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17•

Las pequeñas y reconfortantes vacaciones habían llegado a su fin, y de ese modo, Jungkook debía regresar al insufrible y absorbente trabajo; aunque desde luego, se prometió no dejarse dominar esta vez, porque demonios, él debería disfrutar al máximo el tiempo libre de su pequeño y precioso novio.

Sabía que las cosas no habían cambiado mucho desde el fin de semana en la playa, pero sin embargo, existía una diferencia recalcable. Antes tenía la libertad de besar a Jimin cuando quisiera, pero ahora él realmente podía hacerlo con todas las de la ley, porque efectivamente, ellos se encontraban en una nueva y jugosamente hermosa relación formal.

El pequeño y floreado Park no salía de su sorpresa, y es que a pesar de haberse despertado cada mañana con el temor de que lo que sucedía entre él y Jeon no fuese más que un sueño, el pánico abandonaba su sistema segundos después, cuando admirada los tiernos mensajes que Jungkook dejaba en su móvil con cada amanecer.

Habría estado revoloteando como una pequeña libélula por los alrededores. Un pajarillo feliz que picaba las flores y cantaba contento. Su corazón se agrandaba cada instante más que el nombre de Jungkook surcaba sus pensamientos, y las emociones regocijantes llenaban su cuerpo de forma placentera. ¿Así era como se sentía el amor? Pues, él realmente adoraba su bienestar.

El poder almacenar en sus recuerdos la sensación del cuerpo de Jungkook junto al suyo propio, en un reconfortante abrazo nocturno, lo hacía sonreír de una manera trepidante. Él nunca había dormido con nadie más que no fuesen sus padres, e infiernos, el poder descansar en los fuetes brazos de Jungkook , percibiendo su cálida presencia, lo estaba volviendo completamente loco. Loco de enamoramiento, porque sin lugar a dudas, él lograba caer cada segundo más y más.

Se encontraba plenamente hundido, sin embargo, sin completas ganas de salir.

Revisando su vestimenta una nueva vez en el espejo, Jimin suspiró lleno de emoción. Sentía sus entrañas retorcerse divertidamente, casi al mismo tiempo que su corazón daba una sacudida alegre en el interior de su pecho. Mordió su labio, la corona de margaritas reposando sobre las hebras de su fino cabello, y el pensamiento de que a Jungkook le encantaría su presencia ese día, haciendo mella en su cuerpo. ¡Estaba ansioso por verlo, y Dios, él no podía simplemente seguir esperando por mucho tiempo más!

Corriendo fuera de su habitación, saltó las escaleras hasta encontrarse en el piso de abajo. Yoora le echó una mirada sobre su hombro antes de suspirar y caminar hacia la puerta. Un bolso reposando en su brazo mientras le indicaba con una mirada a su hijo, que estaba completamente lista para marchar. El rubio casi quiso jadear de emoción, y es que le había costado demasiado convencer a su madre para que lo acompañase a la cafetería de Jungkook , de una vez por todas, con la excusa de que sería tiempo de conocerla.

Lo cierto es que Jimin tan sólo buscaba la manera más factible de informarle a su madre sobre la nueva relación que entre ellos dos había comenzado, y las cosquillas torturadoras en su estómago lo hacían sentir terriblemente nervioso. Por supuesto, él confiaba en que su madre había cambiado de parecer de una manera veloz, y que desde luego, para ella sería una noticia maravillosa el saber que su hijo había encontrado a la persona perfecta para ser feliz.

Porque, innegablemente, eran tremendamente correctos juntos.

— Muchas gracias por venir conmigo, mami — canturreó el menor, su brazo enrollado con el contrario mientras caminaban a la par por las aceras atestadas de personas. Busán se había llenado de una manera satisfactoria, y aquello solía suceder siempre en vacaciones. Individuos armoniosos que iban de visita, una maravilla para Jimin— . Sé que Kookie estará tan feliz como yo de que por fin conozcas Sounds&Coffee.

La pelimarrón asintió, mordiendo el interior de su mejilla y estirando una sonrisa poco convencida por sus labios. Ciertamente, la preocupación albergaba su cuerpo de una manera furiosa, y es que las palabras que mencionó Jimin para finalmente convencerla de ir a conocer la cafetería, no fueron más que amenazantes para ella. "Jungkook y yo necesitamos decirte algo muy importante". Aquello, por supuesto, la tenía dando furtivas vueltas a su cabeza, sintiendo un agudo dolor en su estómago y preguntándose qué pasaría para que su adorado niño dijese aquello.

Desde luego, era un tipo de advertencia. Y ella no podía pensar en nada más que el fin de semana que ambos pasaron juntos. ¿Acaso estaba referido a eso? Pues, desde que Jimin pisó su hogar de regreso, tostado de color rojo y con una mirada incomprensiblemente animada, él se miró un poco— mucho más feliz que antes. Evidentemente, y a pesar de todas las preguntas, el rubio no mostró ningún signo de querer revelar algo más allá de lo que él había relatado a sus padres; no al menos hasta que esa mañana, metido en sus pijamas, él se postró frente a la cocina y le pidió a su madre con enormes ojos de cachorro, que lo acompañase a la cafetería de Jeon Jungkook .

»— ¡Es aquí! — Clamó el ojimiel, separándose de su madre y haciéndole una presentación formal de la cafetería. Ella rio por la gracia, y asintiendo en dirección a su hijo, se introdujo al interior, seguida de la delgada y escuálida figura de Jimin— . ¿Es muy lindo, no?

Cuestionó, sus fosas nasales siendo prestigiadas con el asombroso e hipnotizante aroma a café (como tanto le gustaba) y sus manos comenzando a sudar a medida que sus ojos viajaban fugaces por todo el emplazamiento. Se encontró sonriendo de una manera desigual cuando observó a su pelinegro novio detrás de la caja, una mueca divertida en su rostro mientras cobraba a un cliente habitual, y palabras inaudibles a los oídos del rubio, liberándose de sus rosas y regordetes labios.

En ese momento, el menor dio un pequeño salto sobre sus pies, acción que no pasó desapercibida por la mujer a su lado, ni mucho menos por los ojos achocolatados que prontamente se dirigieron a su cuerpo. Jungkook pareció perder interés en las cosas que antes hacía, y golpeando amistosamente el hombro de uno de sus empleados, le indicó que tomase su puesto en la caja.

— Dios, que sorpresa, dulce — Jungkook alcanzó a decir, acercándose a la presencia del rubio y sintiendo prontamente como los delgados bracitos de éste se enredaban cariñosamente alrededor de su cuello. Cerró los ojos con satisfacción, amando el aroma de Jimin y cuando sintió una mirada puntiaguda afilar en él, se vio obligado a posar sus orbes en la mujer frente a ellos, por completo expectante de la función— . Uh...

Sin embargo, y aunque la presencia de Yoora pusiese en sobre— alerta al mayor, él no pudo detener las acciones de su pequeño querubín, quien sin siquiera esperar un segundo más, logró estampar sus labios contra los otros. Un beso casto y calmado, pero por supuesto, que no hizo nada más que sorprender a la preocupada madre del rubio, quien de inmediato sintió la pronta taquicardia arremeter de una manera furibunda contra su corazón.

— ¿Jimin? — Cuestionó, aclarándose la garganta cuando el más pequeño tomó una distancia prudente con el mayor y sintió sus mejillas potentemente calientes— . Yo estoy m— muy confundida. ¿Qué? Tú— él...

La sonrisa blanca de Park resplandeció casi enseguida, y el rostro de Jungkook intentó permanecer sereno; lo cierto es que miles de sensaciones lograron atacarlo prontamente, y tanto como quería reír, deseaba salir corriendo con el pequeño morenito a cuestas. Todo esto, porque él sabía que aquella acción ejecutada por Jimin posiblemente no hubiere sido la más factible para informar a Yoora sobre el pronto noviazgo; aunque sin lugar a dudas, aquello se veía venir.

— Lo que quería decirte— um..., tan importante, es que ¡Kookie es mi novio, mami! ¿Acaso no es una estupenda súper fantástica noticia? — Chilló el pequeño floreado, llamando la atención de más de un comensal en la tienda, y logrando que las mejillas de Jeon se colorearan de un sutil rosado. La mano del mayor apretando vigorosamente la contraria, y ambos corazones latiendo al unísono, como ya se habían acostumbrado anteriormente— . Me lo pidió en la playa y— ¡cielos! Fue increíblemente maravilloso.

La boca de la mujer mayor se abrió con ligereza, la misma que utilizaron sus orbes marrones para seguir cada una de las muecas que hacían los labios de su hijo al hablar. ¿Qué era lo que estaba escuchando? Cuando posó su mirada de una manera fugaz en el rostro del pelinegro, ella se vio siendo impresionada por la rápida respuesta que el hombre se apresuró a darle.

— Oh, señora Yoora — comenzó, su espalda sintiéndose indudablemente sudorosa, y la sonrisa tangible de Jimin haciéndole percibirse con mucha más valentía— . Realmente siento mucho que esto, um, la haya tomado por sorpresa. Quería hacerlo especial por— bueno, Jimin es verdaderamente especial para mí, y cielos, sé que este no es el momento ni el lugar apropiado para aburrirla con mi vómito verbal, pero si no es ahora, no creo que... — Negó, apenas sonriendo ante la mirada expectante que la mujer le dirigía, por completo conmocionada— . Yo voy a cuidarlo con mi vida, tremendamente y— sé que por alguna razón yo no termino de agradarle, pero por favor, pido que me dé una oportunidad. Creo que, modestamente, seré lo mejor que Jiminie pueda tener en su vida porque, demonios, yo realmente quiero mantenerlo a—

El sonido del teléfono de Jeon, cortó de manera radical su parlamento; aquel que tenía los ojos mieles brillosos, y la respiración del rubio completamente agitada. Sin embargo, el pelinegro no pudo evitar observar la pantalla de su móvil, bajo dos atentas miradas que demostraban emociones inequívocamente contrarias, y cuando los ojos avellanados parecieron ampliarse un poco más ante la llamada entrante, él se aclaró la garganta antes de llevar el teléfono a su oído.

»— L— lo siento, disculpen — murmuró, mordiendo el interior de su mejilla cuando Jimin asintió con aprobación; a pesar de ello, Jungkook no se vio capaz de dirigirle una sola mirada a la madre de su pequeño novio— . ¡Lisa! ¿Cómo estás, uh?

Con una señal, Jungkook guiñó un ojo al menor antes de tomar un poco de distancia y darse un poco de merecida privacidad, logrando que los ojos de la mujer siguieran su alta figura de una manera poco convencional. Frunció los labios antes de mirar a su hijo, y éste, encontrándose indebidamente contento.

Ajeno a todo lo que en realidad, la mente de su madre se encontraba formulando.

— Así que tienes novio... — Murmuró, un tono por completo indiferente antes de respirar de manera fuerte— . Debí suponer que esto acabaría sucediendo, cielos, cariño.

— Mami... ¿Acaso Jungkook no es un amor? — Interrogó, una sonrisa estirando sus mejillas mientras suspiros enamorados abandonaban su garganta. Yoora alzó una ceja, y tras unos segundos en silencio, Jimin volvió a murmurar— . Sus palabras son tan, um— acertadas. ¿Realmente creíste que alguna vez, alguien podría quererme tanto como él?

La mujer permaneció en silencio, reacia a responder las tontas cuestiones que su hijo hacía. Por supuesto que no se encontraba demasiado feliz en aquel momento, y cielos, ella no perdería por completo su dignidad refutando los comentarios enamoradizos de su pequeño adolescente. Sería una completa locura hacerlo— . ¿Quién es Lisa, eh?

— Ella..., ella es una inversionista — respondió, sus ojos vagando hasta posarse en la presencia de Jungkook , y las hermosas carcajadas que éste soltaba, haciéndole revolotear el estómago. En su lugar, la mujer de cabello marrón disparó sus cejas con estupor— . Es con quien trabaja Kookie para expandir el negocio, um, es muy hermosa— sí.

— ¿No te parece que luce bastante alegre como para sólo tratarse de su socia? — Y aquella pregunta, tan sólo hizo que los pensamientos del morenito volasen desenfrenados.

Sus ojos posándose atentamente sobre el cuerpo de Jeon, y sus delicadas manos volviéndose puños cuando recordó lo celoso que lograba ponerse cuando aquella mujer estaba cerca de Jungkook . Pero realmente él no debería hacerlo porque Jungkook era su novio, un novio que se había encargado de aclararle lo agradable que era Lisa, y lo muy buena amiga suya que era.

»— Como sea, cariño. Será mejor que regresemos a casa — sonrió, cogiendo el brazo del más pequeño y tratando de llevarlo a su lado, pero cuando Jimin se soltó con un gesto de negación, ella entrecerró los ojos.

— Me quedaré un rato con Jungkook , ya luego él me llevará a la casa — dijo, una voz neutra mientras mordía el interior de su labio. Su madre pareció irremediablemente escandalizada, pero sin poder hacer un espectáculo y llevarse a Jimin como si se tratase de un niño, ella sólo asintió a duras penas, acercándose antes de depositar un beso en la frente del rubio, y echando un último vistazo a Jeon cuando éste cortó la llamada.

— Está bien, bebé. Cuídate.

Y sin siquiera despedirse del mayor, ella salió de la cafetería, tropezando con un alto pelirojo en el camino.

— ¡Yeolshi! — Jimin clamó, saludando al ojicafé de una manera animada, mientras éste parecía contento a medida que sus pasos se prolongaban hasta hallarse frente al rubio y Jungkook , quien de inmediato acercó al más chico en un posesivo abrazo, plasmando un ruidoso beso en su sien. Por supuesto, no dejando de sentir el mal sabor de boca que le había causado la repentina marcha de Yoora.

— Hola, pequeño niño floreado — lo saludó, sonriéndole a su compañero y observando como la mirada de Jeon se volvía interrogante— . Me preguntaba si querrías ir al supermercado conmigo, mi madre viene de visita y ya sabes que no soy muy bueno eligiendo ingredientes para comidas especiales.

— Oh, no tienes idea de lo mucho que me encantaría ir al supermercado contigo, Park — el ojiavellana bufó, sacando una pequeña risilla de la boca de Jimin quien apoyó su cabeza del pecho contrario, amando lo correctos que sus cuerpos se sentían juntos— . Pero me temo que eso no podrá pasar... Lisa estará aquí en diez minutos, debemos hablar sobre muchas cosas. ¿Puedes creer que ya ha conseguido a un diseñador interesado en esta expansión?

— Eso es estupendo — murmuró el rubio, bajando su mirada cuando notó que, una vez más, Lisa estaba obstaculizando sus huidas con Jungkook , suspiró— . ¿Podría ir yo contigo, Yeolshi?

Y sin esperar aquella pregunta ninguno de los tres, el pelirojo disparó sus cejas hacia arriba, observando firmemente el rostro impresionado de su mejor amigo— . Bueno, esa es una grandiosa idea. Por supuesto que me encantaría que el chico más dulce de Busán recorra el supermercado conmigo, ¿te importa que me lleve por unas horas a tu novio, Jeon?

— Uhm — el pelinegro entrecerró un ojo de manera teatrera, volteando el cuerpo de Park y mirándolo a los ojos. En definitiva, una mueca graciosa que Jimin no pudo evitar por mucho tiempo— . Sólo si después prometes traerlo de vuelta conmigo, sano y salvo. Enterito, justo como te lo entrego, y claro, un enorme pastel de chocolate.

— Entendido — aceptó el pelirojo, poniendo los ojos en blanco y riendo hacia su mejor amigo— . Gracias, ustedes dos son unos completos amores.

