Séptimo
... Es el recuerdo que nunca muere
... El rechazo latente en mi pecho
... Tus ojos encontrando los míos
Habían pasado tres días desde que Jungkook dejó de hablar con él, ni siquiera para poder tomar sus lecciones de lectura, o entrar a su estudio para llevarle la merienda, o bien el escuchar cómo se negaba a hacer algo. Taehyung se vio excluido de su vida desde que el omega se quedó junto a Jimin, lo único que obtenía de él eran los reportes de seguridad donde detallaban que lo habían visto andar cerca de los muros, deambulando con un semblante tranquilo mientras su escolta personal lo seguía de cerca.
Parecía que tenían conversaciones constantes a las que el delta se limitaba a responder con respuestas poco elaboradas, lo cual por supuesto que le hacía ganarse más de un ceño fruncido y uno que otro gesto caprichoso. Con todo eso, el escolta lograba sacarle más de una sonrisa tímida.
¿Por qué parecía que tenía más afinidad con ese delta que con él?
Jungkook estaba más tranquilo a su lado, Taehyung podía percibirlo cada vez que lo veía a la distancia compartiendo tiempo con ese guardia. Mantenía bloqueado su lazo por el cual había intentado intercambiar una que otra conversación o advertencia, lo que le dejaba en claro que no solo la parte humana se encontraba molesta, sino también el lobo contrario.
El mensaje quedaba más que claro, no estaba dispuesto a mantener una conversación con él. Quizá lo merecía porque en ningún momento había encontrado la manera para disculparse correctamente, aunque siendo sincero, Jungkook tampoco le dio paso para poder intercambiar palabra alguna.
La noche anterior pudo observar apenas una escena algo inusual, casi logrando cruzar miradas con el omega, dispuesto a utilizar la única excusa válida, pues a la mañana siguiente partirían de ahí, regresando a la casa principal; sin embargo, ver una sonrisa plasmada en los rostros de Jimin y de Jungkook le dio cierto grado de tranquilidad a su lobo inquieto.
Jimin también había estado alejado de él, prefiriendo tener la compañía de Jungkook, era un alivio que ambos omegas se hicieran compañía, sin embargo, el líder se sentía intranquilo al recordar que Jimin no era precisamente alguien que actuaba sin un plan.
Dos omegas juntos eran sinónimo de problemas...
El llegar a la habitación donde ambos estaban le dio una pequeña idea de lo que podrían estar haciendo, aunque era confuso el escuchar hablar a Jimin sobre utilizar ciertas prendas que lo harían ver menos salvaje, mientras que Jungkook daba pequeños gruñidos quejándose sobre lo incómodo que era. Casi logró imaginarlo con ese mohín característico que simbolizaba su disgusto hacia algo y quizá si no estuviera molesto ya habría acudido a él para quejarse.
Aunque no pudo pasar, eso no evitó darles la noticia para mencionar que partirían a la mañana siguiente, obteniendo por fin un susurro de Jungkook ante las palabras del alfa.
"¿Yo también iré?"
Por supuesto que el encargado de repetir sus palabras fue Jimin como buen vocero, aunque el líder lo había escuchado claramente. Taehyung de inmediato afirmó aquello con una simple murmuración, esperando que con eso obtendría una reacción, aunque parecía que ya lo habían conversado ambos, pues Jungkook lo tomó de una forma bastante tranquila.
"Solo si estás de acuerdo... no te estaré obligando a nada. Jungkook, confía en mí."
La última frase aún hacía eco en su cabeza porque fue lo que le dio paso a que Jungkook se sintiera incluido en la decisión de ir o quedarse, siendo esta última una opción poco viable, pues no dejarían al omega ahí, siendo que él mismo lo proclamó como su protegido. Afortunadamente, había estado de acuerdo, cuestionando las razones por las que debía usar prendas extrañas.
Jimin le había dado un pequeño guiño, un gesto cargado de picardía y de algo más, quizá con un plan oculto a plena vista, pero para el líder Kim era suficiente con el hecho de poder tener a Jungkook cerca, al menos mientras el lazo fuera débil. No podían enfermar por algo como un lazo rechazado, así que mientras decidía qué hacer lo mantendría cerca. Por supuesto que no eran sus instintos moviéndolo a hacer aquello.
- Líder, estamos listos para salir - la voz de Namjoon atravesó la barrera de pensamientos del alfa, quien le dirigió la mirada un tanto perdida - ¿está bien?
- Sí.
- Bien. Estaremos utilizando dos autos más para la seguridad de todos, no sabemos qué encontraremos en el camino, todo ha estado demasiado tranquilo, pero no tenemos que obviar que es la primera vez en años que regresas aquí.
- Lo sé - mencionó con pesar, pues años atrás él mismo se estaba preparando para salir de esa casa después de recibir la noticia de la muerte de su padre, entrando en pánico al escuchar que su madre se encontraba en el filo de la vida y la muerte, con un clan esperando su llegada, una que aún no se daba -. ¿Preparaste vehículos para la servidumbre?
- Sí, lo hice - Namjoon sonrió de lado al notar que su líder comenzaba a tomar nuevamente esa imagen estoica, algo que le traía nostalgia - me pareció extraño que pidieran llevarlas con nosotros.
- Jimin lo solicitó, solo quiero que se sienta a gusto estando en casa - sus miradas impasibles se encontraron nuevamente, la de Namjoon un tanto más seria al escuchar la mención del omega - ¿ocurre algo?
- ¿Qué pasará con Jimin cuando regresemos? - la ceja alzada del líder le hizo saber que necesitaba más explicación ante esas palabras, y aunque sabían perfectamente que el salón principal de la casa no era sitio para llevar esa conversación, aun así no se limitaron a seguir -, me refiero a que, ahora que Jimin rompió el compromiso...
- El compromiso sigue en pie.
- Líder.
- Namjoon, no puedo dejar que Jimin quede a merced de su clan, ¿entiendes eso? Esto solo es un capricho.
- Sabes perfectamente que no es lo que quieres.
- Y tú crees que yo sí - reclamó, apenas alzando la voz, llamando la atención de los pocos guardias, quienes se aseguraban de dejar todo en orden en la casa previo a la partida -. Ya dejé una vez que se rompiera el compromiso y estuve a punto de verlo unido a un asqueroso alfa que solo buscaba obtener el liderazgo del clan.
El rostro de Namjoon se tensó, apretando la mandíbula al recordar cómo intentaron unir a Jimin con alguien más, como un plan de repuesto. Ni siquiera había pasado un día cuando ambos líderes Park estaban presentando a su hijo mayor con su nuevo prometido. Fue motivo suficiente para reclamarlo como parte del clan Kim, tomado bajo la protección con la promesa de una unión.
Alianzas. Lazos. Sangre...
Todo se reducía a simples acuerdos desagradables, los cuales Taehyung estaba dispuesto a cumplir para proteger a Jimin, aunque en esos momentos dudaba mucho que se cumpliera. ¿Qué haría el líder Park cuando se enterará de que Jimin rompió nuevamente el compromiso? Sería rechazado por toda la sociedad por ser un omega de sangre real manchada. La reputación lo era todo, el alfa tenía las de ganar, siempre era igual, el líder Kim no permitiría aquello.
- Detesto que Jimin esté en el medio de todo esto.
- Si él no acepta que nos casemos para unificar ambos poderes, lo debe hacer por su seguridad.
- Debe haber otra manera.
- Créeme, lo intenté y en el proceso terminó muriendo mi padre. Casi hago que mi madre vaya con él... Aún no dejo de culparme porque su estado se deteriore día con día.
- Taehyung-ah no es tu culpa - la comunicación por radio provocó que Namjoon silenciara sus palabras, escuchando atentamente lo que menciona el resto de escoltas y guardias -. Sabes que tu padre fue un gran alfa y murió por mantener el clan a salvo de las manadas salvajes.
- Sí - el pesar en esa única palabra se reflejó por unos segundo en el rostro impasible del líder -, es solo que no puedo dejar de pensar que debe haber algo más en todo eso. Empezando con que Jungkook es-
Los pasos y voces provenientes de las escaleras fueron suficientes para hacer callar a ambos, enderezándose en su sitio, manteniendo un silencio que encerraba una promesa de seguir conversando todo aquello en privado y no en el medio de una salida. El ambiente tenso se vio invadido por un aroma a té verde, desvaneciéndose tan rápido como llegó, ese que parecía solo afectar a Taehyung, pues en más de una ocasión intentó mencionar la presencia de aquello, obteniendo una negativa por parte de todos.
Un escalofrío le recorrió la espalda, junto con un leve peso que se instaló en su pecho. La piel cosquilleando era una clara advertencia de su lobo y no era difícil de entender la razón de aquello, tampoco demoró demasiado tiempo para que el autor de su desequilibrio se asomara por la entrada del salón, dejando al alfa impresionado con lo bonito que se veía.
Se ve muy... omega.
No parecía ser ajeno a la sociedad en la cual vivía. Quizá la región del norte se encontraba un tanto más desactualizada de la propia zona principal donde residían la mayoría de familias, pero Jungkook no parecía pertenecer a otro lugar que no fuera al de ser uno más de los omegas perteneciente a cualquiera de los clanes principales conviviendo entre todos ellos.
El omega estaba usando una camisa casi transparente de color lila, como si imitara a sus ojos o si estuviera haciendo un halago al bonito color; su cuello estaba adornado por un delicado pañuelo de seda el cual estaba acompañado de perlas, disimulando perfectamente su marca, esa que parecía estar sana, pues en todo ese tiempo no hubo necesidad de hacer ninguna curación.
Jimin estaba a su lado murmurando ciertas cosas a las cuales Jungkook no parecía estar del todo de acuerdo, empezando con el molesto objeto en su cuello y las molestas perlas que pesaban. Las manos del príncipe Park tomaron las del otro omega, deteniendo su actuar salvaje de querer arrancar el pañuelo junto con la joyería, lo cual por supuesto arruinaría la imagen que había construido para él.
- ¿Están listos? - se atrevió a mencionar Taehyung desde su sitio, obteniendo la mirada de Jimin y el desagrado de Jungkook, quien intentó mantenerse a un lado, cruzándose de brazos porque la camisa que utilizaba era muy extraña y delgada, le hacía percibir hasta el más mínimo atisbo de viento.
- Estamos listos, bueno, casi - el príncipe Park regresó la mirada hacia su rebelde compañero, quien seguía mordisqueando su labio inferior, pellizcando el dorso de su mano y lo que le estaba haciendo salir de sus casillas, que se mantuviera descalzo
- ¿Necesitas algo más u olvidaste empacar algo? - cuestionó Namjoon, chasqueando sus dedos para que el personal estuviera atento a lo que mencionarían. Jimin alzó su mano, negando lentamente.
- Nada de eso, hyung. Es solo que Jungkook no quiere utilizar zapatos.
- Son incómodos - se quejó sin más, aun sin ver a Taehyung, aunque sabía perfectamente que la mirada del alfa se encontraba en él, que no había dejado de detallarlo en todo ese tiempo, ¿acaso era necesario utilizar todo eso para que se diera cuenta de su presencia? - no quiero usarlos.
- Debes hacerlo - reprochó Jimin, posicionándose frente a él, para comenzar a arreglar el pañuelo, no porque estuviera desprolijo, sino más bien por obtener la atención de Taehyung. Ningún alfa soporta que toquen su marca, mucho menos cuando es reciente -, ¿qué dirá el resto de personas cuando te vean sin zapatos? Pensarán que saliste del bosque.
Un leve estremecimiento recorrió el cuerpo de Jungkook, quien se contuvo de ver a Taehyung, aun teniendo demasiado frescas las palabras del alfa al referirse a ellos como bestias salvajes. Una parte de él quería escucharlo decir algo que no lo hiciera enojar, pero otra voz, muy baja, no se cansaba de hacerle pensar que estaría a la defensiva. Quizá lo obligaría. Posiblemente, usaría su voz de mando o bien utilizaría esos horribles brazaletes.
- Dudo mucho que alguien se atreva a decirme algo sobre usar o no zapatos. Son incómodos, me lastiman y me gusta más estar así - se quejó Jungkook, intentando quitarse de encima las manos de Jimin quien deseaba darle unas cuantas sacudidas para que comprendiera todo aquello.
- Si lo deseas puedes ir así - consintió el líder de inmediato, robándose más de una mirada, incluso un leve vistazo por parte del omega, quien parecía querer permanecer oculto detrás de Jimin -. Iremos en el auto por horas, no necesitas utilizarlos.
La sonrisa ladina, llena de satisfacción con ese rubor pintándose las mejillas a Jungkook, hizo remover algo en el interior del alfa. Ah, extrañaba ver esos gestos de suficiencia y de altanería un poco infantiles, eran lo que le daba un nuevo aire a su aburrida vida. Quizá estar enlazado con Jungkook no era tan malo, quizá si no estuviera en una situación complicada, él lo escogería y aceptaría su destino. ¿Por qué siquiera estaba pensando en esa posibilidad?
A pesar de no tener una respuesta verbal, Taehyung se conformaba con esas migajas de atención, pequeñas luces que le hacían saber que las puertas con Jungkook no estaban del todo cerradas para él. Pronto la silueta de Namjoon se hizo presente, dando unos pasos hacia el frente, extendiendo su mano hacia el omega, quien evitó todo contacto. La comisura de su labio se alzó apenas como si quisiera contener un gruñido, cosa que hizo reír al alfa.
- Jungkook-ssi, te ves muy...
- ¿Omega? - cuestionó sin más con un tono cari burlesco, cosa que desconcertó a Taehyung, ¿cuándo habían hecho las paces con Namjoon? ¿Por qué hablaba con todos menos con él? ¿Merecía aquello? Sí, definitivamente lo merecía.
- Iba a decir más decente - concedió, no perdiendo de vista la mirada del líder que seguía fija en el cuerpo del omega. Jamás había visto a Taehyung tan concentrado en algo que no fuera un blanco de entrenamiento de tiro -. De igual manera, creo que es muy correcto para salir de aquí, la vestimenta te hará pasar desapercibido. Aunque debo admitir que vestido así, dudo mucho que no robes la atención.
- ¿No es eso a lo que Jimin llama ser más omega? - sus mejillas se sonrojaron apenas, sus ojos destellaron en ese precioso color violeta, haciendo resaltar más la vestimenta que Jimin había escogido para él.
El príncipe de los Park era conocido por ser un coqueto con quienes eran su objetivo, parecía ser que la idea de Jimin era la de hacer ver a Jungkook más bonito, aunque para Taehyung todas esas cosas estaban de más. Lo ostentoso nunca fue de su agrado, de ahí la razón para que ningún omega le llamara la atención, pero ese enigmático ser que era Jungkook lo cautivaba en todos los sentidos.
Ese hombre que se veía salvaje en ciertas circunstancias era suficiente para atraer la mirada del líder. Ahora estaba bromeando con el Namjoon en un ambiente lo suficientemente cómplice como si se conocieran, o bien tuvieran la confianza necesaria.
- Tú qué crees, Tae. ¿Se ve bien para estar entre la sociedad que le espera? - cuestionó Jimin con aparente inocencia. Había notado que el alfa se encontraba perdido entre sus pensamientos, mientras que ellos se habían detenido a resaltar en toda la conversación a Jungkook, logrando desestabilizar al líder Kim -. Vamos, Jungkook, muéstrale tu vestimenta.
Jungkook fue tomado por el príncipe, quien lo hizo avanzar dos pasos hacia delante, frenando su andar con facilidad, haciendo que tropezara apenas. En ocasiones Jimin detestaba que ese niño tuviera tanta fuerza para ser un simple omega ¿Acaso no podía comportarse como alguien de su jerarquía? ¿En serio Jungkook era un omega? Y si lo era, ¿qué clase de nivel jerárquico tenía? Era poco común e inusual, daba mucho lugar a la duda, gracias a que ni siquiera sabía cómo soltar sus feromonas para atraer un alfa, tampoco comprendía la utilidad de su aroma.
Aun con sus torpezas y su lado arisco, se podía notar que tenía la completa atención del líder del clan, quien se veía igual de nervioso al día en el que los presentaron a ambos, solo que en esta situación Jimin era un espectador de una emoción diferente en los ojos de ese alfa impenetrable.
- Príncipe - dijo entre dientes Jungkook, una advertencia para hacer saber a Jimin que se encontraba molesto con su actitud, pues casi no le llamaba de esa manera solo en situaciones específicas - esto es ridículo.
- Tonterías siempre necesitamos la opinión de alguien para asegurarnos de que tu apariencia es la adecuada.
- Yo no necesito algo así y mucho menos de... él.
Era irritante hasta el punto de querer tomarlo de las mejillas para estirarlas, apretarlas y hacerlo callar. Jimin no podía evitar frustrarse con la actitud de ese omega, en especial cuando se comportaba así de hosco con Taehyung, pero al parecer el alfa era una especie de masoquista porque en vez de sentirse rechazado o indignado, se mostró un tanto más abierto para hablar. ¿Acaso eso que vio fue un brillo de interés?
- Y-yo - tragó duro ante el nerviosismo que de pronto lo atacó. Un líder tartamudeando... qué patético - creo que te ves... ¿Bien?
- ¿Eso cree? - alzó su ceja perfectamente para crear una curva incrédula, empujó su mejilla interna con la punta de su lengua y le mantuvo la mirada, hasta que pudo notar un reflejo rubí en los ojos ajenos, cosa que hizo cosquillear la marca, en una sensación extraña que no podía denominar agradable o repulsiva -. Pensé que diría algo diferente.
- Acaso soy merecedor de mencionar algo más sobre tu aspecto.
- No lo sé. Si me lo pregunta a mí diría que se ve muy... Rey.
- ¿Eso qué significa? - el omega se encogió de hombros, dejándole a la imaginación, dándole vía libre a las suposiciones. Era demasiado cruel, un arma de doble filo apuntando en dos direcciones. Una su corazón, el otro hacía su orgullo alfa -. Entonces diré que, te ves, todo menos muy omega.
Joder, se veía como un omega de alta jerarquía con esos bonitos detalles en su camisa, aunque no le pareció muy apropiado el hecho de que se veía la piel con facilidad, sus ojos se pasearon por toda la tela notando que la tez delicada se encontraba expuesta. Su lobo casi provocó que gruñera ante la idea que otros le miraran con descaro, en especial porque la marca rosada en el cuello ajeno llamaba demasiado la atención sin importar cuán bien cubierta estuviera.
Todos harían preguntas, los ojos de la mayoría de personas estarían sobre ellos. Sus manos hicieron puños de solo tener esas ideas en la cabeza. Una ráfaga de viento le hizo girar en dirección a la puerta donde finalmente pudo ver cómo sacaban lo último del equipaje, lo que significaba que debían irse ¿estarían bien en el viaje? Eran un grupo grande y aunque se tenía un plan para pasar desapercibido, eso no quitaba el peligro inminente.
Vio cómo Yuna y Lia estaban sosteniendo los abrigos de Jimin, de los cuales podía asumir que uno de esos dos sería para Jungkook, quien dejó más que claro que no deseaba tener más prendas sobre su cuerpo al alejarse del tacto delicado de Lia.
- ¿No tienes frío? - lo vio encogerse, mientras se abrazaba a sí mismo, negando en silencio y desviando la mirada hacia la puerta. Suspiró con desaprobación y sus movimientos fueron rápidos para quitar su abrigo, para así extenderlo hacia Jungkook, quien le alzó una ceja -. Póntelo.
- Sería mejor si tú se lo colocas - aportó Jimin, obteniendo dos ceños fruncidos, uno por parte de Taehyung y otro más de Jungkook, quien se giró en su dirección, encarándolo, quizá listo para quejarse o replicar, aunque eso quedó en un segundo plano al tener un cosquilleo en la nuca proveniente de la cercanía de alguien, se sorprendió al sentir el cálido cambio de temperatura debido a la prenda extra.
- Cúbrete, no puedes enfermar así de fácil cuando estamos tan prontos a nuestro regreso a casa.
- ¿Por qué? ¿No me cuidaría si eso sucede? - solo había dicho esas palabras como una manera de terminar con la paciencia del alfa, pero debía admitir que sentir el calor en la prenda lo reconfortó, solo por el simple hecho de que era más abrigador que los del príncipe. Sí, esa era la razón principal.
- Si enfermas, enviaría a los mejores médicos para que cuiden de ti.
- He vivido rodeado de doctores y agujas los últimos años, ¿qué son unos pocos más? - se encogió de hombros, terminando de meter sus brazos por las mangas -. Aunque nada se compara a tener a alguien para que me cuide.
