Al llegar a casa luego de tomar doble turno en el hospital, SuYeon se encuentra con que NamJoon fue a beber con sus amigos, y solo le había dejado un mensaje de voz avisando. Suspirando se deja caer en el sofá, darle un poco de su propia medicina es cansador. No quiere salir de fiesta todos los días para probarle que también es feliz sin él, porque no lo es, la razón de su felicidad es compartir buenos momentos con la persona a la cual ama y amara.

Pero NamJoon no piensa igual, quiere ignorarla para olvidar sus preocupaciones.

Entre medio de su tristeza, la rubia recibe una llamada entrante. Contesta sin ganas.

-¿Qué?-habla molesta.

-¿SuYeon? -la típica voz ronca de NamJoon la hace abrir los ojos con sorpresa, se enderezó en el sofá, dispuesta a escucharlo- Ah... me siento como cuando era un estúpido y te llamaba en la madrugada porque me sentía solo...

Él vivía por su cuenta en uno de los apartamentos del campus, sin su familia quienes eran de otra ciudad. Conocerla a ella fue de gran ayuda para apaciguar los sentimientos negativos ante la soledad inminente, quería escuchar su voz siempre, y tenerla cerca todo el tiempo.

-¿Es uno de esos días? -cuestionó, apagada.

Puede que esté enojado con él, pero nunca podría darle la espalda.

-Han habido muchos de esos días últimamente. -suspiró- Debería dejar de beber, no podré conducir a casa.

-Está bien si te sientes triste, NamJoon. Todo lo malo es parte de la vida, pero podemos atravesarlo juntos... -habló, sus ojos arden por aguantar las lágrimas, y él no contesta.

-No llegaré. -es lo único que dice.