— Lo sé — dejó saber el pelinegro, mordiendo su labio y entrelazando sus dedos con los contrarios ante él. Jimin le sonrió de lado, sus preocupaciones desvaneciéndose cuando sus mieles ojos se fusionaron en el chocolate que los llamaba, y antes de que Chanyeol pudiera salir por la puerta de la cafetería una vez más, Jungkook atrapó los labios del más bajo, un cariñoso beso azucarado, lleno de hermosos y notables sentimientos— . Te amo, dulce. Prometo adelantar mucho trabajo hoy y tomarme el día mañana... Estaremos juntos, solos tú y yo.

Y desde luego, aquella confesión tan sólo logró que el corazón del morenito chocara rítmicamente contra las paredes internas de su pecho.

(...)

Los pasillos del supermercado se encontraban llenos, sin embargo, Chanyeol y Jimin no habían tenido problema alguno para cancelar todos los artículos que llevaban en las bolsas. Ellos ahora se encontraban en camino al estacionamiento, justo donde Chanyeol había dejado aparcado el vehículo que Jimin por primera vez tuvo el goce de conocer. Era fabuloso, increíble, aunque realmente no tanto como el de Jungkook (y es que todo de Jungkook siempre sería magníficamente mejor para él, claro está).

El rubio había decidido alejar los pensamientos atosigantes de su cabeza, y a su vez, divertirse mucho con los chistes que el mejor amigo de su novio le contaba en reiteradas ocasiones. Chanyeol era verdaderamente adorable, y Jimin estaba agradecido de que él fuera de aquella manera.

Cuando estuvieron guardando las bolsas en el asiento trasero del auto, Jimin escuchó algún montón de voces familiares, realmente cerca de él, y cuando volteó sobre su hombro y admiró el tumulto de jóvenes adultos reunidos a tan sólo unos pasos de él, sus ojos brillaron con exageración. Haciendo una seña ansiosa a Chanyeol, Park saltó sobre sus pasos hasta aproximarse a la pequeña multitud, y cuando las miradas se dirigieron a él, la sonrisa en sus mejillas se ensanchó al grado de ser contagiosa. ¡Y es que no había visto a sus amigos desde que salieron de vacaciones!

— ¡Florecitas! — Saludó un animado BaekHyun, caminando en dirección al menor y cogiéndolo en un cariñoso abrazo; de inmediato, Jimin se unió a la muestra de afecto— . Vaya, ya ni siquiera podemos verte por ahí. Esto es una gran sorpresa.

— Sí, últimamente estás ocupado — recalcó Kim, poniendo los ojos en blanco y escuchando la ligera risilla que soltó el más pequeño. Aunque, desde luego, Jimin no supo a qué específicamente ellos se referían— . Pero como sea, es bueno verte. ¿Qué haces por aquí?

— ¡Estaba de compras! — Respondió, desviando su mirada hacia la pequeña aglomeración que lo observaba. Ojos fijos posados en él, y sus nervios disparándose ante todas las miradas que parecían querer examinarlo— . Yo— sí, um.

Antes de poder apartar su mirada de los ojos verdes, acompañados de un cabello rubio arena, que lo observaban con naturalidad a unos pasos de distancia, él sintió la presencia de Chanyeol a su espalda, y perdiendo por completo la atención en el chico desconocido que parecía escudriñarlo, admiró el rostro del más grande. Orbes esmeraldas fijos en un solo lugar.

— Así que — Byun murmuró, disparando sus cejas hacia arriba cuando notó al chico que se posó detrás de Park; íntegramente sorprendido— . ¿Quién es tu amigo, Jiminie?

— Oh, discúlpame — murmuró Park, sus labios siendo relamidos por su lengua, y la voz completamente enronquecida— . Mi nombre es Park Chanyeol, y es un placer conocerte.

Desde luego, lo era. Y aunque la cabeza infinitamente inocente de Jimin quisiera negarlo, él sabía que de una manera indudable, BaekHyun y Chanyeol habían hecho click.








N/A: Aunque no lo crean estoy leyendo a la par de ustedes. Más bien voy publicando y voy leyendo, entonces he descubierto que odio aun más a la madre de Jimin, he puesto a ese personaje muy jodido de verdad. Por otro lado super encantada de que estamos a punto de ver el Chanbaek o el Baekchan jajajajaj, a ver si uno de sus amigos les da un respiro.

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