Cruella De Vil
NOTA: En este One shot nadie sabe la identidad de Chloe como portadora del Miraculous Abeja.
—Esa rubia ya me tiene hasta el copete. No la soporto. — bramó una estudiante mientras azotaba sus baquetas al piso con gran molestia.
—¿Cómo se atreve esa asquerosa? Ojalá que se pudra con su maldito festival.— señaló un joven abrazando su violín con algo de resentimiento.
—Agh, esa zorra debería bajar su ego de las nubes. Nadie en la escuela la quiere, te apuesto que ni su lastre, esa Sabrina; sólo ha de estar detrás de su mugroso dinero.— Luka sonrió por aquel comentario de su compañera. Sí, entendía perfectamente que el club de música estuviera molesto con Chloe, quién no lo estaría si ella había cancelado su festival escolar para realizar un festival en su nombre, su altanería había llegado hasta los cielos esta vez, sin embargo...
—Llevaba todo el año esperando por hacer mi demostración de saxofón.— tiró casi sucumbiendo a las lágrimas mientras guardaba algunas partituras un chico.
—¿Van a tocar algo en honor a Chloe en su festival?— soltó triste otra mientras veía con decepción el piano. Un chico se acercó a apoyar su brazo en el hombro en señal de apoyo. Negó.
—Nadie participará en su estúpido festival. ¿No ven que ella nos está haciendo esto porque no la quisimos aceptar?— respondió con gran indignación.
—No es nuestra culpa que tenga una voz insoportable, por dios, mataría a cualquiera con ella.— Luka está vez no pudo evitar soltar una pequeña risa. Por supuesto que no, su voz al cantar no era de lo más encantadora pero...
Pero...
Ni siquiera se había dado cuenta cuando había caído enamorado de ella. Probablemente desde el momento en el que se volvió su presa favorita para atacar en insultos cuando la escuela accidentalmente se enteró que él tenía un interés romántico en Marinette. Todas esas constantes discusiones entre los dos le habían ayudado a descubrir lo ingeniosa que ella podía llegar a ser, lo divertida y competitiva. Suspiró, quien pudiera aplacar a esa fiera sería el chico más afortunado.
—¿Qué piensas, Luka?— preguntó una chica. Otro chico sonrió y se acercó a él para abrazarlo de manera carnal.
—Seguro Lukita ya está ideando la venganza perfecta para esa hijita de papi. Todos sabemos que tenemos aquí al mejor bromista estratega del colegio. Dinos que tienes en mente.— pronunció curioso mientras observaba al Couffaine con una sonrisa cómplice. Él se limitó a negar divertido.
—¿Broma? Ella no merece que gaste ni un segundo de mi tiempo en pensar en ella.— si tan sólo supieran.— Mejor supérenlo, pueden tocar en cualquier otro momento.
—¡Por dios! Ese no suena a Luka Couffaine, él jamás pediría que paráramos una posible venganza.— lo miró el mismo chico con sospecha.— Casi hasta parece que no quieres que le causemos problemas a Chloe.
¿Qué no era bastante obvio? La verdad es que en este punto él sólo quería que todos la vieran como él la veía, aunque eso resultara prácticamente imposible. De cualquier modo, sus amistades podían ser algo bobos en algunos aspectos para entenderlo y con bastante simpleza podía desviar las sospechas.
—¿Están bromeando? Yo hasta tengo la canción perfecta preparada para el festival en su honor.— dijo moviendo un poco las cuerdas de su guitarra.
—Vamos, hermano ¿En serio piensas participar?— respondió algo decepcionado el otro chico.
—Por supuesto, no desperdiciaría un festival para demostrar mi talento.— empezó a tocar un par de acordes.— Sólo piénsenlo, esa chica es todo un espanto, es capaz de ponerte la piel de gallina...
