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Una visita inesperada y una invitación no deseada

Al entrar a la habitación, SeokJin cerró la puerta tras de sí, encendiendo el quinqué que le servía como lámpara, ya que a pesar de contar con energía eléctrica, SeokJin se negaba a utilizarla por las noches, ya que el joven amaba que aquella llama le iluminará, además de que la luna siempre resplandecía cual farol e iluminaba de igual manera la habitación del menor.

Con pasos lentos y cansados, el pelinegro camino hasta su balcón, abriendo las puertas corredizas y saliendo al exterior. El aire golpeaba contra su rostro, cálido, mientras la luna iluminaba el lugar.

SeokJin se posicionó con los brazos recargados sobre el barandal, inclinando su cuerpo para observar las calles del Reino Blanco. Todo se encontraba en completo silencio, los faroles se encontraban esparcidos por la calle, y sin embargo, lo que más iluminaba el lugar era la luz de la luna, la cual brillaba intensamente en el firmamento.

Un suspiro agotado escapó de los labios del menor, y es que después de la fiesta del rey, la pastelería se había visto abarrotada de gente, mucho más que la usual, por lo cual, su día había sido agotador.

Una cierta tranquilidad se asentó en el joven, quién miraba el cielo en busca de estrellas, sonriendo cada que lograba divisar una en el extenso manto negro sobre su cabeza.

—Bonita sonrisa, pastelito.

SeokJin pegó un brinco al escuchar aquella voz a su lado. Asustado SeokJin se giró para observar a la figura que se encontraba sentada sobre el barandal.

—¡Tú! ¿Que estás haciendo aquí? —dijo con voz histérica debido al susto inicial, reconociendo a la persona que se encontraba tras aquellas vestimentas negras y aquella enorme capucha.

—Pasaba por aquí y pensé en venir a saludarte —se encogió de hombros Yoongi, poniéndose en pie mientras quitaba su capucha.

El aliento de SeokJin se quedó atorado en su garganta, mientras observaba con atención las facciones del muchacho, desde los cabellos negros que caían sobre su frente, hasta los labios rosa pálido que le sonreían juguetonamente.

—¿Te gusta lo que ves, pastelito? —dijo juguetón, caminando hasta quedar frente a SeokJin—. Porque a mí me encanta lo que veo.

Una sonrisa coqueta apareció en los labios de Yoongi, observando con atención como las mejillas del contrario comenzaban a tomar color.

—Eres un tonto —respondió a la defensiva SeokJin, tomando distancia del cuerpo ajeno y mirando al frente para evitar volver a perderse en las facciones del contrario.

—Sí, lo soy —asintió de acuerdo el chico, girándose para tomar la misma posición que SeokJin, recargando sus abrazos sobre el barandal e inclinando su cuerpo sobre este—, es por eso que soy un bufón.

Con una sonrisa se giró a mirar a SeokJin, quién de igual manera se giró a mirarle con una pequeña sonrisa iluminando sus facciones.

—¿Qué es lo que buscas? ¿Por qué has venido a mi casa a estas horas de la noche y me has asustado? —preguntó SeokJin de nuevo.

—Bien, bien —dijo Yoongi—, estaba un poco aburrido en Palacio, así que me he escapado solo para vagar un rato por el reino, encontré la pastelería y dije "Hey, sería genial visitar al pastelito", así que subí hasta tu balcón y espere a que aparecieras.

—Estas loco.

—Todos estamos locos —guiñó—, algunos más que otros, pero locos al fin y al cabo.

—No estoy muy de acuerdo con tu teoría —respondió SeokJin.

—¿Te apetecería acompañarme a recorrer el reino, pastelito? —preguntó de la nada, ignorando lo dicho por SeokJin.

—¿Ahora?

Yoongi asintió, mirándole con aquellos ojos oscuros.

—De acuerdo —accedió SeokJin, sin estar completamente convencido de su decisión.

—Entonces, vamos —Yoongi extendió su mano a la espera de que SeokJin la tomase.

En cuanto esto sucedió, Yoongi camino hasta el extremo del balcón, justo donde un enorme árbol crecía y se subió a la barandilla.

—No, espera —la garganta de SeokJin se secó—. No estarás pensando bajar por ahí, ¿Cierto?

—¿Piensas bajar salir por la puerta principal? Adelante, ya quiero ver qué le dices a tus padres para lograr salir.

SeokJin miró mal al pelinegro, mordiendo su labio inferior.

—Debo este loco —dijo para si mismo en un susurro, siguiendo a Yoongi, quién ya se encontraba encaramado al árbol.

—Te lo dije —vociferó burlón el pelinegro.

Después de haber caminado entre las callejuelas del Reino Blanco, SeokJin y Yoongi llegaron hasta el lago, donde por fin detuvieron su andar, tomando asiento en las rocas que se encontraban cerca de la orilla, iluminados con la luz de la luna.

