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Duerme en paz

A la semana siguiente el pueblo estaba desierto, montones de carros de mudanza habían llevado las cosas de sus habitantes y otros solo se habían llevado consigo algo de ropa y dinero...

Habían hecho hasta lo imposible para salir de aquel pueblo que aunque amaban les causaba tanto daño.

A las dos semanas de la muerte de Elizabeth, los sobrevivientes de Crossville pudieron dormir en paz. Tomaron rumbos diferentes, jamás se volvió a saber el uno del otro, solo los unía una historia... Una cruel y trágica historia.

***

El mismo día que se escuchó el disparo, Elizabeth se levantó del suelo, atravesó los túneles que conectaban la casa, son la pequeña cabaña, aún tenía la marca de la bala que había traspasado su pecho, lo que asusto a Jenn. Pero cuando miro y se aseguró de que ella se encontraba bien, sonrió, le entrego el libro. El enojo que ellos sentían no se comparaba con nada y querían venganza.

Sin embargo, todo termino, el baño de sangre por fin había cesado. Pero nadie, excepto los 3 que enloquecieron, se quedaron en el pueblo. Crossville era un desierto con 3 cadáveres colgados de la rama de un árbol y la risa de Elizabeth junto con la de Jenn en la casa abandonada.

Preguntarás como fue que sobrevivió si la bala atravesó su corazón; pues la chiquilla hizo otro pacto, así de forma consiente y poco realista...

Consistía en llevar 10.000 almas. Esta vez con diferente técnica, pero para hacer eso debía estar viva y aquel demonio no podía esperar tanto para que volviera a nacer... Necesitaba conformar su legión, estaba sediento de poder. Así que la devolvió a la vida con la única condición que en menos de 5 meses (cuando comenzara de nuevo) obtuviera 10.000 almas.

Así que la casa del terror, como la habían llamado, seguiría siendo habitada por un largo rato, hasta que las personas volvieron; después de todo un pueblo no puede estar abandonado por mucho tiempo, ¿cierto?

Entonces la mujer en el piso más alto de la casa dijo a los cadáveres del árbol.

-Nos vemos en 3...-

La incógnita quedó... ¿Tres?

Tal vez... tres ¿días? ¿Años? ¿Meses? ¿Siglos? ¿milenios? ¡tres que!

2.   Elizabeth

Cuando le abres la puerta a los demonios cualquiera puede entrar... Incluso si no los has invitado.

Elizabeth Quirós, una chica "normal" que hace un par de meses obtuvo una revelación.

Le otorgaron el poder de controlar los sueños de los habitantes de crossville, no hacía mucho, pues solo debía de recolectar pertenencias de todos y cada uno en el pueblo. Ponerlos en el techo de la Casa y al pasar tres noches leer aquel libro, sin un orden especifico, ella tenía que adaptar el relato poniendo el nombre de algún habitante de Crossville.

Elizabeth

Debo de admitir que en un principio me asusto, ¡Oh! Pero... Luego solo podía imaginar y me divertía haciéndolos sufrir; la primera vez que tome aquel libro viejo ha empolvado, me di cuenta de que los demonios y espectros si existen.

Son reales, tan reales como yo misma, como los muertos de Crossville y como la maldad que existe dentro de mí, yo disfruto al saberlo, pues estos demonios son parecidos a los perros, vienen cuando los llamas, pero jamás se van con las manos vacías... Ellos no le dan miedo porque yo los puedo controlar.

Te contaré un poco como comenzó todo, como obtuve el libro y cuál fue el "trato" que hice para poder ascender.

Todo comienza un día caluroso; corría con mis amigos Belén y Eduardo (Ellos lo olvidaron, pero en realidad no importa). La noche anterior había pedido conocer a mi padre... Saben tuve una infancia difícil y pensé que si concia a mi progenitor podría cambiar algo, aquella solicitud la hice al aire, no le pedí a alguien específico, pues en mi casa no éramos muy creyentes, aquella petición la escucho otra cosa... Algo no tan "bueno".

