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EPÍLOGO

Las ansias corrían de una manera desmesurada por todo el cuerpo de Jimin, quien no podía parar de rebotar en su asiento. Estaba pegado a la ventanilla del auto, como un pequeño niño, completamente ensimismado con el camino que transitaban. Y es que desde que llegaron a Seúl , él no había podido apartarse del cristal.

Hacía exactamente un año él había estado al Kookie, y juró que ese fue el mejor día de su vida, porque vio por primera vez a Jeon Jungkook .

Increíblemente, pensó que el tiempo había corrido demasiado rápido, pero no le importó mucho, porque había sido el año más fabuloso de todos los tiempos.

Alejando su vista del camino, el rubio posó sus emocionales orbes sobre la figura de su novio. Jungkook sonreía, sin apartar la vista de la carretera, pero plenamente consciente de que su hermoso niño lo observaba con detalle. Cuando sintió la cálida y suave mano de Park coger la suya, inspiró con fuerza.

El día había llegado, y no podía estar más emocionado.

— Entonces... ¿Dónde veremos a los chicos? — El menor cuestionó, mordiendo levemente el interior de su mejilla. Aquel día llevaba puesta una especial corona de margaritas. Esas que tanto le gustaban a él y Jungkook , y la hizo con todo el amor y entusiasmo que nunca otorgó— . ¡No puedo creer que de verdad vayan a estar con nosotros en el Desfile, Kookie!

— Oh, cielo. Ellos nos están esperando en un lugar — declaró el más grande. Feliz— . Dijeron algo sobre ir a desayunar o tomar un café. La verdad no lo sé, pero ya estamos cerca.

— ¡Sí! — Jadeó, por completo emocionado y dando un nuevo salto sobre el asiento.

Su estómago estaba lleno de sensaciones. Cosquillas corriendo de aquí para allá y mariposas volando descontroladamente.

»— La verdad no puedo creer que tú vayas a estar en el Desfile conmigo, Kookie — corrigió el rubio, sintiendo sus mejillas arder de una terrible manera.

Jeon soltó una agradable carcajada, y acariciando la mano del menor con la suya, trató de decirle lo muy contento que se encontraba en ese preciso momento.

Su corazón latiendo desbocado, como latía cada vez que Park Jimin estaba a su lado.

Cuando Jungkook estacionó el auto fuera de lo que parecía ser una cafetería, Jimin aplaudió con entusiasmo, admirando como el pelinegro corría a su lado para abrirle la puerta. De inmediato salió del auto, y sintiendo los calurosos y fuertes brazos de su novio rodearlo, sonrió enamorado.

— Te amo, dulce — susurró, apenas rozando su nariz con la contraria. Y cuando el ojimiel se sonrojó, dejó un suave beso contra sus labios— . Sorpresa.

Y apartándose del lado de Jimin, dejó que éste observase plenamente el establecimiento ante ellos. Una enorme cafetería, con un precioso y floreado letrero.

Una cafetería, llamada Flowers&Coffee.

— ¡Kookie! — Y no conteniendo su chillido, llevó una mano a su boca, la cual estaba abierta enormemente, al igual que sus ojos. Los cuales en un momento, comenzaron a lagrimear— . ¡No p— puede ser!

— Puede ser y es, dulce — susurró al oído del menor, percibiendo como el cuerpo más pequeño se zarandeaba. Y en cuestión de segundos, tuvo los delgados brazos del rubio alrededor de su cuello. Un abrazo apretado y emocional, que lo hizo cerrar los ojos y aspirar aire lleno de amor— . Felicidades, jovencito. Ha conseguido que cambie el nombre oficial de mi cafetería... Perdón, de nuestra cafetería.

— Oh, por Dios — jadeó, no pudiendo contenerse por más tiempo, y saltando sobre sus pies, chocó sus labios felices con los de Jungkook . Una sonrisa enorme extendiendo sus mejillas, y el rostro color carmesí— . ¡Cielos, cielos! ¡Eres un loquito! ¡Eres tan— oh!

Y volviendo a abrazarlo con fuerza, soltó un grito de celebración. Tan sólo sintiendo como las manos de Jeon lo acariciaban correctamente, al mismo tiempo que su corazón reanudaba la carrera que hacía segundos había comenzado.

»— ¡Eres el mejor novio del mundo, kookie!

— No, tú lo eres, dulce — el mayor mordió su labio, besando la mejilla del más pequeño y dándole un último apretón.

Antes de que Jimin pudiese hacer algo más que volver a gritar y abrazarlo, un grupo de personas salió de la cafetería. Vasos en mano y sonrisas en el rostro, las cuales el rubio no pudo pasar desapercibidas. Y volviendo a rebotar sobre sus talones, vio con sorpresa a Jungkook .