La chica de las baquetas empezó a entender a lo que se refería, así que se colocó en su batería y empezó a seguir su ritmo mientras el chico empezaba a enunciar aquella canción con bastante ritmo.
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(Insertar Cruella De Vil , cover latino Fernando para mejor experiencia.)
—Humana no es, no sé qué será.— canturreó perdido viendo sus dedos moverse entre las cuerdas de su guitarra. Poco a poco distintos instrumentos se le empezaron a acoplar, mientras él sentía como su corazón latía con alegría. Ella era tan malditamente malvada, altanera, difícil, pero con este estilo de la clase alta que simplemente le resultaba tan exquisito, era tan enfermiza esa manera en la que le atraía.
Sin embargo, sus compañeros no lo percibían de la misma manera, para ellos sólo era una manera de expresar el basto rencor y repulsión que le tenían a esa rubia por arruinarles su festival ¿Y qué mejor que compararla con una de las villanas más crueles, despiadadas y horrendas que se ha visto?
En ese momento era claro que él iluso ahí estaba siendo el "para nada despistado" Luka; quién sacaba de su pecho toda esa revolución mental que le provocaba Chloe cada que la veía ¿Por qué tenía que ser ella?
Y sin verlo venir la semana se pasó bastante rápido. Sus estúpidos compañeros lo convencieron de cantarle aquella canción y realmente no le parecía tan mala idea. Quizás si la miraba a los ojos ella entendería lo que le quería decir, esa locura que le provocaba su maldad y sus deseos de conocer a la persona que era en verdad detrás de esa mascara de egocentrismo.
Llegó el festival. Todos asistían con una cara de resignación y miraban por demás con molestia a la pobre rubia. Ella tragó saliva y enderezó la postura. Todos pensaban que por su culpa el adorado festival de música había sido cancelado por uno en su honor.
Explicarles lo que verdaderamente ocurrió sería inútil, ni una sola alma en ese colegio le creería por su gran mala fama entre el cuerpo estudiantil. Quería hundir su cabeza en la tierra.
Recapitulando, ella le estaba contando a su mayordomo lo mal que se sintió cuando el club de música la había rechazado y en un mal momento su sobreprotector padre ingresó al cuarto y le pidió que le explicara lo que había sucedido. Sabía que tomaría acción, internamente hubiera deseado que no hiciera nada, pero lo más mínimo hubiera sido mejor.
Su papá actuó de manera descarada. Y a pesar de que ella mil veces le había pedido que quitara aquella orden, él sólo respondía con un "Mi pequeña, yo sólo te doy todo lo que tú mereces".
Aunque nadie lo creyera, ella sí intentaba mejorar su comportamiento. Había sido así desde que comprendió la importancia de ser portadora de su Miraculous.
—Mira, Chloe. El club de música al final sí decidió participar en tu festival. Yo creo que esos tarados se arrepintieron de haberte dejado ir.— enunció Sabrina viendo con malicia a aquellos chicos que acomodaban sus instrumentos arriba del escenario. Ella vio ligeramente a Luka, el chico que solía molestar acomodando el micrófono. Sonrió, debió ser todo un reto para él participar en un evento de una persona como ella. Observó como un chico la miró mal. Genial, este día sería muy largo.
—Como sea.
—Descuida, Chloe. A esta escuela ya le faltaba un evento como este, las personas necesitan ver lo genial que eres con mayor claridad. Este día será perfecto.
Al menos a alguien en esa mugrosa escuela le emocionaba el festival, y ni siquiera era ella misma.
—Por favor, entre más rápido termine esto, mejor.— suspiró con pesadez.
—Bueno; pues entonces es mejor empezar de una vez. Adivina quién se ofreció a dirigir tu evento.— Chloe rodó los ojos un poco molesta. Cada vez odiaba más este día.
—¿Acaso serás tú?— preguntó fingiendo emoción, lo peor que podía hacer ahora era hacerla sentir mal.
