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(En multimedia una canción que me recuerda a Aidan en esta etapa)
Nota: capítulo dedicado a todas las que me han escrito preguntando como se conocieron Aidan y Nat.
* * NATASHA* *
-Oye calmate hermano, no puedes entrar así.
Escucho a Skyler en la entrada, pero realmente mi cuerpo no reacciona, solo observo a Isaac con nervios y el sabe lo que sucede de inmediato.
Aidan entra al departamento y nos observa a todos con su rostro confundido, ninguno es capaz de romper el silencio que precede a la tormenta, lo cual es peor ya que el no es bruto sabe que algo va mal.
-Cariño ven aqui- Me llama con su dulce voz, y mi cuerpo parece estar en una especie de parálisis.
-¡Que vengas!
Se acerca a mi y me jala por el brazo con algo de brusquedad.
Esto no va por buen camino.
-Ni se te ocurra tocarla de nuevo.- Gruñe Isaac
Mierda no no no.
-Calmate, necesitamos hablar.- salgo del trance y giro hacia él.
-¿Quien mierda es este?- se altera Aidan- Por favor dime que no estas con este tipo Natasha- alza la voz señalando a Isaac.
-Calmate, yo puedo explicarlo. Vamos afuera.-Señalo en dirección a la salida.
-¡¿Que me calme?!
-¡Me voy dos malditas semanas a cuidar a mi hermana enferma y al regresar me encuentro a mi jodida novia con otro y me pides que me calme!- Alza la voz mucho más y creo que los gritos se pueden escuchar hasta en la planta baja.
Isacc tensa la mandibula y aprieta los puños.
-Como te siga hablando asi le parto la cara.-Amenaza.
- Atrévete imbécil- Aidan se va encima del rubio y le lanza un puñetazo directo al rostro.
Isaac le corresponde de la misma manera, en un abrir y cerrar de ojos todo se ha ido a la mierda.
Parecen dos fieras peleando umo encima de otro.
Golpes, patadas y sangre, es como ver una escena de la UFC en vivo y en directo. Skyler intenta separarlos pero son dos contra uno.
-Paren por favor- les pido y ninguno me hace caso.
-Isaac mi amor para por favor.- Intento dirigirme al rubio quien pasa de mi ignorandome monumentalmente.
Mierda no me escuchan
Ambos pelean bien y ese es el problemas, debo hacer algo así que tomo la estúpida decisión de intervenir.
Ignoro a todas las alarmas que se encienden en mi cabeza, diciendome que es una muy mala idea, más no puedo permitir que se maten entre ellos así que sin pensarlo más me meto en medio de ambos.
Un golpe en mi estómago me lanza al suelo y es lo unico que detiene la pelea.
Auch
Todos es la sala se quedan paralizados y analizando la situación, Isaac con la ceja sangrando inflamada, Aidan botando sangre por la nariz.
-Por favor Isaac esperame aquí.- Me observa con un poco de decepción.
Tal vez piensa que esta en mis planes volver con Aidan.
Quién sale dando un portazo y me voy tras él.
Necesito aclarar este desastre.
Bajo las escaleras y salgo corriendo, casi no lo alcanzo cuando llego a donde está su auto.
-Aidan para por favor.
No me hace caso y sigue su camino hasta abrir la puerta del piloto.
-¡Tienes que escucharme!
-¡¿PARA QUÉ?!.- Se gira furioso y su tono de voz me descoloca un poco- ¿Desde cuando?.- Me observa dolido y me parte el corazón.
-No hagas preguntas que no quieres saber.- murmuro
Me da la espalda y puedo escuchar sus reapiración acelerada comenzar a tomar su ritmo habitual.
-Te perdono, solo olvidemos esto- Gira de repente y noto que está desesperado, sus ojos cristalizados.
Se acerca a mi y me toma de ambos lados de la cara.
-Tú eres la mujer de mi vida.- Dice y puedo ver la esperanza en sus ojos.
-Yo no quiero ser la mujer de tú vida, quiero ser la mujer de la mía.-Susurro y logro quitar con delicadeza sus manos de mi rostro.
Debo dejar esto claro de una vez, no puedo darle falsas esperanzas.
-Claro...- masculla molesto, y veo lágrimas corriendo por sus lindas mejillas cubiertas de pecas.
-¿Alguna vez me quisiste?- Pregunta y mi corazón se contrae.
-Te quiero pero...
-Lo amas a él, me leí ese libro.- sonrie amargamente.
-Te di todo de mi, pero supongo que mi amor no fue suficiente porque elegiste tirarlo a la basura.
-Perdoname Aidan, lo siento tanto yo...- Niega con la cabeza repetidas veces, se limpia las lagrimas con el dorso de sus manos y me mira fijamente.
-Acabo de darme cuenta de que perdí algo valioso.
-¿Qué?
-Todo el tiempo que pasé junto a ti.
