Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 30: Con tus propios pies


Ya no faltaba mucho. En menos de 50 minutos se completaría la fusión y comenzaría el nuevo mundo. Un mundo mejor y más hermoso que sus predecesores.

Al pie de su mesa de estrategias, Embryo observaba sus datos más recientes de los escáneres del pilar. Con ayuda de un bastón, Embryo empujó la figura de un barco pirata hacia la costa de Misurugi donde la flota automatizada se encontraba esperando. Más allá tierra adentro, sus cuatro ángeles negros y un dragón negro aguardaban como la última línea de defensa para el castillo y el tesoro guardado en su interior.

– Ya es hora. – sonrió. – He jugado mi mano. ¿Cómo jugarán ustedes la suya?

...

– ¡La flota enemiga está abriendo fuego! – advirtió Spider. – ¡Torpedos aéreos entrarán en rango en cinco segundos!

– Disparando los crio-torpedos. – confirmó Pamela. Desde la proa inferior del Aurora, seis misiles fueron disparados mientras docenas de bombas eran desplegadas en el agua y volaban hacia ellos. Justo antes que chocaran entre sí, los crio-torpedos detonaron y el mar se congeló, formando una pared de hielo en la cual impactó la lluvia de proyectiles enemigos.

– Parece que Embryo nos ha preparado una pequeña fiesta de bienvenida. – bromeó Jasmine mientras la nave pasaba sin daños a través de los restos esparcidos de la barrera.

– Bueno, entonces no seamos descorteses con nuestro anfitrión. – respondió el Jefe. – ¡Suban a la superficie, y prepárense para disparar!

Por la ventana del puente, la superficie del mar desapareció mientras el Aurora salía por fin.

– Hora de devolverles el favor. Dale con ambos barriles.

– Sí señor. – dijo Ersha. – Activando sistemas de armas. Armamento de proximidad en línea y escaneando en busca de objetivos. Cañón Cero Absoluto cargado al 44%. Desplegando armas ahora.

Por todo el casco de la popa, la plataforma de aterrizaje se abrió para revelar las baterías de misiles de 34 tubos, que soltaron toda su carga para llover sobre la flota. La superficie del mar se prendió en llamas cuando la primera oleada de naves automatizadas se hundió, formando bultos de metal ardiendo y retorcido. En la nariz del Aurora, un panel delantero se abrió dejando salir una torreta de rayos de doble barril.

– Vulture, fuego a discreción. – ordenó el Jefe.

– Ya estoy en ello. – confirmó Vulture. La torreta cambió de posición sobre su montura, y unas lanzas dobles y mortales de color esmeralda salieron disparadas sobre el agua, cada una impactando en una de las torres de comando de la segunda oleada de la flota.

– Nos acercamos a la costa. – anunció el Jefe. – Díganles a todos los pilotos que se preparen para despegar. Vamos a tomar el cielo.

– Ya oyeron al hombre. – ordenó Jasmine. – Cambien a modo vuelo, coloquen la salida del motor a 80% y preparen el Campo Cuántico.

Por el estribor y babor de la popa del Aurora, un par de alas comenzaron a desplegarse desde el casco. Debajo de estas alas, el mar comenzó a arremolinarse y a separarse debajo de la nave, mientras los repulsores antigravedad de la nave comenzaban a luchar contra la gravedad natural del mundo y el Aurora despegaba hacia el cielo. Ya separados del agua, el aire alrededor de ellos comenzó a brillar mientras el Campo Cuántico envolvía a la nave en una burbuja protectora.

...

Embryo frunció el ceño mientras agitaba su bastón y quitaba las figuras de las naves del mapa.

«Irrumpiendo directamente por la puerta delantera,» murmuró. «No eres muy sutil, Alektra.»

Al otro lado de la mesa, Embryo empujó una pila de monedas hacia el barco pirata, cuando los sensores en el Pilar del Amanecer le alertaron de dos nuevas señales al oeste y noreste de la ciudad.

«Exactamente como lo esperaba,» pensó mientras colocaba dos barcos piratas adicionales sobre el tablero. Finalmente, aquella a quien él estaba esperando haría su aparición. Ante la nave insignia de la flota pirata, Embryo colocó otra figurita de un ángel. Pero a diferencia de las que custodiaban el castillo, esta era blanca.

– Creo que ya he observado lo suficiente. – decidió. – Es hora de unirme al juego.

...

– ¡Ange! – llamó el Jefe por los altoparlantes. – Contactos se acercan a las doce en punto. Muévete para interceptarlos. Vulture te dará fuego de cobertura desde la torreta de rayos frontal.

– ¡10-4! Escuadrón Ange... despeguen en cuanto se abran las puertas.

Las puertas de la bahía se abrieron y Villkiss despegó junto con Tusk en el Arquebus de su madre, seguidos de Susano'o, Hilda y Rosalie, y los tres Ryu-shinn-ki. Una vez que tuvieron despejado, Kat y Kamaitachi fueron movidos en las plataformas junto a Mary y Nonna mientras que al frente, el ya oscurecido cielo se tornaba negro mientras un enjambre de los drones con forma de disco de Embryo se alzaba frente a ellos.

– ¡Disparen fuego de supresión! – ordenó Ange.

