09.
La mañana había llegado, trayendo consigo un molesto rayo de sol que se colaba por la ventana y daba de lleno en el rostro de Soobin. El castaño de cabellos ligeramente largos frunció el ceño, negándose a levantarse. Pues desde su punto de vista, si no despertaba entonces no amanecería, por lo tanto Yeonjun no se iría de su humilde casita.
Lloriqueó internamente cuando sintió al peliazul removerse a su lado, eso significaba que había despertado, en otras palabras, muy malas noticias para Soobin. Su mente corrió a gran velocidad intentando encontrar alguna manera de evitar que se levantara, pero tener el estómago vacío consideraba un obstáculo para su misión.
Yeonjun volvió a removerse, haciendo el amago de levantarse. Fue entonces cuando Soobin hizo lo primero que se le ocurrió, lo cual fue pasar un brazo y una pierna por sobre el peliazul, abrazándolo mientras fingía estar dormido.
De esa manera consiguió que pudieran quedarse un rato más en la cama. También descubrió que abrazar a Yeonjun mientras estaban cubiertos por las sábanas era algo muy cálido y acogedor, algo que definitivamente amaría hacer cada día.
El descendiente de los elfos aspiró de manera disimulada el aroma que desprendían los cabellos del menor, era una fragancia como a frutos rojos a la que podría volverse adicto. Abrió lentamente los ojos, asegurándose de no ser descubierto en su intento de parecer dormido y observó al peliazul. Desde esa posición tenía una perfecta vista del perfil del más bajo, por lo que no se privó de pasear su mirada por la parte del rostro que podía ver.
Los ojos de Yeonjun estaban cerrados, por lo cual sus pestañas se tendían de manera agraciada sobre sus mejillas para darle un aspecto tierno al menor. Su naríz era perfecta, y sus labios se encontraban ligeramente fruncidos hacia arriba, como una boquita de pato.
Dios, realmente Soobin estaba seguro de que debía sentirse afortunado. No todos los días tendría la oportunidad de apreciar tan de cerca ese alto nivel de belleza y perfección que poseía cada centímetro cuadrado de piel perteneciente a Yeonjun.
De pronto sintió ansias de tocar las mejillas del contrario, realmente sus manos picaban pidiendo algo de contacto para satisfacer su curiosidad. Pero la respiración de Yeonjun no estaba tan calmada como lo estaría la de alguien dormido, lo que significa que se encontraba despierto, y si se atrevía a tocar sería descubierto en su intento de evitar que el menor se marchara.
Pero por más que Soobin quisiera, no podían quedarse así para siempre.
—Yeonjunnie —llamó el castaño, con la voz algo grave—, se que estás despierto.
—Hyung también está despierto desde hace rato —respondió el de azul cabello, volteando su rostro para poder observar mejor a su mayo.
Soobin sintió sus mejillas tibias al ser descubierto, e incluso podría jurar que habían tomado una tonalidad algo rojiza por la vergüenza. Aclaró su garganta y miró a cualquier parte que no fueran los ojos de Yeonjun.
—S-si lo sabías... ¿por qué no me llamaste?
El menor simplemente sonrió con los labios sellados, causando que Soobin se perdiera en su sonrisa. Para el semi elfo definitivamente no existía una mejor vista que un Yeonjun recién despierto, despeinado, con los ojitos hinchados y encima sonriendo.
—Eres tan bonito —Y luego de haber pronunciado esas palabras fue que Soobin se percató de que no habían sido parte de sus pensamientos, sino que realmente las había dicho. Pero no pudo arrepentirse, pues logró que un bonito rubor se extendiera por las mejillas del peliazul.
—Hyung ~ —se quejó Yeonjun mediante un lloriqueo—. ¿Por qué le gusta avergonzarme de esta manera?
Más tarde, Soobin se encontraba causando ruido en la pequeña cocina, mientras que Yeonjun se había propuesto a sí mismo tender la cama. La herida en su pierna a pesar de no haber sanado por completo aún, ya no le era una molestia a la hora de caminar, y se encontraba sumamente agradecido con el de adorables orejas ya que esa mejoría era gracias a él.
—¡Yeonjunnie! —llamó Soobin desde la distancia—, ¿prefieres mermelada de fresa o de cereza?
—Ambas... —susurró en un tono tan atenuado, que se vió en la obligación de repetir lo que había dicho pero esta vez más alto: —¡Me gustan ambas hyung!
—¡Vale!
Yeonjun no comprendía el motivo de esa pregunta por parte del mayor, pero decidió no darle importancia y mejor concentrarse en acomodar de manera correcta las almohadas sobre el colchón. Cuando su misión fue concluida, caminó a pasos lentos en busca de Soobin, encontrándolo en la huerta.
—¿Hyung, qué hace?
—Oh, Junnie —el nombrado levantó la mirada, haciendo contacto visual con el de cuernos y sonriendo automáticamente—. Estaba terminando de regar las plantas. ¿Ya viste la mochila que te llevarás para el viaje?
—¿Mochila? —Preguntó el más bajo, sin poder comprender las palabras de Soobin—. Yo no traje ninguna mochila hyung, debe de haberse equivocado.
Y Soobin solamente pudo ampliar su sonrisa mientras observaba a Yeonjun intentar explicarle de diferentes maneras que el no había llegado allí con ninguna mochila, de hecho, solo tenía la ropa que llevaba puesta aquel día. El semi elfo dejó la regadera de lado, apresurándose a sacudir la tierra de sus manos para poder sostener las de Yeonjun. De esa manera regresaron al interior de la pequeña y humilde casita.
—De esta mochila te hablo Yeonjunnie —dijo Soobin, sosteniendo en sus manos algo que parecía ser bastante pesado.
El peliazul, curioso se acercó a observar lo que esta contenía. Encontró varias prendas en buen estado, sábanas, toallas, un tarro de miel, galletas, mermelada de fresa y también de cereza. Miró a Soobin en busca de una explicación pero este solo sonreía.
—La preparé en la madrugada, mientras dormías. Espero que sea de tu agrado —confesó algo apenado el castaño, rascando su nunca.
—Pe-pero, Soobin hyung —El de hebras azuladas no sabía que decir, más bien sentía un nudo en la garganta y unas profundas ganas de llorar—. N-no tenías que molestarte, pero muchas gracias.
—No fue una molestia Yeonjunnie, nada relacionado contigo sería una molestia, nunca.
Yeonjun, sin poder contenerse más, dejó la mochila con suministros en el suelo y se abalanzó hacia el mayor para abrazarlo, sintiendo como de inmediato era correspondido. Soobin tragó con fuerza para intentar deshacer ese molesto nudo en su garganta que le volvía demasiado difícil simplemente hablar, el momento había llegado y él se negaba a soltar a Yeonjun.
Soobin acarició los cabellos del azulado con parsimonia, sin atreverse a tocar los cuernos de Yeonjun por miedo a incomodarlo de alguna manera. Se separó en contra de su voluntad y lo observó con los ojos vidriosos.
—Supongo que ha llegado el momento...
El peliazul asintió, sintiendo sus ojos picar.
—Ya debo irme hyung.
—Te voy a extrañar —admitió sin una pizca de vergüenza, pues estaba siendo completamente sincero. Paseó su diestra por el rostro de Yeonjun, tal y como había querido hacerlo esa mañana.
—Yo también te voy a extrañar Soobinie...
Agradezcan a Jeonginbias10 por la actualización, te dedico este capítulo <3
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Rhythms_of_Darkness
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