Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

•CAPÍTULO 1

______________________

THE BLACK SISTERS
CRUCIO
I. El sonido de la fuente.
______________________

El agua gorgoreaba dentro de la fuente modelada en granito afuera de la construcción de piedra blanca en el límite de las tierras altas de Escocia. Aquel apartado lugar estaba lleno de misterios, magia y secretos que databan desde siglos anteriores.

Sin embargo las construcciones allí creadas eran de una belleza medieval que atraían a cientos de personas, entre ellos magos y brujas extranjeros, turistas o pueblerinos quienes yacían en los montes aledaños.

—¿Le gusta el lugar, señorita Black?

La bruja de ojos castaños y cabello ondulado hasta los hombros asintió y una leve sonrisa fue esbozada por sus labios pintados de un tono vino. Al comienzo la mujer no había tenido mucha confianza en ella, se veía demasiado refinada como para interesarse en un sitio como aquel.

—Es perfecto, señora Barrish —contestó con entusiasmo, una emoción que desde hace mucho Andrómeda Black no demostraba.

—Voy a hacer los papeles entonces y firmaremos las escrituras en tres días—señaló —Debo hacer el papeleo en el ministerio y después volveré para que todo quede finalizado, el pago lo hacemos ese mismo día; no obstante puedes comenzar a instalarte desde ya si así lo deseas.

—Pues estoy ansiosa de poder hacerlo, así que le tomaré la palabra.

—Nos veremos entonces, lo mejor es que no deben preocuparse de los muggles; prácticamente estas tierras son desconocidas y muy lejanas para que lleguen hasta acá, excepto los historiadores, pero son fáciles de despistar. Escocia tiene demasiadas tradiciones como para que encuentren extraños algunos modismos de nosotros los hechiceros.

Andrómeda le otorgó una sonrisa y después de eso se despidió de la regordeta mujer, quien desapareció por la chimenea de la construcción después de haber utilizado los polvos flu que yacían en el recipiente.

Giró sobre sí misma y corrió a abrazar a Ted, quien estaba observándola con atención y una sonrisa cálida en los labios.

—¡Al fin, Ted! ¡Al fin es nuestra! —chilló y depositó un beso tierno en los labios del mago que en ese momento la rodeaba con sus brazos, fundiendose así en un abrazo totalmente contenedor.

Luego de haber dejado la Mansión Black, la mayor de las hermanas había tenido que correr demasiados riesgos y también salir de su zona de confort. Desde niña que jamás había pasado necesidades bajo el alero de su familia, no obstante había llegado la hora en la que tuvo que echar a volar lo más lejos posible.

Sí, si quería paz para ella y para los que amaba necesitaba dejar Londres a como de lugar.

Durante mucho tiempo estuvo viviendo en el refugio que Aiden había encontrado para ellos pero a pesar de que confiaba en su amigo, solía ver sobrevolar a los mortífagos cada cierto tiempo y su tranquilidad se hacía añicos.

Ella debía ser una de las personas más buscadas para ellos, sobretodo por Bellatrix; quien nunca olvidaría el desaire que Andrómeda había hecho a la familia Black. Mudarse con los padres de Ted no era opción, ellos eran mayores y no entendían del todo los problemas y el caos que traía consigo la bruja, por lo que luego de haber buscado un sitio seguro en Londres y no obtenerlo, decidió que lo mejor era emigrar de dicha ciudad.

Edward la ayudó y juntos ahorraron dinero, ella tenía muchos galeones juntados en una bóveda de Gringotts que era ajena a la de la familia Black y cuando pasó a ser la indeseada de la familia tuvo que moverse rápido, porque ellos lapidarían su identidad al contarle al mundo lo que había hecho.

Su propia familia se encargaría de cerrarle todas las puertas en el centro mágico de Londres. Claramente, según ellos; Andrómeda había cometido algo peor de lo que hacían, ella les había traicionado y mancillado el apellido Black, por lo que no podía quedar impune ante ellos.

—Este es tú logro, Dromeda— y recalcó Ted —, eres capaz de eso y mucho más. Ahora tienes este sitio y podrás colocar tu propia botica mágica, haz creado grandes cosas; sólo tenías que confiar en tí misma.

