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15.

¿Saben como se siente el amor correspondido? Esa sensación de estar flotando en una nube color rosa que destila brillos por todos lados, ¿lo han experimentado? Saber que la persona que amas está dispuesta a devolverte ese amor con la misma intensidad, que todo lo que soñaste puede hacerse realidad, cuando estás dispuesto a darlo todo sin detenerte a pensar en los beneficios y perjuicios porque sabes que la otra persona lo recibirá de buenas manera. Es algo casi irreal, ¿no creen?

Así se sentía Soobin, a pesar de que aún no habían hablado del tema, lo ocurrido en la oscuridad de la noche anterior fue suficiente como para elevar sus esperanzas hasta el cielo. Justo hoy era su día de regar la huerta, pero como había llovido solo debía encargarse de arrancar las malas hierbas y recolectar verduras para la ensalada.

Mientras tanto, Yeonjun y el pequeño Sung estaban sentados bajo un árbol, el zorrito echado sobre las piernas del peliazul mientras este le acariciaba el lomo. El humano no pudo evitar mirar a Soobin con extrañeza, desde esa mañana el semi elfo había estado un poco raro.

Como justo ahora, que de repente comenzó a bailar sin música alguna, empleando unos pasos demasiado extraños. Al rato lo veía sonriendo de oreja a oreja mientras miraba a un punto en específico, como si se hubiera perdido en sus pensamientos. Incluso en la hora del desayuno fue a llevarse una cucharada de comida a la boca y terminó llevándosela a la naríz.

Yeonjun ya no sabía que hacer con el mayor, quien estaba completamente idiotizado. Se preguntaba... si había reaccionado así solo por unos cuando besos...

Entonces no imagino como reaccionará cuando le diga que él también me gusta.

Y no es que Yeonjun fuera indiferente a la situación, el también estaba demasiado emocionado, más de lo que podría expresar. Pero pensaba que al menos uno de los dos debería mantenerse cuerdo, pues a Soobin ya lo había perdido.

Cada vez que rememoraba lo ocurrido anteriormente se sorprendía demasiado de si mismo, nunca se consideró capaz de tener la suficiente valentía como para tomar la iniciativa, pero simplemente no pudo evitarlo. No se arrepentía, no tenía motivos para hacerlo ya que finalmente estaba seguro de lo que sentía.

Fue entonces cuando ese sentimiento desconocido para él, de una vez por todas tomó un nombre: amor.

Llevando a Sung entre sus brazos regresó al interior de la casa, dejando que el zorrito durmiera plácidamente sobre la cama mientras el volvía afuera con su tonto mitad elfo. Lo encontró cosechando las nuevas zanahorias, esas que ambos habían sembrado semanas antes. Con mucha cautela se acercó al mayor, quien permanecía agachado y sin previo aviso depositó un besito en su cabeza, llamando así su atención.

—Soobinie hyung, te noto distraído —con una suave voz, casi arrulladora Yeonjun se dirigió al semi elfo. Sus manos acariciaron el cabello contrario y le quitaron algunas ramitas y hojas que tenía enredadas entre sus castañas hebras.

—P-para nada, solo son ideas tuyas Yeonjunnie —respondió, dejando de prestarle atención a las zanahorias para darse la oportunidad de mirar a su bonito peliazul. Con un brillo singular en la mirada y una sonrisa boba se mantuvo observando a Yeonjun, mientras que este seguía con su tarea de acariciarle el cabello.

—¿Seguro?

—Segurito —afirmó el mayor.

—¿Entonces por qué aún no te das cuenta de que metiste la mano en un hormiguero?

Inmediatamente Soobin despegó su vista de Yeonjun y se asustó demasiado cuando vió su mano derecha repleta de hormigas. Rápidamente comenzó a sacudirla mientras se quejaba de la incomodidad que causaban las picaduras.

—Mi hyung tonto —murmuró el menor a la par que negaba con la cabeza, tomó la mano contraria para observar con detenimiento la piel lastimada, notándose ahora de un tono rojizo—, debes prestar atención a lo que haces.

—Pero, pero...

—Pero nada —interrumpió el más bajo, haciendo sonrojar al mayor cuando besó castamente el dorso de su mano enrojecida. Yeonjun se preguntó en qué momento habían invertido los papeles, pues normalmente era él quien se comportaba de manera torpe y tímida, no Soobin, eso era algo nuevo—. ¿Para qué recolectas tantas zanahorias?

—Oh, eso —Soobin desvío la mirada hasta la canasta grande casi repleta de zanahorias y luego volvió a enfocar su vista en Yeonjun—. Mañana temprano tenía planeado partir hacia el pueblo. Quiero comprar un par de cosas pero el dinero no me alcanza, así que las venderé.