– ¡Déjanoslo a nosotros! – gritó Rio. Sacando su Buster Rifle, Rio tomó la posición central entre los tres Ryu-shinn-ki mientras los cuatro abrían fuego juntos. Lanzas de energía carmesí llovieron por el cielo aniquilando montones de drones con cada disparo, abriendo un camino entre el enjambre. Algunos de los discos intentaron circundarlos para atacar por detrás, pero el cañón de rayos frontal del Aurora los derribó antes que pudieran acercarse.

– ¡Se acercan por abajo! – les advirtió Tusk. Desde la segunda oleada de naves automatizadas, misiles superficie a aire comenzaron a ser disparados hacia ellos. En respuesta, Hilda, Rosalie y Tusk lanzaron una ráfaga defensiva y el espacio debajo de ellos se iluminó con docenas de explosiones.

– ¡Sigan moviéndose! – ordenó Ange. – ¡Yo me encargaré de las naves!

Lanzándose hacia el mar, Ange concentró su pasión, y la armadura de Villkiss cambió de blanco a rojo. Igual que sucedió en el asalto de Julio en Arzenal, los misiles impactaron sin causar daños contra el escudo de energía de Villkiss mientras Ange desenfundaba su espada y la hoja de energía extendida comenzaba a cortar a través de las naves como si fueran de papel mojado una tras otra.

...

– ¡Muy bien chicas! – dijo Vivian mientras el escuadrón de defensa despegaba. – Ustedes dos vigilen los flancos del Aurora. ¡Déjennos la posición frontal a mí, Kat y Kamaitachi! ¡Y aléjense del armamento de proximidad!

– ¡Sí señora! – confirmaron Mary y Nonna. Al borde del Aurora, seis torretas rotatorias en la cubierta dorsal, y cuatro en la ventral emergieron desde el casco, y abrieron fuego contra las motosierras voladoras que llenaban el cielo a su alrededor. Tomando posiciones sobre la popa de la nave, las novatas derribaban a cualquiera que se les acercara, aunque varios lograron pasar de largo y autodestruirse contra el Campo Cuántico.

Entretanto, los tres veteranos se lanzaban de cabeza contra el enjambre. El boomerang de Vivian volaba por el aire para cortar a cada pyrethroide en su camino mientras a su lado, Kamaitachi y Kat derribaban a pequeños grupos de los enemigos en un tornado de espadas y balas. Aun así, los drones continuaban llegando hasta que en la consola de Vivian, el radar reveló docena de nuevos contactos.

– ¡Aurora! – dijo la voz de un hombre por la radio. – Aquí Slingshot de la milicia de la Network. Continúen hacia el Pilar del Amanecer. Nosotros nos ocuparemos del enjambre.

Explosiones sacudieron el exterior del enjambre, y a través de las brechas resultantes, una flota de Glaives y Arquebus se lanzó hacia los pyrethroides comenzando a destruirlos desde el interior. Más allá, varias filas de Hausers descargaron sus armas en una tormenta de fuego de cañones y pistolas rotatorias. La repentina sorpresa destruyó la formación y provocaron que se dispersaran salvajemente en todas las direcciones.

– ¡De acuerdo! – celebró Vivian. – ¡Ya los tenemos contra las cuerdas!

...

– ¡Jefe! – anunció Olivier. – Acabo de recibir confirmación del Badgiruel. Junto con el Ramius ambos han lanzado sus Para-mails.

– ¡Confirmación de ataque en los Pyrethroides! – agregó Pamela. – Ange y los otros ya han eliminado a las naves enemigas, y ahora se dirigen hacia el Pilar del Amanecer.

– ¡Desplieguen el Cañón Cero Absoluto! – ordenó Jasmine.

Desde debajo de la proa inferior, los motores hidráulicos comenzaron a cobrar vida mientras se abría la parte inferior del casco, revelando el arma definitiva del Aurora. Un cañón de destrucción masiva criogénico, el Cañón Cero Absoluto fue el último gran logro científico de los antiguos humanos. Un cañón masivo de energía punto cero, capaz de congelar en un instante cualquier cosa en el camino del rayo que disparaba, de un solo tiro.

– Redirigiendo poder desde los motores principales ahora. – dijo Emma. – Ersha, asegúrate de fijar bien la mira de objetivo en el Pilar del Amanecer. Sólo podremos realizar un disparo.

– Entendido. – asintió Ersha.

Cruzando sus manos, el Jefe frunció el ceño mientras observaba los datos en la consola del asiento del comandante. La batalla iba bien. Casi demasiado bien. Los pyrethroides estaban siendo mantenidos a raya por los Para-mails casi sin ningún problema. Pero incluso con un Ragna-mail liderando el ataque, no debería ser así de fácil. Tenía que ser algún tipo de distracción. No parecía que los pyrethroides hubieran dejado alguna abertura por la que pudiese pasar una fuerza mayor, así que ¿por dónde vendría el ataque real?

– Hikaru, Spider. – les dijo. – Mantengan un ojo abierto sobre los escáneres. Si algo parece fuera de lugar, alértenme de inmediato. Olivier, contacta al Badgiruel y al Ramius. Díganles que estén pendientes de todas las áreas que los rodean. No sólo en la batalla.

– ¡Sí señor! – replicó la tripulación.