—¡Sí!— tiró emocionada.— Así que ya vengo, voy rapidísimo al escenario. Te dejo un momento sola y ya vuelvo.
A los pocos segundos sintió la incomodidad, las miles de miradas negativas sobre ella. No debía bajar la mirada, no debía encorvar su postura. Su espalda siempre recta ante cualquier adversidad, ese era el lema de los Bourgeois.
—Para iniciar con este gran día en celebración de la más fabulosa persona de esta escuela, el club de música ha preparado un grandioso número, una sin duda genial canción sorpresa sobre Chloe Bourgeois. Con ustedes ¡El club de música!
Nunca había percibido lo atractivos que eran los ojos del Couffaine, ligeramente azules acompañada de una sonrisa bastante seductora. Por supuesto que reconocía esa letra, pero, era raro, sentía que junto con todas aquellas miradas y gestos dirigidos específicamente hacia ella le estuviera intentando decir algo más que lo que se notaba a leguas en la letra.
¿Sera acaso..?
Su corazón estaba latiendo velozmente cuando empezó a percibir las risas a su alrededor, la gente no lo veía de la misma manera en la que ella lo estaba percibiendo, sino como una burla masiva hacia su persona.
—Tan espantosa como Cruella De Vil.— escuchó decir a alguien con veneno no muy lejos de ella.
—Agh; nuestra nueva dama araña.— rio otro casi a su lado.
Poco a poco los comentarios empezaron a hacerse más presentes junto con varias risas. Algunas se hacían sin intención de ser audibles y otros a propósito para lastimarla.
Regresó a ver a Luka, quien al verla asustada empezó a descolocarse. ¿Con esa intención lo había hecho? ¿Hacerla pasar una humillación masiva? Tragó saliva sintiendo su pecho arder. No pudo evitar lanzarle una mirada destrozada al chico. Sí, la intención era clara, ella nunca lo había tratado de la manera más digna ¿Por qué creyó que...?
—¡Basta!— gritó desesperada, nadie le había prestado atención a pesar de que el mismo Luka había dejado de cantar. Mierda ¿Qué había hecho?
—¡Ya!— esbozó el chico desde el micrófono logrando por fin calmar el bullicio. Ahora todos centraban su atención en esos dos.
—¿Qué pasa, Chloe?— pregunto triste su amiga acercándose. Ella regresó su mirada enojada, sintiendo que las lagrimas del coraje le saldrían pronto.
—Esto es fatal.— carraspeaba conteniendo el llanto.— Te dije que yo no quería este festival, te dije que esto sería un desastre y tú, agh, nunca me haces caso.—los ojos de Sabrina estaban abiertos de par en par, asustada, con sus piernas temblorosas.— Y tú...— regresó la vista a Luka, su mirada resultó indescifrable. La vio tomar aire.— Felicidades, me humillaste. Dejaste en claro lo que todos ya saben ¿Te sientes feliz?
Y la rubia se alejó sintiendo que no podía más. Seguir manteniendo la postura se volvía un reto cada vez más grande.
Luka la miró. La seguiría, no podía permitir que ella mantuviera la imagen equivocada de lo que había hecho, y si era necesario pediría una disculpa pública expresando sus sentimientos por ella. Sin duda Chloe no se merecía por lo que acababa de pasar.
Sin embargo, mientras iba detrás de ella alguien lo sujetó del brazo impidiéndole seguir su camino.
—¿Cómo te atreviste a hacerle algo así, Couffaine?— era la mejor amiga de Chloe, con sus mejillas algo húmedas y su rostro cubierto de indignación, lo veía con todo el odio del mundo. Luka se zafó molesto.
—¿Y tú por qué no le hiciste caso cuando ella te dijo que no quería esto? Pudiste detenerlo desde un inicio.— y continuó su camino en busca de la rubia dejando ahí a la pelirroja aturdida.
