La Historia de la chica del Bar
Solo podía mirarte,
no sabía que más hacer,
tu piel blanca como la nieve,
me paralizo.
Estaba extasiado por tus ojos,
sediento de tus labios,
hambriento de tus caricias.
Quería tenerte,
sostener tu mano,
juntar nuestras caderas,
hacerte un verso oral.
Forcé mi ímpetu,
me acerque,
te ofrecí un trago,
hablamos del pasado,
del presente y del futuro.
Al final, basto una mirada,
un movimiento de pupila,
para saber que deseabas lo mismo que yo.
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