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Décimo primero

Muero por sentir el calor de tu cuerpo, encima de mí...

Vestir de besos tu cuello...

Quédate conmigo esta noche... esta y mil y una más

Su respiración acelerada solo remarcaba las emociones que se le arremolinaban en el pecho, no había tenido una conversación tan frustrante con Taehyung, desde que discutieron sobre el querer ver a su hyung, pero esto le estaba colmando la paciencia, la poca que tenía. Podía comprender que lo protegiera, aunque ni siquiera existiera peligro alguno de ser así, él se encargaría.

No puedes venir al estudio...

Esas habían sido las palabras que utilizó para cortar toda comunicación. No hubo una razón, además de simplemente cerrar el lazo, con su lobo estando molesto e inquieto. Podía percibir las emociones contrarias y solo esperaba saber lo que verdaderamente ocurriría.

— Jungkook, ¿a dónde vas? – la voz de Lia se escuchó detrás de un gigantesco arreglo de flores rojas.

— Kim Lia, será mejor que te apresures, esto pesa una tonelada – se quejó Yuna, sorprendiendo a Jungkook, pues no las había notado, ¿tan distraído se encontraba? – oh, joven Jungkook, ¿qué haces por aquí? Deberías estar en tu habitación o en el estudio.

— Quiero ver a Taehyung.

— El líder Kim está algo irritable – respondió Lia, al mismo tiempo que entre quejas colocaba el arreglo en el suelo, suspirando por el cansancio —, no creo que esté de muy buen humor ahora.

— ¿Por qué?

— Hoy será una noche importante aquí en la casa y eso lo tiene un tanto incómodo. No es muy afecto a las interacciones sociales que conllevan multitudes – Yuna pasó sus manos por su ropa, secando el sudor que se combinaba con la humedad de las flores —. ¿A dónde te dirigías? ¿No estarías yendo hacia el estudio del líder?

El sonido de un chasquido de lengua hizo sonreír a ambas omegas, que se vieron por unos segundos antes de seguir deleitándose con lo adorable que se veía el omega cuando se disgustaba con algo. Pronto escucharon la voz de Namjoon dando órdenes para saber cuántas flores hacían falta, haciendo que ambas de nuevo alzaran el arreglo.

— Si estás muy aburrido puedes regresar a la cocina, pronto será nuestro tiempo de descanso.

— O puedes intentar contentar a nuestro líder.

— Kim Lia, deja de ser tan inoportuna. No le des ideas – el gesto de la omega mayor parecía querer asesinar a su menor, mientras que Jungkook no se veía muy interesado en sus constantes negativas, por el contrario, le estaban haciendo perder el tiempo —. El líder dijo que no quería que lo molestaran.

— A ustedes también las está evitando – ambas omegas asintieron como respuesta – Ese alfa tonto.

— No te metas en problemas, Jungkook. En especial hoy que el líder está un tanto alterado.

— Si no lo conociéramos diría que parece estar entrando en celo – una mirada fulminante hizo callar a Lia, quien alzó los hombros como una disculpa —, o puede que solo esté estresado. Quienes somos nosotras para saber eso, mejor avancemos unnie, se nos hará tarde. Adiós Jungkook, espéranos en la cocina.

Las vio irse cargando de nuevo con el arreglo, dirigiéndose hacia el salón grande, donde todos parecían concentrar todas sus tareas. Pudo ver a los lejos a Namjoon tensando la mandíbula, parecía molesto, hasta que finalmente notó una expresión distinta, comenzando a buscar a ¿alguien?

Majestad... — abultó sus labios en un mohín bastante pronunciado, esperando una respuesta —. Bien, si usted no responde, entonces iré yo mismo.

Reanudó su andar, pasando desapercibido por los guardias que normalmente se mantenían dando una que otra ronda para resguardo de la seguridad de la casa.

El resto de personal de la casa se veían completamente atareados esa mañana, llevando flores, arreglos y con la cocina hecha un desastre. La señora Sunhee le había pedido que no estuviera presente en el lugar hasta que terminará; el príncipe Jimin le mencionó que no estaría disponible para pasar el resto del día, ya que en la noche sería una velada diferente; Namjoon parecía más enojado que de costumbre y eso provocó que Yohan no se apareciera a la hora del desayuno o bien en sus encuentros al alba.

Soportar que el resto de personas lo hicieran a un lado se le hizo fácil, no los necesitaba, aunque estaba acostumbrado a sus presencias, no era algo que le irritara, pero que Taehyung se negara a hablar con él ... Que este mismo le mencionara que no estaría para él y para colmo que le pidiera no aparecerse durante la noche lo había descolocado.

Vio la madera dura alzándose frente a él. Su olfato no lo engañó ante el vago residuo de aroma de Taehyung y mucho menos su lazo, el cual ahora había descubierto que cada vez que el otro bloqueaba su comunicación eso se percibía como un peso frío. Muy frío. No le gustaba, lo aborrecía y por esa misma razón alzó su mano, dio tres golpes fuertes y sin más su paciencia se dio por culminada.

— Si toqué – entró sin más al estudio del líder Kim, donde el alfa se sorprendió de no percibir su llegada, encontrándose un tanto estresado. Masajeó su entrecejo para liberar tensión, pero la sola presencia de Jungkook le alteraba —, Majestad, ¿por qué debo desaparecer durante la noche? ¿Por qué todo mundo me evita? ¿Por qué el príncipe Jimin no quiere pasar el día conmigo? ¿Les dijo algo?

— No es así – soltó el aire que había estado sosteniendo, paseando la punta de su lengua por sus labios. La tensión de sus hombros desapareció en el momento que un escalofrío le recorrió el cuerpo. Alguien estaba impaciente por obtener su atención a pesar de estar frente a él —. Recuerdas que se realizaría una cena especial por el nombramiento de Jimin como parte del clan.

— Sí, ya sé que es hoy. La señora Sunhee me dijo que hoy era una noche importante y que no podía andar por ahí – se cruzó de brazos recordando lo confundió que se sintió ante el trato de la omega mayor, se veía alterada sin razón alguna —. No entiendo, ella estaba molesta, Yuna y Lia dijeron que fuera con ellas hasta después del descanso, pero la señora Sunhee me gruñó en la mañana para que saliera.

— Te estabas comiendo las bandejas preparadas con los postres que se servirán para los invitados esta noche – el estrés que había estado tensándole el cuerpo entero para ir a desaparecer con esa conversación —. Por favor entiende que no puedes solo tomar la comida.

— Hay mucha comida – se encogió de hombros, adentrándose del todo al estudio, caminando lentamente, disfrutando las cosquillas que le provocaba la alfombra en la planta de los pies, para luego sentarse en posición de loto en el sofá —. Solo comí un poquito.

— Es la comida de los invitados – sonrió de lado al notar que la mirada de Jungkook no expresaba más que confusión. Le llevó poco tiempo para que su cuerpo se moviera por sí solo, abandonando la silla en la cual había estado todo ese tiempo. Se acercó hasta él, quedando más alto, sintiendo el revoloteo en su piel ante la tentación de tocar esas mejillas rellenas, esos labios rosas tan jugosos y esos ojos, joder, era tan débil ante ellos que podía desarmarlo con solo su presencia —. Esta noche habrá más personas aquí, pertenecientes a otros clanes.

— Oh, pero aquí ya hay muchas personas, dónde dormirán todos ellos. ¿También los cuidará? – una risa divertida salió de los labios del alfa, perdiendo la seriedad con la que pretendía hablar, olvidando por completo lo que estaba haciendo previo a la interrupción del omega, tomando asiento a su lado —. De nuevo se ríe, no entiendo, cuando lo hace siempre dice que es porque le parece gracioso lo que digo, pero no lo es.

— Por supuesto que no lo es – observó al omega con las piernas descubiertas gracias a los shorts que llevaba puestos, dejando ver la piel blanquecina y una que otra cicatriz. Llevaba puesto un sudadero rojo bastante grande, otro deportivo parte del uniforme del personal de guardia, ¿acaso pertenecía a ese delta?

— Majestad, usted tampoco parece querer estar conmigo, ¿ocurre algo? ¿Esas personas me llevarán a otro lugar?

— ¿Qué? Por supuesto que no. Por eso mismo no deben verte, porque no estamos seguros de si alguien te reconozca – el líder Jeon y su luna, por ejemplo, fue lo primero que pensó al dudar si enviar la invitación o no, pero se vería muy sospechoso si no lo hacía. Jungkook arrugó su ceño con confusión —. Sé que no conoces a muchas personas fuera del recinto, pero eso no significa que no existan personas que tengan conocimiento de tu existencia.

— ¿Intentarán hacerme daño?

— No estoy seguro.

— Entonces por qué los trae a casa, es muy tonto traer personas que no son buenas a casa. Aquí me siento seguro, el príncipe Jimin también.

— Y prometo que seguirán estando seguros con toda la seguridad que habrá, pero no nos podemos arriesgar a que alguien te vea por ahí. Solo promete que esta vez de verdad te quedarás en la segunda planta, en tu habitación, donde estarás seguro.

— Si alguien intenta algo los mataré – Yo también. La mirada de Jungkook cambió de la confusión a la sorpresa, dejando a la vista el lila en sus ojos, ladeando la cabeza como si estuviera complacido con lo que había escuchado —. Okay, me ocultaré. Ahora ¿puede pasar un tiempo conmigo?, estoy aburrido, el instructor no vino y no puedo estar en los jardines.

— Solo unos pocos minutos – tiempo el cual utilizaría para firmar documentos, revisar algunos informes sobre la situación con las fronteras y uno que otro papel, cosas que Namjoon ya había leído y se los había resumido en una breve junta que tuvieron por la mañana —. Estoy muy seguro que conmigo también te aburrirás.

— Nuh uh, es divertido – Taehyung difería del significado de diversión para Jungkook, el omega tendía a llevar su cuerpo al límite, lastimándose las manos, los brazos, aunque el último fue provocado por un intento fallido por hacerlo usar zapatos, razón por la que sus pies seguían estando descalzos —. Siempre que responde mis dudas lo hace ver divertido.

— Qué curioso porque tú nunca respondes a ninguna de las mías.

— Es porque es divertido.

— ¿Qué cosa? Dejarme confundido y sin respuestas.

— Verlo así – Taehyung ladeó la cabeza sin comprender a lo que se refería, conteniendo la respiración al ver invadido su espacio personal por esa fragancia del té verde y naranja. El rostro de Jungkook era la única vista que tenía, no había escapatoria, o quizá sí, pero joder que no lo quería —. Se pone nervioso y rojo. ¿Por qué?

— ¿Por qué, qué cosa?

— Se pone rojo.

— No es cierto.

— Si lo es, y entre más cerca estoy – el cuerpo de Jungkook encerró el de Taehyung, terminando por casi recostarlo en el sofá, podría casi subirse para acorralarlo, y es que esos momentos de cercanía eran como una inyección de adrenalina en el cuerpo de ambos. Las feromonas del líder Kim se hacían más notorias, el aroma emanando de su cuerpo ya no se ocultaba y salía en cuentagotas —. Si estoy así de cerca se pone más nervioso, no parecía así la primera vez que nos conocimos, ¿recuerda? Estaba aún más cerca

El alfa tragó duro, embriagándose de la sensación de tenerlo así de cerca. Joder si no recordaba la primera vez que estuvieron tan cerca del otro, no cuando se encontraban en la cama. No, Taehyung recordaba perfectamente la vista que tuvo del omega debajo de él, forcejeando para que se quitara de encima, rodeado de la vegetación del bosque, algunas flores a su alrededor.

La esencia de Jungkook, acrecentando a cada segundo, las gotas de sudor que hacían resplandecer su piel bajo el sol de la tarde, en esa hora dorada donde todo parecía ser mágico. Enterrar su hocico en cuello ajeno fue como tocar el cielo, el sabor exquisito que le hizo salivar hasta provocar una mordida en un estado más puro. Un omega en celo y un alfa en su forma de lobo, una combinación tan increíble como poco probable y, sin embargo, ahí estaban.

— ¿Por qué su cara se pone así? ¿Qué es lo que está pensando? Puedo percibir sus emociones, ¿lo sabe?

— Basta, deja de decir incoherencias. Dijiste que estabas aburrido ¿Esta es tu manera de tener diversión?

—Sí.

— Así que soy tu juego personal.

— Nuh uh, solo es divertido – sonrió amplio, tanto que el gesto le llegó a los ojos y le ruborizó las mejillas, quizá no era consciente, pero se veía muy tierno. El líder elevó su mano bajo la atenta mirada de Jungkook cuando la vio dirigirse a su mejilla – ¿qué hace?

— Ahora tú también estás rojo.

La sorpresa lo invadió, incrédulo de que con un solo toque del alfa eso fuera a suceder. Se incorporó en un movimiento ágil, llevó sus manos a ambas mejillas siendo consciente del cambio de temperatura. Estaban tibias. Taehyung agradeció ser liberado de esa prisión mortal del cuerpo ajeno para ahora estar encerrado de una manera distinta, una donde su corazón se veía vilmente atacado.

Lo vio frotarse un poco las mejillas, aunque el fin era desaparecer lo que sea que tuviera en la piel, causaba el efecto contrario. La risa de Taehyung no se hizo esperar y el burbujeo de esa reacción lo percibió Jungkook en su marca, algo que le sacó un escalofrío, para luego entrecerrar los ojos, haciendo un mohín pronunciado con sus labios.

— Mentiroso, lo dijo solo para que lo dejara tranquilo.

— ¿Yo? Insinúas que usé una técnica tan poco confiable para burlar tu astucia.

— No es justo, utiliza palabras difíciles de comprender – se dejó caer sobre el sofá, con las piernas encogidas, y las puntas de sus dedos del pie, rozando ligeramente con la tela del pantalón ajeno. Era suave y en un acto inconsciente comenzó a tener su manía de frotar su piel contra eso tan agradable —. Ya no es divertido.

— Lo sé, soy bastante aburrido, ¿no es así?

— Nuh uh, solo no sabe divertirse – un suspiro largo salió de los labios de Jungkook al mismo tiempo que se acomodaba mejor en el espacio reducido, sin dejar de tener contacto con las piernas contrarias, algo que le agradaba al líder Kim —. ¿Puedo hacer algo antes de que lleguen todas las personas?

— ¿Cómo qué?

— Salir – dio un vistazo breve hacia el alfa, quien apenas reflejó un destello de rojo en sus ojos, para luego cargar la mirada con algo parecido a la confusión y preocupación —. La señora Luna omega dijo que saldría, y que podría ir con ella, pero el príncipe hyung Seokjin dijo que no, a menos que usted lo permitiera.

Ah. Así que su familia le había jugado en su contra al mencionar algo como aquello a Jungkook. Se veía bastante a la expectativa de lo que diría, con la mirada bailando en colores. Se suponía que la salida de su madre era con el fin de distraerla hasta entrada la noche, ella estaría en la velada y si bien no había tenido una presentación como líder del Clan, esto sería como una reivindicación de eso mismo con su madre estando más estable.

Jamás esperó que Jungkook terminara por incluirse en el plan. ¿Estaría bien que saliera? ¿Qué ocurría si lo reconocían? No, eso era imposible. Su madre solo iría a algunas tiendas que se encontraban en el territorio del clan, con un grupo fuerte de seguridad y con Seokjin.

— Majestad, por favor.

— No lo sé, creo que no encajarías en el resto de la sociedad – respondió entre un tono burlón que intentaba ocultar que la situación lo ponía de los nervios.

— ¿Por qué?

— Bueno, para empezar debes usar ropa distinta – el omega se observó no encontrando nada, por lo cual no encajaría. Se encontraba cubierto, su piel no estaba en contacto con el ambiente, su vientre ahora ya no estaba hinchado y la sudadera no tenía ninguna abertura por la cual se viera más allá de su cuerpo —. Tampoco tienes puestos los zapatos.

— Ya sabe lo que pasó la última vez – se quejó estirando la pierna, mostrando de cerca el pie que había sufrido una pequeña herida, llegando a formarse una llaga en la parte posterior del talón, la cual ardía. Taehyung se atrevió a pasar su tacto por la zona sana, causándole cosquillas a Jungkook —. No quiero usarlos, son incómodos y dejan marcas.

— Creo que en eso estoy de acuerdo contigo, no quiero ver más heridas así en tu cuerpo. Eso va también para todos esos cortes que te haces a propósito con tal de que las sane.

— No sé a qué se refiere – sus brazos se cruzaron sobre su pecho, desviando la mirada hacia otro espacio de la habitación, hasta que la distancia que marcó el líder Kim al ponerse de pie lo hizo perder su ceño fruncido —. ¿Majestad?

— Aguarda ahí – lo vio colocarse sobre sus rodillas, intentando espiar lo que estaba haciendo —, hey, es una sorpresa, ¿no conoces lo que es eso?

— Nuh uh – chasqueó la lengua como manía propia ante la impaciencia, para luego sentarse sobre sus talones – ¿es algo para mí?

— Por supuesto que sí, quién más está junto a mí. Solo espera un poco y te mostraré el significado de una sorpresa – Jungkook sonrió de lado, no era tan ignorante, conocía el significado de sorpresa, pero le gustaba crear esa sensación en el líder Kim. Esa que se reflejaba en su estómago como un remolino inquieto – no hagas trampa, ¿okay?

— Okay – el líder le regaló uno de esos gestos nerviosos que tanto fascinaban al omega, haciendo que su atención se volcara en cada movimiento del alfa.

Se acercó hasta su escritorio, específicamente en la parte de abajo, donde en ocasiones muy específicas, con ciertas lecturas, el omega decidía que ese sería su espacio para tener una lectura, esas que se le complicaban y se le hacía mucho más fácil preguntar o pedir ayuda. Jungkook solía estar en ese espacio y tener ciertas manías, recostando la cabeza en las piernas del líder al leer, dar toques leves cuando pedía atención, siempre en silencio porque nunca aceptaría que no podía leer algún fragmento de las historias.

El solo recuerdo le provocó sonreír y ahora tener claro la razón por la que había dejado aquella bolsa en ese espacio. Una pequeña compra a pedido de Taehyung, la cual Namjoon no se negó en hacer y mucho menos en hacerlo broma al notar la manera en la que consentía al omega.

— Si saldrás de casa tendrás que usar ropa distinta, no es necesario que uses la de Jimin, sé que es un poco incómoda, pero puedes utilizar estas.

Jungkook se puso de pie lentamente mientras observaba con curiosidad la bolsa de papel de la cual salió un pantalón oscuro, una camisa de color verde y por último algo extraño, a lo cual no encontró mucha utilidad.

— ¿Qué son?

— Ropa, que no es obvio – jugó un poco el líder Kim con la paciencia de Jungkook, quien abultó sus labios.

— Eso ya lo sé, hablo de eso – señaló a menor distancia aquellos extraños objetos.

— Son sandalias, ves esta parte sin cubrir.

— Aja.

— Esto ayudará a que no te lastimes, y la ropa, pues trate de escoger algo que fuera cómodo. También pedí que compraran más ropa, pero ya que estarás con mi madre, supongo que puedes pedirle un poco más.

— ¿Necesito tanta ropa? – cuestionó tomando la fina tela. Era suave y no pudo evitar rodear el escritorio hasta llegar con Taehyung, tocando una punta de la manga de la ropa ajena, sonriendo satisfecho al asegurarse de aquello —. Es igual a la suya.

— ¿Sí?

— Aja – seguía estando fascinado con la textura de la ropa – es muy suave y...

— ¿Y?