- Yo te cuidaría si llegas a resfriarte - agregó Jimin tratando que la tensión o creciera más, no al menos ahí frente a todos -, solo si prometes que harás lo mismo por mí - Jungkook sonrió apenas, asintiendo mientras dejaba que el otro le acomodara mejor la prenda.
El líder notó con orgullo cómo se encogió en su abrigo, en su aroma, lo pudo ver con facilidad, la nariz de Jungkook moviéndose al notar su propio olor, incluso llegando a apretar la tela entre sus dedos para luego llevar estos mismos a la punta de su nariz, olfateando con mucho disimulo, fallando en el proceso gracias a su ceño fruncido.
Diosa Luna, ¿por qué era tan injusta su situación? ¿Por qué Jungkook no había aparecido como un omega de una familia principal? Se sentía molesto consigo mismo por ser egoísta, pero al mismo tiempo culpaba a la marca en el cuello ajeno de hacerlo pensar incoherencias. Además, ¿quién permitiría algo como eso?, sin embargo, en sus planes no estaba el abandonarlo.
¿Sería posible estar casado con Jimin y aún mantener un lazo con Jungkook? ¿Él lo mantendría vivo? ¿Sería capaz de resistir un lazo roto? La sola idea le hizo sentir un dolor en su pecho, algo que pareció ser compartido porque Jungkook llevó su mano hacia la marca, jadeando apenas, frunciendo su ceño ante el desconcierto. No importaba si mantenía bloqueado su lazo, esas reacciones eran imposibles de no manifestarse en el otro, no cuando la parte contraria estaba sufriendo y mucho menos cuando la marca era reciente.
Cuando es reciente todo se vuelve más vívido... más fuerte... más real...
- ¿Qué ocurre? - Jimin notó de inmediato la acción. Las quejas por el dolor o incomodidad no habían pasado en esos días, la herida incluso había sanado perfectamente, tampoco tenía signos de fiebre o sangrado - ¿es el pañuelo?
- Duele - murmuró, con un puchero instalado en sus labios. Alzó la mirada, apenas hacia el alfa, quien se mantuvo sin una sola expresión cruzando por su rostro, quizá solo movió apenas su cuerpo para regresar a acercarse, pero el gruñido bajo de Jungkook fue suficiente para detenerlo -, estoy bien, no es nada.
- ¿Seguro? Podemos pedir que lo revisen... quizá necesites una atención diferente - una negación le fue brindada por Jungkook, quien regresó la mirada hacia la puerta principal, donde se adentraron sus escoltas, entre ellos Yohan a quien le sonrió.
- Todo listo para partir, Líder - se escuchó la voz de Yugyeom, quien se aseguró de mantener un semblante serio, mientras realizaba una reverencia rápida -. Taemin irá con el príncipe Park en uno de los autos de la formación para rodear los territorios alejados del muro. Namjoon-ssi irá en el segundo auto escoltándolo.
Eso dejaba al líder estando a solas con Jungkook, quien no pareció comprender las posiciones que tomarían en aquel nuevo viaje, se encontraba más interesado en lo que vería en su camino. Sus muñecas dolieron en un recuerdo amargo por sentir el peso de ciertas esposas, sus tobillos también se sintieron un tanto expuestos.
¿El líder pondría aquellas tobilleras y muñequeras para poder transportarlo?
- Nos dividiremos para despistar cualquier intento contra usted o el príncipe. Yo me encargaré de su seguridad con Jungkook-ssi, estaremos siendo escoltados por otro auto.
- ¿Los dos en el mismo auto? - cuestionó Namjoon, pues siempre los planes de transporte estaban a cargo del personal de seguridad hasta el momento de su partida, reduciendo así el número de traidores o informantes ocultos.
- Necesitamos mantener al líder y el próximo Luna en dos blancos distintos - aquello hizo tensar el cuerpo del alfa, regresando la mirada hacia Jungkook, quien no estaba interesado en la conversación -, será más fácil despertar al enemigo de esa forma.
- De ser así, prefiero ser yo quien acompañe al príncipe junto a Taemin, yo no soy tan importante como para utilizar un tercer vehículo. Yohan puede acompañarles, así ambos escoltas estarán tanto con Jungkook como con el líder.
- Si así lo prefiere Namjoon-ssi - el alfa sonrió, conociendo muy bien que ese tipo de cambios siempre se daban. Namjoon no era alguien que se considerara parte fundamental del clan, aunque lo era -. Entonces ya escucharon todo - una respuesta unánime retumbó en el interior de la casa, así como en el eco de los comunicadores.
Todos se mantuvieron en silencio, hasta que la orden de subirse a los autos hizo eco en las paredes de aquella casa, la cual Taehyung estaba abandonando por segunda vez, ¿por qué no había decidido hacer de aquella su zona principal del clan y no en la zona central? Porque todo estaba ahí se respondió a sí mismo con facilidad, además de que las zonas fronterizas eran las más vulnerables, al igual que las más protegidas.
Un ataque ahí mismo era sinónimo de muerte, su clan estaba marcado por eso mismo, el resto de los clanes no era ajeno a eso, pues de esa frontera radicaba cada uno de sus problemas, cada una de sus pérdidas. Líderes, Lunas e incluso herederos habían fallecido por un simple error de confianza. Taehyung no permitiría que aquello ocurriera nuevamente, no al menos para con los suyos.
El salón principal pronto quedó vacío, dejando finalmente a Namjoon frente a su líder, con quien se sentía el máximo deudor y fiel en lealtad. Le brindó una reverencia corta, no sin antes darle unas últimas palabras para pedirle que tuviera cuidado. Jungkook ya no se encontraba dentro de la casa, de hecho lo había visto salir junto con Jimin, eso le hizo pensar por un segundo que quizá había decidido irse con él, pero no podía estar más equivocado.
- Taemin pueden empezar a avanzar, nosotros saldremos con tiempo de distancia.
Yugyeom estaba dando las últimas órdenes por radio, tan solo esperando a que su líder por fin bajara los escalones de la salida de la casa, regresando la mirada hacia el omega que aún estaba de pie al lado de la puerta, abrazándose a sí mismo, con el cabello ondeando gracias al viento. Su mirada perdida en un punto específico hizo que el alfa volviera a preguntarse ¿de dónde había salido? Nadie tenía razón de ser de su presencia, llevaba años al servicio del clan y jamás había escuchado de un Kim Jungkook entre los nombres de la familia.
De igual manera debían protegerlo como un miembro más del clan, aunque parecía que había pasado años en el exilio, o bien quizá su líder no solo había llegado ahí con el fin de presentarse ante los guardias del norte, sino también para rescatar a ese omega tan particular.
Era atrayente, tan hipnotizante como un arma perfecta, tenía ese aire letal que te hacía confiarte de más en su cercanía, algo que pudo ver un poco de eso en el entrenamiento que se atrevió a interrumpir, siendo subestimado para luego atacar. Yugyeom había notado cierta cercanía del omega con el nuevo delta, su propio escolta, si se le permitiera opinar al respecto se atrevería a decir que esos dos se conocían de mucho más tiempo o quizá era una coincidencia.
- Jungkook-ssi - le llamó, obteniendo su atención con esos ojos particularmente extraños, ¿qué no eran verdes? Ahora parecían más azules con ligeros destellos esmeralda. Con un carraspeo se recompuso rápidamente para poder hablar con el omega -. Será mejor que nosotros también partamos, ¿se encuentra bien?
- Aja - respondió sin más, casi como si intentara pasar desapercibido su actuar.
- Debería colocarse unos zapatos podría lastimarse con alguna piedra...- sugirió el alfa al llevar la vista abajo y notar la falta de calzado, sin embargo, no obtuvo nada, ni una sola respuesta, parecía poco interesado en sus palabras y tan pronto como Yugyeom intentó hablar nuevamente la presencia del líder Kim lo hizo enmudecer.
- Déjalo, yo le dije que podía no usarlos, no se siente muy cómodo con ellos - Yugyeom asintió y reverenció frente a su líder, no comprendiendo aquella excusa, pero tampoco dio más vueltas al asunto, dando así un fin a su breve intervención - ¿subimos?
- ¿Está muy lejos a donde vamos? - cuestionó Jungkook antes de dar el primer paso para seguir a Taehyung, quien ya había bajado un escalón, teniendo a Yohan y Yugyeom esperándolos en el auto.
- A unas cuatro horas más o menos, quizá cinco por la ruta que tomaremos.
- No me refería a eso - se quejó, avanzando el paso que lo separaba del alfa hasta quedar frente a él, estando ligeramente más alto. ¿Podía alguien imponer presencia con solo estar frente a otra persona? ¿Eso era lo que el resto de personas percibían al tenerlo frente? Taehyung tragó saliva, con nerviosismo, con su propio lobo, moviéndose inquieto, pero gustoso por la sensación provocada -. Digo que sí está muy alejado.
- Creo que son, como 405 kilómetros - Jungkook amplió muy grandes sus ojos, no sabiendo muy bien cuánto era esa distancia. ¿Cómo podía representar eso con árboles? ¿Cuántos tendría que contar para saberlo? -. No te alarmes, será muy tranquilo y prometo que ni siquiera se sentirá mucho. El auto es muy cómodo.
El omega no dejó su nerviosismo de lado, cosa que Taehyung pudo percibir, alzando finalmente su mano para intentar consolarlo, quizá de una manera tonta y poco cuidadosa, considerando a quién tenía frente a él; sin embargo, Jungkook no respondió ante la cercanía contraria hasta que el ligero tacto casi estuvo a milímetro de romper la distancia con su piel.
La yema de los dedos del alfa solo rozaron la seda del bonito pañuelo, curvando ligeramente la comisura de su boca cuando veía a Jungkook abrazarse nuevamente, refugiándose en el abrigo para luego terminar suspirando con resignación, dejando confundido al líder.
- ¿Pondrá los brazaletes ahora o en el auto?
- ¿Brazaletes? - lo vio asentir, al mismo tiempo que alzaba ligeramente sus pantalones revelando sus tobillos, con la piel lisa y blanquecina - ¿qué clase de brazaletes?
- De los que usan para que nos comportemos. Jamás me pusieron unos de esos, pero vi a muchos de los omegas utilizándolos poco antes de que los sacaran del recinto, incluso se los colocaban varios días antes.
- ¿Los omegas salían de ahí? - una afirmación fue su respuesta - ¿cómo? ¿Por qué? - las preguntas fueron susurradas, mientras que él mismo rompía la distancia que los separaba.
- No lo sé, se supone que decían que llevarían a cabo su papel, jamás regresaron, pero siempre usaban unos brazaletes, en las muñecas y en los tobillos para acostumbrarlos. Recuerdo que se quejaban por lo incómodo que era y siempre tenían piedras brillantes - arrugó su ceño mientras divagaba en sus recuerdos fugaces donde había visto cómo les colocaban aquellos artilugios a los omegas Gema - eran con colores.
- ¿Colores? ¿Recuerdas cuáles?
- Aja - el alfa esperó impacientemente por una respuesta - eran... como este color - señaló su propia camisa de color lila. Una piedra de ese color era perteneciente al clan Lee - y de ese - su dedo señaló a los árboles. Verde. Clan Jung -. Parecía que les hacía daño.
- ¿Por qué?
- Cuando se los colocaban los ojos les cambiaban de color, como los míos, pero diferentes. Siempre se quejaban de que les lastimaba la piel.
- ¿Recuerdas los colores de sus ojos?
El omega alzó la vista hacia el cielo, el cual comenzaba a pintarse de una paleta de colores cálidos, de esos que siempre salían cuando el sol estaba por ocultarse, sacándole una sonrisa a medias, de esas que no alcanzaban a mover una sola de sus facciones, tan nostálgica como los recuerdos mismos de todos esos atardeceres.
- Como el cielo en el ocaso - susurró apenas, no dirigiendo la mirada a Taehyung, quien estaba más que conmocionado por la nueva información.
Lo vio hacer ese gesto nervioso al morderse los labios previo a exhalar un suspiro que le daría la motivación de avanzar, dejándolo atrás, sin preguntarle si lo seguiría, no importándole la etiqueta de la sociedad donde nadie puede ir delante del líder de un clan, todos siempre respetaban su posición. Jimin incluso siempre esperaba que se le permitiera caminar antes que él, tan propio de la educación al ser un próximo Luna, jamás un líder al cual respetar.
Jungkook no esperó ser seguido con el alfa, tampoco se molestó de regresar la mirada, simplemente bajó los cinco escalones que lo separaban del auto, no poniendo atención a la tensión en el cuerpo de Yugyeom al ver que el omega había decidido bajar sin la compañía de su líder y mucho menos el de darle paso a que fuera delante de él.
El líder sonrió ladino, haciendo que apenas la comisura del lado derecho le arrugara las facciones, girando finalmente para terminar de bajar los escalones, teniendo la imagen de Jungkook de pie frente al auto, con la confusión consumiéndolo sin saber muy bien qué hacer al no tener una respuesta por parte de su jefe de escoltas, quien permanecía erguido y serio esperando por su líder.
La puerta del auto fue abierta con notable educación y respeto frente a Taehyung, quien por fin había dado un simple asentimiento para asegurar que estaba listo para subirse, sin embargo, cierto omega dejó a los tres espectadores un tanto descolocados. Quizá el líder sí esperaba que eso sucediera, aunque de igual manera fue un momento chocante al ver que Jungkook se adentraba sin más a la parte trasera del auto.
Con movimientos elegantes y asegurándose de revisar una última vez la seguridad que los seguiría, el líder Kim terminó por ingresar junto con Jungkook, quien no dejaba de morder su labio inferior con las manos apretándolas entre sí, observando todo el interior.
- ¿Nervioso? - cuestionó Taehyung al mismo tiempo que la puerta fue cerrada detrás de él, notando la tensión en el cuerpo de Jungkook como si estuviera a punto de entrar en pánico, su respiración comenzó a ser más acelerada y a tragar saliva constantemente -. Tranquilo, no hay nada por lo cual temer.
- Creo que el que debería estar más asustado es usted.
- ¿Por qué?
- Está aquí dentro conmigo.
El sonido de las puertas del piloto y copiloto sobresaltaron a Jungkook, obligándose a sí mismo a cerrar con fuerza los ojos, respirando profundo, intentando calmarse de una manera poco eficiente. Escuchó los murmullos de ambos alfas que estaban mencionando algo sobre el camino y cómo el auto en el que se había ido el príncipe Park se encontraba perfectamente, eso le daba una buena señal al omega. Nadie se atrevería a atacarlos estando solos, ¿cierto?
Todo era muy confuso, en el segundo que comenzaron a moverse su primer instinto fue sostenerse de algo, teniendo ambas manos aferrándose a la puerta y al asiento. Taehyung entendía su actitud, pues la primera vez que viajó en un auto fue de manera inconsciente, ni siquiera supo en qué momento se habían movilizado de un lugar a otro. Quería consolarlo y su lobo le estaba reclamando por no poder usar el vínculo con el contrario, ¿por qué tenía que ser tan difícil cuando se trataba de Jungkook?
Aun dudando de sus propios instintos, su mano fue acercándose al cuerpo contrario sin atreverse a tener contacto directo al ver lo tenso que estaba. Podía alterarlo más, la falta de privacidad no le permitía seguir actuando a su gusto, se atrevió a dar un leve vistazo hacia delante, donde Yugyeom simplemente estaba escuchando los reportes de los otros autos, mientras que Yohan intentaba mantener una postura impasible al conducir, aunque para Taehyung parecía todo menos tranquilo. ¿Jamás había manejado un auto por la noche?
Un escalofrío le recorrió el cuerpo en el segundo que percibió el miedo creciendo en Jungkook, se podía percibir en el ambiente, en lo tenso que se estaba volviendo como si el propio oxígeno se extinguiera con cada inhalación del omega. Yugyeom incluso miró sobre su hombro para saber si existía algún peligro del cual no era consciente, pero la escena que presenció le obligó a devolver la mirada hacia el frente.
El líder Kim tenía expuesto su lobo, sus ojos tan rojos como la sangre misma, puestos sobre el omega que aún se mantenía con los ojos cerrados, sosteniéndose de la puerta y en el asiento, con tanta fuerza que sus dedos se veían tan pálidos concentrando el flujo sanguíneo en otras parte; sin embargo, aquella imagen poco a poco fue disminuyendo en cuanto el alfa comenzó a soltar feromonas, como si fueran pequeñas esporas viajando por el reducido espacio, dirigidas perfectamente hacia Jungkook, quien luego de tres inhalaciones profundas por fin pudo relajar su cuerpo.
El vidrio de la ventana comenzó a bajar lentamente, todo siendo guiado por Taehyung quien con los controles que se encontraban de su lado podía darle un poco de alivio a la tensión en la cabina, logrado por fin que Jungkook abriera lentamente sus ojos al sentir la brisa fría de la noche chocando sobre su piel. Su mirada se llenó de asombro al ver el paisaje, los árboles, el camino avanzando a una velocidad que le causaba nostalgia.
- ¿Mejor? - la voz gruesa y casi cálida del líder le hizo cosquillear los vellos de la nuca, aunque eso no fue de mucho interés para Jungkook, quien estaba demasiado ocupado llenando sus pulmones de aire puro -. Por favor dime si al menos estás cómodo.
- Lo estoy - miró apenas por sobre su hombro, un leve vistazo para encontrarse con esos ojos que reflejaban el color de la sangre. No le atemorizaba ver ese cambio, era como estar viendo directamente a aquel lobo pardo, su lobo removió los recuerdos de ese primer encuentro, teniendo cierto gusto por tener una pequeña oportunidad de verlo -. ¿Puedo seguir viendo un poquito más?
La voz le había salido chiquita, casi como una súplica escondida detrás de una cortina fina. Taehyung le concedió su petición, sintiendo cómo mermaba el malestar contrario con una simple acción. Un poco de aire, un paisaje nocturno y lo impensable para muchos, la presencia de una dosis de feromonas, las cuales jamás había utilizado para calmar a otro, hasta que apareció él.
Sus miradas no se desviaron, ¿cómo se podía explicar ese apretón en el pecho? ¿Alguien tendría una respuesta sencilla para que Jungkook comprendiera por qué su lobo quería tener un poco más de esa vista?
Tres toques en su puerta le hicieron saber que un nuevo día había iniciado, con la misma realidad lamentable, viviendo en la miseria de ser todo lo que su padre no deseaba, ¿qué heredero a un clan desearía ser una completa decepción? Exacto ninguno, porque todos los hijos procreados en las familias principales son, exactamente para eso, mantener el liderazgo de toda una línea de antepasados.
La peor pesadilla para un líder de clan sería que su primogénito se presentara como un omega, no porque no los consideraran buenos reyes, sino más bien siguiendo una línea alfista donde un omega preferiría proteger a sus cachorros antes que un pueblo entero cuando se encuentran bajo amenaza. Dejarían la vida propia con tal de mantener a salvo a sus hijos.
El sacrificio con muerte no es el mejor intercambio, comparado con un alfa que tiene la misma misión de proteger, pero canalizándolo en masas más grandes, capaz de mirar por los suyos y por el resto que se encuentra bajo su poder. De ahí la razón por la que el joven príncipe de los Park se odiaba a sí mismo, por ser un omega, por ser un punto débil, ese que con el tiempo debe aprender a ser un estratega para serle de utilidad a su alfa.
Omega... Su Alteza, el príncipe Jimin se ha presentado con una jerarquía omega.
Fue anunciado en toda la casa principal como si fuera una buena noticia, cuando supo perfectamente que su padre estaría decepcionado, aunque en el momento que ocurrió todo no podía importarle menos eso, no cuando su propio cuerpo ardía en fiebre y una necesidad extraña que le hacía retorcerse en su cama. Era tradición que los primeros celos vírgenes se dieran de manera natural, sin supresores o medicamentos.
Luego de doce horas agonizantes su madre se atrevió a entrar a la habitación solo para encontrarlo acurrucado entre el desastre de sábanas, con su ropa intacta, quizá un poco húmeda por los fluidos y sudor, pero no pasaría la vergüenza de comportarse como una bestia necesitada, sucumbiendo ante los instintos de un lobo que había estado dormido durante dieciséis años de su vida.
- Su Alteza, le hemos traído el desayuno - se escuchó la voz de una de las mucamas al otro lado de la puerta, mientras que él mismo se encontraba sopesando su propia existencia en esa casa -, ¿desea comer en la habitación?
- Déjenla afuera.