Y con eso sube al vehículo y se marcha, sin mirar atrás dejandome con el corazón vuelto trizas por haber lastimado a la única persona que me amó aún conociendo el verdadero monstruo que habita en mi.
¿Soy realmente un monstruo?
Existen diferentes definiciones para esas 9 letras.
Cuando era peñena llegué a creer que eran aquellos seres que se escondían bajo mi cama o en el armario.
Mi infancia fue soñada, era una princesa o eso solían decirme mis padres, hija única de una familia de clase alta económicamente.
Tenía todo, o eso creí hasta que mamá falleció, fue un golpe duro directo en el rostro, un golpe que me llevo a la oscura y no tan perfecta realidad que me rodeaba.
Mi padre que siempre me contaba cuentos por las noches dejó de hacerlo, ya casí nunca estaba en casa y las pocas veces que llegaba estaba molesto. Me daba tanto miedo acercarme a el.
Así fui creciendo y apartandome del mundo exterior hasta que cumplí diesciseis años.
Una de las tantas noches solitarias en esa enorme mansion, mi definición de monstruo cambio.
Me arrebataron mi inocencia, algo que siempre atesoré, no podía creer que la persona que juró protegerme con su vida fuese capaz de lastimarme de tan horrible manera.
¿no se supone que debía amarme?
¿No era yo su pequeña princesa?
El monstruo era mi padre, un monstro que terminó por acabar con la niña inocente que era.
Fue un golpe duro, no lo niego. Intente decirlo, denunciarlo, pero nadie me creyó. Y es que todos respetaban al gran señor Chiëlinni, jefe de la organización de narcotraficantes más grande de italia.
Así siguió mi jodido infierno durante los siguientes meses hasta que probe las drogas.
Me ayudaba a olvidarme de la mierda en la que estaba hundida, es ese momento fue mi salvación, se me hacía fácil conseguirla.
Obvio, mi "padre" era un puto jefe del narcotráfico.
Me dejé llevar, despues de varios meses ya estaba hundida en las drogas asi que tome una decision, la noche que decidí irme de casa pensé que dejaría atras todo mi pasado.
Que equivocada estaba.
La abstinencia comenzó a pasarme factura, necesitaba la droga como el aire para respirar, comencé a cortarme, me lastimaba de todas las maneras posibles para sentir algo.
Deje que las emociones me dominaran, estaba muy eufórica y necesitada, salí a conseguir dinero para comprar las pastillas, cocaína o lo que encontrara, tuve que hacer cosas de las cuales no me siento orgullosa para poder meterme esa porqueria a mi sistema.
Si, yo en ese momento era la viva definición de la palabra "Monstruo".
Un noche desesperada por la droga y ya sin dinero en los bolsillos tome la decision de robar.
Era una cadena desatroza de malas decisiones.
Se supone que seria fácil, tenia a mi supuesta victima marcada. Solo esperaba que saliera del bar para atacarlo.
Asi fue, el chico castaño salió, lo seguí durante varios minutos hasta llegar a un punto solitario, llevaba una botella en la mano para partisela en el cráneo.
Facil y sencillo.
Levante mi mano dispuesta a golpearlo, hasta que su dulce voz llego a mis oídos
-¿No eres muy bonita para ir por la vida asesinando sin motivos?
Quede petrificada, me había descubierto.
-Yo ... yo..- las manos me temblaban, supongo que era parte de la abstinencia ¿no?
-Dame tu puto dinero ya mismo si no quieres que te mate.
El chico se rio.
-Claro- hizo el amago de coger la billetera
-¿Para que quieres el dinero? Me observó alzando una ceja.
-¡Eso no es tu problema!
-Ya lo creo que si, cuando una loca estuvo apunto de asesinarme por el.
-Necesidades...
-Ya veo.- murmuro llevandose una mano a la barbilla.
-Hagamos algo, vamos a comer yo invito.
Su inocencia lo llevó a pensar que necesitaba el dinero para comer, aunque la verdad no tenia dinero y si tenia mucha hambre.
Asi que acepté. Y desde ese momento super que Aidan sería mi ángel salvador.
Me duele, por supuesto que lo hace. Pero no puedo seguir obligando a mi corazón a sentir algo más que amistad por el.
Dios sabe cuantas noches le pedí poder enamorarme de Aidan, poder amarlo y corresponderle de igual forma pero mi jodido corazón muy terco no cooperó, nunca lo hizo.
* * DANNA * *
Luego del escándalo de Aidan en el apartamento las cosas siguieron su rumbo, los primeros días se aparecía por el apartamento borracho, hasta que los vecinos decidieron llamar a la policía.
Dejo de hacer del payaso lo cual agradecí mucho, tenía unas ojeras enormes por no lograr dormir de tanto escándalo.
Con Stefano las cosas seguían igual, sin embargo no queria darle esperanzas ya que luego del beso con James, esos ojos grises eran lo único que me rondaba en la cabeza las 24h del día.