Aquel día mientras hablaba con los chicos sentí que me llamaban a los lejos, sentí un temor que me hizo estremecer y sin darme cuenta mis pies se movían en esa dirección, me dirigía la casa abandonada, tenía miedo no por la casa sino por lo que encontraría allí. Mis amigos me seguían, pero estaban distraídos como para no darse cuenta del camino que habíamos tomado.

Me detuve justo frente a la puerta, estaba semiabierta y solo tenía dos opciones.

La primera regresar y seguir como si nada hubiera sucedido... En pocas palabras, huir de mi destino como una cobarde.

La segunda entrar y ser valiente.

Elegí la última opción, para ese punto el miedo y el temor habían desaparecido me recibió una mujer alta y delgada.

-Parece muerta ¿Quién será?- Pensé en cuanto la vi.

-Te han escuchado...- Confesó ella.

-Lo sé.- Respondí con entusiasmo, sin embargo, no comprendía bien a quien se refería.

-¿Tienes miedo?- Interrogó.

-No, ni un poco.-

Aquella mujer se inco ante el ser que apareció de repente y yo la imité dando un vistazo al lugar, este estaba empolvado y algo sucios, había también un escritorio velad y unas rosas negras... Aunque oscuro y empolvado era perfecto.

-¿Te gusta?- Pregunto el ser de patas hendidas y lleno de verrugas.

-Está bien...- Dije asintiendo, intentando no realizar algún movimiento brusco.

-Tu petición ha sido Escuchada, te aremos ascender para que puedas ver a tu padre, solo tendrás que ejecutar unas pequeñas cosas por mí.- Explico aquel demonio.

-Lo que deses.- Respondí haciendo una venía, perdiendo un poco el susto.

-Primero.- Comenzó -Deberás conseguir que los habitantes de Crossville enciendan una vela cada noche y que tengan las pesadillas para que me rindan culto.-

-Segundo, Cada 3 días y solo cada 3 noches. Podrás hacer que tengan los sueños.

-Tercero, no recibirás ninguna Ayuda.

-Cuarto, deberás conseguir un mínimo de 300 almas, de lo contrario no podrás hacer nada y no ascenderás.

-Quinto, no está permitido sacar el libro de esta casa... Ni siquiera a la puerta.

-Sexto, deberás salir de esta casa antes de que amanezca, ya que si sales pueden descubrirte.-

Aquel demonio movía los labios y hablaba, pero yo no entendía ni siquiera una palabra de lo que el decía, puesto que se encontraba tan concentrada mirando aquel libro espectacular que descuide sus reglas y advertencias.

-Séptimo, cada alma que consigas tendrás que ofrecérmela a mí para que sea válida.-

-Octavo, no me reprocharás, no me contradecirás y me obedecerás en todo lo que te diga.-

-Noveno, deberás de cortar un mechón de cabello de cada uno de los habitantes de la villa para unirlo con alguna pertenencia que consigas… Eso sí, debe de ser una cosa personal y muy querida para los humanos.- Aclaro.

-Décimo, las pesadillas solo pueden durar hasta las tres de la mañana.-

Así siguió hablando por casi 30 minutos una sarta de babosadas y reglas incomprensibles que no iba a cumplir, me parecían ridículas, ¿Qué pasa si me quería quedar a dormir en ese sótano? ¿Qué sucedería si este ser tomaba decisiones en las que yo no estaba de acuerdo?... Así que solo cree mis propias reglas, unas menos estrictas y más geniales.

-Me has llamado y yo he atendido a tu llamado, ¿aceptas el trató?- Inquirió.

-Sí, cumpliré con todo señor.-

En eso, salió un destello de luz brillante y de nuevo me encontré en el pueblo donde todo había comenzado.

