20
Masquerade dance
Las luces iluminaban el palacio, los árboles que flaqueaban los costados del camino de la entrada, resplandecían con las lucesitas que el rey había mandado colocar, y el interior del palacio, parecía una bombilla enorme que alumbraba todo a su alrededor.
SeokJin observaba asombrado el lugar, pues a pesar de encontrarse sumamente iluminado, aquella decoración tenía algo completamente distinto a lo que normalmente se acostumbraba en palacio.
Las cortinas eran de un color rojo oscuro, casi negro, las escaleras se encontraban adornadas con flores rojas y en el interior del salón de baile, enormes floreros rojos se encontraban adornando la habitación, con las mismas flores que adornaban las escalinatas.
El lugar parecía brillar, y al mismo tiempo parecía estar envuelto en penumbras, pues los colores oscuros prevalecían hacia donde quiera que miraras.
De igual forma, los invitados del rey se encontraban atraviados con vestimentas un tanto distintas a las normalmente establecidas para este tipo de fiestas, pues los colores oscuros y las máscaras extravagantes predominaban en las vestimentas de los invitados.
—¿Me perdí de alguna especificación en la invitación que envío el rey? —preguntó SeokJin a su madre, observando como cada uno de los invitados, portaba un antifaz o máscara de medio rostro para evitar ser reconocidos.
—No, hijo, el Rey simplemente específico esa vestimenta para los demás invitados, de ese modo, tú serás el único que lleve estás ropas blancas y el podra encontrarte más fácilmente entre la multitud.
—Osea que básicamente me hizo vestir solo a mi de blanco para poder localizarme entre todos los invitados, ¿Que se supone que soy? ¿Alguna especie de letrero incandescente? Una bombilla en la oscuridad, ¿Tal vez? O...
—SeokJin, no seas tan dramático ni molesto, el rey simplemente está evitando que vuelvas a escabullirte del baile como aquel día, no lo culpes por actuar de este modo.
—Pues tampoco me culpes a mi por querer huir de un destino que claramente no elegí yo.
—¡SeokJin! —grito la mujer, completamente colorada de rabia—, no me hables de ese modo, soy tu madre y debes respetarme.
—Y yo soy tu hijo, un hijo que también merece respeto y tú, no me lo has dado —respondió en cambio el pelinegro, con el ceño fuertemente fruncido y la mirada más molesta que había visto su madre en él.
—Ven aquí, jovencito, aún no terminamos de hablar.
—Pues yo ya lo he hecho, permiso madre —dijo aún con respeto, haciendo una inclinación antes de marcharse, pues a pesar de todo lo que su madre había hecho, SeokJin se negaba a faltarle a aquella mujer que aún quería.
—Joven SeokJin —dijo un empleado del palacio, deteniendo el andar molesto del pelinegro—, me han encomendado entregarle esto, mi señor.
SeokJin sintió que su alma abandonaba su cuerpo al escuchar como era llamado por aquel sirviente, dejándole en claro que el rey estaba más que seguro de convertirlo en su esposo, tanto así, que ya había dado indicaciones a sus sirvientes de tratarlo con mayor respeto que a los demás invitados.
—No me llame de ese modo —se quejó el menor, mirando con el ceño fruncido al hombre.
—Mis disculpas —dijo el joven, haciendo una leve inclinación hacia SeokJin, para después, sin levantar el rostro, presentarle una almohadilla con un antifaz muy distinto a los demás, pues mientras los antifaces de los invitados rebosaban de colores y plumas, este se miraba delicado y sofisticado, hecho especialmente de diamantes, que le hacían brillar bajo las oscuras luces que iluminaban el palacio aquella noche, con delicadas tiras de seda blanca brillante y una pequeña simulacion de una corona en lo alto del antifaz—. Esto es para usted, joven, el rey a pedido que se lo entreguemos en cuanto estuviera en palacio.
SeokJin se mantuvo en silencio, observando el brillante antifaz sobre la almohadilla, respirando casi con dificultad al mirar su rostro derrotado reflejarse en los diamantes que conformaban aquel antifaz.
—¿Joven? —le llamo el sirviente, al observar que SeokJin demoraba en sostener el antifaz.
