- Gruñó con una intensa ira marcada en su tono, y me quede petrificado-. ¡Respondeme! 

Di un salto por aquel grito, y una de mis manos comenzó a temblar de los nervios.

- Ty... Tyson...- Susurré con la voz en un hilo-. ¿Qué... Qué estás haciendo?

- ¿Qué no me amas?- Susurró fríamente, y sacó el cuchillo teñido de sangre que había estado ocultando detrás de su espalda-.

¿Qué demonios estaba pasando? Dios mio... va a matarme.

- ¿Qué no me amas?- Repitió con intensidad y dureza, y yo estallé en un llanto-.

¿Quién era esa persona? El Tyson que conocía... era el chico de mis sueños. El que estaba parado frente a mi... era un psicópata asesino.

Voy a morir.

¡Voy a morir!

¡No quiero morir!

- ¡Te amo!- Grité fuertemente, y él se quedó inexpresivo-. ¡Estoy enamorado de ti, Tyson! ¡Estoy enamorado de ti desde que eramos niños! ¡Dios mio te he amado todo este tiempo! ¡Nunca quise lastimarte, siempre quise protegerte y amarte! ¡Porque yo soy lo mejor para ti! ¡Yo soy el que mejor te comprende! ¡Yo te amo, Tyson Hemmings! ¡Me gustas mucho!- Solté de golpe con una pizca desesperante en mis palabras-.

Una gota de sudor me cayó en la frente, y cerré los ojos con fuerzas para no seguir mirando aquella glacial y tétrica mirada asesina. Y aunque estaba nervioso por lo que él pudiera hacerme, por alguna razón seguía estando nervioso por haberme estado dirigiendo a él. Lo que sentía por él no había disminuido mucho, pero ahora, estaba asustado de lo que él había resultado ser y de lo que podría hacerme.

El ambiente se quedó en silencio y solo pude oír los sonidos del bosque, y por un momento pensé que él se había ido, pero sus pesadas respiraciones lo delataban. Así que decidí abrir los ojos para volver a observar sus movimientos, ahogando un grito al hacerlo cuando me encontré con su rostro a centímetros del mío. 

Intenté retroceder, pero ya no podía, y él ni reaccionó. Se había puesto en cuclillas para acorralarme aún más contra el árbol de una manera amenazante. Sus ojos desorbitados y escalofriantes no se apartaban de los míos, y en sus labios había una pequeña sonrisa.

Quise volver a cerrar los ojos por aquella glacial y penetrante mirada que me estaba dando, pero supe que él no quería que apartara la mirada cuando sentí la punta afilada del cuchillo en mi estómago.

- Ty... Ty...- Tartamudee con lágrimas en los ojos, y él negó con la cabeza y me besó en la mejilla con una dulzura cínica y fingida-.

- Shhh, no llores, Lucas- Me susurró al oído, lamiendo mi oreja y haciéndome estremecer-. Solo necesito que guardes este secreto. Nadie puede saber que mate a esa zorra, ¿entiendes? ¿Lo harás por papi?- Me habló nuevamente con aquella dulzura que tenía, como si estuviera hablando con un niño-.

Me quede mudo, pero reaccioné al instante y asentí levemente con la cabeza, cosa que funcionó ya que él se apartó de mi y se levantó nuevamente con una dulce sonrisa.

- Buen chico- Dijo alegremente, jugueteando con el cuchillo ensangrentado entre sus dedos-. ¿Enserio me amas?

Me volvió a clavar aquella mirada, y yo me mostré lo más tranquilo y natural posible.

- T-Te amo, Tyson- Contesté-.

- ¿Enserio?- Repitió insistente-. ¿Cuánto me amas?

- Mi amor no tiene limites- Susurré, y él soltó una de esas dulces carcajadas, pero ahora ya no me derretía por ella como antes-.

- Oh, mierda. Se me ha puesto duro con eso- Comentó entre risas-. Que adorable eres. Pero... no te creo.

La sangre se me fue de la cara y me quede helado ante su repentino cambio de humor.

- Eres un mentiroso- Susurró, y empuñó fuertemente el cuchillo en su mano-.

- ¡Te amo!- Repetí con desesperación, y él ni reaccionó-.

- ¿Me amas?

- ¡Si! ¡Te amo!

- ¿Y entonces por qué tienes un cuchillo en tus manos...?- Murmuró fríamente-.

Y entonces, cuando bajé la mirada a mis manos, observé que no había soltado el pequeño cuchillo que había sacado de mis pantalones. El alma se me cayó al suelo, pero trate de no caer en pánico, sabía que debía de controlar la situación. O él iba a matarme.

- Yo... es que... yo- Titubee, y su rostro se ensombreció aún más-.

Dio un paso frente a mi, y se inclinó un poco para extender la palma de su mano.

- A papi no le gusta que tengas ese objeto- Murmuró-. Dámelo.

«No lo hagas, claváselo y huye.» me negué a ceder a esa idea, y dejé temblorosamente el cuchillo sobre su palma extendida y él sonrió nuevamente.

- Buen chico- Repitió-. Muy bien... te dejare vivir.

Sentí como un enorme peso se iba de mis hombros, y la leve sonrisa se hizo más grande y natural.

- Pero... como se que no podre confiar en que guardes mi secreto- Su rostro se desencajó, y crispó una de sus enormes manos-. Quiero tenerte encerrado en mi sótano.

Entonces, antes de que pudiera pestañear, se abalanzó sobre mi y me asestó un fuerte golpe en el ojo que me tiró al suelo, y me dejó inconsciente.