— ¡Chicos! — Gritó, apresurando sus pies al encuentro. De inmediato reconoció a Antoine, Isabelle y Jenson. Chanyeol y BaekHyun cogidos de la mano, mientras que Jin saludaba alegremente por los aires. Y estrellándose contra todos, Jimin se fundió en un acalorado abrazo, al cual Jungkook no tardó en unirse— . ¡Oh— oh! ¡¿Vieron el nombre de la cafetería?! ¡Yo lo dije, yo! ¡Y K— Kookie se lo puso! ¡Kookie cambió el nombre y— cielos! ¡Estamos en Seúl ! ¡Hay una cafetería en Seúl !

No conteniendo su imposible emoción, el rubio se apretujó contra el pecho de Jungkook , y soltando lágrimas de felicidad, rompió a llorar. Todos rieron enternecidos de inmediato, y enredando sus dedos en los cabellos del menor, Jeon besó su cabeza.

— Ow, siguen siendo igual de adorables. Y ha sido un buen tiempo sin verlos — Isabelle comentó, empujando levemente el hombro de su esposo, quien asintió de inmediato— . Cielos, Jimin sigue pareciendo salido de una cajita feliz.

— Dudo que algún día eso cambie — Byun mencionó— . ¿O sí, florecitas?

— ¡Por supuesto que no cambiará nunca! — Park respondió, hoyuelos marcados en sus mejillas. Jeon le sonrió con sinceridad, mientras el ojimiel se pasaba las manos por el rostro. Una felicidad imborrable.

— Jimin es miel con azúcar. Apuesto a que es más dulce que este pastelito — en su lugar, Jin murmuró. El bocadillo en su mano, logrando sacar una risilla del menor.

— ¡No soy comestible, Jin! — Acusó Jimin, un poco más calmado.

— Mhn, eso lo pongo en duda — respondió él, pareciendo desinteresado— . Jungkook puede afirmarnos eso. ¿O acaso aún no te lo has comido, Jeon?

»— ¡Ouch!

— Jodido Dios — El ojicafé murmuró, admirando como su pelirrojo amigo golpeaba la cabeza del rubio. Todos rieron, y en cuestión de segundos, Park se cruzó de brazos.

— ¡No digas palabrotas! — Le regañó, para pronto volver su mirada hacia el ojiceleste— . Y Jin, ¿qué barbaridades dices? ¡Por supuesto que Kookie no me comió, él no come humanos! Y si lo hubiera hecho no estaría aquí, estaría en su pancita.

Y logrando que todos riesen una vez más, Jimin sintió los brazos del mayor rodearlo una vez más. Un ruidoso beso en su sien y la risa del pelinegro resonando en sus oídos, logrando que un escalofrío placentero surcase por completo su sistema.

— Si no lo escucho, jamás lo creería — Antoine soltó— . Es una completa dulzura.

— Es mi completa dulzura — rectificó el ojiavellana, logrando que las mejillas del menor se pintasen rosadas.

— Bueno, ¿qué esperamos? ¡Quiero ver Flowers&Coffee por dentro! ¡Seguro es tan maravillosa como la sucursal de Busán! — El rubio imploró.

— Oh, no. Nada de eso, ternurita — la mujer reprendió, sacando un puchero de los labios de Park— . ¡Llegamos tarde al Desfile!

— Pero...

— Prometo que pasaremos de regreso a casa, dulce — Jungkook murmuró a su oído. Incapaz de deshacer su abrazo— . ¿O acaso quieres perderte el Desfile?

— ¡No! — Exclamó, pareciendo alterado.

— Entonces es hora de irnos — Park dijo, caminando hasta su auto, con Jin y BaekHyun tras él— . Las carrozas esperan por nosotros.

(...)

El lugar se hallaba por completo lleno. Las personas apretujándose mientras reían, saltaban y bailaban felices.

Jungkook reconoció el panorama de una manera inaudita, y estirando una liviana sonrisa por sus mejillas, detalló la insuperable alegría que invadía el cuerpo de su pequeño novio. El cual ahora se movía sin inhibición alguna.

Las imponentes carrozas marchaban ante sus ojos. Grandes, coloridas, floreadas. El pelinegro echó un ligero vistazo a sus costados, cerciorándose de que definitivamente, él no era el único feliz.

Chanyeol tenía sus ojos brillantes, una enorme sonrisa en sus labios mientras que señalaba con efusividad cada una de las carrozas. Comportándose como el pequeño niño que se sorprendía por cualquier cosa. BaekHyun, a su vez, lo miraba por completo enternecido. Una liviana sonrisa estirando sus labios, mientras mantenía sus marrones atentos en Park.

En su lugar, Antoine y Jin bebían una cerveza. Y es que indudablemente, el par de chicos habían conseguido una muy buena conexión.

