Los días siguientes a ello NamJoon no apareció, sus cosas importantes fueron tomadas mientras su mujer estaba en casa de Baeky. El abogado de ella fue quien se contactó con el suyo para comenzar los papeles de divorcio y los bienes divididos, no podía creer lo rápido que fue el proceso, era devastador, un matrimonio tan... tan brillante como el suyo arruinado por un maldito Interno. Fue eso, él se lo aseguraba a sí mismo.

Quedarse en casa de un amigo ya no era tan eficiente, antes de formar los papeles debía ir en busca del bastardo que arruino su vida.

Por eso, al menos diez días después de lo que fue una ruptura amorosa entre SuYeon y él, se presento en el hospital privado solicitando ver a ese joven, no sabia mucho de él, por lo mismo no pudieron acceder a que ingresara a las instalaciones sin conocerlo del todo. Para su suerte, aquel muchacho pasaba charlando con otros compañeros, usaba el típico traje de principiante y sonreía con carisma hacía todos.

NamJoon se preguntó si en el pasado eso fue lo que enamoro a SuYeon de él. Si es que en su juventud era más feliz, ¿Cómo fue que todo se derrumbo? ¿Cómo acabó siendo tan... idiota?

—¡Tú! —lo señaló, sus pisadas fuertemente clavadas en la cerámica helaron al más joven, no espero a estar frente a quien era el esposo de su nueva amiga. Le sonrió con incomodidad— Necesito hablar contigo.

—¿Necesitas ayuda, Jung? -se acercó un guardia preocupado por la situación.

—N-No, es un conocido, no se preocupen.