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Capítulo Doce

La noche reinaba, el sonido de los grillos y el motor del auto eran los ruidos más fuertes en aquel momento además de la presencia del helado viento

— Es Raro... — Mencionó el hombre que iba conduciendo.

—  ¿Qué cosa? — Su hermana lo miró pidiendo una explicación.

— Los cuerpos muertos... — Ambos poseían una funeraria la cual se hizo cargo de los funerales de las chicas de la institución — No puedo descifrar sus pensamientos residuales, pero no puedo sentir que estén del todo muertos

— ¿Huh? ¿A qué te refieres? — La mujer se confundía aún más.

— Están vacíos — Explicó el hombre— Parece que hubieran separado su alma y la hubieran esfumado.

Las luces del auto que eran lo único que iluminaban el camino dieron paso a la imagen de una adolescente que usaba una pijama sucia y más bien parecía un fantasma, con miedo trataron de detener el auto aunque esto hizo que casi chocarán con un árbol.

— ¡Mierda! —El chico puso el freno de mano para que el auto no se moviera, ambos hermanos bajaron del auto para ver de quien se trataba.

— ¿No es ella?... — La mujer miró a su hermano, ambos pensaban lo mismo.

La mirada pérdida, los murmullos inentendibles, la ropa sucia y sus pasos como un zombie explicaba casi todo.

Tomaron a la chica y la subieron al auto, el instituto no quedaba tan lejos, el estado de la chica les preocupaba a ambos.

— Encontramos a una estudiante — Hablo la mujer, las hermanas lo conocían así que los dejaron entrar, tuvieron que llevar cargando a la chica hasta una oficina.

— ¡Llamaré a la directora! La hermana que los había dejado entrar salió corriendo para buscar a la directora, mientras que él chico ponía a la joven en el sofá.

— ¡Llama a la policía también! — Ordenó la directora del lugar.

— ¡Claro! — La monja salió corriendo de la habitación.

—  ¡Jisoo!  — Exclamó con sorpresa la anciana.

— ¿Jisoo? — Murmuraron Jennie y Lisa se habían dado cuenta de lo que estaba sucediendo por el hecho que se quedaron despiertas hasta tarde, habían visto como aquel hombre entraba al lugar cargando a alguien, así que habían salido de la habitación para ver de quien se trataba, entraron a la habitación cuando la religiosa salió del lugar.

— Jisoo, Jisoo —Mencionaban el nombre de la joven para tratar de despertarla, sin embargo esta no hizo ningún movimiento.

— Ella es como los cuerpos muertos, se esfumó — Afirmó el hombre, ambas adolescentes miraron al hombre un poco confundidas, no entendida lo que trataba de decirles.

— No está lejos, hablaré con ella

— Mi hermano es un Chamán — Explicó la mujer mientras se acercaba a su hermano— En otras palabras el puede hablar con él espíritu de un cuerpo

El hombre se acercó a la joven y con una de sus manos tocó el hombro de esta, cerró sus ojos para concentrarse en lo que estaba haciendo, mientras que Jennie y Lisa esperaban a ver que sucedía.

Ayúdame, ayúdame... Ayúdame, ayúdame...

Los ojos de la chica que estaba en el sofá se empezaron a abrir poco a poco, mientras se acostumbraban a la luz de la habitación.

— ¿Jisoo?

Los ojos de esta estaban aún perdidos, sin embargo ahora Jennie y Lisa podían escuchar su voz, aunque está no estuviera moviendo la boca, no le habían dado importancia a esto en aquel preciso momento.

— Jisoo... ¿A dónde planeabas ir?...

A dónde está ella, me está llamando...

— ¿Ella? — El chamán parecía confundido.

Pero no puedo acercarme a ella

— ¿Qué quieres decir?

No lo sé, nadie se puede acercar a ella. Se ve igual que Lisa. Está muerta

Ambas se sorprendieron al ver como los ojos de Jisoo se hacían más grandes y estiraba su mano hacia ellas mientras pedía ayuda.

La hermana del Chamán sostuvo a Jisoo para que no pudiera suceder un accidente.

¡Por favor ayúdame! Liberarme de esta maldición! ¡Por favor ayúdame! ¡Ayúdame!

Jisoo se movía agresivamente tratando de tocar a Jennie, tanto que la hermana del Chamán tuvo que aplicar un poco de fuerza para que esta no pudiese tocarla.

El Chamán quito la mano del hombro de Jisoo, estaban tan confundido como las estudiantes.

Ambas chicas salieron de la habitación dejando solos a Jisoo junto con el Chamán y su hermana, estaban confundidas por aquel suceso, debian pensar en cómo salvar a su amiga, pues verla en ese estado no fue lo mejor para ninguna.