No obtuvo respuesta, tampoco era necesario, su palabra era orden e instrucción para todo aquel que servía al clan, a su padre, al rey Park. ¿En qué momento entraría por esa puerta para anunciarle que se encontraba comprometido con alguien de la familia? ¿Sería alguno de sus primos cercanos? ¿Buscaría una línea alejada? Quizá le dirían que estaría con alguien de confianza, no podía ser algún general, tampoco podría ser un segundo al mando. Todas esas preguntas se arremolinaban desde que recobró la conciencia y lo alteraban más que de costumbre.
Estaba sensible y según lo que había mencionado su madre era normal ser así luego de un celo, en especial el primero, lo habían mantenido alejado de todos para que no entrara en contacto con nadie, cuidando que el lobo recién presentado no se sintiera amenazado por la presencia del resto de habitantes. Aunque nadie se daría cuenta si él salía de su habitación por otro lugar, ¿cierto?
Decidido a salir de esas cuatro paredes se puso de pie, percibiendo el cosquilleo de la piel sensible en la planta de sus pies, la sensación recorrió con rapidez desde sus piernas hasta hacerle vibrar algo en su pecho, terminando con un escalofrío, sintiendo la adrenalina corriendo por sus venas. Abrió la puerta lentamente, mirando hacia ambos lados del pasillo, para finalmente tomar la comida, no para comer, sino más bien para darle tiempo suficiente.
La bandeja entre sus manos se tambaleó apenas, el olor a la comida le dio náuseas, así que ni bien llegó a su cama, la dejó sobre la superficie blanda, alzó la mirada hacia la ventana, la cual sería su cómplice en aquella locura y salvación de su encierro. Lo había hecho en veces anteriores cuando su padre tenía reuniones privadas con otros líderes o bien con personas importantes a quienes llevaba a la pequeña casa del jardín.
- Bien, tú y yo, tenemos que ponernos de acuerdo - murmuró Jimin frente al espejo al notar que aún tenía expuesto el color dorado con destellos naranjas, claro signo de pertenecer al clan Park, reflejando el ópalo imperial -. Este es mi cuerpo, tú apareciste apenas unas noches atrás.
El reflejo del color naranja en sus ojos se intensificó como un claro reclamo de su lobo, incluso se estremeció al sentir un cosquilleo en su piel, como si algo se removiera debajo de ella, no perteneciéndole. Jimin no pensaba dejar que ese tonto animal interno mandara sobre él, era su cuerpo, su vida y se aseguraría de tener el control.
Se aproximó a la ventana, abriendo de par en par las puertas que darían a su balcón, donde tenía una vista preciosa de todo el jardín, al igual que del campo de entrenamiento de la guardia principal del clan. No tenía muchos conocidos, pero había cierto compañero de aventuras que siempre se estaba metiendo en problemas por su causa.
- Tonto alfa, ¿dónde estás? Ni siquiera te preocupa saber si estoy vivo - reclamó hacia la nada, intentando observar más allá sin tener una sola pista de Taemin -. Bien supongo que será por mis propios medios. Si la Luna no baja a ti, ve y la bajas tú mismo.
Una vez estuvo seguro de que no tendría fisgones que le interrumpieran en su pequeño escape hacia los jardines, pudo por fin subirse sobre la estructura del barandal de piedra. Se sostuvo de una soga gruesa, la cual estaba perfectamente escondida entre la enredadera que subía por ese costado, algo que logró tener gracias a Taemin, aunque este siempre lo recibía abajo por si caía, cosa que le hacía ganarse un gruñido por parte de Jimin. No era ninguna damisela en aprietos y él podía arreglárselas para bajar.
- Me complace que por fin tengamos esta reunión - la voz de su padre provocó que sus movimientos se congelaran, sosteniéndose con más fuerzas de la cuerda, apretándola entre sus piernas para no resbalar - debo admitir que la presentación no me sorprendió, tenía mis sospechas.
- Los cachorros siempre dan indicios de sus castas, podrán esconderlo de todos, pero no de sus padres y mucho menos de aquel con el que tenga un vínculo más fuerte.
- Lo sé, por eso me he preparado durante los últimos años para este momento.
- Para mí será un honor, líder, sabe que nuestra lealtad ha estado con los Park.
¿Quién era ese hombre que estaba conversando con su padre y por qué parecía que tenían una relación bastante cercana como para hablar de él? Porque por supuesto que se encontraban hablando con total libertad de él sin importarles nada. ¿Acaso era un objeto? ¿Cómo que su padre ya sabía sobre su casta? ¿Qué significaba eso de prepararse?
Su cuerpo se tensó cuando la silueta de ambos alfas estuvieron tan cerca de su balcón, mientras que él se quedó lo más quieto que le permitía la posición aunque los músculos de sus brazos comenzaban a doler, la rozadura en sus piernas le lastimaba y dudaba mucho que sus dedos no terminarían quemándose con el material de la cuerda.
- Espero que nuestros tratos se rijan por la lealtad clan - acusó el líder Park, deteniéndose por unos segundos, observando con severidad al otro, quien le dio una sonrisa ladina, levantando la comisura de su boca, mostrando apenas sus dientes.
- Majestad, me ofende que dude de mí - el líder entreabrió sus labios para mencionar algo más, pero el sonido de lo que parecía una rama quebrándose lo hizo regresar la mirada hacia arriba, encontrando las cortinas blancas de la habitación de Jimin ondeando al viento -. Le puedo asegurar que toda la lealtad está con usted y en esta unión.
Lo había tomado con la defensa baja, aprovechando la distracción que había ocurrido de manera conveniente, sus palabras parecieron ser suficientes para obtener un asentimiento por parte del líder de los Park quien obvió sus pensamientos de que Jimin haya escuchado algo, el aroma tan intenso le hizo saber que aún se encontraba ahí arriba.
- Supongo que teniendo la certeza de tener su lealtad, podemos seguir esta conversación en un lugar más privado.
- Le sigo, líder.
Ambos avanzaron hacia su lugar de reunión, alejándose con rapidez, aunque no la que esperaría cierto príncipe que no pudo resistir más tiempo sosteniéndose de la cuerda, quemando un poco sus manos al deslizarse por la fuerza de gravedad. La caída no fue para nada suave, ¿dónde estaba Taemin en esos momentos cuando sí se le necesitaba? Su trasero dolía y le envió un choque eléctrico que recorrió toda su columna, como un interruptor.
¿Eso que había sentido fue un poco de satisfacción? ¿Acaso a eso se le podía llamar placer? La sola idea de tener que ser lastimado de esa manera para sentir cierto gusto lo hizo repudiar todo el tema de lo que era estar con alguien más. No, definitivamente, no dejaría que ningún alfa lo penetrara, a menos que fuera en su celo cuando no estaba consciente.
Masajeó la redondez que ahora comenzaba a doler, evitándole caminar correctamente, pero aquello no le impediría seguir a su padre para saber lo que sería su plan para su futuro, quizá ya estaba pensando en quién sería su compañero. No le agradaba la idea, pero prefería estar enterado con anticipación para prepararse mentalmente y esa reunión pintaba mucho a secretos que le convenía resguardar.
Su piel picaba con molestia constante. Las piernas le dolían. El pinchazo en su trasero seguía latente como un fantasma inoportuno para aparecerse cada ciertos pasos, su corazón estaba demasiado acelerado y no sabía si era debido al nerviosismo de escuchar la noticia de su próxima unión o bien se refiriera a otra cosa, quizá aún eran efectos de su celo que no quería abandonar su cuerpo.
Aun con todo eso logró escabullirse perfectamente como en otras ocasiones, ocultándose entre arbustos, árboles y flores; aunque ahora comenzaba a odiar el haberse presentado, no por el hecho de ser omega sino más bien porque mientras aprendía a poder ocultar su aroma como el resto de adultos, era una presa fácil, un blanco brillante y un delator perfecto de su posición.
- ¿Algo para beber, doctor? - su padre siempre hacía ese tipo de preguntas cuando estaba seguro de que obtendría la lealtad de alguien, como si con eso cerrara un trato.
- No gracias, líder. Me temo que después de esta reunión tengo otra.
- Por favor, dudo mucho que por un poco de alcohol su buen juicio se nuble - insistió nuevamente, Jimin aborrecía ese olor a ron añejado y su nariz hipersensible parecía estar reclamando por la exposición voluntaria -. Además, si no lo acepta, debo entender que no confía en mí.
- En lo absoluto mi líder, pero eso significaría que tendríamos una conversación alterada - la carcajada del padre de Jimin le hizo aborrecer estar escuchando esa conversación. Se encontraba irritable, pero necesitaba escuchar lo que dirían.
- Me agrada, doctor. De acuerdo supongo que eso quiere decir que no tenemos mucho tiempo para conversar - las botas pesadas del líder Park hicieron resonar y crujir la madera del suelo, mientras se dirigía hacia su silla detrás de su escritorio -. Bien, como ya está enterado, mi hijo se presentó como omega - una murmuración fue la única respuesta -, por eso mismo necesito asegurarme de que su compañero será digno para fortalecer al clan, al igual que él para dar un verdadero heredero.
- ¿No esperará a que su otro hijo se presente como alfa? - ese cuestionamiento sonó más como una afirmación, cosa que le sacó una mueca al líder -. No me malinterprete majestad, pero aún tiene un heredero disponible.
- Eso no está a discusión, no cuando tenemos a un heredero que será Luna del clan Park.
- Pero, ¿por qué conformarse con un Luna? - el rechinar de dientes le precedió a un gruñido bajo por parte del líder, aunque eso no pareció afectar al otro alfa, quien cruzó su pierna izquierda sobre la derecha, alzando la barbilla en un gesto de mantener su posición -. Tiene a un perfecto heredero alfa esperando su presentación, cuatro años menor que su alteza, el príncipe.
- No podemos dejar a la deriva al clan entero esperando a que mi segundo hijo se presente como un alfa cuando perfectamente podemos entrenar a Jimin como un Luna, así como preparar a su alfa.
- Mi líder, solo piénselo. Los alfas de casta alta tienden a presentarse un poco antes cuando les llega cierto grado de responsabilidad, ¿por qué perder el tiempo con un alfa para el príncipe cuando puede preparar a ambos para ser líderes?
El silencio cayó en aquel lugar, Jimin mismo sentía que el peso de ese ambiente le estaba afectando, el retumbar de su corazón junto con el cosquilleo insistente en su piel le molestaba, pero no podía evitar querer seguir escuchando más sobre aquel plan. ¿Cómo era posible que ambos fueran líderes? ¿Acaso quería insinuar que lo casaran con su propio hermano?
- ¿De qué está hablando?
- Digo que, si está interesado en tener más poder, debe hacer alianzas con los clanes y sus líderes.
- Se refiere a...
- Efectivamente, un matrimonio arreglado entre clanes - la sorpresa no solo se reflejó en los ojos del líder Park, sino también en los de Jimin quien sentía que la respiración de le estancaba en la garganta debido al enorme nudo que le apretaba hasta asfixiarlo.
- Me niego a que mi casta se mezcle con la de otro clan. Además, ningún líder está dispuesto a eso - la sonrisa del doctor frente a él le hizo saber que tenía información contundente para estar asegurando incluso estar hablando con fundamentos.
- Por supuesto que lo hay. Además de que en dicho clan existe un alfa tan fuerte que puede llevar a su propia línea a ser aún más poderosos.
¿Existía alguien como lo que mencionaba ese doctor? Su labio estaba sufriendo el nerviosismo que su cuerpo no lograba controlar. Podía apostar que incluso su aroma se intensificaba con cada exhalación que daba, pero eso no le impidió asomarse por la ventana entreabierta para poder mirar la cara que tenía su padre, quería creer que encontraría un rostro lleno de aborrecimiento por la insinuación de hacer que la sangre de dos clanes se mezclaran.
La guerra por el poder, la amenaza de la extinción de sus castas se vio amenazada por las parejas unidas provenientes de distintas sangres, los cachorros no sobrevivían, o peor aún el omega gestante no lograba llegar a término y si lo lograba solo representaría una muerte segura. El clan Jeon había sido uno de los más afectados gracias a esas costumbres peligrosas, su líder llevaba muchos años llevando el luto de la antigua Luna a pesar de estar unido con otra omega.
El miedo fue lo único que invadió la mente de Jimin al notar la sonrisa escalofriante de su padre, arrugándole cada facción de su rostro, empezando a tener una risa cargada de satisfacción que podría helarle la sangre al más valiente de todos y en esos momentos el príncipe mayor de los Park no era precisamente el ser con dotes de valentía. Quizá se debía a su corta edad, o probablemente a su reciente presentación, pero el pánico halló un hogar cálido en su cuerpo.
- Y, ¿está seguro que el líder Kim aceptará?
- Créame, majestad, estará encantado con la idea, en especial si de cierta manera se ve obligado a cumplir con un deber.
- Entonces, qué conveniente que el periodo de madurez del lobo de Jimin sea tan inestable en los próximos meses, ¿no es así? - la risa de ambos alfas le provocó náuseas, ¿qué pensaban hacer con él? ¿Lo obligarían a estar cerca de alguien para acostumbrarse?
Su piel comenzó a quemar, no parecido al calor asfixiante de su celo, no, esto no tenía comparación con nada que haya vivido con anterioridad. Sus piernas se tambaleaban apenas sosteniendo el peso de su cuerpo, mientras que se arrastraba para alejarse de aquel lugar, con sus manos temblando, empuñando la tierra y el césped. Una cortina cristalina bañó sus ojos impidiéndole tener una mejor visión hacia dónde huir, la respiración se le volvía cada vez más errática como si sus pulmones estuvieran a punto de colapsar por la falta de aire y al mismo tiempo se encontraran ebrios de tanto oxígeno. Quería convencerse a sí mismo que esa sonrisa en su padre no se trataba de la misma que utilizaba cuando algo salía como él lo había planeado o bien cuando estaba feliz.
Es un omega...
Debemos encontrar un nuevo prospecto para el liderazgo del clan...
Un príncipe heredero a Luna...
La grava debajo de sus rodillas comenzaba a lastimar su delicada piel a pesar de tener pantalones, sus palmas ya tenían marcas profundas de piedras pequeñas; su pecho se oprimió, la ausencia de aire comenzó a hacer efecto para que todo diera vueltas, obligándolo a anclarse más a la tierra y entre su vista nublada por las emociones junto con el retumbar de su corazón intensificado en sus oídos parecía que pronto se desmayaría.
Tomó una bocanada de aire para no perder el conocimiento, otra más para estabilizarse y una última para por fin ponerse de pie, sin importar que con cada paso que daba su cuerpo se sintiera más liviano como si flotara, quemándose al ardor de su propia piel. Logró llegar hasta uno de los árboles alejados, tanto de la casa como de la oficina privada de su padre, ese donde siempre se refugiaba bajo su sombra durante los calurosos días de verano.
Se apoyó contra corteza fresca bañada con el rocío de la mañana que se levantaba para darle paso a los rayos del sol, esos que no podían alcanzar a iluminar la nublada mente del omega. El mundo a su alrededor comenzó a nublarse entre pensamientos pesimistas, de solo dar paso a esa sensación de ser un objeto de intercambio y no una persona. El sudor frío cubrió su frente, sus manos siguieron temblando sin poder sostenerlo muy bien. Intentó gritar, que algún sonido saliera de su garganta, pero nada de eso sucedió, apenas un jadeo ahogado provocó que una arcada cargada de bilis fuera lo único que logró sacar.
Finalmente, su cuerpo no lo toleró más. La tensión se apoderó de sus músculos que ardían, quemaban y se desgarraban. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos como tambores ensordecedores, cada uno más fuerte, más rápido, más incontrolable que el anterior, iba a desmoronarse en cualquier momento. Su mente atrapada en un torbellino de recuerdos de los últimos días, con imágenes desordenadas y palabras mezcladas en una cacofonía abrumadora.
- No soy un objeto de intercambio - murmuró con odio - una jerarquía no me puede definir, ¿acaso tan poco valgo?
Alzó la voz hacia el cielo esperando una respuesta de la madre Luna, no obteniendo una de manera inmediata y mucho menos a como él lo esperaba porque pronto, el fuego que había estado torturando sus músculos se intensificó, sus huesos dolieron, la piel le ardía al punto de desear arrancarla con las propias uñas; la mandíbula le dolía y se tensaba entre cada inhalación errática, hasta que un golpe de calor lo derrumbó en el suelo.
Agonizó por uno cuantos minutos que se sintieron como años de tortura, pero tan pronto como sus huesos crujieron, el alivio se reflejó con jadeos que buscaban obtener más aire destensando finalmente sus músculos, haciéndolo sentir más ligero; aunque permaneció perdido en una neblina extraña, era como si su cuerpo no le perteneciera, como si sus movimientos no estuvieran guiados por mandato propio y mientras recobraba el aliento, todo a su alrededor parecía más brillante, más amenazante, mucho más molesto.
El crujido de una rama lo hizo alarmarse, al pensar que había sido descubierto, comenzando a mirar a todas partes, encontrado nada más lo que parecía ser restos de ropa. ¿Eso que veía eran sus pantalones hechos trizas? El pánico lo invadió sacándole un chillido agudo, lo cual lo hizo estremecer al pensar que algún lobo estaba en la residencia, sus pasos torpes se enredaron con los restos de su ropa, no logrando entender lo que había ocurrido.
Un aullido colectivo inició luego de otro más de sus gruñidos, se trataba de los guardias, esos que siempre estaban preparados para atacar ante cualquier intruso. ¿Habían entrado a invadir en pleno día la casa principal del clan? ¿Se habían enterado de su presentación como omega? ¿Qué clan se atrevería a atacar de esa manera?
Intentó avanzar, pero tropezó con sus propios pasos, dándose cuenta finalmente que sus piernas habían sido reemplazadas por... ¿Patas?, su piel estaba cubierta por un fino pelaje grisáceo...
"¿Qué está ocurriendo?"
Aún se estaba cuestionando a sí mismo por lo que estaba ocurriendo cuando detrás de uno de los arbustos se dejó ver un enorme lobo con el pelaje cobrizo. Conocía muy poco de quiénes eran parte de la guardia, pero no debía pensar mucho para comprender que esos colmillos afilados, junto con los gruñidos amenazadores, eran clara advertencia de que estaba listo para atacar y parecía que intentaba comunicarse con él sin tener éxito, sacando a flote su malhumor.
"Espera por favor, soy el príncipe"
Intentó comunicarse con el otro, pero no parecía entender razón, quizá solo se debía a que la manda no lo reconocía como parte de ellos, y posiblemente ni siquiera lo estaban escuchando, solo lo veían como un intruso más dando chillidos. Le quedó más que claro cuando el otro lobo aulló tan alto, obteniendo respuestas aterradoras para el pequeño lobo gris.
Plantó lo mejor que pudo sus patas en la tierra que estaba metiéndose entre las almohadillas, preparándose para echarse a correr, esperando que sus piernas le respondieron correctamente; justo en el instante en el que un gruñido fuerte le fue dado, Jimin comenzó a moverse, esquivando como buenamente pudo al lobo, quien le tiró un zarpazo, hiriéndolo apenas, fue un simple rasguño que le sacó un chillido lastimero, pero aquello no lo detuvo de avanzar para encontrar un refugio de toda esa locura. Sabía perfectamente que lo estarían buscando, que el llamado solo había sido una advertencia y no dudaba que en el momento que se encontraran más de tres lobos intercambiarían información sobre cómo lucía el pequeño intruso.
"Esto no puede estar pasando. Es una locura... por qué debía mutar en este momento. Animal impulsivo"
Se quejó una y otra vez, regañando a su lobo el cual parecía estar en completa conexión con su parte razonable, dándole espacio para ser Jimin, controlando un cuerpo que no le pertenecía ¿acaso su omega le estaba demostrando que podían ser uno y así como debía dominar su parte animal, también tendría que ceder su cuerpo humano?
No era momento para cuestionar lo que ocurría, no cuando las fauces del otro lobo le estaba amenazando con cada paso, casi lo alcanzó en el segundo que ralentizó su andar al encontrar un espacio oculto entre los arbustos que lo llevarían a los jardines privados de su madre. Derrapó sobre la tierra, rodando tres veces cuando fue embestido, por el contrario, de ser una desventaja, eso fue demasiado conveniente al acercarlo a la pared de vegetación donde finalmente se perdió.
Podía ver al otro lobo escarbando al otro lado de ese espacio, sus patas lo ayudaron para alejarse, terminando por tropezar con otro cuerpo, lo cual lo hizo tensarse al pensar que todo su esfuerzo había sido en vano. Se posicionó en algo parecido a una pose de ataque esperando tener colmillos en su cuello, sin embargo, un siseo bajo hizo dar cuenta de que se trataba de una persona, un alfa para ser más específico.