[•••]
El chico abrazó sus rodillas sintiéndose rendido fuera de ese hotel. ¿Cómo le haría para que supiera que esto no era falso? Realmente la quería y se odiaba como no tenía una idea por haberla lastimado. Golpeó su cabeza contra la pared ¿Por qué se dejó disuadir tan fácil para tocar esa canción enfrente de toda una bola de ignorantes que no sabía reconocer todo lo que llevaba detrás? ¿En qué momento se había vuelto tan ingenuo?
El mayordomo no le daba acceso al hotel, seguro por órdenes de Chloe. Logico, él era el bastardo que le dio uno de los peores momentos de su vida.
¿Ahora cómo diablos le haría para conquistarla?
En eso sintió un golpe, proveniente de quién sabe dónde. Su vista se nubló y cayó inconsciente.
[•••]
Empezó a abrir los ojos poco a poco, se sentía mareado y... ¿estaba colgado? Literalmente estaba colgado de cuerpo completo justo en uno de los edificios más altos de París. El sólo mirar hacia abajo le causaba vértigo, el que la cuerda se moviera con el más ligero soplido del viento lo aterrorizaba. Sólo esperaba que fuera resistente.
—Sálvalo a él, nosotros nos encargamos de Vanisher.— escuchó decir a lo lejos a una voz femenina. Y de repente, sintió como alguien cortó la soga, haciéndolo caer de inmediato, sentirse inmóvil y a merced de la gravedad lo estaba matando del terror.
Pero justamente cuando estaba a punto de tocar suelo un cuerpo interfirió con su caída tomándolo en sus brazos. Abrió los ojos para ver de quien se trataba, sólo se encontró con un par de ojos azules bastante cálidos, brillantes, espectaculares y que extrañamente le traían un aire de familiaridad.
—Ya puedes bajar tus pies.— pronunció con suavidad la fémina, su voz era aterciopelada, deleitante. Tragó saliva. Parpadeó varias veces de repente. Diablos, seguramente se estaba viendo como un estúpido.
—Sí. Claro. Por supuesto.— enunció con trabas.
—Sera mejor que te quedes aquí mientras derrotan a Vanisher, yo cuidare de ti ¿De acuerdo?— se dirigió hacia orillas del Sena y se sentó ahí. Estaban en una zona poco concurrida, el bullicio de la ciudad sonaba como algo ajeno. Luka respiró profundo y se sentó a su lado.— ¿Sabes por qué esa akumatizada quiere destruirte?— él se rascó la nuca pensativo, por supuesto que lo sabía.
—Arruine el día que le tenía preparado a su mejor amiga.— tiró desviando la mirada, perdiéndose en el reflejo de la luna sobre aquel río. Sonrió sintiéndose un desgraciado.
—¿Qué hiciste?
—Canté "Cruella De Vil" para ella en frente de toda la escuela.— Queen B tragó saliva, escucharlo de sus propias palabras con tanta vergüenza y arrepentimiento la hacía sentir igual de mal que él.
—¿Por qué hiciste eso? ¿No pensaste en lo mal que la harías sentir?
—Mi intención no era hacerla sentir mal, jamás le haría algo como eso.— ella regresó su mirada intrigada ¿Qué estaba diciendo?
—La lastimaste mucho ¿Cómo puedes decir algo como eso?
—Yo jamás sería capaz de lastimarla porque...— inhaló profundo.— me gusta.— la rubia se quedó paralizada, su corazón se quería escapar de su pecho , las palabras no lograban salir de su boca.— No es fácil acercarse a ella, ¿sabes? Y yo... pensé que ella entendería con esa canción que era lo quería decir, que... tú sabes...
—No, no sé.— puso su mano suavemente sobre la suya, Luka la regresó a ver un poco sobresaltado. Su mirada era apacible. Dio un respiro y miró hacia la luna.