Compartieron miradas, esas que Jungkook solía evitar cuando no quería decir nada más, ocultando de mala forma lo que quería mencionar con anterioridad. El líder Kim lo retó a seguir esa conversación, pero el omega tenía una habilidad natural para hacer que las situaciones se voltearan en su beneficio. Aquello le quedó más que claro, cuando las mejillas de Jungkook se inflaron en un vivo signo de frustración para luego tomar la orilla del sudadero que estaba utilizando y comenzar a subirlo.

— Hey, ¿qué haces?

— Dijo que debo usar esto para salir.

— Pero no significa que te cambies aquí.

— ¿Por qué? ¿Pasa algo malo? – dos segundos le llevó al alfa desviar su mirada hacia lo poco de piel blanquecina que estaba expuesta, al no recibir una respuesta, aquel silencio fue tomado sin cuidado, como un ánimo a seguir.

Sin mayor preocupación por lo que pensara Taehyung, el omega terminó por levantar por completo el sudadero, quitándolo hasta dejarle el cabello hecho un desastre, aunque aquella escena pareciera de lo más inocente para el alfa, le era difícil mantener su mente tranquila. Los nervios lo traicionaron, mas su cuerpo fue misericordioso, con su estúpida mente para girarse y no ver más allá.

Exquisita piel que con el simple aliento de la brisa que se coló por la ventana solo logró enloquecer los sentidos del líder Kim. Podía olfatear la naranja fresa, dulce, cítrica que le hacía erizar el cuerpo, combinada con el té verde, fresco, herbáceo, redundantemente verde, intenso, contrastando a la perfección con el cítrico, y oculto entre ambos aromas podía sentir algo más. ¿Qué era? ¿Por qué parecía esconderse en un vaivén de fragancias distintas?

— Majestad, necesito ayuda – le costó horrores admitirlo, pero el hecho de que la camisa no cerrara en el medio fue lo que terminó por vencer su poca paciencia —. Esta ropa no funciona.

— ¿A qué te refieres con que no funciona? ¿La pusiste correctamente? – una murmuración afirmativa le fue dada, mientras que el alfa no se atrevía a mirar, no era la primera vez que Jungkook le engañaba para ponerlo nervioso —. ¿Pusiste tus brazos en las mangas?

— Sí, pero el medio no cierra y no hay un listón para amarrarlo.

Claro, el pequeño detalle de aquella camisa era que la mitad de la prenda tenía botones del pecho hacia el cuello, lo que significaba que si él regresaba la mirada hacia Jungkook encontraría ese espacio tan íntimo al descubierto, ¿por qué siquiera pensó que eso sería una buena idea? Habría sido mejor dejar que fuera con el sudadero y el pantalón, ahora todos verían la silueta de Jungkook. Ahora todos tendrían a la vista la mordida, su marca, su unión, el lazo que comenzaba a fortalecerse.

Se obligó a sí mismo a tragar el nudo que comenzaba a aprisionar su garganta, dejando que las palabras que deseaba expresar se fueran al vacío de su estómago. Regresó la mirada hacia el omega, siendo recibido por ojos verdes, brillantes y a la expectativa. Tomó una inhalación para acercarse a Jungkook, con la saliva volviéndose líquida y con el exquisito sabor contrario.

— Tienes que tomar los botones y pasarlos por estos pequeños agujeros.

— ¿Introducirlos? – el líder asintió a secas al mismo tiempo que dejaban uno de los botones en su respectivo ojal —, pero cómo puede algo redondo y más grueso entrar en algo tan pequeño.

¿Por qué de pronto esa frase no sonó como debería en su mente? Los recuerdos lo llevaron hasta esa tarde en el vestidor, con Jungkook preguntando ¿qué era aquello que podía hacer en su celo?, ese bochornoso momento en el cual Taehyung explicó que cierto miembro viril debía entrar en cierta zona húmeda del omega, y con este mismo preguntado ¿cómo era eso posible?

— Está rojo de nuevo – la risa baja de Jungkook no ayudó a la torpeza de los dedos de Taehyung, que solo intentaba terminar con la tarea de cubrir toda la piel al descubierto, subiendo hasta llegar al límite del cuello – no lo ajuste ahí.

— ¿Por qué? ¿Duele?

— No, solo es raro sentir la ropa en la mordida, aún no me acostumbro y la tela es muy suave, hace cosquillas.

La mirada de Taehyung se clavó en esas finas marcas rosadas, sanas, sin indicios de haber sido lastimada o bien sangrar debido a algún descuido. Jungkook estaba haciendo un buen trabajo para que la marca curara perfectamente, su pecho vibró de orgullo, con su lobo alzándose en símbolo de estar más que satisfecho de que fuera aceptado.

— El que haga cosquillas significa que está muy sana. Casi no la muestras, me he dado cuenta de eso.

— Usted dijo que debo cuidarla, y... — mordió su labio inferior porque aún era confuso lo que sentía respecto a esa mordida, la mirada de Taehyung le advirtió que estaba esperando a que siguiera – es raro cuando la ven.

— ¿Raro? – si bien era cierto sus costumbres radicaban en mantener en resguardo las marcas en los omegas, el hecho de pensar que Jungkook solo quería ocultar la suya le causaba cierto estremecimiento molesto, ¿acaso alguien le había hecho sentir mal por tenerla? —. Han visto... tu marca de alguna manera que no te agrade.

— Nuh uh, solo raro. La miran mucho, y ponen esa cara. Como Namjoon-ssi, el príncipe Jimin y el príncipe hyung Seokjin. Todos la ven...

Comprendía a lo que se refería. Namjoon se le quedaba viendo de tal manera como si intentara descifrar el mayor problema matemático por resolver. Jimin lo hacía con algo que parecía ser nostalgia, un poco de envidia y lo que parecía ser anhelo cada vez que el omega llegaba a tocar su cuello limpio. Seokjin lo veía desconcertado para luego lanzarle una mirada al líder Kim con un reproche por su actuar. Definitivamente, entendía el sentir de Jungkook y quizá no le llegaba a la punta del iceberg, pues al final del día era el omega quien cargaba con ella.

— Puedo usar un pañuelo.

— ¿Cómo dices?

— Si le molesta que alguien la vea, puedo usar un pañuelo.

— No es necesario – negó con rapidez —, quiero decir la marca no es un problema el que alguien lo vea, solo ten mucho cuidado. Es bastante reciente y puede irritarte la piel. El pañuelo puede ser incómodo para ti, úsalo solo si lo quieres ¿okay?

— Okay.

Parecía que todo el momento de desequilibrio había pasado con éxito para el alfa, aunque había olvidado el hecho de que faltaban los pantalones, mismos que pasaron por un proceso similar que el anterior. Jungkook bajó los shorts, para fortuna del líder Kim, las piernas del omega quedaron cubiertas por la camisa larga, bastando con desviar la mirada hacia otro lugar, mientras que escuchaba pequeños sonidos parecidos a jadeos que jugaban sucio con su mente.

Finalmente, la ropa estuvo en su sitio. El omega tomó la que se quitó para doblarla con cuidado y por último solo quedaban las sandalias, no sabía cómo ponerlas, pero fue Taehyung quien terminó por ayudarlo, llevando su tacto hacia el tobillo izquierdo de Jungkook para alzarlo y así colocarle el calzado bajo la atenta mirada del omega. Con el primer puesto fue muy fácil imitar la acción del alfa, encontrando cierto gusto por esos nuevos zapatos.

Se quitaban con facilidad, no eran incómodos, aunque sí era extraño el hecho de tener algo que no le permitiera sentir el suelo bajo sus pies.

— ¿Te agradan?

— Aja, son cómodos, ¿cómo camino con ellos?

— Como lo harías normalmente.

Era muy fácil decirlo, ponerlo en práctica, no tanto. ¿Cuánto tenía que levantar el pie para que no se cayera la sandalia? Parecía que estaba andando entre barro, como esas temporadas de lluvia, cuando en el bosque se formaban fosas de lodo un tanto profundas como para hundir sus pasos. Aun así, con la falta de costumbre y con lo ligeros que eran sus pies, le fue muy sencillo comenzar a caminar más rápido. Quizá con demasiada confianza, pues en cuanto intentó regresar al lado de Taehyung, sus pasos fueron torpes.

Sentía plena confianza en que estaba lo suficientemente cerca del escritorio como para sostenerse de la superficie dura, aunque no fue así, sus manos terminaron encontrando el cuerpo ajeno, haciendo perder equilibro a Taehyung. El sonido de la silla golpeando la pared fue solo parte del desastre. La peor parte la llevó el líder Kim cayendo al suelo con ese peso extra sobre él. ¿Por qué esto parecía tan familiar, pero de una manera correcta?

Sus manos se encontraban empuñando la tela de la camisa del alfa, mientras que las de este se hallaban en la espalda del omega, aún no se recuperaba del shock del golpe, y fue peor para sus sentidos poco coordinados cuando la sensación de cercanía lo invadió.

— Taehyung, ¿está bien? – la imagen de Jungkook, así de cerca, de nuevo atacando, ¿qué tenía ese día contra el alfa para hacer que el omega hiciera aquello?

— Líder Kim – una voz llamando al otro lado de la puerta hizo gruñir bajo al líder Kim.

No solo interrumpían ese momento íntimo, sino también ahora debía afrontar cierta situación poco vergonzosa para un alfa maduro con necesidades fisiológicas, reaccionando a un omega. Trágalo madre luna, envíalo a otro plano astral donde nadie lo reconozca para no tener que explicar la razón de que Jungkook se encontrara sobre él.

— Taehyung – ¿Por qué Namjoon siempre lo descubría estando en situaciones como esas?

— Es Namjoon-ssi – susurró el omega, queriendo incorporarse, siéndole imposible al tener el agarre en su espalda baja – Majestad.

— Sh, calla, quizá se vaya.

— ¿Taehyung? – una maldición fue pronunciada por el líder Kim, aun sosteniendo a Jungkook para que no se mostrará frente al alfa – ¿Taehyung?

¿Por qué no habla? – el eco de la voz del omega en su cabeza le hizo cosquillas hasta erizarle los vellos de la nuca.

No estamos en una posición muy decente. Solo quédate muy quieto y en silencio.

Se mantuvieron en silencio hasta que los brazos le dolieron a Jungkook, dejándose caer del todo sobre el cuerpo de Taehyung, recostando su cabeza en el medio del pecho del alfa, acelerándose el pulso.

¿Se siente bien?

Perfecto.

Perfectamente jodido, se le estaba haciendo casi imposible mantener las manos quietas en un solo lugar, así como a Jungkook se le hacía muy fácil mover sus piernas para acomodarse. El líder Kim intentó respirar profundo, contando internamente hasta el diez, esperando que al final de la cuenta ya se encontrarán a solas.

— ¿Qué se supone que están haciendo? – Namjoon los estaba observando desde uno de los lados del escritorio, con los brazos cruzados, las cejas alzadas y el rostro cargado de confusión —. Quiere alguno explicarme, por qué están en el suelo y uno sobre el otro.

— Me caí – respondió con simpleza el omega, ahora sí, comenzando a incorporarse – Taehyung estaba en mi camino y terminamos así.

— ¿Y pretendían quedarse de esa manera todo el día?

— Taehyung dijo – una mano en su boca interrumpió lo que diría, sacándole quejas contra el alfa al privarlo de hablar.

— Yo dije, que era mejor a que no nos encontraran en una situación comprometedora – Namjoon alzó ambas cejas, incrédulo de las palabras del líder y al mismo tiempo con una sonrisa intentando asomarse en sus labios de manera burlona porque aunque no podía saber qué conversación estaba teniendo Taehyung con Jungkook parecía una muy acalorada —. No esperaba que al no responder de todas maneras entraras.

— ¿Esperabas que tu jefe de seguridad y mano derecha se fuera sin más del único lugar donde sé que te escondes y que además apesta a ti con mayor intensidad?

Jungkook miró con diversión a Taehyung, mientras que el alfa solo se limitó a bufar por lo bajo, dejando caer la mano que aún se mantenía en la boca del omega. Ahora que ponía cuidado en la situación no habría sido muy difícil quitarlo de encima, no estaba haciendo mucha presión en la boca ajena y Jungkook no era precisamente un ser débil que no podía lidiar con alguien. Había visto la nariz de Taemin desviada gracias a uno de sus golpes.

— Aunque el olor no fue lo único que me hizo saber que si estabas aquí – agregó con un tono bajo y calmo – es porque desde la entrada podía ver los pies de ambos saliendo detrás del escritorio – los labios de Jungkook hicieron una O, observando a su alrededor —. Es bastante conveniente que haya sido yo quien los encontrara así y que además la razón de buscarlos haya sido Jungkook.

— ¿Yo?

— Mh, la luna Kim estaba preguntando por ti, dijo que se irían muy pronto. Me envió a buscarte y sabiendo tu extraña costumbre de invadir el espacio de Taehyung, fue fácil de asumir dónde estarías. Ahora me pueden explicar, ¿por qué estaban ahí?

— Ya dije que me caí.

— ¿Es costumbre tuya rescatar a los omegas con los que te verás implicado? – bromeó Namjoon obteniendo un gruñido por parte del líder Kim.

— ¿Omegas?, pero solo me ha atrapado a mí así. Dos veces con esta – alzó dos dedos hacia Namjoon, mientras que este miró hacia Taehyung, quien negó lentamente para restar importancia —. Taehyung, ¿ha atrapado a alguien más?

— Eso no es relevante en estos momentos. Mi madre te está buscando y será mejor que te coloques de nuevo las sandalias para poder ir.

— Entonces, ¿si puedo?

— Coloca las sandalias antes de que me arrepienta.

Un chillido cargado de emoción salió de los labios de Jungkook, para seguido tomar las sandalias con sus manos y salir corriendo con ellas en las manos. Taehyung intentó detenerlo, al menos replicar la razón para no ponerlos desde ahí para salir, pero el omega ni siquiera se detuvo en siquiera quejarse por la forma en la que el alfa hizo tirar el lazo. Tampoco reparó mucho en la mirada angustiada del otro hasta que ladeó la cabeza y lo vio negar con la cabeza para luego hacerle un gesto con la mano para que se retirara.

Recorrió el pasillo extenso hasta llegar a la entrada principal donde podía percibir el aroma de Seokjin, en unos cuantos pasos más tuvo a la vista la figura de ambos, el príncipe Kim y la luna Kim, manteniendo una conversación. Jungkook mordió su labio al no saber si acercarse así sin más o bien esperar hasta que descubrieran su presencia. Su razón le dijo, sé paciente, su lobo le instó a ser él mismo.

— Príncipe hyung Seokjin – llamó de inmediato, atrayendo la atención de ambos, obteniendo una reacción más que positiva por parte de la omega, quien se giró hacia él, yendo a su encuentro —, señora luna, Taehyung dijo que puedo ir.

— Me alegro mucho, incluso te cambiaste de ropa – lo observó de arriba a abajo, definitivamente se veía más presentable para la sociedad, aunque notó las sandalias siendo sostenidas en las manos ajenas, tomándolas de inmediato – estas van en los pies no en tus manos. Sé que le dije a Namjoon que se apresurara, pero no para esto. Porque no te los colocas antes de salir.

— Madre, eso lo puede hacer el auto, ¿cierto Jungkook? Cuando bajemos los tendrá puestos – lo observó de manera extraña, casi parecido a esos momentos de discusión que tenía con Taehyung y el alfa hacía esos gestos, ¿así se veían sus caras cuando hablaban por el lazo? —. Vamos, será mejor apresurarnos.

La mano de Jungkook fue tomada con gentileza, acompañado de un parloteo extraño sobre cosas que harían, lugares que visitarían, cosas como ropa y el cabello fue lo que comprendió. La madre de Taehyung no dejaba de tocarle el cabello mencionando que estaba bastante largo y que quizá podrían arreglarlo, mas el omega se negó a querer algo como eso por la simple razón de que le evocaba recuerdos poco agradables.

La conversación fue muy fácil de desviar con la compañía de Seokjin quien proponía muchos temas, haciendo comprender a Jungkook que no debería soltar palabras de más. Ya lo sabía, no era necesario que se lo recordara todo el tiempo. Nada de decir de dónde proviene, nada de cosas al otro lado del muro, nada de madres, betas, manadas o cosas como cambiar de forma a lobo.

En el trayecto, al ser de día, todo el camino fue muy distinto a cuando llegó a la casa del clan Kim. Existía vida, una muy distinta, con distintas edificaciones aglomeradas en un solo espacio. Edificios gigantes y otros más pequeños, las casas variaban de una a otra. Las personas que caminaban por la calle no estaban vestidas de manera similar como en la casa, pudo ver algunas mujeres cuidando de niños, se veían similares a los cachorros de las manadas.

— Jungkook – le llamó con un tono muy dulce, la omega, obteniendo la mirada contraria – tienes tu marca expuesta, no prefieres cubrirla.

— Taehyung dijo que así estaba bien – apenas rozó la piel, sintió un cosquilleo. Cierto, de tan emocionado que estaba ni siquiera, se percató si en algún punto había dolido su pecho.

— Bueno, los alfas siempre suelen decir lo contrario, prefieren que las cubramos cuando estamos en público con muchas personas porque son cosas muy íntimas. Tengo una idea – buscó entre su bolso por unos segundos hasta que de este salió una tela liviana de color gris. La luna Kim se acercó a Jungkook, colocando el pañuelo alrededor del cuello ajeno, cuidando de no lastimar o tocar la marca —. Con esto será suficiente. Así tu marca estará cubierta y ni el sol o el viento la lastimará. Parece que el alfa que te la hizo la ha cuidado muy bien.

La tensión se sintió pesada en el reducido espacio, aunque Jungkook no lo percibió como algo malo el hecho de que Seokjin se alterara.

— Yo soy el que la cuida para que sane – murmuró con un mohín en sus labios, al mismo tiempo que observaba el nudo del pañuelo, así como los finos hilos —. El doctor Park me enseñó.

A juzgar por el parloteo que la madre de Taehyung comenzó respecto a los años que tenían de conocer al doctor Park y cómo este estuvo implicado en el nacimiento de ambos príncipes, se podía dar por hecho que había aprendido a evitar decir la verdad o al menos a mencionar solo información suficiente. Seokjin asintió hacia Jungkook para hacerle entender que todo estaría bien.

Le abrumó un poco el momento en el que bajaron del auto, pues ya los esperaban muchos escoltas, pero se relajó al ver que ahí se hallaba Yohan, dándole una sonrisa a escondidas para darle ánimos de seguir de cerca al príncipe y la luna Kim. Se sorprendió cuando entraron a un lugar repleto de ropa, en la cual intentaron hacerlo usar más de alguna.

La luna Kim se veía muy feliz cada vez que llegaban a un lugar, así como todas las personas que se encontraban con ella le presentaban su respeto, inclinándose hacia ella, así también siguiendo con la poca conversación que podía llevar respecto al nombramiento de Taehyung como líder. Para el final de la tarde, habían llegado al último sitio que visitarían. Un mercado sencillo donde la luna Kim se paseó con gracia y bajo custodia constante.

— ¿Qué hacemos aquí? Pensé que ya tenía mucha ropa y piedras brillantes – cuestionó Jungkook a la omega, quien rio divertida, acercándose a él, cubriendo su boca para que nadie escuchar su susurro.

— Es una costumbre que me dejó una antigua conocida. Ella mencionaba que las ramas bajas de un árbol son las que más cubren y dan sombra – Jungkook ladeó la cabeza sin comprender a dónde iba aquello —. Nuestra sociedad está hecha de estratos. Está la copa donde se encuentra Taehyung y nuestro concejo, luego siguen las ramas del medio, esos que ayudan a que todo funcione, nuestros guardias, profesionales en la medicina, los eruditos y familias principales.