- ¿Qué rayos? - sus ojos curiosos observaron al pequeño lobo gris, completamente asustado, agitado y dando gruñidos bajos mientras se hacía un ovillo, quejándose por el dolor en una de sus patas -, ¿Hola?
El joven alfa sonrió de lado, mostrando sus dientes no para amenazar, sino como parte de su gesto en ese extraño saludo, arrugándole los lados de su boca, como si intentara agradarlo o bien tranquilizarlo. Aunque sus intenciones no le quedaban claras a Jimin cuando dio un paso hacia él.
- Tranquilo, no te haré daño.
- No te acerques - reclamó Jimin en un intento más de comunicarse, sorprendiéndose al notar que el otro se detuvo, ¿había sido por su petición o la amenaza en su gruñido?
- Qué extraño, pensé que por un momento... - agitó la cabeza, negando que aquella locura fuera posible. Los ojos dorados con luces naranjas hipnotizaron al alfa, brillando solo para él, con el miedo palpable a pesar de tener una posición de ataque - ¿eres un omega, cambia formas, no es así?
Jimin logró que sus pulmones obtuvieran el oxígeno suficiente para darle estabilidad. Ese alfa lo estaba observando con cautela, no buscando hacerle daño, más bien se veía entre sorprendido y emocionado. Lo vio acercarse nuevamente, pero esta vez manteniendo cierta distancia entre ambos para rodearlo y mirarlo mejor. El omega contagiado por la curiosidad ajena, también giró al mismo tiempo que el otro.
- Aguarda, solo quiero mirarte, no puedo hacerlo si te mueves - rio bajo, haciendo que una sonrisa de encías apareciera en todo su esplendor. Jimin ladeó la cabeza, examinando al otro, sintiéndose ajeno a esa interacción extraña -. Nunca había visto a un omega mutando, normalmente en el clan solo los alfas de alto nivel han logrado hacerlo. Eres del clan Park, eso me queda claro gracias al color de tus ojos. Me encantaría saber quién eres.
El lobo gris se irguió, no mostrándose amenazante, tampoco podía hacerlo, pues al ser de un tamaño menor, su complexión no ayudaba a hacerlo ver como un posible peligro. Jimin se acercó entre pasos cojeantes hacia el alfa, quien se quedó quieto, embobado en los ojos ajenos, para el omega fue más que claro lo que haría, en especial cuando el reflejo de un color gris se hizo presente en los orbes ajenos. Notó como si un pequeño destello dorado se quisiera adueñar de esos ojos, cuando finalmente se encontraron frente a frente.
Por su parte, el alfa también pudo notar una especie de reflejo gris en los ojos contrarios, solo como el paso de una estrella fugaz, dejándole paso al intenso color dorado con toques naranjas.
- Soy el heredero de los Park, ¿quién eres tú? - los ojos ajenos se abrieron tanto con la sorpresa invadiendo esos bonitos ojos grises que mostraban al lobo del otro que Jimin olvidó por un segundo lo que ocurría, fue así hasta que el otro entreabrió sus labios
- ¿Príncipe Jimin?
Se despertó de golpe, sintiendo su pecho empapado en sudor frío, sin moverse de manera brusca, dando un vistazo a su alrededor para hacer comprender a su mente dónde se hallaba. La carretera oscura, el brillo de una Tablet a su lado, el poco sonido del motor lo hicieron volver a su propia realidad. Se acomodó en su asiento, dando un suspiro pesado, con el corazón latiendo con fuerza como si aquel recuerdo no lo quisiera abandonar.
- Despertaste - la voz profunda de Namjoon lo obligó a dirigirle la mirada, no había hecho mayor movimiento, pero el alfa se había dado cuenta de que se encontraba consciente.
- ¿Por cuánto tiempo dormí? - la garganta le ardió debido a la falta de uso, incluso le molestó su propio tono de voz - ¿aún no llegamos?
- Falta muy poco para llegar a la residencia principal - le respondió Taemin detrás del volante, dándole una mirada rápida a través del retrovisor - no tema príncipe, pronto estaremos en casa.
- Dormiste por una hora - murmuró Namjoon aun estando ocupado en los correos oficiales, donde pedían su presencia en una extraña reunión privada entre altos mandos de los clanes -, no temas apenas y babeaste.
Jimin frunció su ceño, llevando su mano hacia su boca para asegurarse de que las palabras contrarias eran verídicas, no encontrando nada, sacándole una risa baja al alfa al lograr su cometido de fastidiar al omega, quien era más susceptible al despertar. Pasó sus manos un tanto temblorosas por su rostro, solo para sostenerlo y entrar en razón para saber que se encontraba en su propia realidad, la actual, esa donde ya no vivía en la casa principal de los Park, donde se encontraba alejado de su familia, de su padre y de las ideas de obligarlo a ser perfecto para el próximo líder Kim.
El silencio dentro del auto le resultó abrumador, era como una paz que no podía disfrutar luego de aquel recuerdo, aunque el final de aquella pesadilla le traía un poco de nostalgia. Había sido la primera vez que mutaba, la primera vez que temió por su vida al estar enfrentando el peligro real de lo que era la guardia principal y también fue su primer acercamiento de poder comunicarse con alguien.
- ¿Por qué pareces tan perturbado? - cuestionó el alfa a su lado, mientras que esta vez sí le daba toda su atención, dejando de lado la Tablet, dejándolos entre las penumbras -. No quise despertarte para que pudieras descansar, sé que no has logrado hacerlo muy bien en los últimos días. ¿Ocurre algo?
- Mi celo está muy cerca - el desinterés en esa frase era tan falso como el semblante tranquilo que quería aparentar - se supone que para estas fechas yo debía estar entrando en mi periodo fértil para que me evalúen. No quise decir nada mientras estábamos allá, pero tengo miedo de no saber lo que pasará cuando ponga un pie en la casa del clan.
- Nadie te lastimará si eso es lo que piensas - le consoló de inmediato, dando una mirada seria hacia el frente, cruzándose con la de Taemin quien comprendió ese gesto, comenzando a elevar la separación entre la parte delantera y trasera, dejándoles un poco de privacidad -. ¿Quieres decirme lo que verdaderamente te preocupa? ¿Es por Jungkook?
- No, hyung, no es por él - atrapó su labio entre sus dientes, apretando la tela de su abrigo solo para relajar a su inquieto lobo que le pedía estar en un lugar seguro, su habitación sería uno de esos, posiblemente tener compañía no sería tan malo.
- Sabes que estar cerca de otro omega estando tan cerca de tu celo...
- Hyung, de verdad él no es el problema, soy yo... o creo que es así. Además, Jungkook ha sido de más ayuda que ustedes tres juntos durante todos estos años.
Namjoon alzó sus cejas estado incrédulo de lo que escuchaba y finalmente botando la última barrera como un simple sirviente del clan, quitándose esa máscara de dureza y dando paso a ese hyung que tanto buscaba Jimin en ese momento, el apoyo que verdaderamente necesitaba, demostrándoselo al apenas tener contacto con su mano. El omega lo vio por unos segundos, con la mirada cargada de cautela, para finalmente derrumbarse ahí mismo, dejando caer su cabeza en el hombro ajeno.
Sintió los brazos fuertes del alfa, rodeándolo con facilidad, dándole aún más calor de lo que su propio abrigo le brindaba, no hablando de uno físico y externo, sino más bien de ese que su alma tanto ansiaba. Las últimas noches había permitido que Jungkook se quedara en su habitación para poder relajarse y sorprendentemente el omega era de mucha ayuda, haciéndolo dormir con facilidad, aunque sus preguntas lo confundían.
Jungkook carecía de muchos conocimientos, la tecnología no era lo suyo, tampoco las cosas más simples como una educación básica, ni hablar de los comportamientos socialmente aceptados, pero sí que sabía muchas cosas sobre las castas y jerarquías de los lobos. Tenía más desarrollados sus sentidos animales, la conexión con su lobo era bastante fuerte, logrando bloquear con facilidad el lazo creado con Taehyung, y ese olfato, parecía que tenía la nariz de un sabueso porque no tuvo dificultad para saber el cambio en su aroma...
Príncipe Jimin... huele distinto.
Eran signos pequeños que ni siquiera él mismo pudo notar, incluso ahora que era más consciente de sus cambios le era imposible percibir si su aroma estaba distinto, aunque eso no fue lo que le provocó mayor preocupación, sino lo que le siguió a esa conversación.
No se preocupe, yo lo cuidaré, nadie lo inyectará.
Esas palabras fueron como un balde helado de agua, ¿Taehyung le había dicho a Jungkook sobre el tratamiento que lo obligaron a tomar durante unos días? Quería confiar en que el alfa le tenía lealtad hacia sus conversaciones, pero de no ser así quién más estaba enterado de todo eso. ¿Namjoon? ¿Por eso se había comportado más protector con él?
- Hyung - Namjoon murmuró una respuesta, sin dejar de abrazarlo e incluso dándole leves caricias - lo siento por afectarte con los síntomas de mi celo.
- ¿Qué? - apenas pudo alejarse del cuerpo contrario porque Jimin se abrazó a él, impidiendo que se separara, ocultando su rostro en su hombro - Jiminie, nada de eso está ocurriendo, sabes perfectamente que mi aprecio por ti es genuino, puedo tener instintos, pero no es esa la razón principal de querer estar a tu lado de acuerdo.
- ¿Aunque sea prohibida esta clase de acercamiento?
- Incluso si me gano el destierro o la muerte no me alejaría de ti.
Eso le reconfortaba demasiado, saber que nada había cambiado, a pesar de que estuvieran a pocos días que todo dejara de ser como siempre, ya fuera porque Jimin deseara dejar el compromiso con Taehyung o bien quedarse en el clan Kim asumiendo un papel el cual tanto su lobo como él aborrecían. No quería estar al lado del alfa, por más que intentara seducirlo para convencer a ambos lobos que aquello era lo correcto, nada daba resultado.
Su último movimiento para que todo terminara de la mejor manera era que Taehyung deshiciera su compromiso, pero eso jamás pasaría no cuando el alfa fue testigo de los planes de su padre, aunque en esos momentos, cuando su hermano era el verdadero heredero alfa para el liderazgo del clan, quizá sería su oportunidad para dejarlo tranquilo.
- Namjoon hyung.
- ¿Mhm?
- ¿Cuándo será la próxima asamblea de líderes?
- Jimin...
- Por favor, hyung, solo una última vez - suplicó por fin saliendo del refugio que era el calor del fornido cuerpo ajeno, observándolo de cierta manera inquisitiva, como si con eso lo llegara a convencer y como último toque le tomó de las manos -. Te lo pido, esta será de verdad la última.
- Jiminie, la vez anterior, casi nos descubren. Además, con tu celo tan próximo será imposible que nadie lo note. Los inhibidores de aroma funcionan muy bien en un periodo normal.
- ¿Quiere decir que es antes o después?
- No pongas palabras en mi boca.
- ¿Es antes? - se acercó al cuerpo contrario, casi invadiendo completamente el espacio personal del alfa quien lo vio directamente a los ojos, no amenazando, manteniendo una transparencia que a cualquiera engañaría - ¿después? - un leve, casi imperceptible temblor en la pupila de Namjoon fue lo único que necesitó el omega para saber la verdad - ¿cuánto, una semana o dos?
- Basta - un ronroneo parecido a un chillido lastimero salió de los labios de Jimin mientras que con sus dedos dejaba caricias insistentes sobre el rostro del alfa. Delineó la mandíbula perfectamente pronunciada y con un solo movimiento de su dedo le regresó el rostro hacia su dirección solo para conectar miradas. Tan cerca, tan seductor, tan engañoso - Príncipe Park.
- Solo quiero saber...
- ¿Cómo pretendes que voy a saber eso? - un puchero pronunciado se asomó en esos bonitos labios carnosos, haciendo suspirar al alfa -. Sucederá en tres semanas, previo al anuncio del compromiso, quieren saber si los acuerdos entre clanes siguen en pie, el tuyo en especial. Sabes perfectamente que tu hermano y padre estarán ahí.
- ¿Taehyung también?
- Es posible.
- Entonces estarán distraídos.
Jimin no era la clase de omega que se metía en problemas por simple curiosidad, Namjoon estaba seguro de que la insistencia por ir a esa última asamblea conllevaba algo más detrás, pero parecía que esa discusión la había perdido mucho antes de siquiera negarse a llevarlo. Debía comenzar a rogarle a la Diosa Luna para que nadie los descubriera y que quizá con la presencia de Jungkook fuera suficiente distracción.
La sonrisa de Jimin se amplió, mientras que el silencio entre ambos se instalaba como una respuesta clara a su petición, tomando la decisión de finalmente alejarse, con una sonrisa victoriosa, con un temblor que denotaba la efervescencia de una emoción incontrolable. Namjoon aún no comprendía la razón verdadera para asistir a esas asambleas, siempre que iban terminaba desanimado, jamás le mencionaba nada respecto al porqué de su humor.
Siempre se mostraba extasiado por acudir a una de esas aburridas juntas para que finalmente cuando Namjoon regresaba al auto lo encontrara con la mirada perdida hacia la ventana, con un semblante más bien triste y sin estar dispuesto a decir razón alguna. Al principio llegó a pensar que alguien le había hecho daño, luego que quizá escuchaba las conversaciones, pero nada de eso tenía un fundamento.
- Namjoon-ssi - la voz de Taemin a través del comunicador en su oído se llevó toda su atención - estamos próximos a llegar. Ya he confirmado nuestra posición y la guardia principal ya desplegó la seguridad.
- Comprendo - Namjoon se giró hacia Jimin quien ahora mantenía la vista en la ventana, sonriendo al ver algunos ojos rojos brillando en la oscuridad, junto con los aullidos -. Casi llegamos a la casa principal - anunció, aun sabiendo perfectamente, que aquello no era necesario.
- Lo sé - las palabras salieron arrastradas y acompañadas de un suspiro -, por fin, en casa.
El llamado de una manda siempre causaba cierto estremecimiento en aquellos que eran ajenos a las miles de conversaciones que surgían entre los lobos, era algo que se utilizaba muchísimo en el pasado, cuando necesitaban mantener secretos entre clanes, pues nadie que no estuviera vinculado con los otros miembros tendría conocimiento de lo que se hablaba. Jimin solo había tenido la oportunidad de sentir eso una sola vez.
Eso era suficiente para hacerle sentir la piel sensible, con un cosquilleo latente e insistente por parte de su lobo, quien era un terco al mantener el vínculo de una manada que se hallaba obsoleto. Quizá también era él mismo para no olvidar la sensación abrumadora al escuchar esa voz.
¿Príncipe Jimin?
Nueve y media de la noche. Cuatro horas y media desde que partieron del norte, habían mantenido una velocidad constante en todo el camino sin tener obstáculos o algún inconveniente, recién había recibido información sobre la posición del auto de Jimin y Namjoon, quienes se encontraban cerca de la casa principal, lo que significaba que para cuando él llegara todos estarían en casa, bajo su protección.
- Lobos - la voz suave de Jungkook le pareció casi extraña, como si estuviera cargada de nostalgia -. Majestad, hay lobos.
- Lo sé, son parte de la guardia real del clan, nos protegen, además de ser de los pocos que pueden mutar, sin contar a los que pertenecen a las familias principales con castas altas.
- ¿Castas?
- Tu jerarquía es omega, pero incluso entre nuestra propia casta existen rangos, con lobos más fuertes, esos que logran tener un control completo de sus partes humanas y viceversa - Jungkook lo observó con ese brillo curioso, sin quitarle la mirada -. La mayoría son de la familia principal, los líderes y sus lunas, sus hijos...
- ¿Hijos? Eso quiere decir que si usted, es un líder, también tiene ¿herederos?
- No - mencionó de manera divertida, haciendo que el otro ladeara la cabeza hablar con Taehyung siempre le confundía, incluso si Namjoon se esforzaba por explicarle de una manera simple las cosas, el líder Kim encontraría la forma de hacer que todo fuera... complicado - aunque debería tenerlos pronto.
- Como un deber - una afirmación le fue murmurada -. El príncipe dijo algo sobre eso. Las familias... - su voz fue apagada después de pronunciar esa palabra, pues Jimin le dijo que él y su madre eran una familia, aunque pequeña, no dejaban de serlo -. No entendí muy bien cuando dijo que no disfrutaba de la idea.
- Son protocolos nada más.
- ¿Tener una familia?
- Para mí... - sopesó sus propias palabras, encontrando cierto remordimiento en aquello, pues de niño siempre deseó tener eso mismo, una familia, una verdadera, de esas que existían en sus libros infantiles -. En el caso de los líderes siempre es un deber con el protocolo de sucesión. No hay paso para el amor o padres amorosos, aunque eso nunca detuvo a los míos por más duros que fueran.
Otro aullido más se escuchó fuera, haciendo que Jungkook se estremeciera, en primer lugar porque los pudo observar, corriendo casi a los costados del camino, con esos brillantes ojos rojos como los del alfa a su lado; segundo porque quería poder saber lo que estaban diciendo, estaba convencido de que esos aullidos eran más que simples sonidos, porque se respondían los unos a los otros.
Colocó su mano sobre el cristal de la ventana, el cual ahora estaba evitando tener acceso hacia el exterior, aquello sucedió luego de que tuvo una pequeña molestia con unos estornudos, haciendo que Taehyung cerrara completamente su acceso hacia el exterior argumentando que se enfermaría por estar expuesto a los cambios drásticos; sin embargo, no esperó que el líder mismo volviera a bajar el vidrio, permitiéndole una vez más sentir el aire en su rostro.
- Majestad - le llamó lentamente mientras veía cómo uno de los lobos al costado del camino lo miró directamente, dando un aullido alto - ¿usted sabe lo que dicen?
- ¿Cómo dices?
- Las manadas pueden hablar entre ellos. Me refiero a los lobos - regresó a mirarle directamente para asegurarse de que le estaba escuchando - ellos siempre están hablando constantemente, ¿usted sabe lo que dicen? No han dejado de aullar desde que nos los encontramos.
- Están anunciando nuestra posición con el resto - respondió Yugyeom como una voz externa, pero presente en todo aquello -, la manada se está encargando de hacer que todo esté listo para nuestra llegada, mientras el resto se asegura de preparar todo.
- Lo ve - habló orgulloso, irguiéndose un poco por haber obtenido una respuesta de lo que ya asumía - sabía que estaban hablando entre ellos. Si ya saben que estamos aquí, eso quiere decir que también saben ¿de mí?
- Lo hacen - respondió esta vez Taehyung, sintiéndose más seguro y menos consternado al saber que Jungkook era un completo conocedor de las formas de comunicarse entre las manadas, al menos lo básico -. Por eso es importante que actúes lo más normal que puedas o al menos apegarte al hecho de que perteneces al clan. Hazte a la idea que ahora eres un Kim.
- ¿Al igual que usted? - un asentimiento le fue dado - ¿los apellidos pueden ser mentira? No entiendo de dónde vienen.
Un largo suspiro fue el preámbulo para que el alfa se tomara unos segundos para saber la manera en la cual podía explicarle aquello. La idea llegó a su mente tan brillante como él mismo, siendo un pequeño cachorro con una linterna investigando en la biblioteca más sobre su historia, terminando con su padre sonriéndole y llevándolo de vuelta a la cama.
- Verás desde la antigüedad han existido las luchas por el poder, el reconocimiento y los niveles en estratos sociales - la mirada confusa del omega le hizo detener y buscar palabras menos complicadas -, me refiero a saber quién está más arriba, como los líderes en una manda. ¿Comprendes?
- Sí.
Esa simple afirmación le dio confianza para seguir con su historia y así por fin explicar de manera breve la razón de un apellido. Era ridículo esforzarse tanto por alguien, explicando algo tan trivial, pero para Jungkook no lo era, porque no vivía en su sociedad, no era un niño el cual estuviera aprendiendo, sino más bien un adulto que pasó ignorante la mayor parte de su vida.
Le fue muy fácil crear una historia donde en la antigüedad existían las clases altas, quienes eran los únicos que tenían derecho a tener un apellido como signo de respeto. Quien tuviera uno significaba que era importante, tenía la gracia de sus reyes, o bien era de la familia principal, mientras que el resto de habitantes se hallaban desamparados sin un nombre que los respaldara.