—¿Ahora sí me dirás tú nombre? —preguntó Yoongi, girándose para observar a SeokJin.

—¿Tú me dirás el tuyo?

—Sería un trato justo, pastelito —accedió el bufón.

—SeokJin —dijo al fin—, mi nombre es SeokJin.

—Lindo —respondió en cambio Yoongi, mirándole atentamente—. Yo, realmente no suelo dar mi nombre, es decir, ¿A quien le interesaría conocer el nombre de un bufón?

—A mi —se apresuró a responder el pelinegro, logrando sacarle una enorme sonrisa a Yoongi.

—Definifivamente, eres una masita dulce —dijo con una pequeña risita—, bien pastelito, me llamo Yoongi.

—Es un nombre muy bonito —respondió SeokJin, sonriendo al pelinegro—, y tú, ¿De dónde vienes?

—Vengo de un lugar muy lejano, más allá de las colinas, entre el reino rojo y el reino de ninguna parte.

—Eso es bastante lejos —murmuró SeokJin, recordando sus cases de geografía y logrando ubicar los reinos que su acompañante mencionaba—, ¿Que te trajo al Reino Blanco?

—¿Oportunidades? ¿Sentido de la aventura? No lo sé, realmente —se encogió de hombros—, solo quería conocer nuevos lugares, y ser un bufón me ha ayudado un poco, he servido a distintos monarcas a lo largo de mi vida.

—Pero no te vez viejo —soltó SeokJin—, es decir, tu, bueno, tú te miras muy joven y bueno, agh.

Las palabras salían de manera atropellada de su boca ante el nerviosismo que le provocaba el joven a su lado.

—Soy joven, simplemente que del linaje del que provengo, es decir, los que pertenecemos a familias de bufones debemos servir en esto desde pequeños, es algo de familia.

—Woah —SeokJin estaba fascinado con el muchacho, conocer un poco sobre él le gustaba, le gustaba escuchar las historias del pelinegro, las aventuras que vivió en los distintos reinos en los que estuvo y le maravillaba aún más observar los trucos que Yoongi realizaba.

Tanto así que ni siquiera sintió el tiempo correr. Se sentía tan a gusto en compañía del bufón que todo lo demás perdía sentido.

En algún punto de la madrugada, Yoongi le incitó a volver a su hogar, ya que preocupado por SeokJin y su descanso optó por terminar la velada.

Con pasos acompasados y sonrisas cómplices, ambos caminaron de regreso a la casa del pastelero, donde Yoongi lo acompañó hasta dejarlo en el balcón de su hogar, completamente sano y salvó.

—Fue una maravillosa velada, pastelito —dijo Yoongi, quién se encontraba encaramado al árbol mientras SeokJin ya estaba del otro lado de la barandilla—, espero volver a repetirla.

—Me encantaría —dijo rápidamente el menor, sonriendo al pelinegro con emoción—, gracias por esta increíble noche, Yoongi.

—El que está agradecido aquí, soy yo —dijo sin más Yoongi.

SeokJin sonrió feliz, perdiéndose en la mirada del contrario.

—Bien, yo, es hora de que entre —dijo SeokJin, sonriendo.

—Espera, pastelito —dijo Yoongi, llevando su mano hasta su enorme saco y sacando de este un sobre blanco—, es para ti.

La emoción se hizo presente el SeokJin, sonriendo feliz a Yoongi, quién devolviendo la sonrisa comenzó a descender sin decir nada más.

SeokJin se acercó a la barandilla y observó cómo Yoongi llegaba al piso, lo vio sacudirse las ropas y después de dar una mirada en su dirección, el bufón desapareció entre las calles del Reino Blanco.

Con la emoción un corriendo por sus venas, SeokJin observó la carta, sintiendo una decepción aplastante sobre su corazón al observar el sello que se encontraba en aquel sobre.

La carta no pertenecía a Yoongi, no, la carta era exactamente igual a la que había llegado a su hogar hacia algunos días, las mismas flores adornaban el sobre, el mimo sello se encontraba marcado en el centro de la carta y SeokJin sabía perfectamente lo que había en su interior.

Una rosa blanca con aroma chocante y una invitación a Palacio que él hubiese deseado no volver a recibir.

Holi mis amores, ¿Cómo se encuentran?

Aquí les traigo un nuevo capítulo de Crown, espero les haya gustado ❤️

Si tienen alguna duda (que no sea sobre la identidad del Rey) pueden hacerla, con gusto estaré respondiendo a ellas 🤭❤️
Sé que llevamos poquito, pero igual quiero saber sus opiniones o dudas sobre la historia, así que aquí el buzón de quejas y dudas 🤭 →

Gracias por leer mis corazones, les mando muchos besitos cariñositos y recuerden que les amito mucho 😘

✿Kim☆Palomita✿

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