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2 años antes...
La fría brisa de un invierno apunto de comenzar me eriza los vellos de la piel hasta el punto de estremecerme. Camino mucho más rápido porque no quiero encontrarme a Alex quien seguramente viene tras de mi con la intención de atormentarme y sus mil y un excusas para justificarse sobre la bochornosa escena que acabo de presenciar.
《Te amo Danna, eres mi vida》
Siento una presión en el pecho que me consume, me duele el alma por la traición, mi hermana y mi novio juntos, desnudos gimiendo de placer.
Esa es la única imagen que evoca mi mente en estos momentos y por más que trato no puedo sacarla.
Corro hacía la avenida y cruzo en el callejon St Laurens.
A pesar de ser una calle oscura y estar vacia no me preocupo, porque justo ahora no puedo pensar en nada más que llegar a mi apartamento para ahogarme en mis penas.
*crack*
El sonido de vidrios rotos me pone en alerta, observo hacia ambos lados, pero no hay nada.
《Calmate, seguramente fue un gato》
Suspiro y continuo mi camino sin pensar que me toparía con dos hombres a mitad de camino y por sus gestos no parecen muy amistosos que digamos.
《Dios ¿qué hago?》
《Da media vuelta y sal corriendo》
Me grita mi subconsciente. Pero al voltear hay otro hombre a
mis espaldas.
-¿Qué sucede gatita a donde crees que vas?.- siento como los nervios van tomando espacio en cada parte de mi cuerpo.
-Po.. por favor, dejenme ir. Les doy mi dinero yo.. yo no tengo mucho pero mi teléfono y reloj servirán.- Se miran antes de lanzar unas carcajadas que me erizan la nuca.
Puedo darme cuenta que uno de ellos es rubio con ojos verdes. Pero antes de poder detallar a los otros dos, el que apareció de último me toma de ambas nuñecas; colocandolas tras mi espalda con fuerza, mientras el tipo rubio me tapa la boca y me llevan al lugar más oscuro del callejon.
《¡NO NO NO! ¡POR FAVOR ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDOME!》
Gritaba y pataleaba intentando inutilmente apartarlos de mi, pero yo era una sola y ellos tres.
-No te resistas, relajate y te aseguro que no te va a doler.
El muy asqueroso comenzo a besar mi cuello y acariciarme el rostro mientras el tercer hombre me quitaba la ropa con demasiada fuerza.
Solo pude elevar mi vista al cielo, rogando para que pasara rápido y no me asesinaran luego de usarme. Porque si, justo en ese instante me sentí como un juguete a punto de ser usado para desecharlo.
《Alex ¿En donde estas?》
-Yo voy primero.- dijo el que me quito la ropa como si se trataba de un caramelo apunto de comerselo.
-Te equivocas.- espetó el rubio- A esta lindura me la follo y luego ustedes hagan lo que les venga en gana. Y si te dá mucho asco le das por el culo y problema resuelto.
Las lágrimas caían por mi rostro y los sollozos se ahogaban en la mano que me apretujaba con suma fuerza. No dudaba que al día siguiente amaneciera con el rostro morado.
Eso si me dejaban viva.
Mientras el chico rubio me abria las piernas para acercarse a mi pensé que era un chico que en otras circunstancias me podría haber parecido atractivo, es decir, dudo que necesite violar a alguna mujer porque su rostro no era del todo desagradable a la vista.
Las apariencias engañan.
Sentí como su respiración se agitaba conforme me besaba y acercaba su asqueroso pene a mi entrada.
Entonces me resigné y dejé de luchar.
Apreté con toda la fuerza mis dientes y cerré los ojos esperando una embestida que jamás llego.
Un golpe seco, un disparo.
Y una voz como la de un ángel hicieron eco en ese callejón para salvarme la vida.
-¡QUITA TUS ASQUEROSAS MANOS DE ELLA!.
Abrí mis ojos lentamente y observé al rubio que estuvo a punto de violarme tirado en el suelo, lleno de sangre, luego volvi mi mirada a la persona dueña de aquella voz.
Y no, no era Alex.
Era una chica que llevaba sobre su cabeza un pasamontañas negro, en el que solo se le podían ver sus ojos y su cabello rubio que caía sobre su pecho.
-¡¿PERO QUE MIERDA ACABAS DE HACER?!.- gritó el que me tenía tomada de ambos brazos.
-Largate, estas equivocada si crees que una simple zorra tendrá la fuerza para pelear contra tres hombres.- dijo un rubio herido incorporandosé desde el asfalto.
La chica misteriosa negó con la cabeza e hizo un chasquido con la lengua.
-Bueno bueno, tienes razón. Entonces que sea una pelea pareja.- sonrió con una seguridad increíble. - ¡Chicas!.
De entre las sombras salieron dos chicas armadas hasta los dientes de igual forma cubriendo sus rostros con pasamontañas.
-Ahora si muñeco. ¿listos para jugar?.
No me dió tiempo de asimilar la situación cuando comenzaron a pelear unos contra otros y el chico que me tenía atrapada me lazó hacia un costado. Y por inercia comencé a vestirme lo más rápido que pude agachandome tras un contenedor.
Estaba impresionada con la agilidad que tenían esas chicas para enfrentarse sin miedo a tres violadores.
-¡Me cansé de esta mierda!.- gritó la chica de cabello rojo en el mismo instante que lazó de una patada al piso a su contrincante y sin dudar le disparó entre ceja y ceja.
Me llevé una mano a la boca para ahogar el jadeo que me causó la impresión de tal acto.
Giré mi vista y vi a la chica que no había dicho palabra hasta ahora bajo el cuerpo de uno de los violadores mientras recibía fuertes golpes.
Haz algo, la va a matar.
Ellas te salvaron.
Sin pensarlo más, empuñe una botella que yacía en el suelo y fui directo a la espalda del agresor impactandola directo en su cabeza, el susodicho cayó al suelo inconsciente mientras yo caí arrodillada asimilando lo que acababa de hacer.
《LO MATÉ》
-Tranquila, se lo que piensas y está vivo.- escuché una voz y pasos que venían a mi dirección.
-No será por mucho.- la pelirroja sonriendo, descargó todo el cargador de su arma directo en el pecho del tipo.
Que mujer tan psicópata
-chi... chicaaas.- jadeando llegó la rubia hasta nosotras- Max se escapó.
-¡Mierda!.- exclamaron las dos al unisono.
-Creo que por ahora lo mejor es que te vengas con nosotras.
-Gracias, de no ser por ustedes yo...
-Tranquila, ya no estas sola.- dijo la rubia con una sonrisa amable mientras me acariciaba el rostro quitando los rastros de lágrimas.
-Vamos a casa.- esta vez habló la pelirroja extendiendome su mano para ayudarme.
Y por un momento sentí una especie de conexión con aquellas chicas que acababan de arriesgar sus vidas por mí.
Por una desconocida.
Y supe que desde esta noche en adelante ya nada sería igual, pero también la certeza nunca más algún hombre me dañaria. De ninguna manera.
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