Pronto uno de los reyes del pasado, perteneciente a la familia Kim, se dio cuenta de que era gracias a su pueblo que sobrevivía su imperio y que sin personas a quienes gobernar entonces él no tenía una razón de existir. Así que comenzó a dar su apellido a aquellos que hacía llamar dignos. Comandantes, Generales, Ministros, Concejales y Maestros, estos mismos tenían el derecho de darle su apellido a sus parejas e hijos y de aquella manera el rey fue creando un pueblo fuerte y leal.
El resto de reyes se dio cuenta de aquello y quisieron replicar las acciones, comenzando a crear sus propios allegados leales a un apellido. El apellido dejó de ser exclusivo de las clases altas, convirtiéndose en una palabra poderosa que simbolizaba algo más grande. No solo era un simple apellido, una manera de referirse a alguien, si no más bien una representación figurativa de a quién servía la persona, así como extender la imagen de los reyes.
- Y así fue como nació el uso de un apellido - Jungkook mantenía su ceño fruncido, junto con un puchero pronunciado, entreabriendo constantemente como si quisiera decir algo, arrepintiéndose en última instancia - ¿qué ocurre? ¿No es suficiente eso para saciar tu sed de conocimiento?
- No es eso - lo vio dudar por unos segundos antes de dirigirle la mirada - si en el pasado representaba presencia de un rey, y ahora es para tener protección... ¿Por qué es tan importante que yo tenga un apellido? He vivido toda una vida sin tener uno, con el nombre basta para defenderme. De verdad - Taehyung soltó una risa baja. Le parecía adorable la manera en la que se esforzaba para comprender todo - Hablo en serio, por qué siempre se está riendo.
- No es de ti, lo prometo. Estos son protocolos de la sociedad, te sorprendería lo mucho que puede llegar a importar el apellido o el clan al que perteneces.
- Suena a que es algo tonto - el alfa levantó la mirada hacia el frente, donde Yohan y Yugyeom escuchaban atentamente, cruzándose con los ojos del delta, quien no podía quitarle la mirada a Jungkook a través del retrovisor -. Preferiría que todo fuera menos complicado o no lo hiciera parecer como si la vida se terminara si cometo un error.
La tensión en el cuerpo de Taehyung fue casi inmediata, aun sin quitar la mirada del frente donde deseaba que Yohan comprendiera la orden silenciosa de darles privacidad, debían entrenarlo mejor, deberían haberle instruido que el cruzar miradas de cierta manera no era una forma de desafío, pero el delta no parecía ceder. Pronto el sonido de la pantalla divisoria entre el frente y la parte trasera del auto comenzó a subir lentamente mientras que líder no quitó ese semblante serio del retrovisor donde unos ojos inexpresivos seguían observando, perdiéndose detrás de la cortina insonorizada, dejando a ambos pasajeros en completa privacidad.
- Jungkook - le llamó, no obteniendo respuesta alguna, más que un suspiro largo, con el omega abrazándose a sí mismo, inhalando lentamente el aroma del alfa a su lado, negándose a aceptar que la compañía del líder era aterradoramente relajante - mírame por favor.
- No necesito verlo para escucharlo.
- Pero yo sí necesito que me veas mientras te hablo. Por favor - lo vio girar la cabeza, clavando su mirada con esos ojos cambiantes, los cuales desde que salieron de la casa se habían tornado verdes con destellos azules -. Necesito que entiendas que para poder protegerte, nadie puede saber de dónde vienes, ¿comprendes? Quiero poder ocultar tu naturaleza.
- ¿Porque me aborrece? ¿Le parezco salvaje? ¿Una bestia del muro? - cada pregunta estaba cargada de rabia, un poco de odio y otro poco más de dolor. Taehyung se atrevió a elevar su dedo, llevándolo hacia el rostro ajeno, tocando muy apenas como un permiso silencioso a milímetros de la piel ajena para que en un movimiento lento poder hacer que esos bonitos ojos le miraran.
La estela fantasmal de lo que fue el contacto entre la yema de los dedos con la sensible piel de la mandíbula ajena pareció llenarse de una carga eléctrica que los unió todo el tiempo que le tomó a Taehyung alejar su tacto, siendo apenas seguido por Jungkook, solo como un movimiento inconsciente de su cuerpo el cual detuvo de inmediato.
- No utilizaría ninguna de esas palabras para definirte. Lo que te pido es que uses mi apellido como un arma, un escudo que te protegerá de cualquiera. El clan Kim es el más grande, así como poderoso, nadie se ha atrevido a levantarse contra nosotros, así que si mencionas que eres Kim Jungkook todos comprenderán bajo el cuidado de quién estás.
- Me parece tonto.
- Lo sé - su mano vaciló en tener contacto con el cuerpo tenso de Jungkook, estaría pasando los límites silenciosos, pero su propio instinto también le pedía calmar la angustia ajena, se notaba que tenía frío, la piel erizada se lo dejaba más que claro, mas no volvería a traspasar sus barreras a menos que fuera algo consensuado - ¿sigues teniendo frío?
- Un poco - concedió finalmente, sorbiendo su nariz y abrazándose a sí mismo. Con un solo movimiento Taehyung se aseguró de encender la calefacción de los asientos, no tardaría mucho en darle comodidad y con eso estaría más que satisfecho, al menos el omega le había dirigido la mirada por unos cuantos minutos, aunque ahora se encontrara de nuevo perdido en sus pensamientos -. Si yo uso su nombre para protegerme, por qué el príncipe tiene otro.
Sabía perfectamente que con Jungkook las conversaciones no podían terminar como si nada, con él era como tomar un pequeño respiro, una pausa para tomar una segunda ronda en el tema hasta que por fin el propio omega dejara de lado todo respecto a lo que le confundiera. Ya fuera porque era demasiada información, porque se abrumaba o bien porque llegaba un punto en el cual su comprensión no le ayudaba a tener una idea clara.
- Pertenecemos a clanes distintos - no hubo respuesta, era como si Jungkook esperara un poco más de información, cosa que le fue concedida -, él es un Park, al igual que Taemin. Son del segundo clan más grande, aunque el tercero en cuanto a poder.
- Eso quiere decir que el príncipe ya tiene un nombre con el cual protegerse.
- Tiene un apellido, mas no uno que lo proteja - el ceño de Jungkook se hizo más pronunciado, abultó sus labios y aquel reflejo en el cristal de la ventana fue el arma letal para el alfa que aún intentaba mantener una conversación con él - lo siento sé que todo es muy...
- Complicado - terminó la frase tan conocida del alfa, encontrando cierta nostalgia al haber estado tanto tiempo alejados, sin escucharlo, sin sus conversaciones, sin sus interacciones de este tipo, donde siempre lo dejaba más confundido -. No me agrada la idea de que el príncipe no pueda defenderse con su apellido y usted sí.
- Por eso mismo le daré el mío - la mirada del omega estaba cargada de pánico, algo que no pudo descifrar Taehyung y mucho menos comprender cuando Jungkook rompió distancia con él, una abrumadora cercanía que no tenían desde que se conocieron - ¿qué ocurre?
- ¿Le dará su apellido? - el alfa asintió sin más, esperando que Jungkook desarrollara más sus palabras, siendo difícil mantener un semblante serio cuando el omega se hallaba tan próximo, robándole espacio personal y oxígeno, el cual ahora compartían - ¿cómo lo hará? ¿Casándose?
- Sí
- No puede - reclamó de inmediato y quizá algo en el corazón del líder vibró por cierta cosa molesta que provocó esa frase, ¿Jungkook sentía celos? Su lobo sacó el pecho en muestra de orgullo al ser de cierta forma reconocido como un ¿compañero?, aunque quizá debería aprender a terminar de escuchar antes de asumir - usted se quedaría sin su apellido, estaría en peligro.
La tensión en los hombros del líder Kim disminuyó con facilidad al entender que Jungkook no estaba comprendiendo del todo lo que significaba dar un apellido, y quién podía culparlo, ya lo había mencionado, él no tuvo uno como tal, no sabía para qué se utilizaba. Taehyung estaba seguro de que con dificultad estaba asimilando la información que llevaban unos minutos conversando.
Una sonrisa ladina se instaló en la comisura izquierda del alfa, como un gesto casi automático para darle cierto ambiente menos tenso a sus interacciones, en serio había extrañado tanto que Jungkook cuestionara todo, incluso el más mínimo de los detalles porque lo obligaba a estar al tanto de todo y nada. Despertaba en él ese instinto de siempre estar para el otro, no como lo hacía con su familia o más allegados, con el omega era distinto. Muy peculiar.
- No es así como funciona, yo seguiré teniendo el mío, pero Jimin dejará de ser leal a su clan para poder ser un Kim, así estará bajo mi completa protección - lo vio arrugar más su entrecejo, casi podía notar los engranajes girando en su cabeza para comprender todo, hasta que abrió muy amplios los ojos.
- ¿Dejaría de pertenecer a su manada solo porque usted decide protegerlo en la suya?
- Es una manera de decirlo - su rostro se bañó con un semblante casi indescriptible, entre molesto y confundido, eso por decir una vaga mención de lo que ocurría -. Sé que es complicado de entender, no te fuerces a saberlo todo ahora, ¿de acuerdo?
- No quiero entender sus reglas tontas, pero me parece injusto que eso suceda con el príncipe, él es tan...
- Lo sé - afirmó Taehyung a cualquier cosa que mencionara sobre Jimin, él tenía esa magia de hipnotizar y hacerlos caer bajo sus adorables encantos - créeme, por eso mismo es que intentó de todas las maneras posibles el cuidarlo todos los que quieren perjudicarlo de alguna forma.
- ¿Todas las personas hacen lo mismo?
- No.
Seguía sin agradarle la idea, en especial porque ahora debía entender que unos nombres servían de protección, mientras que otros solo afectaban a quienes lo portaban. El príncipe Jimin no estaba a salvo de lo que quisieran hacerle en su manda, así como él una vez estuvo indefenso frente a esa omega con vestido elegante que le miró con odio en sus ojos, como si le conociera, como si no fuera la primera vez que se cruzaban.
- Del otro lado... de donde provengo, las manadas marcan mucho sus límites con los otros, a menos que tengan problemas con otras manadas, no crean alianzas. ¿Esto es parecido?
- Más o menos, aunque nosotros hemos pasado mucho tiempo sin crear verdaderas alianzas. Es por eso que se prohibió hace años la unión entre clanes. Después de las distintas rebeliones se llegó a un acuerdo de que los matrimonios solo se darían entre miembros del propio clan.
- Entonces, ¿por qué quiere cambiar eso con el príncipe?
- Porque mi padre lo estipuló así.
- Pues hable con él, dígale que no es justo para el príncipe y para usted tampoco estar atado a alguien que no parece querer estar así.
- No es tan sencillo - Jungkook arrugó ceño de manera profunda como si el reproche fuera tan transparente como esas líneas en su frente, las cuales el alfa se atrevió a borrar con un suave y delicado tacto - no es fácil hacer algo como eso cuando la persona ya no está.
- Su padre... ¿No está? - la respuesta fue muy fácil de obtener, era de las pocas veces que Jungkook comprendía ese idioma silencioso de gestos del líder. Quizá debía comenzar a hacer un diccionario con el idioma Kim Taehyung, para comprenderlo.
Jungkook se quedó en silencio, suspirando lentamente, cruzándose de brazos para luego fruncir aún más su ceño, sintiendo de pronto un calor emanando del asiento en el que se encontraba, el cual estaba seguro de que no se encontraba así de cálido. ¿Lo había provocado él con su enojo? Porque era justo eso lo que sentía en ese momento, lo que le provocaba que sus mejillas cosquillearan cada vez que las inflaba.
Entre movimientos torpes comenzó a quitar el abrigo grueso que estaba utilizando, el cual ya no le estaba dando ninguna ayuda, por el contrario, lo estaba poniendo de mal humor. Sus hombros se tensaron al sentir el tacto ajeno, lo miró por sobre su hombro, teniendo la vista del rostro tranquilo del alfa, no lo estaba observando, solo se aseguraba de quitarle la molesta vestimenta.
- Sabes, en la casa no pude decirte que me parece desconcertante tu nueva vestimenta. Sé que querías una respuesta más clara, pero te ves ¿Incómodo?
- No me gusta - Taehyung soltó una risa nasal ante el comentario -. El príncipe dijo que debía usarla en momentos especiales y me vistió así, pero no me agrada. Creo que la camisa tiene problemas porque tiene demasiados agujeros pequeños, los pantalones son demasiado... no sé como explicarlo, pero se siente como si no tuviera nada puesto.
- Entiendo, a mí también me pareció que no cubría tu cuerpo.
- ¿Puede conseguirme algo que no sea como esto? Prometo que cuando sea necesario usaré esta ropa.
- Creo que puedo cumplir tu petición.
- Gracias - suspiró al estar mucho más cómodo en su asiento calentito, dándose cuenta de que aquello emanaba de la propia superficie acolchonada. Su mirada se desvió hacia el alfa, quien parecía asegurándose de que el calor fuera el suficiente. Quizá se había ganado una oportunidad más -. Majestad.
- Dime.
- Acepto - el desconcierto se reflejó en los ojos ajenos que no eran observados por los de Jungkook, quien se deslumbró al notar la enorme edificación de la casa principal del clan Kim.
- ¿Qué cosa aceptas?
- Usar su apellido, si usted se disculpa conmigo por haber insultado a todos los que vivimos detrás del muro.
Cómo negarse a una petición de esa índole, en especial cuando fue hecha con genuina inocencia, con un fin más puro que cualquier pensamiento impuro que pudo pasar por la mente del líder de solo olfatear el sutil aroma a té verde combinado con la naranja, tan refrescante como la misma naturaleza de Jungkook. Quizá estaba perdiendo el buen juicio, olvidando su posición como un alfa y cabeza de todo un clan, pero frente a ese ser hermoso le era casi imposible dejar arriba los muros de mármol sólido que construyó para aislar al resto de él mismo.
- Una disculpa.
- Sí, una de verdad que pueda sentirla en todo su cuerpo - para que yo mismo la perciba. Por supuesto que no diría esas últimas palabras, aquello era un pensamiento intrínseco que se quedaría con él. Le gustaba mucho poder percibir las emociones ajenas con solo abrir un poco de su vínculo, era un adicto al burbujeo en esa marca.
Los finos labios del líder fueron atrapados entre sus dientes como si la sonrisa amplia que trataba de escaparse fuera solo una ilusión para los ojos de Jungkook que seguían fijos en el alfa; solo para asegurarse de que su petición no había molestado a Taehyung, también para asegurarse de saber cómo actuar en dado caso tuviera un semblante sombrío, pero era todo lo contrario.
- Lamento tanto que mis palabras imprudentes hayan lastimado y corazón - ladeó sus labios en un mohín al escuchar aquellas palabras del líder. La marca no cosquilleo y su pecho no se removió. Quizá no había abierto muy bien el lazo entre ambos. Sí, debía ser eso. Una vez más... una oportunidad más... -. Dime, ¿fue muy grande la herida que dejó lo que dije?
- No lo lastimó, sigue latiendo tan fuerte como siempre - murmuró Jungkook, suspirando para poder borrar el peso en su pecho, eso que lo aprisionó en el instante que pidió aquella disculpa tan carente de emoción -. Solo desearía no haberlo escuchado - se giró hacia el alfa, asustándolo o quizá sorprendido por la acción repentina - ¿cómo se desescucha algo?
- ¿Desescuchar? - Jungkook asintió confiado en su palabra. Estaba bien si le consentía utilizar este tipo de jergas extrañas con él, ¿cierto? -. Me temo que es imposible, una vez que escuchas algo no puedes desescucharlo - una sonrisa burlona se asomó en sus labios al pronunciar lo último. Vio como Jungkook abultó los labios en un gesto quejoso, casi caprichoso, para seguido regresar a su asiento -, pero puedo enmendar mi error. De verdad estoy arrepentido de lo que dije, no sabía que pertenecías a ese lugar y tenías razón, no debí juzgar sin saber. ¿Me disculpas?
- Creo que lo puedo pensar - por supuesto que lo haría, porque justo en esa última pregunta algo le erizó la piel, muy apenas, pero estaba y con eso le bastó al omega para considerarlo -. Aunque tendrá que esforzarse más para tener toda mi confianza.
A pesar de que esa frase había sido empleada para no darle esperanzas, la sonrisa ladina que apenas le hizo aparecer un precioso hoyuelo le dio un leve aliento al líder que aquello solo era una acción caprichosa más.
- Eso quiere decir que podemos tener nuevamente nuestras reuniones inesperadas.
- Depende, debe enseñarme la casa para no perderme o es que acaso me buscará si logro escapar de su vista.
- Te sorprendería saber lo que mi lobo está dispuesto a hacer para no perderte de vista.
- ¿Solo su lobo? - la burla estaba oculta detrás de esa frase inocente - ¿y usted?
Golpe bajo, incluso para alguien que apenas lo conocía, daba ataques certeros que no tiraban a matar solo a crear otra pequeña grieta, rompiendo más profundo, arañando lentamente, empujando los escombros que quedaban de su interior, removiendo barreras débiles y siendo cuidadoso al encontrar un terreno poco estable.
- Líder, hemos llegado - la voz de Yugyeom retumbó en el interior, haciendo consciente que el auto se había detenido, que fuera le esperaba dos filas con la servidumbre, estando ansiosos por saludarlo, entre ellos todo el personal que habían estado en el norte -. Somos los últimos, y he confirmado que todos se encuentran a salvo en el interior, cansados pero a salvo. Bienvenido a casa majestad.
Seguido de aquello, ambos escoltas bajaron del auto, estando listos para abrir la puerta de los dos pasajeros, posicionándose tan erguidos que los hacía parecer más altos, así como grandes. Aquel gesto solo alertó a todos, comenzando a murmurar, algunos a intentar ver en el interior oscuro del auto.
- ¿Listo? - preguntó con cautela hacia Jungkook, quien seguía mirando hacia la entrada principal con tanta gente esperándolos, ¿estarían escondiendo las armas y brazaletes?
- ¿No me harán nada?
- No.
- Son muchas personas.
- Solo quieren saludar, están felices con nuestro regreso. El de todos - Jungkook alzó una ceja, completamente incrédulo de que también lo estuvieran por él, chasqueó la lengua mostrando su desacuerdo, sacándole una risa al líder -. Bien, quizá tu llegada sea inesperada, pero no por eso serás mal recibido, ¿okay?
- Okay.
Taehyung dio dos toques en la ventana para indicarle a Yugyeom que bajaría, el clic característico se escuchó para darle paso a la luz tenue proviniendo del interior y otra de las farolas que adornaban el camino desde las puertas principales hasta la entrada de la casa que terminaba con una rotonda. El líder arrastró con elegancia su cuerpo sobre el asiento, para finalmente sacar uno de sus pies, haciendo sonar la grava bajo sus suelas, aún no terminaba de salir cuando sintió cierto peso extra, tomándolo de la mano.
El escalofrío que le recorrió la espalda se sintió de todo menos molesto, parecía ser un choque de adrenalina pura, combinado con la electrizante sensación de poder sentir la piel tibia de Jungkook.
No me suelte.
Sus miradas se cruzaron, esos hermosos ojos azules con destellos verdes trataban de ocultar su miedo, mientras que se sostenía de su cuerpo para colocarse detrás de él. Pudo notar a Yohan sorprendido por no encontrar a su pasajero del lado que debía salir.
Jamás... estoy contigo.
La marca cosquilleó en el cuello de Jungkook, sintiéndose extrañamente a gusto con aquello, escucharlo en su cabeza no parecía tan malo cuando él decidía cuándo podía hacerlo. No había tenido eso antes, nadie le pidió su opinión o cuál era su deseo de hacer o no algo. Todo era aceptar sin una explicación, pero eso, esto que compartía con el líder era suyo, podía decidir cuándo cerrar esa puerta pequeña para dejar entrar al alfa.
El líder destensó sus hombros, irguiéndose, dando una sonrisa a medias, a la cual le siguió una reverencia hacia todos quienes lo esperaban, obteniendo el típico jadeo, acompañado de una reverencia más pronunciada por parte de todos. Todavía no se acostumbraban que su propio líder les saludara de esa manera, y era por eso mismo que la lealtad del clan Kim se había fortalecido en los últimos años. Jungkook no comprendió ese comportamiento, pero estaba sorprendido por el respeto que inspiraban todos.
¿Cómo puede una persona inspirar tanto sin hacer nada?
Lentamente, Taehyung se levantó para aferrar su agarre en la mano que no lo había soltado, sintiendo cómo el cuerpo contrario se pegaba demasiado a su espalda, intentando ser casi invisible. La mirada de algunos sirvientes fue curiosa, sus escoltas se limitaron a solo mirar al frente, no siendo esta la primera vez que debían guardar la compostura frente a su líder estando cerca del omega.
