Cuando terminan las clases Amy y yo nos reunimos en el pasillo para seguir con esta maravillosa idea. Parte de nuestro plan es poner de nuestro lado a los tres tontos para que el más tonto de ellos reciba su castigo. En la mañana Amy le contó todo a Ezra y yo a Hideaki. Claro que se volvió loco cuando "Amy Callum" le pidió platicar un momento. Pobre de mi amigo, él no tiene idea de que soy yo, aquel iluso, Adrián Cassavets.

—¿Tienes todo listo? —le pregunto a Amy mientras veo que saca unos lentes de sol y se los pone—. ¿Qué rayos haces Amy? Estamos dentro de la escuela. Aquí ni siquiera hay sol.

Me llevo la mano a la cara y me doy cuenta a través de los lentes que ella me mira muy ofendida.

—Estamos de incógnito querido Adrian. Tengo que proteger mi identidad. —Ella de verdad lo dice en serio.

—Muy bien, guarda tu identidad Sherlock.

—Hola Adrian —saluda una chica que nos ve desde el otro extremo del pasillo.

Claro que no puedo evitar comenzar a matarme de la risa. Su identidad secreta al fin fue revelada.

—Bueno, no importa, sigamos con el plan —dice rendida mientras me toma del brazo y me da un pequeño empujón para que camine.

La pobre se creía que le iba a pasar lo de Superman.

Después de que nos escondemos entre las gradas del gimnasio. Vemos como Harry, Rudolf y Charles se adentran muy perplejos al lugar. Incluso Harry comienza a gritar mi nombre pues a los tres les dejamos un mensaje en su casillero. Queríamos pedirles algo en el "entrenamiento".

Pero como no queremos que se escapen les pusimos una trampa. Dejé algo sobre las gradas para que se acerquen y entonces los podamos atrapar con una red de pesca que estaba en el garage de la casa de Amy.

Y efectivamente, todo sale como lo planeamos. El toque para nuestra trampa es que Amy y yo los empujamos para que se caigan y sus pies se queden atrapados entre la red. Cuando lo hacemos no podemos evitar morir de risa al ver que no pueden ponerse de pie.

—¿Qué les pasa a los dos? —pregunta Charles mientras se mueve desesperado.

—Tenemos un asunto pendiente —digo poniendo la mirada fija en ellos. Piensan que soy Amy pero en realidad soy Adrian y me molesta que quieran dañar a mi amiga.

—Amy, ¿qué te hicimos? —pregunta Rudolf con molestia y cansancio.

—Ya nos enteramos de la broma —dice Amy en mi cuerpo con la voz masculina que tengo.

—¿Y tú qué Adrian? No era para ti. ¿Ya ven chicos? Les dije que era una mala idea —comenta Harry mientras sigue luchando con la trampa. Pero lo que ellos no saben es que mientras más se muevan más se van a enredar.

Entonces Ezra y Hideaki aparecen en escena. Se siente como toda una película en la que los buenos tienen de rehenes a los secuaces del malo maloso de la historia.

—Pero sabemos que era para mí y Amy —dice Hideaki con la mirada bien fija en ellos.

Los chicos se asustan al ver a mi amigo entrando en la aventura. Pero Amy y yo comenzamos a reírnos. Se ven como unos bobos.

—No los trajimos aquí para regañarlos. Vinieron aquí para aceptar una tregua —comento mientras me pongo de cuclillas para quedarme a su nivel.

—¿De qué hablan? —pregunta Rudolf con un tono de voz muy preocupado. Los tenemos acorralados. Incluso les ganamos en número.

—De la mejor broma del mundo. Malcolm no se lo va a esperar —sentencia Hideaki mientras hace lo mismo que yo.

Así es como le contamos la maravillosa broma que le tenemos al malo maloso. Esto será demasiado grande, pero sin duda valdrá totalmente la pena.

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Nota de la autora:

Les agradezco mucho por seguir aquí. Este capítulo en especial me hizo reír mucho y disfruté demasiado en escribirlo.

¿Qué piensan? ¿Cuál creen que sea la broma de estos chicos?

De hecho quería decirles que ya estoy a punto de terminar de escribir la historia. Así que iré mucho más rápido con las actualizaciones. Gracias por su apoyo.