– ¡Jefe! – exclamó Pamela. – Tengo nuevos contactos frente a nosotros. Son los Ragna-mails.

En la pantalla superior, el Pilar del Amanecer se alzaba frente a ellos. Y flotando entre ellos y el pilar, había seis unidades, incluyendo al Hysterica y el Para-mail con cuernos.

«¿Esto es lo que planea?» preguntó el Jefe. «¿Acaso intenta hacernos a nosotros lo mismo que le hizo a los antiguos humanos?»

– ¿Cuánto falta para que el Cañón Cero Absoluto esté cargado? – preguntó.

– 30 segundos más. – respondió Ersha. Justo entonces, el Hysterica ya había desplegado sus Fásers de Discordia y se preparaba para disparar, mientras Ange y Salamandinay tomaban posiciones para lanzar su contraataque.

– ¡Mantengan el curso actual! – ordenó el Jefe. – ¡Todas las manos, prepárense para una onda de choque!

...

Utae Utae

Ima futatsu no negai wa

A través del caos de la batalla, se podía escuchar una voz cantanto. Era una melodía que Rio había escuchado varias veces de Ange, sólo que esta vez era la voz de un hombre.

«Embryo,» pensó al reconocerla.

– ¡Ange, Sala! – les gritó. – ¡Le va a disparar el Aurora!

– ¡Lo tenemos! – gritó Ange. – ¡Tú sólo mantén esas cosas con forma de disco lejos de nosotras!

Posicionándose lado a lado, Villkiss y Enryugo comenzaron a brillar con una luz dorada, mientras Ange y Sala comenzaban su dueto.

Hajimari no hikari...

Kaze ni toban El Ragna...

Formando un anillo protector alrededor de ellas, Rio y los demás abrieron fuego para contener al enjambre. Finalmente, las tres canciones llegaron a su clímax, y los Fásers de Discordia estallaron con su poder. Con Ange y Sala lado a lado, el poder combinado de ambas se encontró de frente con el de Embryo, y los vórtices espirales de espacio tiempo se consumieron uno al otro en un destello más brillante que el sol.

...

La onda de choque resultante sacudió toda la nave mientras a bordo del puente, Ersha y los demás intentaron protegerse los ojos para evitar quedarse ciegos.

– ¡Reporte de estatus! – gritó el Jefe.

– No hay daños. – respondió Pamela. – Campo cuántico bajó en un 12%. Alteración menor en el curso.

– ¡Corrigiendo ahora! – anunció Jasmine girando el timón. – ¿Cuál es el estatus del Cañón Cero Absoluto?

– Carga ahora al 100%. – dijo Emma.

– Entonces no perdamos la oportunidad. – decidió el Jefe. – Díganles a todos los Para-mails que se alejen. Ersha, prepárate para disparar a mi señal.

– Sí señor. – asintió Ersha. Sobre su consola, Ersha alineó la vista de objetivo sobre el pilar, y apretó su mano sobre el gatillo. «Niñas, esta va por ustedes,» pensó.

– ¡Todas las unidades están fuera de rango! – confirmó Olivier.

– ¡Entonces a darle con todo! – gritó el Jefe. – ¡Bajen el escudo y abran fuego!

...

Ni bien acababan Rio y los demás de salirse del rango cuando un destello de la proa inferior del Aurora se extendió formando un masivo rayo de energía congelante. Algo de humedad que el disparo atrapó se condensó en algunas nubes de nieve mientras docenas de pyrethroides quedaron congelados antes de desplomarse en el suelo. El Pilar del Amanecer recibió el disparo de lleno, y quedó encasillado en una capa de hielo. Mientras observaban, grietas comenzaban a formarse sobre la torre congelada, esparciéndose alrededor de la superficie hasta que el peso de su masa finalmente superó su estructura y se fragmentó como un frágil cristal. Abajo, Rio alcanzó a ver un pequeño grupo de ciudadanos de Misurugi amontonados alrededor de la base del pilar, desesperados por encontrar refugio dondequiera que pudieran. Aquellos que habían escapado de ser congelados junto a la torre ahora escapaban aterrorizados de los desechos que llovían sobre ellos.

«No desvíes la mirada,» se dijo a sí mismo. «Les debes al menos asumir la responsabilidad.»

Aunque fuera preferible a permitir que todo el mundo muriera, el conocimiento de que personas indefensas estaban muriendo debido a sus acciones seguía siendo una píldora muy amarga. Desafortunadamente, Embryo y sus lacayos habían logrado evadir el disparo, así que la pelea seguía estando muy lejos de terminar.

– ¡Atención a todos los pilotos! – exclamó Lizardia. – El eje principal ya está abierto. Síganlo hacia abajo directo a la cámara de Aura.

– Entendido. – dijo Ange. – Todos, síganme.

Una vez más, Villkiss comenzó a brillar con energía destructora roja, mientras cambiaba a modo vuelo y comenzaba a atravesar a la oleada final de pyrethroides entre ellos y su objetivo.

...

Desde el hombro de Hysterica, Embryo frunció el ceño al ver la destrucción causada por un solo disparo del cañón de la nave. Por todos los terrenos del Pilar del Amanecer, fragmentos de hielo y escombros estaban esparcidos entre árboles aplastados y tierra picada.

«Me pregunto cuánto hace que tienen eso,» pensó.

