¿Qué le pasa a este cuerpo?
(Escuchar canción en multimedia)
Siento como el corazón se me estremece y dejo salir un suspiro. Nuevamente me encuentro en la escuela, y me parece que ya he entendido el mensaje de Amy: ella no quiere verme. Pasan los días y ella no me ha dicho nada, ¿habrá leído mi carta? Tan solo espero que sí porque si no esta agonía sería en vano. Me duele saber que lo único que me queda es ir a ver a la maestra Seyfried, ella es la que podrá darme más detalles sobre los cometas o sobre lo que sea necesario para poder volver a nuestros cuerpos. He decidido que después de la clase de gimnasia iré a verla, tan solo ruego que ella esté en su oficina.
Ahora me encuentro en la clase de gimnasia y estamos jugando voleibol. Está de más decir que me siento feliz de hacerlo, por ahora es como una terapia anti estrés. Además me di cuenta que es mucho más fácil moverme en el cuerpo de Amy porque es más pequeña, así que me estoy divirtiendo un poco. Corro y esquivo mientras la chica rubia sigue en mi mente.
Estamos derrotando de a poco al equipo contrario del entrenamiento, creo que aún no he perdido el toque. Aunque al mismo tiempo tengo un sabor amargo en la boca, aún me duele lo de Amy. Lo único que me queda es verla desde el espejo cada vez que pueda. A pesar de que suena un poco triste es verdad.
—Callum —grita mi compañera y reacciono para ver el balón acercándose a mí. Lo único que hago para reaccionar es en vano pues el balón me da justo en la frente y caigo al suelo.
Rayos, como duele esto. Me doy un buen golpe en la cabeza y todos me preguntan si estoy bien mientras me extienden los brazos para ponerme de pie. La chica que me ha lastimado se acerca muy angustiada pero yo les comento a todos que me siento bien. He recibido muchos golpes en la cabeza antes y siempre me he sentido bien, me refiero a que los recibo en los entrenamientos de voleibol. Así que sigo con el partido.
Seguimos el juego pero al moverme y brincar siento un poco de dolor en la cadera y en la cabeza. Es un dolor que se vuelve cada vez más intenso, ¿qué estará pasando? El dolor se intensifica tanto que me es imposible seguir jugando. Asi que me tiro al suelo. El dolor se vuelve insoportable, tanto que comienzo a retorcerme. La maestra de gimnasia, la señorita Jules, se acerca a mí y me ayuda a ir sentarme en una banca.
—Amy, no te ves bien, quizás sea buena idea que te lleve a la enfermería. Seguro con unos calmantes ya no te dolerá tanto la cabeza. —Pero el dolor en la cadera no me permite decir nada. En realidad el dolor de cabeza pasa a un segundo plano. Siento como si se me desgarrara algo en los huesos, es como si alguien me estuviera rascando con una navaja. Tanto dolor me hace sentir un poco mareado y la maestra se da cuenta.
¿Qué le pasa a este cuerpo? Cojeando y con la ayuda de la señorita Jules y otro compañero puedo llegar hasta la enfermería. Ahí es en donde podrán ayudarme a dejar de sentir dolor, al menos por estos momentos. Pero me preocupo mucho, ¿habré dado un paso en falso? ¿El golpe en la cabeza me habrá hecho dar un movimiento mal? He lastimado el cuerpo de Amy, ay no.
Todo esto me preocupa pero trato de no entrar en pánico. Después de todo me encuentro en un cuerpo ajeno, así que debo de ser muy cuidadoso.
—Dime Amy, ¿qué paso? —pregunta la enfermera mientras me ayuda a sentarme en la camilla que está en su oficina.
Así que le cuento que me duele mucho la cadera y la cabeza. Ella supone lo mismo que yo, que fue un mal movimiento y me da unas pastillas para el dolor. La enfermera me permite quedarme hasta que el dolor se vaya. Incluso se ofrece para llamar a los padres de Amy pero yo quisiera hablar lo antes posible con la señorita Seyfried, por eso le miento y le digo que me siento mejor. Así que ya no contacta a nadie, pero sí me quedo una media hora con la enfermera.
Me quedo hasta que suena el timbre y sé que tengo que ir con la señorita Seyfried. Entonces le doy las gracias a la enfermera y hago todo lo posible para que el dolor no me delate. Aunque debo de admitir que es mucho menor a lo que ya había vivido anteriormente. Los calmantes me están ayudando mucho.
¿Por qué de repente me siento así de adolorido? Bueno, no importa, después de hablar con la maestra me iré a casa para que los padres de Amy me ayuden.
Camino con cuidado y como puedo hasta la oficina de la maestra Seyfried. Trato de hacerlo lento evitando a los demás para que no me lastimen. De repente los pasillos se vuelven tan largos e interminables, el dolor me hace sudar. La punzada es en la pierna izquierda y cada vez que la muevo siento que todo me mata. Es insoportable y el sudor por el esfuerzo me empapa la frente. ¿Cómo regresaré a la casa de Amy?
Mientras pienso en ello, a lo lejos veo la puerta de la oficina de la maestra Seyfried. Casi escucho que un coro de ángeles canta encima de mí. Así que me acerco con cuidado y recargándome de las paredes casi me arrastro hasta allí. Cuando estoy a punto de tocar la puerta escucho la voz de Amy en mi cuerpo. Está llorando y escucharla me hace sentir un vacío en el estómago. Aunque sus lágrimas son las que me matan.
—Es mi culpa maestra Seyfried, yo lastimé a Adrian, es mi culpa —dice una y otra vez Amy. Sin embargo me doy cuenta que habla de mí aunque está en mi cuerpo. Le ha contado a la maestra Seyfried que cambiamos de cuerpo. Sin duda la maestra Seyfried sabe que hemos cambiado de cuerpo. Eso me hace sentir mucho más aliviado hasta que Amy dice:
—Yo pedí ese deseo. —Los brazos se me caen a cada lado y siento que me pongo frío.
¿Amy pidió cambiar de cuerpo conmigo? ¿Por qué?... no, no fue así. No quiero creerlo.
—Yo pedí el deseo y por mi culpa pasó todo eso —explica Amy mientras se lleva las manos a la cara y llora desconsoladamente.
Amy... ella tuvo la culpa. Perplejo por la situación abro la puerta y veo fijamente a Amy quien al verme se pone más pálida que nunca.
—¿Fuiste tú? —Se escapa de mis labios mientras la miro fijamente. Además de dolerme la cabeza y la cadera, también comienza a dolerme el corazón.
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Nota de la autora:
Hola mis hermosas constelaciones. Les traigo un nuevo capítulo de la aventura de "Crush". Pobre Adrian, se le rompió un poco el corazón al enterarse que el cambio de cuerpo fue siempre culpa de Amy. Ay no.
Gracias por seguir aquí leyéndome y apoyándome. Por favor cuídense mucho.
Canción: Flicker– Niall Horan
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