— Y ¿cuáles son las más bajas?

La omega señaló hacia todas las personas que se hallaban en esa plazuela realizando sus compras, algunos vendiendo productos distintos para poder sobrevivir, aunque se tenía un plan de apoyo para todos, los recursos no se daban a vasto para sustentar todas las necesidades, el trabajo siempre traía consigo mayor productividad. El clan se mantenía a flote gracias a eso, haciéndolo uno de los más sólidos con personas leales.

Era parecido al lugar en el cual vio a su madre por última vez, con muchos puestos, personas ofreciendo cosas para intercambiar. No había caos, la mayoría tenía una expresión sonriente, en especial cuando veían acercarse a la madre de Taehyung, extendiéndole muchas cosas, inclinándose cada vez que veían a ambos omegas conocidos por ser parte de la familia principal del clan.

— Jungkook, no te quedes atrás – con un simple gesto la omega le llamó, haciendo que quedara a su lado. Se sentía cansado de tanto andar, aunque no del todo, así que no se molestó en quejarse.

— ¿Puedo quitar las sandalias? – la omega sonrió ante el tono quejoso de Jungkook, al mismo tiempo que le tomaba de la mano, acercándolo hacia el pequeño puesto – ya hemos visto muchas cosas.

— El quitarte las sandalias no es muy bien visto – murmuró muy apenas, obteniendo una mirada suplicante —. Solo resiste un poco más, ¿sí? – la mirada de la madre de Taehyung era muy parecida a la del alfa, cosa que descolocó a Jungkook. Lo veía de la misma manera, provocando calor en su pecho —. Mira esto de aquí.

— Son...

— Bonitas, ¿no es así? – cuestionó la madre de Taehyung con completo entusiasmo al ver los brazaletes con incrustaciones de piedras, algunos solo formados con detalles o el escudo del clan

La omega observó a detalle a Jungkook, quien se veía perdido, barriendo su mirada en todos los objetos brillantes, con sus ojos cambiando de un color a otro. ¿Cuándo sería el día que vería un reflejo del rojo en esos bonitos ojos? Podía sentirse perdida la mayoría del tiempo, pero una madre siempre podía olfatear la esencia de sus hijos, incluso en el más mínimo fragmento.

Un compañero elegido por decisión propia tenía más peso que cualquier unión arreglada. Adoraba a Jimin, pero conocía perfectamente que ambos sufrirían estando juntos. Jungkook... Jungkook parecía ser un caso muy distinto, aún no comprendía la forma en la que esa marca en su cuello pertenecía a Taehyung, y mucho menos tenía certeza de muchas cosas, mas sí del hecho de que el omega aceptaba a su hijo de una forma bastante peculiar.

— ¿Para qué sirven? – habló con un tono tembloroso, intentando alejarse del lugar, negándose a creer que la madre de Taehyung repetiría los mismos tratos del pasado, ¿lo habían engañado y lo llevarían de vuelta?

— Son joyas.

— No se ven como las del príncipe Jimin. Las joyas son... tienen muchas piedras y no son iguales a estas.

Su lobo se sintió incómodo ante la exposición de algo que le generaba tanto desagrado. Imágenes de algunos omegas siendo llevados a otros lugares portando esos pesados brazaletes con piedras gigantes y que hacían mucho daño, lo invadieron. ¿Ahí afuera hacían lo mismo que en el recinto? ¿Y si Taehyung tenía razón? ¿Si en serio había más personas que sabían de él como lo fue esa vez en su celebración catorce?

Miró a su alrededor buscando algún indicio de peligro, no encontrando nada más que muchas personas. Los guardias del clan estaban en la cercanía, la mirada de Yohan se cruzó con la suya, conteniendo una pregunta silenciosa a la cual Jungkook no podía responder.

Se encontraba a salvo, nadie intentaría nada estando ahí, ¿cierto? No existían doctores o guardias con jeringas ocultas para inyectarlo o lastimarlo con sus bastones eléctricos. Tampoco había omegas con vientres hinchados... si no era así, por qué había visto a más de uno así u oliendo más dulce de lo habitual.

Contrólate... contrólate... contrólate...

— ¿Te gustaría probarte alguna?

— No. Puedo usar las del príncipe. Estas no me gustan – intentó ocultar su malestar con una simple respuesta, una que no pareció ser de utilidad para que la omega frente a él se detuviera.

— No seas tontito, las de Jiminie, son del clan Park, por eso utilizan perlas, mucho oro y piedras de ópalo imperial.

— No las necesito, señora luna omega – la madre Taehyung sonrió ante su negativa —. Además, son raros, ¿por qué los usaría?

— Muchos lo utilizan porque son representación del clan – la madre de Taehyung no parecía estar interesada en forzarlo en usar esos brazaletes con un fin distinto, pero el miedo estaba ahí, instalado como una espina ponzoñosa —. Por eso creo que lo más adecuado sería que te vean con algo así. Deberíamos escoger uno para ti. Eres parte de nuestro clan, es una muestra de que perteneces a nosotros.

— No quiero – respondió sin más, comenzando a frotar sus muñecas en un vago recuerdo inconsciente, dejando a más de uno de los presentes, observándolo de manera confusa.

— Jungkook, está bien. No tienes que pagar por ellos, tómalo como un regalo de mi parte. Mira, hay unos muy bonitos con nuestra piedra, el linaje – la sonrisa amplia de la omega le hacía confiar solo un poco en sus palabras, aunque el estar cerca de aquellas piezas metálicas le ponía nervioso y a su lobo aún más —. ¿Qué te parece este?

Existían muy pocas cosas a las cuales podía decir que le temía. La idea de que su madre haya desaparecido sin más y en los últimos años su único conocimiento de ella sea una referencia de que la movilizaron con otro grupo de betas y algunos avistamientos. El hecho de que hirieran a quienes le importaban, Yoongi, Yohan, Ryeon, el resto de omegas en el recinto con los cuales compartió por mucho tiempo y ahora se agregaban todas las personas que había conocido.

Cada uno de esos miedos podían ser controlados de una u otra forma, pero el hecho de ser expuesto a agujas gigantescas, alfas molestos con bocas salivantes y la simple imagen de un brazalete le evocaba demasiados recuerdos dolorosos. Sus ojos se pintaron de sus tres colores característicos y quizá fue el hecho de que todos pusieron atención a la Luna Kim que hasta ese momento se escucharon jadeos sorprendidos.

Ya vieron...

¿Qué clase de delta es?

Eso no es un lobo delta normal...

¿Por qué hace eso...?

Las murmuraciones llegaron a oídos de Seokjin quien se había mantenido entretenido en otro de los puestos, regresando la mirada hacia el lugar donde se hallaba su madre, notando que algunas personas comenzaban a observar de más a cierto omega temeroso. Se veía nervioso y tomando una posición defensiva.

— Hey, Jungkook, ¿estás bien? – Seokjin se aproximó hacia él casi arrebatándoselo del lado de su madre. Tomándolo de las mejillas, mientras que el omega se removió inquieto en su tacto, tratando de alejarlo, sintiendo que la piel le ardía con solo la sensación de tener unas manos sobre él —. Tranquilo, todo está bien. Yo estoy aquí contigo.

— No quiero los brazaletes.

— Nadie te obligará a usarlos si no lo quieres – le consoló, aferrándolo más a su cuerpo hasta que Jungkook se ocultó y refugió en el pecho del omega mayor, percibiendo un aroma delicado —. Tranquilo, creo que fueron muchas experiencias por un día, ¿no es así?

— Quiero regresar a casa – Jungkook apenas observó que el resto de personas a su alrededor lo estaban mirando, y al mismo tiempo los escoltas que les acompañaban comenzaban a acercarse a ellos —. ¿Hice algo malo? Todos parecen.

— Ignóralos, solo nunca habían visto a la familia principal del clan, por tanto tiempo – susurró Seokjin, intentando mantener la calma – ¿dónde están los lentes que tenías puestos?

— Los quité en el auto. Por favor, estoy cansado, ya no quiero estar aquí. No quiero usar los brazaletes, no he hecho nada malo.

— Todo estará bien, ¿de acuerdo? No los tienes que usar si no quieres.

Seokjin no comprendía la reacción del omega, parecía estar entrando en un cuadro de alerta constante. Podía ser el hecho de estar expuesto tanto tiempo a las personas, tanta cercanía o las cosas nuevas. Taehyung no había mencionado nada más respecto a él. Sabía que venía del norte, perteneciente a las manadas cercanas al muro, pero ni siquiera esas personas se mostraban así de alterados con algo como unos pequeños brazaletes. ¿Qué estaba ocurriendo en la frontera norte con los suyos?

— ¿Jungkook? ¿Qué ocurre pequeño, no te agradan las joyas? – el temblor en el cuerpo del omega no se trataba de uno similar al miedo, más bien parecía que se estaba conteniendo. Kim Aeri podía ser una mujer perdida en sus pensamientos la mayoría del tiempo, pero la sola imagen de ver de esa forma al pequeño omega le evocaba cierto malestar —. Tengo una idea, qué te parece si yo me pongo unos cuantos y tú me dices cuál te gusta más.

— Madre, creo que no es una buena idea. Vamos a casa, tenemos que llegar a tiempo para la ceremonia.

— Seokjin no pienso irme de aquí sin que el omega de tu hermano no posea algo de nuestro clan – la mirada del príncipe Kim casi fulminó a su madre por haber mencionado aquello. Incluso si lo hubiera dicho en un susurro cerca de ellos, aun así cualquiera podría haber escuchado.

— Madre él no...

— Jungkook, cariño. ¿Qué te parece la idea de solo ver? Sé que Taehyung estaría encantado de verte utilizar algo que nos representa – ¿cómo era que le había llamado? Se sentía confundido por la manera tan cálida en la que le estaba mirando.

— ¿Solo ver?

— Mhm, como con la ropa, ¿te gustaría eso?, luego si algo llama tu atención puedes elegir tú también, ¿okay? – asintió de inmediato, a la expectativa de una respuesta. Lo vio pensarlo un poco, pensarlo unos cuantos segundos más y cuando creía que no accedería solo pudo notar cómo el color lila regresaba a sus ojos, de forma intensa —. Entonces ¿quieres ayudarme...?

— Okay – Seokjin sonrió a medias, sintiéndose afectado por el humor cambiante de Jungkook, quien le tomó la mano —, no se aleje, príncipe hyung Seokjin.

— Está bien, no me iré a ningún lado.

Con recelo y aferrando su agarre a la mano del príncipe Kim, Jungkook se permitió acercarse hasta el puesto donde se encontraban las joyas, las cuales estaban siendo elogiadas por la antigua luna Kim. La omega notó el desagrado hacia aquellos brazaletes que eran más grueso o pesados, descartándolos de inmediato, prefiriendo ver algunos más delicados.

— Mira Jungkook. ¿No es hermoso? – ¿Podía parecer algo digno de admirar un objeto que le evocaba malas memorias? —. Se ve muy lindo, ¿no lo crees?

— ¿Duele? – la omega, ladeó la cabeza ante el cuestionamiento —. Usarlo ¿duele?

— En lo absoluto, me queda bastante holgado y no roza la piel. Solo mira lo bonita que es – Jungkook hizo un mohín ante el brazalete, era muy delgado, no parecía que podía hacer daño alguno – tampoco están hechos con plata, así que no debes temer porque tu lobo se resienta.

— Tengo unos muy bonitos que son bastante delicados.

La mujer mayor a cargo del puesto habló con entusiasmo, como un intento de agradar al inquieto omega que seguía mirando con recelo cualquier modelo de sus joyas. La madre de Taehyung se emocionó al escuchar que podrían ver más estilos esperando que algunos de ellos fuera del gusto de Jungkook.

— El líder Kim pregunta si todo se encuentra en orden – la voz de Yohan parecía cargar con más que solo una duda.

— Dile que estamos bien, ¿cierto? – cuestionó Seokjin hacia el omega, que ahora estaba tomando su dedo índice con menos fuerza.

— ¿Él vendrá si digo que no? – la pregunta hizo sonreír a más de uno de los presentes.

— Conociendo a mi hermano como es contigo, vendría aquí mismo en su forma de lobo contar, de saber qué te ocurre. No dudo de que justo ahora Namjoon-ssi esté lidiando con él para que no se mueva de la casa – comentó en un tono burlón el príncipe Kim, ganándose una mirada bastante curiosa por parte de Jungkook – ¿qué?

— ¿Namjoon-ssi, es quien detiene a Taehyung para no estar cerca de mí?

— ¡¿Qué?! No, solo se trata de una expresión. Dile a mi hermano que Jungkook está bien – Yohan asintió lentamente, esperando una respuesta de su hyung.

— Estoy bien, pero dile a Namjoon-ssi que es muy molesto.

— ¿Qué pasa aquí? Parece que aprendes los malos hábitos de Seokjin de molestar a Namjoon – la omega se aseguró de que Jungkook se soltara del agarre de su hijo mayor, para así tenerlo a su lado.

— Es molesto y siempre aleja a Taehyung de mí.

— A mí me parece que nadie puede alejarlo de ti, solo tú mismo – los ojos del omega se ampliaron como si intentara comprender todo y nada —, basta con que te concentres en tu marca para saber que, aun estando lejos, sigue estando aquí. Justo como mi alfa, el padre de Taehyung siempre hace cosquillear nuestro lazo, no importa la distancia.

— El cosquilleo, ¿es él? – la madre de Taehyung asintió de inmediato como única respuesta – y ¿yo también...? ¿Él lo siente así?

— En cada uno es distinto, pero puede que sí, aunque podrías preguntarlo. Los alfas siempre pueden sentir a su omega, incluso escucharlos.

¿La madre de Taehyung sabía que la marca era de él? Jungkook elevó su mano hacia su marca, tocando apenas, concentrándose en sentir algo...

Durante toda la tarde había percibido un extraño estancamiento en su marca, mas ahora había regresado un leve cosquilleo cálido, como un susurro que le hacía saber que no estaba solo. Estoy aquí. Con un poco de duda, sintiendo un temblor y una baja de temperatura en su mano, tomó valor para llevar su dedo hacia una de las pulseras más delicadas, esas que apenas eran un simple patrón de eslabones de cadena.

¿Lo ponía de los nervios? Sin duda. ¿Se sintió curioso por las incrustaciones y detalles que tenían? Claro que sí, además, no eran iguales a los brazaletes que les colocaban a los omegas que salían del recinto. Esos artilugios eran más grandes, con gigantescas piedras brillantes y símbolos grabados. Estos objetos no poseían peso, y a sus ojos comenzaron a verse distintos, no eran similares a los que poseía el príncipe Park, ya que esas joyas estaban formadas de perlas.

— Estos son los brazaletes nuevos – la voz de la mujer llamó la atención de los tres omegas, posando su atención a la caja que resguardaba lo que parecía apenas hilos finos de un metal precioso —. Son muy especiales por el hecho de que no pueden ser tocadas por nadie más que su dueño.

— ¿Por qué? – cuestionó de inmediato Jungkook con un ceño fruncido y la cabeza ladeada, mostrándose bastante curioso.

— Fue forjado con un metal especial capaz de combinarse con una gema rara, la Lúmira. Es una piedra capaz de refractar el linaje de los lobos, se dice que provienen de las noches donde la luna brilla con intensidad sobre la tierra, atravesando hasta sus profundidades, dejando un regalo precioso.

— ¿Te gusta? – le animó la madre de Taehyung, notando el cambio leve en sus ojos, un precioso caleidoscopio de matices que eran imperceptibles para cualquier ojo poco detallista que no se tomara el tiempo de ver sus colores cambiantes.

— Aja.

— ¿Quieres probarlas?

— Pero le pertenecen a su dueño.

— Pueden ser tuyas si así lo deseas – la voz de la omega fue como un arrullo, acompañado con un dulce tacto de los dedos, enredándose en los cabellos castaños largos que le obstruían la vista a Jungkook, pero que no parecía molestarle —. Solo prueba ponerlas.

— Okay – mordió su labio inferior alzando la mano para tocar las delicadas piezas para luego retraer su gesto —. No sé cómo usarlas.

Con una sonrisa cálida, la mujer se ofreció a ser ella quien las colocara, teniendo el mayor cuidado de no tener un contacto directo, utilizando guantes de seda. Se tomó un breve momento para explicarle que una vez la joya estuviera en contacto con su piel, la piedra reaccionaría. Ante la mirada curiosa y asombrada de Jungkook ocurrió el cambio, aunque no como esperaban, pues se lograba apreciar el color azul cambiando hacia el verde y de ese al lila.

Parecía que la pulsera se quedaría en un ciclo sin fin y cambiante, resaltando en colores sutiles, pues la piedra no era capaz de permanecer en un solo color. Jungkook, por su parte, la observó, sonriendo de manera inconsciente y al mismo tiempo que la joya variaba entre colores camaleónicos, sus ojos también lo hacían.

— Qué extraño, debería mantenerse en un solo tono y una vez en sintonía jamás cambiará – comentó con cierto deje de culpabilidad la vendedora, temiendo que su producto se encontrara defectuoso —, podemos cambiarla por otra, si gusta.

— Nuh uh.

— Es perfecta tal y como es, ¿tú qué piensas Jungkook? Una joya especial como tú – animó la madre de Taehyung, obteniendo una mirada brillante junto a un asentimiento —. Nos la llevaremos.

— ¿Significa que es mía? – cuestionó el omega, llevando su mano hacia su pecho, intentando resguardar aquello que ahora se encontraba alrededor de su muñeca. La omega asintió con una sonrisa, al mismo tiempo que daba la orden para pagar por todo lo que habían visto en el puesto —. Príncipe hyung Seokjin, ¿escuchó? Es mía.

— Sí, escuché, Jungkook, estoy justo a tu lado, ¿lo olvidas? – Seokjin observó por unos segundo más completamente encantado al omega, para luego dirigir su mirada hacia la mujer que estaba agradecida por la ayuda al comprar algo de su puesto —. Tiene joyas muy preciosas y singulares.

— Le agradezco por reconocer el trabajo de nosotros, los artesanos, príncipe. Aunque no estoy muy segura de lo que ocurrió con ese par de pulseras, se supone que debía cambiar al color de su linaje.

— No se preocupe, nuestro Jungkook lo aprecia tal cual.

La mirada de Seokjin se desvió apenas hacia su madre, quien ya llevaba del brazo a un muy distraído Jungkook que no podía parar de ver el objeto en su muñeca, fascinado con lo cambiante que podía ser. Quizá por eso mismo olvidó que dentro de la caja había una segunda pulsera, aunque aquella mujer empacó perfectamente el resto de cosas que la antigua luna Kim había escogido llevarse, no dudó en agregar algo más para Jungkook.

— Príncipe Kim – el mencionado regresó su atención hacia ella, que ya estaba extendiendo una pequeña bolsa tejida – aquí dentro se encuentra la segunda pulsera con la Lúmira, es algo que puede compartir con su alfa.

— ¿Con un alfa?

— Bueno – dudó unos segundos antes de hablar, observando a la distancia a Jungkook, sonriendo cómodo con lo que sea que ahora le estaban mostrando —, debe disculpar mi atrevimiento, pero ese juego de pulseras es muy especial. Verá fueron fabricadas con el fin de compartirlo entre parejas, la piedra cambia reaccionando al dueño y a un lazo. Pude observar que, él ya posee una marca.

La tensión en el cuerpo de Seokjin fue notoria, pues durante todo ese tiempo él se había encargado de cuidar ciertos detalles de Jungkook, como sus ojos haciéndolo usar lentes los cuales no tuvieron tanto éxito; el segundo punto a cuidar era esa marca, la cual el omega no parecía molestarle mostrarla.