Ella acarició el rostro de su novio y suspiró. Ted había sido una de las pocas personas que la habían apoyado y con las que contaba. Jamás había siquiera pensado en abandonarla al saber los conflictos que tendría por haberse enamorado de ella.

Porque eso era lo importante, Edward Tonks estaba completamente enamorado de Andrómeda Black y nada ni nadie podría cambiar aquello.

—Si tú no hubieras estado probablemente no habría tenido el valor Ted, lo más seguro es que ahora sería la señora Warrington y llevaría una vida miserable— rebatió—tú eres quien me dió la fuerza para separarme de ellos.

Edward se sentó y ella imitó aquello, se posicionaron en un muro de piedra dispuesto frente a la fuente que había al centro de la pérgola. Era un lugar de ensueño si es que se disfrutaba de estar aislado del lujo que implicaba la zona más alejada de la capital. Miró detenidamente a Andrómeda y la forma en que fruncía los labios.

—¿Les echas de menos no es así? ¿Extrañas a tu familia, Dromeda?

Poco a poco los ojos castaños de la bruja se fueron cristalizando hasta que algunas intrépidas lágrimas recorrieron sus blancas mejillas. Ella no había superado la pérdida, no superaba el hecho de que era una chica que fue apartada por su propia sangre. Trataba de mantenerse fuerte y de no pensar en ellos pero a veces no le era posible.

Este era uno de esos momentos.

—He escogido este lugar porque en la casa de mis padres había una pérgola y una fuente igual a aquellas —indicó —el sonido del agua me hace recordar que cuando niña me gustaba cortar las nenufares que habían en la pileta, mi madre se enfadaba y me castigaba por ensuciar los vestidos costosos que adquiría para mí.

Edward se limitó a escuchar sin interrumpir el espontáneo recuerdo que su novia estaba contándole.

—Es curioso que le importaran tanto unos trozos de tela y no le conmueva la partida abrupta de su hija.

—Cariño, no te tortures de esa forma; ellos jamás van a merecerte.

Andrómeda habló con la voz más dura de lo que pretendía. El tema le generaba un sentimiento de rabia y algo de rencor que ninguna otra cosa le provocaba.

—Ha pasado casi un año y medio desde que escapé de mi casa y ninguno ha tratado de buscarme, ni siquiera para gritarme o decir algo acerca de lo traidora que soy— susurró con congoja —, eso me demuestra que no les importó ni un poco mi partida, a nadie le dolió mi pérdida ¿Tan poca cosa habré significado para ellos en sus vidas, Ted?

El mago se arrodilló en el piso para poder abrazar mejor a Andrómeda, ella era un ser sin igual, especial y con una capacidad de amar sin límite; pero estaba rota y no era capaz de notar lo valiosa que era. Quizás esa era una de las cosas buenas que le había sucedido por haber dejado a su familia, podría notar lo importante que era y amarse como siempre había deseado ser.

—Tú eres como un tesoro Andrómeda, jamás permitas que alguien quiera apagar tu brillo—recalcó—, quizás no puedo decirte las palabras que quieres oír, tal vez no consiga que recuperes la familia que antes tenías, probablemente ellos quieran verme muerto antes de que pueda acercarme a rogarles que abran los ojos y se den cuenta de lo hermosa persona que es su hija, pero claramente eso a ellos no les importa; creo que tienes que sufrir lo que debas, no obstante tienes que reponer tu corazón, ser fuerte porque sé que lo eres.

—Lo siento, Ted. Soy una tonta, una débil. 

—No, solamente tienes un corazón puro que no concibe el hecho de que alguien tenga tanta frialdad dentro de sí mismos. 

Edward guardó silencio por unos instantes, como si se debatiera entre lo que era correcto y lo que deseaba hacer, él quería que ella fuera feliz y querría lograrlo a toda costa. Tomó entre sus manos la delicada mano de la bruja y la contempló directo los ojos. Necesitaba transmitirle sus sentimientos, quería que ella se sintiera la mujer más amada del mundo y este era el momento en que debía ser.  