—Que ella me correspondería, que ella sabría lo que yo gritaba con esa canción, que me enamora con cada cosa que hace.— sus ojos brillaban enamorado, tenía una enorme sonrisa al hablar de ella.— No me importa lo que digan de ella, ella es sólo... distinta a las demás, en cada cosa que hace lo es. Nunca hace lo que los demás esperan que haga, y, sí, puede llegar a ser tan maligna y con estilo como Cruella De Vil, pero eso es parte de su encanto ¿no?
Chloe ya no soportó más y lo abrazó con fuerza. Soltó lágrimas sobre su hombro totalmente conmovida, el chico confundido accedió al abrazó y dejó que ella posara su cabeza sobre su hombro. Sí, quizás este día había sido terrible en un inicio, pero esa confesión valía la pena, sentía su corazón derretirse en los brazos de ese chico.
—¿Está todo bien, Queen B?— Chloe se separó sólo para encontrar el rostro del chico intrigado. Ella no pudo evitar sonreír tiernamente, se mordió un labio; tenía unas ganas inmensas de besarlo, de decirle todas las cosas hermosas que le estaba haciendo sentir, pero eso sería imprudente.
—S-sí.— dijo limpiándose una lágrima.—Sólo que dijiste unas palabras que conmoverían a cualquier chica ¿Todo lo que dijiste es verdad? — Luka sonrió.
—Sería incorrecto mentirle a una súper-heroína.
Sus ojos eran hermosos, destellaban la sinceridad de sus palabras en ese par de orbes azules. Un chico de acciones sencillas pero exquisitas.
—Entonces no tienes de que preocuparte. Ella y yo somos buenas amigas ¿sabes? Mira, hablaré con ella para que venga aquí a la misma hora mañana; es de una vida muy ocupada así que es tu última oportunidad para convencerla ¿De acuerdo?
El chico asintió sin entender mucho las palabras de la fémina. Vendría mañana sin duda.
[•••]
Chloe veía el Sena teniendo unos deseos enormes de arrojar su corazón al agua. Luka no había llegado, él llevaba media hora de retraso y... ¡No vendría! ¡Maldición! ¿¡Por qué le creyó!?
—¡Chloe Bourgeois!— escuchó gritar a alguien con un megáfono desde la cima de un edificio no muy alto de por ahí. La fémina regresó su vista hacia donde provenía esa voz, era él.
Una vez que Luka se percató de que había conseguido la atención de la fémina dejó caer una enorme tela cubriendo al menos dos pisos de altura.
¡Perdóname!
Aquella frase captaba la atención de cualquiera que estaba pasando en ese momento. Chloe veía anonadada aquella palabra.
—¡Mírenme parisinos!— gritó, la gente se empezaba a detener para ver aquella escena.— ¡Soy el idiota que hizo sufrir a una hermosa chica por culpa de no saber cómo expresar sus sentimientos! ¡Soy un enorme tonto!— Chloe elevó una pequeña sonrisa, sentía sus mejillas tornándose rojizas.— ¡Seré directo esta vez, Bourgeois!— dejó una pequeña pausa.— ¡Me traes como loco! ¡Estoy locamente enamorado de ti! ¡Me gustas y no me importa sino me puedes corresponder, sólo te lo debía después de lo que te hice pasar y además, quería decírtelo!— una chica del club de música le pasó un megáfono , ni siquiera se dio cuenta cuando se había posado a su lado. — ¡¿Y tú?! ¡¿Qué dices?!
Chloe tomó el megáfono.
—¡Eres un bastardo!— le gritó sorprendiendo a todos a su alrededor.— ¡Pero también me gustas!— no alcanzaba a ver bien su rostro, pero se imaginaba la sonrisa que traía ahora. Respiró profundo.— ¡Luka!
—¿¡Sí!?
—¡¿Me vas a pedir que sea tu novia?!
—¡Sí! ¡Por supuesto que sí!— respondió.
—¡Entonces hazlo!— ordenó.
