24•
Las lágrimas desproporcionadas nublaban la visión de Jimin aterradoramente, y con pies demasiado torpes, se introdujo en el interior de su casa. El pecho exaltado y mejillas mojadas, demasiado incierto como para de verdad poder creerlo.
Sintiendo el corazón rebotar de una manera atrofiante en su interior, admiró el momento doloroso en que un sollozo lastimero escapó directo de sus labios; mueca desgarradora y pensamientos plenamente en blanco. Caminando hacia el salón y dispuesto a encerrarse en su habitación, notó la alterante presencia de su padre reposando en el sillón, y cuando quiso esconder de una manera nula su penoso estado de ánimo, los ojos mieles de su progenitor lo estuvieron evaluando preocupadamente.
— ¿Qué pasó? — Cuestionó, levantándose de su asiento y viendo como el cuerpecito débil del rubio parecía querer ceder. Su boca abriéndose para decir algo, pero tan sólo presenciando el escalofriante jadeo doloroso que por ésta salió— . Ven aquí, ven.
Y no esperando demasiado tiempo, Jimin estuvo enterrándose en el pecho de su padre, dejándose caer en el asiento de una manera lamentable y sollozando alto ante los sentimientos que lograban confundir su vulnerable cabeza.
— Yo n— no entiendo — hipando, limpió las lágrimas reposadas en sus mejillas, y encogiéndose en su propio cuerpo, hizo un puchero al mirar los ojos escépticos del rubio mayor— . Creí que ellos s— se llevaban muy b— bien porque..., ellos son muy buenos y n— no pueden llevarse mal.
— ¿De quiénes hablas, Jiminie? — Intrigado, tomó la barbilla de su hijo, ojos posados en los lagos derramados contrarios, demasiado tristes como para siquiera observarlo realmente.
— Kookie — susurrando demasiado bajo, cerró los ojos al pronunciar su nombre. Un dolor corrosivo extendiéndose por sus venas y haciéndolo querer chillar sin remedio alguno— . Se peleó con BaekHyun y Jin, y yo— uhm... No pueden pelearse. ¡Pelear está m— mal! ¿Verdad..., está muy mal, papá?
Frunciendo ligeramente sus labios, el rubio mayor negó antes de acariciar la espalda de Jimin alentadoramente. No lograba comprender específicamente qué era lo que pasaba, pero escuchar aquellas palabras salir tan tristemente de la boca de su hijo, le hizo saber que, de verdad, él estaba muy lastimado por ello.
»— Y me duele que ellos— ellos no pueden estar peleados p— porque me hacen daño — prosiguió, voz temblorosa mediante los segundos transcurrían y las lágrimas continuaban bañando sus mejillas— . Y soy tan t— tonto. ¡Soy muy tonto, s— siempre lo soy! Un tonto ingenuo q— que nunca ve la verdad... No puedo ser n— normal porque, ugh.
— No eres un tonto — de inmediato el mayor refutó, dejando un beso en la frente de Jimin y mordiendo el interior de su mejilla. Por supuesto, él nunca había tomado el rol de consolar la tierna presencia de su hijo, pero sabía de alguna manera que aquél siempre fue un trabajo arduo para su esposa— . Estoy seguro de que ellos no quisieron lastimarte, Jimin, porque ¿quién querría hacerlo alguna vez? ¡Eres impresionante! Todos lo notan, y sé que tan sólo esto pasó por una gran, gran confusión.
— ¿Lo prometes? — Sorbiendo por la nariz, Park bajó la vista hacia sus manos prontamente juntas. Temblorosas, muy frías. Cuando la sonrisa en el rostro de su padre lo hizo apenas estirar las comisuras de su boca, percibió la soledad habitante en la casa, y apenas echando un vistazo sobre su hombro, frunció el ceño— . ¿Y mami?
— Oh, ella aprovechó que saliste para ir a comprar algunas cosas al supermercado — aclaró. Cuando los ojos curiosos de Jimin parecieron observarlo, él encogió el cuello— . Yo salí muy temprano del trabajo.
— Ya veo que sí. Eso es muy genial — apenas logró decir, ojos tristes mientras desviaba la mirada hacia otro lugar. El pecho aprisionado de una manera sobrecogedora, cuando limpió sus ojos húmedos una vez más.
— Hey, escúchame algo — con voz suave, Jimguk cogió la mano de Jimin, quien asintiendo hacia su voz, pareció no querer observarlo. Demasiado triste como para siquiera fingir una mueca feliz— . No puedes decirle nada de esto a tu mamá, ¿lo sabes, eh?
