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03•

El fin de semana había resultado ser catastrófico para Jungkook , y es que no pudo sacarse de la mente que el rubio hubiera estado con aquellos chicos. Mirándose tan contento como a él le gustaría hacerlo.

Feliz.

Sus celos habían ido en ascenso, y cuando fue la hora de cerrar la cafetería aquel día, Jeon podía sentir como de sus orejas salía disparado un humo caliente, haciéndolo hervir y reprocharse a sí mismo el ser tan cobarde e inmaduro. Porque no había duda alguna, eso era.

Su cabeza estaba vuelta un lío, más enredada que antes, cuando miró por primera vez a aquel precioso niño en Pasadena, y desde luego, aquel par de días en los que estuvo consumiéndose en sus celos, pensó mejor las cosas. Él quería conocerlo, hablarle y estar a su lado, ¿por qué no se permitía hacerlo?

Había tomado una decisión, aunque resultó ser inconcebiblemente complicada. Chanyeol había pasado la mayor parte de aquellas cuarenta y ocho horas a su lado, motivándolo, y realmente había funcionado. Al menos un poco. Chanyeol se sentía feliz por su mejor amigo, porque, desde luego, Jungkook no podía seguir simplemente escondiéndose de aquella patética manera ante el rubiecito.

Jeon hablaría con él, de una vez por todas. Y se encontraba tremendamente nervioso, sin poderlo negar.

Cuando arribó en la cafetería aquella mañana, más tarde de lo normal, se sintió sofocado al darse cuenta de que casi perdía la oportunidad de ver al rubio cruzar ante su mirada. Como todos los días. Pero se sintió mucho más aliviado cuando notó que, realmente, aún no eran las ocho.

Sus ansias a la anticipación lo hicieron ignorar a todos y cada uno de los empleados que irrumpían en la cafetería, o que se pasaban por su lado organizando el lugar para darle apertura en unos cuantos minutos más. Jungkook había tomado asiento en su mesa habitual, sus manos entrelazadas y temblando, con su labio inferior atrapado entre sus dientes. Nunca en su vida se sintió tan patético, salvo, claro, cuando observó al rubio ser feliz junto a aquellos dos chicos, pero Jungkook ni siquiera se había tomado el tiempo de pensar que ellos sólo podrían ser amigos, lo cual era obvio, pero sus formas de tratarlo lograron calcinarlo por dentro.

Los quería lejos de él, porque él sería suyo. Y esperaba que aquella afirmación se volviera cierta pronto. Demasiado pronto.

Cuando la cafetería fue abierta por Mark, uno de sus empleados, él captó toda su atención en el risueño niño que caminaba por la vereda. Su sonrisa contagiosa como siempre, y una preciosa corona de margaritas adornando sus rubios cabellos. Jungkook sintió una pronta presión en el estómago, un nudo conocido amarrándolo con crueldad para seguidamente, desatar todas y cada una de aquellas revoltosas mariposas que volaban en su interior. Sus ojos abriéndose ante la preciosa imagen y su boca dejando escapar el aire retenido. Aquel día lucía excepcionalmente precioso, y las piernas del pelinegro desearon salir corriendo a su encuentro; realmente estuvo a punto de hacerlo.

Cuando los rayos del sol impactaron contra aquel rostro angelical y pulido, él estiró una sonrisa temblorosa por sus labios, y es que, por Dios, estaba ridículamente enamorado de un chico que ni siquiera conocía. ¿Podría existir algo más patético que aquello? Jungkook no estaba seguro, pero al momento en que la cabeza del rubio se ladeó y echó un rápido vistazo en su dirección, sintió que su corazón se detuvo.

Las ansias de llegar a su lado incrementándose y su nerviosismo reapareciendo. Desde luego, su cuerpo quedándose inerte y sin movimiento, como siempre sucedía, y su cabeza trabajando a toda máquina. ¿Él lo estaba mirando? La sonrisa en el rostro del rubio permaneció intacta, y en escasos segundos, él volvió a tener su mirada hacia al frente. Al igual que su paso, el que pronto lo hizo desaparecer de la vista de Jeon .

Justo en aquel momento, Jungkook se sintió como un fracasado. Nuevamente.