—¡¿Quieres ser mi novia?!— gritó lo más fuerte posible a través del megáfono. Todas las miradas estaban fijas en Chloe.
—¡Sí!
—¡¿Y me perdonas?!
—¡Baja ahora!
—¡Espera entonces!
El chico bajo lo más rápido posible sintiendo que el corazón se le estaba por la boca. El aire se le acababa, pero todo valía la pena con tal de conseguir el perdón de la chica de sus sueños. Incluso, fuera del edificio las frías ventiscas nocturnas se adherían a la piel del muchacho planeando congelarlo, pero como valiente caballero se enfrentó a ellas corriendo lo más rápido posible con tal de encontrarse con su princesa.
Y una vez a unos pasos de ella, se tomó la osadía de abrazarla sin permiso tal como siempre había sido su sueño, impregnar su aroma y dejarlo bien grabado en su olfato, tomar su fragancia para que comenzara a volverse familiar.
Ella no rechazaba su abrazo a pesar de que le resultaban tan poco comunes recibirlos y más con esa euforia que el chico demostraba. Podía sentir la misma alegría del chico, las mismas ganas de no separarse y su verdadero arrepentimiento, además, esa energía entre los dos resultaba tan palpable que no le dejaban dudas de querer seguir estando bajo su contacto.
El chico por fin viró hacia sus ojos, quienes reflejaban el brillo de la luna mientras lo veían perdido a él. Esto era demasiado bueno para ser verdad.
El arrepentimiento y la culpa llegó nuevamente a él, evocar el recuerdo de aquella mirada sumergida en la desilusión y coraje lo consumía. Tragó saliva, ni siquiera el hecho de que ella lo hubiera perdonado le hacía sentirse mejor, la había lastimado, se permitió ser demasiado ingenuo para no notar como la pretendían lastimar.
—¿Luka?— preguntó Chloe al ver su mirada entristecer, esa sonrisa diluirse hasta formar una mueca. Acarició su rostro.— ¿Qué opinas de mí?
Oh, mierda. Sus palabras se le quedaron atoradas en la lengua, sus ojos perdidos en los de ella mientras en su mente intentaba recordar el cómo se hablaba. Inhalo profundo preocupado de, sino decía nada pudiera hacerla sentir mal o sí hablaba, pudiera decir una estupidez. Todo esto por no saber expresar sus emociones.
Sin embargo, en sólo un momento su cerebro dejó de funcionar y bajó su mirada hasta sus labios, decorados por un poco de brillo labial que hacía que las luces de las farolas se reflejaran un poco en ellas. Su piel cosquilleaba,
Chloe en seguida notó aquel gesto, dejándola con sus emociones a flor de piel y su respiración volviéndose cada vez más turbada, como si el aire de repente fuera espeso. Poco importó porque, al cabo de unos segundos ella también se había sumergido en los labios del chico, sus ojos a penas y se mantenían abiertos; contemplaban haciéndola sentir victoria como estaba dejando embobado al chico.
Al bledo las opiniones.
Por fin, acortaron la distancia entre los dos. Los labios de él acariciaban con ternura los de ella, los tocaban como si estuviese intentando producir la melodía más complicada y perfecta a la vez; reconociendo cada centímetro de ellos y grabárselo por completo para poder escribir su partitura sin complicaciones la próxima vez. Su cabello dorado entre sus dedos se sentía tan perfecto, era tan suave; su piel más cálida de lo que imaginó con una esencia embriagadora.
Chloe le recordaba a un jazz nocturno y el sonido ronco de su saxofón, ese ritmo que resuena en los callejones y proclaman gritos de libertad. Ella expresaba todo lo prohibido, lo seductor y a su vez, juguetón. Ella era esa melodía perfecta que se bañaba con el sonido del piano a un divertido y atractivo compás que le levantaba el ánimo a cualquiera.
Chloe no era sólo la letra de "Cruella De Vil", también era su instrumental.
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