– Hey Embryo. – lo llamó Chris de repente. – Aquí vienen.

Embryo levantó la mirada y sonrió. A la cabeza de la formación enemiga, Ange venía directo hacia él. «Sabía que volverías a mí,» pensó. «Después de todo, estás destinada a ser mía, y sólo mía.»

– Señoritas, encárguense de ellos, ¿quieren?

– Sí, maestro. – Cambiando a modo destructor, Irma, Tanya y Chris se lanzaron hacia los Para-mails que se acercaban.

– Dark, Salia, tal como lo planeamos.

– Entendido. – jadeó Dark. Al parecer, la ayuda que le ofreció a Dark comenzaba a pasarle factura. Embryo sólo esperaba que no lo fuese a matar hasta que todo hubiese terminado.

– Salia, esta es tu oportunidad de redimirte. – le recordó. – No la desperdicies.

– No lo haré, maestro. – dijo Salia. – Ange no escapará esta vez.

...

– ¡Aquí vienen! – advirtió Rio.

En cuanto los últimos Pyrethroides cayeron tras la carga de Ange, los cinco Ragna-mails restantes y la unidad de Dark aceleraron para enfrentarse a sus agresores. Y sobre el hombro de la unidad que Hilda reconoció como el Hysterica estaba de pie una figura con un traje verde.

«Así que ese es Embryo,» dedujo. «Ugh, su sonrisa es escalofriante, ¿y qué onda con ese pelo?»

Irma y Tanya fueron las primeras en llegar a ellos, con sus rifles de rayos en mano y listos para disparar.

– ¡Princesa! – exclamó Naga. – ¡Nosotras nos encargamos!

– ¡Vayan y encuentren a Aura! – agregó Kaname.

– Lo haré. Buena suerte a ambas.

Separándose del grupo principal, Naga y Kaname circundaron alrededor de Irma y Tanya, obligando a sus oponentes a ocultarse tras sus escudos de rayos con los cañones montados en sus brazos. Ahora que el camino estaba despejado, el resto del equipo de asalto continuó su carrera hacia el Pilar, cuando un Ragna-mail de cromado verde se alzó frente a ellos.

– ¡Ustedes dos otra vez! – gruñó Chris.

– ¡Chris! – gritó alguien. A estribor de Hilda, Rosalie cargó de frente y persiguió a Chris hacia el suelo.

– ¡Rosalie, espera! – gritó Hilda. Pero fue inútil. Rosalie ya había tomado su alabarda y comenzó a martillear furiosamente el escudo de rayos de la unidad de Chris. – Rio, déjanos a Chris a nosotras. Tú y Tusk quédense con Ange y Sala. Asegúrense de que lleguen al pilar sin importar nada.

– Muy bien. Sólo ten cuidado.

Villkiss y las dos unidades restantes salieron disparadas mientras Hilda se lanzaba en picada hacia la tierra, con el rifle de rayos rociando a Chris con disparos de plasma rojo, mientras el Ragna-mail de cromado verde se lanzaba de vuelta hacia el cielo con Rosalie y Hilda persiguiéndolo.

– ¡No podrán ganar! – los desafió Chris. – ¡Aunque me maten, no permitiré que se interpongan en el camino de Embryo!

«Conque estás lista para morir por él, ¿eh?» pensó Hilda, mientras su Glaive tomaba su alabarda. «Bueno, yo estoy lista para vivir por Rio. Aunque tenga que matarte para hacerlo primero.»

...

En las aguas del río que corría por el borde oeste de la ciudad, el Ramius mantenía un ojo sobre la batalla que tenía lugar en los cielos sobre ellos. Por cómo se veían las cosas, tenían la ventaja. Los Pyrethroides tenían números abrumadores, pero cuando se enfrentaban a lo inesperado, su IA compartida tenía problemas para coordinarse. Entre el asalto frontal del Aurora y la Network flanqueándolos por ambos lados a la vez, los drones no podían adaptarse y estaban siendo derribados en masa. Desde su puesto en el puente, el Almirante, oficial al mando y líder de la milicia tras la muerte de la Mayor en Arzenal, dividía su atención entre la batalla y el progreso de la tormenta espacio-temporal que se aproximaba rápidamente a Misurugi. Según el reloj, les quedaban menos de 40 minutos antes de que se completara la fusión dimensional.

– ¿Cuál es el estatus de Villkiss y el equipo de asalto? – inquirió.

– Señor, Villkiss ha entrado en el espacio aéreo sobre el castillo. Las unidades Tusk y Rio todavía la están escoltando. Hysterica, otro Ragna-mail, y un Para-mail todavía siguen en su camino.

– Esperen. – dijo un tripulante de pronto. – ¿Esa unidad no es...?

– La pesadilla de Zion. – asintió el Almirante. – Por lo que escuché, Rio se enfrentó contra él dos veces.

– ¿Y cuál es el puntaje de Rio?

– 1 de 2. – le respondieron. Lejos de ser ideal, pero era mejor que 0. Por ahora, tendrían que depositar su confianza en la extraña suerte que siempre parecía acompañar a Rio. De repente, las alarmas comenzaron a sonar por el puente. – ¡Reporte!

– ¡Señor! – anunció el radar. – ¡Múltiples objetos aproximándose por el cielo al este! ¡Badgiruel reporta que otra oleada se aproxima por el oeste!