— Si he sido indiscreta, me disculpo – reverenció de inmediato, y aun sin levantar la cabeza siguió diciendo —, verá... Me pareció un joven muy singular, por lo que veo, tiene una unión muy sana con su alfa, así que solo me atreví a tener un regalo más íntimo para que pueda compartir con su pareja.

Pareja. Una palabra tan simple que encajonaba demasiados significados, pero a Jungkook y Taehyung en una misma situación lo ponía en duda. Parecían odiarse la mayoría del tiempo, en otras se veían como los cómplices más unidos para realizar alguna nueva idea a petición del omega y en muchas otras la tensión los rodeaba constantemente. Taehyung parecía mantener una guerra interna al estar cerca de Jungkook, mientras que este se veía como un imán atrayente. Dos cuerpos con polos compatibles y complementarios.

El príncipe Kim se limitó a agradecer por el gesto, además de la explicación de esa joya, no estaba muy seguro si sería buena idea comentar aquella nueva información a Jungkook, pero claro que le daría la segunda pulsera, dejaría que el omega actuara de manera natural, pues había notado cierto patrón. Jungkook solía hacer muchas cosas por Taehyung, si algo tenía que ver con él, solo lo haría.

Quizá debería comenzar a poner atención a esa relación, con lo complicada que era la situación, más le valía estar atento. 

— La agenda de esta noche la hemos repasado diez veces, ¿quieres escucharla una última vez? – cuestionó Namjoon con un tono de voz tranquilo, intentando no alterar más de lo que ya se veía el líder Kim.

— Por favor.

Nuevamente, el relato de la lista de tareas comenzó a ser mencionada por Namjoon. La verdad comenzaría con la presentación de su imagen al resto de familias principales, líderes, lunas y algunos segundos al mando que eran parte del listado casi infinito de invitados. Namjoon había logrado librarlo de recibir a cada persona al entrar al salón; habría unas cuantas palabras para anunciar su gratitud ante la presencia de los presentes y para terminar sería perseguido por todos.

La razón principal de su nerviosismo radicaba en que luego de mencionar que él estaría presente en sociedad, se anunciaría la bienvenida de Jimin como nuevo miembro del clan Kim. ¿Muchos estarían confundidos al inicio? No lo dudaba. ¿El líder Park intentaría asesinarlo allí mismo? Deseaba decir que eso era algo imposible, pero las reacciones del alfa siempre fueron impredecibles.

— Lo mejor será que a mitad de la velada se anuncie lo de Jimin.

— Seguro, así podré bailar en el tanque de tiburones con todos cuestionando sobre el compromiso y la fiesta terminará antes de lo esperado.

— Míralo de esta forma, tendrás un poco de tiempo para que observen tu cara para luego desaparecer.

— Preferiría ahorrarme la interacción – la tensión en el cuerpo del líder Kim aumentó al escuchar unos suaves toques en la puerta y decepcionarse al percibir que no se trataba de Jungkook, sino más bien de Jimin, quien se veía brillante, elegante y tan digno de su clase luciendo un traje hecho a su medida —. Pensé que no te vería hasta que estuviéramos en el salón.

— No sabía que también te estabas ocultado de mí – respondió burlón, adentrándose al estudio donde se había refugiado el líder Kim —. Los invitados ya empezaron a llegar y créeme que todos están a la expectativa del compromiso. ¿Crees que mi padre sufrirá un infarto por el cambio de clan?

— Espero que no sea así. Si nos ponemos a elegir, preferiría que fuera por el color que usas y no por la noticia de que no habrá boda.

— Puedes decir lo que quieras, pero hablar de la elección de mi traje o color jamás.

— Yo diría que el rojo te queda mejor – murmuró Namjoon, acercándose al omega, tomándolo de la mano para hacerlo girar lentamente, detallando el traje en un intenso color rojo, las joyas en oro con incrustaciones de rubíes —, resplandeces con el color de la sangre.

El labio inferior de Jimin terminó atrapado entre sus dientes al escuchar ese tipo de halagos, mostrándose con sus dotes de sensualidad y seducción, apenas mostrando el color dorado en su iris. Sonriendo divertido al lograr que el alfa se sonrojara, marcando esos hoyuelos en sus mejillas acompañadas de una risa nerviosa.

— ¿Tú qué piensas Tae? – cuestionó Jimin como acto misericordioso a la pobre condición de Namjoon, no obteniendo más que una mirada intensa – Alfa, ¿no te agrada ver lo bien que me queda el color del linaje que ahora compartiremos?

— Siempre pensé que te veías mejor con el rojo que con ese aburrido dorado – un gruñido molesto provino de Jimin, no importaba que estuviera a escasos minutos de dejar su clan, su apellido y el refugio de un linaje. El hecho de que el líder Kim se refiriera a su lobo como un aburrido no le hacía nada de gracia —. ¿Qué? Creí que estabas feliz por tu nueva identidad.

— Eso no quita que el color de mi linaje desaparezca – cruzó sus brazos sobre su pecho, desviando su vista hacia otro lado, no escuchando pasos, mas sí que pudo sentir el escalofrío que le provocó una respiración cálida detrás de su oreja.

— Pensé que te agradaba la idea de no estar relacionado con el clan que te dio la espalda, Jiminie – ese tono ronco, casi raspando en la garganta del alfa, siempre le hacía erizar los vellos del cuerpo. El tacto de la mano de Taehyung fue un tanto pesada sobre su hombro, casi como si estuviera dando palmadas a un cachorro —. ¿Qué ocurre, solo Namjoon hyung puede elogiarte?

— Deja de hacer eso – se quejó al mismo tiempo que su cuerpo dio unos pasos hacia el frente, alejándose de Taehyung, regresando a mirarlo con mala cara y detallarlo – ¿por qué no llevas zapatos?

— Estuve con Jungkook poco después de terminar de cambiarme para asegurarme de que se quedaría en su habitación.

— ¿Y te robó el calzado? – la mirada irritada del líder Kim le sacó una sonrisa amplia al omega, adoraba la idea de sacarlo de quicio —. Ah, ya entendí, ya te convenció para que no los utilices estando en casa.

— Creo que tiene cierta razón en lo que dice, no veo la necesidad de estar incómodo cuando ando por casa – lo vio encogerse de hombros de forma despreocupada, llevaba muchos años sin tener una imagen de ese estilo de Kim Taehyung, casi haciéndolo recordar a ese joven alfa despreocupado —. Prometo ponerlos ahora que salgamos.

— Y qué hay de Jungkook, ¿estará bien?

— Lo estará, prometió que se quedaría aquí en su habitación y también... — la mirada de Namjoon y Jimin parecían muy interesadas en conocer el final de esa oración, pero tan pronto como notó esa curiosidad en ambos, su lobo gruñó receloso. No mencionaría que él hizo una promesa.

Aún vivía en su memoria la imagen de Jungkook, con su mirada brillante y camaleónica, esperando encontrar algún indicio de duda en aquella promesa. El omega había regresado de su paseo por la tarde y curiosamente su estado de ánimo era demasiado bueno, tanto así que incluso poco antes de siquiera estar en casa, el líder Kim pudo percibir una extraña sensación de efervescencia.

Jungkook no dijo palabra alguna más de lo necesario. La había pasado muy bien, aunque la mirada culpable de Seokjin al no responder si no tuvieron problemas lo puso de malhumor. El omega no le dio mucha importancia, logrando distraer al líder Kim con todas las cosas que habían realizado, incluso su madre parecía haber estado de mejor ánimo estando al lado de Jungkook, quien se suponía tenía algo importante por contar y lo hizo prometer que le llegaría a buscar luego de que todo terminara, antes de dormir, para conversar.

De pronto unos toques en la puerta del estudio hicieron eco en el lugar, rompiendo cualquier hilo de pensamiento del líder Kim, quien de inmediato dio el permiso de pasar, teniendo a la vista a su madre y Seokjin, tan sonrientes y elegantes como la velada lo ameritaba. La omega no se detuvo en apresurar su paso para llegar a la cercanía de su hijo, a quien le acunó el rostro ni bien lo tuvo enfrente.

— Mi precioso cachorro – susurró, rompiendo la distancia entre ambos para abrigarlo en un cálido abrazo, para luego regresar a conectar miradas —. Ha pasado mucho tiempo para este momento, a pesar de que a tan cortita edad nos demostraste que serías un líder, el que ahora seas nombrado como sucesor es mucho más de lo que mi pobre corazón puede soportar.

— Madre, no tienes que temer. Prometo que cuidaré de todos en el clan, a nuestras familias y las personas que son importantes para nosotros – su madre negó lentamente al mismo tiempo que cerró sus ojos, dejando salir un suspiro pesado, cargado de sentimientos —. ¿Qué ocurre? ¿No confías en mí?

— Sé que eres un alfa y un hombre muy capaz de proteger a los tuyos y cargar con todo un clan completo, pero tengo miedo de que no puedas protegerte a ti mismo de toda la carga. Necesitas confiar en tu compañero – la omega tomó las manos del alfa entre las propias. La sensación de un objeto entrando en contacto con la piel de la palma del líder Kim lo sorprendió, mas su madre no permitió que se rompiera el contacto visual y mucho menos su agarre —. Esta carga es compartida, Kim Taehyung, no dejes que nadie corrompa tu pensamiento para dejar de lado a tu compañero. Un clan se rige bajo el mando de un alfa y la guía de un omega. Como el sol y la luna creando un perfecto equilibrio, ¿comprendes eso?

La mirada confusa del líder Kim no pareció convencer del todo a su madre como única respuesta, la omega tampoco le soltó. El destello efímero y débil del color del linaje se vio por unos breves segundos en los ojos ajenos, dándole así al alfa una imagen que extrañaba ver. Esa mirada intensa, casi suplicante, era la misma que pudo ver la última vez que sus padres estuvieron discutiendo.

Taehyung asintió como respuesta a aquellas miles de peticiones de su madre, y esta apenas logró curvar sus labios para seguido soltar el aire que había contenido todo ese tiempo. Los ojos brillaron gracias a la fina capa de lágrimas que intentó formarse para estropearle el maquillaje, algo que el líder Kim no permitiría, secando la gota salada con el borde de la tela de su manga.

— Lo haré madre, haré mi mejor esfuerzo para incluso compartir la carga – aunque eso significara mentirle a su madre, lo aceptaría, porque no habría compañero, no existiría un luna al cual arrastraría para cumplir con un deber tan grande —. No tienes de qué preocuparte.

— Gracias, solo espero que cumplas tu promesa. Por favor.

— Lo haré – su madre sonrió aún más amplio, sin mostrar los dientes, manteniendo un leve temblor en la comisura de sus labios, como si el gesto le costara horrores mantenerlo.

— Bien, entonces confiaré en ti.

Con esa última frase, Kim Aeri, antigua luna del clan Kim, hizo el acto más simbólico que podía brindarle a su hijo. Llevó el dorso de la mano del futuro líder Kim hasta sus labios, posándolos en un suave toque semejante al roce de un pétalo, para luego inclinarse y llevar su frente hasta el suave tacto. Taehyung se contuvo todo lo que podía, tensando su cuerpo ante lo incómodo que se sentía.

— Nuestra madre luna te guie, mi líder – Seokjin, Jimin y Namjoon compartieron miradas poco antes de hacer una reverencia ante el líder Kim, junto con la antigua luna, quien ahora estaba entregando el mando del clan de manera consciente —. Sé que el clan estará en buenas manos, eres el primero en tu línea de sucesión, por favor no te presiones con las responsabilidades, tu padre siempre dice que para ser considerado un buen líder primero debes cumplir con los mandatos.

— Asumiré mis responsabilidades lo mejor que pueda – prometió, teniendo de nuevo esa cercanía con su madre, llegando a juntar frentes, como en todas esas ocasiones que se prometían regresar a verse. Un pacto silencioso.

— Cuida de Jungkook – la tensión en el cuerpo del alfa no pasó desapercibida por su madre, quien enredó sus dedos en el cabello sedoso —. Sé que eres tú quien lo marcó.

— Madre... yo no...

— Sé un buen alfa y asume las consecuencias. Pronto tendrás que responder a tu omega que pedirá atenciones. Ni hablar de un celo donde estará muy interesado en buscar descendencia.

Taehyung intentó excusarse de todas las maneras posibles, pero su madre no parecía interesada en escucharlo, mientras que los tres espectadores en el estudio disfrutaban un momento la situación incómoda. Al menos fue así hasta que la propia omega hizo recordatorio de que pronto tendría que tener herederos para su sucesión.

No solo el líder Kim se vio tomado por sorpresa, el resto también lo percibieron de esa manera. Joder, herederos y Jungkook en una misma oración no sonaba como algo posible. Bastante tenían con lo retorcida de la situación ante el hecho de que el omega fuera una completa rareza. Sin antecedentes, sin un linaje al cual responder, mucho menos una jerarquía marcada.

Existían genes omega y alfa en su cadena de ADN, faltaban los últimos resultados para saber más respecto a él. La edad de su lobo estaba en sincronía con la de su lado racional.

— Luna, creo que hablar de herederos estando tan prontos de un compromiso suena apresurado.

— ¿Por qué? Es lo que todos esperan de una unión. Taehyungie, tu padre y yo no esperamos mucho tiempo para que nuestro celo se sincronizara luego de la primera y así poder concebirlos. Espero entiendas lo que significa que un omega marcado por su alfa compartiendo un mismo espacio representa. Sé que tu padre lo ha explicado muy bien.

— Creo que mi padre se equivoca, engendrar cachorros para luego dejarlos abandonados, por ahí no es la mejor de las actitudes – Seokjin siempre sabía perfectamente cómo lidiar con esos momentos y no tardó en acercarse a su madre para alejarla de Taehyung —. Por ahora dejemos que mi hermano asuma su responsabilidad y atienda a los invitados que ya han llegado.

— Cierto deberíamos salir – concordó Namjoon con lo mencionado, asintiendo hacia Seokjin quien lo miró de manera intensa. El alfa asintió ante él de forma cortés junto con un gesto para que pasaran a retirarse y poco antes de que el omega se quejara, Jimin se unió a ellos.

— Deberíamos comenzar a salir, ¿no les parece? El tanque de tiburones hambrientos estarán impacientes por devorarnos.

El líder Kim habría deseado que aquellas palabras no fueran reales, que solo se tratara de una broma más del omega para liberar tensión, aunque eso era imposible, él podía percibir la cantidad de feromonas ajenas a esa casa, algunas cargadas de emociones poco agradables. Taehyung tomó una larga inhalación poco antes de salir del estudio y una más al comenzar a avanzar por el pasillo, recibiendo la mejor de las sensaciones de la noche.

Majestad... no tarde...

Una sonrisa le curvó los labios, dándole el valor para seguir adelante con la noche y así finalizarla lo antes posible para así poder ver a cierto omega que inconscientemente comenzaba a brindarle calma el saber que estaba en un mismo espacio. Quizá se trataba del hecho de que el lazo entre ambos ahora llevaba más tiempo, ya no existía la angustia constante por la separación, tampoco cabía espacio para desbordarse en emociones.

Comenzaban a ser ellos mismos, pero distintos. Un Kim Taehyung más receptivo ante las reacciones de los otros y un Jungkook menos desconfiado, al menos de las personas con las que compartía ciertas interacciones, razón por la cual ahora se encontraba demasiado curioso e inquieto ante la cantidad de personas que se encontraban esa noche ahí mismo. Prometió que se quedaría en su habitación o bien en el estudio y que si llegaba a salir de alguno de los dos lugares no dejaría que lo vieran los invitados, pero jamás se mencionó nada sobre esconderse perfectamente mientras atravesaba los pasillos, ¿cierto?

Yohan no se encontraba cerca porque se suponía que ese día tendría la oportunidad de obtener más información sobre el paradero de los betas, cosa que resultaba conveniente, ya que no le vería ir por ahí hasta llegar a la entrada del salón en la segunda planta. Era extraño el ambiente que emanaba ese lugar, la iluminación le daba un aura atrayente, aunque el ruido de las voces lo hicieron detener su andar hasta que...

— Honor y respeto a la pureza de la sangre del Rey Diamante Rojo, Kim Taehyung, primero en su línea.

Esas voces al unísono lo hicieron estremecer, en especial cuando su marca fue atacada por un leve pinchazo. ¿Taehyung estaba en peligro? No dudó mucho en avanzar más rápido, ocultándose detrás de una de las cortinas pesadas que se encontraba atada a una columna donde perfectamente podría ocultarse de la vista de todos y aun así tener la visión de todo el salón.

El corazón le latía demasiado rápido, no reconocía a nadie, eso lo ponía aún más ansioso, pues se suponía que el príncipe Park, Seokjin y la madre de Taehyung estarían ahí, le habían prometido que no se separarían del lado del alfa, pero no los encontraba por ninguna parte. La incertidumbre lo invadió durante un largo rato, fue así hasta que finalmente algo le hizo jadear ante el estremecimiento, como si un hilo fino unido a otra parte hubiese sido halado.

A lo lejos, entre un mar de personas extrañas que parecían no querer alejarse, no se encontraba el líder Kim, evitando a toda costa el contacto con los otros. Algunos simplemente le sostenían por los hombros, otros intentaban llamar su atención al tocarle el brazo. Lo veía incómodo, aunque eso no le quitaba mérito para saber que lo sobrellevaba mejor de lo que Jungkook, a pesar de estar alejados, la sensación de tacto ajeno se manifestaba en la piel del omega.

Entre movimientos dudosos, siguiendo ese hilo invisible que le hacía erizar la piel, el líder Kim llevó su mirada curiosa hacia alguna parte del salón, esperando encontrar a alguien, ese fantasma al cual estaba conectado.

— Parece estar bien – su voz fue apenas un murmullo, pero pareciendo suficiente para hacer que el alfa regresara por completo la mirada en su dirección. ¿Jungkook?

Jungkook intentó esconderse detrás de la tela de la cortina, no permitiendo que algo lo delatara, sabía que el lazo estaba abierto a él si lo deseaba, pero cuanto más cerca estaban el cosquilleo en su piel se acrecentaba. Dio un paso hacia atrás con mucha cautela, sin quitar la vista fija que tenía del salón, no fue consciente de la presencia de otra persona en su cercanía hasta que escuchó algo que le puso en alerta.

Sus dedos se apretaron alrededor de carne suave y bastante cálida. Pudo percibir la dureza de un collar con piedras, la tela que cubría el rostro ajeno le molestaba, terminando por poner más fuerza para someter a la pobre alma ilusa que intentó atacarle por la espalda.

— ¿Quién eres?

— Jungkook oppa – la voz ahogada contraria se sintió como un cortafuegos, el omega, que estaba mostrando sus colmillos y manteniendo su antebrazo apretado al cuello ajeno, se vio confundido al no saber muy bien qué hacer —. Soy yo, Ryeon.

— ¿Ryeon? – cuestionó casi con sorpresa, observando incrédulo a la delta que se mantenía con una sonrisa en sus labios a pesar de estar privada de libertad, asintiendo como única respuesta —. Eres tú...

Quizá sus reacciones eran más toscas de lo que podía recordar Ryeon, pero la delta no se privó de responder de la misma manera que Jungkook, devolviendo el abrazo efusivo. Sonrió más amplio cuando el omega le sostuvo el rostro, como si quisiera asegurarse de que su memoria aún reconocía ciertos rasgos.

Se veía distinta, mayor, con líneas delicadas que le hacían ver que ya no se trataba de la misma niña a la cual había visto por última vez. El color verde se reflejó en los ojos de Ryeon haciendo más fácil la tarea para que Jungkook se diera cuenta del lobo que había despertado en ella.