— ¿Por qué? — Pareciendo prontamente alterado, dio un brinquito en el sillón. Ojos bien abiertos cuando su padre se relamió los labios, queriendo hablar— . ¡¿Debo mentirle?!
— No, no. Por supuesto que no debes mentirle. Tú..., sólo no debes mencionarle esto que pasó, de ninguna manera — cuando observó el gesto compungido del menor, él apenas cerró los ojos antes de suspirar fuertemente y pasar una mano por su cabello— . Bien, Jimin, sabes muy bien lo que ha pasado entre ella y Jungkook , y también sabes sobre el gran esfuerzo que está haciendo ella al intentar aceptarlo, ¿uhm?
— Sí — respondió, un nuevo puchero en sus labios cuando se encontró plenamente confundido.
— ¿Acaso querrías deshacer la buena imagen que tu madre se ha hecho de Jungkook? — Y con aquella pregunta, logró dar por completo en el clavo de su hijo. Jimin haciendo una mueca horrorizada casi de inmediato, y los pensamientos mortificantes rondando de manera lacerante su cabeza. Leves recuerdos de su propio sufrimiento ante la actitud obtusa de su madre, y el terror de volver a vivirlo, carcomiéndolo por dentro.
— ¡No! ¡No quiero! Yo... No, amo demasiado a Kookie, papá, lo amo mucho— Y no conteniendo el pronto llanto que de inmediato se desató, Jimin cubrió su rostro.
Por supuesto, millones de emociones revueltas haciéndolo estallar en un mar de lágrimas, aquél tan doloroso que lo arrastraba con cada acometida.
Funestamente mal.
Cuando Yoora irrumpió en la habitación de Jimin aquella noche, encontrándolo acurrucado en un costado de la cama y con su visión entristecida puesta en el teléfono, ella se sentó a su lado. Una mano reposando en la espalda del menor, y éste apenas dejando caer en el colchón el aparato entre sus manos. Demasiado decaído como para levantar sospechas.
— Es hora de dormir, cariño — la mujer habló, un tono dulce y maternal, aquél al que Jimin estaba plenamente acostumbrado, pero que en aquella ocasión no lo hacía sentir ni un poco más feliz— . Tienes que ir a clases mañana.
— ¿Mañana? — Con su mirada perdida en algún lugar de la habitación, Jimin apretó con ímpetu las cobijas que lo cubrían, confundido.
— Sí, mañana comienzas. ¿Acaso no lo recuerdas, revoltoso? — Y soltando una risilla tras su comentario, admiró como el gesto de Jimin no pareció variar demasiado. El rubio desparramado, silencioso, tan tranquilo como jamás estuvo. Desde luego, ella sabía que algo había sucedido, pero prefiriendo no meterse hasta que el pequeño Jimin quisiera realmente contarle, ella lo dejó pasar— . Que duermas bien, cielo. No queremos tener unas buenas ojeras mañana, ¿eh? Será mejor que descanses.
Dejando un beso ruidoso en la mejilla del rubio, ella abandonó la habitación. El ánimo de Jimin decayendo cada segundo más, y su corazón dolorido latiendo a un ritmo lento en el interior de su pecho.
Los acontecimientos de aquel día habían sido supremamente inesperados, y es que de manera inevitable, no sabía qué hacer. Cuando tragó saliva y volvió la mirada a su móvil, se le apretó el estómago. Aquellos mensajes jugando de una manera suprema con su cabeza; aquellos que había leído una y otra vez, sin cansancio. Tan sólo haciéndose más daño del esperado.
"Lo siento, dulce.
Perdóname, soy un tonto. No sabes cómo me siento en este momento.
Lamento mucho haber causado esto, todo es mi culpa, pero ahora sólo necesito saber de ti. Que estés bien, porque si no estás bien, yo tampoco lo estoy.
Me dejé llevar por mi enojo. No hice lo correcto, pero sólo intentaba protegerte... Quiero que siempre estés a salvo, porque eres lo más importante para mí.
Te amo, Jimin..."
Cerrando los ojos con fuerza, Jimin sintió cuando las lágrimas calientes resbalaron por sus mejillas, acompañadas del suplicio que lo acorralaba en cuatro paredes. Haciéndole sentirse triste, porque definitivamente, él jamás pensó que tendría que elegir entre su novio o sus... amigos.