Isabelle se encontraba entre los brazos de Jenson, justo como Jimin y Jungkook se hallaban, y el pelinegro mordió su labio con nerviosismo. Sin lugar a dudas, sus amigos tenían un muy buen matrimonio. Y acariciando suavemente el abdomen del ojimiel sobre su camisa, consiguió que éste voltease un poco la cabeza hasta mirarlo.

El inconfundible aroma floreado de Jimin haciéndole perder la cordura, y sus labios atrapando los otros en un calmado y silencioso beso. Lleno de un innegable romanticismo.

Esta vez, Jungkook podría jurar que era un completo amante de las fiestas. Y superando al año anterior, ése día estaba siendo el mejor de todos. Porque, evidentemente, él había visto cosas bonitas el primero de enero pasado, pero ahora las estaba viviendo.

Estaba viviendo su vida al lado de Jimin. La cosa más bonita que le pasó.

— Gracias por estar aquí a mi lado, Jimin — Jungkook susurró, sus suaves labios separándose de los contrarios, y las mejillas del menor encendiéndose en cuestión de segundos— . Gracias por hacer mi vida mejor. Por estar siempre conmigo y por nunca cambiar tu forma de ser.

— Oh, Kookie — enterrando su rostro en el cuello de su novio, Jimin soltó. El corazón latiendo erráticamente dentro de su pecho, y las sensaciones aglomerándose por completo en su interior— . Gracias a ti por fijarte en mí. Gracias por ser el mejor novio del mundo y por quererme tal y como soy. Un completo tontito.

— No eres un tontito — se rio, hundiendo su nariz en el sedoso cabello rubio.

— ¡Lo soy!

— Entonces eres el tontito más hermoso de todos — declaró. Decidido— . El mejor y más tierno. Mi tontito preferido, sin duda alguna.

— Y tú eres mi loquito preferido, Kookie — sonriendo, volteó sobre sus talones. Sus labios picoteando los contrarios y los latidos intensificándose en su corazón.

Cuando sintieron las miradas sobre ellos, Jungkook rio. Mordiendo su labio y apenas echando un vistazo a su alrededor.

Su mejor amigo lo observaba con alegría, mientras que los ojos de Isabelle le gritaban que era lo correcto. Jungkook de inmediato tragó saliva, sus dedos fríos y temblorosos, y los ojos de Jimin dulces. Por completo dulces.

— Yo, uh — relamiendo sus labios, Jungkook sonrió una última vez, y llevando una de sus manos al bolsillo trasero de su pantalón, inspiró con fuerza— . Jimin, me has cautivado. Simplemente lo has hecho, y te has metido tan profundo en mi corazón que no creo poder sacarte nunca más en la vida.

— No quiero que me saques de tu corazón, Kookie — respondió el más pequeño, rostro rojo ante las miradas posadas sobre él.

— Y es por eso que quiero pasar el resto de mi vida junto a ti — con apenas un hilo de voz, posó sus ojos emocionales en los contrarios, y sintiendo el repiqueteo inquieto de su corazón, se dejó caer en el piso sobre una de sus rodillas. Sus manos abriendo una pequeña caja de terciopelo azul, y la boca de Jimin abriéndose grandemente— . ¿Quieres casarte conmigo, dulce?

No pudiendo contener las lágrimas que bañaron sus mejillas en cuestión de segundos, Jimin inspiró profundo. Y mordiéndose el labio con demasiada fuerza, saltó sobre sus pies y rasgó su garganta con un grito fuerte.

— ¡Sí, Kookie! ¡Sí, quiero casarme c-contigo!

Y escuchando la pronta celebración que se creó a sus alrededores, Jungkook colocó el anillo en el dedo del rubio, y no pudiendo retrasarse por más tiempo, se puso de pie, para tan sólo sentir el peso del menor aferrarse a su cuerpo. Un beso alentador y un abrazo pasional, el cual dejó al descubierto el inmenso amor que sentían el uno por el otro.

— ¡Un hurra por los futuros esposos! — Gritó un animado Chanyeol, aplaudiendo como el resto, y sintiendo la innegable felicidad invadir por completo su anatomía.

Sin duda alguna, estaba feliz por su mejor amigo. Demasiado feliz.

— Te amo, dulce. Te amo más que a nada en el mundo — Jungkook murmuró. Sus ojos ardiendo mientras daba vueltas, cargando el peso de Jimin. Éste no paraba de llorar, gritando de felicidad.

— Te amo mucho más, Kookie — susurró. Las manos del mayor sosteniéndolo, mientras él detallaba con fascinación el rostro de su amado— . Eres un sueño hecho realidad.

Y juntando sus labios, Jimin se abrazó fuerte a Jungkook . Percibiendo el latido de su corazón conectarse con el contrario.

Porque indudablemente, ellos ahora eran una sola persona. Un solo amor.

Un amor tan fuerte y puro que nadie jamás podría derrumbar.

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