Sintió la repentina decepción invadiendo cada arteria de su cuerpo, y el pronto enojo consigo mismo haciendo mella en él. Apoyó su cabeza en sus manos, devastado, y gritándose internamente el ser tan estúpido. Por supuesto, si seguía actuando de aquella patética manera, jamás conseguiría siquiera entablar una conversación con el chico. De ese modo, y evitando sentirse tan miserable una vez más, él se prometió que cuando el rubio estuviese de regreso; realmente lo haría.

Cuando estuviera de regreso, él lo buscaría.

(...)

— ¡Hey! ¡Jiminie! — Bramó Jin, agitando su mano por la altura y dándole una seña a BaekHyun para que fueran en busca de su floreado amigo. El rubio de inmediato se emocionó, corriendo hacia su encuentro como si se tratase de un pequeño niño, y cuando estuvo con ellos no dudó saludarlos a ambos con un amigable abrazo— . ¿Cómo te va, amigo?

— Muy bien — respondió encantador y cogiendo las correas de su mochila, sonriendo enormemente. BaekHyun le devolvió el gesto, por completo enternecido— . ¿Y ustedes? Quise hablarles el fin de semana, pero tenía mucha tarea.

— Oh, no te preocupes, — dejó saber el pelimarrón, moviendo su mano con despreocupación y pasando su brazo por sobre los hombros del rubio, para pronto comenzar a caminar detrás de los pasos del otro adelantado— . Nosotros estuvimos bien.

— Eso me alegra mucho, BaekHyun — dijo, sonriente y mordiendo el interior de su mejilla. El ojiavellana le echó un vistazo por encima de su hombro y le sonrió, esperándolo hasta que se pusiese a su lado.

— ¿Irás hoy con nosotros, cariño? — Cuestionó éste, mirando con gesto interrogativo al rubio. El aludido lo observó con confusión, frunciendo el ceño de manera cómica para los dos espectadores— . Es el cumpleaños de Hobi y sí, sabemos que apenas es lunes pero, ¿quién nos impide celebrarlo en grande?

— Oh, Hobi — murmuró Jimin , sonriendo de nueva cuenta y encogiéndose de hombros cuando se aproximaron a un muro, donde los tres se sentaron a la par— . No lo sé..., saben que no me gustan mucho ese tipo de lugares. Fiestas alocadas y..., en realidad jamás he asistido a una. No me gustaría lucir por completo desubicado.

— Estarás con nosotros, florecitas — lo empujó BaekHyun, una voz graciosa y haciendo reír al ojimiel. Jimin lo pensó, mordiendo su labio con nerviosismo.

Hobi era amigo de los chicos, y era por completo agradable. Desde luego, Jimin no pasaba mucho tiempo con él, pero sabía que era un buen chico; de igual manera, no estaba completamente seguro de pertenecer a su completo grupo de amigos, ya que algunos de éstos eran por completo burlones y en algunas ocasiones, se habían reído de las personas en su cara. Park no quería que eso le ocurriese a él, y prefería evitar aquel tipo de cuestiones. Igualmente, él sabía que aquella banda de chicos era por completo arriesgada y libertina, al igual que Jin y BaekHyun lo eran, pero de una manera más profesional. Él no estaba acostumbrado a aquel tipo de personas, y tampoco sabría cómo actuar para encajar en un grupo de ellos.

— No creo que sea buena idea, chicos — dejó salir, juntando sus manos y mirando hacia ellas, evitando sentirse realmente tonto. De alguna manera, él agradecía el que sus amigos fuesen comprensivos, pero sabía que aquella vez no los convencería tan fácilmente. De modo que decidió alargar su argumento— . No me siento cómodo con los amigos de Hobi, y prefiero mantenerme aislado de ellos, pero si quieren, y si Hobi no tiene nada que hacer..., podría invitarle un helado cuando salgamos de clase. Traje un poco de dinero, creo que puedo hacerle un regalo.

Definitivamente, ni BaekHyun ni Jin podían negarse ante tal magnitud de ternura. Porque desde que conocieron a Jimin , se les había hecho prácticamente imposible.

En menos de veinte segundos, ambos chicos mayores estuvieron asintiendo ante la propuesta del menor, y regalándoles sonrisas enternecidas, se dispusieron a enviarle un texto a Hobi, pidiéndole que llegara pronto a ése lugar para que así, el rubio pudiera felicitarlo e invitarle un helado para cuando salieran en la tarde.

