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05.


Cuando Soobin dijo que el río no quedaba muy lejos, no estaba mintiendo. No les tomó más de media hora llegar al lugar. Desde un poco lejos Yeonjun podía escuchar el ruido del agua al chocar contra las piedras del río, y al estar finalmente frente a él se asustó mucho.

La corriente era muy fuerte, demasiado, era imposible bañarse allí sin salir lastimado por las piedras, si es que salía vivo.

Observó al semi elfo con una mueca de claro terror, mientras que el otro solo se carcajeó antes de negar.

—Cambia esa cara, parece que viste un fantasma —dijo aún con astibos de risa, desviándose para caminar río abajo—. No te preocupes, no nos bañaremos aquí. Conozco una parte que es más calmada.

Y solo así, el peliazul sintió que su alma le regresaba al cuerpo, y su corazón tomaba lugar nuevamente en su pecho.

En esos pocos minutos que estuvieron andando para encontrar la parte adecuada para bañarse, solo el agradable sonido de la naturaleza los acompañaba. Yeonjun alzó un poco la vista cuando escuchó al castaño tararear alguna canción desconocida para él. A su mente solo vino un pensamiento...

Canta muy bonito.

Mientras que la dulce voz del semi elfo se fusionaba con el trinar de los parajitos y el sonido del río, Yeonjun se distrajo viendo a los diminutos cangrejitos que se escondían al verlos pasar.

¿Por qué se esconden? ¿Me tienen miedo al igual que mamá?

Hubo un momento en el cual, sin querer, recostó su cabeza en el pecho del mayor, sintiendo así las vibraciones que se creaban cuando el castaño cantaba. Por mucho que quiso no pudo apartarse, era relajante, podría afirmar que fácilmente dormiría durante horas.

—Umh... Yeonjunnie, ¿Podrías... apartar un poco la cabeza?

Y solo ante esa cuestión Yeonjun pareció recordar algo muy importante, sus cuernos, había olvidado que al estar en aquella posición en la cual recostaba su rostro en el pecho de Soobin podría lastimarlo. Y aunque no fue nada grave pudo ver un pequeño rasguño en la mejilla derecha de su acompañante.

Se sintió culpable, se sintió mal. Todo por esos malditos cuernos.

—Lo siento...

—No es nada, Yeonjunnie, no me duele —Tal vez estaba mintiendo un poquito, la pequeña heridita si le ardía un poco, pero no quería hacer sentir peor al peliazul. Justo ahora se estaba reclamando internamente por haberle pedido que se separara, es que ¿que le costaba soportar un poquito el dolor hasta llegar a su destino? Nada, no le costaba nada, hubiera preferido mil veces tener una herida más profunda en el rostro a ver la mirada entristecida de Yeonjun.

El resto del camino fue en silencio por parte de ellos, mas la naturaleza no tenía intenciones de acallar sus sonidos. El canto del sinsonte era tan hermoso como el sonido emitido por un piano, mientras que el ruiseñor sería la flauta en aquella melodía natural, creada para ser apreciada solo por oídos atentos, como los de nuestros protagonistas.

—Llegamos...

Luego del anuncio de Soobin, el de mechones azulados alzó la mirada y se encontró con un lugar digno de retratar. Las aguas estaban calmadas, contrastando demasiado con la otra parte del río que había visto hace unos minutos. Los árboles se alzaban imponentes en las orillas, dejando sobre el agua su reflejo y volviendo la escena aún más maravillosa.

Y por si fuera poco, de estos mismos árboles colgaban lianas cubiertas de pequeñísimas florecitas azules.

Hermoso.

Simplemente hermoso.

—¿Te gusta? Es una de las muchas maravillas de este bosque —Explicó Soobin mientras dejaba a Yeonjun en el suelo con cuidado, no queriendo que su pierna se lastimara más de lo que ya estaba.

—Si... es lindo, me gusta.

—Me alegra que así sea —Lo próximo que hizo el de puntiagudas orejas fue tomar la cesta de manos de Yeonjun para buscar en el interior del objeto una manta de tamaño mediano. La tendió en el suelo y sobre ella dejó la canasta con la merienda.

Ahora solo quedaba lanzarse al río, y la verdad estaba muy emocionado por hacerlo. Pero antes que todo volteó a ver a Yeonjun para asegurarse de estar en la misma sintonía.

Y tal vez Yeonjun no estaba tan emocionado con entrar al agua.

—¿Que sucede Yeonjunnie? —cuestionó Soobin al notar un apice de preocupación en los ojos contrarios.

—¿Es, es muy hondo? Yo.. y-yo

—¿No sabes nadar? —Sonrió luego de recibir un asentimiento. Con rapidez le explicó a Yeonjun que el agua no le llegaría más arriba de la cintura, así que no tenía de qué preocuparse.

Luego de unos segundos en los que el menor estuvo en un debate interno consigo mismo, finalmente las pacíficas aguas del río les daban la bienvenida con un cálido abrazo. Fueron caminando poco a poco hacia el interior del lugar, dejando que sus cuerpos se mojaran paulatinamente.

Un sentimiento de paz y relajación se sumó a ellos en aquel baño, sintiendo sus músculos destensarse y sus mentes vaciarse de pensamientos complicados.