(...)
— ¡No! ¡No, no, no y no! — Jin negó, levantándose de su asiento y mirando a BaekHyun, éste permanecía callado, la mirada perdida hacia cualquier lugar que no fuesen los ojos de su mejor amigo— . Estoy irrevocablemente decidido. ¡No podemos dejar que Jimin ande por allí con un tipo como Jungkook! Y joder, ahora mismo podemos confirmarlo. ¡Es que mira lo que nos hizo!
»— Tenemos que hacer algo..., idear un plan — pensativo, colocó una mano en su quijada. Ojos entornados mientras parecía observar todo a su alrededor— . Debemos separarlos definitivamente.
Byun de inmediato rodó los ojos, un gesto desinteresado mientras mordía el interior de su mejilla. Cuando admiró la cara recientemente emocionada de Jin, él bufó— . No haremos absolutamente nada, deja eso.
— ¿Pero...? ¡Prometimos cuidarlo!
— Jin, joder, para con eso — y elevando su tono de voz, posó sus ojos zafiros en las perlas celestes contrarias. El ceño del rubio se frunció, al igual que sus labios, y cuando pareció dispuesto a seguir escuchando, BaekHyun se acomodó en su asiento— . No quiero seguir siendo un tonto impedimento para la felicidad de Jimin, ¿me oyes? Y demonios, fui yo el que quedó como un imbécil ante Jungkook cuando fui a la cafetería aquella vez.
»— De cualquier manera, ya no estoy interesado en seguir con esto que estábamos haciendo. No ganamos esta vez, Jin, y eso no me importa — susurrando, pasó una mano por su cara. La presión incómoda en su pecho le confirmaba que nunca habló tan en serio, y cuando exhaló con pesadez, tragó saliva— . Ahora..., ahora sólo me importa una persona.
— ¿Park Chanyeol? — Jin cuestionó, mordiéndose el interior de la mejilla y cruzando sus brazos por sobre el pecho. Sin embargo, y antes de que BaekHyun pudiera siquiera hacer un gesto en su dirección que le dejase saber la respuesta a aquel acertijo, la presencia de Jimin entrando en la universidad les heló por completo la sangre.
Ellos no habían siquiera mantenido un contacto con el rubio desde el acontecimiento del día anterior, y sin lugar a dudas, el verlo huir así de la escena del crimen les rompió el corazón en millones de trozos. No lo querían sufriendo, pero aquello estaba por completo olvidado en el pasado.
Sin miramientos y corriendo hasta alcanzar la presencia de Jimin, ambos pares de ojos azules lo observaron con completa premura, y para cuando el más pequeño se vio obstaculizado y encerrado, aspiró con fuerza, sintiendo sus piernas temblar. Incapaz de decir algo, Park abrió la boca como un pez, necesitando desesperadamente el pronto aire que se le arrebató; y cuando sintió sus ojos arder de una manera dañina, se hizo un espacio entre sus amigos y continuó con su camino.
No completamente preparado como para encararlos.
— ¡Jimin! — BaekHyun gritó, pasos detrás de él, increíblemente atormentado.
Cuando el cuerpo del rubio detuvo sus pisadas poco firmes, se abrazó a sí mismo. Demasiado nervioso, demasiado débil; tanto como para que ambos chicos notaran el increíble daño que le habían causado.
— Joder — el rubio exclamó, silencioso, agobiado.
— Déjenme s— solo — y no pudiendo permanecer mucho tiempo más allí, Jimin casi corrió lejos de ellos, perdiéndose entre las personas y sintiendo las amenazantes lágrimas querer resbalarse por sus mejillas.
Sin duda alguna, sería un día bastante abrumador.
El cielo estaba encapotado, viéndose demasiado triste. Jimin de inmediato pensó que aquello era debido a su ánimo, y aquel concepto tan sólo logró hacerlo sentir un poco peor.
Caminando tímidamente fuera de la universidad, ojos fijos en el piso y labios apretados entre sí, sintió un puñado de pena arremeter contra su corazón. Sabía que aquél día no sería como otros... Él no pasaría por Sounds&Coffee tan feliz como antes, él no entraría a la cafetería ni sentiría las manos de Jungkook atajarlo en un poderoso abrazo. No podría percibir las explosivas sensaciones que quemaban sus venas cuando se besaban. Sin duda alguna, sería completamente diferente, y el sólo pensamiento de estar lejos de su verdadero amor, comenzaba a enfermarlo de maneras desproporcionales.