Arriba de ellos, el cielo ya oscurecido se tornaba negro, mientras una segunda oleada de los pyrethroides volaba para reforzar a los suyos, algunos incluso empezando a atacar a los Para-mails, y otros se lanzaban directo hacia el Ramius.

– ¡Es una trampa! – gritó el Almirante.

...

– ¡Jefe! – gritó Olivier. – ¡Estoy recibiendo una señal de auxilio del Ramius y el Badgiruel! ¡Están bajo ataque!

– Enemigo confirmado. – dijo Hikaru. – Es otro enjambre de Pyrethroides.

Así que eso era lo que Embryo tenía bajo su manga.

– Den la vuelta a la nave. – ordenó el Jefe. – Díganle a Vivian y a los otros que formen una barrera defensiva. Tenemos que atraer la atención y alejarla de las otras naves.

– ¿Pero qué pasará con Ange y los demás? – le recordó Spider.

– Ellos pueden cuidarse solos. – anunció Jasmine. – Emma, comienza a recargar el Cañón Cero Absoluto. Ersha, recalíbralo para lanzar fuego disperso. El invierno vendrá temprano este año.

...

Donde apenas momentos antes la milicia de la Network estaba dominando la batalla, ahora estaban siendo empujados contra la pared por el enjambre reforzado. Teniendo que amontonarse en grupos para evitar que los pyrethroides los atacaran por sus puntos ciegos, los combatientes de la Network se encontraron asediados por todos lados, mientras en los ríos debajo de ellos el Ramius y el Badgiruel rociaban el cielo con su artillería de proximidad intentando ayudar a los Para-mails, al tiempo que luchaban por mantener ambas naves a flote.

– ¡Almirante! – dijo un piloto. – ¡Acabamos de perder al Escuadrón Noble! ¡No podemos continuar así!

– ¡Sólo aguanten! – gritó el Almirante. – ¡La ayuda ya viene en camino!

Apenas acababa de decir eso cuando el radar detectó docenas de misiles acercándose, y una sección del enjambre fue destruida, dispersándolos lo suficiente para darles a los Para-mails espacio para liberarse, y la proa del Aurora se abría paso.

– ¡Sigan adelante! – les dijo Kamaitachi mientras su Arquebus comenzaba a cortar uno tras otro a los drones con cada tajo de su espada. Junto a él, el Razor de Kat disparaba su rifle de asalto y subametralladora en un tornado de plomo caliente.

– Ustedes vuelvan y recarguen. – añadió la chica. – Dejen esto en nuestras manos.

– Lo haremos. Gracias, Wildpack.

Con la atención a los pyrethroides desviada, los Para-mails de la Network regresaron a sus naves para reabastecer su armamento, mientras los que todavía tenían algo de poder de fuego proveían algo de cobertura para sus camaradas mientras el Aurora bajaba su Cañón Cero Absoluto para otro disparo.

...

– Poder al 50%. – reportó Emma.

– ¡Eso es suficiente! – dijo el Jefe. – ¡Ersha, lanza fuego disperso!

– Sí señor. – Ersha jaló el gatillo, y un cono de energía punto cero brotó de debajo de la proa. Una vez más, docenas de pyrethroides se congelaron en el aire antes de caer para hacerse pedazos al estrellarse contra el suelo.

– ¡Retráiganlo y prepárense para otro disparo! – ordenó el Jefe justo antes que un impacto repentino sacudiera toda la nave y los sacara de balance. – ¡Reporte de estatus!

– Un grupo de pyrethroides se coló por detrás. – respondió Ersha. – El Cañón Cero Absoluto ha quedado totalmente destruido.

– Nos arreglaremos sin él. – respondió Jasmine. – Sólo vuelvan a levantar ese escudo.

...

Por todo el hangar, las armeras corrían de ida y vuelta tratando de preparar los armamentos de reabastecimiento.

– ¡Preparen esas provisiones! – ordenó Zhao Mei. – ¡Vivian y los otros van a quedarse sin munición muy pronto!

De repente, una explosión desde el casco inferior sacudió toda la nave. Varios contenedores de municiones se cayeron de sus pilas, y enviaron a las armeras a huir por sus vidas. Sin embargo, una pequeña figura perdió el balance y se tropezó, dejándola justo en el camino de una de las cajas que iban cayendo.

– ¡Cynthia! – gritó Rhino. El hombretón corrió para salvarla, pero estaba demasiado lejos. No podría llegar a ella a tiempo. Cynthia gritó aterrada cuando una figura alta en traje de piloto negro la agarró y se la llevó, sacándola de un salto justo antes que la caja las aplastara a ambas.

– ¿Estás bien? – preguntó Jill. Cynthia abrió los ojos, y se quedó mirando con los ojos muy abiertos a quien la había salvado.

– ¿Comandante? – Zhao Mei jadeó mientras veía a Jill entregarle a Cynthia a Rhino.

– Perdónenme. – les dijo mientras Maggie corría hacia ellas. – He estado actuando como una cobarde. ¿Aún lo tienes?

Maggie frunció el ceño antes de entregarle el anillo que Ersha le había entregado cuando desertó. El Ragna-mail de Ersha fue llevado en la plataforma para despegar mientras Jill se colocaba el anillo y se montaba en él para comunicarse con el puente.