- Gracias a todos por su recibimiento - nadie esperaba aquellas palabras, no a menos hasta que el líder Kim subiera las escaleras hasta la puerta, pero terminó sorprendiendo a todos al hacerse a un lado y tener una pequeña riña con una persona detrás de él - por favor, necesito presentarte.
- No lo necesito.
- Sí, lo necesitamos, no queremos que ocurra de nuevo lo que pasaba en el norte con nadie reconociéndote y persiguiéndote por ahí - con aquellas palabras obtuvo un gesto de molestia, pero también resignación y con eso mismo pudo hacerse a un lado y desvelar la imagen de Jungkook frente a todos los presentes -. Él es Kim Jungkook, miembro de nuestro clan, por favor quiero que lo traten bien, en ocasiones parecerá tímido, espero que lo hagan sentir como en casa.
- Como ordene, Líder.
- ¿Quieres decir algo? - se giró apenas en su dirección, sorprendiendo a Jungkook por la pregunta, ¿no era suficiente con dejarse ver frente a tantas personas?
- ¿Decir algo? ¿Como qué? - el líder se encogió de hombros. Los ojos de Jungkook se pasearon por todos los rostros, asustándose al no reconocer a nadie, al menos así fue hasta que tres rostros conocidos se asomaron desde las últimas posiciones de la fila - Hola...
Fue apenas una murmuración con una voz delicada, un saludo que estaba dirigido hacia Yuna, Lia y la señora Sunhee quienes le sonrieron amplio, así como hacer ese gesto con sus manos, agitándolas con emoción.
- Bienvenido sea, joven Kim Jungkook.
La voz de todos estando al unísono complació a Taehyung quien finalmente tomó una bocanada más de aire para comenzar a avanzar, asegurándose de que Jungkook no se alejaría de él y como era de esperar, jamás se separó, ni siquiera cuando cruzaron el umbral de la enorme puerta la cual se quedó observando con la boca abierta y los ojos destellando asombro. Tampoco se alejó de su lado mientras veía la magnitud del lugar, tan grande que hacía parecer que la anterior era más pequeña o menos brillante.
En el recibidor había una mesa redonda donde descansaba un jarrón gigante con flores frescas, elegantes y rojas. Todo en ese lugar tenía detalles rojos. Las alfombras que de nuevo cubrían el suelo, haciendo cosquillas en sus pies descalzos; las cortinas, incluso en las ropas de la servidumbre, había una especie de bordado con una K y un diamante. Los hombres que eran de la escolta poseían un botón brillante con el emblema familiar en la solapa de sus sacos, mientras que la servidumbre algunos portaban joyas: pendientes, collares, pulseras e incluso en el cabello, todo con la piedra roja.
- ¿Tienes hambre? Deberíamos cenar, ¿no lo crees? - los labios agrietados de Jungkook se entreabrieron para responder, aunque antes de decir palabra alguna pudo percibir la cercanía de alguien más.
- Líder - Namjoon lo llamó con una voz cargada de tranquilidad al verlo de pie en el medio del recibidor con Jungkook, aferrándose a él - me alegro de que estén bien. Pedí que sirvieran la cena en cuanto dieran la señal de tu llegada.
- Gracias, ¿Jimin?
- Estoy aquí - alzó la voz, el omega desde el sofá amplio del salón, donde se encontraba recostado, haciendo que dos ceños fruncidos se pronunciaran más -. Tardaron demasiado, muero de hambre.
- ¿Te encuentras bien? - Taehyung avanzó a paso seguro para llegar con Jimin, no sintiendo que su mano había sido soltada, siendo consciente de aquello solo en el momento en el que la silueta de Jungkook pasó a su lado para adelantarse.
- ¿Príncipe?
- Estoy bien, par de perros guardianes - alzó su mano, agitándola al aire, mientras que con su otra mano aún cubría su rostro, no sintiéndose del todo bien, pues el mareo que lo había atacado en cuanto entro a la casa seguía presente, pero no diría nada de eso -, solo es un bajón de azúcar por la falta de comida. Podemos ir al comedor ¿ya?
Destapó su rostro dando una sonrisa amplia, no convenciendo del todo a ninguno de los tres presentes, Namjoon lo había estado cuidando desde que ese tonto mareo lo hizo tropezar sobre sus pasos, su vista se nubló al punto de no dejarle ver lo que tenía enfrente y como último síntoma todo el mundo le dio vueltas. No necesitaba tener a Taehyung tan atento a esas pequeñas cosas y mucho menos a Jungkook, en especial él.
- ¿Taehyung? - una cuarta voz llamó la atención de todos - Oh, Diosa luna, al fin regresas. Mamá estaba volviéndome loco de tanto repetir que quería verte. ¿Tienes idea de la hora que es?
- Supongo que es tarde.
- Demasiado, tendrás que visitarla por la mañana, sorpréndela como siempre haces y te perdonará.
Jungkook notó a ese hombre que se acercaba con un paso decidido, tenía piernas largas, un torso perfectamente equilibrado, hombros anchos, cabello oscuro y largo, un rostro que se podría definir como bonito y esa sonrisa amplia era imposible de ignorar, era tan... tan omega. Lo vio colgarse del cuello de Taehyung, sintiendo una extraña sensación burbujeando en su pecho.
¿Por qué ese omega trataba así a Taehyung? ¿Por qué el alfa le permitía esos comportamientos? ¿Por qué sonreía? ¿Por qué su pecho se estaba apretando tanto hasta crear un nudo en su garganta que le hacía imposible respirar correctamente? Le vio tan cómo en los brazos del otro que su mente le estaba jugando en contra al querer hacer lo mismo o quizá solo deseaba quitar a ese omega de la cercanía del alfa.
- ¿Por qué te ves tan cambiado? ¿Quién eres? ¿Qué hiciste con mi hermanito con cara de naranja agria? - le apretó las mejillas porque dudaba que esa sonrisa fuera real, quizá le había quedado como un tic sin poder quitarlo, pero, por el contrario, seguía ahí, incluso después de que el alfa le tomó las manos para separarse -. Te ves tan distinto. Te enviaré más seguido al norte.
- A mí también me alegra verte, Seokjin hyung.
- Salúdame bien, niño malhumorado - el omega lo envolvió entre sus brazos y para Jungkook eso pareció como un ataque directo por la fuerza con la que lo estaba tomando, el quejido del alfa lo hizo tensarse, pero la mano de Jimin deteniéndolo lo hizo anclarse al suelo.
Seokjin estaba demasiado entretenido en abrazar a Taehyung, pero aun así pudo percibir cierta mirada penetrante sobre él, alzando así la vista para cruzarla con unos inquietantes ojos verdes con unas cuantas líneas azules. Se sintió curioso por la apariencia peculiar de ese chico, intentó olfatear un poco sin encontrar un aroma en específico proviniendo de él, aunque definitivamente no era un beta, no con un lobo así, estando a la defensiva.
- No me dijiste que traerías invitados.
- Ah, sí, lo olvidaba - Taehyung se separó lentamente de su hermano, quien aún se encontraba estupefacto, manteniendo el contacto visual -. Él es Jungkook, un Kim del norte - la mirada de Seokjin recayó en el líder, acusándolo de inmediato -. Prometo que no necesitas saber todo en estos momentos, más que pertenece a nuestro clan. De preferencia puedes, por favor, ignorar...
- ¿Qué cosa? ¿Sus ojos? ¿Cómo pretendes que no vea eso? Taehyung son azules con color verde.
- También pueden ser azules con líneas verdes - agregó Jimin acercándose a saludar a su hyung.
- Y en ocasiones son violetas con la combinación de los tres colores o simplemente lilas, pero a quién le importa unos colores en los ojos - excusó Taehyung haciendo que su hermano se girara para que no estuviera tan cerca de Jungkook, quien se mantuvo estático en su sitio con Namjoon a su lado -. Vamos, debemos comer un poco e ir a dormir, estoy agotado como todos.
La mirada de Seokjin fue de completa acusación, incluso atreviéndose a dirigir nuevamente hacia el nuevo integrante del clan, quien permaneció serio, sin tener una actitud agresiva, más bien se veía perdido, como si no encajara en todo aquello. Sabía perfectamente que lo estaban ocultando, era más que obvio que le querían distraer para no hacer muchas preguntas ahí en el medio del salón con todo el personal presente.
El líder hizo una seña para que Namjoon se encargara de Jungkook, mientras él tomaba del brazo a su hermano mayor, haciéndolo avanzar, preguntando cosas triviales como el ambiente en la casa, cosas respecto a su madre, sus reuniones sociales para mantener vivo al clan Kim, entre otras, incluso llegando a mencionar si para la cena tendrían postre.
Namjoon por su parte, carraspeó bajo para llamar la atención del omega a su lado, quien tenía la cabeza ladeada, observando la escena poco común, con el comportamiento extraño del líder. El alfa se posicionó al frente para extenderle la mano, Jungkook dudó de si tomarla o no, decidiéndose a hacerlo luego de tener una sonrisa de labios que buscaba darle tranquilidad y confianza.
- Ahora sí podemos caminar - murmuró Namjoon alzando la barbilla mientras escoltaba a Jungkook hacia el comedor.
- Puedo caminar solo.
- Sé que lo puedes hacer, pero esto es algo más de los protocolos de la sociedad - le dio un leve vistazo, con una sonrisa ladina que le remarcó un hoyuelo -, debes aprender estas pequeñas cosas para que nadie se aproveche de ti o termines actuando agresivo con alguien que merece respeto.
- ¿Como el príncipe y el líder? - una afirmación murmurada fue su respuesta -, pero sé cómo comportarme con ellos.
- No son los únicos príncipes y líderes. Hay más, y mientras te quedes con nosotros no faltará el momento en el que te encuentres con más de alguno. El secreto está en que la familia principal de cada clan porta el emblema de la familia en joyas, usualmente bastante vistosas. Así que si alguien se te acerca y notas esos rasgos como...
- ¿Parecidos a los de Taehyung?
- Sí, justo como eso... sabrás que debes tener cierto grado de respeto. También puedes decidir si tomarle la mano a alguien o no. De preferencia hazlo con aquellos a quienes les tengas confianza.
Era mucha información, aunque cada vez parecía menos difícil de asimilar, solo debía hacer lo mismo que hacía con Jimin y Taehyung, mientras que con el resto de personas podía comportarse menos cortés, un poco menos sumiso. Estaba de acuerdo con Namjoon al saber que si alguien le ofrecía tocarlo, él podía decidir si hacerlo o no, ¿podía decidir sin ser reprendido? Pensándolo mejor, no era tan mala idea que fuera solo con aquellos con quienes tenía más cercanía.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero, empezando desde la planta de sus pies, subiendo hasta su espalda en el momento que ya no tuvo contacto con la alfombra roja, ahora estando en completo contacto con el suelo frío. Se sostuvo de Namjoon por unos segundos, haciendo detener su camino mientras experimentaba un poco más la sensación, poniendo un pie en la alfombra y otro más en el suelo.
Namjoon lo había visto hacer aquello en varias ocasiones en la casa del norte, aún le parecía divertido cómo el omega disfrutaba de las cosas más triviales como lo era el percibir los cambios de temperatura y de texturas. Aunque eso solamente ellos lo verían bien, porque el resto comenzaría a hablar sobre sus comportamientos poco usuales.
- Deberíamos conseguirte un buen calzado para que puedas andar por casa.
- No me gustan - refunfuñó, arrugando su ceño al sentir cómo su mano era colocada en el brazo del alfa, como si fuera un gancho -. Además, Taehyung... él dijo que no los usara si no me sentía bien con ellos.
- Podemos intentar encontrar unos que sean más cómodos, algunas sandalias quizá.
- ¿Sandalias? - la risa burlona contraria le molestó, quizá la Taehyung le desconcertaba en ocasiones, pero no le irritaba, no como la del resto que parecía poner de mal humor a su lobo - no sé qué son, así que deja de burlarte, alfa.
- No me burlo, omega.
Había estado tan distraído con su conversación que no se dio cuenta del momento en el que atravesaron el salón, mucho menos el pasillo que los llevó a estar en la puerta de ese gigantesco comedor. Era parecido al de la otra casa, con la excepción que este tenía menos asientos, con algunas personas sirviendo diligentemente los alimentos. ¿Dónde estaban Yuna y Lia? La señora Sunhee, ¿no la volvería a ver en toda la noche? Aún recordaba que el príncipe pidió que se fueran con ellos a petición de él mismo, le alegró poder verlas en la entrada, pero ahora, por más que las buscara, no aparecían.
Namjoon ignoraba todas las preguntas que rondaban por la cabeza de Jungkook mientras lo escoltaba hacia la mesa, donde Jimin le hizo una señal con la mano para hacer que se sentara a su lado, obedeciendo de inmediato, dejando al omega al lado del príncipe. El alfa hizo una reverencia lenta, disimulando sus movimientos lentos hasta enderezarse, mirando por sobre su hombro a Seokjin quien le regaló una mirada cargada de desinterés, con un toque de veneno, cruzándose de brazos, esperando que por fin se marchara.
- ¿Es tan necesario que exageres los gestos de reverencia?
- Mi educación me lo exige, su alteza - un bufido salió de los labios de Seokjin, quien viró los ojos hacia otra parte.
- ¿Por qué no te dejaron en el norte?
- Porque su hermano me requiere y necesita aquí. Si me disculpan, debo ir a revisar que el resto del personal del norte se encuentre bien después del viaje - la tensión entre la mano derecha del líder y el príncipe mayor del clan Kim era tan palpable, aunque al único que parecía incomodarle era a Jungkook quien intentaba comprender esa confusa interacción -. Príncipe Seokjin, me retiro.
- No necesito que un alfa me explique como funciona el mundo Namjoon-ssi, tampoco me importa lo que hagas - suspiró bajo, mientras que llevaba una copa de agua hacia sus labios, virando los ojos cuando Namjoon sonrió de lado, con ese semblante tan propio que siempre mostraba para fastidiar al omega mientras comenzaba a salir del lugar -. Alfas, se creen los reyes del universo.
Seokjin limpió sus labios con un poco de brusquedad, dejando con otro poco de agresividad la servilleta de tela sobre la mesa, disculpándose por no poder acompañarlos, ya que habían arruinado su apetito, abultando sus labios para hacer notar su molestia, para seguido salir del comedor bajo la mirada de todos.
El líder conocía muy bien esa dinámica entre ambos, no se llevaban para nada bien, la cordialidad solo existía en presencia de más personas, tampoco era un secreto que Kim Namjoon y Kim Seokjin se odiaban a muerte, con el alfa haciendo comentarios que le hacían molestar con facilidad al omega. Era una guerra de nunca acabar.
- Él es Seokjin hyung, el hermano de Taehyung - murmuró Jimin como si aquello fuera un tema delicado de tratar o un secreto para resguardar - no es malo y tampoco se rige mucho por los protocolos de la sociedad, prefiere disfrutar la libertad de ser el hijo mayor omega, dejándole las responsabilidades a Tae. Aunque no puede ni ver a Namjoon ni en pintura o estar en la misma habitación sin que tengan estos pequeños espectáculos...
- Príncipe - interrumpió Jungkook. La mirada de ambos omegas se cruzaron, con Jimin teniendo una apariencia enfermiza, pálido, con los labios a punto de verse como una hoja de papel, con unas ojeras algo pronunciadas - ¿qué es un hermano? - una risa baja escapó de los labios del príncipe de los Park, mientras que intentaba aparentar que el mundo no le estaba dando vueltas -. He escuchado al líder hablando sobre su hermano, pero no sé a qué se refiere cuando lo nombra.
- Prometo explicarte después, en la habitación. ¿Te quedas conmigo hoy, por favor? - su voz estaba temblorosa, Jungkook notó cierto cambio en el aroma del otro, quien se encogió en sí mismo al sentir un escalofrío -. Creo que me acostumbré a ti.
- Príncipe, ¿de verdad se siente bien? Es por...
- No hables tan alto. Lo estoy, solo necesito que me acompañes, ¿puedes? - lo vio dudar, incluso tragar saliva lentamente, pero no hubo necesidad de insistir cuando la comisura del lado derecho se elevó en una pequeña sonrisa - ¿eso es un sí?
- Sí.
La comida fue repartida para todos, y mientras más servidumbre entraba en aquel amplio espacio iluminado, el rostro de Jimin empeoraba, incluso su cuerpo comenzó a temblar, un sudor frío le recorrió el rostro, el aroma de la comida era imposible de soportar. Las conversaciones o al menos las voces se volvieron molestas hasta el punto de ser simples fantasmas zumbando en sus oídos.
El tacto en su mano lo hizo tener un poco de soporte, cruzando miradas con la de Jungkook, que mantenía ese semblante entre sereno e insistente para que dijera la verdad. Quizá fue por la cercanía, pero el tacto de la piel con piel le pareció glorioso, el aroma a cierta nostalgia le invadió las fosas nasales y su vista borrosa no estaba ayudando.
Sus instintos le jugaron en contra porque pronto se encontró recostándose en el hombro de Jungkook, quien se tensó ante la acción, llevando su mano hacia el rostro ajeno, donde Jimin se frotó un poco, buscando tener más de esa sensación hasta que olfateó un aroma en particular que lo hizo enderezarse de inmediato, tragando saliva con dificultad.
- Líder en su ausencia, tuvo algunas visitas que preguntaron por usted - uno de los encargados de la seguridad estaba dando el informe a Taehyung, como era costumbre.
- ¿Visitas? - la pregunta fue dirigida hacia Namjoon, quien apenas regresaba de su ronda de inspección, no parecía perturbado por la noticia de que tuvieron a alguien en la casa - ¿Qué visita?
- La Luna Park - la tensión en el cuerpo de Jimin fue aún mayor, intentó tomar bocanadas de aire más grandes para no perder el control ahí mismo, mientras que Jungkook le sostuvo el rostro para cuestionar lo que ocurría, viendo por primera vez el reflejo de otro color de ojos. Dorados con destellos naranjas, tan hermosos como lenguas de fuego ardiendo -, vino acompañada por un doctor.
Un golpe fuerte sobre la mesa sorprendió a todos menos a Jungkook que estaba intentando sostener a Jimin quien con dificultad quería quitar las manos ajenas de su cuerpo, poniéndose de pie, sosteniéndose apenas con sus palmas bien puestas sobre la superficie dura, jadeando por un poco de aire.
- Jimin, ¿estás bien? - el líder se puso de pie para acercarse hacia el omega, con la angustia creciendo en él, pero se detuvo en el momento que vio a Jungkook, siendo el único que dejaba acercarse.
- Estoy un poco cansado, quiero ir a mi habitación.
- Te acompaño.
- Le acompaño.
La voz combinada de Jungkook y Taehyung creó una armonía extraña al salir con la misma preocupación por el bienestar del omega, pero Jimin negó hacia ambos, tomando una gran bocanada de aire. Disculpándose apenas para así finalmente dejar que su lobo lo sacara de ahí, quien exigía buscar algo en la casa, eso que necesitaba, su propio lugar seguro. Andando lo más rápido que le era posible, quitando a todo aquel que se cruzara en su camino.
Avanzó por los pasillos sin poner atención a las voces que iban detrás de él, sintiendo escalofríos con cada inhalación, siendo el peor momento de todos cuando estuvo en el salón del primer piso donde una brisa leve hizo mover las cortinas, llevando con él un leve aroma a algo, quizá de alguien, despertando en él un calor insoportable.
- Joder, no ahora - se quejó mientras que su mano hacía puños en su pecho, con la camisa arrugándose entre sus dedos - no, no, no. Se suponía que aún no vendría.
- ¡Príncipe!
- Aléjate de mí Jungkook, ahora no es un buen momento.
Sus pasos torpes lo hicieron subir a tropezones hasta la segunda planta de la casa, apoyándose en cada superficie sólida que encontraba a su paso, hasta que no pudo más, perdiendo finalmente el equilibrio, quedando de rodillas en el suelo, abrazándose a sí mismo, sintiéndose vulnerable y molesto.
- Príncipe - de nuevo ahí estaba esa voz, acompañada de un calor que le hizo sentir seguro -, está entrando en celo. Yo lo cuido, solo dígame dónde está su habitación.
- Es la última - arrastró sus palabras así como su propio cuerpo para levantarse, aunque moverlo no pareció ser problema para Jungkook, quien lo alzó sin dificultad - ¿te quedas conmigo? No era en serio cuando dije que te alejaras - las enormes gotas saladas se acumularon en sus ojos y sintió tan bien que Jungkook le quitara una de esas lágrimas que incluso buscó más el tacto - por favor.
- Se lo prometí, yo lo cuido. No debe temer por Taehyung, le advertí que debía quedarse alejado.
Jungkook sonrió amplio al notar que Jimin casi rio por lo que había mencionado. Quizá debía decirle lo que había ocurrido para mantener a flote el buen humor del príncipe, porque aquello fue muy cómico, pues nadie esperaba que en medio de la cena el Príncipe Park se levantara tan de pronto ignorando los llamados de todos, teniendo a un omega enfrentando a su líder de clan por ser él quien cuidaría a Jimin.
Quédese aquí... yo lo cuido...
Había usado ese tono tan particular en él que hacía que todos se desconcertaran en un instante, el líder Kim no era afectado por aquello, quizá solo por la actitud que tomaba Jungkook al hablar de esa manera. Aunque lo que sí causó cierto estado de shock en el alfa fue otra cosa.
No lo quiero cerca de otro omega en celo.
¿Fue por el hecho de no saber interpretar esas palabras correctamente? Posiblemente, pero había sido suficiente para que el líder del clan más poderoso detuviera su andar, ordenando a todos no interrumpir a Jungkook hasta que todo estuviera más tranquilo, mientras que él aún estaba intentando lidiar con sus instintos por las palabras espetadas por el omega.
En la habitación de Jimin se estaba creando una escena poco usual en un omega en celo. Quizá Jungkook había pasado demasiados años de su pubertad y adultez en el lugar incorrecto, pero el comportamiento del príncipe le parecía poco común, pues ni bien se adentraron en ese lugar, se había soltado de su lado para dirigirse a su armario de donde sacó algunas cosas.
Su mirada se paseó de aquí a allá junto con los movimientos torpes de Jimin, quien seguía tomando ropa para ahora acomodarlas sobre su cama en una especie de extraña rueda, para finalmente subirse, acomodándose en el medio, mirando a todas partes, alzándole la mirada con esos ojos dorados brillando intensamente.
No cruzaron palabra alguna, pero Jungkook supo de inmediato que de cierta manera necesitaba de él estando ahí. Se acercó entre pasos lentos, con la mirada fija del otro, como si tuviera ansia ante su ausencia y al mismo tiempo temor por algo. Era extraño, pero estaba dispuesto a hacerle compañía.
- ¿Príncipe? - su mano rozó apenas una de las prendas al llegar a la cama, y Jimin le gruñó, frunciendo su ceño, gesto que no Jungkook no aprobó - no me gruña. Estoy intentando ayudar - de nuevo recargó su peso sobre las prendas, notando el pánico en el rostro ajeno, pasando de un semblante molesto a uno angustiado -. Tranquilo.
- No toques.
- ¿Uh? - ladeó su cabeza al no comprender, pero el dedo de Jimin señalando el lugar donde estaba su mano lo hizo comprender un poco más - ¿la ropa? No quieres que la toque - una negación fue su única respuesta, pero fue suficiente para que Jungkook se retirara, notando cómo el otro se relajaba - ¿quiere que lo cuide desde aquí?
- Aquí - exigió haciendo un espacio en el medio.
- ¿Cómo pretende que yo suba si no quiere que toque nada? - mencionó exasperado, sacándole un puchero a Jimin. Le había hablado un tanto, ¿brusco? Quizá -. De acuerdo, subiré.
Mordió su labio inferior, pensando lo más rápido que podía para saber cómo estar al lado del príncipe, decidiendo que la única manera sería dando un salto, o bien utilizando el sofá al pie de la amplia cama para pararse y desde ahí llegar junto a Jimin. Comenzó a dar vueltas alrededor, con la atenta mirada contraria.
Sin más se encogió de hombros, había tomado su decisión y eso conllevaba estar más cómodo para poder moverse de mejor manera, así que aun teniendo esos ojos dorados observándolo, sin el mayor de los pudores, porque no le daba vergüenza mostrarse con poca o nada de ropa, comenzó a bajar sus pantalones, quitándolos con facilidad. Una vez sus piernas estuvieron libres, decidió que podría subirse a la cama junto a Jimin.
Sabía que el malhumor del príncipe empezaba si tocaba la ropa, así que entre movimientos dudosos logró hacer que su pie solo tocara las sabanas de la cama, obteniendo una aprobación silenciosa por parte del otro para seguir adelante, logrando ingresar completamente; casi fue de una manera triunfante, pero todo aquello quedó de lado al momento que perdió el equilibrio, pues en el momento que quiso enderezarse para no caer terminó tropezando con Jimin.
El omega lo había tomado del brazo, halando de él para tenerlo finalmente cerca, tumbándolo perfectamente en el medio de su nido, donde él mismo se subió en el cálido cuerpo ajeno, encogiéndose hasta hacerse más pequeño. Jungkook se sintió extraño ante esa manera de reaccionar, aunque su lobo cooperó con él para darle tranquilidad al otro, permitiendo soltar algunas feromonas.
La pequeña nariz de Jimin se removió al percibir un rico aroma a jengibre, emanando del cuerpo al cual se aferraba, saliendo de su refugio para mirarlo y asegurarse que era un omega quien estaba a su lado. Pero el aroma era tan delicioso, tan cálido y especiado que lo hacía sentir muy bien.
- Alfa... - ronroneó nuevamente recostándose en el pecho de Jungkook, frotando su nariz para poder olfatear mejor, aunque al llegar a su cuello y encontrar el pañuelo de seda le molestó, quitándolo y sorprendiéndose al ver la marca - ¿Alfa?
- No, príncipe, alfa, no. Solo Jungkook.
Jimin frunció su rostro, se sentía confundido, porque él perfectamente podía sentir las feromonas ajenas que lo hacían sentir relajado, estando cargadas de un aroma a jengibre. Esos olores solo podían ser de un alfa, pero una parte de él también estaba convencido de que quien tenía ahí era a Jungkook, un omega.
Lo olfateó una vez más no encontrando el aroma a jengibre en ese espacio marcado, terminando por pasear su nariz por el resto de la piel, por las clavículas, el hombro hasta nuevamente llegar al pecho ajeno donde pudo percibir nuevamente el aroma, sintiéndose a gusto ahí mismo, acurrucándose nuevamente, obteniendo caricias suaves en su cabello.
El lobo de Jungkook siguió soltando feromonas, sintiéndose responsable del cuidado del omega, que ahora estaba profundamente dormido, relajado entre sus brazos. Aunque no dejaba de estar atento a cualquier movimiento en la casa, su mayor preocupación era la de proteger. Un sentimiento que era compartido por el líder Kim, quien luego de unos minutos decidió que sería bueno ir en búsqueda de ambos omegas.
Avanzó por todo el pasillo de la segunda planta, deteniéndose en el segundo que pudo olfatear el aroma a celo de Jimin. Mantuvo su distancia ante aquella advertencia no porque le afectara, sino más bien porque siempre que Jimin tenía su periodo de calor, el lobo de Taehyung se ponía agresivo e incluso aún más indiferente ante las necesidades del omega.
Jungkook...
Intentó aquello, como un último recurso, aunque dudaba que fuera de utilidad, pues todo ese tiempo no había dejado de insistir para poder hablar con el omega y saber qué ocurría. Ahora que se formaba una idea, esperaba que todo estuviera bien.
No venga... no lo perdonaré si lo hace.
El tono en el que le hablaba le hacía saber que se encontraba molesto, esperaba que fuera por su insistencia y no porque algo estuviera mal en esa habitación, aunque con lo poco que conocía a Jungkook, sabía que se las podía arreglar fácilmente. Vaciló en sus propios pasos, avanzando dos y regresando uno para luego alborotar su cabello, no sabiendo muy bien cómo actuar.
Estará bien... yo lo cuido.
Esa simple frase denotaba que debía alejarse completamente de la situación, significaba que no podría tener el control de lo que estaba ocurriendo, pero para su sorpresa, confiaba ciegamente en Jungkook, que sabría cuidar de Jimin y al mismo que sería lo bastante prudente para pedir ayuda.
Joder, quizá lo último lo pondría en duda, ya que Jungkook era un tanto terco e independiente, prefería estar solo todo el tiempo, hacer por sí mismo las cosas a menos que llegara a su límite. ¿Debería pedirle a alguien más que los vigile? Su lobo le hizo moverse del medio del pasillo y sin pensarlo, o más bien sin ser muy consciente de su andar, ya había llegado con el personal de servicio pidiendo que tuvieran discreción ante la situación de Jimin.
Su actuar le pareció demasiado raro a todos, sin embargo, nadie lo contradijo ante su extraño pedido. Una vez tuvo la respuesta positiva, sintiendo que solo una parte de la situación se salía de sus manos, que debía aprender a delegar esa parte, se decidió por mantenerse ocupado en otra cosa que no fuera merodear por la segunda planta de la casa.
Finalmente, avanzó hacia su estudio, donde cerró la puerta detrás de sí, alejándose tres pasos para luego mirar por sobre su hombro y terminando por dejar entreabierta la entrada, por si cierto omega aparecía en el medio de la noche.
Dio algunos pasos por el lugar, intentó distraer su mente leyendo los informes de seguridad, pero no podía hacer nada de trabajo, no teniendo a Jungkook alejado. Se dio unas cuantas palmadas en el rostro, riéndose de sí mismo por tener ese comportamiento. Se dejó caer en su silla amplia, masajeando el puente de su nariz con sus dedos índice y pulgar.
No lo perdonaré...
Esas palabras calaron tan profundo en su mente, recordando que el omega aún no le daba ese perdón por su comportamiento, debía encontrar una manera diferente para remediar esas palabras carentes de emociones que le había dicho en el auto. Tomó un bolígrafo entre sus largos dedos, para así darle paso libre a lo que corría por su mente, trazándose en una hoja de papel, la cual se volvió una pelota arrugada, de esa pasaron a ser dos, cuatro, seis y diez.
La penumbra dio paso a que las horas avanzaran lentamente hasta que poco a poco comenzó a cambiar, iluminándose con los primeros rayos del sol, luz natural que dio directo en el rostro de Jungkook quien se molestó ante lo molesto que le parecía aquello, queriendo estirarse, siéndole imposible, pues el cuerpo de Jimin aún seguía sobre él.
Despertó unas cuantas veces por la noche, pidiendo por un alfa, Jungkook llegó a pensar que quería a Taehyung, pero no parecía ser él aquello que necesitaba, pues intentó mencionar que llamaría al líder y Jimin terminó por gruñirle, frotándose de nuevo contra él. Fue un celo demasiado tranquilo, sin necesidades de tener un encuentro con alguien. ¿Acaso el príncipe no había experimentado eso? Ni siquiera tuvo fluidos molestos mojando sus piernas, solo se dedicó a dormir, frotar sus manos sobre el pecho de Jungkook para luego ocultar el rostro ahí.
- Príncipe, ¿puedo irme? - susurró, mientras que con su dedo izquierdo empujaba lentamente la cabeza del otro omega, quien gruñó apenas, aferrándose más -. No me gruña, quiero irme. Ya lo cuidé toda la noche.
- No.
- Por favor - pidió, obteniendo una mirada oculta entre el cabello enmarañado - estará bien.
- No - el estómago de Jungkook hizo pequeños ruidos, haciendo que Jimin finalmente se levantara observando a su alrededor, con su ceño fruncido, aunque su propio cuerpo no tardó en acompañar a la sinfonía compartida -. Tengo hambre.
- Puedo pedir que traigan comida, ¿le parece bien? - con un puchero pronunciado, Jimin asintió, para luego dejarse caer sobre las sábanas, abrazando la camisa que le había quitado a Jungkook en el medio de la noche -. Okay, entonces ¿me deja salir?
- Mhm.
Lo vio acurrucarse más sobre sí mismo junto con la camisa cerca de su rostro, olfateándola gustoso. Eso le sacó una risa baja, pero completamente relajado al saber que el celo de Jimin le faltaría muy poco para que terminara, no había sido tan fuerte como los propios y eso quizá le daba cierta emoción extraña. Debía preguntarle a Taehyung qué significaba aquello porque no era para nada agradable saber que alguien tenía algo que él no y aun así quererlo para sí mismo.
Entre movimientos torpes y bastante tiesos logró salir perfectamente del lugar en el que había sido obligado a pasar toda la noche. Tenía puesta su ropa interior como única prenda en su cuerpo, aquello no le importó tanto o al menos no lo hizo hasta que sus sensibles sentidos le hicieron saber que en esa casa había más personas que en la anterior. La voz de Taehyung, mencionando que no deseaba que nadie lo viera paseando por ahí con su piel blanquecina, le hizo pensar que quizá y solo quizá si él pedía algo debía actuar de la misma forma.
Dudó un poco en si tomar alguna de las prendas del enorme desastre que había hecho Jimin, pero al final no lo pensó mucho antes de tomar una extraña prenda larga, era abierta del medio y tenía una especie de cuerda de la misma tela que el resto de la prenda; no cubría del todo su cuerpo, aunque sí algunas zonas importantes. Se giró para buscar un espejo, había aprendido la palabra de Jimin, mencionando que el fin del objeto era reflejar su apariencia.
Se veía extraño con la ropa larga y abierta del medio. Tomó ambos extremos de la cuerda entre sus manos, comenzando a jugar con ella, preguntándose cuál era la función de la misma. Aunque le gustaba un poco el color de la misma. Era azul, de tela brillante y suave como el pañuelo que le colocaba en el cuello el príncipe. Aquello le hizo ser consciente de su marca; seguía estando rosada, y hasta cierto punto le pareció bonita, una cicatriz que nunca cerraba correctamente, pero no se veía tan mal.
El cordón de tela brillante era tan largo que con facilidad le llegaba a la mitad de sus piernas, ¿era alguna especie nueva de pañuelo para cubrir su marca? No, era demasiado angosto para poder tapar la cicatriz. Elevó una de las puntas para intentar colocarla en su cuello dando unas dos vueltas, comprobando que efectivamente no era suficiente para ocultar la mordida, quitándola de inmediato, no perdiendo de vista el reflejo de sus ojos.
Es azul... bonito...
- No creo que le moleste si me quedo con esta prenda, ¿verdad? - pensó en alto, observando por sobre su hombro al omega que estaba profundamente dormido -. Usted tomó mi ropa, no veo por qué no puedo tomar algo suyo.
Avanzó directo a la puerta para finalmente salir, no esperando encontrarse con esos ojos, con ese rostro y mucho menos sentir ese cosquilleo extraño en la marca, la cual cubrió con su mano.
- ¿Majestad? - ladeó la cabeza al no entender qué estaba haciendo ahí, entrecerrando sus ojos, abultando sus labios y cruzando sus brazos sobre su pecho destapado que se había robado la atención del alfa - ¿qué hace aquí? Creí que...
- Quería saber si estabas bien... no supe de ti en toda la noche y juro que intenté mantenerme alejado - estaba hablando demasiado rápido, tartamudeando y desviando constantemente la mirada - y... por favor puedes cubrirte correctamente.
- Estoy cubierto. Casi...
- Tienes que usar el cordón alrededor de tus caderas para que se cierre - Taehyung tomó las puntas de aquella bonita seda azul real, ese color hacía resaltar la piel de Jungkook y sus bonitos rasgos, como si fuera suyo, apropiándose de ese tono tan particular -, esto lo cruzas en el frente para que cubra y con el cordón lo atas en un simple nudo para que no se abra.
- Oh - el líder tragó duro al no poder evitar seguir imaginando el cuerpo ajeno a pesar de ya permanecer cubierto - ¿le ocurre algo?
- ¿A mí? No, en lo absoluto - se irguió demás, riendo de manera falsa, pasando sus manos por su cabello ya alborotado - ¿tú estás bien? - Jungkook asintió a secas - ¿tienes hambre? Debes tenerla, bueno... ¿La tienes? Quiero decir, no sé muy bien qué ocurrió anoche, así que no sé muy bien...
- Majestad - ¿se podía sentir embobado por alguien llamándolo por su título? Debía ser ese tonto lazo que apenas se había formado, el que lo hacía caer bajo esos instintos - está actuando extraño otra vez. Es gracioso. Puede por favor llevarle comida al príncipe.
- Pediré que alguien se la traiga. ¿Quieres tomar un baño antes de comer?
- Okay.
- Okay - una sonrisa tonta se asomó en sus labios, mientras que intentaba ocultar su emoción hacia la actitud receptiva contraria - entonces te llevaré a tu habitación para que puedas descansar y asearte.
- ¿No compartiré habitación con el Príncipe?
- A menos que eso quieras, pero de lo contrario tu habitación está lista - la mirada dubitativa de Jungkook fue adorable, mirando hacia la cama donde aún se refugiaba Jimin. Su boca hizo un mohín abultado, al mismo tiempo que dio un paso hacia afuera para finalmente cerrar la puerta tras de sí - ¿entonces?
- Me gusta la idea de tener una habitación.
El líder extendió una mano para indicarle que le siguiera, no esperando que Jungkook entendiera otra cosa, como el tomarle la mano para luego enganchar sus brazos. Sus ojos brillantes esperaron su aprobación, una que se dio con la sonrisa que le brindó Taehyung, casi como si quisiera contener una emoción más grande, haciendo que el pecho de Jungkook vibrara en orgullo. Había aprendido bien de todas las veces que Namjoon había hecho ese gesto.
Quizá sí sería fácil adaptarse a todo ese entorno mientras pasaba desapercibido para poder obtener sus propias respuestas. ¿El líder estaría dispuesto a cambiar de opinión respecto a las manadas salvajes? Parecía arrepentido cuando le pidió que se disculpara, podía intentar conversar de nuevo con él, aunque no en ese momento, no cuando su propia confianza en el alfa estaba poniéndola en duda.
- Esta es tu habitación - señaló Taehyung al abrir la puerta frente a ellos, soltando el agarre en su brazo, sin dejar de entrelazar sus manos para adentrar al omega junto a él - espero que te sientas cómodo.
La vista de Jungkook se paseó por todas partes, era más grande que la anterior, la cama era gigante, la ventana quizá era similar; había dos pequeñas mesas al lado de la cama, los detalles en las paredes eran dignas de admirar, tenían líneas doradas como el suelo. Una de sus cejas se alzó al notar que no había alfombra, quizá no tenía utilidad más que estar ahí, pero había encontrado cierto gusto por el sentir el cosquilleo en sus pies.
El armario era similar al del príncipe, aunque dentro solo había algunas sábanas blancas y unas almohadas extra. No había espejo, tampoco el bonito mueble que tenía Jimin en su habitación, donde había visto que tenía los brazaletes brillantes y collares, junto con algunas cosas extrañas que se colocaba en el rostro.
- ¿Qué te parece?
- Es muy grande - su voz hizo eco con las paredes casi vacías - ¿el baño?
El alfa le dio una sonrisa de labios, acercándose a una puerta parecida a la del armario, la cual al abrirla dejó ver un enorme espacio con un gigante espejo, una caja de cristal la cual no le gustaba utilizar para tomar los baños y como su parte favorita, ese lago personal que no era tan pequeño.
- Hay toallas suficientes para que te seques. Pedí que te trajeran ropa cómoda, así que hay unas pocas en el armario. Tienes todo lo necesario para quitar... - sus palabras se detuvieron justo a tiempo, cuando los ojos verdes de Jungkook se clavaron sobre los propios - quiero decir, imagino que no es agradable tener fluidos.
- No los tengo, solo huelo un poco - dio unos cuantos pasos, demasiado cerca del alfa, casi dejando sus rostros a escasos centímetros, con Taehyung completamente tenso cuando Jungkook mostró su cuello -. El príncipe me olfateó aquí - señaló la marca y el gruñido que vibró en su pecho fue imposible de contener al saber aquello no le agradó en lo absoluto - ¿huelo a él?
Taehyung tragó duro, acercándose finalmente al cuello, percibiendo el calor emanando del cuerpo contrario, con la punta de su nariz apenas rozando esa zona tan delicada y privada. Tomó una inhalación profunda, sintiéndose relajado al no poder obtener nada más que el aroma a té verde y naranja, tan leve que parecía desaparecer con cada bocanada de aire. Quería quedarse ahí, seguir respirando contra la piel, llenarse de Jungkook.
- Majestad...
- N-no. No tienes otro olor, aunque el tuyo es muy leve.
- Okay, entonces intentaré lavar mi cuerpo, solo me preocupaba saber si ahí también se quedó su aroma.
- ¿Por qué?
- Aún es difícil saber cómo limpiar o si lo hago bien. La piel está sensible y me hace cosquillas - se encogió de hombros como si aquello fuera tan trivial, mientras que de manera torpe intentaba deshacer el nudo en el cordón, fallando al instante, haciendo que se apretara más -. Quítelo.
