Capítulo 15
La mañana en el hospital pasaba lenta y algo pesada. Hoy en mi agenda no tenía programada más que una paciente. Pero su cita sería dentro de una hora.
Me dispuse a deambular por los pasillos de aquel lugar, buscando a Luke para invitarlo a almorzar a la pequeña cafetería y también para comunicarle mi infantil decisión.
Después de unos cuantos minutos lo encontré platicando muy amenamente con una enfermera. Se le veía feliz, claramente por la platica con la susodicha, no se porque pero sentí una pizca de celos. Algo sin comprender.
Menee mi cabeza para desaparecer esos pensamientos y sentimientos inexplicables.
Y me fui acercando poco a poco, hasta quedar a una distancia considerable y poder llamarlo.
─ Luke, tenemos que hablar. ─ le dije con total tranquilidad.
Volteó a mirarme con una enorme sonrisa, pero desapareció momentos después entendiendo mis palabras a la perfección. La enfermera con la que estaba intercambiando unas cuantas palabras, igual volteó a mirarme con mala cara tal vez por haber interrumpido su buena platica.
─ Hola Marié. ─ saludo con una gran y clara cara de fastidio.
─ Doctora Marié para usted. ─ mencioné, si ella iba a tratarme y hacerme caras yo podía jugar al mismo juego. Dicho eso se paralizó, tal vez no esperaba mi contestación. ─ Vamos Luke, necesito comunicarte algunas cosas.
Luke asintió y se despidió de su amiguita con solo un saludo sin intercambiar ni una sola palabra y en la cara de la enfermera vi molestia. Tal vez ella esperaba alguna palabra o una afirmación de algún encuentro más tarde con mi amigo, pero él no mencionó ni pío.
Y yo... No me moleste en despedirme su actitud me había desquiciado, y lo único que quería era largarme de ahí e ir a mi oficina. Di me día vuelta y empecé a caminar, escuché los pasos de Luke tras los míos.
Cuando me alcanzó, se preparo para disparar sus palabras.
Yo, sonreí.
─ ¿Qué fue eso, Soph? ─ río. ─ nunca te había visto tratar a alguien así.
Levante mis hombros y los dejé caer sin mucha demora, suspiré.
─ Creo que he de tomarme mi papel de perra sin sentimientos de una vez por todas, ¿no? ─ Volteé a mirar a Luke que se quedó paralizado a mi lado justo cuando llegamos a mi oficina, antes de entrar miro hacia todos lados y abrió demasiados los ojos que parecía que se saldrían de sus cuencas. ─ ¿Qué te pasa?, me trataste de convencer anoche.
Abrí la puerta de mi oficina, entre pero él estaba aún mirándome paralizado en la entrada, volví acercarme a él y lo tomé de uno de sus brazos, lo jale obligándolo a entrar.
─ Siéntate. ─ le ordene y me hizo caso.
─ Entonces... ─ al fin decía palabra, solo que su actitud era muy seria. ─ serás una perra sin sentimientos. Pero Sophie, se trata de serlo sólo con él.
─ No, Luke. Si voy a hacer esto, tengo que involucrarlo en todo, si no, sospechara.
─ Esta bien, esta bien. ─ mencionó Luke, levantando sus palmas en señal a mí para que parara mis palabras, yo caminaba de un lado hacia el otro de mi oficina, nerviosa. Pero pare al ver la mirada de Luke, que al parecer pensaba sin parar. ─ pero para que funcione, tienes que ser buena y linda persona con él al principio y ya cuando lo tengas bien colado le regresaras lo que te hizo. ─ finalizó con una macabra sonrisa.
─ Algo así. ─ confirme, cruce mis brazos sobre mi pecho y di un fuerte suspiro. ─ pero tengo unos cuantos planes más.
─ ¿Cuáles? ─ curioseo Luke.
─ Déjame pensarlos mejor y te lo contaré todo.
De pronto los golpes en la puerta abierta, nos distrajo de la platica. Era mi secretaria que se asomo un poco por ella.
─ Disculpe doctora Marié. Su cita de las doce llegó antes. ─ comentó avergonzada Olivia.
Luke y yo intercambiamos una mirada y él sólo asintió. Se levantó del pequeño sofá donde atendía a mis pacientes, se dirigió a la salida pasando por un lado de Olivia que me miraba aún con un pequeño sonrojo en su rostro.
Y se fue.
Yo rodee mi escritorio y Olivia entró por completo a la oficina con una pequeña libreta y un bolígrafo en sus manos. Me senté esperando a que hablara.
─ Lo siento doctora, por interrumpir su platica. ─ se disculpó, me daba mucha tristeza y culpa empezar a tratarla mal. Lo pensé.