– Jasmine, necesito que abras las puertas de la bahía de lanzamiento.

– ¿Entonces vas a salir? – preguntó Jasmine. – Ya era hora que movieras tu trasero.

– Puertas de la bahía abiertas. – anunció Pamela. Antes que Jill pudiera despegar, Maggie la llamó de pronto.

– ¡Hey Jill! Todavía no te he perdonado. Así que más te vale volver para poder regañarte todo lo que te mereces y un poco más.

Jill le sonrió y se preparó para despegar.

– ¡Unidad Jill, despegando ahora!

Elevándose de la cubierta de lanzamiento, el Ragna-mail de cromado naranja despegó a toda velocidad, y el Campo Cuántico se reactivó en cuanto se alejó. Con la aparición de una nueva amenaza, los pyrethroides volvieron a desviar su atención y se le lanzaron encima. En respuesta, Jill tomó tanto el rifle de rayos como el rifle de asalto en el motor derecho, y una tormenta de balas y rayos de energía destruyeron a sus agresores antes que pudieran acercársele.

– Whoah. – dijo Cynthia. – ¡La Comandante Jill es realmente genial!

...

El Pilar del Amanecer estaba demasiado cerca, y ahora sólo dos obstáculos se interponían en su camino. Ante ellos, el Hysterica y el Para-mail con cuernos flotaban en su camino. Detrás de ellos, otra oleada de pyrethroids estaba atacando al Aurora y a la Network.

«Debemos acabar con esto ahora,» pensó Tusk. «Entre más pronto ganemos, más pronto los demás podrán salir de aquí.»

– Bienvenida a casa, querida mía. – dijo Embryo. – Sabía que volverías a mí. Tú y yo estamos unidos por el destino.

«Oh, qué ganas tengo de arrancarle esa sonrisa del rostro y metérsela por la garganta,» se juró Tusk.

– ¡Ange, sigue adelante! – le dijo. – ¡Déjanos a estos últimos dos a nosotros!

– Muy bien. – accedió Ange. – Pero no lo mates. Quiero meterle unos cuantos balazos yo misma más tarde.

Ange y Salamandinay se apresuraron mientras sus oponentes levantaban sus rifles de rayos.

– ¡Oh no, no lo harán! – Tusk abrió fuego con su lanzagranadas inferior, obligando al Hysterica a cancelar su ataque y levantar su escudo de rayos en defensa. Como respuesta, la unidad con cuernos levantó su rifle de rayos duales y los roció con una ráfaga de plasma de fuego rápido. – ¡Rio, déjame a mí a Embryo!

– Por mí encantado. – respondió Rio. – Tengo mi propia cuenta por saldar con Dark.

Los dos salieron disparados en una maniobra de pinza y sus objetivos designados se separaron para interceptarlos. Con los motores que Mei había usado para mejorar al Susano'o, Rio maniobró entre los disparos de su oponente mientras descargaba su Buster. En respuesta, el Para-mail cornudo se impulsó hacia el frente a través de la ráfaga de energía para un ataque frontal, con su espada destellando en un arco mientras Rio contraatacaba con su sable de pulso izquierdo, y los dos eran enviados en una espiral descendente.

Embryo entretanto bajó su escudo de rayos y abrió fuego contra Tusk, sólo para que los rayos rebotaran sin causar daño en el escudo de metal sólido en el brazo izquierdo de Tusk. El revestimiento antirrayos que los antiguos humanos habían desarrollado funcionó de maravilla, y la cara de sorpresa de Embryo hizo que todas las horas que Tusk pasó estudiando la fórmula hubieran valido la pena. Ahora estaba en rango para atacar, por lo que Tusk sacó su falchion y Embryo encendió el sable de energ+oa en el brazo de Hysterica para desviarlo.

– ¡No vas a volver a acercarte a ella nunca más! – gruñó Tusk.

– ¿Tú? – preguntó Embryo. – ¿Cómo es que lograste sobrevivir?

– ¡Soy el caballero de Ange! ¡Hará falta mucho más que eso para matarme!

– ¿En serio? Entonces ¿qué tal si ponemos a prueba tu resistencia ahora mismo?

...

– ¡Ya casi llegamos! – le dijo Ange a Sala. – ¡Tú ve adelante, yo te cuido las espaldas!

– ¡Entendido! – confirmó Sala. – ¡Démonos prisa en llegar con Aura!

La nariz de Enryugo se inclinó hacia abajo, mientras Sala se zambullía de cabeza por la abertura que una vez fue el Pilar del Amanecer. Detrás de ellas, los demás estaban ocupados manteniendo a Embryo y a los demás ocupados. Para alivio de Ange, pese a pilotear un modelo de Para-mail antiguo, Tusk realmente estaba manteniéndose bien contra el Hysterica. Una vez que ella y Sala hubiesen liberado a Aura y detenido la fusión, ella usaría a Villkiss para que la llevara a dondequiera que estuviese el cuerpo real de Embryo, y acabaría con él de una vez por todas.

«Esperen un minuto,» pensó al notar algo. «Naga y Kaname están ocupándose de Irma y Tanya, Hilda y Rosalie tienen a Chris, Tusk y Rio tienen a Embryo y Dark. ¿Qué pasó entonces con Salia?