—Oh, ah, gracias —tartamudeo mientras en sus manos, sostenía el brillante antifaz.
—A sus órdenes, joven Kim —respondio el sirviente, haciendo una reverencia hacia SeokJin, antes de girarse y perderse entre la multitud.
El pelinegro se encontraba tan conmocionado con lo que acababa de suceder, que ni siquiera noto cuando alguien se detuvo tras de él, no, hasta que sintió una cálida respiración chocar contra su nuca, y un objeto ser arrebatado de entre sus manos.
—Esto es demasiado ostentoso, si me permite decir, Jover —dijo una voz a sus espaldas.
SeokJin se giró sobre sus talones, para encontrarse frente a frente con un apuesto chico de vestimenta oscura, sin embargo, no eran las mismas prendas que solía vestir, pues dónde antes de encontraban unos desgastados pantalones negros, ahora se podían observar unos impecables pantalones de vestir, y dónde antes descansaba una camiseta oscura y una enorme gabardina con enorme capucha, ahora se podía observar una impecable camisa negra con encaje y transparencia, acompañada de un saco negro a juego con el pantalón y un rostro cubierto por una hermosa máscara negra, con una enorme rosa del mismo color, en el costado derecho y pequeños y delicados toques de purpurina por todo el antifaz.
—Me parece que lo he dejado asombrado con mi atuendo esta noche, joven pastelito —esto último lo dijo en un murmullo, acercándose en demasia a SeokJin, para evitar que la gente a su alrededor, escuchará aquel empalagoso apodo que solo él y SeokJin sabían.
—¿Cómo...? —SeokJin no podía ni siquiera ordenar sus ideas para lograr articular palabra, simplemente observo como las comisuras de los labios de Yoongi, se elevaban en una divertida y a la vez coqueta sonrisa, dirigida a él, solo a él.
—¿Puedo? —preguntó Yoongi, sosteniendo el antifaz frente al menor.
SeokJin asintió, girándose sobre sus talones para así, dar la espalda a Yoongi y dejarse colocar aquella pieza sobre su rostro.
—¿Cómo...? ¿Cómo es posible que estés aquí, vestido así y sin miedo a que te reconozcan?
—Mi querido pastelito —dijo Yoongi en el oído del pelinegro, mientras acomodaba el antifaz, sobre los ojos de SeokJin—, me parece que careces de información, resulta que mi querido amigo Taehyung, tiene un extraño gusto por la alta costura y la moda, y bueno, así de distraído como lo vez, Tae es un maestro con la aguja y el hilo, muestra de ello es el increíble traje que portó esta noche.
—Increíble —murmuro SeokJin, girandose para observar a Yoongi—, pero Yoongi, ¿Y si alguien te descubre?
—Tranquilo, pastelito, nadie en el reino ha tenido la fortuna de observar en detalle mi rostro, ya que normalmente me descubro el rostro a gran distancia de la gente y siempre llevo la capucha puesta, nadie podría reconocerme hoy, ni siquiera el mismísimo Rey Blanco.
—¿Como dices eso? Pasas la mayoría del tiempo a su lado.
—Pues si, pero el Rey no es tan listo ni tan observador como parece.
SeokJin mordió su labio inferior, mientras en su mente, mil y un escenarios desastrosos se desarrollaban en un "si tal vez lo descubren".
—Pastelito, cálmate, recuerda que está es la última fiesta a la que acudiras en este lugar, hoy se terminará está pesadilla.
—Lo se, pero aún siento preocupación, ¿Y si algo sale mal?
—Solo espero que tú sobrevivas —dijo el pelinegro, con toda seguridad y sin una pizca de duda.
—No digas tonterías —se quejo SeokJin, molestó por las palabras del pelinegro, soltándose del agarre que Yoongi mantenía sobre su antebrazo.
—De acuerdo, sin malos pensamientos —Yoongi se sobo el brazo dónde SeokJin le había propinado un golpe por haber pronunciado aquellas palabras, y sonrió a modo de conciliación—, pero, aprovechando que estoy aquí de incógnito y que el Rey sigue sin aparecer.
SeokJin le miro con duda.
—Mi querido pastelito, ¿Me permite acompañarle en este baile? —Yoongise inclino como todo un buen caballero, y extendió su mano a SeokJin, esperando que este la tomara entre la suya.