─ No te preocupes Olivia. Dime ¿Quién es nuestra próxima paciente?
─ Si claro, doctora. ─ con sus nerviosas manos, abrió la pequeña libretita que traía en ellas. Y se dispuso a leer el nombre del siguiente paciente. ─ Su nombre es Elena, tiene solo catorce años, viene acompañada de su madre y ella fue quien pidió la cita. Quiere hablar con usted personalmente.
Levantó la vista de su libreta y me miró.
─ Está bien, hazlas pasar.
Olivia se dirigió hacia la puerta y hizo pasar a las personas. Después de que ellas entraron y se acercaron, tomaron asiento en las dos sillas frente al escritorio.
Levante mi mirada y pude verlas mejor, estando ya más cerca de mí.
La mujer mayor, era rubia con unos bonitos ojos azules, su cabello hasta los hombros en unas bonitas ondas. Una señora muy elegante y guapa. A su lado se sentó su hija, al parecer mi próxima paciente. Ella era todo lo contrario a su madre, y de pronto tan solo al verla, miles de recuerdos entraron de nuevo a mi mente tomándome por sorpresa haciendo que pegara un brinco en mi lugar.
La pequeña, era un poco más rechoncha, su cabello color azabache un poco más largo que su madre, lo recogía en una coleta haciendo que su rostro redondo sobre saltará con unas lentillas cuadradas. Sus ojos color café chocolate me recordaba a cierta persona. Su semblante era serio, cuando vio que la examinaba, su mirada se agachó. Con sus manos, tomó su suéter y se abrigo más, tapando tal vez su forma de sentir en ese momento.
Me dispuse a hablar...
─ Bueno, ¿Cual es tu nombre? ─ le pregunté directamente a ella, aunque yo sabía su respuesta, quería saber su voz y que emociones de notaría.
Miraba hacia abajo, y no obtuve respuesta. Su madre a su lado si dio un fuerte suspiro de... ¿Frustración?.
─ Su nombre es Elena, es mi hija menor doctora, la traje aquí porque siempre está así como la ve. ─ la señaló y eso la verdad, no se porque me molesto, pero mantuve mi profesionalismo. ─ seria, llorando por los rincones ya nos cansamos de preguntarle que le pasa porque no responde a ninguna de nuestras preguntas. Mi esposo y yo pensamos que tal vez algún profesional puede hablar con ella.
─ Ok. ─ mencioné poniendo mis manos sobre el escritorio para impulsarme y levantarme de la silla.
─ ¿Ok? ─ cuestionó, confundida la madre, entonces recordé que no había preguntado su nombre.
Camine hacía la puerta que por donde minutos antes había entrado. La abrí y llamé a Olivia.
Llegó en un par de segundos.
─ Olivia, podrías traerle un café a la señora mientras habló con mi paciente y podrías indicarle un lugar donde tomar asiento mientras espera.
─ le ordene con total tranquilidad.
Obvio la madre de Elena no se lo tomó igual.
─ No saldré de aquí. ─ dijo indignada.
─ Quiero saber que pasa con mi hija.
─ Y lo sabrá señora, le diré que le pasa a su debido tiempo. Y aún que es menor de edad, quiero decirle que para que esto funcione debe haber privacidad entre doctor y paciente. Usted dice que no quiere hablar con sus padres, entonces no podré hacer nada si esta usted presente. ─ finalice con una seña, en señal que saliera de la oficina.
Con total gesto resignado, se levantó de la silla, y salió acompañando a Olivia.
Cerré la puerta.
Y volví hacia mi silla dispuesta a averiguar que era lo que le pasaba a esta chica.
Ella seguía con la misma expresión que hace unos cuantos minutos.
─ Entonces... ¿Me dirás tu nombre?.
Y de nuevo, no obtuve respuesta.
─ Quiero ayudarte. ─ mencioné sin más.
Carraspeó.
─ Usted no puede ayudarme. ─ contestó, su voz era dulce. De una niña inocente o tal vez quería derramar unas cuantas lágrimas.
─ Si puedo. ─ afirme.
─ ¿Entonces iría a mi escuela, y hablaría con todas las personas que me maltratan? ─ preguntó, y fue cuando levantó su mirada.
La vi, me vi.
Esos ojos cristalinos apuntó de llorar y derrumbarse por culpa de otras personas.
Comprendí su actitud, su energía que a causa de terceros se habían derrumbado, personas que no tienen el derecho de robar la autoestima y la felicidad de una chica inocente.
Y un nudo en mi garganta se formó, impidiendo darle una respuesta.
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