Solo eran ellos dos bañándose en las aguas de un río, pero parecía más bien que aquellas aguas limpiaban a profundidad sus almas, dejándolos descansar del mundo exterior por el tiempo que duraran allí.

—¿Te duele la pierna? —Luego de largos minutos en completo silencio, finalmente habló Soobin. En parte estaba preocupado, mas también había preguntado aquello con la intención de entablar una charla con el menor.

—No, no mucho. El agua es relajante.

—Cierto...

¿Y ahora que sigue? No podía permitirse dejar morir esa efímera conversación justo ahí. Por lo cual dejó en el aire una de las tantas cuestiones que se arraigaron a su mente desde que conoció a Yeonjun.

—Yeonjunnie... ¿Por qué vagabas solo en el bosque?

Y supo que tal vez debería aprender a guardar silencio, pues por la reacción del menor se percató de que había tocado una fibra sensible. Yeonjun no le respondió, en cambio se entretuvo observando las ondas que se formaban sobre el agua ante cualquier movimiento que ejerciera.

Soobin suspiró y luego de regañarse mentalmente por ser tan idiota, decidió cambiar el rumbo de la conversación con tal de distraer al peliazul.

—¿Cuál es tu color favorito? —Hizo esa pregunta mientras observaba de reojo el perfil del contrario, justo en ese momento Yeonjun levantó la cabeza y sus miradas se cruzaron solo unos segundos, antes de que él mismo Yeonjun la desviara.

—A-azul.

—¡Como tú cabello! —Señaló lo obvio, avergonzandose un poco por su repentina efusividad—. ¿Por eso lo teñiste de ese color?

Yeonjun balbuceó un poco antes de responder, un poco cohibido por entablar una conversación con el mayor.

—N-no lo teñí...

—¿Es natural? ¡¿Cómo es posible que tengas un color de cabello tan hermoso?! —Mientras hablaba iba acercándose poco a poco a Yeonjun, hasta que la distancia entre ellos era de un metro apenas.

—U-uh... antes no era así. Era castaño oscuro, pero un día se volvió azul de la nada, el mismo día que... —Llevó una mano a su cabeza, buscando tocar aquellos cuernos.

No hizo falta que lo dijera verbalmente para ser comprensible para Soobin, no sabía que decir al respecto y temía arruinar el ambiente de confianza que se había creado en ese momento.

—¿No naciste teniendo cuernos?

—N-no, aparecieron de la nada un día.

Aunque no lo demostrara, internamente Soobin se encontraba feliz en demasía. El simple hecho de poder conversar normalmente con Yeonjun le motivaba en su plan de "hacerme su amigo", cada mínimo avance se sentía como un gran paso a lograr su objetivo.

—Me gustan —declaró de la nada, ganándose la mirada de un confundido Yeonjun.

—¿Uh?

—Tus cuernos... me gustan, te dan una imagen muy bonita y te hacen lucir único.

El peliazul necesitó tomarse unos minutos para procesar las palabras dichas por Soobin. ¿Había escuchado bien? ¿Realmente el semi elfo había dicho que le gustaba aquello que él consideraba una deformidad? Se escuchaba demasiado bien para ser real, y por un momento se preguntó si las aguas de ese río no causaban algún tipo de alucinaciones, pues no encontraba otra manera de explicar lo que había escuchado.

—¿Ha-hablas encerio? —Se vió en la necesidad de preguntar, quería asegurarse de no estar alucinando o imaginando cosas que no eran, mas la respuesta de Soobin le mostró que ese no era el caso.

—Por supuesto. ¿Tengo razones para mentirte?

—Pero es que...

no pueden gustarte. Aunque no lo dijo, ese pensamiento estuvo presente en su mente.

—Me gustan, y no voy a discutir el tema —Completamente seguro de lo que decía, mantuvo su vista en las lianas cargadas de pequeñas florecitas que colgaban sobre ellos, sonriendo al ver algunas maripositas revolotear por ahí.

Mientras tanto, Yeonjun se encontraba demasiado tímido y avergonzado por la reciente conversación, la cual parecía haber llegado a su fin. Justo ahora sentía su rostro caliente, y estaba completamente seguro de que tendría un color rojizo bastante notorio. En su desesperación por evitar que el mayor lo viera de aquella manera se sumergió en las aguas del río por unos momentos, intentando deshacerse de ese molesto sonrojo que había tomado posesión de sus mejillas.

—¿Yeonjunnie?

—¡Me gustan tus orejas! —chilló de repente una vez había salido del agua, avergonzandose de inmediato al darse cuenta del agudo tono que había usado y de lo alto que emitió sus palabras. Balbuceó algunas frases sin sentido al no saber qué más hacer para aliviar el incómodo momento. Aunque pudo relajarse un poco al ver la sonrisa que decoró los labios de Soobin.

—Gracias.

Y si eso no era un avance, no sabrían como llamarle.


























A quien adivine mi edad le dedico el próximo capítulo.
Pista: Tengo más de 15 y menos de 20.

(La ignoran)

¡Síganme por favor! ¡prometo que en un futuro escribiré fics con tramas más elaboradas e interesantes!

Hasta un próximo capítulo 💕

Rhythms_Of_Darkness.

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