Y cuando Jimin pudo tener a Hobi envuelto en un abrazo de feliz cumpleaños, se sintió increíblemente mejor.

Jungkook pasó la mañana entera caminando en círculos, poco dispuesto a atender aquel día a sus clientes y sentado en una mesa, ingeniándose un buen plan para hablar con el rubio cuando fuese la hora indicada. Las ansias comenzaban a carcomerlo, y se sentía patéticamente emocionado por el hecho. Por fin, y después de dos meses, él se atrevería a postrarse en su frente.

Esperaba que aquello saliera bien. Cuando Chanyeol arribó en la cafetería, Jungkook no dudó en correr hacia él y jalarlo a su lado, invadiéndolo con prontas palabras llenas de alegría que hicieron reír al pelirojo. Definitivamente, aquello era lo que faltaba en la vida del pelinegro, y Chanyeol estaba completamente seguro de ello; de modo que apoyaría a su mejor amigo en todas las cuestiones que le fueran necesarias. Jungkook solía ser torpe cuando estaba nervioso, y esperaba realmente que no lo fuera demasiado con aquel chiquillo.

Cuando se fue acercando la hora pico, Jeon comenzó a percibir corrientes eléctricas jugando por todo su cuerpo; correteando y haciéndole cosquillas. Sentado en una silla de la barra junto a su pelirojo amigo, distraído en un infantil juego de su teléfono, Jungkook observaba del gran reloj al vitral, y viceversa. Esperando no perderse de la caminata que acompañaba al rubio diariamente, ni tampoco, de la hora que era en ese preciso momento.

El sonido del teléfono de Jungkook lo distrajo de su osadía, y admirando el nombre del contacto en la pantalla alumbrada, él miró rápidamente a Chanyeol antes de llevarse el móvil al oído. Realmente esperaba que no ocurriera nada inoportuno, pero en ocasiones, él no solía tener tanta suerte.

— ¿Lisa? — Intentó sonar calmado, y golpeando la pierna de Chanyeol, éste hizo una mueca sorprendido— . ¡Que dicha recibir tu llamada! ¿Cómo has estado?

— Muy bien, Jungkook . Gracias — respondió, encantadora— . Me preguntaba si este día podríamos vernos. Me gustaría hablarte sobre algunas cosas importantes.

— ¿Este día? — Murmuró, frunciendo los labios al posar su vista en el gran vitral. Chanyeol asintió con su cabeza, y Jeon se vio rápidamente sumergido en una terrible confusión.

— ¿Estás ahí?

— ¿Qué le digo? — Apartando rápido el móvil de su oreja, Jungkook le susurró a Chanyeol. El ojimarrón de inmediato se notó desesperado, y tras unos segundos, volvió a asentir.

— Que sí, idiota. Dile que sí — lo empujó, llevando una vez más el teléfono a su oreja. Jeon tragó saliva, no por completo seguro de que aquella fuera una buena idea. O por lo menos, no ese día.

— Lo siento, Lisa. Chanyeol estaba diciéndome algo — dijo, cerrando un ojo ante el repentino silencio en la otra línea, pero cuando escuchó la divertida risa de la mujer, él se relajó.

— Oh, ese Chanyeol. Mándale saludos — dijo, apaciguando su risa— . Bien, ¿si puedes este día? ¿A las cuatro treinta?

— Yo..., eh — inseguro, admiró los ojos de cachorro que poseía su mejor amigo, y maldiciendo por dentro, suspiró— . Claro, sí que puedo. ¿Dónde te encuentro?

— ¿Podrías llegar a mi oficina?

— Sí, claro — murmuró, repentinamente desganado— . Allí estaré, Lisa. Gracias por llamar.

— No es nada, cielo. Nos vemos.

Y tras aquellas últimas palabras, la mujer colgó.

Y tras aquellas últimas palabras, la mujer colgó.

Jungkook admiró el gesto de felicidad que poseía el pelirojo, pero él mismo se sintió decepcionado de que su plan fuese frustrado de aquella manera, una vez más. ¿Aquello significaba que no podría hablar con el rubio? Bueno, desde luego que podría, pero no como él deseaba. Y es que, aunque sonase patético, Jungkook esperaba poder pasar el resto del día al lado del niño.

