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21•

El aire se había vuelto pesado y deplorable. Al momento en que Jimin echó a correr escaleras arriba, sin siquiera darle tiempo a su madre de procesar por completo la información, ésta sintió un arrebato de riesgo en su corazón. Un dolor maquinal haciéndola querer retorcerse, y sus propios lagrimales sintiéndose plenamente fríos. Sin siquiera poder estarse quieta por un segundo más, mecánicamente siguió los pasos del rubio. La saliva escaseando de su boca y las palabras de Jeon Jungkook retumbando en su cabeza de una manera catastrófica; ligándose con las suyas propias, llenas de desprecio y temor.

"Me lastimas mucho."

— ¡Jiminie! — Jadeó alto, corriendo hasta entrometerse en la habitación del más pequeño y encontrarlo enrollado entre sus cobijas desordenadas. Un llanto alterable que la sacó velozmente de sus casillas. El ver a Jimin llorando siempre logró fragmentarle el alma en millones de pedazos, y desde luego, aquella vez no sería la excepción. Más aun sabiendo que, evidentemente, era por su genuina culpa.

Acercándose sigilosamente al cuerpo tendido en la cama, la pelimarrón sintió el propio dolor que su adorable hijo estaba experimentando en aquel engorroso y fatídico momento, y sin siquiera detenerse a analizar las consecuencias que sus acciones pudieran traer consigo, abrazó el cuerpo del ojimiel con fuerza. Su respiración caliente exhalándose con minuciosidad, y el corazón empedernido latiendo a un ritmo inalterablemente mortificante.

Todo estaba mal, funestamente mal.

— La f— familia de Kookie es muy buena — entre susurros callados, Jimin logró encontrar su voz. Aquella raspando de forma senil contra su lastimada garganta, la que acaparaba un nudo puntiagudo y calcinante— . Ellos me t— trataron muy bien, y yo n— no estoy feliz... No me s— siento bien porque estoy lleno de vergüenza; estoy t— tratando de creer que nada de esto es c— cierto, pero cada día me doy cuenta de que..., la vida no es tan bonita como me gustaría.

»— Tú h— haces que sea cruel.

Tras aquella confesión, Yoora sintió una apaleada brutal, y enterrando su rostro contra la espalda del rubio, soltó un apaciguado llanto. Uno lleno de dolor y ganas de perdón; aquél que no sabía si estaba completamente dispuesta a pedir.

— No, cariño...

— Yo sólo quiero...quiero ser normal por primera v-vez en mi vida — continuó— . No quiero seguir siendo un tonto que no entiende nada de conversaciones ajenas, q- quiero crecer y tú no me dejas. ¡Quiero que Jungkook pueda sentir el mismo afecto que me dio su familia! Pero l-las cosas no son tan fáciles contigo, mami... ¿P-por qué no quieres que sea feliz?

— No, bebé... Lo único que quiero es que seas feliz. Esa es mi meta de vida, yo...

— Pero yo sólo soy feliz con Kookie... ¿Por qué no puedes entenderlo? — Interrumpiéndola, Jimin se zafó del abrazo en el cual lo mantenía su progenitora, y jadeando con desconsuelo, se volteó para observarla. Ojos rojos contrastando con los suyos propios, y mejillas húmedas haciéndole sentir un revoltijo en su interior. ¿En qué momento todo se había fracturado? ¿Cuándo? Si hace unos meses, él corría feliz al ver como su madre plantaba nuevas flores.

— Jimin, cariño — cogiendo la mano del más pequeño, la mujer cerró los ojos. Todas sus palabras y pensamientos acumulándose en una nube de recuerdos. Líneas descontentas dirigidas hacia la presencia de Jungkook , y temores escondidos haciendo papilla su corazón. Ella no quería ver a su bebé lastimado, pero indirectamente, era quien más lo estaba estropeando— . Jamás quise hacerte daño... Yo sólo intentaba protegerte, cielos. Nunca quise verte de esta manera, bebé, no porque eres mi pequeño niño y sin ti no sería absolutamente nada. Te amo, Jiminie... Yo te amo mucho. Lo siento tanto.

Tomando una respiración profunda, el rubio mordió su labio sin compasión; evitando soltarse en llanto y demostrar lo débil que en realidad él era. Evitando lanzarse sobre los brazos de su madre y repetirle lo mucho que la quería. Ojos fijos en los contrarios, y el nudo en el estómago aumentando en intensidad— . Entonces... Si realmente me amas, s— si lo sientes de verdad, dale una oportunidad a Jungkook . No t-tienes idea de lo... — suspirando, pasó una mano por sus ojos, y sintiendo las emociones ahogadas en su interior, percibió la minúscula sonrisa que insistía en estirar sus labios al recordar a su novio— , él es maravilloso.

Sin poder seguir sosteniéndole la vista al más pequeño, la pelimarrón lo atrajo en un abrazo. Sus lágrimas hundiéndose de una manera atroz, mediante los segundos transcurrían parsimoniosamente. Cuando las perlas mieles se cerraron, al mismo tiempo que los dedos rubios se encajaron en la suave piel de la mujer, el aire pareció aligerarse. Un enorme peso saliéndose de la habitación, y el oxígeno volviéndose limpio y puro. Tanto como lo era Jimin.

— Yo... Haré cualquier cosa que me pidas, si eso te hace feliz, mi amor — y no pudiendo seguir esparciendo su voz, Yoora mordió su lengua ante las palabras dichas. Unas dificultosas y arduas, pero en cierto modo, verdaderas.

Porque, desde luego, su amor por Jimin era equivalente a su temor por perderlo, pero aquella equivalencia no era tan importante como para seguirlo dañando de aquella despiadada manera.

(...)

— ¡Oh, siento como este lugar se ha iluminado rápidamente! — El grito de Chanyeol logró llamar la atención del rubio saltarían que entraba a la cafetería. Una corona amarilla reluciendo en su brillante cabello, haciendo juego con la increíble sonrisa que mostró los impecables dientes.

— ¡Chanyeol! — Jimin se retorció, correteando hasta llegar a un lado del pelirrojo, quien descansaba en la barra con una dona achocolatada en su mano— . Eres muy tierno.

— No tanto como tú — señaló, una sonrisa de hoyuelos cuando el más pequeño se dejó caer a su lado. Sus piernas balanceándose en el banco giratorio, y las cuidadas manos juntándose prontamente. Mejillas rojas y pestañas risueñas— . Me parece curioso el hecho de que Jungkook haya sobrevivido a ti durante todo este tiempo, ¡es que mírate!

— ¿Hay algo mal conmigo? — De inmediato cuestionó, su voz saliendo genuinamente temblorosa ante los ojos verdes que lo observaban. Chanyeol soltó una pequeña risa, y pretendiendo revolver los cabellos rubios, negó con gracia.

— Por supuesto que no, chico floreado... Dudo que pueda siquiera existir la posibilidad.

Y tras aquel nuevo comentario, Park mordió el dulce que sujetaban sus dedos. Un gesto de delicioso placer surcando su rostro de manera incontenible. Justo como el que absorbió al rubio cuando echó un vistazo a todo su alrededor.

— ¿En dónde está Kookie? — Susurró Park, casi con temor de ser escuchado por el pelinegro. El más alto lo miró condescendiente, haciendo un ademán con su cabeza hacia la oficina de Jeon.

— Reunión de negocios. Ya sabes.

— Oh...

Los ojos mieles de inmediato se posaron sobre la puerta que conducía hacia el espacio privado de su novio. Aquella oficina en donde recibió las preciosas margaritas que Jungkook le había obsequiado antes de llevarlo a su primera cita.

Suspiró ante el pensamiento, y mordiendo el interior de su labio, casi sintió nostalgia.

»— Kookie está ocupado últimamente. — Dejó saber, un tono lleno de innegable tristeza. El pelirrojo de inmediato lo observó interesado, y echando un vistazo a los empleados de Jeon trabajar amistosamente, apretó los labios.

— Lo sé, pero mira el lado bueno — murmuró, intentando animar al más pequeño con un codazo sutil. Jimin sonrió— . Jungkook y tú podrán comprar una inmensa casa en la playa. Él me dijo que te gusta mucho, ¿es eso cierto?

— ¡Sí! — Jadeó. Ojos brillantes mientras su cabeza creaba imágenes realistas del futuro. Y su futuro sólo estaba compuesto por una esencial persona— . ¿Crees que Kookie quiera vivir conmigo en una casa de la playa, Chanyeol?

— Oh, cariño, no lo creo — haciendo un gesto de indiferencia, él guiñó un ojo en dirección al más pequeño— . Estoy seguro de ello.

Y no perdiéndose la extendida sonrisa que iluminó el rostro de porcelana, Chanyeol soltó una pequeña risa, creyendo que realmente aquella relación era endemoniadamente linda.

Cuando la puerta a distancia se abrió, Jimin no evitó desviar su mirada al lugar como si de un rayo se tratase, observando de manera increíble y ansiosa al hombre que salía de ella, una sonrisa en su dirección y las emociones estuvieron por completo desbordadas.

— ¡Jimin! — Jungguk saludó, un gesto amable mientras caminaba hacia la barra. El rubio no tardó en saltar el banco para saludar al padre de Jungkook , y no pudiendo contenerse a sus muestras de afecto, se fundió en un abrazo cariñoso— . Es bueno verte, hijo.

— ¡Me alegra mucho que haya venido a Busán! — Ahogó, ojos contentos mientras parecía rebuscar a los costados del hombre— . ¿Y Nara? ¿Niah, Hwasa?

— Ellas están muy bien, créeme que no dudarán ni un segundo en venir a visitarlos — dejó saber, sonriente y con una mano en el hombro delgado del rubio. Las mejillas del rubio de inmediato se calentaron, y echando un vistazo avergonzado hacia Chanyeol, dejó escapar una sonrisilla encantadora— . Y bueno, le prometí a mi hijo que estaría pronto por aquí, ¿lo recuerdas?

— Sí — murmuró, admirando como de la oficina salía la despampanante pelirroja seguida por Jungkook . Su corazón latió de manera errática ante la presencia del pelinegro— . Harán algo grande, estoy muy feliz por Kookie y todo lo que ha logrado.

— Yo también — sonrió, un guiño en su dirección y Jeon estuvo frente a ellos. Una sonrisa enamorada hacia el rubio antes de poder tenerlo apretando su cuello en un reconfortante abrazo.

— Mi precioso dulce — Jungkook casi jadeó, sus manos acariciando la espalda de Jimin mientras éste cerraba sus ojos; plenamente lleno de regocijo— . ¿Cómo estás, bebé?

— Muy bien — susurró, una voz minúscula y avergonzada. Justo aquella que Jeon Jungkook adoraba tanto. Tomando distancia entre ellos, el pelinegro acarició el mentón del ojimiel antes de besarlo castamente, y sonriendo tonto, sintió su órgano interno latir con ímpetu— . Pero ahora que te veo um me siento mucho mejor.

— Demasiado empalagoso para mí. Mark, por favor, quiero un café negro. ¡Y ni se te ocurra ponerle azúcar! — Chanyeol habló, un gesto divertido en su cara que hizo reír al más pequeño. Cuando los ojos marrones estuvieron fijos en la pareja ante él, y Jungguk compartió la diversión del momento, soltó una risa elaborada— . Son terribles.

— Terriblemente perfectos, ya lo sé — el ojiavellana habló, besando la sien de Jimin antes de separarse de él y soltar un suspiro. Lisa volviendo a entrar en la oficina, luego de haber terminado la llamada telefónica que segundos atrás estaba realizando.

— ¿Hora de volver al trabajo? — El hombre mayor cuestionó a su hijo, quien haciendo una mueca de frustración, pasó una mano por su rostro. Jungguk se retiró, y cuando las manos de Jimin cogieron las contrarias en un agraciado toque, los ojos de Jeon se posaron en la cara apaciguada de su pequeño y bonito novio.

— Está bien, Kookie — dejó saber. Ojos fijos admirándose en los contrarios— . Yo debo ir a casa a ayudar a mami con el jardín.

— Prometo compensarte esta falta, cariño — Jungkook pareció roto, y besando la frente del rubio apasionadamente, exhaló con fuerza el aire retenido— . Te amo.

— Te amo más, Kookie — y picoteando los labios del más alto, Jimin sonrió antes de alejarse y detenerse a mirar a Park por unos segundos. Vista fija en ellos; sonrió— . Hasta pronto, Chanyeol... Y recuerda echarle un poquito de azúcar a tu café.

Sin lugar a dudas, el trabajo de Jungkook estaba consumiéndolo como en su principio temió, y cuando observó el delgado cuerpecito de Jimin abandonar el establecimiento, como lo estuvo haciendo por dos semanas completas, él no evitó sentirse insuperablemente culpable.

Después de todo, ¿BaekHyun podría tener razón?

¿Él lo estaba realmente dejando de lado?

— ¡Mami, estoy en casa! — El ojimiel resonó su voz cantarina tras cerrar la puerta. Esperó realmente encontrar a la mujer tumbada en el jardín con nuevas y bonitas flores en manos, pero no lo hizo. A su vez, un exquisito aroma a pastel inundó sus fosas nasales, y corriendo hacia la cocina, intentó no saltar de felicidad.

— Llegas pronto, bebé — sonrió la pelimarrón, cortando trocitos de fruta en una tabla. Jimin se acercó a ella, robando ágilmente una de las fresas en el recipiente. La mujer pareció observarlo con reproche fingido; aquél al que estaba plenamente acostumbrado— . ¿Cómo está Jungkook ?

— Bien, um... Realmente está ocupado — murmuró, sus ojos bajando hacia las manos entrelazadas entre sí.