— Eres más grande – respondió aun acunando el rostro de la chica de manera gentil, acariciando lentamente las mejillas, sintiendo el calor del cuerpo ajeno —. Tu lobo despertó.

— Hace mucho, oppa – la sonrisa a medias de Jungkook se borró luego de unos segundos de observarla a detalle – ¿qué ocurre?

— ¿Qué tienes puesto?

— Ah, eso.

El omega la tomó por la muñeca para alejarla del todo de aquella entrada luminosa, percibiendo apenas la cercanía de Taehyung, estaban tomando caminos contrarios y cuando eso ocurría parecía que ellos mismos dieran la espalda a su lazo. Era muy confuso todo, pero con los días que transcurrían las emociones intensas iban mermando.

El pequeño quejido de Ryeon alertó a Jungkook, siendo consciente de que la estaba tomando con demasiada fuerza la muñeca ajena, ahora notando lo que poseía alrededor de la misma. Un brazalete. No uno cualquiera, era de esos que utilizaban los omegas que salían del recinto. Su mirada se cargó de ira y terror, comenzando a revisar la piel ajena, buscando marcas similares a las que él poseía.

— ¿Por qué tienes eso puesto? – cuestionó al mismo tiempo que intentaba quitarlas.

— Estoy bien oppa, de verdad no me hacen daño, son inofensivas. La luna Jung le llama joyería, son un accesorio para representar al clan.

— No entiendo, son...

— Muy similares a las del recinto, ¿cierto? – la delta rio bajo por la angustia de Jungkook —. No tienes nada de qué preocuparte, vine aquí con el líder Jung, esto es para poder intercambiar información.

— ¿El líder Jung?

— Sí, es quien está a cargo del clan Jung, así como el líder Kim tiene bajo su mando este clan y al parecer te tiene bajo su cuidado – la información llegaba a Jungkook como una oleada de recuerdos de todas esas tardes de preguntas constantes. El líder Jung pertenecía a otra familia, pero era igual a Taehyung —. Oppa, qué es eso en tu cuello. ¿Quién te mordió? ¿Te obligaron?

Ahora se trataba de Ryeon examinando a Jungkook, llevando su mano hacia la herida, la cual fue protegida por el instinto del omega, deteniendo el tacto antes de siquiera estar cerca de usurpar la sensación de calor que emanaba la marca. Un leve quejido salió de los labios de la delta en protesta ante la actitud, resistiéndose a la fuerza su mayor.

— Jungkook oppa, ¿eso es una marca de un alfa real?

— Calla, no alces la voz.

Exigió Jungkook cubriendo los labios a Ryeon, frunció su ceño al escuchar a lo lejos algunos pasos, sus sentidos le advirtieron la cercanía de algunos guardias de los cuales estaba bastante convencido se estarían asegurando de que él se encontrara en la habitación o bien que nadie más se escabullera por los pasillos.

Soltó un gruñido molesto al ser consciente que se acercaban con rapidez hacia donde se encontraban, así que entre movimientos ágiles tomó con facilidad el cuerpo de la delta, avanzando con rapidez entre las sombras de las columnas, cortinas y demás muebles. Quizá el llevar algunos días escapando por las mañanas estaba funcionando para conocer perfectamente el lugar porque no tardó mucho en llegar a su habitación.

Tan pronto como ingresaron, Ryeon observó el interior con asombro, era bastante amplia y con el detalle de que el ambiente estaba cargado del aroma de Jungkook. Debía sentirse muy cómodo como para permitirse a sí mismo en marcar un lugar con su propia esencia. Lo vio espiar apenas por una rendija de la puerta, asegurándose de que no tendría a ningún curioso en el pasillo.

— ¿Oppa? Este es tu lugar en la casa.

— Sí, Taehyung me dio esta habitación cuando llegamos.

— ¿Taehyung? – la pregunta salió con un tono de voz sorprendido por escuchar el nombre de pila del líder Kim – ¿fue él quien te trajo aquí luego de ser atacado con eso en tu cuello?

— Es... — maldijo por lo bajo, ¿por qué estaba por responder igual que él? —... es un poco complicado de explicar, pero gracias a Taehyung es que estoy a salvo del recinto. No te preocupes por la marca, esto es más como un accidente.

— Entonces, ¿no es real? – algo dolió en el interior de Jungkook al momento de escuchar esa insinuación, negando de inmediato – ¿es real? Quiero decir es de un alfa.

— No puedo decir mucho, aunque ahora esto no es importante. ¿Tú qué haces aquí? ¿Has visto a tu hermano? – la delta asintió frenéticamente, sonriendo al momento que Jungkook la tomó de la mano para llevarla hacia la alfombra donde pasaba muchas horas.

Sus pies descalzos adornados con joyería sofisticada con pedrería verde entraron en contacto con el material esponjoso, haciéndole cosquillas en la piel. Jungkook, por su parte, se veía muy cómodo, esperando de manera impaciente para que Ryeon le hablara más de lo que sabía. Ni bien ambos estuvieron sentados y en posición de loto, fue la delta quien se acercó a su mayor juntando frentes.

El color en sus ojos fue cambiando del verde a gris, hasta crear una combinación entre ambos, mientras que Jungkook la observaba con los tres colores en sus ojos, creando un paraíso boreal. Sus lobos estaban mostrándose ante el otro, reconociéndose. Quizá no podían compartir un vínculo de manada, pero poseían lazos que los unían, memorias antiguas que servían como anclas.

— Ryeon, por favor, solo dime, ¿qué estás haciendo aquí?

— Es un poco largo de contar, pero para hacer un resumen, las manadas no han dejado de ser atacadas desde que tú y Sunyoung-ssi desaparecieron. Las colonias de betas han sido masacradas. Los alfas de cada manada han tomado bajo su cuidado a los pocos betas que han rescatado y que acudieron a nosotros.

— ¿Mi madre...?

— Sabemos que fue llevada junto a otros betas bajo la custodia de uno de los clanes, el problema es que no sabemos cuál de todos – Jungkook arrugó su ceño no estando satisfecho con lo que escuchaba —. Me infiltré entre los omegas que llevarían a otros clanes para poder saber dónde tienen al resto de betas.

— ¿Encontraste algo?

— Muy poco. Nos hemos infiltrado en el clan Kim como parte de la seguridad del líder para luego desplegarnos entre el resto. Los Jeon son una roca difícil de romper, mantienen vigilados a todos los omegas con un dispositivo.

Sin perder tiempo mostró la cicatriz en el antebrazo, la cual ocultaba un dispositivo pequeño, entre movimientos dudosos Jungkook tocó la elevación de la piel, encontrando el extraño objeto poco agradable.

— Es un rastreador. Lo colocan bajo la piel con un artefacto horrible.

— Lo sé – respondió a secas, dejando un vacío en el pecho de Ryeon al pensar que quizá él también había sido expuesto a algo como eso. ¿Por qué se habían ensañado tanto con él? ¿Por qué la mayoría de reportes de búsqueda eran respecto a él luego de escapar? —, ¿duele?

— No. De hecho, días atrás se presentó un doctor del recinto al clan Jung. Fue una sorpresa que nadie esperaba.

Min Yoongi se había dado a la tarea de recoger los productos de todos los clanes, los cuales habían mantenido controlados con rastreadores. A diferencia de su llegada al clan Kim, donde se presentó solo, en sus otras visitas iba muy bien acompañado cumpliendo el protocolo de extracción.

El líder Jung no confió en su llegada tan repentina, sin aviso o un anuncio previo a lo que sucedería, así que no había permitido que el delta hablara con Ryeon, hasta que estuvo seguro de que tenía la situación bajo su control. El encuentro fue desastroso, la delta no reconocía al doctor y viceversa, provocando que el alfa líder se negara a que aquel protocolo prosiguiera.

— El doctor Min no pareció muy sorprendido al verme ahí.

— ¿Doctor Min? ¿Yoongi hyung? – la delta asintió de inmediato, obteniendo una mirada distinta en Jungkook, casi nostálgica, una que cambió al segundo siguiente de pensar mejor la situación – ¿Él pensaba en llevarte de regreso al recinto?

— Es lo que escuché. Hablaba respecto a una extracción de la omega que no había cumplido con su deber, pero cuando nos vimos... bueno entenderás que ninguno de los dos nos conocíamos.

— ¿Te hizo algo? – el tono de voz dudoso no era algo habitual en Jungkook, mucho menos el temblor en su cuerpo como si intentara contenerse en sus emociones – ¿forzarte a algo?

— No – negó lentamente esbozando una sonrisa a medias al recordar la breve interacción que pudo tener con el delta —. De hecho desactivó el rastreador, le pedí que no lo sacara porque estoy muy segura que los Jeon intentarán interactuar conmigo. El doctor Min se encargaría de mencionar que no soy de los suyos, queremos provocarlos, que reaccionen y no solo actúen en las sombras.

La sonrisa de Jungkook estaba cargada de alivio. Por un breve instante creyó que su hyung le engañaría, que verdaderamente estaría poniendo en peligro a las personas del recinto, pero ahora podía estar seguro de que en su próximo encuentro con el líder Kim, insistiría en estar presente. Conocía a su hyung, sabía que no era alguien fácil de engañar.

Era todo un cabeza dura y por eso mismo había logrado ganarse la confianza de Jungkook, aunque pronto una idea atravesó por su mente.

— Espera un momento, si tú tienes esto, eso significa... ¿A qué omega fue al que le quitaste esa cosa? Yo pude ver cuando los colocaban – Jungkook aferró su agarre, agregando un poco de presión, solo la necesaria para hacer comprender que no solo estaba pidiendo una explicación, lo estaba exigiendo. La delta retiró el brazo del agarre de Jungkook, mas este lo volvió a tomar – Ryeon.

— Está a salvo, lo prometo, solo tomé su lugar, los nuestros la tomaron bajo custodia y está oculta entre las manadas, además se trataba de una de las hijas de las colonias de betas – la delta se soltó del agarre, ahora acunándole el rostro a Jungkook —. Oppa, uno de los clanes, está buscando los omegas productos de los betas. No sabemos si están operando solos, pero también han llegado al extremo de atacarnos en las últimas semanas.

— ¿Atacarlos? ¿Cómo o por qué?

— No lo sabemos, están buscando a alguien y si tú estás aquí...

— Quiere decir que pueden estar detrás de mí – su mirada se desvió hacia la ventana, que le brindaba la vista de la noche despejada, con la preocupación, creando un remolino en su estómago —, pensé que estando aquí no se preocuparían en buscarme así.

Era difícil de comprender la razón verdadera para perseguirlo constantemente. Los castigos que recibía, si bien muchos de ellos fueron provocados por sus propias acciones, el hecho de que se obsesionan tanto no tenía lógica. ¿Por qué él? Siempre mencionaba que era un defecto. Debía tener más dosis para potenciar esa parte de él que sí funcionaba como lo querían y aun así jamás cumplía con los objetivos.

— No dejaré que alguien del recinto me aleje de aquí.

— El líder Kim parece tener mucho poder, aun así... Intentaremos protegerte, mi hermano dice que está armando un buen plan para sacarte de aquí.

— No – negó de inmediato, colocándose de pie, tomando distancia de la delta que lo observaba con sorpresa. Ryeon pestañeó un par de veces, aun incrédula de la imagen del omega, alejándose de su lado —, le prometí a Taehyung que no me alejaría.

— Oppa, si te está obligando...

— No, Ryeon – Jungkook retrocedió dos pasos más de la delta, negando ante la cercanía, percibiendo cierta incomodidad impropia. Estás bien... ¿Qué ocurre? No se encontraba en el mejor momento, y cerrar el lazo fue la única opción viable para no alertar más a Taehyung —. El líder Kim y yo compartimos promesas complicadas.

— ¿Complicadas? Tanto así como para negarte a irte. Quiero decir podemos hacer que esta misma noche tu presencia aquí desaparezca, nadie se daría cuenta porque todos están muy ocupados.

— Taehyung lo sabrá – no solo él se enteraría de su ausencia, el resto de los habitantes de esa casa también, entonces ¿por qué solo lo había mencionado a él? —. No puedo explicarte mucho más de las promesas que tenemos, pero estoy muy seguro que él lo sabría.

— ¿Te mantiene vigilado de alguna manera?

— Solo para protegerme.

— ¿Protegerte de qué? ¿Del clan? ¿De los suyos? ¿De él mismo?

— Él no es así. Solo lo hace y ya. Dijo que había personas que sabían de mí que querrían hacerme daño y yo confío en su palabra.

Con la respiración agitada y la sensación efervescente que burbujeaba en su cuello, siguió alejándose de Ryeon que lo veía con súplica y algo de miedo ante sus respuestas negativas para alejarse.

— Yo estaré a salvo estando aquí con el Líder Kim, él prometió que me protegería, tengo su apellido, nadie podrá hacerme daño.

— Si el clan que está detrás de ti descubre que estás aquí mismo, harán todo lo posible por capturarte y llevarte de vuelta con ellos.

— No lo harán. Soy más fuerte y... — lo tengo a él. Confiaba demasiado en el alfa, tanto como para no desear decepcionarlo. Había aprendido muchas cosas, y una de ellas era que Kim Taehyung no era igual al resto de alfas, pondría su propia vida en peligro contar de defender a quien le quisiera hacer daño al líder Kim. Tú tienes que salir de ese clan donde estás, busca a mi madre, Yohan dijo que la buscarían.

— Y lo haremos, pero ven conmigo.

Una negativa más le fue dada, aunque antes de poder decir otra palabra, la presencia de alguien atravesando el pasillo alertó a Jungkook, ocultando a la delta en el cuarto de baño, exigiendo que hiciera silencio hasta estar seguro de que no ocurriría nada. Podía confiar en Taehyung, incluso en algunos guardias, pero eso no evitaba que sus sentidos lo hicieran ponerse a la defensiva, en especial cuando se acercaban al espacio que había proclamado como suyo.

Se trataba de un lugar el cual le fue dado, no de manera violenta, no como castigo, tampoco como algo que debía aceptar así sin más. Taehyung le había mencionado que esa sería su habitación, pero que había otras más las cuales podía escoger. La libertad que tenía en esa casa era más parecida a lo que tuvo con su madre, desde tomar el cuenco más grande, tomar más frazadas, decidir si cortarse el cabello o no y de qué manera.

Era hogar, era casa, era suyo, su olor estaba por doquier, así que no le hacía gracia el hecho de que un guardia se acercara. Se colocó frente a la puerta, listo para atacar o bien impedir el paso al intruso.

— Hyung, ¿estás ahí? – la voz tan conocida de Yohan se escuchó al otro lado de la puerta. Ni bien llegó a sus sentidos, el aroma contrario no tardó en abrir la puerta y adentrar al delta, cerrando de manera brusca —. Bastaba con un simple sí, hyung.

— ¿Te siguieron? ¿Hay alguien más?

— Nadie. El líder Kim tuvo un mal presentimiento, dijo que algo no iba bien contigo y envió para saber si está todo en orden – sí, Jungkook no había respondido al cosquilleo de la comunicación entre ambos porque sus mismas emociones habían bloqueado el lazo —. Dijo que no podía estar tranquilo.

— Tienes el aparato ese – cuestionó, sin esperar a que Yohan respondiera para quitarle el audífono del oído para colocarlo en el propio, un poco incómodo por la sensación y sin saber muy bien cuál era la función – ¿quién me escucha? ¿Pueden oírme? – cuestionó sin más —. Nadie responde.

— Es porque debes hablar aquí – extendió su brazo, obteniendo una mirada confusa y con un ceño fruncido.

— ¿Con tu brazo? ¿Quieres que hable con tu ropa y tu brazo hará que me escuchen? Eso es muy extraño.

— Hey, lo dice el que se mira con el líder Kim por largos minutos sin decir nada y respondiéndose a medias – un gruñido bajo salió de los labios de Jungkook acercándose el brazo del delta —. En la manga tengo el micrófono, ¿qué quieres hacer?

— Decir que estoy bien. ¿Me puede escuchar? ¿Líder Kim? – el delta negó lentamente queriendo explicar que no era así como funcionaba, pero la poca paciencia del omega jugó en su contra, obteniendo una respuesta impulsiva de Jungkook al soltarlo y dejar de lado el molesto aparato —. Entonces di que estoy bien. Estaba con Ryeon... — sus ojos se ampliaron ante la sorpresa – lo olvidé. Avisa que estoy bien...

Jungkook... ¿Qué ocurre?

Un gruñido escapó de sus labios al verse invadido por el lazo, no necesitaba que el líder Kim llegara en esos momentos, no ahora. Podría hacerlo cuando ambos deltas no se encontraran en su habitación. Yohan se encargó de dar el aviso de la presencia de Jungkook en su habitación.

Jungkook. Prometo estar contigo pronto.

Lo sé... lo prometió.

Parecía que aquello tranquilizó en demasía al líder, porque ni bien dio la respuesta, el lazo dejó de cosquillear, el calor de la marca mermó como siempre que alguno de los dos abandonaba la comunicación, mas la sensación de cercanía, esa que les daba pequeños tirones en sus pechos seguía latente. Les hacía saber que se encontraban cerca y a salvo.

— El líder parece haber recibido tu aviso – mencionó Yohan, obteniendo un asentimiento por parte del omega, quien apenas mordió su labio para ahora sí dirigirse hacia el lugar donde había ocultado a la delta —, dijiste que estabas con mi hermana. ¿Cómo fue que te encontró?

— No lo sé, pero casi hace que la ataque por sorprenderme por la espalda. ¿No le enseñaste nada respecto a no llegar de esa forma?

Sus pasos lo llevaron hasta el cuarto de baño, donde encontró a la delta frente al espejo, observando con cuidado las letras y números. El análisis completo de Jungkook se reflejaba en el objeto, desde las heridas pequeñas realizadas en las manos, hasta las cicatrices en sus brazos, de los cuales no había mayor información, aunque sí se registraba daños recientes. La que llamaba más la atención era la marca.

Sana... sin signos de rechazo... cicatrización correcta... Estado de la marca: 85.9%

¿Jungkook había aceptado esa marca? ¿El lobo quisquilloso y arisco estaba de acuerdo con esto? Ryeon se cuestionó las condiciones en las que se dio esa mordida. El espejo contenía toda la información completa del omega, así que no cabía duda de que lo había utilizado demasiadas veces. Llevó su dedo hacia un punto específico del mismo, donde podría borrar todo rastro de él, nadie debía enterarse de las cosas que tenía en su cuerpo.

Análisis de casta: Sin Registro... Se detuvo al ver aquello, nadie sabía, incluso escapaba de la inteligencia de aquel sofisticado aparato, la información de Jungkook...

— Ryeon, ¿qué haces aquí? – fue la voz de Yohan la que alertó a la delta de que ya no se encontraba a solas en el cuarto de baño. La mano de su hermano rodeó su muñeca para luego sacarla del lugar —. El líder Jung está inquieto desde hace varios minutos, ¿desapareciste sin decirle nada?

— Solo dije que me gustaría tomar un poco de aire en los jardines.

— Está prohibido salir más allá del salón – alzó un tanto más la voz, mostrando un leve color coral en sus ojos combinado con el gris —. Es peligroso que andes así por la casa. La guardia del clan está alerta hasta por el más mínimo de los movimientos extraños.

— Lo sé, es solo que dijiste que Jungkook oppa estaba aquí y tenía mucho tiempo sin saber de él – sus miradas se conectaron, seguía siendo ese mismo chico con la mirada apacible, sin reflejar mayor emoción cuando se trataba de mostrar más cercanía —, fueron 108 lunas llenas sin verte...