— Se supone que deberías estar feliz — comentó el pelirojo, elevando sus cejas de manera graciosa. Jungkook bufó.

— Lo estoy pero..., realmente hubiera preferido que Lisa me citara en otro momento, no cuando estoy por romper mi racha de fracasado. — Aquel comentario logró sacar una carcajada del más alto, y rodando en el banco giratorio, echó un vistazo a la hora, para prontamente mirar a Jungkook y luego, al exterior por medio del ventanal.

— ¿No debería haber pasado ya?

— No siempre pasa a la misma hora en punto, Chanyeol — murmuró, evitando darle demasiadas vueltas a la cabeza.

Si tenía suerte, la conversación con el chico se volvería amena, y si tenía mucha más, Lisa le llamaría para cancelar repentinamente la cita, debido a que tenía que atender otros compromisos. Pero sabía que aquello era soñar con exageración.

De igual modo, no evitaba sentirse mal, y su caso de nervios empeoró cuando media hora después, el pequeño chico aún no había pasado. Y por Dios, la preocupación en su interior comenzó a volverlo loco.

— Exageras — soltó Chanyeol, dando un sorbo al café que había ordenado. No se habían movido siquiera un segundo de sus lugares, y sabía que su mejor amigo tan sólo estaba demasiado chiflado— . Tú mismo lo has dicho, él nunca pasa a la misma hora.

— Pero nunca tarda más de diez minutos, y ahora está tardando demasiado. ¿Le ocurriría algo? — Cuestionó, cerrando los ojos por un segundo antes de volver a posarlos en su punto fijo. El hombre a su lado bufó, pareciéndole divertidamente patética la situación— . No es gracioso, Chanyeol.

— Sí lo es, porque pareces una madre preocupada. Lleva treinta minutos de retraso, ¿acaso eso es demasiado? Por supuesto que no. Espera un poco más, él no tardará en pasar por allí y hacerte el día feliz, lo sé.

Obviamente, Jungkook hizo caso omiso a las palabras de su mejor amigo, porque a medida que los minutos transcurrían, el pánico comenzaba a florecer en su completa anatomía. Y es que nunca antes había ocurrido algo igual, ¿tenía motivos para preocuparse? ¡Desde luego que sí! Jeon comenzaba a salirse de sus casillas, y cuando su teléfono sonó con un nuevo mensaje de Lucia diciéndole que estaba lista, el aire comenzó a faltarle.

Él no podía simplemente abandonar aquel lugar sin haber visto al pequeño; sin haber garantizado que realmente estaba bien. Chanyeol lo miró inexpresivo, pero muy en el fondo, sabía que el pelirojo comenzaba a compartir su preocupación. Eran las cuatro y el rubio floreado no daba ni una pizca de presencia. Definitivamente, Jungkook no la estaba pasando bien.

¿Y cómo la estaría pasando el rubio? Jeon esperaba que no estuviera realmente en peligro, o alguna cosa por el estilo.

Por millonésima vez en su vida, se recordó la mala suerte que cargaba encima. Y es que no podía simplemente evitar pensar aquello, porque el primer día que estaba realmente dispuesto a hablarle, él había decidido perderse.

— Lo único que tengo para decir, es que eres demasiado dramático — suspiró el ojimarrón, evitando sentirse demasiado mal por la actitud prontamente decaída de su mejor amigo. Caminando detrás de la barra y metiéndose en la caja registradora, para hacer el trabajo que Jungkook ignoró el día entero y cuidar de la cafetería mientras Jeon iba a su cita.

¿Acaso la vida podría ser más cruel?

— No lo soy..., me dijiste que esperara un rato más, pero han pasado dos horas y él no ha aparecido. Estoy preocupado porque, aunque no lo creas, él me interesa, Chanyeol.

Chanyeol mordió su labio, decidido a permanecer en silencio al menos hasta que su cerebro procesase alguna rima que no hiriera más los delicados sentimientos de su amigo. Se vio prontamente distraído, pero volvió a fijar la atención en el pelinegro cuando el teléfono de éste sonó una vez más. Un suspiro afligido abandonando la boca del ojiavellana mientras miraba hacia el vitral nuevamente, deseando poder presenciar un maravilloso milagro en aquel justo momento.