Al notar que las hermanas se acercaban, se escondieron al lado de las escaleras para que no fueran vistas.

— Escuche que encontraron a la señorita Jisoo

— Si madre, pero sigue inconsciente

— ¿Está bien?

— Sí, madre.

Las hermanas bajaron tan rápido las escaleras que ni siquiera notarán las sombras que estaban en la pared.

Ambas corrieron hacia donde estaba Jisoo para tratar de despertarla, como este quedaba cerca de las escaleras las estudiantes podían ver bien que estaba sucediendo

— Es la chica de la foto, la chica que luce igual a mi, ella está muerta —Jennie se sentó al lado de Lisa al escuchar lo que estaba diciendo — Quizás este buscando a alguien con quien estar en el más allá, al igual que las chicas que se suicidaron por amor hace muchos años.

— ¡Pero el lago ya no existe! —La mirada de preocupación de Lisa se junto con la mirada de Jennie, quien había tomado una decisión hace unos segundos.

— Besare la foto — Habló con seguridad Jennie.

— ¿Qué? — El rostro de Lisa palideció al escuchar eso.

—  Estoy segura de que esta esperando en algún lugar, en algún lugar que no es el lago. —Jennie se quedó callada unos segundos mientras que Lisa no podía creer lo que estaba escuchando—  Pará saber dónde está, me voy a auto infringir la maldición.

— ¿¡Qué estas diciendo!?

— Si no la libero, la maldición no va a parar de afectar a las chicas— Las manos de Jennie tomaron las manos de Lisa en forma de protección, ambas se miraron a los ojos con un deseo profundo de que no fuera la última vez.

— Prometeme, que vendrás y me salvarás sin importar que y además, serás la que me libere de la maldición

Un pequeño beso quedó estampado en los labios de Lisa, quien veía con tristeza a Jennie.

Ambas subieron de nuevo a la habitación de Jennie, con cuidado de no ser descubiertas.

Buscaron la foto, ambas se sentaron en la cama. La castaña suspiro levemente mientras acercaba la foto a su rostro, el reloj estaba a punto de dar las 12 de la noche.

Justamente cuando los labios de la castaña se juntaron a la foto, el reloj marcó las 12 de la noche.

Después de aquel beso, Lisa busco en el cajón algo que sabía que la castaña guardaba.

— Si no estamos unidas por algo te perderé, y no podré cumplir mi promesa...

Al rededor de las muñecas se ataron un grueso hilo rojo, lo suficientemente grueso para que no pudiera romperse fácilmente.

Ambas durmieron juntas, tomadas de las manos, ambas con miedo de ser separadas.

La madrugada había llegado, y con ella la maldición empezaba a hacer efecto. Un jalón del hilo hizo que Lisa se despertará, notando que a su lado Jennie no estaba.

Miró que la chica aún estaba en la puerta, caminando como si estuviera hechizada. Rápidamente se levantó de la cama y se puso unas pantuflas que había dejado cerca de la cama.

Mientras Jennie seguía el sonido de la campaña que la estaba llamando, Lisa la seguía con cuidado, salieron de la institución, la puerta estaba abierta por lo de Jisoo y habían olvidado cerrarla.

El reloj marcaba las 4 a.m, ambas caminaban por un sendero del bosque, mientras el frío viento atravesaba su piel y la caminata se hacía larga.

Pasaron más tiempo caminando por el bosque, el sol empezaba a aparecer, sin embargo un fuerte movimiento, como si fuera un terremoto causó que Lisa se asustara.

Se escondió detrás de un árbol que había caído, sin embargo el hilo se había estirado hasta su límite y se había toto, causando así que el camino de las dos chicas se separara.

Elovimiento cesó en un par de segundos, Lisa levantó su mirada para luego levantarse del suelo, miró hacia los lados en busca de la castaña, atrajo el hilo hasta ella pero se dio cuenta que este estaba roto.

—  ¿Jennie? ¿Jennie?

La peli naranja empezó a caminar al rededor del lugar mientras llamaba a la castaña, estaba preocupada de perderla, de no poder salvarla, su corazón latía rápidamente

— ¡Jennie! Jennie...

Los ojos de la chica se empezaron a inundar de lágrimas, aunque pasos detrás de ella le llamaron la atención, pensando que era la castaña volteo sin embargo era solamente el hermano de la hermana religiosa de su institución

Quién la miró asustado, la respiración del hombre empezó a acelerarse y se acercó a la chica con la pala dándole un golpe que la dejó inconsciente.

Lo último que vio Lisa fue un paisaje oscuro.

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