— ¿108? – murmuró más como un pensamiento en voz alta – eso es demasiado – la mirada de ambos deltas estaba cargada de nostalgia y la de Yohan con algo parecido a la culpabilidad.

— Por eso debes entender, hermano, lo mucho que me emocioné de pensar que se encontraba aquí mismo.

— Te había dicho que no era seguro que lo buscaras.

— Quería llevarme con ella – la acusó de inmediato, obteniendo un gesto arrugado por parte de Ryeon al ser delatada —. Dile que no puedo irme, que aquí estoy seguro. Taehyung prometió que nos ayudaría para encontrar información sobre los betas.

— No sabemos si lo dijo para que te quedes aquí. Esta es la ocasión perfecta para irnos sin dejar rastro.

— No – ambos habían negado al mismo tiempo, pero fue el delta quien se adelantó para tomar a Ryeon por los hombros —. Escucha, así como tú encontraste un aliado en el líder Jung, hyung también está protegido por el líder Kim. El tiempo que he estado aquí como parte de su guardia me he dado cuenta de que es un alfa distinto.

Los tres se quedaron en silencio luego de aquello, con la luz del espejo, siendo lo único que los separaba de la penumbra, con los análisis de Jungkook repartidos en todo el marco y en letras un poco más grandes, mostrando el estado de su marca. No comprendía muy bien lo que significaba eso, pero la voz del objeto había mencionado que era un estado saludable.

Se acercó lentamente hasta el mueble donde encontró algunos objetos que le pertenecían, cosas de higiene, un jabón, algunas joyas, el príncipe Jimin le había dado los días anteriores y que aún no había devuelto y esa caja con la pulsera que sería para el alfa, la cual también analizó.

— Taehyung es un alfa distinto – afirmó sin dudar a las palabras de Yohan quien conectó miradas con el omega a través del reflejo —. Lo ha demostrado en muchas ocasiones, y yo... — confío en él. Por muy extraño que le pareciera, lo hacía, aunque le costaba horrores admitirlo frente a otras personas, llegando a creer que usarían eso en su contra.

— Sé que te sientes a salvo hyung. Por eso mismo me mantendré aquí a tu lado cuidándote – el delta giró sobre su sitio para ahora tomar a su hermana por los hombros y conectar miradas – y tú tienes que ser menos impulsiva y apegarte a tus deberes de lo que sea que estés cumpliendo.

— Ya he cumplido con una parte, por ahora solo espero órdenes y poder marcharme del clan Jung.

— ¿Eso no sería sospechoso? – cuestionó sin más Jungkook, entrecerrando sus ojos, observando a ambos hermanos por el reflejo —. Si el líder Jung te tiene afecto o vigilada por seguridad y confía en ti, lo menos que puedes hacer por él es mantenerlo al tanto sin desaparecer de la noche a la mañana.

— No puedo confiar a plenitud en él, oppa. Es un líder, está entre los implicados de todos esos experimentos con los omegas, y la procreación de más miembros de su clan.

— Aun así, Jungkook hyung tiene razón, al menos aprende a decir la verdad que te favorezca.

— Sé que pronto me dejará en libertad, le pedí que me diera la oportunidad de hacerlo, regresar con mi familia en el norte. Solo me pidió tiempo para que nadie sospeche – Yohan comprendía el plan de su hermana, su vínculo de manada era fuerte como para escuchar al resto y a ella estableciendo nuevos movimientos —. Oppa, solo promete que no confiaras de más en el líder Kim, apenas lo conoces, es de las personas detrás del muro y todos son raros.

— También complicados – agregó el omega, como un simple murmullo, un pensamiento en voz alta. ¿Estaba bien desconfiar de alguien con quien compartía demasiado?

Llevó su mano hacia la marca, la cual ya estaba siendo analizada, cambiando el número a un 86%, con un nuevo análisis. Sin cambios en refracción de la exposición del lobo. No, definitivamente no comprendía nada de eso, pero a Taehyung no parecía importarle esas palabras cuando lo preguntó, asegurándole que todo estaba bien.

La piedra en la pulsera que ahora se encontraba alrededor de su muñeca seguía siendo cambiante, con los colores que representaban a su lobo. Llevó su vista hacia la caja pequeña que resguardaba la otra, esa que sería para Taehyung esperando que con él sí funcionara, pues al preguntarle de nuevo a la computadora del espejo daba como resultado una Lúmira sin refracción correcta del linaje. ¿Era él el problema? ¿Seguía siendo un defectuoso?

— Aun sabiendo lo complicado que son, ¿te quedarás? – Yohan no se detuvo en reprochar la actitud de su hermana con un gruñido y poco antes de siquiera pronunciar palabra alguna, fue Jungkook quien habló.

— Me quiero quedar aquí con el líder Kim, ustedes encárguense de buscar información. Yohan me cuidará estando cerca y Ryeon ten mucho cuidado, me sentiría mejor si sé que no estás involucrada con el recinto.

— Tranquilo, ese delta raro, dijo que no pertenecía al recinto y me dejó sola cuando mencioné que no le conocía frente a todos. El líder Jung se encargó de sacarlo de la casa principal, tampoco me cuestionó mucho respecto a lo que sucedió luego de que desactivara el rastreador.

— De igual manera ten cuidado, hermana – pidió Yohan, obteniendo un asentimiento de parte de la delta, quien disfrutó el tacto gentil de su rostro, siendo acunado —. No te expongas al peligro, has hecho suficiente por ahora.

— Lo sé, el líder Jung pronto irá al norte con el fin de saber la verdad del recinto, esa será la oportunidad. Regresaré con la manada en ese viaje. Jungkook oppa, ¿estás seguro de que te quedaras?

— No tengo nada esperándome al otro lado del muro. Mi madre se encuentra aquí, en algún lugar, y pienso quedarme hasta saber algo de ella, que está viva.

— Y luego, ¿vendrás a casa?

No encontró una respuesta para esa pregunta, el omega estaba seguro de que en otra situación diría que sí. Semanas atrás no habría pensado mucho la opción de quedarse o irse, de hecho había salido del recinto esperando nunca más regresar. Ahora tenía... más. Su propio lobo, sintiéndose renuente a alejarse del lugar y guardando la esperanza de quizá poder estar nuevamente en presencia de su madre.

Antes de que diera una respuesta, fue Yohan quien ahora se puso en alerta, dando parte de la nueva posición en la que se encontraba y obteniendo órdenes de vuelta para regresar al salón donde harían el próximo anuncio. Sin esperar más y tampoco escuchando las quejas de su hermana, la tomó del brazo para arrastrarla fuera de la habitación.

El líder Jung había comenzado a preocuparse por ella, y varios de la guardia del clan Kim habían notado su ausencia. Jungkook, por su parte, prometió mantenerse oculto en la habitación, al menos hasta que ambos deltas salieron y los perdió de vista en el pasillo. Podía percibir el nerviosismo tirando con fuerza del otro lado del lazo que compartían con Taehyung, no agradándole la sensación pesada en su estómago.

Majestad...

No hubo respuesta alguna, no porque quisiera ignorarlo y tampoco porque mantuviera bloqueado el lazo entre ambos. El líder Kim se encontraba completamente perdido en sus propios pensamientos, la angustia de no saber cómo actuar frente a las personas que le rodeaban lo estaba consumiendo.

— Taehyung, no es correcto que al menos consideres a los padres de quién será tu nuevo compañero – la madre de Jimin parecía desconcertada, con una sonrisa que temblaba en las comisuras como un tic nervioso ante el desapego del alfa por representar una digna unión —. Quiero decir es algo de respeto.

— Si me disculpa Luna Park, daremos el próximo anuncio y necesitamos que el líder Kim se concentre – Namjoon había interrumpido aquella interacción evitando que la omega siquiera tocara a Taehyung, quien agradeció apenas por la intervención —, ¿príncipe Park lo acompaño?

— Que un escolta tome del brazo al Luna del clan teniendo a su lado al alfa que lo desposará es irrespetuoso, Namjoon-ssi – la voz del líder Park ahora se unía a la conversación.

Quizá los habían logrado evitar durante toda la velada, donde al inicio muchos quedaron sorprendidos con que la noticia solo era el anuncio de Taehyung como figura pública del liderazgo del clan. El alfa había sido alabado con palabras diplomáticas y la corona que llevaba puesta luego de su nombramiento oficial le estaba pareciendo una molestia. No estaba dispuesto a soportar al líder Park y sus quejas, agradecía a la madre luna que Namjoon lo rescatara de todo aquello.

— ¿Líder Park, espera que actúe distinto solo porque Namjoon es quien toma la mano de Jimin?

— Es cuestión de respeto al clan de tu compañero – agregó la luna Park con una mueca falsa de agradar al alfa.

— Además, ni siquiera has estado a su lado. En toda esta fiesta no parece un compromiso...

— ¿Quién dijo que debía estar al lado de él todo el tiempo para confirmar algo de lo que ya se sabe? – la tensión subió entre ambos líderes. Jimin que solo observaba a unos dos pasos de distancia, siendo sostenido por Namjoon decidió intervenir.

— Basta, padre, si has venido aquí para crear una pelea innecesaria, te pediré que desistas de esa idea – el gruñido del líder Park fue bajo, como si raspara en su garganta para soltar palabras hirientes o una orden en tono alfa.

— Insolente, ¿te dejas tratar así por él? – el gruñido de Jimin irritó a su padre por la actitud de su hijo.

— Líder Park – no fue un tono fuerte, tampoco uno que fuera de mando, pero el aura que irradiaba el líder Kim fue suficiente para llamar la atención de los invitados que se encontraban en el lugar – no permitiré que le hable de ninguna manera a nadie que esté bajo mi protección. Namjoon-ssi, es mi mano derecha, y si yo le permito que lleve a Jimin no veo por qué usted se vería afectado.

— Taehyung, por si no recuerdas él es tu compañero.

— ¿Debo recordarle en la casa de qué clan está? – el líder Kim se acercó hasta el alfa, quien no le bajó la mirada, por el contrario, alzó la barbilla para mostrar que no estaba por debajo en posición jerárquica, aunque eso difería en cuanto a sus lobos —. Mi casa. Mi clan. Mis reglas. Mientras todos se encuentren aquí se cumplen mis órdenes.

— ¿Es una amenaza?

— Es una afirmación. Además, dudo mucho que se quiera ver implicado en un problema a tan escasos minutos del anuncio importante – el cuerpo entero del alfa mayor se tensó, lo tenía donde quería, quizá todo ese tiempo pudo manipularlo, pero ahora estando todos ahí mismo, el líder Kim tenía la ventaja de la opinión pública —. Namjoon-ssi, por favor, lleva a Jimin escaleras arriba, daremos el anuncio principal de la noche.

Sin mediar más palabras, el líder Kim le dio la espalda al alfa, podía escuchar las palabras de su padre reprochándolo por ser tan confiado en darle la espalda al enemigo cuando lo cree derrotado. Eso mismo le había costado grandes cicatrices a su padre, a Namjoon, incluso a él, así que como un acto de obediencia a las instrucciones de su padre miró por sobre su hombro, notando de primera mano la mirada cargada de ira por parte del líder Park.

Su lobo se mostró en sus ojos como una respuesta clara a la amenaza, en un breve resplandor de rojo sangre algunos invitados solo observaron la situación, otros se atrevieron a dejar escapar jadeos temerosos y algunos otros a murmurar.

— Líder Park, veo que no le agrada la idea de que el líder Kim se tome la libertad de hacer parte del clan a su hijo – la voz de la luna Jeon fue casi melodiosa, como un susurro elegante junto con un aroma poco gustoso. El alfa miró por sobre su hombro a la omega acompañada del líder Jeon, seguidos por Jaehyung —. No estará pensando que es una falta de respeto hacia su clan, ¿no es así?

— El muchacho es un insolente, desde que era un adolescente siempre ha intentado ir en contra de toda voluntad de su padre o mía, ahora véanlo, como si se tratara de un pavo real – ambas parejas de líderes y sus lunas observaron al líder del clan Kim, caminando unos pasos detrás de Jimin quien era escoltado por Namjoon —. Ni siquiera dejó que se vistiera con las joyas del clan.

— La unión entre distintas jerarquías, castas y clanes conlleva una aceptación por ambas partes – agregó con una voz ronca el líder Jeon, quien se mantenía tenso ante el tacto de Eunseo alrededor de su brazo, su lobo estaba inquieto ante tanta cercanía, encontrando cierto recelo hacia el vacío en el interior de la omega el cual parecía contener alguna especie de residuo de algo que se engendró y no maduró —. Estoy muy seguro de que ambos, tanto el líder Kim como el príncipe Park, llegaron a acuerdos que no nos compete estar rumoreando.

— Además, el hecho de que el príncipe Park está vestido con el color del clan Kim simboliza aceptación por el clan de su compañero, renunciar y darse en completa devoción del otro es lo que fortalece un vínculo – la omega intentó aferrarse más al brazo que la sostenía obteniendo una mirada bastante tensa e incómoda —. El líder Jeon sabe perfectamente esto, ¿no es así, alfa?

— Ustedes como clan no tienen nada qué enseñarnos al resto – se mofó el líder Park – por ustedes, las disputas de territorios comenzaron, teniendo a muchos de sus subordinados unidos con distintas castas y clanes, incluso con deltas. O tú que piensas Seongwoo-yah, lo viviste de primera mano.

— No deseo que nadie pase por lo mismo, por eso mismo esperaría una mejor aceptación de su parte con el líder Kim y su nuevo compañero. Sería una desgracia para los dos clanes perder alguno de los dos.

Aunque no fue con palabras verbales, su lenguaje corporal cambió en el momento que el líder Jeon llevó de manera disimulada su mano hacia el cuerpo de su luna, provocándole un pequeño salto al sentir el tacto en el vientre. Vacío. Ambos podían percibirlo y, sin embargo, existía ese algo que les hacía sentir escalofríos.

— Bueno, esperemos que el clan Kim no llegue a tan desastrosa situación – una voz más se unió a la breve disputa entre ambos líderes. El alfa líder del clan Jung se veía bastante calmado como de costumbre —. Las viejas costumbres comienzan a hacer que nuestra sociedad se caiga a pedazos.

— Lo dice el líder que no pudo obligar a su compañera a enlazarse completamente y accedió al uso de una portadora para llevar a su heredero en el vientre – habló con veneno la luna Park.

— No veo la diferencia entre lo que hice yo y lo que ustedes han hecho con su propio hijo, exponiéndolo a un tratamiento que pondría en riesgo su unión, algo que por años ha anhelado, ¿no es así, líder Park? – Hoseok no bajó la mirada, incluso no lo hizo cuando desde una distancia conectó su visión con uno de sus guardias, regresando con Ryeon quien se veía bien.

— Muchacho insolente, deberían aprender de los líderes del pasado. Tu padre estaría decepcionado de tu actuar.

— Mi padre se encuentra enfermo y reposando en el exterior con mi madre. Gracias por su preocupación – la sonrisa a medias del líder Jung parecía irritar aún más la situación, aunque no fue eso lo que llamó la atención del alfa —. Líder Jeon, parece incómodo, ¿ocurre algo?

— ¿Alfa? Seongwoo ¿qué ocurre? – cuestionó en un tono más bajo la luna Jeon, aferrando su agarre en la ropa del alfa, haciéndolo salir de ese trance en el cual se sumergió, observando hacia arriba – ¿qué pasa?

— No es nada – suspiró lento y calmado, teniendo una proyección en su mente de un escenario similar con él siendo más joven, pronto a anunciar algo prohibido, algo que nadie aceptaría —. Parece que el líder Kim tiene mucho más que un simple anuncio por darnos.

La conversación no tuvo pie para seguir adelante, pues ni bien terminaron de hablar, se escucharon unos cuantos golpes, llamando la atención de todos los presentes, llevando su vista hacia la parte superior del salón donde se encontraba la segunda planta. Desde las escaleras se podía observar a la nueva pareja de futuros reyes, con Jimin estando unos escalones más arriba de Taehyung. El alfa tomó una larga inhalación buscando en su mente ese espacio que le llevaba a la calma bailando con el hilo de su paciencia.

Si cerraba los ojos podía observar colores danzando en una hermosa aurora boreal cargada de colores verdes, azules y violetas. Una clara representación del lazo, con caminos difusos, contradictorios y que al mismo tiempo lo llevaban a alguien, receptor que se encargó de tirar de ese fino hilo rojo haciéndole cosquillear la piel.

Con una sonrisa y con mayor confianza elevó la barbilla, obteniendo una reverencia y algunas copas de bebidas alzadas, esperando el gran anuncio. Vaya sorpresa se llevarían. Después de una confirmación por parte de Namjoon para asegurar de que el líder Park y su Luna, al igual que sus guardias, estaban siendo vigilados en caso de un ataque inesperado, Kim Taehyung tomó la palabra.

— Líderes, Lunas – alfas y omegas asistieron en un saludo silencioso – Concejales de los clanes – aquellos miembros importantes también respondieron a su manera. Su voz había sonado firme, llenando el silencio en el salón —. Como bien saben durante una década se ha hecho de su conocimiento de la unión del clan Kim y el clan Park en un acuerdo matrimonial. Esta noche – hizo una breve pausa, buscando a Jimin solo para asegurarse de que el omega se hallaba bien, nervioso y estrujando el brazo de Namjoon, pero se veía bien —, en esta velada necesito hacer un anuncio importante.

Algunos de los asistentes intercambiaron miradas emocionadas, los lunas más jóvenes habían tenido la oportunidad de entablar conversaciones con el príncipe Park, quedando más que encantados con saber que pronto formaría parte de ese grupo selecto, mientras que el resto se veían menos receptivas hacia la unión. Sin duda, el fin de todos los rumores respecto a ellos se confirmaría en ese mismo instante, revelando así una fecha de boda.

El líder Kim dio una breve pausa, la cual fue acompañada de un contacto físico por parte de Jimin, quien posó su mano sobre la del alfa, asintiendo para darle ánimos de seguir adelante.

— Durante las últimas semanas, se ha hablado de una posible boda real, un acontecimiento que, según dicen, consolidaría alianzas y garantizaría la estabilidad de mi linaje – no faltaron las murmuraciones y una que otra felicitación a los reyes Park, quienes se limitaban a asentir con sonrisas falsas —, sin embargo, es mi deber anunciar algo... El Concejo ha aceptado a Jimin como parte de nuestro clan, reconociéndolo como un miembro más de los nuestros.

Los murmullos comenzaron a crecer como un oleaje ligero que se arremolinaba en un rompeolas salvaje. La indiscreción de asumir ciertas cosas no tardó en llegar, las miradas fulminantes tampoco faltaron.

— Se ha llegado a un acuerdo, pactando con quien fuera el Príncipe Park, que para formar parte de nuestro clan debería renunciar a su apellido – los jadeos de sorpresa no tardaron en escucharse. Los guardias que se hallaban estratégicamente posicionados se pusieron en alerta —. Así que finalmente esta se convierte también en una velada para presentarles a Kim Jimin.

— Eso es una insolencia – exclamó el líder Park, al mismo tiempo que se habría paso entre la multitud que lo observaban con algo de duda y expectativa. El alfa se acercó hasta el pie de la escalera, donde no pudo avanzar más, pues los guardias lo detuvieron —. ¿Qué significa esto? La unión es con el hecho de una alianza, dos clanes formando una unidad.

— Nuestras leyes y las del resto de los aquí presentes estipula que para que se dé una unión entre distintos linajes, el compañero deberá renunciar a todo lo que lo conecta a su linaje de nacimiento – la voz firme del presidente del concejo de los Kim fue lo que llamó la atención de todos —. El líder Kim se abocó a nosotros con el fin de llevar una unión con toda la ley de su lado.