Los ojitos de SeokJin se llenaron de brillo, y con el corazón acelerado ante la invitación de Yoongi, pudo simplemente asentir a la pregunta del mayor, extendiendo su mano y tomando entre ella la de Yoongi.
La música los envolvió, y con sus manos y cuerpos unidos, ambos empezaron a danzar al ritmo de aquel calmado baile.
Las melancólicas notas les rodeaban, y con las atentas y curiosas miradas de los demás danzantes sobre ellos, SeokJin y Yoongi compartieron su primer baile sin ocultarse de nadie.
Una vez que la canción llegó a su fin, Yoongi se separó del menor, le miro a los ojos con intensidad y cuando se encontraba por acercarse hacia el rostro del menor, pudo divisar a lo lejos como el Rey Blanco se abría paso hacia donde se encontraban ambos.
Yoongi simplemente tomo la mano de SeokJin, depósito un beso sobre el dorso de esta y murmuró un «Nos vemos más tarde, pastelito», antes de desaparecer entre la multitud.
El Rey Blanco apresuró sus pasos, al ver cómo el enmascarado de negro se comenzaba a alejar, y sin poder llegar a tiempo para ver de quién se trataba, se detuvo tras de SeokJin, sin apartar su mirada del desconocido, intentando descifrar quien era y que hacía bailando con su futuro consorte.
—¿Quién era ese? —preguntó Hoseok a su espalda, haciendo que SeokJin pegara un brinco ante la sorpresiva llegada del monarca.
—No lo se, simplemente me pidió acompañarlo en esta pieza mientras llegaba su acompañante —mintió SeokJin, esperando que su rostro no le delatara que aquello era una mentira.
—Oh, bien, bien, eso suena bien —canturreo Hoseok, antes de tomar la mano de SeokJin entre la suya—, ya comenzaba a pensar cosas extrañas, pero si solo es un invitado más a quien su pareja le ha fallado en tiempo, no hay problema.
—Si, así es —respondió el menor, mirando de forma disimulada hacia donde Yoongi se había escabullido, intentando ubicarlo entre la gente, y fallando en el intento—, bonita fiesta, por cierto, su majestad.
—¡Lo se! ¡Es magnífica! —casi grito Hoseok—, me alegra saber que te ha gustado, espero la temática no sea demasiado para esta noche especial.
—Es un poco... Distinta —dijo SeokJin, intentando evitar tocar aquel tema que le incomodaba tanto—, pero es interesante.
—Oh si, en mi antiguo re... Quiero decir, ah, en algunos antiguos reinos que visite con anterioridad, solían hacer este tipo de fiestas, y me pareció bien preparar una para esta noche tan especial en la que tú y y...
—¡Una nueva canción ha comenzado! —caso grito SeokJin, deteniendo las palabrerias que se encontraba soltando el Rey sobre la razón de aquella fiesta.
—¡Baile! Si, si, bailemos —Hoseok se colocó frente a SeokJin, extendió su mano para tomar la delicada mano del menor y se inclino levemente frente a él, mirándole con anhelo—, mi querido joven Kim, ¿aceptaría acompañarme en esta pieza?
Todos a su alrededor se detuvieron a observar la escena que se estaba desarrollando entre el Rey y el pastelero real, asombrados y conmovidos por la imagen del Rey Blanco haciendo una reverencia a alguien de más bajo rango, y suspirando ante la historia de amor y cuentos de hadas que parecía estar sucediendo justo frente a sus ojos.
Sin embargo, nadie sabía que en lugar de ser una historia de cuentos de hadas, donde el príncipe se enamora de la prebeya, más bien era una historia de terror, donde un Rey chiflado, se encaprichaba con un joven que ya había entregado su corazón y alma, a alguien más.
SeokJin suspiro rendido, y asintió a modo de respuesta, escuchando los vitores y aplausos del Reino ensordecer sus oídos.
Aquel baile fue todo, menos disfrutable, SeokJin se encontraba rígido y decaído, siguiendo los pasos del Rey quien fluía como el aire a su alrededor, danzando y cortejando a su pareja, demostrando a todo el reino que aquel joven estaba tomado por el, y que aquel primer baile, era oficialmente el cierre de su cortejo real.