Evitando tropezarse con sus pies ante su mirada plenamente nublada, no notó el momento en que una persona comenzó a caminar a su lado, y cuando sintió un brazo posarse sobre sus hombros, limpió rápidamente sus ojos y echó un ligero vistazo a su costado. Orbes marrones pareciendo curiosos, y labios rosas fruncidos en confusión.
— Me sorprende ver a un rayito de luz como tú, con un gesto tan triste — murmuró, un comentario que de inmediato logró una apenas visible sonrisa en los labios regordetes de Park.
— Bogum — quiso exclamar, demasiado sorprendido de encontrarse al chico en aquel lugar— . ¿Tú... estudias aquí?
— Tal parece que lo hago — echó un vistazo a la universidad, mueca confundida. El rubio rio suave— . Pero eso no es lo que realmente importa, ¿eh?
»— Qué te parece si te invito un helado y me cuentas por qué ya tus ojitos no brillan con felicidad. ¿Uhm?
Mirando rápidamente sus manos juntas, Jimin tragó saliva y encogió el cuello. Bogum era un buen chico y lo había tratado muy bien en su fiesta, pero tampoco estaba tan animado como para ir por allí. Él sólo quería lanzarse en su cama y llorar; hacerlo hasta quedarse completamente seco.
— B— bueno — suspiró, después de unos incontables minutos sumergido en un silencio aterrador— . Los helados m— me gustan mucho.
Y desde luego, no pudiendo negarse a una petición cualquiera, Jimin asintió con la cabeza, mordiendo el interior de su mejilla cuando el rubio le regaló una sonrisa bastante animada.
Caminando a paso lento, la mirada miel vagaba por lugares incontables, haciendo su mejor esfuerzo por reír ante las bromas que el chico a su lado hacía y fallando terriblemente en el intento. Se sentía bastante mal, tanto como para querer llorar por no ser una buena persona con Bogum — porque eso, sin duda alguna, era lo que Jimin pensaba en aquel momento. Sin embargo, el muchacho parecía satisfecho con lo que lograba, y cuando cogió el brazo de Park para que estuviera más cerca de él, notó la tristeza que el pequeño floreado emanaba de su cuerpecito.
— Entonces, ¿por qué tan triste, lindo? — Cuestionó, los ojos mieles de inmediato colisionando con los marrones, y la anatomía del rubio dando una enorme sacudida al sentir el nudo amarrando cruelmente su garganta.
— Yo... BaekHyun y Jin se pelearon con, — tomando un respiro agitado, desvió su mirada cuando estuvieron pasando ante la cafetería. Se sentía como en aquellos días, donde percibía terribles sensaciones en su interior cada vez que por allí cruzaba. A pesar de ello, él ahora no podía hacer nada más que notarse triste, y cuando su corazón rebotó fuertemente en el interior de su pecho, le fue imposible no toparse con aquellos ojos avellanados que lo observaban desde el interior del recinto.
Sus palabras muriendo de una determinada manera, y el aire escaseando en sus pulmones cuando pareció quedarse varado en la acera. Sin embargo, Bogum lo jaló a su lado, impidiendo que éste pudiera observar por un rato más y rompiendo el intenso choque de miradas. Pasando Sounds&Coffee, y ni siquiera teniendo la oportunidad de sonreírle a su novio para garantizar que estaban bien. Pero no estaban bien y Jimin más que nadie lo sabía.
En su lugar, Jungkook cerró los ojos con desconsuelo. Su ceño fruncido cuando tapó su rostro con una mano. Ocupando la misma mesa que antes habituaba para observar a Jimin pasar una y otra vez. Para realizar la tarea que tanto adoraba.
El dolor expandiéndose de una manera invasiva por sus venas, y los celos estallando convulsionantes en el interior de su cuerpo. Habían retrocedido días, semanas y meses. A aquellos tiempos en los que eran completos extraños.
Aquellos tiempos que jamás creyó, volvería a presenciar.
¿Quién era él? La pregunta atrofiaba duramente su cabeza, y cuando tragó saliva, sintiendo los ojos arder y el corazón rebotar fuertemente, supo que esta vez no podría quedarse de brazos cruzados; admirando a Jimin cada mañana y cada tarde. Él ahora era su novio.
Debía hacer algo rápido, porque definitivamente, él no podría soportar otro día más alejado de su pequeño... Mucho menos, viéndolo con otro chico.
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