- ¿Cómo dices?
- El nudo - dijo con obviedad, alzando las puntas del cordón - por favor.
Verdaderamente, era extraña esa dinámica. Estaba desnudando a un omega al cual ni siquiera iba a poseer, el cosquilleo que se instaló en la yema de sus dedos era una de las pocas cosas de las cuales preocuparse cuando finalmente el torso ajeno estuvo al descubierto, con ese tono de piel tan pálido, haciendo resaltar los pezones, un poco despiertos y erizados por el frío.
- Yo, podría enseñarte cómo limpiar correctamente la marca.
- Dije que es difícil, no que no pueda, Majestad.
Joder, ¿por qué tenía que utilizar ese tono de voz bajo y seductor?, además de esa sonrisa socarrona que le hacía entender que se estaba burlando, en su cara y aun así estaba estúpidamente embobado por la acción. Sin mediar más palabra murmuró una disculpa, una triste excusa para salir de ahí dejándolo a solas para que tuviera privacidad al asearse.
- Estaré en mi estudio si necesitas algo - alzó la voz un poco más, asegurándose de que le escuchara el omega, obteniendo un pequeño cosquilleo en su piel -. Está en la primera planta... si te pierdes... sabes que solo debes llamar...
Jungkook rio, al no poder borrar de su mente el rostro sonrojado del líder, amaba verlo de esa manera, tan nervioso e impropio de un alfa, porque verdaderamente ¿cuántos alfas había visto en su vida con las mejillas rosadas por una simple insinuación? Muchos lo tomaban como un atrevimiento, otros les hacía hervir la sangre, pero ninguno se veía así de desconcertado. Adorable. Definitivamente, esa era la palabra que definía al líder Kim.
No tardó mucho en llenar la bañera, aunque sabía el nombre del objeto prefería seguir refiriéndose a eso como su pequeño lago personal, la espuma hizo presencia con rapidez al mismo tiempo que el jabón escapaba de sus manos, aunque ya sabía cómo utilizarlo el objeto siempre terminaba resbalando y escapando. Le gustaba mucho el aroma natural que dejaba en su piel, así como la sensación. Le pareció extraño que hubiera algunos botones en los bordes y su curiosidad lo hizo comenzar a presionar uno por uno.
Obtuvo burbujas, algunas luces cambiantes en el suelo y unas extrañas vibraciones en su trasero que no le agradaron en lo absoluto, siendo este último botón el que más rápido apretó nuevamente para apagarlo. Fue divertido, así como extraño, el descubrir que ese baño tenía tantas cosas raras. Salió de la bañera y ni bien su cuerpo estuvo completamente fuera, el agua comenzó a drenarse sola. ¿Qué rayos había sido eso?
Tomó una de las toallas, pareciéndole extraño el hecho que la tela se sintiera tibia, su mano se introdujo en el espacio donde estaban el resto, sintiendo que estaba caliente. Aun con todo eso, decidió que no pondría atención, secando con cuidado cada espacio de su piel, tomando la prenda azul en el suelo, colocándola en un gancho que estaba en la puerta.
El líder Kim se ruborizó cuando la usó. ¿Debía ser una prenda más para usar solo en su habitación, como le había explicado con la ropa interior, esa que no debían ver más personas? Se lo preguntaría cuando lo encontrara en su estudio.
Se acercó al espejo para observarse, con su cabello mojado, el cual terminaba en pequeñas ondulaciones, la marca rosada y limpia, esta vez no había aplicado tanta fuerza, así que no existían rastros de sangre. Ni bien acercó su dedo hacia su reflejo, para mirar más de cerca, unas luces se encendieron, su ceño se arrugó al no comprender lo que ocurría, llamando su atención una luz roja.
- ¿Qué es esto? - apenas lo tocó, unas imágenes comenzaron a aparecer en el espejo junto con algunas voces extrañas, al mismo tiempo que su reflejo parecía tener algunas líneas raras.
"Análisis completo del estado físico:
Tez pálida por efectos de menor exposición a luz del sol, se recomienda tomar unos minutos al aire libre para nivelar los niveles de vitamina D.
Marca analizada, sin cambios físicos negativos. Estado: un 80%.
Linaje no detectado. Exposición de lobo, no identificado. No se encuentran algoritmos similares en base de datos..."
Jungkook se alejó del espejo, aun sin comprender lo que ocurría, aunque con eso logró detener esa voz extraña que repetía cosas sobre su cuerpo y mientras aquello ocurría en su propio reflejo se veían líneas, algunos círculos remarcando lo que decía.
"Los reportes nos indican que el líder Kim ha tenido presencia en los últimos días en la frontera del norte. Pudimos tener una visión del próximo Luna, mostrando la elegancia de su casta, así como los rumores de que quien estuvo oculto y fuera del ojo público fue el mismísimo rey del clan más poderoso, solo con el fin de cuidar de su omega..."
Había imágenes congeladas de Taehyung, de Jimin, incluso de Namjoon en lugares que no reconocía mucho. El príncipe de verdad se veía muy omega en cada una de esas imágenes, con su peinado y esa ropa que ya había visto en el armario, estaba usando joyas con las piedras rojas, esas que pertenecían al clan Kim.
"Se dice que en pocas semanas se estará anunciando finalmente el compromiso de ambos y que la imagen de nuestro rey se dará a conocer frente a todos..."
Pronto la imagen de la casa principal reemplazó a los rostros de Jimin y de Taehyung. Jungkook se acercó nuevamente porque veía algunas palabras debajo de aquellas imágenes que intentó leer, pero tan pronto como lo hizo el espejo comenzó de nuevo ese hablado extraño señalando su rostro, combinándose con las voces que estaban hablando del líder Kim. Su paciencia llegó a su límite y no podía hacer que se callaran ninguna de las dos. Sus manos se hicieron puños, llevándolas hacia sus sienes.
- ¡Silencio! - alzó la voz mientras que su mano se estampaba en el espejo, haciendo un sonido estridente, comenzando a caer en pedazos y causando que ambas voces se callara - ¿Uh?
Su mano temblorosa aún permanecía adormecida debido al impacto, comenzó con un simple cosquilleo, siguió con un ardor leve hasta que pronto la sangre se abrió paso por la piel abierta, bañando con el característico color carmín. Sus labios hicieron un mohín al sentirse molesto por el desastre que estaba haciendo, manchando todo, intentó abrir la llave para dejar correr el agua, pero ni bien intentó hacerlo, el agua comenzó a salir sin él haber tocado nada.
Dejó que corriera un poco del líquido cristalino sobre la superficie manchada para luego meter su mano y así limpiar. Frotó un poco las heridas, sintiendo que algo rasgaba más su piel, haciendo que más sangre saliera.
- Deja de salir - se quejó, frotando mucho más rápido y soportando el dolor de la herida abierta - ya basta. ¡Aish! Tonto alfa, me dio una habitación defectuosa.
Miró hacia un lado donde estaban las toallas y envolvió su mano en ella para así por fin salir del cuarto de baño, llegó hasta el armario, abriendo la segunda puerta donde vio unas pocas ropas, sacándolas sin cuidado y colocándolas sobre su cuerpo aún húmedo. La tela blanca había contenido muy bien la sangre, al menos eso se vio en un primer instante, así que dejó de lado el vendaje, terminó de colocarse unos pantalones cortos, una camisa blanca, la cual por supuesto que terminó manchando y aun con su cabello húmedo salió de la habitación.
No era tan difícil el ir por ahí en la gigantesca casa, siendo que su cabeza ya estaba más de que programada para replicar los pasos que daba en la casa anterior, solo que ahora los tenía que duplicar y al mismo tiempo andar con mucho más cuidado con todo el personal al cual no conocía. Sus pasos eran rápidos y decididos; el ardor en su mano se hizo más intenso, mientras que su brazo se movía constantemente; bajó las escaleras sin saber muy bien a dónde dirigirse.
Majestad...
Un leve cosquilleo le hizo erizar la piel, sintiendo como si algo le llamara de una parte en particular, comenzando a andar más rápido conforme se iba acercando a una de las puertas. Pudo olfatear claramente el aroma del alfa al cual buscaba, quiso entrar de inmediato, pero recordó que había "protocolos". Así que siguiendo aquello elevó su mano, la que no estaba lastimada, y tocó dos veces, adentrándose de inmediato, sin esperar una respuesta.
- Majestad, tengo un problema con la habitación que me dio - Taehyung había estado demasiado distraído leyendo algunos pormenores de los informes que no pudo prevenir el momento en el que tuvo al omega frente a él y mucho menos al ver cómo elevaba su brazo, el cual estaba cubierto de sangre.
Su silla chocó con la pared detrás de él en el momento en que se puso de pie, casi corriendo al encuentro de Jungkook, sintiendo su pecho doler y el reclamo de su lobo al no saber proteger a su omega.
- ¿Qué te sucedió en la mano? - el pánico desborda de sus ojos, confundiendo a Jungkook, quien lo observó todo el tiempo que le tomó al alfa sacar un pañuelo el cual envolvió en su mano, ¿en qué momento había comenzado a sangrar de nuevo? - ¿Qué pasó? ¿Alguien intentó entrar en tu habitación? ¿Peleaste o te defendiste?
- Nuh uh - negó lentamente mientras que era tomado en un arrebato del líder para sentarlo en el sofá. Mirando cómo este iba hacia su escritorio apretando un botón y regresando con él - ¿está preocupado?
- Por supuesto que lo estoy, te dejé en tu habitación sin un solo rasguño y vienes así. Dime qué pasó.
- Había muchas personas en el espejo del baño diciendo que se iban a meter a la casa. También hablaban de usted y el príncipe tomando la luna.
- ¿Personas? No comprendo ¿qué personas decían eso? - quizá su cerebro estaba en modo supervivencia, porque no estaba entendiendo lo que había ocurrido hasta que algo le hizo saber parte del problema - ¿hablas del espejo reflejando a otras personas que no eran tú?
- Ajá, fue raro y no hacían silencio, así que le di con mi puño, pero se cayó en pedazos. ¿Los espejos pueden hacer eso?
- Pueden hacer mucho más de lo que piensan - murmuró apretando la mano del omega, quien siseo por el ardor -. Lo lamento, debí explicarte las cosas. Limpiaré tu herida y subiremos a la habitación, ¿de acuerdo?
- No quiero.
- ¿Por qué? Prometo que las personas del espejo no te lastimaran, ni a mí o a Jimin.
- Se enojará - murmuró con cierto tono de culpabilidad, desviando la mirada hacia la puerta, percibiendo un poco antes la presencia de alguien. Taehyung también fue capaz de sentir la cercanía de otra persona, pero no le podía importar menos - hice un desastre. Hay mucha sangre.
- Está bien, se puede limpiar. No me enojaré contigo, al contrario, esto es mi culpa por olvidar explicarte que aquí las cosas son diferentes a las cosas en el norte.
- Llamó líder - la cara seria de Taemin se frunció en una mueca al notar la sangre en el pañuelo que estaba alrededor de la mano de Jungkook - ¿alguien les hizo daño?
- Solo necesito que me traigan un botiquín, ¿puedes? Estamos bien.
- Pero, Jungkook-ssi.
- Me lastimé, yo solo - la mirada del líder fue suficiente comunicación para que Taemin comprendiera que todo estaba bien.
- De acuerdo, le pediré a alguien que lo traiga.
- También puedes decirles que hubo un incidente en el baño de la habitación de Jungkook, ¿hay vidrios rotos... del espejo? - cuestionó mirando fijamente al omega, quien asintió a secas - y sangre en el suelo.
Taemin asintió, dando una reverencia leve, para comenzar a hablar por su comunicador y dar aviso de lo solicitado mientras los dejaba a solas. El líder siguió apretando la mano ajena, sintiendo el líquido tibio, manchando más y más la tela.
- Espero no tengas algún vidrio en la piel, déjame revisar - comenzó a destapar la mano, teniendo a la vista la piel llena de sangre - ¿duele?
- Un poco.
- Pronto traerán algo con lo que pueda limpiar correctamente.
La respiración agitada junto con unos pasos fuertes haciendo eco en el pasillo le advirtió a Taehyung que no tardaría en tener a alguien haciendo preguntas, sin embargo, no esperó que fuera Yuna junto con Lia quienes acudieran al llamado. Se suponía que descansarían por unos días mientras se adaptaban a la nueva vida en la casa principal, pero ya se encontraban vestidas con sus respectivos uniformes, entrando al estudio con la mirada cargada de angustia.
Los jadeos de sorpresa no se hicieron esperar pidiendo permiso para poder limpiar la herida de Jungkook, quien les concedió el poder acercarse, sin embargo, no dejó que el líder se alejara de él, tomándole la mano, pidiéndole de manera silenciosa que se quedara ahí mismo. Taehyung accedió, no perdiendo de vista todo lo que estaban haciéndole a la mano ajena. Un suspiro cargado de tensión fue lo que le permitió respirar correctamente cuando notó que no había nada de que preocuparse.
No había trozos de vidrio por ninguna parte, aunque sí algunos rasguños en los cuales colocaron un poco de medicamento para inhibir el dolor, cosa que hizo efecto casi de manera instantánea, para luego vendar perfectamente.
- Por favor Jungkook-ssi, no muevas mucho la mano y tampoco hagas esfuerzo innecesario - pidió Yuna al ver que el omega comenzaba a hacer movimientos comprobando que ya no dolía, teniendo de nuevo la mano gentil de la chica sobre la propia -. El vendaje se puede caer más rápido si haces eso. No más cosas raras de destruir espejos ¿Okay?
- Okay - respondió a secas, dándole una leve mirada a la omega, quien le hizo un mohín en desaprobación de su comportamiento -. Lo prometo. No más espejos rotos.
- Si lo haces de nuevo tendrás mala suerte - agregó Lia de manera divertida, siendo reprendida por Yuna - ¿qué? Solo estoy bromeando.
- Gracias, a las dos por venir - murmuró apenas Taehyung teniendo una reverencia de ambas omegas, quienes se despidieron para darles un poco de privacidad, y con eso mismo el alfa pudo tomar la mano de Jungkook, esa que no dejaba de mover aunque le habían pedido que no lo hiciera. - Basta, desatarás el vendaje - rodeó entre sus propias manos la ajena y en un acto casi impulsivo llevó sus labios hacia la poca piel expuesta para apenas dejar un roce, pues Jungkook retrajo su brazo alejándose solo un poco.
Mantuvieron el silencio por un poco más de tiempo mientras que Jungkook paseaba su vista por todo el estudio, el cual por supuesto era diferente al otro, este era mucho más grande, por ende había más espacio para libros. El escritorio era amplio, hecho de madera rojiza. Los detalles en las paredes se combinaban con el dorado y rojo. Las luces eran tenues, casi cálidas, siendo una lámpara por cada columna, en total cinco de ellas.
- ¿Te asustaste?
- No, solo fue molesto escuchar esas voces hablando de usted y el príncipe.
- ¿Por qué de pronto lo llamas príncipe?
- Namjoon-ssi me está... - puso su dedo en su barbilla, tratando de recordar la palabra exacta que había dicho el otro alfa -, él dijo que me educaría, para poder pasar desprevenido en la sociedad.
- ¿Desprevenido? - Jungkook asintió - No querrás decir desapercibido.
- Es lo mismo - Taehyung sonrió de inmediato, no queriendo contrariarlo en esos momentos, pero debía, así que se limitó a simplemente negar aquello -, pero suenan igual.
- Pero no significan lo mismo. Prometo que, si tú lo deseas, podemos seguir con las sesiones de lectura.
- Significa estar a solas con usted. No lo sé, la última vez que lo estuvimos, las cosas no estuvieron bien.
- Déjame solucionar eso.
El líder se colocó de pie tan rápido que ni siquiera le dio tiempo a Jungkook para detenerlo en lo que fuera a hacer. Por alguna extraña razón lo quería cerca, ahora que estaba un poco vulnerable su presencia le estaba haciendo bien y que se alejara fue como el pinchazo que sintió en su mano al golpear el espejo, uno leve, pero persistente.
Lo vio mover algunos papeles en su escritorio, murmura algunas palabras, tomar algo entre sus dedos para luego comenzar a hacer trazos sobre algo. Jungkook no pudo con su curiosidad, poniéndose de pie para ver qué estaba haciendo el alfa, pero este cruzó miradas al mismo tiempo que era observado, dándole una sonrisa de labios que hizo tensar el cuerpo ajeno.
- No pude dormir muy bien, anoche luego que dijiste que no me querías cerca de la habitación - comenzó su discurso mientras avanzaba rápidamente hacia el sofá -. Tenía que buscar una manera de distraerme y mi tonta manera de disculparme contigo me pareció tan vacía que pasé toda la noche en esto - le extendió un trozo de papel doblado, el cual miró atentamente -. Por favor tómalo.
- ¿Qué es? - cuestionó más como un pensamiento en alto que una pregunta en sí, sintiéndose confundido al mirar el contenido del papel. Eran muchas palabras juntas, demasiadas letras que se le hacía difícil leer -. No entiendo por qué me da esto.
- Es una carta de disculpa. Anda, léela.
Lo intentó, de verdad que sí. Lo hizo cuando el líder le dio esa mirada cargada de confianza, alentándolo a que leyera el contenido; lo volvió a intentar cuando se frustró en las cinco primeras palabras; lo hizo nuevamente cuando por fin comprendió que la primera palabra era su nombre escrito con una letra desprolija, pero se rindió una vez no pudo comprender lo que significaba la primera frase.
- Tome - le devolvió el papel, teniendo al alfa con un semblante sorprendido y con un pequeño apretón en su pecho - no puedo leerlo. Me confundo con las letras y todo es muy difícil.
- Eso se puede solucionar - arrulló de inmediato, tomando entre sus dedos la carta que por horas escribió, el cual ahora el papel temblaba al ritmo de los latidos del corazón del líder.
Jungkook,
No hay palabras suficientes para expresar cuánto lamento el dolor que mis palabras imprudentes te han causado. Cada sílaba dicha en un momento de torpeza y poco razonamiento se convirtió en una espina clavada en mi propio corazón, porque nada puede llegar a causar este dolor más que el verte herido y con esa mirada cargada de decepción.
Sé que lo que dije fue injusto y cruel, y no mereces ni un instante de sufrimiento por mi culpa. Quisiera poder retroceder el tiempo, borrar esas palabras y sustituirlas por comprensión y mejor juicio cuidando de mis palabras. Pero como no puedo deshacer el daño, solo puedo pedirte, desde lo más profundo de mi ser, que me perdones.
Te prometo que aprenderé de este error, que cuidaré cada palabra que salga de mis labios a partir de ahora, porque tú eres lo más valioso que tengo y jamás quiero volver a herirte. Dame una oportunidad para enmendar mi error, para demostrarte con hechos que esta confianza mutua es más fuerte que cualquier imprudencia.
Con todo arrepentimiento,
Solo, Taehyung
Aún había muchas palabras a las cuales no encontraba un significado parecido a lo que conociera, pero escucharlo hablar de aquella manera, con un temblor en su voz, suspirando cada tanto, tomando grandes bocanadas de aire como si el oxígeno le faltara, conmovieron en demasía a Jungkook quien sin ser consciente tenía más que hipnotizado al líder.
Esos hermosos ojos color violeta habían cambiado nuevamente, Taehyung mismo fue testigo de ese cambio camaleónico, convirtiendo el verde en azul, pasando a tonos mucho más claros hasta mezclarse y producir el bonito color que ahora estaba reflejado. Precioso.
- ¿Crees que esto me gane otro poco de tu perdón? Al menos por mi mal comportamiento respecto a todo lo que dije, ¿ayuda un poco?
- Solo un poco - señaló, obteniendo un semblante relajado por parte del alfa - por favor, siga siendo sincero conmigo, no quiero que mienta para decir las cosas menos dolorosas, pero si dirá algo como la otra vez al menos escuche razón antes de gritar, me gusta la verdad cuando no es usada para herir.
- Me gustan esos acuerdos.
Sí podía vivir con esos, definitivamente que se acostumbraría a que ese omega picara de manera insistente cada muro de su interior para derribarlo. Aún podía escuchar sus latidos en sus oídos, mientras que sus dedos ansiosos doblaban una y otra vez el papel entre ellos, logrando captar la atención del omega quien llevó su mano para quitar la carta, o al menos el pequeño cuadro en el que se había convertido, resguardándolo entre su puño.
Joder, en serio que ese omega era todo un enigma por comprender.
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