— Eso no fue lo acordado – gruñó sin contenerse el líder Park, poniendo un tanto nervioso a Jimin, temiendo que hiciera alguna locura, si bien no llevaba una relación cercana con su padre, no le hacía nada de gracia el ser consciente que los guardias tenían instrucciones claras de protegerlos a costa de todos y cualquiera.

— Lo acordado fue un matrimonio arreglado entre el príncipe Kim y el príncipe Park – otro miembro más del concejo interrumpió.

— El acuerdo fue entre líderes – debatió con el concejal.

— Y el líder ahora soy yo – alzó la voz el alfa, emanando un aura de mando, no necesitando utilizar su voz para hacer que muchos de los presentes no lograran mantenerle la mirada —. Por lo tanto, decido que si Jimin desea pertenecer al clan será bajo nuestras leyes.

Les llevó años poder descifrar las leyes, las posibilidades y lo más factible para hacer que Jimin estuviera a salvo. Namjoon había convencido al concejo del clan de tal manera que aquella unión entre clanes debería llevarse como cualquier otra, semejante a las que se realizaban en el pasado antes de imponer las leyes en contra de las distintas castas o clanes. Jimin renunciaría a su linaje para convertirse en un Kim. El factor de tener pruebas en contra del líder Park como un peligro para esa unión fue lo que necesitaban para convencer finalmente a todos los miembros del Concejo.

El omega perdería el apellido de nacimiento y aceptaría el linaje del clan Kim, como un protegido más. La unión sería entre dos Kim, evitando así que algún otro clan interesado se entrometiera. Había sido una jugada arriesgada, pero les dio la victoria.

— Me niego a que esta farsa siga. El resto de líderes aquí presentes estarán de acuerdo con que esto es una clara violación a los acuerdos de alianza.

— Líder Park, no ha pensado que, el líder Kim, como alfa y futuro compañero del príncipe, solo esté buscando protegerlo – el líder Jung interrumpió en aquella disputa, estando muy al tanto del odio con el que era visto por el líder Park —. Con las acciones que ha llevado a cabo es más que claro que esto es un reflejo de un alfa protegiendo a su omega.

— Por favor, es un matrimonio arreglado, no puede actuar de esta forma, ni siquiera están unidos. No existe una marca que lo demuestre, esto solo es un gran complot para salirse con la suya.

— Llevamos años estando juntos, padre. ¿No es eso suficiente para hacer que Taehyung se interese? – el bufido burlón del alfa fue suficiente para hacerlo sentir mal. Por supuesto que nadie de su círculo cercano creería aquello.

— Apoyo al príncipe – se escuchó por parte de una de las concejales del clan Jung —. Los jóvenes han compartido mucho tiempo. Plazo suficiente para que ambos lobos se acostumbren al otro, es más de lo que otras parejas han compartido.

El salón se llenó de suspiros ahogados y miradas incrédulas entre el resto de líderes. Algunos líderes intentaron disimular su sorpresa, otros no se molestaron en ocultarla, así como comenzar a hablar entre ellos mismo y sus propios concejales.

Taehyung sabía que varios concejales podían comenzar a formular una idea de lo que conllevaba el renunciar al clan de nacimiento, no solo era un cambio pequeño, llevaba consigo muchas cosas, algo de lo que estaba seguro, el líder Park no era consciente. Todos con excepción de unos pocos, entre ellos estando el líder Jeon quien no le quitó la mirada de encima, con tres pronunciadas arrugas en su ceño que parecían ser solo una representación del remolino de pensamientos del alfa.

Por un segundo dudó, ¿debería regresar la mirada? ¿Era él su objetivo? ¿Estaba buscando algo o alguien más? Las emociones le ganaron para dejarse llevar y observar por sobre su hombro, encontrándose con el semblante calmado de Namjoon, junto con Jimin estando a la expectativa.

El primer trago amargo había pasado, pero faltaba algo más, un pequeño momento incómodo más y podría regresar a...

El líder Kim clavó sus ojos en la multitud que seguía hablando, muchos intercambiando sus propias opiniones, con un simple gesto de su mano llamó la atención de todos.

— Sé que esta decisión los puede tomar por sorpresa, y sé que habrá críticas – tragó duro, sin dejar que el ambiente tenso le afectara —. Pero sé que todos aquí buscan lo mismo que yo. Llevar a su propio clan a la gloria, protegiendo a todos bajo su cargo, gobernar no es seguir las expectativas ajenas, sino ser fiel al propósito para el que fuimos elegidos. Yo no tuve una opción de decidir, desde muy joven se me conoce como el próximo líder...

— Todos aquí lo hemos sido – hubo una voz a lo lejos que se hizo escuchar, proveniente de la Luna Lee, una omega heredera unida con una alfa perteneciente a su propio clan, aunque ella era la hija de los antiguos líderes, su posición había sido de menos por su jerarquía —. Nadie ha tenido otra opción que aceptar nuestros destinos.

— ¿Y seguiremos viviendo así? – cuestionó sin más el líder Kim, acallando a la multitud que no esperaba una respuesta así —. No arrastraré a alguien a estar a mi lado por obligación, mucho menos cuando han atentado en su contra con el fin de que se cumplan los fines beneficiosos de un clan ajeno al mío.

— ¿Qué significa eso? – cuestionó el líder Park, con el terror fundiéndose en un gesto iracundo.

— Jimin ha renunciado a su clan, pasando a mi cuidado. Lo que significa que el alfa a su cargo soy yo – más jadeos se escucharon —. Por lo que no permito que se le obligue a estar con ningún alfa y acepto su decisión de rehusarse a esta unión.

Algunas maldiciones no hicieron falta. El líder Jeon sonrió amplio ante la situación del joven líder, le hacía recordar cierta faceta suya, dejando de lado cualquier compromiso para unirse a su destinada, una omega fuera de los estándares, ajena a todo lo que el propio clan Jeon era. Ahora la historia se repetía con todos estando en contra de las decisiones de un líder que no acepta seguir los lineamientos sociales.

Taehyung gruñó bajo ante tanto parloteo, siendo suficiente para hacer callar a varios, llamando su atención nuevamente.

— ¿Quién estará a su lado como compañero? – se escuchó una voz femenina a lo lejos. Yohan gruñó al no poder controlar a Ryeon por mencionar aquello, pero el líder Kim no se negó a responder a la duda colectiva.

— Gobernaré el clan sin un Luna.

— No puede hacer eso, Líder Kim – uno de los concejales del clan fue quien exclamó – tenemos que asegurar nuestra propia prevalencia, los herederos...

— Es un tema el cual trataré con ustedes concejales. Seguiré liderando sin una luna a mi lado hasta que... — hasta que me aceptes. Agitó la cabeza intentando sacar esos pensamientos. No ataría a Jungkook a él, ya lo estaban por un lazo el cual día a día iba creciendo, así como su propio terror, ¿qué haría en el momento de necesitarse instintivamente? —. No lo tendré hasta que decida que es el momento oportuno.

El silencio duró unos segundos más, hasta que parte de su propio concejo se inclinó de manera profunda hacia él. No se distinguía por ser un líder autoritario, mas sus palabras habían calado en más de una manera, el rechazar un matrimonio de aquella forma representaba sabiduría en su mandato, símbolo de respeto.

No tardaron en hacer lo mismo algunos otros, hasta llegar a la líder Lee junto con su luna. Luego, el líder Jung le siguió, y pronto el salón se vio dividido entre quienes aceptaban y aquellos que se rehusaban, no teniendo de otra que apenas hacer una reverencia, eran claramente forzados por la presión del resto.

El líder Jeon quien no le había quitado la mirada, asintió hacia Taehyung, reverenciando, llevando su mano derecha sobre su pecho, dejando a la vista su antiguo anillo de liderazgo, con la piedra del clan, no la azul, esta era distinta, con tonalidades diferentes.

Taehyung asintió con serenidad, aunque en su mirada brillaba una chispa de desafío en colores carmesí ante la actitud del líder Park. Sabía que sus palabras eran solo el principio de lo que sería un tiempo lleno de decisiones controvertidas. Y, en el fondo, eso le llenaba de orgullo.


La paz que prevaleció en la casa durante la velada parecía perder efecto, como si se tratara de un pacto silencioso en el cual solo estarían en buenos términos por unas pocas horas. El movimiento de los guardias era bastante alarmante, todos procurando mantener sus distancias con los contrarios. Jungkook solo podía observar a la distancia, siempre estando alerta.

Había logrado burlar a todos los guardias, los pasillos de la primera planta eran un caos con demasiados alfas mal encarados. Sus pasos fueron muy hábiles para evitar cualquier contacto con esos hombres que seguían estando en alerta y aunque los escoltas del clan Kim parecían bastante concentrados en el resto de personas, aún no comprendía la razón de esas actitudes, ¿estaban en peligro? ¿El príncipe Kim? ¿El príncipe Park? ¿La luna madre de Taehyung? Un escalofrío le recorrió el cuerpo, ¿qué ocurría si Taehyung se hallaba en peligro?

— Los líderes pronto saldrán de la casa – se escuchó a uno de los hombres. Poseía un traje oscuro como el de la guardia de los Kim con la diferencia del emblema, contenía una piedra rosa —. Nos aseguraremos de sacar a la líder y la luna sin ninguna novedad.

No fue el único en mencionar aquello, ¿eso significaba que todos comenzarían a irse? Sus dudas tuvieron una respuesta rápida al escuchar voces por el pasillo, con algunos aromas fuertes. Se trataba de un alfa bastante molesto para ser honesto. Sin perder mucho tiempo terminó escondiéndose entre las columnas y cortinas, aligerando el paso hasta llegar al estudio donde pasaba las tardes.

El ventanal lo recibió con los cristales abiertos, la cortina ondeando con la leve brisa de la noche. No dudó mucho en acercarse hasta el lugar donde sabía perfectamente que podría ver a todos retirándose.

Alcanzó a ver a muchos guardias del clan Kim haciendo dos filas en la salida, al igual que algunos convertidos en lobos, los cuales se encargaban de escoltar los autos hasta la salida. Los aullidos se podían escuchar a bastante distancia, en su mente contó los segundos que tardaba el sonido en desaparecer, dándose una idea de la distancia a la que se hallaban.

Entre sus manos sostenía el reloj que Taehyung le había confiado, ahora siendo un poco más consciente de su uso. El movimiento de las manecillas, también ayudaban a llevar un ritmo del tiempo transcurrido.

— Están alejados de la reja de la casa – su voz salió en un solo hilo. Inhaló profundo, casi pesado, como si con aquello pudiera liberar la tensión de su cuerpo —. Majestad, dijo que volvería cuando todo terminara... lo prometió.

Apretó el objeto entre sus manos, hasta regresar a guardarlo en el bolsillo de sus pantalones. La ropa que había utilizado ese mismo día no se la quitó, ya que era un regalo de Taehyung, aunque los zapatos sí que fueron los primeros en dejar sus pies, teniendo ahora la libertad de frotarlos en un acto de ansia por la cantidad de personas que seguían saliendo de la casa.

Yuna, Lia y la señora Sunhee se encontraban fuera saludando a los invitados para desearles un viaje seguro, junto con el resto de personal. ¿Por qué hacían eso a todos? Pudo discernir la diferencia de trato, aquellos que parecían tener un porte similar a Taehyung recibían reverencias profundas, así como sus acompañantes. Entre la multitud pudo notar al líder Jung junto a Ryeon, guiándola hacia el auto.

La delta se tomó el atrevimiento de alzar la mirada, conectándola con la de Jungkook, quien asintió como única respuesta ante su mirada angustiada para hacerle entender que estaría bien. El alfa a su lado dudó un poco antes de observar en esa misma dirección, no encontrando nada más que la cortina en movimiento.

El líder Jung no fue el único en sentirse curioso, pues si bien durante toda la velada se había distraído lo suficiente de su actual situación, la luna Jeon no pudo pasar desapercibido la actitud poco cómoda de su alfa.

— ¿Ocurre algo, Seongwoo? – su mano se apretó alrededor del brazo del alfa, tomando los últimos minutos que le permitiría estar así de cerca, porque si bien en casa eran como dos polos opuestos, ante el resto de personas el líder Jeon siempre se aseguraba de hacer saber a todos que Eunseo poseía un alfa que le protegía —. Seongwoo.

— ¿Mhm? – respondió a medias, sin regresar la mirada de esa casa, llegando a cruzar miradas con el líder Kim, quien se hallaba en uno de los ventanales, manteniendo una conversación – ¿Dijiste algo?

— No mucho más que tú – respondió de manera sarcástica la omega, apretando más su mano en el brazo del alfa – ¿Sucede algo por lo que te sientas incómodo?

— Es solo que, el líder Kim me recuerda a mí. Espero no surja ninguna tragedia.

— Estamos en otros tiempos. Las disputas por territorios y linajes terminaron hace años. Existen cosas mayores por las cuales pelear ahora – la omega subió al auto con ayuda de su escolta, dejando atrás al líder Jeon que no se molestó en quitar su mirada nostálgica —. Puedes por favor dejar de recordar tiempos tormentosos y subir al auto.

El alfa sonrió de lado al sentir cierta familiaridad en el ambiente que la omega creó, sintiendo un cosquilleo en el cuello, recordando haber estado en ese mismo lugar, en la presentación del príncipe menor recién nacido, al lado de Ayeong. Un fantasma más en la cápsula del tiempo, donde los recuerdos que se encontraban ahí no quería manchar con su tristeza.

Era extraño ser confortado con una emoción haciéndole cosquillas en el pecho, di un último vistazo hacia la casa, como si en ella encontraría de nuevo una imagen o algo que lo mantuviera cuerdo por el resto de la noche, no encontrando nada más, terminan por meterse dentro del auto.

En el interior de la casa, la mirada curiosa de Jungkook seguía espiando a través de las cortinas, arrugando su ceño hasta crear tres líneas profundas en su frente ante lo lento que se retiraban todos. Se mantuvo lo mejor oculto que le permitía la oscuridad, sosteniendo con fuerza la caja que contenía la pulsera que le daría a Taehyung.

Majestad... — escuchó unos pasos apresurados por el pasillo, no podía percibir la cercanía del alfa, pero eso no evitó que regresara la vista hacia la entrada del estudio. Su cara se ensombreció en un gesto de disgusto al ver quién atravesaba el velo nocturno —. ¿Qué hace aquí príncipe Park?

— A mí también me da gusto verte a la cara de nuevo después de una noche tan agotadora – habló con sarcasmo, algo que por supuesto Jungkook no comprendió, notándolo de inmediato en su gesto de desaprobación —. Vamos, estoy cansado y no estabas en la habitación. ¿Podemos dormir en mi habitación?

— No – el paso que había avanzado el príncipe Park fue el mismo que terminó retrocediendo. Parecía que esa noche, todos tenían el afán por apartarlo, de esperar a Taehyung —. Estoy esperando.

— ¿Esperando? Oh, Jungkookie es tan adorable que me estabas esperando y ahora tienes esa cara de malhumorado porque no me apresuré a venir por ti, ¿cierto? – ignorando la manera en la que Jungkook se alejaba de él, Jimin siguió acercándose hasta que notó que su usual actuar arisco era distinto – ¿qué ocurre?

— Taehyung prometió que vendría si estaba aburrido y si no era así lo haría después de la fiesta, cuando todos se fueran.

— Ah, bueno, creo que tendrás que esperar un poco más – el entrecejo de Jungkook se arrugó aún más, sus labios crearon un mohín adorable a los ojos de Jimin —. Algunos miembros del concejo pidieron una audiencia breve para tratar cierto asunto de una boda que no se dará.

— ¿Una boda que no se dará? ¿A qué se refiere?

— Lo olvidaba – fue más un pensamiento en voz alta —, la unión de Taehyung conmigo se ha anulado por completo ahora que pertenezco al clan Kim. Perdí mi posición como un heredero de clan, pero gané mi libertad – se le veía más relajado que días anteriores, con un aura más tranquila —. Ahora Taehyung es el alfa a mi cargo.

— ¿Qué significa eso?

— Soy un protegido más, como lo eres tú – la poca cercanía que tenían le permitió a Jimin tocar la punta de la nariz ajena con la yema de su dedo, sonriendo victorioso cuando notó el desconcierto de Jungkook —. Creo que te debo las gracias, de no ser por ti estoy seguro de que este matrimonio habría seguido y Taehyung no se decidiría más que resignarse a enlazarse a una vida patética.

— Yo no hice nada.

— Lo hiciste, bueno, algo así – colocó una mano en su barbilla como si pensara un poco mejor las cosas, dejando a la expectativa esos ojos cambiantes —. De no ser por ti jugando en tu celo con Taehyung dudo mucho que actuaría así. Debes decirme cómo lo hiciste.

— ¿Hacer qué?

— El que te aceptara, el que reaccionara en tu celo hasta marcarte.

— Ya le dije que no hice nada. Él me persiguió...

— Sí, sí, te persiguió como si fueras una presa en peligro o su próximo compañero, por el cual su lobo debía seguir sus instintos.

— Todos los alfas son iguales, siempre reaccionan a un celo de omega.

— Taehyung no es así, jamás lo fue incluso sosteniéndome en celo entre sus brazos – Jimin no parecía perturbado, más bien se veía divertido e incrédulo. Quizá se trataba de la sensación de libertad que aún no había digerido —. Él jamás reaccionó a ningún celo, omega o alfa, ni ninguna jerarquía. Sé que sueno como un tonto, pero me intriga el saber la razón de su reacción contigo, algo que explique el motivo y no simplemente... no solo por el hecho de que así se siente cuando encuentras a un compañero.

Jungkook dio paso a su imaginación para crear sonetos de escenarios. Jimin era un omega bastante bonito a la vista, no se le podía negar, tenía ciertas actitudes que agradaban a cualquiera, incluso a Jungkook, aunque en ocasiones lo sacara de sus casillas. El príncipe Park era alguien que robaba miradas, no le faltaba la atención del resto, incluso su sola presencia no pasaba desapercibido aun sin pronunciar palabra alguna.

Luego está el líder Kim, el alfa no manifestaba ninguna reacción, siempre actuando calmado, un tanto relajado en algunas ocasiones y en otras lo había notado incómodo cuando mantenían demasiada cercanía, de esa que no venía del gusto propio de Taehyung. Si el alfa era así con Jimin, sin reaccionar a nada del omega, entonces ¿eso significaba que quien hacía todo por llamar su atención era el príncipe Park?

— ¿Qué? ¿Por qué de pronto te quedas tan callado? No seas egoísta y dime... me gustaría al menos saber el equilibrio secreto de feromonas para atraer a un alfa como... alguien como él.

— Acaso, usted intentó... ¿Usted y el líder Kim...? – la ceja de Jimin se alzó al mismo tiempo que ladeó la cabeza, estando confundido en un inicio, no evitando sonreír de lado al ver el desconcierto en Jungkook, anticipando que probablemente no comprendiera que Jimin se refería a un distinto él —. Príncipe Park, ¿quiso hacer algo como lo que hizo conmigo en su celo con Taehyung?

— En un inicio sí – la respuesta de Jimin parecía simple, como un acto sin consecuencias. Entonces, ¿por qué algo hervía en su interior? – esperaba que al menos con eso ambos nos consoláramos en esta patética unión.

Sus manos empuñaron más el objeto entre su mano, dolían aquellas palabras porque si bien algo en su interior le advertía que Taehyung no era así, el hecho de que Jimin ahora lo estuviese acorralando con esos recuerdos lo ponían demasiado a la defensiva. No, este sentimiento era distinto. Le calentaba las entrañas, le hacía picar las encías hasta hacer crecer los colmillos y mostrarlos. ¿Qué era eso?