—El antifaz te sienta perfecto —murmuro por sobre la música—, oh, dioses, si está falsa corona te sienta tan bien, no me imagino lo perfectamente hermoso que te verás con la corona una vez nos casemos, ¡Serás el consorte más hermoso de todos los reinos! Si, si, todos me envidiarán y hablarán sobre lo hermoso y perfecto que es el nuevo consorte del Reino Blanco, querrán venir a probar tus delicias culinarias y a verificar cuan hermoso eres, tendremos fiestas todos los días con invitados de otros reinos y...
—Su majestad, creo que va un poco demasiado rápido.
—Oh, lo lamento, es que el simple hecho de pensarte mío me llena de emoción —dijo con un saltito emocionado, deteniéndose de golpe cuando el reloj comenzó a dingdonear a las 12:00—, ¡Oh! ¡Es hora, es hora!
SeokJin sintió como su pecho se aplastaba, los nervios comenzaban a correr por todo su cuerpo, creando un tipo de escalofrío general y las pulsaciones de su corazón aumentaban con cada ding-dong del reloj.
—Es momento —volvio a decir Hoseok una vez más, emocionado al andar, intento jalar consigo a SeokJin, pero este se encontró anclado al piso bajo sus pies, tragando saliva al clavar sus ojos en el monarca frente a él—, ¿Que sucede? ¿Por qué no caminas conmigo? —el tono en la voz de Hoseok se notaba duro, molesto, sin embargo, su rostro se mantuvo sonriente y relajado, pues todo el reino se encontraba mirando.
—Me arrastrará hasta el palco, ¿así nada más? —preguntó SeokJin, intentando hacer que el rey se marchara sin llevarlo consigo.
—Si, ¿Por qué? ¿Cuál es el problema? —preguntó el rey, mirando con una perfecta cara confundida al menor—, ooh, ya entiendo, sería más romántico si yo subo ahí, te presento como mi futuro esposo y te hago llegar hasta mi iluminado por el reflector, ¡Si, si! Me gusta esa idea.
Dicho aquello, el rey se alejo casi corriendo, avanzando entre la multitud con esa sonrisa feliz y orgullosa de haber logrado su objetivo.
Sin embargo, SeokJin se mantuvo mirando a la nada, con el corazón martillado en su pecho, la respiración agitada y el presentimiento de que todo aquello, era una terrible idea.
A lo lejos, un búho ululo en la noche, un rey se colocó en su palco, completamente sonriente ante la noticia que estaba por dar, y de pronto, todo quedó en penumbras, con la luz de la luna iluminando tenuemente alrededor, y lo último que vió el rey de su prometido, fue una mancha blanca abandonar el lugar...
Un plan estaba en marcha, una brisa de libertad llenaba sus pulmones y sin embargo, nunca tuvieron realmente la oportunidad de salir libres de aquel palacio... Dónde no todo es lo que parece, y dónde no todos los sueños se pueden cumplir, porque desde un principio, ese sueño era simplemente eso, un sueño sin posibilidades de convertirse en algo real.
Y tú, ¿Estás preparado para lo que se avecina en el Reino Blanco? Te aconsejo que tengas a la mano algo con que secar tus lágrimas, pues desde un principio te dije que está no sería una bonita historia de amor...
♔
¡Volviiiiii! Después de mil años, volví 🤧
Hay yisus, estoy tan emocionada y tan asustada por lo que se viene, realmente había estado en un bloqueo desde inicios del año pasado y no había podido escribir nada, créanme que este capítulo estaba casi al 50% y de ahí nada había salido y hasta hoy logré por fin concluirlo, realmente les agradezco mucho por todo su apoyo constante, a quienes han venido a releer la historia esperando una actualización, y a todxs lxs nuevxs lectorcitxs, realmente muchas gracias 🥺💕
Espero me sigan teniendo paciencia, pues ahorita me encuentro sin internet y ando a base de datos, así que andar libremente por acá no será posible, pero espero no demorar tanto nuevamente.
Espero la espera valga la pena, no olviden que les amito mucho y les mando miles de millones de besitos cariñositos 🥰❤️
Ahora si, prepárense para lo que se viene 🥺🤧
✿Kim☆Palomita✿
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