—Ahora tienes una casa, un lugar en donde comenzarás de nuevo; un sitio donde ambos hemos puesto de nuestra parte para tener e iniciar a disfrutar de lo que traerá la vida para nosotros; porque ahora no estarás sola nunca más Drómeda, atenderás las necesidades de las personas, que es algo para lo que eres genial y lo más importante— declaró— Vamos a iniciar nuestra propia familia. 

La mirada emocionada y también desconcertada de Andrómeda se posó sobre su novio, quien la miraba como si fuera única en el mundo. Frunció los labios al percatarse de que esta conversación se había convertido en algo más que una simple plática sobre sus sentimientos de rencor hacia su familia o más que la contención que siempre él estaba dispuesto a darle. Era más, era más de lo que cualquier otra persona le había ofrecido y aquello logró que el corazón de la bruja latiera con fuerza y con precipitación; estas eran las frases que un hombre utilizaba cuando realmente estaba enamorado y estaba dispuesto a todo con tal de que la mujer que había escogido para amar estuviera a salvo, a salvo del mundo y del daño que pudiera causarse ella misma con sus miedos e inseguridades. 

—Quizás debiera haber esperado; quizás es muy pronto pero siento que si te tengo a mi lado puedo con todo el mundo, nadie podrá pararme a la hora de protegerte y de amarte, pues te ganaste absolutamente todo de mí y quiero que eso sea tuyo para siempre, no es demasiado lo que tengo para ofrecer, pero pelearé por nosotros pase lo que pase, nunca nadie va a poder arrebatarte de mi lado y puedo dar mi vida con tal de que tú estés bien, amada mía— verbalizó y besó sus nudillos— Cásate conmigo, Andrómeda; no sabes lo feliz que me harías si dijeras que sí. 

Ted no tenía mucho dinero, no era sangre pura, ni siquiera había terminado la escuela porque había tenido que enlistarse en el ejército para darles un mejor pasar a sus padres. Pero tenía todo lo que una buena persona necesitaba para vivir, amor para entregar y un corazón que latía con el fin de dar lo mejor de sí mismo por los que amaba. 

—Sabes, es extraño cuando alguien que no tiene tu sangre es capaz de entregarse y darte el corazón con más entereza y reciprocidad;  tú me lo das todo Ted— contestó.

Ted dejó un beso sobre sus labios y sonrió otra vez.

—Aún no me contestas, — bromeó, aunque la respuesta era evidente— ¿eso es un sí?

Andrómeda lo atrajo hacia ella y dejó varios besos sutiles sobre su rostro.

—¿Acaso te quedan dudas sobre la respuesta que te voy a dar, Edward Tonks?— arrugó su nariz y no pudo más que avalanzarse y cruzar sus brazos alrededor del cuello del mago que la observaba con ternura, ilusión y amor— Eso es un gran, claro y definitivo sí.

—¿Osea que pronto te vas a convertir en la señora Tonks? Andrómeda Tonks, suena muy bien; es como si hubieras nacido para llamarte así.

—Egocéntrico.

—Sabes que no me resulta ser así— dijo sin poder ocultar su felicidad— Te amo, Drómeda.

— Te amo hasta el infinito, Edward; eso siempre será así, nunca nadie podría cambiar aquello. 

Las circunstancias del destino habían llevado a Andrómeda lejos de su familia y de los que amaba, sin embargo ahora estaba iniciando de nuevo lejos de todo aquello que le había logrado arrebatar la felicidad. Alejada de todo lo demás decidió iniciar de cero, llevándose a la única persona que le quedaba, que le era leal y que le adoraba a pesar de los problemas que les remecieron. 

Ajenos de lo que pasaba en Londres, una figura encapuchada sobrevolaba los cielos ingleses en la búsqueda de esos dos magos; porque si ellos eran felices la bruja oscura que les buscaba no conseguía escapar de sus mismos instintos y pensamientos. 

Esa bruja oscura no se sentiría satisfecha hasta dar caza a la traidora Andrómeda Black. 

Aquella que había logrado arruinar a la familia Black. 

Y daría su vida con tal de que la vida de Andrómeda Black y Edward terminara.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro