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20•

Jimin echó un vistazo sonrojado por sobre su hombro, mientras que su labio inferior se mantenía apretado entre sus blancos dientes. Jungkook estaba a su lado, la mano en alto y una grandiosa sonrisa estirando sus mejillas. Debían abordar el vuelo pronto, y la familia Jeon estaba acompañándolos en los últimos minutos. Tan agradables como el rubio pudo soñar.

— Fue un enorme placer conocerte, Jimin — saludó la ojimarrón, moviendo la mano por los aires— . Espero verte muy seguido por aquí.

— Gracias, señora Hwasa — apenas susurró, demasiado avergonzado. Demasiado feliz.

— Nos vemos pronto, Jungkook — su padre sonrió— . Estaré por Busán en poco tiempo, sabes que quiero involucrarme en tu expansión. Haremos algo grande, hijo.

— Lisa estará feliz con esa noticia — bromeó el pelinegro, guiñando un ojo y lanzando besos amorosos a sus hermanas— . Quiero que nos visiten pronto. Las adoro.

— Adiós, Kookie — la pequeña sorbió por la nariz, apretándose a sí misma en un abrazo. Una nueva coronita confeccionada por Jimin reluciendo en sus cabellos brillantes— . ¡Los quiero mucho!

Jimin sonrió, negando levemente de emoción antes de sentir la mano de Jungkook sobre la suya, guiándolo a su lado y diciéndole mudamente que era hora. Con un último saludo, el rubio les agradeció todo lo que hicieron por él en aquellos fabulosos días, y sintiendo la calidez de Jeon junto a su propio cuerpo, exhaló con vulnerabilidad.

— No será la última vez que los veamos, dulce... Podemos venir cuando quieras — y tras aquella afirmación, el cuerpo de Jimin pareció querer estallar. Estaba increíblemente contento con el resultado de aquel viaje, y desde luego, él no pararía de querer regresar en una agradable visita.

Todo había resultado mejor de lo que en su principio, ambos novios imaginaron. Jimin lograba sorprenderse cada segundo más en cuanto a la familia de Jungkook se refería, y éste, por su parte, no podía soportar el regocijo enorme de la aceptación. El rubio era sumamente perfecto para él, e increíblemente, para sus padres y hermanas también.

Sabía que el estar con Park, había cambiado su vida de una manera íntegramente positiva, y el saber que no sólo él estaba de acuerdo con eso, le hacía querer saltar sobre nubes rosas y espumosas. Todo estaba mejor que bien, y ambos estaban al tanto de ello.

La relación marchaba inevitablemente tierna, sólo como ellos se habían acostumbrado a hacer. Y cada vez que Jungkook percibía la adorable presencia de Park Jimin cerca, dudaba fielmente de que aquello fuera la auténtica realidad. El pequeño era fantástico, y las ganas de que aquel amor perdurase por toda la eternidad, se intensificaban con cada segundo que transcurría en su vida. El rubio no pensaba demasiado diferente, y de manera ineludible, compartía los mismos sentimientos que el mayor. Jimin estaba perdidamente enamorado, y en ocasiones, le era complicado distinguir entre lo real y lo ficticio, aunque como él trató de asegurar antes: Jungkook lo hacía vivir como en un cuento de hadas.

Cuando estuvieron en la casa del pelinegro, Jimin respiró el aire fresco que lo golpeó con sutileza. Había extrañado con locura su ciudad, sin lugar a dudas. Mordiéndose el labio con finura, el ojimiel parpadeó agraciadamente, logrando que sus pestañas rozasen de manera delicada las mejillas enrojecidas, acaparando por completo la hipnotizada visión de Jeon, quien sintiendo el aire abandonar su cuerpo, posó sus manos en las delgadas caderas de Park.

— Eres muy hermoso, Jimin — murmuró, cerrando sus ojos por segundos y deleitándose con el asombroso aroma a flores que siempre acompañaba al menor. Éste sintió el corazón rebotar furioso en el interior de su pecho, y tragando saliva, detalló finamente las facciones que conformaban el atractivo y masculino rostro de Jungkook .

— T— tú — susurró, nervioso. La sonrisa se extendió en los labios regordetes del mayor, los cuales no pudieron desaparecer de la visión contraria. Jimin elevó sus comisuras, pareciéndole increíble el hecho de permanecer al lado de un hombre tan maravilloso— . Eres perfecto. Perfecto para..., mí.

Y acercándose lo suficiente hasta que los labios de ambos estuvieran rozándose, se fundieron en un lago pasional. Donde, una vez más, los corazones latieron juntos, aplaudiéndose en la misma armonía.

— Gracias por venir conmigo a Yeju, — Jungkook continuó, separándose parsimoniosamente de la boca contraria, y admirando los ojos del más pequeño cerrados. Delineó la línea de cabello rubio con sus dedos, y sacando una pequeña sonrisilla a Jimin suspiró lleno de júbilo— . Ahora eres parte de mi familia, dulce.

— Me gusta ser parte de tu familia — respondió, mordiendo el interior de su mejilla y posando sus orbes en los contrarios. Una mezcla de colores demasiado azucarada— . Es como que... ¡Somos una familia muy— muy grande!

Jeon rio con ternura, atrayendo al más pequeño en un pronto abrazo y extasiándose con la innegable dulzura de Jimin. Amaba completamente sus actos inocentes, y es que de manera incontrovertible, aquéllos habían logrado enamorarlo hasta los huesos— . Lo somos, cariño... Ahora vamos, debo llevarte a tu casa.

— Quiero quedarme siempre contigo, Kookie — refutó, apretándose con fuerza al cuerpo más grande. Jungkook mordió su labio, cogiendo las llaves de su auto y el morral del más pequeño, para pronto salir de la casa y caminar con la presencia cándida de Jimin alumbrando sus días.

— Y yo quiero que lo hagas, cielo — aclaró el mayor, desprendiéndose del rubio cuando le abrió la puerta de acompañante. Los ojos sentimentales de Park parecieron querer jugar con él, y cuando se aceró a besar castamente el puchero ingenuo que estaba postrado sobre los labios rosados del ojimiel, sonrió con gracia— . Pero no será bueno seguirme ganando problemas con tu mami. ¿No lo crees?

Y cerrando la puerta de manera agradable, él casi corrió hasta meterse en su puesto. Percibiendo como los ojos preciosos del chico floreado lo admiraban con sensiblería. Una demasiado amorosa como para hacerlo sentir terriblemente feliz.

»— ¿Cómo crees que lo llevó Chanyeol con la cafetería? — Cuestionó Jungkook , luego de unos segundos silenciosos. La sonrisa en el rostro del rubio iluminó la instancia, y cuando pareció saltar en su puesto emocionado, Jeon rio.

— Oh... Seguramente tuvo muchos clientes. ¡Yeolshi es muy buen chico! — No tardó en clamar, una voz saltarina y encandilada— . No podría esperar menos de él— uh.

— Uhm, creo que definitivamente no me agrada eso — Jungkook bromeó, paseando una sonrisa divertida por sus labios. Jimin encogió los hombros, el órgano dentro de su pecho enfureciendo, y las sensaciones recorriendo de manera alocada cada una de sus arterias.

— No pasa nada, Kookie — aclaró el menor, divertido— . Sé que se siente feo, uh... Lo experimento cada que estás con Lisa, pero Yeolshi es mi amigo. Lo quiero mucho.

— Y definitivamente, me has robado a mi mejor amigo — culminó, percibiendo los estragos en el estómago tras las adorables palabras del rubio. Cogiendo la mano de éste, enredó sus dedos juntos, y llevándolas prontamente en alto, besó cálidamente la piel del rubio, logrando que las mejillas del menor se encendiesen de una manera preciosa— . Pero no puedo evitar estar celoso, dulce... Sólo deseo que me quieras a mí.

— Todo mi amor es t— tuyo, Kookie.

Antes de poder llegar a la casa de Jimin, Jungkook se aseguró de aparcar en un establecimiento de comida rápida, con la excusa de que sería un muy buen momento para cenar en familia junto a los padres del rubio. A éste le pareció una idea fenomenal, y saltando sobre el asiento, imaginó en su cabeza el momento clave cuando estuvieran todos sentados, juntos. Adorando a Jungkook tanto como la familia Jeon lo hizo con él.

De regreso en el auto, y escuchando la ligera música que se colaba por los pequeños espacios del vehículo, Jungkook sintió su teléfono vibrar en el interior de su bolsillo, y no previniendo la sonrisa azorada que se postró en sus labios, le entregó el objeto al rubio, quien no dudó en poner el altavoz.

— ¡Yeolshi! — Chilló, ansioso. Jungkook soltó una pequeña risa, al igual que el pelirojo a través de la línea, y acomodándose mejor en el puesto, los ojos mieles parecieron perderse en la carretera— . Justo hablábamos de ti hace un rato.

— Realmente estaba preparado para tú me respondieses el teléfono, chico floreado — soltó un divertido Chanyeol, sacando una pequeña risilla avergonzada del cuerpo de Jimin— . Dime, ¿cómo estás?

— ¡Excelente! — Exclamó, contento.

— Eso es muy bueno, verdaderamente me alegra que lo estés. Pero vamos, siempre estás excelente, ¡me gusta tu ánimo, eh!

— No podría no estar excelente con Kookie de mi lado — dejó saber, un pequeño vistazo al mayor, y éste pareció sonrojarse— . ¿Cómo te fue con la cafetería? ¡Le dije a Kookie que de seguro tuviste muchos clientes!

— Los tuve, — rio, pareciendo entretenido. Y es que nunca podrías aburrirte en una conversación con Jimin— . De hecho, tuve algunos muy habituales. No tienes ni idea.

— ¿Ah, sí? — Jungkook dijo esta vez, conocía muy bien ese tonito, y sonriendo de manera sugerente, subió las cejas divertidamente. Jimin no se perdió del gesto, riendo en su puesto— . ¿Quiénes fueron esos clientes habituales?

— ¡BaekHyun! — Jimin se adelantó, emocionado. La pronta carcajada de Chanyeol lo hizo extender su sonrisa, y abriendo sus ojos sorprendidos, no tardó en observar a Jungkook — . ¡Oh, cielos!

— Fue agradable tenerlo por aquí. No es tan tonto como Jungkook pudo hacerlo notar — dijo, sin pensarlo. Jeon de inmediato rodó los ojos, y asegurándose de que Jimin no había puesto especial reparo en aquel comentario, suspiró.

— Quizá es porque tú eres demasiado tonto como para notarlo.

— ¡Kookie! No le digas tonto — pidió el rubio, admirando como se aproximaban a su casa, y tragando saliva de la anticipación— . Pero me tendrás que contar. ¡A BaekHyun le pareces muy guapo!

— Oh...

— Sorprendente, ¿no lo crees, Yeolshi? — Jungkook rio, apagando el vehículo cuando la línea pareció quedar en silencio. Supuso, su mejor amigo sufriendo un infarto— . Pero de todos modos, si fue tu cliente habitual, seguro que eso ya lo sabías.

»— Tenemos una cena pendiente — continuó, sonriendo y echando un vistazo emocionado a Jimin quien parecía compartir agradablemente el sentimiento— . Quizá lo mejor sea que comiences a distraer a Byun..., uhm, si recuerdas lo que hablamos aquella noche.

— Basta — y con aquella última palabra, Jungkook no tardó en reír, poniendo los ojos en blanco antes de observar el rostro confundido del rubio. Por supuesto, él no había comprendido aquello último, y Jesús, Jeon definitivamente quería que jamás lo hiciera.

— ¿Qué hablaron "aquella noche", Kookie? — Cuestionó, un tono bajito cuando el mayor colgó la llamada y salió del auto. Los ojos curiosos del rubio escrutando el cuerpo del mayor, y Jungkook acercándose a su lado, pasando su mano desocupada por los hombros del más pequeño. Sonrió.

— Nada de lo que debas preocuparte, dulce.

Y caminando ambos hacia la entrada de la casa, lograron perderse en las sensaciones que prontamente a sus cuerpos acarrearon.

Tocando el timbre de manera alegre, Jimin plantó un adorable y sonoro beso en la mejilla del mayor. Jungkook asintió, pero cuando quiso devolver la muestra de afecto, la puerta fue abierta, y el rostro de Yoora apareció en el emplazamiento.

— ¡Mami!

— Oh, Jimin — casi jadeó, cogiendo el cuerpo del rubio y atrayéndolo en un abrazo sobreprotector. Jungkook mordió el interior de su labio, admirando como los ojos de la mujer parecían querer acusarlo— . Prométeme que no volverás a irte tan lejos por tantos días.

— Sólo fue una semana, mami. ¡Y fue estupendo! — Separándose del agarre, él echó un vistazo atrás. Jungkook parecía recientemente incómodo, y es que de manera inesperada, no podía percibirse de otra manera bajo la presencia de Park Yoora— . Kookie ha comprado la cena, ¿papá está en casa?

— No creo que sea lo mejor — declaró la mujer, tragando saliva y cogiendo el brazo de Jimin posicionándolo a su lado. El pelinegro se movió sobre sus pies, echando un vistazo ligero a la madre de su novio.

— Me gustaría contarle lo bien que nos fue en el viaje — Jungkook trató de suavizar, pero aquello no funcionó, realmente.

— Jimin podrá hacerlo, no te preocupes. Siempre me cuenta todo — con voz autoritaria, ella escudriñó a Jungkook con sus ojos. Su rostro pareciendo trémulo, y el mensaje escondido en sus palabras, haciendo retroceder a Jeon. ¿Qué estaba intentando saber?— . Él ahora debe descansar, Jungkook . Gracias por traerlo de vuelta a su hogar.

— Pero mamá — el rubio admiró con ojos grandes todo aquello, percibiendo el ardor corrosivo que se extendía por su interior— . ¡No es justo que hagas estas cosas! Kookie sólo..., él sólo quiere que lo aceptes.

— No pasa nada, dulce — el pelinegro se apresuró, un nudo amarrando su estómago ante los ojos duros de Yoora, trató de sonreír— . No debes preocuparte por esto.

— Te quedarás a cenar — murmuró, estirando su mano. Jungkook encogió el cuello, y antes de que pudieran tocarse, Yoora jaló a Jimin dentro de la casa.

— ¡No! — Gritó, causando impresión en ambos contrarios. Los ojos de Jimin la miraron con ofuscación, y percibiendo el dolor trepar por su garganta, frunció el entrecejo. No quería llorar, pero de manera increíble, le parecía irreal toda aquella actitud obtusa— . Él no puede quedarse a cenar.

— Supongo que entonces te veré mañana, Jimin — intentando luchar contra su propio dolor, Jungkook sonrió, su mano estirando la comida que antes había comprado hacia el más pequeño, quien con desconsuelo la cogió. Las mejillas del ojimiel habían comenzado a mojarse, y aquella imagen sólo logró romperle más el corazón a Jungkook , quien se encontraba patéticamente imposibilitado a hacerlo sentir mejor en aquel momento.

Sin siquiera poder despedirse, y no queriendo que Jeon lo viese en ese estado, Park se perdió en el interior de la casa, sollozos lastimeros saliendo inadvertidamente de su garganta, y los ojos de su padre reacios, apenas siguiendo los pasos del más pequeño.

— No tengo derecho a meterme en el cariño que usted pueda tenerle a Jimin — Jungkook murmuró, llamando la atención de la mujer mayor. Voz lastimada— . Y me parece que usted tampoco debería meterse en el amor que nosotros nos tenemos mutuamente... Debe saber que está intentando alejar a la persona incorrecta. Ambos somos buenos juntos.

Y sin esperar siquiera un comentario por parte de la pelimarrón, Jungkook le dio la espalda, mordiendo su labio y apretando los puños de una manera siniestra. La frustración acarreándolo, y es que a pesar de todo lo bueno que pudiera hacer, nunca podría recibir el reconocimiento esperado.

Juntando la puerta tras su espalda, Yoora suspiró, cerrando los ojos con pesar y sintiendo las emociones revueltas en su estómago. Apenas vio la figura de su hijo con lágrimas en los ojos, jadeó con desespero, e intentando llegar a él, presenció el momento en que el rostro de Jimin pareció escupir dolor a su dirección.

— Me lastimas... Me l— lastimas mucho.

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