-Elizabeth... Lizzi... Elizabeth ¿estás bien? ¿Qué te pasa?- Escuche gritar a Belén, mientras me sacudía.

-Estoy perfectamente...- Confirme. -Ya olvídenlo.- Así fue ellos lo olvidaron, entonces supe que el pacto estaría sellando.

Yo le daría 300 almas y el me haría ascender.

Pasaron dos semanas... Fue el tiempo que tarde en conseguir lo que necesitaba los mechones de cabello y los objetos personales, pasaron dos semanas para poder comenzar con mi juego macabro, hice una lista con todos los nombres y los puse en un tazón grande, pues sacar al azar sería más divertido. Después de haber hecho esto empecé.

La primera pesadilla me aterro incluso a mí, aunque se suponía que no causaría tanto miedo. Al ser la primera vez que en el pueblo sucedía algo así, todo crossville se atemorizó, pero no quisieron comprenderlo y pensaron que era "histeria colectiva" causada por la. Película que habían visto.

Las pesadillas continuaban y yo era cada vez más feliz al asustar y ver la desesperación en los rostros de los demás, gozaba cuando se acusaban unos con otros... Cuanto más leía y entre más personas morían, yo disfrutaba y quería que más y más murieran.

Las últimas pesadillas me fascinaban tanto que olvide las reglas, cometí errores que fueron mi fin, se unió Jenn y le pedí ayuda Elizabeth, la madre del cura, me quede en la casa y olvide hacer que todos encendieran la vela... Aunque cometí errores fui más astuta que todos e hice oteo trató uno más fuerte y más beneficioso para mí.

Esta vez desarrollé el gran don que me fue otorgado, un don grandioso, el don de divertirme con el dolor Ajeno, de no sentir empatía por nada ni nadie, el don que me hace fuerte, ese don que supo explotar aquel demonio, ese don que me hace ser quien soy... porque soy maldad, maldad pura y eso me encanta.

Escribo esto mientras veo a los desaparecidos de crossville quedarse sin aire.

Estoy sonriendo, entretanto, ellos sueltan gritos ahogados e insultos. Sin embargo, esos "insultos" son música para mis oídos.

-Nos vemos en el infierno...- Les digo en tono burlesco mientras les prendo fuego a los cadáveres que ya hacían colgados en las ramas de aquel árbol.

Me retiro a descansar en mi ataúd hasta que llegue el día en que todo comience de nuevo, Sonrió ante la imagen mental tan agradable y el recuerdo de "los desaparecidos" Colgando dela rama del árbol.

-Nos vamos en 3... -

¿Pero en 3 qué? ¿En 3 días, 3 meses, 3 años, 3 décadas, 3 qué? No se sabrá cuando el pueblo volvería a ser atormentado o si yo me iba a mover de la villa a la ciudad... Ya el pueblo era un desierto, pero tenía la firme convicción de que un lugar no podrá quedar abandonado por tanto tiempo ¿Cierto?

...***...

Lo anterior fue anexado al expediente psiquiátrico de la paciente Elizabeth Quirós, como prueba irrefutable que la niña padecía enfermedades mentales y era un peligro para la sociedad.

Después de varias noches sin dormir, después de que ella se regocijará cada noche con cada historia que escribía en las paredes, después de que las luces se apagaran y se encendiera una vela en la habitación 539... Después de eso, ella se quedó sin un lugar en donde escribir, pues había llenado cada rincón de su habitación con las historias que aquellas voces le susurraban, se quedó sin un lugar en donde poner más letras y por fin descanso; se enterró el lápiz en el cuello y se desangró allí... En el piso del hospital psiquiátrico Santa Teresa, Elizabeth Quirós, que residía en aquel lugar desde hace 32 meses descanso, dejo de imaginar y dejo que su mente y su alma dejaran el plano mortal para introducirse al más allá. ¿Quién sabe? Quizás ahora ella podría hacer sus fantasías realidad...

...FIN...

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