— Escucha, él seguro cogió otro camino de regreso a su casa... — Murmuró el pelirojo, acabándosele los argumentos para levantar el ánimo de Jeon ; pero cuando Jungkook lo observó con una mirada llena de burla, él supo que había fallado una vez más— . Bien, como sea. Debes ir con Lisa, yo no me moveré de este lugar y si llego a verlo, te llamaré de inmediato, pero no pierdas esa oportunidad por algo como esto, Jungkook .

El pelinegro achicó los ojos en una mueca disgustada; por supuesto que no deseaba perder la oportunidad de hablar con Lisa, pero tampoco quería perderla con el niño de las flores en el cabello. De igual manera, él tuvo que tomar una rápida decisión, y caminando desganado hacia la puerta de la cafetería, le echó un último vistazo agradecido a su amigo.

— Quiero que me llames si llegas a saber algo, por favor — pidió, prensando sus labios para luchar contra la presión en su pecho. Prontamente sintiéndolo dolorido y falto de aire. Tras ver al pelirojo asentir, él salió de la tienda.

Los rayos de luz cálida que aún bañaban la ciudad entera, lo recibieron con gozo cuando al aire chocó contra su rostro. Amaba el clima de Busán , y por supuesto, aquel aroma playero que invadía por completo a la ciudad. Pero sin duda alguna, más amaría poder hablar con el rubiecito.

Le resultaba incomprensible toda aquella situación, haciéndole doler la cabeza y tragar el nudo que se había instalado cruelmente en su garganta.

Admirando su auto aparcado justo al frente de la cafetería, se puso en marcha hasta llegar a él, pero su mente despistada y cuerpo descoordinado, no le hicieron darse cuenta que estaría rodeado de personas. O al menos, demasiado cerca de una. Cuando sintió el doloroso impacto de su cuerpo chocando contra otro, él se permitió reaccionar, y escuchando el jadeo doloroso que dejó salir la otra persona, apretó sus manos con vergüenza.

— Lo siento mucho — dijo de inmediato Jungkook , sin siquiera reparar en la otra persona o verla. Cuando admiró que algo había caído al suelo, velozmente se agachó; siendo rápidamente imitado por la otra presencia.

Cogiendo la corona de flores en sus manos, él tragó saliva. Su corazón comenzando un rápido trote cuando el delicioso aroma de los pétalos se extendió a lo largo de sus fosas nasales, cautivándolo de inmediato, y sintiendo como la saliva se secaba en su boca al comenzar a suponer millones de cuestiones. ¿Sería lo que estaba pensando?

— No te preocupes, fue mi culpa. Venía distraído — aquella voz por completo sutil a los oídos del pelinegro, quien no pudiendo aguantarse mucho más, elevó su mirada hasta posarla en la contraria; levantándose ambos segundo a segundo.

Los ojos del rubio abriéndose con sorpresa, y sus mejillas sonrojándose de la manera más furiosa que hubiera deseado. Su corazón latiendo erráticamente y sus piernas comenzando un ligero tembleque vergonzoso. Cuando admiró aquellos preciosos color chocolate mirarlo como si, realmente, él fuera irreal, extendió una sonrisa por sus mejillas.

Mientras tanto, Jungkook no podía creerlo, y percibiendo como su pecho se hinchaba de alivio mezclado con un enorme amor, él se permitió devolverle la sonrisa. Estirando entre sus manos la delicada corona y sin apartar la mirada de la contraria, se sintió flotar en el aire. Demasiado bueno como para ser cierto.

— Creo que..., esto es tuyo — murmuró Jeon , relamiendo sus labios cuando el pequeño encogió sus hombros. Aquella acción pareciendo más tierna de lo que debería, y sus impulsos ganándole rápidamente.

Reposando la corona sobre el brilloso cabello rubio, Jungkook sintió el corazón en la garganta, y cuando la mano del rubio se posó sobre la coronita, arreglándola encantadoramente, se sintió por completo colmado.

Y tras aquella descuidada afirmación, ambos dejaron salir una encantadora risa; sintiéndose irrevocablemente maravillados.

— Supongo que sí.

Definitivamente, se habían encontrado.

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