— Oh, bueno, cariño — sonriendo en dirección a su hijo, ella encogió los hombros— . Es un hombre trabajador, pero tiene tiempo para ti y eso es lo que realmente importa. ¿No es así?

— Supongo — sonrió, contento— . Su papi está acá, ¡estoy muy emocionado por lo que harán! Sé que— uh, será fabuloso. ¡Mami, tienes que ver su restaurante en Yeju! ¡Es increíble!

— Ya creo que sí, Jiminie.

Caminando hacia una silla del mesón, el rubio se sentó observando todos y cada uno de los movimientos que hacía su madre sobre la cocina; al mismo tiempo, embriagándose con el delicioso olor que armonizaba el ambiente, y justo cuando comenzó a perderse en sus pensamientos, la melodía de su móvil lo desconcertó. Una llamada.

— ¡Jin! — Emocionado, él saludó como si su amigo pudiera ser capaz de verlo, y sonriendo agigantadamente, repiqueteó sus dedos sobre la madera del mesón.

— Hola, chico de las flores — bromeó, una pequeña risa— . ¿Cómo estás, cariño?

— ¡Muy bien!

— Eso me alegra mucho — dejó saber, animado— . ¿Estás ocupado hoy?

— Uh— ¿no? Digo — riéndose, él puso los ojos en blanco de manera divertida— . Quería pasar la tarde con Kookie, pero él está trabajando así que no..., creo que no estoy ocupado.

— ¡Y esa es una excelente noticia! ¿Quieres ir hoy con BaekHyun y conmigo a una fiesta? Es de ese chico, Bogum.

— ¿Bogum? — Confundido, Jimin mordió el interior de su mejilla. En el tiempo de amistad que llevaba con Jin y BaekHyun, él había estado evitando aquel tipo de propuestas por parte de ambos chicos, pero desde luego, era inesperadamente difícil.

— Te caerá muy bien — aseguró.

— No lo sé — susurrando, Jimin echó un vistazo a su madre. Ésta lo observó de manera cómica, y mudamente, ella otorgó el permiso a lo que fuera que estuviera planeando, aunque de por sí no estuviera completamente segura de lo que su hijo hablaba por teléfono— . Sabes que no..., yo no me siento muy bien con...

— Estarás con nosotros — interrumpiéndolo, insistió— . Vamos Jiminie, ya pronto comenzaremos el nuevo ciclo. Debes disfrutar tus vacaciones, y jodidos, no me digas que sólo las disfrutas podando flores en el jardín de tu madre. ¡Tienes que divertirte! Chico, no siempre vas a tener dieciocho.

Inseguro, Park echó un vistazo a sus manos. Sabía que era cierto, pero de algún modo, algo en su interior le gritaba que eso no importaba. ¿Divertirse? ¡Sí, realmente él podía divertirse tejiendo coronas de flores! Pero genuinamente, también debía otorgarle un poco de razón a su rubio amigo.

Tomando una respiración profunda, él cerró los ojos antes de sonreír livianamente, y sin siquiera pensárselo demasiado, habló— . Está bien, Jin.. Yo, um, hablaré con Kookie.

Y no pudiendo esperar a que el ojicafe le respondiese, colgó la llamada y admiró la pantalla de su móvil. El contacto de Jeon tentándolo, y su voz perdiéndose fugazmente en el fondo de su garganta.

"Kookieee. Sé que estás ocupado y no quiero molestarte pero... Jin y BaekHyun me han invitado a una fiesta :( no iré si tú no quieres, ¿lo sabes? Te amo mucho :)"

Enviado.

Cuando el teléfono de Jungkook vibró sobre su escritorio, y el nombre de Jimin logró desconectarlo de la importante conversación que se mantenía en la oficina en aquel instante, abrió el mensaje. La sonrisa que había aparecido en sus rosados labios tembló, y apretando el aparato fuerte entre sus dedos, pareció exhalar aire caliente.

Un revoltijo de malas sensaciones acumulándose en su estómago, y los prontos celos trepando de una manera mortecina por su garganta, peleando por explotar. Sin embargo, y aunque sus dedos gritaban por responder un rotundo no, la culpabilidad se adhirió a su piel de un modo mortificante, haciéndole doler el pecho y sentirlo vacío.

Él había estado alejado de Jimin en las últimas dos semanas, tristemente, más de lo que le gustaría.

No podía simplemente privarlo de su libertad. No cuando él no estaba cien por ciento disponible para su pequeño.

Sintiendo un poderoso dolor golpear su cabeza, Jeon cerró los ojos. El corazón rebotando dolorido en su pecho, y el pensamiento de no lastimar nunca a su pequeño haciendo mella en él.

"Claro que puedes ir, dulce. Cuídate mucho. Te amo :)x"

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