Taehyung había dicho que nunca estuvo con Jimin. El líder Kim jamás reaccionaba de una forma interesada en otro omega y, sin embargo, las pocas veces que estaban en la misma habitación, el alfa siempre parecía gravitar a su alrededor y eso le causaba un cosquilleo intenso en el cuerpo de Jungkook.

— Escucha, sé que no entiendes muchas de las cosas que han ocurrido, pero ahora tanto Taehyung como yo somos libres. Quizá yo un poco más que él, solo entiéndelo ¿okay?

— Príncipe...

— Jimin – cortó sin más —. Puedes llamarme solo por mi nombre, aunque sigue siendo de mala educación porque soy mayor que tú, así que puedes decirme hyung.

— ¿Mayor que yo? ¿Qué significa ser mayor?

— Que nací primero, quizá uno o dos años mayor. Cierto, ¿qué edad tienes Jungkook? Actúas tan tierno que olvido por completo que quizá seamos de la misma edad o no.

— No sé los años que tengo – aún no había contado correctamente las lunas que Ryeon le mencionó. 108. ¿Cuánto podría ser eso, lo sabría responder el líder Kim?

— Bueno, da igual, dime solo Jimin o hyung... No más príncipe, dejé de serlo esta misma noche y no sabes lo bien que se siente – su voz sonó reconfortante, como si aquello le hubiera quitado una montaña de su espalda —. Ahora tengo libertad de poder elegir si quedarme con Taehyung o no.

— Pero usted no quiere.

— Tal vez cambie de opinión.

— No puede – se quejó de inmediato acercándose sin más al cuerpo contrario —, usted dijo que no lo quería y que...

— ¿Qué?

Jimin sonrió de lado esperando la respuesta, una que nunca llegó porque la postura de Jungkook cambió a estar alerta, cosa que extrañó al omega, no había peligro alguno. Todo quedó más claro cuando pudo percibir cierto aroma extraño, algo poco usual en cierto alfa de esa casa, y como resultado estaba obteniendo un recibimiento bastante ansioso.

El aroma de Jungkook se podía sentir, para Jimin estaba siendo glorioso poder oler el jengibre en esa esencia delicada, aunque no se mostraba en porciones intensas, para su cerebro se le asemejaba como tener un pequeño placebo que llenaba la ausencia de cierta persona.

— Aquí estás – el suspiro que salió de los labios del líder Kim parecía soltar toda la tensión de su cuerpo. Llevaba los zapatos en su mano derecha, el cabello desarreglado, la camisa blanca que llevó toda la noche ahora estaba abierta dejando ver un poco de piel y su gesto preocupado se relajó, como si se derritiera en la presencia contraria —. Lamento la tardanza. El concejo me tomó por sorpresa-

El discurso vago, lleno de excusas del líder Kim se vio interrumpido por cierta acción inesperada. Cálido. Era muy cálido el cuerpo que de pronto se aferró a él. La tela liviana de ambas camisas no estaba siendo de ayuda porque les permitía sentir mucho más, casi como si fuera un contacto de piel con piel. Los brazos de Jungkook le rodearon el cuello aferrándolo de manera posesiva, la punta de la nariz del omega apenas rozó con el cuello del alfa provocándole un leve gemido acompañado de un gruñido bajo.

El líder Kim posó su mano en la espalda baja del omega, empuñando la ropa como si con eso lograse no dejarlo escapar, no dejar que se terminara el contacto, el calor, el cosquilleo en su nuca que le provocaba sensaciones indescriptibles. Jungkook soltó un sonido parecido a un ronroneo al percibir el aroma del alfa, la menta con la toronja no tardaron en invadirle las fosas nasales, pero esta vez se combinaban perfectamente con algo más.

Inhalando profundo, directo de la glándula, esa que estaba conectada a la vena principal del cuello, donde más calor se almacena. Un aroma suave, cálido como las tardes en el bosque, terroso como la tierra en la cual estaba acostumbrado a dormir en su forma de lobo y con un final dulce e imposible de describir, todo aquello invadió al omega. Olía a casa. Hogar...

— Hola Tae, parece que al fin te dejaron libre – Jimin se había mantenido en silencio durante todo ese momento, dándose cuenta de la magia que ocurría entre dos lobos que se reconocían, marcando el cuerpo del otro con su aroma.

— Jiminie, desde cuándo estás ahí – el alfa abrazó más el cuerpo de Jungkook y su instinto le hizo dar un paso hacia el frente para poder explicar la situación, mas un gruñido fuerte provino del omega —. Jungkook, ¿qué ocurre?

Mío.

Una risa divertida hizo eco en el estudio, Jimin no podía dar crédito a lo que escuchaba, sabía perfectamente que el rubor en las mejillas ajenas se trataba de una pequeña crisis de celos que no podía controlar el adorable omega, pero ver con sus propios ojos lo que provocaban sus palabras era más gratificante. Eran un par de tontos, uno más ignorante que el otro o quizá en un mismo nivel, ya que Taehyung parecía confundido y al mismo tiempo maravillado por la forma en la que Jungkook se aferraba a él.

Con una despedida silenciosa, Jimin terminó saliendo, pasando por un lado de la inusual pareja, estaba completamente seguro que para el final de la noche y la mañana siguiente ambos aceptarían al otro. Aunque algo no cuadraba del todo en esa confusa situación. Si Jungkook era un omega marcado, ¿por qué entonces Jimin podía sentir tres aromas en su esencia? Naranja, té verde y Jengibre... tres esencias distintas, ¿acaso era por lo peculiar que podía ser Jungkook?

Los vio observarse, en completo silencio, pero algo en el interior de Jimin le advertía que estaban manteniendo alguna especie de conversación silenciosa de la cual él no sería parte.

¿Qué ocurre? – la mirada de Jungkook le rehuyó a la del alfa. Estaba molesto, lo podía percibir en su aroma cambiante. La mejilla del omega fue empujada desde el interior con su lengua, mostrando aún más su molestia – Hey, ¿por qué no me respondes? Sabes que me confundes mucho cuando actúas así.

— ¿Así?

— Arisco y esquivo cuando segundos antes prácticamente te lanzaste a mí y... — el líder Kim alzó la mirada hacia el frente para buscar a Jimin. Le había escuchado decir que se iría, pero no pudo discernir el momento en el que se marchó – no me malentiendas, me gustan estas actitudes, así que, por el contrario, de lo que esa cabecita tuya llegue a pensar... por favor solo haz lo que te digan tus instintos.

Taehyung solo pedía un poco más de ese acercamiento espontáneo, con esa posesividad que le hizo erizar cada vello del cuerpo. Por favor una vez más...

— ¿Estás molesto?

— Sí – respondió sin más. Muy refrescante y dolorosa la transparencia que manejaba Jungkook para responder —. El príncipe Jimin... él...

— ¿Él...?

— Majestad – las manos de Jungkook acunaron con rudeza el rostro del alfa, regresando a conectar miradas, con sus lobos, reflejándose, al menos por un breve instante en los de Taehyung – ¿usted es libre? El príncipe Jimin ya no es... ¿Unido a usted?

— Ah – la risa burlona del líder pareció molestar aún más a Jungkook, pues apretó más las mejillas ajenas, haciendo que las manos del alfa sostuvieran las que estaban en su rostro —, veo que Jimin ya te dijo la noticia.

— Dijo mucho.

— ¿Sí? – el omega asintió, murmurando una respuesta afirmativa. Taehyung se dio a la libertad de tomar las manos del omega entre las propias para soltarse de ese agarre, viéndose tentado a posar los labios en la palma cálida. Solo un breve roce, uno muy pequeño... — ¿qué tanto te contó? – murmuró a escasos milímetros de la piel.

— Dijo, que tenía la libertad de elegir, de quedarse con usted o no como si fuera una cosa – el líder Kim lo veía fijamente como si frente a él estuviera una constelación completa de estrellas esperando por ser descubiertas —. Le dije que no puede quedarse con usted.

— ¿No?

— Nuh uh.

— ¿Y por qué no? – porque es mío. Esa voz en la cabeza de Taehyung retumbó como toda una orquesta. El tono fue ronco, posesivo, directo y definitivamente no pertenecía a Jungkook, no a la parte racional.

— Pues... Mh... no lo sé – se veía contrariado, en una guerra interna de pensamientos sin fin, los cuales solo lo llevaban a caminos cerrados – solo no y ya.

El alfa asintió como única respuesta, esperando pacientemente a que Jungkook siguiera con su discurso, quizá tomando esos escasos momentos para poder admirar más del omega. Podía olfatear el aroma emanando de la piel de la palma que aún se encontraba a escasa distancia, desvió su mirada hacia el cuello ajeno, ese espacio que palpitaba a un mismo ritmo que sus latidos, llamándolo a rozar su nariz ahí.

Habría seguido así de no ser porque un brillo en la muñeca de Jungkook llamó su atención, haciéndolo concentrarse en la pieza con piedras cambiaste que poseía el omega.

— ¿Qué es esto?

— Una pulsera con piedras.

— Lo puedo ver, pero de dónde lo has sacado, ¿lo tenías puesto cuando regresaste? – tomó con delicadeza el brazo, tocando con suavidad la piel, hasta casi llegar a tocar la pieza de joyería, mas Jungkook se retiró de inmediato, rompiendo la burbuja en la que estaba metido el alfa – ¿qué pasa?

— No la toque, esta no es suya – lo vio ladear la cabeza confundida por sus palabras. El líder Kim se quedó estático, casi anclado al suelo frío, estar descalzo le hacía ser más consciente de la temperatura y la dureza —. Cuando salimos con su mamá y el príncipe hyung, encontramos un lugar de joyas. La mujer que nos las dio dijo que tienen una piedra que refleja nuestros lobos, la mía no funciona.

— ¿Por qué dices eso?

— Porque no lo hace, vea.

Alzó la muñeca hacia el frente para que Taehyung observara el objeto. Joder, de nuevo cercanía, tan tentativa cercanía, qué no daría por hacer un recorrido completo con sus manos, con sus labios... Sacudió la cabeza para concentrarse y de nuevo volcar su atención en la pulsera, encontrando las piedras cambiando del verde al azul, hasta volverse lila, combinarse, separarse y regresar al mismo ciclo.

Lúmira, es una piedra bastante peculiar, como tú.

— Es rara, dijo que reflejaría a mi lobo, pero no lo veo – Taehyung esbozó una sonrisa de lado —. No se ría.

— No lo hago.

— Lo está haciendo.

Nuh uh – la respuesta desconcertó a Jungkook, haciéndolo sentir caliente la cara —. La piedra refleja nuestros lobos, en el caso de la tuya lo está haciendo, es justo como se ven tus ojos.

— Oh, ¿cambian todo el tiempo?

— No todo el tiempo, pero sí de la misma forma que lo hace la piedra – con la yema de su dedo tocó la piedra, la cual no reaccionó más que para volver más intensos los colores, un reflejo del lobo interno de Jungkook, le reconocía, el líder Kim lo sabía, ahora quedaba más claro —. Dijiste que tenías una para mí.

— Aja.

Lo tomó de la mano, sin segundos pensamientos, más que llevarlo hacia el montón de almohadones que él mismo se había encargado de reunir para sentirse cómodo durante las tardes en las cuales nadie más estaba a su lado. Lo hizo tomar asiento, sonriendo amplio al notar que ya no tenía calzado, lo acompañó en una posición de loto al mismo tiempo que regresó a sacar la caja con la pulsera.

Había practicado abrirla como la mujer del puesto, lo hizo para mostrar la joya y así sorprender al líder Kim. El alfa se veía muy interesado en lo que hacía, yendo de Jungkook a la caja hasta que finalmente quedó descubierta la pieza, brillante, sin ningún color en las piedras.

Con un gesto leve, el omega animó al líder Kim a tomar la pulsera, la cual ni bien entró en contacto con la yema de sus dedos, las piedras se tiñeron de rojo carmín, sorprendiendo a Jungkook, pues verdaderamente el color se asemejaba a los del lobo, era como ver de nuevo esos orbes penetrantes frente a él. Siguió los movimientos gráciles de Taehyung en todo el recorrido que tardó en colocar el objeto alrededor de su muñeca.

Sus miradas se conectaron, con los colores de sus lobos, bailando en un precioso espectáculo cargado de distintos matices. Se mantuvieron en silencio, dejándose invadir por las sensaciones diferentes, no interviniendo en el actuar inconsciente de sus manos, entrelazándose. Jungkook fue el primero en regresar la mirada hacia ese extraño cosquilleo en su mano, notando que se trataban de los dedos ajenos creando líneas imaginarias.

— Majestad... — se escuchó una murmuración por parte del alfa – otra vez me siento raro.

— Yo también.

— Taehyung.

— Mh.

— ¿Soy defectuoso?

— ¿Qué?

— Pregunto si soy defectuoso – hizo un mohín con sus labios al mismo tiempo que sostuvo la mano del alfa, entrelazando sus dedos, elevando poco a poco hasta dejarlas frente a ambos en ese pequeño espacio que los separaba, llegando a juntar ambas pulseras. Durante mucho tiempo escuché que era defectuoso. No tengo jerarquía, sé que no soy un omega como todos. Hago que las personas cambien si están a mi alrededor, y terminan comportándose raro.

— No eres defectuoso, solo eres único y nadie ha sabido cómo lidiar con algo tan fuera de los estándares.

— No quiero ser distinto, eso me hace tener problemas, que actúen malos conmigo.

— Jungkook, mírame – pidió con un tono de voz bajo, casi como un susurro. El omega obedeció, teniendo una sonrisa de lado, haciéndole sentir calentito en el pecho. No dolía, no incomodaba, no cosquilleaba, solo calentaba —. No eres tú el problema. Esas personas actuaron así porque no pueden lidiar consigo mismos.

— ¿Usted sí puede? – la sorpresa invadió el rostro del alfa. Jungkook no dejó que se alejara, aunque el líder Kim no lo haría, sin embargo, aferró su agarre en sus manos, brindándole una emoción distinta.

— Siempre que me lo permitas, te demostraré que estando a tu lado, somos iguales.

Las joyas incrustadas en ambas pulseras mostraron los colores de ambos lobos. La de Taehyung en un intenso color rojo, casi semejante a la sangre más oscura, mientras que la de Jungkook resplandecía en los tres colores combinados. La Lúmira era utilizada en antiguas uniones, donde sus antepasados se unían en una ceremonia íntima donde ambos lobos se llegaban a manifestar a través de los cristales hasta fusionarse.

La reacción que tuvo la piedra fue fascinante ante la mirada de ambos. Reconociendo el lazo entre el alfa y el omega, una de las piedras tomó el color ajeno, el rojo acompañando la aurora boreal de colores cambiantes de Jungkook, mientras que la sangre abrigaba los colores camaleónicos. Se combinaron, fusionaron para luego ocultarse en pequeñas líneas.

— Cambiaron... Majestad, tengo una joya con su color – frunció el ceño al notar que se ocultaba detrás de los tres colores —, la suya también tiene una.

— Sí – el alfa mostró la joya, la cual poco a poco se teñía de rojo ocultando los tres colores.

— ¿Por qué no se quedan los colores?

— Se le llama refracción, es el reconocimiento de nuestro lazo. Eres mío, así como tú lo dijiste, tú también me perteneces porque me aceptas.

— ¿No se alejará? – una negación fue su respuesta, acompañada de cercanía por parte del alfa – ¿tampoco dejará que otros me alejen?

— Jungkook – fue como un ronroneo la manera en la que lo llamó —. Pueden existir muchos clanes, manadas e incluso líneas reales antiguas que desean poseerte, pero la sangre rubí solo te pertenece a ti – los ojos del líder Kim se tiñeron de rojo – mío. Sé mío, omega.

— No pertenezco a nadie – un gruñido bajo y casi gustoso vibró en el pecho del alfa al reconocer al lobo frente a él —. Alfa tonto – sonrió de lado, con un brillo distinto en sus ojos.

— Lo sé perfectamente el alfa se estremeció con un simple tacto, con el permiso de Jungkook para tocar con la yema de sus dedos su mejilla, donde el omega buscó más cercanía, cerrando los ojos, dejándose invadir por el gusto que la sensación dejaba. Sé mi luna de sangre.

El omega se abalanzó sobre el alfa, tomándolo por sorpresa al tenerlo encima, sosteniéndole las muñecas a los costados de su cabeza. Se tomó el atrevimiento de acercarse hasta rozar la punta de sus narices, Taehyung exhaló un jadeo anhelante por el tacto, el cual pareció un fantasma al siguiente segundo para ser reemplazado, la calidez de la piel del cuello de Jungkook lo invadió, con su marca latiendo febril, rosada, emanando un aroma embriagante.

Té verde, naranja...

Un gruñido bajo salió de los labios de Taehyung cuando fue el omega quien dejó que rozara la punta de su nariz en la piel sensible de la marca. Su boca salivó por caer a sus bajos instintos, lamer, chupar, succionar ese espacio íntimo. Se soltó del agarre en sus muñecas para así posar su mano en la espalda ajena para así pegar el cuerpo de Jungkook a él, negándose a la idea de separarse.

Jengibre y jazmín...

Eran dos aromas que en conjunto con los otros dos se combinaban para crear la combinación más exótica y exquisita, Jungkook olía a gloria misma. El omega no se quedó atrás olfateando al alfa, tomando bocanadas codiciosas de aire cargadas con el aroma a toronja, menta y... Almizcle, este último siendo su favorito, ese que le recordaba a su propio hogar, la calidez de sentirse seguro. Con un gruñido más, puso distancia entre ambos, sintiendo el agarre firme en su espalda.

— Mío...

— Nuh Uh – negó lentamente, al mismo tiempo que se acercó al rostro ajeno – mío.

Lo observó teniendo la respiración entrecortada, con un estremecimiento constante, era como si se contuviera, se asemejaba a los momentos en los que Jungkook mismo se contenía de caer ante sus instintos, pero esta vez el omega no quería negarse a algo. Era Taehyung, se trataba del alfa que le estaba mostrando un lado diferente de esa jerarquía, así que sin más terminó por acortar la distancia.

— Jungkook... Jung-


— Lo acepto – el alfa ladeó la cabeza, con el color de su linaje desapareciendo poco a poco. El líder Kim se tensó, tan rígido y sin aliento, al sentir la humedad de la punta de la lengua de Jungkook, entrando en contacto con sus labios —. Su celo está muy cerca. Lo esperaré... alfa. 

Hola personitas bellas, hemos regresado. Les prometo que esta actualización se supone que iba a estar para el sábado, pero el trabajo no me colabora, cuando pienso que tengo todo al día para que no me interrumpa, simepre surgen cosas. Ni modo cosas de adulta chiquita. Lo importante es que tenemos actualización preciosa de nuestro líder y su omega salvaje que espero hayan disfrutado leyendo tanto como yo escribiendo. 


Hoy hubo Live de JK despues de un año de entrar al SM y qué creen cada vez me convenzo más que ese hombre es el novio perfecto. No es por nada, pero se dan cuenta de que prendió live porque nos extrañaba, ha sido así desde siempre, no acepten menos. Quien quiere y extraña busca y saca tiempo hasta debajo de los pantalones para darles. 


Aprendizaje de hoy quedemonos solteras hasta conseguirnos una persona así de hermosa como estos siete hombres que nos enseñan a amarnos y lo que es el amor puro. Mantenganse saludables, tomen aguita, duerman sus horas, coman a sus horas o al menos traten de alimentarse rico... se les aprecia muchisímo personitas bellas. Purple Hearts. 


PD: les dejo por aquí la pulsera de Jungkook 

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