Como respondiendo a su pensamiento, algo destelló arriba de ella, y Ange apenas tuvo tiempo para levantar su espada y bloquear antes que el Ragna-mail de cromado azul le diera una patada al torso de Villkiss, enviándola en caída libre hacia el castillo.

...

Después de arrastrarse como pudo y tratar encontrar a una de las sirvientas del castillo, Sylvia se aferraba a los hombros de dicha sirvienta mientras la cargaba en la espalda por un corredor oscuro.

– No se preocupe, Lady Sylvia. – dijo la sirvienta, cuyo nombre era Sakura. – Encontraremos una forma de escapar.

Luego de que la Luz de Mana había desaparecido, todos los demás sirvientes abandonaron el castillo presas del terror. Todos a excepción de Sakura, que se había escondido en el ala este. Cuando a Sylvia le falló la silla, Sakura finalmente se aventuró a salir y pasó los últimos dos días cargándola a donde necesitara ir. De no ser por ella, quién sabría cuál habría sido el destino de Sylvia. Incluso el tío Embryo la había abandonado. ¿Acaso esa asquerosa criatura podría haber estado diciendo la verdad?

No, Sylvia se rehusaba a creerlo. Ella había utilizado y manipulado a su hermano por tanto tiempo que era natural que intentase lo mismo con él.

– Te agradezco tu servicio. – le dijo. – Y te prometo que tu lealtad será ampliamente recompensada.

De pronto, unas pisadas muy apresuradas vinieron hacia ellas desde el otro lado del corredor. Preguntándose si los otros sirvientes habrían regresado, Sylvia se preparó para regañarlos por haberla abandonado, sólo para contener su lengua cuando el grupo se reveló y resultó ser una banda de ciudadanos aterrados.

– ¡Es la Princesa Sylvia! – gritó uno de ellos mientras corrían hacia ellas. – ¡Su Alteza, por favor ayúdenos!

– ¡Seguro tendrá un refugio o un vehículo de escape! – exclamó una mujer.

– ¡¿Por qué el gobierno no nos advirtió de esto?! – gritó un hombre con un rifle.

– Pero... ¡pero si yo no tuve nada que ver con esto! – tartamudeó Sylvia.

– ¿Y cree que eso es una excusa? – gritó otra mujer.

– ¡No se quede allí parada, haga algo!

– ¡Se los juro, no sé lo que está pasando! – suplicó Sylvia. – ¡Por favor, déjenme en paz!

– ¡Ya basta! – chilló Sakura. – ¿Cómo pueden molestar a Lady Sylvia de esa forma? ¿Es que no ven que ni siquiera puede caminar?

Antes que pudieran seguir discutiendo, algo atravesó la pared, y el shock hizo que Sylvia se cayera de la espalda de Sakura y mientras ambas colapsaban en el suelo.

– ¡Ugh! ¡Maldita Salia!

Esa voz. Sylvia miró hacia arriba mientras el polvo se disipaba y sus ojos se ensancharon del shock, al ver a nada más y nada menos que Angelise, montada en una de esas máquinas que estaban peleando contra la guardia personal del tío Embryo. En el suelo entre las dos, Sakura estaba tendida, inconsciente por el impacto.

– ¿Sylvia? – le preguntó. – ¿Eres tú?

– ¡Lady Angelise! – dijo uno de los ciudadanos. – ¡Ayúdenos, por favor!

Ange miró al grupo de plebeyos y una mirada de desdén se apoderó de su rostro. – ¿Ayudarlos?

– Por favor, tiene que salvarnos. – argumentó una mujer. – Es el deber de la familia real protegernos.

– ¿Y por qué debería? – les preguntó ella.

– ¿Está diciendo que no le importa si morimos?

– No, en absoluto. – respondió simplemente.

– ¡Maldita! ¡Ustedes hicieron esto, ¿verdad?! – gritó el hombre con el rifle. – ¡Usted y el resto de esa escoria Norma! ¡Usted es la razón por la cual la Luz de Mana se fue! ¡Debimos matarla cuando tuvimos la oportunidad!

– Entonces hazlo. – lo retó ella.

El hombre levantó su arma para disparar, cuando un disparo resonó por el corredor, y el hombre que iba a dispararle a Angelise cayó hacia atrás con un agujero en la frente.

– ¿Alguien más? – preguntó Angelise, soplando su pistola mientras el resto del grupo salía corriendo de terror. Angelise gruñó. – ¡Cerdos insignificantes! ¡Por eso ustedes nunca serán más que las marionetas de Embryo!

Sylvia se quedó mirando al hombre muerto frente a ella, cuando Angelise la llamó.

– Sylvia, tú también deberías irte. Aléjate de aquí tanto como puedas.

– Pero... no puedo. – argumentó Sylvia. – ¿No lo recuerdas? ¡Hiciste que me cayera del caballo! ¡Por tu culpa no puedo caminar!

La pared junto a ella explotó. Angelise acababa de dispararle de nuevo, y Sylvia sintió que toda su vejiga se vaciaba al instante del miedo.

– ¡No me vengas con eso! – gritó Angelise. – Hablé con el médico real, y dijo que tus heridas habían sanado perfectamente. Simplemente eres demasiado perezosa para intentar caminar. ¡Ahora muévete! ¿O es que tengo que amenazar tu vida para hacer que te pares con tus propios pies?