Stefano me gustaba, pero me sentía jodidamente atraída por James.
Nos estabamos llevando muy bien y eso era genial.
Ya era viernes y me encontraba en la biblioteca estudiando, cada vez se acercaban mucho más los examenes finales.
Ojeo mi teléfono.
1:30pm
Me he pasado la hora del almuerzo, escribo un texto a Stefano explicandole que la práctica del dia sera más tarde.
-Hola bonita.
Sonrio inevitablemente al escuchar su voz.
-No me digas que me hiciste caso y estas leyendo Harry Potter
Mi sonrisa se esfuma
¿Cual es la obsesión con el bendito mago?
-Callate
-Shhh- se lleva un dedo a la boca- no queremos que la bibliotecaria interrumpa nuestro momento.
¿Nuestro momento?
-No me jodas, tengo muchas cosas que hacer y no estoy de humor para tus juegos.- trato de sonar seria pero la verdad es que no puedo enojarme realmente con el.
Pero claro que eso no tiene porque saberlo.
Me levanto a colocar el libro en la estantería cuando siento la respiración de Skyler en mi cuello y sus manos apretandome de las caderas.
-¿Alguna vez te he dicho lo hermosa que eres?- Susurra en mi oido y siento todos los vellos de mi piel erizarse ante su tacto.
-Gracias, tu tampoco eres tan feo.-respondo aguantandome las ganas de reír.
Comienza a reirse alto y esta vez soy yo quien le hago señal para que guarde silencio.
-Me gustas tanto, joder...
Me giro siguiendole el juego y lo jalo por el cabello acercandolo a mi dejando sus labios muy cerca de los míos.
-Cuidado con lo que deseas, no me conoces...
-No sabes el autocontrol y lo que me cuesta el no desnudarte aquí mismo y hacerte mía encima de esa mesa.- Señala el escritorio en donde estan mis cosas
Pobre sky, quiere jugar pero no sabe que en estos juegos soy invicta.
Callo sus palabras y comienzo a repartir besos desde su mandíbula hasta su cuello,puedo sentirlo estremecerse cuando mis manos se meten dentro de su camisa y comienzan a subir hasta su pecho.
Cuando llego a sus labios ya está bastante excitado lo que hace que me alce tomándome de los muslos, enroscando mis piernas alrededor de su cintura.
Muerdo su labio inferior y este gruñe en mi boca, su lengua se siente cálida, desesosa, sendienta de mis besos y mi boca la reclama como suya, como si ambas fueron creadas para estar así unidas entre besos, lamidas y mordiscos.
Si, estamos en una puta biblioteca. Lo cual lo hace aún mas excitante.
-Si por mi fuera te lo haría aqui mismo bonita.- susurra sin despegar sus labios de los mios y apretandome más a el.
-¿Y por que no?- La curiosidad me mata.
Por su forma de ser, siempre pensé que tomaría la oportunidad de hacerlo en cualquier sitio, así que me siento extrañada ante eso.
-Te deseo claro está -Me aprieta las caderas acercandome a su erección para verificar su teoría.- Pero no lo haremos aquí.
Sus besos viajan por todo mi cuello, mordiendo y chupando delicadamente toda esa zona sensible.
-Por lo menos no la primera vez- se separa un poco, sube y baja las cejas.
-No soy virgen sky.- Me comienzo a reír ante sus palabras.
-¿Y? Acaso debe una mujer ser virgen para que reciba un trato especial?.- Responde serio y se que no está jugando.
-Nuestra primera vez será inolvidable eso puedes asegurarlo.
Creo que el jueguito no me está saliendo tan bien despues de todo, yo solo quería sexo duro en la biblioteca y este pensando en pendejadas.
-Y cuando te haga mía me encargaré de dejar tatuadas mis huellas por cada centímetro de tu piel, para que luego de eso a nadie más se le ocurra tocarte.
Bajo de su torso y lo observo con una ceja enarcada.
-No me digas que eres el tipico chico posesivo.
Está equivocado al pensar que puede domarme.
-Quizas lo soy, pero me encargaré de que seas tú la que no desee estar con nadie más que conmigo.
Engreído
-Claro Christian Grey, como digas.- me mofo y comienzo a tomar mis cosas para salir de la biblioteca.
-No me vas a dejar solo y así.- me dice molesto señalando su gruesa erección.
Muuuy gruesa.
Pervertida
Recuerda que soy tu conciencia, somos una.
-No quieras ser domador cuando no puedes con esta bestia.- Le digo señalandome y alejandome poco a poco.
-Tienes razón- Capta mi atención y me detego- No soy domador, soy un León y tú serás mi presa.
Su promesa es lo último que escucho antes de salir negando con la cabeza y sonriendo al pasillo.
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Pobresito Aidan :'(
¿Creen que llegó para sorprender a Nat o alguien le avisó que estaba allí con Isaac?
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