—¿Cuando pensabas decirme que te irías? —preguntó sin poder evitar hacer un puchero en sus labios. Le había entristecido un poco la idea de que si no hubiera preguntado tal vez no se hubiese enterado del viaje de Soobin.

—Pensaba hacerlo esta mañana, pero lo olvidé... perdóname Junnie —Sin darse cuenta, ambos mantenían sus manos entrelazadas mientras hablaban, sintiéndolo como algo demasiado natural.

—Está bien, no te preocupes —Alzó una mano para retirar un poco del cabello que caía sobre los ojos de Soobin, pues últimamente le había crecido bastante—. ¿Qué quieres comprar?

—Ehh... pues, eso, yo, ¡un mueble! Quiero comprar un mueble Yeonjunnie —respondió con cierto nerviosismo que fue evidente para YeonJun, pero el peliazul decidió dejarlo pasar.

—Si quieres puedo ir y ayudarte...

—¡No! No te preocupes por eso, yo puedo solo, no es un mueble grande después de todo —Mentira tras mentira escapaban de sus labios, pero revelar la verdad sería equivalente a arruinar la sorpresa que llevaba planeando toda la mañana.

Yeonjun suspiró rendido.

—Vale hyung. ¿Es muy lejos el pueblo?

—Mmmh, como a dos días de aquí.

Tras escuchar esas palabras, un sentimiento de preocupación se esparció por todo el pecho del más bajo, sintiéndose algo decaído pues no vería al mayor por unos cuantos días.

—Es... es lejos.

—Un poco sí, pero intentaré regresar lo antes posible, no quiero que me extrañes mucho —Dijo lo último con un tono de ligera burla.

—Más bien tú me extrañarás a mí, ¿te recuerdo quién fue el que me pidió que me quedara a su lado? Me hiciste cancelar mi viaje —Respondió, siguiéndole la rima a Soobin.

—Es cierto, te voy a extrañar Yeonjunnie, pero prometo que el mueble valdrá la pena.

—Más te vale...

Y realmente el tiempo pasa muy rápido cuando eres plenamente feliz, dejándote con esa sensación amarga de que no pudiste disfrutarlo lo suficiente. Ya era de mañana y pronto deberían despedirse para no verse más durante cuatro o cinco días. Podrá parecer poco para muchos, pero para ambos chicos sería una eternidad, la primera vez que estarían durante tanto tiempo lejos del otro.

Yeonjun se había ofrecido a acompañar al mayor hasta el límite del bosque, el cual quedaba a menos de una hora de camino. Y por mucho que Soobin se negó no pudo convencer al peliazul de que se quedara en casa.

—Cuídate mucho hyung —Cuando era el momento definitivo para despedirse, Yeonjun le entregó la cesta de zanahorias a Soobin, para luego acomodar el gorro que llevaba el castaño y que hacía la función de ocultar sus orejas de elfo.

—Lo haré, no puede ocurrirme nada malo porque tengo a un bonito peliazul esperándome en casa.

Ese comentario logró sonrojar a Yeonjun, quien de manera inmediata sonrió.

—Cierto, así que más te vale regresar sano y salvo. Hasta pronto hyung...

—Hasta pronto Yeonjunnie...

Y a pesar de que ya se habían despedido ninguno se movió de su lugar, pues sentían que faltaba algo. Yeonjun sabía lo que estaba faltando, era consciente de que necesitaba sentir una vez más la hermosa sensación de ser besado por Soobin, pero ya no sentía la valentía que tuvo la noche anterior como para atreverse a ser el primero en actuar.

Soobin, por su parte, llevaba todo el día anhelando volver a repetir lo de anoche, pero hasta el momento estaba temeroso de incomodar a Yeonjun de alguna manera. Mas ahora, que estaba a punto de partir y pasar días sin ver a su pequeño y único peliazul, reunió el coraje necesario para avanzar dos pasos y luego posar una mano sobre la mejilla contraria, besó a Yeonjun con todo el cariño del mundo.

El contacto se extendió por varios minutos, ya que ambos deseaban tomar lo suficiente como para llenar ese vacío que sentirían los próximos días. Querían aferrarse a ese último beso para evitar sentir el peso de la distancia y las interminables horas sin la compañía del otro.

Pero eso era imposible, pues de igual manera se extrañarían demasiado. Al separarse ninguno habló, y no fue necesario ya que sus ojos hablaron por ellos, expresando todo lo que tenían para decir desde el fondo de sus corazones.

Te quiero...

Yo también te quiero.























Maratón 5/5

Yo escribiendo en el primer párrafo de este capítulo como se siente el amor correspondido, cuando en realidad no sé cómo se siente que te correspondan 🤡 #I'maLo$er

¿Ustedes si saben cómo se siente? Cuéntenme, quiero chismeeee!!

Hasta pronto!!

Rhythms_of_Darkness.

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