Dos balazos más impactaron el suelo alrededor de ella, y Sylvia sintió que el aire en su garganta se congelaba al mirar el barril de la pistola de Angelise.

«Me va a matar,» pensó mientras se arrastraba tratando de huir, con los codos ardiéndole por la fricción al rozarse contra la alfombra. «¡No, no quiero morir! ¡No quiero morir!»

Ahora mírate. – ordenó Angelise, con la voz mucho más suave.

Sylvia se dio la vuelta y parecía que el corredor del castillo se había vuelto más corto. Fue entonces que notó la presión debajo de sus pies y al mirar abajo se le escapó un grito ahogado. Realmente se había puesto de pie. Cuando la adrenalina se le bajó, sin embargo, sus rodillas temblaron bajo su peso y tuvo que apoyarse contra la pared para no caerse.

– ¿Lo ves? – preguntó Angelise. – Ya no puedes depender más de la Luz de Mana, así que si quieres vivir tendrás que aprender a ser fuerte. – Guardando su pistola en la funda, Angelise cogió de nuevo los controles de su máquina y se dispuso a salir por el agujero. – Adiós, Sylvia. No creo que nos volvamos a ver. Pero aun así, te deseo suerte.

Y se marchó. Sylvia caminó dando tumbos hacia el agujero, mientras Sakura finalmente recuperaba la conciencia.

– ¡Lady Sylvia! – exclamó. – ¡Sus piernas!

Arriba en el cielo, la unidad de Angelise comenzó a combatir contra una de las guerreras del tío Embryo. Aunque ella había tratado de matarla, Angelise intentó ayudarla cuando simplemente podía haberla abandonado para que muriera.

«Hermana...» pensó mientras las lágrimas comenzaban a caer. «Oh hermana, ¿qué es lo que he hecho?»

...

Como Salia esperaba, Ange era demasiado terca para morir. Bueno, no le habría resultado satisfactorio matarla si la hubiera matado así de fácil. Villkiss se libró de donde se había estrellado en el castillo y volvió a despegar hacia el cielo, donde Salia estaba esperando.

– Sin duda te tomaste tu tiempo.

– Sólo tenía un último cabo suelto por atar. – replicó Ange. – Terminemos de una vez con esto, tengo cosas más importantes que hacer con mi tiempo.

Luego de todo este tiempo Ange seguía siendo igual de arrogante e ingrata. Pero una vez que Salia la hubiera matado, Ange nunca más podría volver a quitarle nada.

– Dime algo, Ange. ¿Cómo crees que será el nuevo mundo del Maestro Embryo?

– ¿De qué diablos estás hablando ahora? – espetó Ange.

– Oh espera, ¡tú no estarás en él! – añadió Salia. Disparando su rifle de rayos, Salia volvió a cargar de frente mientras Ange esquivaba y maniobraba entre sus disparos. Una vez que estuvo encima de ella, Salia cogió su espada y se preparó para derribarla cuando algo se atravesó entre las dos, bloqueando su golpe y obligando a Cleopatra a retroceder.

«¿Qué fue eso?» se preguntó. Para su shock, había aparecido frente a él nada menos que Raziya.

– ¿Ersha? – exclamó Salia. – ¿Qué estás haciendo?

La cabina se abrió, y Salia frunció el cejo al ver una larga coleta negra ondeando en el viento.

– No exactamente. – respondió Jill. – Ha pasado un tiempo, Salia. Vamos a hablar.

– ¡No es posible! – jadeó Ange.

– ¿Qué haces aquí? – preguntó Salia.

– Oh, no mucho, sólo visitaba a mi ex. – ¿Qué acababa de decir? – Oh, ¿no lo sabías? Hace un tiempo, Embryo y yo fuimos amantes.

¿Acaso no sentía ninguna vergüenza? ¿En serio Jill pensaba que ella no lo vería como otro intento de manipularla? O quizás Jill sólo quería quitárselo sólo por celosa y mezquina.

– Has dejado tu punto claro, Salia. Ahora quítate antes que deba obligarte.

– ¡Ya no respondo ante ti! – gritó Salia. – ¡Soy la espada y el escudo del Maestro Embryo! ¡Salia, Capitana de los Diamantes Rosas! ¡Y digo que no puedes verlo!

– Que así sea entonces. Ange, continúa hacia donde está Aura. Yo me encargo de ella.

– Entendido, gracias, Jill. – Convirtiéndose a modo vuelo, Ange la pasó de largo mientras Salia levantaba su rifle de rayos.

– ¡Ange, vuelve aquí! – le gritó Salia. Pero antes que pudiera dispararle, Jill se interpuso entre ambas con su propia arma en mano.

– Detente ahí, Salia. Aún no hemos terminado aquí.

– ¡Si te interpones en mi camino estás muerta! – le gritó.

– Dame tu mejor disparo entonces.

Cargando de frente, Salia extrajo su espada y las chispas se encendieron mientras ambas hojas comenzaban a chocar. En la distancia, el horizonte comenzaba a desaparecer siendo absorbido por un vórtice giratorio, mientras la tormenta espacio-temporal comenzaba a acercarse a las costas de Misurugi.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro